La Casa Real de Windsor

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La Casa Real de

Windsor


La Reina Elizabeth y la Princesa Elizabeth, 1937


La Casa Real de

Windsor Prof. Jane Ridley Dr. Piers Brendon

María Fernanda Echeverría Marín Aplicaciones

Mérida, Yucatán, México 2018


Primera edición 2018

Autores: Prof. Jane Ridley y Dr. Piers Brendon La Casa Real de Windsor México: FCE 2018 [130] p. : Fotografías; 15 x 22 cm ISBN 978-969-56-7853-8 1. Literatura histórica LC P45

Dewey 876.564 S846q

Distribución mundial © 2018, Prof. Jane Ridley y Dr. Piers Brendon D.R © 2018, SIN Editorial Av. Cupules 115 X 224 , Yucatán, C.P 97070, Mérida, Yucatán, México Empresa certificada ISO 9002-3000 Libro dirigido por: María Fernanda Echeverría Marín Editor: María Fernanda Echeverría Marín Diseño: María Fernanda Echeverría Marín Comentarios y sugerencias: lafamiliareal@sineditorial.com Tel:(999)920-3110. Fax: (55)5467-9376 Se prohíbe la reproducción parcial o total de esta obra, por cualquier medio, sin la autorización por escrito del titular de los derechos correspondientes. ISBN 978-873-6033-3 Impreso en México - Printed in México


Presentación E

Castillo Windsor, Inglaterra 1900

ste es un libro que fue creado con el propósito de contar la historia, tragedias, supervivencia y secretos de la familia real más famosa del mundo. La familia real Windsor de Inglaterra. Se tocarán temas no tan conocidos por la sociedad actual y se revelarán cartas y telegramas confidenciales que hasta hace poco no estaban disponibles en el parlamento de Londres, Inglaterra. Se iniciará desde los primeros años de la Primera Guerra Mundial, donde el monarca era el Rey Jorge V y la Reina María de Teck, hasta los años 80 con la Reina Elizabeth II. Desde la época de Jorge V se contará cómo surgió el apellido Windsor y cómo se derrumbó el apellido alemán (Sajonia-Goburg-Gotha), y una serie de acontecimientos sucedidos para que la familia real Windsor sobreviviera a cualquier costa y sea hoy en día una de las más famosas y conocidas de nuestros tiempos. El libro esta escrito con propósitos de aprendizaje y entretenimiento, por la profesora Jane Ridley, historiadora y profesora de historia moderna en la Universidad de Buckingham y el doctor Piers Brendon, que a su vez es historiador, escritor y maestro retirado en la escuela Magdalena en Cambridge. Ambos de notable nacionalidad inglesa, expertos en todo lo relacionado con la monarquía de su natal Inglaterra. El libro también cuenta con aplicaciones como son: cartas, posters, imágenes interactivas y pop ups, por lo que está dirigido para un público joven y adulto. El tipo de narración es parecido al de una novela documental por lo que la lectura es más amena y no tan aburrida y arcaica como se esperaría de un libro de ésta índole y el estilo del interior y exterior es antiguo para representar cómo eran los libros de la época y cómo se sentía la realeza: Mucha ornamenta, colores oscuros, imágenes sepia, emblemas dorados, poder y muchas grandeza. Sin duda uno de los mejores libros ilustrados para conocer todo sobre una de las dinastías más antiguas y poderosas del mundo. “La Casa Real de los Windsor”.


El Duque Alberto de Clarence, Victoria del Reino Unido, la Reina Alexandra, Luisa del Reino Unido y el Rey Eduardo VII

INTRODUCCIÓN..................................................................... pág 9 - Árbol genealógico...................................................................... pág 10

CAPÍTULO I

El inicio del cambio: Sajonia-Coburg-Gotha a Windsor.................... pág 13 - El inicio...................................................................................... pág 15 - Pánico......................................................................................... pág 20 - La nueva dinastía...................................................................... pág 26

CAPÍTULO II

El amor y el deber: El nacimiento de una monarca.......................... pág 33

- La gira real................................................................................ pág 34 - Llegada a Sudáfrica................................................................. pág 40 - El surgimiento de la siguiente monarca............................... pág 44 - Pop up: Tiara “Girls of Great Britain and Ireland”............. pág 48

CAPÍTULO III

El forastero entra a escena: La modernización de los Windsor...... pág 51 - Felipe Mountbatten.................................................................. pág 53 - Una nueva vida......................................................................... pág 54 -Mountbatten-Windsor............................................................... pág 60 - Modernización.......................................................................... pág 63


Índice Jorge V del Reino Unido

CAPÍTULO IV

La sombra de un rey: El nuevo Príncipe de Gales............................. pág 69 - Moldeando a un rey................................................................ pág 73 - La tragedia............................................................................... pág 84

CAPÍTULO V

Fuego, feudo y furia: La Princesa Diana del pueblo......................... pág 89 - La ideal..................................................................................... pág 91 - El fin del cuento...................................................................... pág 96 - La Reina de corazones........................................................... pág 104

CAPÍTULO VI

El puesto más importante: El sucesor de la corona Británica........ pág 109 - Inicio del final......................................................................... pág 110 - El mañana............................................................................... pág 121

EPÍLOGO...................................................................................... pág 127


El Rey Jorge V, Inglaterra 1918


Introducción L

a cronología de la historia comienza desde el reinado del Rey Jorge V, (nieto de la Reina Victoria) junto a la Reina María de Teck emperatriz de la India. Era 1910 cuando fue coronado como Rey de Inglaterra y estaba a solo 7 años de que la historia mundial cambiara; involucrando no solo la Primera Guerra Mundial sino el destino de la dinastía Inglesa, al ser tomada la decisión de cambiar su apellido de origen germánico por uno que los representara como Ingleses y que diera la noción ante el pueblo de calidez, familia, campos verdes, té y pastelillos. Éste apellido fue Windsor. Fue a partir de la Primera Guerra Mundial que fueron sucediendo una serie de acontecimientos que fueron significativos para la dinastía; la muerte de Jorge V, la coronación y abdicación del Rey Eduardo VIII quien duró 325 días en el reinado, para después renunciar a la corona para casarse con una mujer divorciada llamada Wallis Simpson. También contribuyó a la historia la coronación de su hermano “Bertie” mejor conocido como el Rey Jorge VI, el padre de la actual Reina Elizabeth II, que fue coronada después de la tem-

prana muerte de su padre. A raíz de esos sucesos se formó la dinastía que hasta ahora ha visto crecer a una de las monarcas más longevas y poderosas que alguna vez haya gobernado el trono británico. Justamente el año pasado la Casa Real Windsor celebró 100 años en el trono británico. Y son hoy en día la familia real más famosa del mundo, y han prosperado mientras otras grandes dinastías han caído. Vieron a los miembros de la familia ser derrocados, asesinados y exiliados. Superaron grandes disputas internas, incendios y traiciones de quienes menos esperaban. Pero siempre han seguido una regla fundamental: sobrevivir, a como dé lugar, cueste lo que cueste. Los Windsor aprendieron el oscuro arte de la supervivencia hace un siglo, en tiempos de guerra y nunca lo han olvidado. Ahora podemos descubrir sus secretos con algunos de los documentos mejor guardados en el mundo. Cartas, diarios personales, memorandos del gobierno e informes reales confidenciales. Todo esto destruye la fachada de la pompa real y revela la fragilidad humana y los secretos de la familia que creó la dinastía más poderosa de Gran Bretaña.


Reina Victoria

Alberto de Sajonia-Coburg-Gotha

1819, 1837-1901

1819-1861

Princesa Alicia de Battenberg 1885-1969

Princesa Alexandra de Dinamarca 1844-1925

Eduardo VII

Princesa Alicia

1841, 1901-1910

1843-1878

Jorge V 1865, 1910-1936

Louis IV, Gran Duque de Hesse 1837-1892

Princesa María de Teck

Princesa Victoria de Hesse

1867-1953

1863-1950

Wallis Simpson

Eduardo VIII

Jorge VI

1896-1986

1894-1972 Abdicó en 1936

1895, 1936-1952

Louis de Battenberg 1854-1921

Lady Elizabeth Bowes-Lyon

Antony Armstrong-Jones

1900-2002

1930-


La familia real

Príncipe Andrés de Grecia y Dinamarca 1882-1944

De la Reina Victoria hasta el Príncipe Carlos -Casados -Divorciados -Monarcas -Reinado

Princesa Margarita 1930-2002

Elizabeth II

Felipe Duque de Edimburgo

1926-1952-

1921-

Lady Camilla Duquesa de Cornwall

Príncipe Carlos de Gales

Princesa Diana de Gales

1947-

1948-

1961-1997


El Rey Jorge V y la Reina MarĂ­a, Inglaterra, 1918


CAPĂ?TULO I El inicio del cambio: Sajonia-Coburg-Gotha a Windsor



El inicio L

Avión bombardero durante la primera guerra mundial, Inglaterra 1918

os niños de la escuela Upper North street en Soplar comenzaban una clase de matemáticas. Según testigos, un niño, Bill Church, de la edad de seis años cuenta que estaba haciendo su quinta suma cuando pasó un avión, entonces la maestra vio a sus alumnos muy preocupados mirar hacia arriba a lo que ella dijo: “Es uno de los nuestros”. Despreocupadamente después de la afirmación los niños siguieron en lo suyo. Poco después nunca se imaginaron la tragedia que sucedería, ya que estarían muertos entre los escombros. 18 niños pequeños murieron en esa escuela y en todo Londres, murieron 162 personas. Esto era toda una novedad y era horripilante. Mataron niños y estaba en todos los periódicos, y los bombarderos que lo hicieron tenían el mismo nombre que la familia real: bombarderos Gotha, Sajonia-Coburg-Gotha. De pronto la Casa Real descubre que tenía el nombre incorrecto. Era hora de cambiar para lograr adaptarse o morir. Al comienzo de la primera guerra mundial, en agosto de 1914 el monarca era el Rey Jorge V, de 49 años. Jorge V no tenía ninguna de las cualidades esperadas o deseables de un líder en tiempos de guerra. Era una persona muy cauta y conservadora, estrecho de miras muy típico de su clase social. Su biógrafo oficial se quejaba de que en los 20 años anteriores a ser rey, aparentemente no había hecho nada más que cazar faisanes y pegar estampillas en sus álbumes de coleccionista. Aburrido, pesado y poco imaginativo. Jorge no era un hombre que inspirara al sacrificio. Es conocida la descripción del escritor H.G Wells de la corte de Jorge como “foráneo y poco inspirador”. Eso indigno al Rey Jorge V y respondió: “Puede que sea poco inspirador, ¡Pero no soy para nada foráneo!”. El problema del rey es que sí era foráneo.


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Suele olvidarse que los Windsor eran originalmente alemanes. La reina Victoria era tan alemana como se podía ser, ya que hablaba alemán tan bien como inglés y llegó al trono por un compendio de acontecimiento que dejaron sin herederos al trono inglés. Llegó a ocupar el cuarto puesto en la linea de sucesión hasta que su tío Guillermo IV falleció. Con 18 años se convirtió en reina del Reino Unido pero no de Hannover pues en esos territorios existía la Ley Sálica que impide reinar a las mujeres. Por lo que tuvo que casarse con Alberto de Sajonia-Coburg-Gotha, su primo alemán que le dio nombre a la dinastía inglesa. Así que Eduardo VII, primer soberano de la casa Sajonia-Coburg de Inglaterra también era totalmente alemán. Su hijo Jorge V, que fue el primer Windsor, era mitad alemán y mitad danés porque su madre era danesa, así que técnicamente, no tienen ni una gota de sangre inglesa.

Reina Victoria

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El inicio del cambio: Sajonia-Coburg-Gotha a Windsor

Familia de la Reina Victoria y el Príncipe Alberto

Ocho de los nueve hijos de Victoria y Alberto se casaron con miembros de otras familias reales europeas. Antes de la primera guerra mundial existía una enorme red dinástica, como un “sindicato” de monarcas. Todos los nietos y bisnietos de la Reina victoria ocupaban la mayoría de los tronos de Europa. Se casaron entre sí, entre primos y crearon una enorme red familiar. Jorge era primo del Zar Nicolás II de Rusia y el emperador Guillermo II de Alemania. La esposa de Jorge, la Reina María, también era alemana y hablaba inglés con acento alemán. El Rey Jorge V tenía todos sus parientes esparcidos por los tronos de Europa y probablemente al comienzo de la Primera Guerra Mundial, él pensaba que esas relaciones familiares podrían, de alguna manera conducir a una rápida resolución, y tenía la esperanza de que la guerra sólo durara pocos meses, el rey todavía se sentía parte de una hermandad

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internacional de monarcas, pero no juzgó bien el humor del público. El inicio de la guerra incitó a revueltas contra Alemania. El rey no se daba cuenta pero era flagrantemente claro que todo lo alemán era rechazado por la gente. Todo lo que tuviera conexión con la odiada y temida Alemania era un anatema. La conexión más evidente con Alemania era la mismísima familia real. Al acumularse las víctimas, el gobierno impuso la conscripción. Unos meses después durante el verano de 1916, las fuerzas británicas fueron diezmadas en la batalla de Somme, una de las más largas y sangrientas de la primera guerra mundial, con más de un millón de bajas entre ambos bandos. Las fuerzas británicas y francesas intentaron romper las líneas alemanas a lo largo de un frente de cuarenta kilómetros al norte y al sur del río Somme, en el norte de Francia.


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Brecha Alemana ocupada por soldados Ingleses durante la guerra de Somme, Julio de 1916

El principal propósito de la batalla era distraer a las tropas germanas de la batalla de Verdún; sin embargo, las bajas de la batalla del Somme terminaron siendo superiores a las de esta última. La batalla es recordada principalmente por su primer día, 1 de julio de 1916, en el que los británicos sufrieron 57,740 bajas, de las cuales 19 240 fueron mortales. Constituye la batalla más sangrienta en la historia del ejército británico. El ánimo estaba cambiando en Inglaterra y el pueblo estaba harto de la guerra y de la cantidad de gente que moría, las privaciones y la agonía. El pueblo no lo toleraría durante mucho más. El antiguo orden, las grandes monarquías institucionales de Europa estaban colapsando y eso era alarmante para la monarquía. En marzo de 1917, el Rey Jorge recibe noticias terribles: su primo el zar de Rusia fue derrocado. Fue el primer golpe al club internacional de monarcas y para Jorge uno profundamente personal. De niños, el rey y el zar pasaban vacaciones juntos y siempre habían sido muy unidos. Jorge escribía constantemente en su diario: “Le tengo mucho cariño a Nicolás”. En varias ocaciones sentía que era su alma gemela, alguien con quien podía hablar.

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Telegrama en el interior: Jorge V a Nicolás II, 19 de marzo de 1917

“Los eventos de la semana pasad a me afectaron mucho, mis pensamientos están constantemente contigo y siempre seré tu amigo leal y fiel, como sabes que lo fui en el pasad o”. - Nicolás


El inicio del cambio: Sajonia-Coburg-Gotha a Windsor

El nuevo gobierno ruso era democrático pero se temía que los comunistas tomaran el poder. Esto dejaría las vidas del zar y su familia pendiendo de un hilo. El gobierno Ruso le preguntó al embajador británico si los Romanov podían recibir asilo en Gran Bretaña. El embajador británico acudió al gobierno cuyo líder era entonces Lloyd George, político británico, primer ministro, durante la última etapa de la primera guerra mundial y los primeros años de la posguerra, quien se cuestionó, ¿Qué debo hacer? Siento que debemos responder que si. Al principio, Lloyd George dijo: “No creo que podamos rehusarnos”. En ese momento, se desencadenó una extraordinaria serie de eventos que permanecerían en secreto por más de 50 años. En el ojo de tal tormenta estaba el secretario privado del Rey Jorge, Lord Stamfordham. Lord Stamfordham era un personaje muy astuto y fue uno de los primeros cortesanos que entendía de relaciones públicas. Fue el secretario privado de la reina Victoria durante sus últimos años de

Lord Stamfordham y el Rey Jorge V

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reinado y ahora el secretario más leal de Jorge V, apoyaba a la monarquía y les dedicó su vida. Estaba ahí para protegerlos de todo lo que ocurriera en el mundo. El papel de Lord Stamfordham era aconsejar al rey, y le preocupaba el ánimo en el país. La caída del zar puede haber horrorizado a la familia real pero le encantó al pueblo británico, que estaba cansado y harto de la guerra, que veían al zar como un tirano. Humo muchas manifestaciones masivas en los que socialistas y republicanos apoyaron con pasión la revolución Rusa. Stamfordham compiló un archivo al que tituló “Agitación en el país”. Contenía recortes de periódicos y cartas que había recibido de una red de informantes muy importantes.


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El archivo ultra secreto de Stamfordham se conserva en el Castillo Windsor. Decenas de miles de registros con cientos de años de antigüedad se guardan ahí. El archivo “Agitación en el país” incluye esta carta de un informante, el coronel del Ejercito de Salvación de Essex, que ejemplifica la clase de información que Stamfordham recibía. Carta del coronel Unsworth a Lord Stamfordham, 5 de abril de 1917

Querido Stamfordham

“Desde que recibimos la noticia de la Revolución Rusa, noto un cambio en un cierto sector de la población en su actitud hacia el rey y la familia real. Un amigo mío vio escrito en un vagón de tren de segunda clase: ‘Al diablo con el Rey y abajo todas las monarquías’”. - Coronel Unsworth

Pánico

Estaba cundiendo el pánico definitivamente en el palacio en principio con Stamfordham que poco después se lo fue transmitiendo al Rey. El rey le indicó a Stamfordham que le escribiera al gobierno. Sus cartas sobre el zar estuvieron ocultas durante medio siglo pero ahora están disponibles en los archivos del Parlamento. Por décadas se creyó que las decisiones clave eran tomadas por el mismísimo primer ministro Lloyd George. Pero documentos revelan que no fue así. Se envió una carta del Castillo Windsor, el 6 de abril de 1917, para Arthur Balfour, secretario de Asuntos Exteriores.

Lord Stamfordham

Carta para Arthur Balfour, 6 de abril de 1917

Querido Balfour

“El rey cada día que pasa está más preocupado por la venida del Emperador y la Emperatriz de Rusia a este país. Su majestad recibe cartas de personas de todos los estratos a quienes conoce o no, que le comunican cuánto se debate este asunto”. - Castillo Windsor

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El inicio del cambio: Sajonia-Coburg-Gotha a Windsor

Esta es la segunda carta con la misma fecha de Stamfordham a Balfour, que muestra el grado de convulsión que se estaba viviendo.

Querido Balfour

“La residencia en este país del ex emperador y la ex emperatriz molestará en gran medida a la opinión pública. La oposición a que el Emperador y la Emperatriz vengan aquí es tan fuerte que debe permitírsenos retirar el consentimiento que ya se había otorgado anteriormente a la propuesta del gobierno Ruso”. - Stamfordham

El lenguaje que se utiliza es muy significativo. El Rey Jorge V era un monarca constitucional y debía aceptar consejos de sus ministros. Aquí se usan verbos con carácter de obligatoriedad. En otras palabras, intenta indicarle al gobierno la política que debería aplicar. Balfour se rinde como resultado, le escribe a Jorge y le sugiere que quizá deberían retirar la oferta de asilo. En Rusia, el zar desconoce la decisión de su primo de negarle este refugio.

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La Casa Real de Windsor

Familia del Zar Nicholas II de Rusia

Nicolás II tenía una personalidad débil y no estaba preparado para su futuro puesto como zar. Este hombre, quien solamente le inspiraba su tranquila vida familiar, se convirtió en la cabeza de un enorme estado lleno de cambios después de la muerte de su padre. Nicolás no tenía anticipado tal cambio en Rusia y siempre reaccionaba bajo presión de los eventos, demasiado tarde, o torpemente. Además, era consciente del principio santo de su misión y que siempre defendería la monarquía cuando las concesiones fueran inevitables. La esposa de Nicolás II era nieta de la reina Victoria de Inglaterra, la princesa Alix von Hessen-Darmstadt, quien se convirtió en Alejandra cuando se unió a la Iglesia Ortodoxa Rusa en preparación para su boda. Tuvieron cinco hijos (edades al tiempo de sus tragicas muertes): las grandes duquesas Olga Nikoláievna Románova (22), Tatiana Nikoláievna Románova (21), María Nikoláievna Románova (19), Anastasia Nikoláyevna de Rusia (17), y el zarévich Alekséi Nikoláyevich Románov (13). El reinado de Nicolás II comenzó con varias notas siniestras: Cuando la futura Zarina Alejandra apareció por primera vez oficialmente en Rusia durante el funeral de Alejandro III, las personas dijeron: «Ella llega detrás de un ataúd, ella traerá mala suerte». Una señal para marcar la coronación de un nuevo zar, era la tradición rusa

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Carta en el interior: diario del zar Nicolás II, 5 de abril de 1917

5 de abril de 1917

“Ya he ordenad o mis pertenencias y libros y lo que deseo llevar conmigo si viajo a Inglaterra”. - Nicolás


El inicio del cambio: Sajonia-Coburg-Gotha a Windsor

El Rey Jorge V y el Zar Nicholas II de Rusia

de ofrecer comida y bebidas a la gente. Cuando Nicolás llegó al trono, cerca de 700,000 personas estuvieron reunidas en el campo de Jodynka para celebrarlo, pero ocurrió una estampida matando a 2,000 personas. Los soldados imperiales manejaron esta impresión nueve años después cuando abrieron fuego sobre un grupo de 120,000 trabajadores, quienes habían marchado hacia el Palacio de Invierno a protestar por las condiciones de los trabajos. Murieron miles de personas tiroteadas en esa masacre, por eso a ese domingo se lo denomina Domingo Rojo. Como resultado, Nicolás II introdujo una constitución y creó un parlamento, la Duma, para dar a la gente una voz, pero las medidas fueron demasiado tímidas y muy tardías. Los disturbios continuaban en Rusia; un eco de desorden sobre la escena del mundo en el cual estaba a punto de brotar la primera guerra mundial. Al principio, los rusos vieron su participación en la batalla contra Alemania como heroica, pero mientras el número

de víctimas se elevaba, la opinión pública se puso en contra de la continua participación en el conflicto y en contra de la esposa de Nicolás II, Alejandra. En marzo 1917, el zar ruso fue derrocado y para él y su familia ya no habría escape posible. El rey Jorge V le retiró en secreto una oferta inicial de asilo, nervioso por los sentimientos y ánimo anti monárquico que se sentía en Gran Bretaña. Seis meses después, los Bolcheviques tomaron el poder en Rusia. Se trasladó al zar y su familia a su casa en Ekaterinburg, en los Urales Rusos. Poco después en la madrugada del 18 de julio de 1918, el zar, su familia y cuatro fieles sirvientes son llevados al sótano de la casa Ipatiev y los asesinan brutalmente. Jorge envió a la casa Romanov a la historia y a su primo Nicolás al pelotón de fusilamiento para que la Casa de Windsor sobreviviera. La decisión de negarles el asilo es característica de la familia real británica que es pragmática y realista, pero también es despiadada. Cuando su supervivencia está en juego tomarán la decisión que garantice su seguridad.

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La Casa Real de Windsor

El despiadado abandono de su primo por parte de Jorge en abril de 1917 marcó el final del club internacional de monarcas anterior a la guerra. Pero al rey le quedaba un mayor desafío: Forjar una conexión con sus súbditos, que tanto habían sufrido, ahora que empezaba el cuarto año de la terrible guerra. De nuevo fue su secretario privado Lord Stamfordham, quien tomó la iniciativa. En la primavera de 1917, escribió un memorando histórico que estableció su estrategia para el futuro de la monarquía. Memorando de Lord Stamfordham

Primavera 1917

“Debemos convencer a l as clases trabajad oras pensantes, l os socialista y otras, de que la corona no es una mera figura decorativa, sino una fuerza viva positiva a favor de los intereses y el bienestar social de todas las clases”. La percepción particular de Stamfordham era el hecho de que la monarquía británica no dependía de la aristocracia, ni de la clase media ni de los administrativos de segunda clase, sino de la aceptación, la aprobación y. En última instancia, el amor del pueblo. Si los de arriba querían sobrevivir, eran los de abajo los que más importaban. Stamfordham alentó al Rey Jorge y la Reina María a hacer algo que los monarcas británicos rara vez habían hecho: Salir y encontrarse con la gente. Jorge es el primer monarca moderno, el primero que está preparado no solo para desfilar en un auto saludando a la distancia, sino salir también para bajar del auto a visitar fabricas, ir a las casa de la gente, bajar incluso a las minas, salir, a hablar con la gente, y mostrarse. Luego de la Revolución Rusa, finalmente a Lord Stamfordham se le in-

El Rey Jorge V y la Reina María

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El inicio del cambio: Sajonia-Coburg-Gotha a Windsor

dicó que ideara un nombre británico para la familia real británica. Los documentos de los archivos reales lo muestran revisando libros de historia, sugiriendo nombres posibles al rey y al primer ministro tales como Plantagenet, Tudor Estuardo, Asquith, Fitzroy, pero ninguno de éstos agradaba lo suficiente. La historia de la realeza era un campo minado. Stamfordham se quedaba sin ideas. Ese mismo día, Stamfordham al fin tuvo su inspiración y se iluminó: la respuesta la tenía el mismo castillo en que trabajaba. Windsor fue una idea brillante, da una publicidad fantástica. Simboliza seguridad, calidez, hermosos paisajes de lujurioso verde infinito, té, pasteles. Dice en una palabra todo lo que Jorge deseaba que represente la familia real. Comienza otra idea de la monarquía. La familia Windsor se vuelve el epítome británico, lo que permite identificarla con el nacionalismo británico y convertirla en símbolo y encarnación de la nación británica.

Emblema de la Casa Windsor

Ingleses celebran el fin de la guerra

El 11 de noviembre de 1918, las multitudes celebraron el fin de la guerra. Gran Bretaña y su imperio había perdido casi un millón de hombres. En toda Europa, al menos nueve monarcas habían perdido sus tronos entre otros, los primos del Rey Jorge en Alemania y Rusia. Pero en Londres, se aclamaba a gritos al rey y la reina. La Casa de Windsor de forjó en la guerra, pero surgió de una crisis nacional que amenaza la supervivencia del país, y el pueblo salvó a la nación. Había nacido una nueva monarquía, adaptada ala esa democrática, una en la que la insipidez del Rey Jorge se volvió una virtud.

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En su simpleza, había humildad. No era un líder. En muchos sentido, seguía a la corriente, pero esta humildad esencial que tenia Jorge V finalmente fue la razón por la que su reinado superó intacto la guerra y las grandiosas monarquías imperiales, en Rusia, Alemania, Austria, perecieron. Al aburrido y pesado Rey Jorge, la humildad le era natural ante su pueblo. Pero a caso ¿les vendría tan sencillo a sus hijos?


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La nueva dinastía

Freda, David, Sheila, y Bertie, 1920

Luego de la primera guerra mundial, la nueva dinastía Windsor era tremendamente popular. El rey y la reina siguieron con su agitada agenda de apariciones públicas. Su segundo hijo, Bertie, empezaba a tener modesta participación, aunque su tartamudez era un tormento para las pariciones en público. Pero era el hermano mayor, David, el Príncipe de Gales, quién seguía acaparando toda la atención, mientras recorría el mundo y figuraba en todos los titulares. Era terriblemente exitoso y cautivaba totalmente a las multitudes. Lo conocían en la prensa como el Principe Azul, un Apolo adorado. Todos se enamoraban de él. En una gira, el príncipe dio tantos apretones de manos que su medico le indico que descansara la mano derecha y usara la izquierda. Pero bajo la superficie, existían tensiones. El Rey Jorge había sido un padre frío y distante. Era cuidadoso, se preocupaba por ellos, pero no sabía cómo tratar a los niños. Era más bien brusco, distante y agresivo, y los intimidaba y enojaba. La relación no fue más cálida cuando sus hijos crecieron, con ellos, era severo. Jorge V tenía altos estándares y notaba cuando no los cumplían. Hicieran lo que hiciesen, les marcaba lo que no habían hecho bien. Su relación con su hijo mayor era particularmente difícil. En esta época, David, el Príncipe de Gales, había iniciado un romance con

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una mujer casada, Freda Dudley Ward, esposa de un miembro liberal del Parlamento. Sus cartas a Freda revelan que, a pesar de su éxito, el príncipe odiaba la vida que le había tocado en suerte. La carta que le escribió el 28 de abril de 1920 decía: “Cada día ansío abandonar este trabajo, Cuanto más lo pienso, más seguro estoy de que los días de reyes y príncipes han terminado. Las monarquías son obsoletas. Sé que es horrible que lo diga y que sueno como un bolchevique”. Claramente su problema era que le gustaban los pros de ser de la realeza, pero no los contras. No le gustaba el deber que acarrea. No le gustaba la farsa, las ceremonias a las que debía asistir, las formalidades, que les resultaban odiosas y tediosas. Todas las cosas que hace la realeza, las detestaba. Lo que si le gustaba al Príncipe eran las fiestas. Como a muchos jóvenes que volvieron de la guerra, lo cautivaba la nueva era del jazz. Sus padres no lo aprobaban, particularmente porque llevaban por mal camino a su hermano menor. Bertie a sus veinte años pasaba mucho tiempo con David, y tuvo un amorío con una bella australiana casada. Sheila Loughborough. Ella era la mejor amiga de Freda, se la presentó a Bertie


El inicio del cambio: Sajonia-Coburg-Gotha a Windsor

La Reina Victoria había nombrado Duque de York a Jorge V. Así que para el Príncipe Alberto, su título de entonces, era muy especial que su padre lo nombrara Duque de York. David estaba furioso, como le dijo a Freda en su carta del 22 de mayo de 1920: “Dios como odio a mi maldita familia. Bertie me escribió en tres cartas largas y tristes que lo critican por su amistad con la pobre Sheila”. Bertie se rindió. En la primavera de 1920 terminó su relación con Sheila. Bertie era muy diferente a su hermano. Era un joven tímido, pero siempre puso el deber por encima del amor y cedió ante las exigencias de su padre para ser Duque de York si no volvía a nombrar a esa australiana. El rey le escribió a su segundo hijo para agradecerle. Carta de Jorge V a Bertie, 7 de junio de 1920: “Se que te has comportado muy bien en una situación difícil para un joven y que has hecho lo que te pedí. Creo que este título antiguo y espléndido estará a salvo en tus manos y que nunca harás nada que pueda mancillarlo”. Mientras, Divid y Freda mantuvieron su escandaloso amorío por más de una década. En contraste, Bertie comenzó a pasar tiempo en el Castillo de Glamis en Escocia, donde había desarrollado un nuevo interés romántico con Elizabeth Bowes-Lyon, de 19 años. Freda Dudley Ward, 1920

para que congeniaran y los dos hermanos salieran juntos y no parecieran que se citaban con dos mujeres casadas. Como Freda, Sheila era una belleza glamorosa de la alta sociedad, y como su amiga, estaba atrapada en un matrimonio infeliz. Ella y Bertie pronto iniciaron un amorío, y los cuatro eran inseparables. El rey no aprobaba esta conducta y le exigió a Bertie que terminara su amorío con Sheila. Pero también lo tentó con algo, como le confesó Bertie a su hermano David. Carta de Bertie a su hermano David, 8 de abril de 1920

8 de abril de 1920

“Me nombrará Duque de York en su cumpleaños siempre y cuando termine mi relación con Sheila”.

- Bertie

Príncipe de Gales, 1920

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La Casa Real de Windsor

Tenía gran atractivo para la realeza. El único problema era que en un principio, no estaba interesada en el tímido y tartamudo Bertie, fue una relación que lentamente se volvió cálida. Bertie estaba encantado con la atmósfera hogareña, completamente diferente a la de su casa. Glamis era un paraíso donde se jugaban escondidas y juegos de salón en un enorme castillo embrujado. Música ruidosa en los gramófonos, bailes, canto y juegos alegres a montones. Era totalmente diferente a su experiencia en Sadrinham o Balmoral. El Principe Alberto se le declaró a Elizabeth. Pero ella aún no estaba segura y se debatía, ya que veía a la realeza como una jaula de oro, que por supuesto lo era. Dos veces el príncipe le pidió matrimonio. Dos veces ella lo rechazó. Recién en su tercer intento Elizabeth Bowes-Lyon aceptó. Bertie y Elizabeth se casaron en la Abadía de Westminster el 26 de abril de 1923. Lo que a Elizabeth Bowes-Lyon le había gustado de Bertie fue no solo que sea informal y llevadero sino que fuera vulnerable, sintió que podía ayudarlo. Y claro que lo ayudó.

Elizabeth Bowes-Lyon, 1920

Elizabeth Bowes-Lyon era la novena hija del Conde de Strathmore. Los Strathmore se remontaban a la Edad Oscura. Era una familia importante conectada con la realeza. Provenían del Castillo de Glamis que no tenía un fantasma como los otros: este estaba embrujado con un monstruo. Elizabeth Bowes-Lyon era una mujer increíblemente atractiva con una personalidad magnética. Tenía muchos admiradores. Parecía que era un sol alrededor del cual todos orbitaban. Todos estaban enamorados de Elizabeth Bowes-Lyon. Bertie quedó cautivado inmediatamente. La convención de que los príncipes solo pueden casarse con la realeza acabó junto con el cambio del nombre de la familia a Windsor en 1917. Por primera vez, David y Bertie no debían limitarse a buscar esposa en un núcleo de princesas protestantes generalmente alemanas. Mujeres como su madre. Había todo un nuevo espectro de talento disponible para los príncipes. Elizabeth era perfecta. Solo verla era un placer.

Príncipe Bertie y Lady Elizabeth Bowes-Lyon, 1923

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El inicio del cambio: Sajonia-Coburg-Gotha a Windsor

La pareja pronto tuvo dos hijas y Elizabeth demostró ser la pareja perfecta para el príncipe, para él ella era la mujer más maravillosa y su vida familiar se convirtió en su ancla. Tanto que hasta el Rey mismo al fin le dio su aprobación. Carta en el interior: Jorge V al Príncipe Alberto, abril 1923

26 de abril de 1923

“Siempre fuiste muy sensato y era fácil trabajar contigo. Siempre estabas dispuesto a recibir consejos y concordabas conmigo sobre personas y asuntos. Siento que siempre nos llevamos muy bien. Tan diferente al querido David” Duques de York, sosteniendo a su hija Elizabeth, 1926

Mientras que su hermano David aún seguía aburrido y frustrado con la vida de la realeza. Era rebelde y se sentía contenido como heredero al trono y eso no le agradaba. Así que decidió irse por su propio camino. En 1934 aún se conservaba soltero y ya contaba con 40 años. El Rey cada vez más anciano y cansado le preocupaba que tras su muerte David solo durara unos cuantos meses antes de caer en la ruina. Al año siguiente las grandes multitudes vitorearon al Rey en su vigésimo quinto aniversario como monarca. En su transmisión de navidad Jorge eligió concentrarse en el vínculo que compartía con su gente: “El año que está terminando ha sido para mi memorable. Exige un espontáneo ofrecimiento de lealtad, y de amor. Es este vínculo personal que tengo con mi pueblo, al que valoro más de lo que puedo expresar. Nos mantiene unidos en nuestras alegrías y tristezas conjuntas”. Apenas cuatro semanas después, murió. El Rey Jorge había creado un nuevo estilo de monarquía

- Jorge V

basado en el sacrificio y deber. Ahora la corona pasaba a alguien muy diferente: Su hijo de 41 años, quien reinaría como Eduardo VIII. Agobiado el nuevo rey lloró desconsolado en el hombro de su madre cuando supo de la muerte de su padre. Cuando fue proclamado rey, Eduardo rompió con la tradición al observar desde la ventana del Palacio de St. James. A su lado estaba una mujer misteriosa. Su nombre Wallis Simpson. Una norteamericana divorciada que se había presentado como una escaladora social en la década de 1930. Eduardo había iniciado su relación con Wallis en 1934 y había abandonado a Freda Dudley Ward y al parecer había caído hechizado por su nueva amante estadounidense. El atractivo para el Rey Eduardo VIII era que ella no tenía ningún respeto por nada. No tenía ninguna cortesía y lo trataba como si fuera basura. Y a él le encantaba ese trato. Al nuevo secretario privado y a otros les preocupaba la visión política de la pareja. A Eduardo VIII le atraía el fascismo porque estaba de moda y se le conocía en la época como el “fascismo de sastrería”. Hitler parecía haber resuelto el principal problema de la época y el representaba ser una autoridad fuerte. Dos décadas después de que su padre cortara sus lazos con Alemania, Eduardo parecía querer restaurarlos. Algunas de las personas que el y Wallis invitaban a su casa en Fort Belvedere cerca de Windsor, era la desesperación del se-

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La Casa Real de Windsor

cretario privado y de su esposa. Ya que tan irresponsablemente Eduardo VIII se permitía entregar documentos importantes con manchas de vino y que los invitados de su fiesta podrían haberlos visto. En agosto de 1936, luego de siete mese de reinado las fotos de Eduardo VIII y Wallis se publicaban en los periódicos de todo el mundo, pero claro con excepción de Gran Bretaña. En casa el rey era extremadamente popular y cuanto finalmente se supo la historia de su relación en diciembre. El público estaba anonadado. Al principio el rey recibió un apoyo general. Elizabeth, la esposa del hermano menor del rey, Bertie, le escribió con desesperación a la Reina María. Carta de la duquesa de York a la Reina María, 20 de noviembre de 1936.

20 de noviembre de 1926

“Todos l os días le ruego a Dios que entre en razón y no abandone a su pueblo”. - Duquesa de York

Bertie debía de saber que esto acabaría con él y que no podría eludir la responsabilidad. No podía convencer a su hermano de cumplir con las tareas que el deber le otorgaba. Pero el Rey decidió seguir sus instintos románticos por sobre sus tareas. Decidió casarse con la mujer que amaba, el 10 de diciembre de 1936, y se convirtió en el primer monarca británico que abdica voluntariamente. El tímido y tartamudo Bertie se convirtió en rey al instante. Su reacción fue ideática a la de su hermano 11 meses atrás. Finalmente llega a la casa Marlborough donde estaba su madre, y se hecha a llorar. Llora en su hombro durante una hora sin que ella pudiera consolarlo. En ese momento el futuro Rey de Gran Bretaña, Emperador de India, Gobernador Supremo de la Iglesia de Inglaterra, Comandante en Jefe del Ejército, estaba deshecho. El 12 de mayo de 1937, el hermano menor de Eduardo VIII, Bertie es coronado rey. Adoptó el nombre de Jorge VI en honor a su padre.

Reina Elizabeth, Princesa Elizabeth, Reina Madre María de Teck, Princesa Margarita, y el Rey Jorge VI, Inglaterra 1937

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El inicio del cambio: Sajonia-Coburg-Gotha a Windsor

El duque y la duquesa de Windsor según su nuevo título, se casaron en Francia en junio de 1937. En un principio el duque creyó que sería libre de regresar a su natalidad y disfrutar de la realeza sin más atavíos como cuando era Príncipe de Gales, pero por supuesto Jorge VI no podía aceptar eso. El Rey Jorge sabía que si su hermano quería podía convertirse en un polo peligroso de lealtad alternativa, y los peores temores del rey estaban por hacerse realidad. En Berlín. Una gran multitud recibe a las Duques de Windsor. En octubre de 1937, a menos de un año de su abdicación, Eduardo y Wallis visitan Alemania nazi. Los lideres nazis lo celebraron. Todo eran sonrisas y apretones de manos, e incluso algún saludo nazi. Todo con el motivo de darle a Wallis un poco de la celebración que pudo haber tenido como reina y volver a ser el centro de atención. El Rey Jorge ahora temía que la brecha en la familia real fuera explotada por los nazis y amenazara la supervivencia no solo de la dinastía, sino de su país. El rey veía a su hermano como un riesgo cada vez más grave. 8 meses después, Francia cayó y les fue ordenado a los Duques regresar a Londres, cosa que no hicieron pues decidieron refugiarse en Portugal que era neutral. Poco después el gobierno de Londres recibió

Duques de Windsor con Adolf Hitler, 1937

un documento donde se revelaba que los alemanes proponían formar un gobierno opositor con el Duque de Windsor, para que el Rey Jorge abdicara tras el ataque. De inmediato cortó lazos con su hermano y lo desterró junto a Wallis. Nunca se sabrán las verdaderas intenciones del duque.

Princesa Elizabeth, Reina Elizabeth, Winston Churchill, Rey Jorge VI y la Princesa Margaret, Inglaterra 1945

Mientras, en Gran Bretaña, el Rey Jorge era cada vez más exitoso, visitando lugares asolados en los bombardeos con su esposa. Esto lo convirtió en un símbolo popular de resistencia. Demostró ser una base confiable y estable para una nación que debía defenderse por si sola en 1940 y asegurar que Alemania fuera derrotada. Al final de la guerra, el Rey Jorge salió al balcón del Palacio de Buckingham como su padre lo había hecho

27 años atrás. Fue el momento de la victoria y el rey lo había logrado. Todas las dudas sobre la monarquía de la época de la abdicación de disiparon. La dinastía Windsor y el nuevo modelo de monarquía popular se habían puesto aprueba en la guerra dos veces y lo habían superado, al igual que el peligro de la revolución, las divisiones internas fue implacable al cortar el lazo más débil. El trabajo y el sacrificio fueron los cimientos de la nueva dinastía Windsor. No había lugar para pasiones o deseos personales. Era una pesada carga para pasarle a la siguiente generación.

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Reina Elizabeth II, monarca de Inglaterra, 1953


CAPĂ?TULO II El amor y el deber: El nacimiento de una monarca


La Casa Real de Windsor Buque insignia de la Marina Real, 1947

La gira real

E

l primero de 1 de febrero de 1947, el buque insignia de la Marina Real, HMS Vanguard, soltó sus heladas amarras e inició un largo viaje hacia el sur. A bordo iban el Rey Jorge VI, su esposa, la Reina Elizabeth y sus dos hijas, Elizabeth y Margarita. Se dirigían a Sudáfrica en su primer gira real desde la guerra dejando un país en crisis. Era un debate económico, el pueblo estaba casi en bancarrota y necesitaban que los estadounidenses los rescataran. Pero no solo la economía británica estaba en crisis. Sino que la familia real también presentaba dificultades. Jorge VI se embarcó en una misión crucial; hacer resurgir a Gran Bretaña en la escena mundial. La princesa Elizabeth se vio obligada a enfrentar su conflicto personal entre el amor y el deber para asegurar que los Windsor renacieran en la era moderna. Sus Majestades y las princesas son recibidos gratamente por gente de la unión. El pueblo británico les desea todo el éxito a la gira real. Al partir la familia real al sur en la primera etapa de su viaje histórico, dejaba a Gran Bretaña sumida en el peor invierno que se haya registrado. Todo se congeló: el Támesis, el Big Ben e incluso los puertos, las importaciones de la nación prácticamente se detuvieron durante meses. La gran helada trajo una gran escasez de combustible y dejar al país en una situación así desesperaba al rey. Una carta revela la pena del rey:

Carta del Rey Jorge VI a la Reina María, 17 de febrero de 1947

17 de febrero de 1947

““Me preocupan mucho l as privaciones que todos en casa deben soportar, el frío terrible sin l uz ni combustible”. - Jorge

La gira real se presentaba al público como agradecimiento al pueblo de Sudáfrica por su contribución en la guerra. Pero en privado, la misión del rey era mucho más importante: mantener su estatus como líder de un imperio en el umbral de un gran cambio. Se veía al imperio como algo valioso en la posguerra, crucial para la recuperación del país y para la posición de Gran Bretaña en el mundo. Jorge VI era el rey emperador y no tenía deseos de decaer a ser solo rey. El mapa del mundo estaba redefiniéndose y surgían nuevas superpotencias en la forma de Rusia y Estados Unidos, y nadie sabía realmente cómo quedaría el nuevo mapa mundial cuando grandes partes del mundo ya no pertenecieran al imperio. La constante declinación del Imperio Británico preocupaban mucho al rey. En 1944, mientras caminaba por una arboleda en el

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El amor y el deber: El nacimiento de una monarca

Windsor Great Park, donde cada árbol representaba un dominio diferente, se lamentó. “Este es Singapur. Ese es Malasia. Ese de allá es Birmania. Pronto podría llegar el momento en que debamos talar el árbol de India, y me pregunto cuántos más”. En el momento de la gira Jorge VI había estado en el trono por diez años. La gran notoriedad de la pareja real durante la guerra los habían hecho muy populares. Era muy sabido que la Reina Madre visitó East End y decía que se alegraba de que hubieran bombardeado Buckingham, porque ahora podía mirar a East End a la cara. Compartieron los peligros y desafíos del pueblo y su casa, el Palacio de Buckingham, sufrió los bombardeos. Cuando toda Gran Bretaña peleaba por su vida, la familia real era crucial, pero la paz siempre fue más difícil, y así fue. Paralizadas por una terrible austeridad, más provisiones se racionaban en 1947 que durante la guerra. El Rey Jorge VI había envejecido notoriamente.

La Princesa Elizabeth y la Princesa Margarita

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Carta de Jorge VI al Duque de Gloucester, 21 de enero de 1946

21 de enero de 1946

“Me siento agotad o, sufro de una terrible reacción a la tensión de la guerra, supongo”. La Reina Elizabeth admitió que él nunca se recuperó de tener que rescatar a la monarquía de la catástrofe que causó su hermano. Fumaba mucho. Los problemas de salud que lo matarían tempranamente ya los tenía y eran visibles, así que vivía nervioso. El viaje a Sudáfrica tomaría casi tres semanas. Se esperaba le diera al rey tiempo para relajarse y descansar con su familia. Para sus hijas, Elizabeth, de 20 años y Margarita, de 16, el viaje sería una liberación. Este fue el primer viaje al extranjero que hacían las princesas. Habían sido tremendamente mimadas, criadas con muchos cuidados dentro de una caja de cristal, y ahora iban a probar la libertad. Las dos princesas pasaron gran parte de la guerra aisladas en el Castillo Windsor, lejos de los bombarderos a Londres, en una vida aburrida que el rey lamentaba.“Pobrecitas, aún nunca se divirtieron”. Por relaciones públicas, los Windsor permitieron que un camarógrafo de cortos de noticias filmara el viaje hacia Sudáfrica. Concibieron las imágenes para mostrar una familia real unida. Se veía a las princesas divirtiéndose con los oficiales jóvenes de una manera en que casi nunca se las ve. Elizabeth jugaba casi como una niña. Las princesas eran las únicas jóvenes entre una tripulación de unos 1700 hombres. En una carta a su niñera, Isabel reveló su emoción. “Hay uno o dos muy atractivos, seguro la pasarías muy bien aquí”.


La Casa Real de Windsor

La Princesa Margarita, el Rey Jorge VI, la Reina Elizabeth y la Princesa Elizabeth, 1946

Pero detrás de las diversiones, se desarrollaba un drama familiar, el rey que confiaba totalmente en su familia inmediata, había creado una unión fuerte como se leía en una carta de noviembre de 1947 que decia: Nuestra familia, nosotros cuatro, la familia real debe permanecer junta, con agregados, claro, en momentos adecuados. Pero entonces, este cuarteto real tan cercano se veía amenazado, en el otoño de 1946, la Princesa Elizabeth soltó una bomba: Su primo, el Príncipe Felipe de Grecia, le había pedido matrimonio. La noticia de que ella había aceptado impresionó a su padre. El rey quería que siguieran siendo los cuatro, es decir, el rey, la reina y sus dos hijas, esa era la empresa familiar y la unión de “los cuatro” estaba por romperse gracias a Felipe, el dios griego. Sudáfrica estaba cada vez más cerca. La Princesa Elizabeth tendría que guardarse sus sentimientos y demostrar que podía hacer su trabajo. Durante el brutal invierno de 1947, el Rey Jorge VI se había embarcado en la que sería su última gira imperial con el propósito de salvar el Imperio Británico que se desmoronaba y para sustentar la posición de los Windsor en el mundo. En la gira lanzaría a la escena mundial a su más probable heredera, la joven Princesa Isabel. La comitiva llevaba casi tres semanas en alta mar y el rey aprovechó bien este tiempo para instruir a su hija mayor. Aprendió mucho de su padre en ese largo viaje: El arte de ser Rey o Reina.

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Felipe de Grecia y la Princesa Elizabeth


El amor y el deber: El nacimiento de una monarca

Como parte de su campaña de presentación se informaba sobre la gira a detalle. Además de los cortos de noticias el palacio convocó a la BBC para que realizara una de las emisiones de radio desde el extranjero más complejas de su historia. La BBC equipó el barco con su propio estudio de radio y asignó a un famoso periodista, Frank Gillard. Él escribió luego: “Nunca en tiempos de paz se demostró más completamente la movilidad del micrófono”. A 10,000 kilómetros, Sudáfrica espera para recibirlos.

La BBC fue convocada como brazo propagandístico de la realeza. Frank Gillard fue cronista en guerra y la voz de noticias Pathé News. La BBC fue reconocida por ser la mejor forma de promoción de la familia real. Aún hoy, los presentadores de noticias, cuando se menciona la realeza, usan una sonrisa presuntuosa como si dijeran: “Todos apoyamos a la monarquía, no podemos criticarlos”.

Frank Gillard y Cutis Smith, 1947

Carta de Sir Alan “Tommy” Lascelles a su esposa, 1947

Al acercarse la vanguardia al ecuador, la cámara registró uno de los eventos más extraños de la gira. Todos en el barco incluida la familia real, se vistieron como la corte de Neptuno y realizaron la Ceremonia del Cruce del Ecuador. Entre los bautizados estaba Frank Gillard que recibió un trato muy rudo, no por representar a la BBC, sino por haber volado antes sobre el Ecuador sin certificado. Las princesas recibieron trato especial pero de diferente forma, en lugar de ser cargadas, se dice que Anfítrite intercedió por ellas ante Neptuno. Fue una grabación muy particular al ver a la familia real sin su típica fachada seria. Y Tommy Lascelles el consejero más antiguo del rey, su secretario privado, registró las travesuras en su diario y en cartas que le mandaba a su esposa para contarle.

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12 de febrero de 1947

““Había unos mil iniciad os. No sé si bautizaron a todos. Nos retiramos l uego de una hora, ¡cuando parecía que había degenerad o en que todos mojaban a todos!”..


La Casa Real de Windsor

Después de su muerte en 1981 las cartas y los diarios privados de Lascelles se donaron a los Archivos Churchill en Cambridge. Él escribía en tinta y de miles de palabras nunca tachó ni una, era muy elocuente. Las cartas y diarios de Lascelles ayudan a entender la personalidad del rey. Tommy era un hombre mucho más inteligente que el rey, tenía mejor educación. El rey solía perder los estribos en la forma más catastrófica y los secretarios privados tenían una clave para esos casos: Nashville. Porque aquí hay una nota que dice: Diario de Sir Alan “Tommy” Lascelles, 8 de octubre de 1943

8 de octubre de 1943

“Nashville era el nombre clave que usaba para describir l os exabruptos del rey, acompañad os con el rechinar de dientes y alzando l os puños al cielo”. “¡Congelados! la otra mitad de Inglaterra”, periódico Daily Express, 1947

Secretario privado del Rey Jorge VI, Alan “Tommy” Lascelles.

El carácter volátil de rey empeoraba con las noticias de su país y por toda Gran Bretaña no había luz. Se ordenaron drásticos cortes de combustible, fábricas detenidas, temperaturas bajo cero día y noche. El invierno de 1947 fue un completo desastre y al rey se lo criticó por irse a pasar unas vacaciones soleadas. La Princesa Isabel le expresó su preocupación a su abuela. Carta de la Princesa Elizabeth a la Reina María, año 1947

16 de febrero de 1947

“Oímos noticias terribles sobre el cl ima y el combustible. Me siento culpable de pasear al sol mientras l os demás se congelan”. 38


El amor y el deber: El nacimiento de una monarca

La Princesa no era la única con la necesidad de escribir. Llegarían a a Sudáfrica en menos de un día. El rey ya no podía contener su ansiedad. Envió al Primer Ministro Clement Attlee ofreciéndole regresar enseguida. “Comunicado anoche desde la residencia del primer ministro: ‘El rey envió un telegrama agradeciendo al primer ministro por informarlo sobre la crisis de combustible’”. Attlee haciendo un cálculo rápido le respondió al rey que siguiera con su misión puesto que su regreso a Inglaterra podría resultan de la desesperación del pueblo.

Telégrafo del año 1947

Telegrama de Clement Attlee a Sir Alan “Tommy” Lascelles, 4 de marzo de 1947

4 de marzo de 1947

“Espero que el rey no empeore su carga angustiándose por su ausencia. Es comprensible que sus deberes lo lleven a sus dominios, pero está al tanto de los asuntos de estad o mientras viaja”.

Primer ministro, Clement Attlee

Attlee lanzó un comunicado de prensa. Esta estrategia sin precedentes destacó la importancia de la misión del rey. La crisis Imperial era más importante que la crisis local porque atacaba las raíces de Gran Bretaña. Pronto estaba destinado convertirse en La Pequeña Inglaterra en lugar de ser La Gran Bretaña.

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La Casa Real de Windsor

Llegada a Sudáfrica

El 17 de febrero de 1947, el Vanguard amarró en Ciudad del Cabo. El Rey Jorge VI fue el primer monarca británico en funciones que pisó Sudáfrica. Los nervios por cómo recibirían a la comitiva real pronto se disiparon. La bienvenida fue tan cálida como el clima. Hubo una recepción cívica en la plaza principal y miles de personas de agolparon en las calles para ver a Sus Majestades y las princesas llegar a la residencia real. Fue elegante, vivaz, un espectáculo increíble, y puede verse en los cortos de noticias el entusiasmo que genera una persona que era, después de todo descendiente de la gran Alteza Imperial. La Reina Victoria, que había sido reverenciada en todo el imperio. No solo los sudafricanos pro-británico blancos dieron la bienvenida al rey, muchos sudafricanos negros vieron a la monarquía como fuerza para el cambio. Según las personas de color eran Gran Bretaña y su corona responsable por el fin de la esclavitud y la liberación a los esclavos. Multitudes de personas de color veían a la corona como la fuerza iluminada que les dio a las personas un lugar.

Llegada del Vanguard a Ciudad del Cabo, Sudáfrica, 1947

La familia real durante la visita a Ciudad del Cabo, Sudáfrica, 1947

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El amor y el deber: El nacimiento de una monarca

Pero el rey y emperador de Gran Bretaña tenía el deber de hacer flamear la bandera de una madre patria que diseminaba una ilusión. Debían proyectar una imagen de Gran Bretaña como potencia poderosa y la imagen del acorazado británico, los vestidos diseñados por Norman Hartnell, la gira extraordinariamente lujosa, ostentaban una fuerza y poder materiales que en realidad ya no existían. Todos los días durante 10 semanas la Princesa Elizabeth esperaba ansiosa carta de su novio mientras el rey se esforzaba por cumplir una agenda imposible. El Rey Jorge VI y su comitiva real. Ahí es donde entra el General Jan Smuts uno de los primeros en recibirlos. Aunque había sido un líder rebelde en la Guerra Bóer, ahora deseaba que Sudáfrica siguiera en el imperio británico. Tenía un estrecha relación con los Windsor ya que conocía a Jorge V y llego a forjar una relación similar con el Rey Jorge VI. Smuts afirmaba que la gira se ideó para ayudar al rey a descansar del rigor de la guerra, pero en realidad tenía otro objetivos. Su partido unionista perdía terreno, en su contra tenia a nacionalista blancos con su política de apartheid y por otro lado un movimiento negro radical emergente que exigía mejores derechos para los trabajadores urbanos. General Jan Smuts

Tren de la gira Real, Sudáfrica 1947

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Smuts necesitaba magia real para seguir en el poder. Sudáfrica estaba en una situación totalmente convulsiva, con una serie de protesta y revueltas. Se vivía un momento muy tenso y Smuts quería promover los lazos con Inglaterra. La familia real, bonita y cortés era la mejor arma con la que podía contar alguien con tal objetivo. y Smuts había organizado un itinerario agotador. La comitiva real viajaría en un tren blanco inmaculado por toda Sudáfrica, Rodesia y Basutolandia. En un viaje de más de 16,000 kilómetros. Aprovecharon cada oportunidad de presentar a la realeza ya fuera en área rurales, ciudades, o chozas y estaciones a la vera de las vías al atravesar el país el gran tren blanco, cientos de miles de personas iban a ver al rey. Los dos meses siguientes fueron una ronda interminable de fiestas, banquetes, desfiles civiles y militares, y reuniones tribales. Era como una lista de compras enorme, por un lado, estaba la familia real, preocupada por el imperio tradicional y visitando sus territorios de ultramar, y por otro lado, la ambición de la elite política sudafricana y luego la esperanza británica de conservar los lazos con Sudáfrica.


La Casa Real de Windsor

La familia real durante la gira de Sudáfrica, 1947

Día y noche el Rey Jorge VI y su familia debían estar en los desfiles y en una ocasión lo despertaron a las 23:00 para saludar a la expectante multitud. Él por supuesto estaba furioso pero la reina le dijo con mucha calma: “Debes salir, te traeremos de regreso lo más pronto posible”. Con experiencia en campañas la Reina Elizabeth cumplía su deber de sonreír, saludar y encantar a las multitudes. Pero lejos de la mirada pública, temía por su esposo. Carta de la Reina Elizabeth a la Reina María, 9 de marzo de 1947

9 de marzo de 1947

“La gira es agotad ora, como temía. Es peor para Bertie que siente que debería estar en su país, pero poco podría hacer ahora allá”. Con la gira, el rey esperaba alejar el recuerdo del colonialismo británico y mostrar que el nuevo Commonwealth sería más igualitario e inclusivo. Pero la clase dirigente afrikáner racista había organizado la gira de manera que tales gestos fueran casi imposibles. Había bailes cívicos, fiestas en jardines y celebraciones con música para blancos. Era ciertamente un evento fastuoso y la comunidad

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negra era segregada en algún territorio muy alejado. Incluso en la calle se hacían esfuerzos para garantizar que negros y blancos no compartieran espacios. En una ocasión mientras pasaban en su auto, a su derecha había niños blancos y a la izquierda había niños negros. La división era palpable y vergonzosa. La segregación que vemos en la gira real también reflejaba barreras físicas; vías de tren, carreteras. Las personas negras no tenían derecho de residencia permanente y eran trabajadores, mientras que los blancos eran supervisores. Adonde fuera la comitiva real, estaban bajo la vigilancia de la policía afrikáner. Había más control y coreografía cuidadosos de los que la familia real acostumbraba, no era como salir a caminar por East End y estar con la gente, y obviamente esto afectaba a la familia real. Un periodista sudafricano informó que cuando el rey logró evadir a su escolta, le decía a su esposa: “Bueno, al fin nos sacamos de encima a la Gestapo”. El asunto llegó a un punto crítico cuando el rey quiso condecorar a soldados negros por su participación en la guerra y cuando Jorge VI quiso prender las medallas él mismo, se le dijo firmemente que no. Su piel no debía ser mancillada por la piel negra, sacó la medalla de la caja, se


El amor y el deber: El nacimiento de una monarca

la pasó a un oficial y este la prendió en el pecho del condecorado. Para la Sudáfrica blanca los sudafricanos negros siempre se considerarían antihigiénicos y portadores de enfermedades y plagas. Así que no es de sorprenderse para nada que se desalentara el contacto directo, porque eso habría echado tierra las alegaciones de la Sudáfrica blanca de que los negros eran gente sucia y había que mantener la distancia. Indignado por la conducta de los nacionalistas, el rey, exasperado, estalló. El tren real fue más allá de Sudáfrica a la colonia británica de Basutolandia y aún ahí el gobierno sudafricano intentó imponer restricciones divisorias. Pero esta vez el rey, furioso respondió: “Muy bien estrecharé la mano de todos y al momento de la envestidura, yo mismo pondré las medallas con mucho gusto”.

Condecorados de la guerra, 1947

Registro del periodista James Cameron, 1947

La gira resulto un éxito tras ese cambio, pero por su puesto las tensiones personales parecían haber afectado la salud del rey. Estaba pálido y demacrado. Perdió caso ocho kilos. Cerca de una playa la Reina ordeno detener el tren. Cuando bajó el periodista James Cameron registró:

“Una figura solitaria en una bata de baño azul con una toalla. Completamente solo en una enorme playa vacía, el Rey de Inglaterra se metió al Océano Índico y se puso a saltar. Era, en ese momento el hombre más solo del mundo”.

El Rey Jorge VI, saludando soldados sudafricanos, 1947

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El surgimiento de la siguiente monarca La Casa Real de Windsor

En contraste, las dos princesas parecían liberadas por la gira. En una carta abierta a su esposa el secretario privado del rey, Tommy Lascelles, registró: Carta de Sir Alan “Tommy” Lascelles a su esposa

30 de abril de 1947

“Visto desde dentro, lo más satisfactorio de todo es el increíble desarrollo de la Princesa. Ha crecido de la forma más sorprendente y en la dirección correcta. Para una niña de su edad, era muy solicitada para confortar a los demás. Tal empatía no es una característica normal de esa famil ia”. Como su padre, la Princesa Elizabeth no había nacido para ser monarca. El rol le quedó impuesto cuando su tío, Eduardo VIII, abdicó. Ella era muy integra y sensata sin ser demasiado cerebral, y era capaz de divertirse, pero siempre con cierta noción de la responsabilidad. Sudáfrica surgió como una oportunidad de diversión, aventura y nuevas experiencias para las princesas, muy lejos de la gris Gran Bretaña, diezmada por la guerra. Nunca habían salido de su país a un lugar soleado, ¡y ahora viajaban! Fue un acontecimiento extraordinario en un lugar tan grande, con tanto calor y color. Enseguida la Princesa Elizabeth se hizo notar. A principios de abril cuando la gira terminaba, todas las miradas estaban posadas en la Princesa Elizabeth. Al acercarse su cumpleaños número 21, debería dar un discurso que la lanzaría a la escena mundial. La prueba mayor de

La Princesa Elizabeth durante su discurso de cumpleaños, 1947

su vida hasta el momento. El 21 de abril de 1947, la Princesa Elizabeth dio su discurso de cumpleaños en vivo desde la casa de gobierno de Ciudad del Cabo. Fue diseñado para definir su rol y la relación de la familia real británica con un mundo en rápido cambio. El discurso servía como marketing y su intención era promocionar a la futura reina y suavizar la transición del viejo imperio al nuevo Commonwealth o mancomunidad de naciones. Jorge VI se confortaba con la idea de que el imperio sería reemplazado por una asociación libre de naciones auto gobernadas. El monarca británico sería el vínculo entre ellas y de esa forma Gran Bretaña y los Windsor mantendrían su lugar en la escena mundial.

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Discurso de la Princesa Elizabeth, 1947

“Si todos avanzamos juntos con una fe inquebrantable, un gran coraje y un corazón calmo podremos hacer de este viejo Commonwealth algo aún más grande y más libre, y con una influencia más poderosa para el bien del mundo que la que ha sido en l os mejores días de nuestros antepasad os”. La Princesa Elizabeth durante la gira, 1947

Elizabeth creía en este ideal. Al terminar el discurso hizo un voto cuasirreligioso que terminaría por definir su reinado.

“Declaro frente a todos ustedes que toda mi vida, ya sea l arga o corta, la dedicaré a su servicio y al servicio de la gran familia imperial a la que todo pertenecemos”.

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La Casa Real de Windsor

Ahora casi 70 años después, aunque parte del discurso suena arcaico, la declaración de la princesa aún suena veraz. Ella nunca se retractó y sigue viviendo de acuerdo a él, lo que es muy significativo puesto que marcó un “cambio de guardia”. El rey era viejo, frágil y débil, la princesa era joven y vigorosa. Era la futura matriarca, y la fortaleza de los Windsor siempre ha sido un matriarcado. Finalmente los fuegos artificiales en Ciudad del Cabo señalaron no solo el final del cumpleaños de la princesa, sino el final de la gira. Tres meses, más de 16,000 kilómetros y cientos de miles de espectadores y súbditos afectuosos. Tres semanas después, el regreso triunfal de los Windsor a Portsmouth fue muy diferente a su partida silenciosa. Grandes multitudes se reúnen para ver la llegada. Hacia donde miren veían a la gente vitoreando y saludando. Unos meses después la multitud tuvo más que celebrar: Se anunció el casamiento de Felipe y Elizabeth y fue en la palabras de Churchill, “un relámpago de color en el duro camino que debemos transitar”. Apenas días después de la boda el rey le escribió a su hija disculpándose por alejarla de Felipe y por hacerla esperar para anunciar su compromiso a todo el mundo.

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Carta en el interior: del Rey Jorge VI a la Princesa Elizabeth, noviembre de 1947

Noviembre de 1947

“Me alegra que creas que la l arga espera antes de tu compromiso fue para mejor. Temía que pensaras que fui insensible. Tenía muchas ganas de que vinieras a Sudáfrica, como sabes”. Boda de la Princesa Elizabeth y el Príncipe Felipe de Grecia y Dinamarca


El amor y el deber: El nacimiento de una monarca

De algún modo la boda de la Princesa Elizabeth con Felipe fue un gran punto de inflexión, porque se concibió para mostrar el renacimiento que esperaban estaba llegando. Para 1948, el renacimiento aún no se producía, ya que uno de los objetivos había fallado. Smuts perdió las elecciones y los nacionalistas se quedaron en el poder y pusieron a Sudáfrica en el camino del aislamiento racial y político. La gira hizo flamear la bandera, todo salió muy bien, y la princesa Elizabeth había cambiado y crecido durante la gira, pero en lo que Sudáfrica concierne, no sirvió. Sudáfrica salió de la mancomunidad de naciones. No solo el imperio se desmoronaba. Cuatro años después, el rey sucumbió ante el cáncer de pulmón y murió el 6 de febrero de 1952 a la edad de 56 años. Ahora con su padre muerto le correspondía a la nueva joven reina cumplir su promesa solemne.

Funeral del Rey Jorge VI, Inglaterra 1952

La Reina Elizabeth II, monarca de Inglaterra, 1953

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El 2 de junio de 1953, el mundo entero observó cómo Gran Bretaña iniciaba una nueva era. La coronación se llevó acabo en una perfecta ceremonia: frivolidad, belleza y espectáculo, grandes vestidos hermosos y viejos duques sacándose y poniéndose el sombrero, y gritando “¡Viva, viva!” Al ritmo de una espléndida música. La lujosa ceremonia se creó para ostentar los últimos vestigios del pasado imperial de Gran Bretaña. El vestido de la reina se bordó con los emblemas de los países del mancomunado recién creado. Filmada en color, transmitida en todo el mundo, la coronación coincidió con el regreso al poder de Churchill. Los Windsor volvían más fuertes y poderosos. Para Elizabeth la coronación y su discurso en Ciudad del Cabo fue lo que sentó las bases de su reinado: un nuevo comienzo influenciado por las viejas costumbres en las que el deber y la tradición rivalizaban con el progreso y los sentimiento. La devoción de la reina por la mancomunidad fue uno de los elementos clave de su reinado hasta hoy. Fue algo que tomó como propio y que la definió. La reina es aún lo que mantiene unida la diversa colección de naciones. Mientras se levantan y caen imperios, para los Windsor lo que importa es la supervivencia de la dinastía.


Tiara “Girls of Great Britain and Ireland” Esta corona perteneció a la Reina María, gran amante de las joyas, y data de 1893. Toma su nombre del comité de mujeres, liderado por Lady Eva Greville, quien recaudó dinero para su creación. Compraron la tiara, que presenta diseños de festones y flores de lis; a Garrard of Mayfair el joyero oficial de la Corona Inglesa, en junio de 1893. La tiara fue posteriormente obsequiada por la Reina María a su nieta Elizabeth, entonces princesa heredera; para su boda en 1947. Está hecha de diamantes engastados en plata y oro (originalmente surmontada de catorce grandes perlas). Puede ser utilizada como una corona o como un collar.


La Reina Elizabeth y la Reina MarĂ­a utilizando la tiara

Elizabeth II la ha usado sin las perlas y sin la base de diamantes, para hacerla mucho mĂĄs fĂĄcil de llevar.


PrĂ­ncipe Felipe de Grecia y Dinamarca


CAPร TULO III El forastero entra a escena: La modernizaciรณn de los Windsor


La Casa Real de Windsor

E

n 1969, la familia real lanzó una película sorprendente. Escenas intimas del trailer promocional del show, rompiendo con el tabú más estricto de los Windsor y reveló a la familia real relajándose en privado. La nación vio maravillada la intimidad de la familia ya que ahora podían echar un vistazo sin precedentes en la vida de la realeza. El documental de la familia real humanizó más que cualquier otro momento. La gente los vio por primera vez como una familia como ellos y abrió las puerta a todo lo que vino después. De la noche a la mañana, lo Windsor pasaron de iconos distantes a caras conocidas. Fue la victoria final en una batalla de 20 años para modernizar a la familia real. Pero el responsable en la realeza no ha-

bía nacido como Windsor. El príncipe Felipe era un forastero determinado a llevar a los Windsor a la era moderna. Una batalla estaba en curso cuando llegó a la familia real. Pero el modo impaciente de Felipe generaba hostilidad en la vieja guardia. La Reina madre se refería a él como un bruto y controlador. Ahora, usando documentos históricos que revelan encuentros desconocidos entre miembros ancianos de la realeza, se contará la historia de la lucha controversial de un hombre por afirmar su autoridad y relanzar a la familia real.

La Reina Elizabeth II y el Príncipe Felipe con sus hijos el Príncipe Carlos, la Princesa Ana, y los Príncipes Andrés y Eduardo, 1969

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Felipe Mountbatten

22 años antes, el público británico había visto un espectáculo real mucho más formal. La boda de la Princesa Elizabeth con el nuevo Duque de Edimburgo, Felipe Mountbatten. Nacido como príncipe griego, Felipe de 26 años, era héroe de guerra y oficial naval condecorado. Inteligente y resuelto, Felipe era un líder natural. Y aunque Elizabeth era la heredera del trono, por ahora la carrera de Felipe era prioridad. El octubre de 1949, Felipe fue enviado a la base naval británica en Malta. Allí fue promovido a teniente comandante y tomó el mando de su primer barco, HMS Magpie. Felipe era un ambicioso oficial naval, se enfocaba en las metas más altas. Esperaba llegar a ser un almirante importante y creía que ese era su destino.

El HMS Magpie, 1949

El Príncipe Felipe y la Princesa Elizabeth, con sus hijos el Príncipe Carlos y la Princesa Ana

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Mientras, la joven esposa de Felipe relegaba su carrera con gusto. En un año de matrimonio, Elizabeth había dado a luz a su heredero, el Príncipe Carlos, seguido por su hija, la Princesa Ana. Resuelto ese deber, era libre de disfrutar los placeres simples de la vida. Por primera vez, ella podía hacer más o menos lo que quería. Podía ser una joven normal. Podía ir sola al salón de belleza o pasear en auto por la isla, ir a restaurantes con su esposo o ir de picnic, y mientras tanto los malteses no los molestaban. Así que Malta representó para ella una gran sensación de libertad. Pero el idilio de la pareja en Malta no duraría. En febrero de 1952, el padre de Elizabeth, Jorge VI sufriría de cáncer de pulmón. La pareja debió asumir una gira real a Australia y Nueva Zelanda, con una parada en camino a Kenia. Un miembro del cuerpo de prensa del viaje era el fotógrafo John Jochimsen de 22 años que describe: “Un día un muchacho del East African Standard recibió la noticia a través de su periódico de que el rey había muerto”.


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El corazón de la nación se detuvo, el rey ha muerto. Era noticia en el mundo, pero la reina no se había enterado. Con solo 25 años, Elizabeth repentinamente era jefa de estado de millones en todo el mundo. Desde el principio, aclaró que una nueva monarca no implicaba un nuevo estilo de reinado. Era muy importante para Elizabeth seguir el camino que había marcado su padre. Después de todo, él estabilizó la monarquía luego de la abdicación, el reinado sobrio y tradicional de Jorge VI fue una salvación para la reina al inicio de su función. Al principio Elizabeth acató lo que su padre le había enseñado. El deseo de la Reina de actuar a la manera de su padre también se debía a su propia naturaleza cauta. Cuando era pequeña, se cuenta que, antes de ir a la cama organizaba en fila sus caballitos de juguete y sus zapatos siempre estaban acomodados. Era extremadamente ordenada. A menudo las personas así tienden a ser conservadoras en su vida. Pero el esposo de la joven Reina era muy diferente.

Una nueva vida

El Príncipe Felipe portando su uniforme naval, 1946

Rey Jorge VI y la Princesa Elizabeth

Felipe era inquieto y un innovador nato. Pero con la muerte del rey, la carrera que amaba se acababa repentinamente. Un amigo suyo contó que cuando Felipe oyó la noticia, estaba absolutamente arrasado, como si su mundo se hubiera venido abajo. Aunque cuando se casó con la Princesa Elizabeth debió saber que ese momento llegaría, pero nunca espero que fuera tan pronto. Casi seguro, cuando se casaron debe haber calculado que tendrían al menos 20 años antes de la coronación, dado que Jorge VI era relativamente joven. Habían pasado apenas cuatro años de matrimonio. Ahora su carrera naval estaba terminada y pasaría el resto de su vida caminando cuatro pasos detrás de su esposa. Pero el temperamental Felipe no se callaría mucho tiempo. Apenas semanas después del ascenso de Elizabeth, chocaría con la vieja guardia del palacio y aumentaría la presión de su matrimonio. En 1952, la pareja real comenzó su nueva vida. La joven reina ahora tenía enormes responsabilidades, pero para su esposo, era algo muy diferente. Él no tenía una función como en la Marina, en su rol en el Palacio de Buckingham, era muy difícil ver dónde calzaba precisamente. Felipe era definitivamente un macho alfa, un hombre dominante, y esta situación le molestaba ya que había sacrificado sus ambiciones militares por su esposa, pero había algo en su matrimonio sobre lo que estaba decidido a mantener el control.

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Para un hombre de la época era importante llevar ciertos emblemas que representaban quién eres, y uno era que tu esposa e hijos tomara tu apellido como propio. Esa era la tradición. Pero la determinación de Felipe de darle a la familia real su apellido pondría al joven forastero en colisión con la generación real anterior, liderada por su suegra. La Reina Madre fue la fuerza detrás del trono en el reinado de su esposo. Ahora se mostraba reacia a dejar el Palacio de Buckingham, como revela una carta en los archivos reales. Carta de la Reina Madre a la Reina Elizabeth II, Marzo 1952

Marzo 1952

“Puedo quedarme en mis habitaciones, comidas y demás. Ni notarás que estoy ahí”. - Elizabeth

Ella quería estar en la palestra, poder ir a la habitación de su hija y decirle: “No se hace así. Deberías hacerlo así”. La Reina Madre sabía cómo llevar una monarquía. Felipe creía en un cambio y en el medio quedaba la reina. Desde su adolescencia, Elizabeth estuvi al servicio de su madre. Ahora aceptó su solicitud de quedarse en el palacio y estas eran malas noticias para Felipe. A la Reina Madre siempre le dio recelo el origen alemán de la familia de Felipe. Ella dijo específicamente que él era un huno: un bruto y controlador incomparable. Luego de la abdicación en 1936, el esposo de la Reina Madre, Jorge VI aceptó la corona abandonada y deshechada por su hermano. Ella creía que el trabajo de salvar a la dinastía Windsor lo llevó tempranamente a la tumba. Y estaba determinada a que ese trauma no se menospreciaría por la erradicación del apellido Windsor. Respaldándola estaba su suegra, La Reina María, y su mirada penetrante. Ella era la viuda de Jorge V, quien había creado la dinastía Windsor. Era una matriarca fuerte y poderosa, era casi una reina medieval que gobernaba a la dinastía. En una ocasión la Reina comentó: “¿Ese tonto cree que el nombre de la familia tiene que ver con él?”. Juntas, estas dos mujeres formaron un matriarcado que dominaba a la familia real y esperaban que la nueva reina siguiera la senda marcada.

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La Reina Madre Elizabeth, 1953

Reina María, viuda del Rey Jorge V


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También tenían el apoyo del hombre más poderoso del país: el Primer Ministro conservador Winston Churchill, otro tradicionalista muy arraigado, que desconfiaba de Felipe. Churchill era hostil hacia Felipe. En privado, comentó que el príncipe no le agradaba ni confiaba en él. El 18 de febrero de 1952, el gabinete de Churchill debatió el tema en la residencia del primer ministro como consta en las minutas. Minutas del gabinete, 8 de febrero de 1952

“El gabinete opina firmemente que el apellido Windsor debe conservarse, e instó al primer ministro a buscar una ocasión ad ecuad a de hacer saber esta opinión a Su Majestad”.

Winston Churchil, 1941

Churchill pasó el mensaje, dejando en claro a la reina que el gobierno se oponía a Felipe. Churchill, la Reina María y la Reina Elizabeth, quienes entendían la magia del apellido Windsor, se aliaron contra Felipe y dijeron: Esto no va a ocurrir. Windsor es el apellido real y así se quedará. No querían cambios. Veían la monarquía como algo que debía sustentarse con lo ocurrido en el pasado. A puertas cerradas, la pelea puso presión sobre Felipe y la joven reina. El príncipe Felipe le decía: “Mi hombre debe estar involucrado de alguna manera”. Porque de otra forma, se sentiría castrado. Se sintió desplazado. Con apenas seis semanas en su cargo Elizabeth enfrentaba su primera crisis, ¿Respaldaría a la dinastía Windsor o a su esposo? El 9 de abril de 1952, la reina tomó su decisión, y el Príncipe Felipe se enteró mediante un escrito, emitido por su consejo:

Clarence House, 9 de abril, 1952 La reina declaró hoy en consejo su deseo y voluntad de que ella y sus hijos sean llamados y conocidos como la Casa y Familia de Windsor, y que sus descendientes, salvo las descendientes mujeres que se casen y sus descendientes, lleven el apellido Windsor.

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El Príncipe Felipe y la Reina Elizabeth II

Eso hirió profundamente al Príncipe Felipe y declaró: “No soy más que una maldita ameba”. Para decirlo crudamente, solo se lo consideraba el productor de los hijos de la reina y eso sería a lo máximo que se le permitiría llegar. Con aparente calma, Felipe les reveló su frustración a sus amigos: “Soy el único hombre del país al que no se le permite darles su nombre a sus hijos”. Ya había resignado todo lo demás. Había resignado su libertad y su carrera naval. Para Felipe y Elizabeth, las tensiones se incrementaban. Pero estaban por empeorar. A cuatro semanas del anuncio del apellido, la pareja real se mudó a su nuevo hogar: el Palacio de Buckingham. Felipe llegó a una corte que apenas había cambiado desde la época de la Reina Victoria. Tenían un protocolo ceremonial extraordinariamente elaborado, que le resultaba tremendamente irritante. Había sirvientes que aún se arreglaban el cabello con lo que Felipe, razonablemente, consideraba una mezcla antihigiénica de harina y agua. Una práctica muy arcaica. Vencido en la lucha por su apellido Felipe encuentra otra forma de reafirmarse. Decidió modernizar el Palacio de Buckingham. Comenzó visitando cada habitación del palacio e interrogando al personal sobre lo que hacían. Quería descartar mucho de lo que según él, eran innecesarias pérdidas de tiempo. Cargaba su portafolios y cuando las sartenes eléctricas salieron al mercado, se hacía el desayuno, hasta que la reina se quejó por el olor que duraba hasta el mediodía.

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Pero haría falta más que una sartén eléctrica para cambiar a la vieja guardia de palacio. Felipe quería tener un rol, pero la corte estaba decidida a no dejarle tener uno. En consecuencia, corría como un animal enjaulado ocupado, pero haciendo nada. El príncipe Felipe estaba solo deseando que todo cambiara, rodeado por lacayos que querían que todo siguiera igual. El Príncipe Felipe entre la multitud


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En junio de 1953, el rol de Felipe como actor secundario se confirmó ante el mundo. Millones observaron cómo la Reina Elizabeth II era coronada y el primero en arrodillarse ante ella fue su esposo.

“Yo Felipe me convierto en su vasallo y devoto servidor en la tierra, y leal y honestamente le juro vivir y morir en su defensa contra cualquier enemigo. Que Dios me ayude”. Felipe estaba preso del papel que el destino le dio, que es el de auxiliar a la reina. Siempre intentó ser independiente, crear un mundo propio, ser alguien y tener logros, en sus propios términos. Ansiaba un proyecto y afortunadamente había uno cerca. El 16 de abril de 1953, en Clydeside, Escocia, la reina había inaugurado el nuevo yate real, bautizado como “Britannia”. Felipe tomó el control del diseño de la nave aún sin terminar. Trajo al arquitecto modernista Hugh Casson para que supervisara el proyecto. Como muestra el diseño de Casson, en lugar de caireles y terciopelos, el resultado reflejaba la personalidad modernista de Felipe.

Video a color de la coronación de la Reina Elizabeth II, 1953

Felipe ni siquiera pudo ir en el viaje inaugural del Britannia, sino que debió ir con su esposa en gira por el Commonwealth y en mayo de 1954, Felipe finalmente abordó el yate en viaje de Libia a Malta, pero esto le traía ecos de la carrera que se había visto obligado a dejar. El Britannia iba acompañado por la Marina Real, la fuerza militar que el joven Felipe había deseado comandar.

Dormitorio del Príncipe Felipe en el yate “Britannia”

En el barco terminado el dormitorio de Felipe parecía un austero cuartel de oficial naval. Pero un pequeño detalle del estudio Felipe delata lo que realmente pensaba. En lugar de honor se mostraba un modelo a escala del HMS Magpie, el barco de la Marina cuyo mando se vio obligado a abandonar. Allí estaba mirándolo a la cara, un motivo recordatorio de la carrera naval que pudo haber hecho. Estaba a cargo de ese hermoso barco de juguete, pero al fina era de juguete. No era una verdadera nave de la Marina como la que había aspirado a comandar. Eso enfatizaba la vacuidad de su posición.

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Yate “Britannia”, 1953


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“¡Vuela a casa, Felipe!”, periódico Daily Mirror, 1957

Luego atracó en Malta, la isla donde había llegado a ser oficial de alto rango. Seguía siendo algo que siempre recordaría con un cierto arrepentimiento. Desesperado por hallar un rol propio pronto Felipe usaría el Britannia para huir del palacio, y los rumores de disputas en la pareja real al fin llegarían a la prensa. A mediados de los 50, el Príncipe Felipe tenía fama internacional. Pero en su vida privada, había sufrido graves decepciones. Se le había quitado su carrera y su derecho a pasar su apellido. Se esperaba que Felipe aceptara un rol secundario completamente pasivo y casi doméstico. Era un hombre acostumbrado a estar al mando, y de pronto su única responsabilidad era pararse junto a la reina y estar elegante. En octubre de 1956, Felipe finalmente se fugó. Dejó a su esposa e hijos, y partió en una gira mundial a bordo del yate real Britannia. Por cuatro meses, viajó sin prisas cruzando el Atlántico y el Pacífico conociendo a algunos súbditos de su esposa. Pero su larga ausencia hizo surgir rumores de que no todo estaba bien en casa. No parecía que el matrimonio fuera muy feliz. Hizo cosas

como no volver para el cumpleaños de su hijo y entonces se esparcieron rumores de ruptura. Se sabía que disfrutaba de la compañía de sus amigos y inevitablemente había rumores de que también tenía amigas. Abundaban los informes de problemas en la pareja real. En Estados Unidos, el periódico Baltimore Sun mencionó rumores de que Felipe tenía una relación con una mujer anónima. La noticia aparentemente reciclaba un rumor sobre Felipe de hacía ocho años. En 1948, supuestamente había pasado una noche de juerga con una cantante llamada Pat Kirkwood, de quién se describían sus piernas como la octava maravilla del mundo. Pat Kirkwood

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No habían pruebas de un amorío, pero los rumores sobre el incidente alimentaron sospechas que acosaban a Felipe desde que era joven. Aún antes del casamiento a Jorge VI le preocupaba que Felipe fuera un poco mujeriego, ya que había tenido muchachas a montones en su juventud y seguro seguiría teniendo muchas a montones, aunque más discretamente a su mediana edad. Al acumularse la presión, el palacio rompió su habitual silencio sobre la vida privada de la realeza y emitió una desmentida. “Es una falsedad que existan desavenencias entre la reina y el duque”. Probablemente eso fue un error, porque no hay nada como negar un rumor para aceptar su plausibilidad. Los rumores llegaron a la prensa local. Los periódicos británicos desestimaron los rumores, pero eso no les impidió publicarlos. En febrero de 1957, Elizabeth se reunió con Felipe en Portugal al final de su gira y el 28 de ese mismo mes, en un almuerzo para celebrar su regreso a Londres, Felipe no mencionó los rumores en la prensa, pero la publicidad que había atraído el viaje era mucho menos feliz. Como aprendieron Felipe y Elizabeth, los periódicos estaban ávidos de sórdidos chismes reales. Y en el mundo moderno, una prensa obediente era cosa del pasado.

Mountbatten-Windsor

Elizabeth II, Felipe y sus hijos, el Príncipe Carlos y la Princesa Ana

Dos años después de que su matrimonio llegara a los titulares, la pareja real tenía noticias más sanas. Diez años después de nacer la Princesa Ana, la reina esperaba un tercer hijo. Pero el nuevo bebé abriría una vieja herida. La pareja tendría otro hijo sin el apellido de Felipe y esta vez se preparó para pelear contra la corte de nuevo, pero no estaría solo. De su lado estaría uno de los miembros de la realeza más controversia del siglo XX. Lord Louis Mountbatten era tío de Felipe, un ex jefe de las Fuerzas Armadas Británicas, Mountbatten era orgullosos y muy ambicioso y esas ambiciones no tenían límite. A quien cometiera la imprudencia de ignorarlas era seguro que lo sacaría del camino salvajemente. La clase dirigente británica, incluidos la Reina Madre y el gobierno, veía a Mountbatten con sospecha. Creían que compartía la peligrosa obsesión de Felipe de modernizar la monarquía y que quería llevar a su modesta rama de la familia real, los Mountbatten, al centro del a escena.

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Lord Louis Mountbatten


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Ya había aconsejado a su sobrino Felipe para que se casara con la Princesa Elizabeth. Sin recular por la derrota anterior, Mountbatten se propuso que los príncipes llevaran su nombre y el de su sobrino. Mountbatten quería convertirse en el líder de la familia real británica. Sería la Casa de Mountbatten, pero hasta ese momento sus esfuerzos y los de Felipe habían fallado. Pero eso iba a cambiar gracias a la aparición de un aliado inesperado. Edward Iwi era un abogado obsesionado con detalles minúsculos de la ley británica. Por décadas bombardeó a la clase dirigente británica con correcciones al sistema legal. Le escribía cartas a The Times, y lo más irritante de él es que solía tener razón. Y él insistía fervientemente en que no era correcto que los hijos de los monarcas actuales no llevaran el apellido de su padre. Mountbatten tenía un aliado. El 10 de agosto de 1959, Iwi y Mountbatten se encontraron para hablar del apellido. Iwi escribió un relato personal de lo que pasó a continuación. Sus textos no se habían hecho públicos hasta el momento, como revela el relato, Iwi le tenía una propuesta. Un nuevo apellido real uniendo los dos: Mountbatten-Windsor. Ahora Iwi iniciaba la campaña. En una carta guardada en el archivo nacional, en donde advirtió al Primer Ministro Harold Macmillan con respecto al inminente nacimiento. Carta de Edward Iwi a Harold Macmillan, 23 de octubre de 1959 Edward Iwi

23 de octubre de 1959

“Cuando nazca el nuevo bebé, como están las cosas, ostentará un símbolo de bastardía: el apellido de soltera de su madre”. - Edward Iwi

Sugerir que los hijos de la reina eran ilegítimos era altamente controversial. Macmillan intentó acallar a Iwi en una carta personal. Carta de Harold Macmillan a Edward Iwi, 12 de noviembre de 1959

12 de noviembre de 1959

“Las más altas eminencias legales opinan que sus argumentos son infundados. Le agradecería que se abstuviera de repetirlos en público. Seguro puedo confiar en su discreción”. - Harold Macmillan

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Iwi no se dejó silenciar, pero sabía que necesitaba una figura pública respetada de su parte. Así que le pidió un favor a un viejo amigo. Edward Iwi logró persuadir a un obispo, que ostentaba el nombre de Obispo Bloomer de Carlisle, de dar un sermón sobre la deslegitimación de los hijos reales. El sermón del obispo a favor del nuevo nombre se informó en The Times el 3 de diciembre de 1959.

“No quiere pensar que a un niño nacido dentro del matrimonio se lo prive del apellido del padre, un derecho y privilegio del que todo hijo legítimo en el país goza”.


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Al llegar el tema a la opinión pública, el debate se intensificó dentro del Palacio de Buckingham. Según Macmillan, Felipe presionaba a su esposa por el apellido, como confesó en su diario. Diario de Macmillan, 7 de febrero de 1960

7 de febrero de 1960

“Lo que me apena es la actitud casi brutal del príncipe para con la reina sobre este tema”. - Harold

Harold Macmillan

Una fuente cercana al Vice Primer Ministro: Rab Butler, dijo que Butler afirmó que la discusión había reducido a la Reina a las lágrimas. En febrero de 1960, Elizabeth enfrentaba otra vez una elección entre el hombre que tanto había sacrificado por ella y la dinastía a la que era tan leal. 11 días antes del nacimiento del bebé, la reina emitió un comunicado con la creación de un nuevo apellido:

“Mountbatten-Windsor”

Es la Casa de Windsor, eso no cambiará. Lo decide el Parlamento, pero como familia, son Mountbatten-Windsor. Fue una victoria para Felipe, era algo que había querido y perseguido activamente por mucho tiempo, y al fin lo había logrado. La narración de Iwi tiene una revelación final desconocida para los historiadores hasta ahora. Al día siguiente del comunicado de la reina, fue invitado a cada de Mountbatten. A pedido del anfitrión, entró por una puerta lateral para no llamar la atención. Allí Iwi brindó con Mountbatten y el Príncipe Felipe. “Felipe gana la batalla para los Mountbatten”, The Times, 1960

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El Príncipe Felipe saludando a los Beatles: Ringo Starr, George Harrison, John Lennon y Paul McCartney, 1964

Modernización

Aún que Felipe había ganado una batalla, pronto tendría otra lucha por delante. El apellido fue anunciado a cinco semanas del comienzo de una nueva década. En la década de 1960 se produjo un cambio absoluto y radical en las actitudes y expectativas sociales de todos los aspectos: La moda, la música, la posición de las mujeres y por supuesto, la familia real no quedó intacta. En estos tiempos de rápido cambio, se atacaba la tradición. Envueltos en privilegio, los Windsor eran vulnerables. Existía la impresión de que Gran Bretaña se había vuelto una sociedad cerrada y retrógrada gobernado por niños ricos que no sabían nada sobre el mundo moderno. La monarquía estaba en la cima de todo eso. En noviembre de 1966 la BBC investigó la actitud pública hacia la familia real. Además de un feliz y leal patriotismo hallaron una creciente inquietud. El 90% quiere que la monarquía se quede, pero solo una de cada cuatro personas cree que debe seguir igual. La gran mayoría, el 64%, cree que deberían actualizarse.

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La BBC entrevistando a John Austin, ciudadano inglés, 1966

“Creo que deberían salir más y conocer a la gente común en lugar de presentarse en esas reuniones, eso es lo que pienso”. - John Austin Una Gran Bretaña en cambio exigía una monarquía en cambio. Viendo que este era su momento, Felipe estaba por tomar las riendas. Pronto prepararía a la familia real para la era moderna, pero la expondría a nuevos peligros.


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La Reina Elizabeth II durante el Desfile del Estandarte, 1964

El sábado 13 de junio de 1964, los Windsor montaron uno de sus desfiles famosos en el mundo. Como evento regular desde el siglo XIX, el Desfile del Estandarte era un ritual sin cambios. Pero fuera del parque del desfile, Gran Bretaña cambiaba muy rápido. Ocho semanas antes, los Rolling Stones habían lanzado su primer álbum. El otoño pasado el líder laborista Harold Wilson alababa a una nueva Gran Bretaña impulsada por la ciencia y la tecnología. Luego, en octubre de 1964, los laboristas sacaron a los conservadores del poder. Harold Wilson fue electo primer ministro y había un clima de mayor igualdad o al menos una idea de mayor igualdad. Para los Windsor los rituales antiguos de antes les daban fortaleza empezaban a limitarlos. La familia real empezaba a sentirse diferente del espíritu que avanzaba en el país. Pero había una excepción. En la década de 1950, Felipe era la única voz que pedía cambio y modernización, y no tenía muchos resultados. Pero la década de 1960 era el momento de Felipe. El era el hombre que entendía de modernidad y modernización. Felipe iniciaba una campaña global unipersonal para darles a los Windsor una nueva cara moderna.

El Príncipe Felipe con una cámara de la BBC a color

El Principe Felipe es un hombre moderno y le gustan las cosas modernas. Busca identificarse con los logros británicos en ciencia e industria. Era atractivo, era alto, le gustaban los aparatos nuevos. Era un James Bond real domesticado. Bond es comandante de Marina, le gustan los aparatos y las chicas. Felipe está cortado con la misma tijera. El creía que la familia real debía reconectarse con una Gran Bretaña moderna y en rápido cambio. Un medio por sobre todos les brindaba la mejor oportunidad. Para los años 60, la televisión dominaba los medios de comunicación masiva. Felipe entendió pronto el poder

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de la televisión. La revista Radio Times del 30 de junio de 1957 mostraba a un Felipe encantador en un plató futurista haciendo su debut como presentador de un documental de ciencia. El príncipe Felipe era atractivo, elegante, científico a favor de la modernidad y con autoridad. Se acercaba, con instinto y razón a la herramienta de propaganda más importante del momento, y Felipe creía que esto podía restaurar algo esencial


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para la supervivencia de la familia real. Desde la fundación de la dinastía en 1917, los Windsor habían forjado una relación estrecha con el pueblo, desde las visitas de Jorge V a las clases trabajadoras, a Jorge VI y a la Reina Madre Elizabeth recorriendo las calles durante los bombardeos, pero recientemente los Windsor parecían perder contacto con la gente común. Si no parecen accesibles al publico, si no parecen humanos, si solo parecen ídolos de lata, están alejados del pueblo y no pueden esperar el mismo nivel de afecto. Felipe pensaba que la familia real debía reconectarse con su pueblo. Así lo explicó en una entrevista reveladora en 1968.

La Reina Elizabeth y el Príncipe Felipe con sus hijos Carlos, Ana, Andrés y Eduardo

Entrevista del Príncipe Felipe, 1968

“Face the Press, Tyne Tees Television/ITV”, 1968

“En lugar de tener que defenderse constantemente de un escrutinio para intentar llevar una vida normal, ahora es posible no contraatacar sino hacer contacto, para intentar restablecer una relación bidireccional”.

Había insistido por años en que la monarquía fuera más dinámica en su forma de presentarse ante la nación, en especial al surgir la TV. Advirtió que no podrían seguir en su torre de cristal para siempre, que debían salir y comunicarse con el público. Ahora Felipe tenía su oportunidad. El yerno de Lord Mountbatten, John Brabourne, era productor de televisión. En 1968, le preguntó a Felipe si él haría un documental intimista sobre la familia real. Inspirado, Felipe impulsó el proyecto en el palacio y dirigió el comité establecido para explorar la idea. Pero la idea de mostrar tras bambalinas chocaba con la tradición del palacio. A los lacayos de Buckingham les preocupaba perder respeto al mostrar a la familia real como personajes de una especie de telenovela, y que al invitar a las cámaras, solo quisieran más.

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Luego de 16 años de intentos de Felipe de modernizar a la familia real, la batalla empezaba de nuevo. Había dos visiones de la monarquía en conflicto: quedarte como estás, mirar el pasado, repetir lo que resultó, y otra visión de monarquía en que te adaptas y cambiar, porque si no, mueres. Pero para 1968, todo había cambiado. La Reina Madre tenía 68 años y su poder en el palacio disminuía. La Reina María había muerto lo que debilitó el gran matriarcado Windsor. Y su aliado, Churchill, había fallecido en 1965. Mientras, el poder de Felipe en el palacio crecía y su visión capturaba el espíritu de Gran Bretaña.

Funeral de la Reina María, 1953

La Reina Elizabeth II, el Príncipe Felipe y sus hijos la Princesa Ana y el Príncipe Carlos. Foto a color del documental de la familia Windsor, 1969

La decisión recaía en la reina. Cuando era joven, había obedecido a sus mayores, pero esta vez apoyó a su esposo. En el verano de 1960, por primera vez, ingresaron cámaras al Palacio de Buckingham para filmar a los Windsor en la intimidad. Luego, el 21 de junio de 1969, Gran Bretaña encendió el televisor y vio cómo se hacía historia. Lo particularmente innovador era presentar a la familia real como familia, es decir, con énfasis en la familia y no en la realeza. En otras escenas, incluso Felipe aparecía como un relajado hombre de familia.

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Muchas personas, cuando se emitió el documental, pensaban en el príncipe como “Felipe el griego”, un extranjero, y un poco como un intruso recién llegado a la familia real. Pero aquí estaba en un contexto familiar, tremendamente apuesto, alto, delgado, atento y carismático, y con todo tipo de intereses. En la película tenia una imagen fuerte y muy buena de unión familiar.


El forastero entra a escena: La modernización de los Windsor

El documental también mostraba la intimidad detrás de la pompa y el boato. La escena luego del Desfile del Estandarte muestra cuanto se interesa ella por todos, incluso por los caballos del desfile. Todos salen muy favorecidos, y la Reina se siente muy a gusto en ese ambiente. Dos tercios de la población británica vieron la película. Se sentía una energía eléctrica en el aire por la conexión directa con algo nunca antes visto. Se veía una relación verdadera con los niños pequeños. Produjo gran interés y le hizo sentir a la gente, a pesar de las perlas, que entendían un poco a la familia real como familia y entendían algo de su dinámica familiar. Todos decían: “Es una idea brillante y pionera por parte del palacio, porque le permite al pueblo de la reina verla a ella y a su familia tal como son a fines del siglo XIX”. Así que fue una maniobra perfecta de relaciones públicas.

El Príncipe Felipe pintando. Escena del documental de la familia Windsor, 1969

El triunfo del documental completó la transformación del Príncipe Felipe de forastero pisoteado a fuerza impulsora de los Windsor. Aportó toda clase de ideas, creó una atmósfera de cambio y radicalización. El príncipe Felipe fue clave para modernizar la monarquía. El joven que alguna vez aspiro a la cima de la Marina Real había pagado un precio personal. Casi sin excepción, quien se casa con un miembro de la realeza se queda sin identidad propia. Pero el príncipe se forjó una nueva identidad luchando contra la corte conservadora y renovando a la familia real. Cada tanto es crucial que exista una fuerza impulsora y reformista en la clase dirigente, y eso fue lo que aportó entonces el Príncipe Felipe.

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La Reina Elizabeth II durante el Desfile del Estandarte, 1964

Pero a pesar de su energía modernista, hubo algo que el príncipe Felipe no previó. El documental sobre la familia real iba a jugarle en contra. La publicidad es un arma de doble filo. Si podían producir esto, una larga publicidad de la realeza, entonces era legítimo usar los medios para criticar a la familia real cuando no estuvieran a la altura en algún aspecto. El problema que enfrentaba la realeza después del documental es: ¿por qué conformarse con eso?. Si los dejaron entrar una vez, ¿por qué no siempre?. Desde ese momento habilitaron a los tabloides a acosarlos como nunca antes. La película se retiró de exhibición y desde entonces no volvió a mostrarse completa, pero en las décadas siguientes, los vistazos de intimidad que brindó alimentaron el ansia por más y más revelaciones sobre la realeza. Abrieron la caja de Pandora y se expusieron a ser criticados. Puede relacionarse el surgimiento de una prensa más crítica con la exhibición de la película. Los Windsor se habían actualizado para la era moderna de los medios, pero en los años venideros pagarían un precio por ello. El pueblo británico había visto a la familia real en su ropa de civil, pero pronto quisieron ver los trapos sucios también.


La Reina Elizabeth II y el PrĂ­ncipe Carlos


CAPÍTULO IV La sombra de un rey: El nuevo Príncipe de Gales


La Casa Real de Windsor El Príncipe Carlos recitando sus votos de lealtad ante la Reina Elizabeth II, 1969

E

l 1 de Julio de 1969, los Windsor presentaron al mundo a su nueva esperanza. Para sobrevivir, la familia debía moldear al Príncipe Carlos para ser un rey fuerte y cumplir su deber. Pero en cambio, la vida amorosa de Carlos se descarriló y comenzó a parecerse a la del hombre cuya abdicación destruyó la dinastía. Siempre existió la preocupación de que Carlos siguiera el camino de su tío abuelo, el anterior Príncipe de Gales. Para ese problema llega al rescate el extravagante estadista de los Windsor: Lord Mountbatten, sin embargo antes de que terminara, un asesinato terrorista desgarró a la familia real. Carlos estaba terriblemente desolado. Sintió que había perdido todo. Y ahora, con documentos personales y fotos privadas de la familia real, se revela cómo el príncipe buscó penosamente una reina. Cómo la violencia sacudió a los Windsor y cómo eso arrojó a Carlos a los brazos de Diana Spencer.

Palabras del Príncipe Carlos a la Reina durante su investidura como príncipe

“Yo, Carlos, Príncipe de Gales, me convierto en vuestro vasallo y devoto servidor en la tierra, y leal y honestamente le juro vivir y morir en su defensa contra cualquier enemigo”.

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El Castillo de Caernarfon en el noreste de Gales. Sede de antiguas tradiciones y, en el verano de 1969, fue el escenario del debut de un nuevo líder. El 1 de julio, Carlos de 20 años, recibió formalmente la investidura de Príncipe de Gales. Parecía un rito medieval, pero cada pequeño detalle de la ceremonia había sido diseñado por los Windsor como un espectáculo para televisión.


La sombra de un rey: El nuevo Príncipe de Gales

La Reina Elizabeth II presentando al nuevo Príncipe de Gales, 1969

El Príncipe de Gales David, 1911

Se fabricó un gran baldaquín de acrílico trasparente para asegurar que las cámaras de TV no se perdieran nada. Y para que no fuera demasiado pesado durante la filmación, el gran orbe en la corona de Carlos era en realidad una pelota de ping-pong. Mientras la reina y Carlos desfilaban ante 500 millones de televidentes en el mundo, los Windsor enviaron un claro mensaje al público: el futuro de la dinastía estaba asegurado. Pero detrás de las sonrisas acechaba un terrible capítulo de su historia. La última vez que la familia real se había reunido ahí para presentar a su futuro rostro, los resultados habían sido catastróficos. 58 años antes, Caernarfon fue sede de la investidura del predecesor de Carlos como príncipe de Gales. El futuro Eduardo VIII, llamado David por su familia. Como en el caso de Carlos, fue un espectáculo calculado para los medios para reafirmar ante el mundo la seguridad a futuro de la familia real. En cambio, este Príncipe de Gales trajo escándalo y desastre. El temperamental David chocaba con su padre autoritario, Jorge V y dejó la corona para casarse con una divorciada estadounidense llamada, Wallis Simpson. Con el Duque de Windsor se había rebelado y cometido, según el resto de la familia, un error deplorable, una negligencia de su deber todos estaban decididos a evitar que ningún otro miembro cometiera ese error de nuevo.

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La Casa Real de Windsor

La infancia de Carlos quedó totalmente eclipsada por el fantasma de lo que pasó con el Duque de Windsor. Carlos era apegado a su abuela, la Reina Madre y la vida de su abuela había sido completamente alterada. El futuro que ella vislumbraba se derrumbó cuando su cuñado abdicó al trono y su esposo heredó la corona. Así que ella debe haberle insistido a Carlos desde pequeño con que el deber hacia la corona y el país venía antes que todo lo demás. Pero el intento de los Windsor de moldear a Carlos para ser un rey un todo aspecto comenzó de muy mala manera. Hasta ese momento, el padre de Carlos, el Príncipe Felipe, había estado a cargo de su crianza y lo que Felipe esperaba de un hijo suyo era que fuera un hombre a su imagen, un hombre hecho y derecho, rudo, fuerte, amante del aire libre, un verdadero macho alfa. Pero en contraste, Carlos era un niño muy sensible.

La Reina Madre y el Príncipe Carlos

El Príncipe Carlos llegando a Gordonstoun, 1962

Felipe había enviado a Carlos a su escuela, la estricta Gordonstoun en el noreste de Escocia. A Felipe le había encantado. Carlos lo definía como “campo de prisioneros con kilts”. Era un muchacho reservado y tímido. Por el trato que daba Felipe a Carlos, para enseñarle a nadar, por ejemplo, lo arrojaba a la piscina. La difícil relación entre padre e hijo recordaba la turbulenta relación entre Jorge V y su hijo

Estudiantes de Gordonstoun, 1960

rebelde, David. Ambos tuvieron padres autócratas, que tenían una visión clara de cómo debía desarrollarse su hijo para llegar al trono y ambos padres, Jorge V y el Príncipe Felipe, jamás consideraron la posibilidad de que sus hijos fueran diferentes a quizá más reflexivos. Si Carlos no logró recibir apoyo moral de su padre, tampoco la relación con su madre era especialmente cálida. La reina, estaba ocupada reinando durante la infancia de Carlos y el resto de su vida. Ella esperaba en un pedestal, y él no tenía una relación cálida y cercana con su madre.

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La sombra de un rey: El nuevo Príncipe de Gales

Para mediados de los 60, Carlos era un adolescente sensible. Ya era terriblemente consciente de su gran deber en la vida, como reveló en su primera entrevista en televisión. Primera entrevista del Príncipe Carlos

“Es difícil, porque hay que recordar que cuando te casas, en mi posición, te casas con alguien que quizá se convierta en reina algún día, y creo que debes elegir cuidadosamente a alguien que pueda cumplir ese rol particular, porque quizá el pueblo espere mucho de esa persona, así que debe ser alguien especial”. El Príncipe Carlos

Moldeando a un rey

Las palabras de Carlos en su entrevista muestran que ya sentía el peso de la expectativa relativa a su futura novia. Pero a falta de padres presentes, no había nadie que le diera la orientación que tanto necesitaba. Mientras tanto en el Castillo de Caernarfon, en bambalinas esperaba uno de los miembro de la realeza más avezados y doloridos. Lord Louis Mountbatten era tío abuelo de Carlos. Por parte de su madre, era bisnieto de la Reina Victoria, quien lo tuvo en brazos de bebé. En una carrera espectacular, Mountbatten fue jefe del Estado Mayor Británico y el último Virrey de la India. Era banal y encantador. Alguien que podría “cautivar a un buitre para que soltara su carroña”. Era la personificación de Britania, la potencia imperial. Y por eso tenía un prestigio que ni siquiera la reina podía igualar. Mountbatten era el estadista más viejo de la familia real. Pero era su experiencia de juventud que ahora era crítica para los Windsor. En los años 20 y 30, uno de los miembros de la realeza más cercanos al rebelde Príncipe de Gales era él. Mountbatten fue testigo de la abdicación, estuvo ahí y era su amigo cercano, así que vio la desintegración de esa monarquía. Mountbatten era la conexión viva entre el desastroso pasado de los Windsor y su frágil futuro. Él podía desviar a Carlos del destino de su tío abuelo David, pero Mountbatten también tenía otra motivación que provenía de un trauma enterrado en su propio pasado.

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Louis Mountbatten y el Príncipe David


La Casa Real de Windsor

Louis Mountbatten junto a su padre Louis Alexander y su hermano Jorge Mountbatten

Durante los siguientes 40 años Mountbatten luchó por volver al núcleo de poder de la realeza. En la década de 1940, orquestó el casamiento de su sobrino el Príncipe Felipe, con la Princesa Elizabeth, pero ahora podía ir más allá. Podía moldear al futuro rey. Mountbatten quería conseguir al poder, y quería estar cerca del Príncipe Carlos para ejercer influencia en su rol creador del rey, casi en sentido literal. Él tenía una misión. Alimentaría su propio poder y alejaría a Carlos del destino de su tío abuelo David. Entonces solo tres días después de la ceremonia en Caernarfon, le envió al príncipe una advertencia.

Como Carlos, Mountbatten había sido príncipe al nacer, en la familia Battenberg, de ascendencia alemana. Pero en la Primera Guerra Mundial, la hostilidad hacia lo alemán estalló en Gran Bretaña. En 1917, la familia real cambio su nombre alemán, de Sajonia-Coburg-Gotha a Windsor y los Battenberg debieron convertirse en los Mountbatten. Y a Louis, de 17 años, lo despojaron de su título real. La ambición de Mountbatten de volver al centro de la familia real, en lugar de la periferia, nació entonces.

La Reina Elizabeth II bailando con Lord Louis Mountbatten

Carta de Lord Mountbatten al Príncipe Carlos, julio 1969

7 de jul io de 1969

“Entiende cuán voluble puede ser el apoyo popular. Tu tío David era tan popular que creyó poder avasall ar al gobierno y la iglesia y hacer reina a una mujer divorciad a dos veces. Perdió su popularidad de la noche a la mañana”.

- Louis Mountbatten

Pero la misión de Mountbatten pronto halló problemas. A escondidas, el joven Carlos comenzaría una vida amorosa secreta que semejaba la del rey rebelde y amenazaba el futuro de la dinastía Windsor. El 3 de octubre de 1971, en una ventosa París, estaba por producirse una reunión real secreta. Lejos de la mirada pública, el anciano que había rechazado la corona y el joven que algún día la llevaría estaban por encontrarse. El ex rey, ahora rebajado a Duque de Windsor, había pasado 35 años en un exilio solitario. Ahora sufría de cáncer y estaba ciego de un ojo por una operación de cataratas. Desde la infancia, a Carlos se le había dicho que su tío abuelo era el hombre que casi destruyó la dinastía. Pero ahora, Carlos se había

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La sombra de un rey: El nuevo Príncipe de Gales

El Duque de Windsor recién operado de un ojo por cataratas; a su lado una enfermera y después Wallis Simpson

propuesto conocer al marginado cara a cara. En París, los dos hombres hablaron a solas, como Carlos confesó en su diario. Diario del Príncipe Carlos, 3 de octubre de 1971

“Llegamos al tema de su relación con se padre y dijo que la había pasad o muy mal con él. Luego tío David habló de lo dura que fue mi famil ia con él durante los últimos 33 años”.

Para Carlos, la reunión secreta fue una oportunidad única de hablar con alguien que ocupó su futuro puesto. Carlos estaba fascinado por este personaje de la historia. Él abdicó, y casi provocó la caída de la Casa de Windsor, y la gente aún lo quería. Cuando Carlos conoció a David, aún no había salido al mundo. No había visto multitudes de millones. Solo a unos miles, en cambio David había recorrido el mundo. Los dos hombres habían forjado una conexión inolvidable, pero nunca más volverían a verse.

David se había llevado mal con su padre. Y aunque el Príncipe Felipe no tenía las mismas características, ciertamente trataba a su hijo de forma bastante despiadada, así que Carlos y David debían tener mucho de qué hablar.

El Príncipe Carlos en su visita al Duque de Windsor

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La Casa Real de Windsor

Ocho meses después, el Duque de Windsor murió, y su cuerpo llegó a una base de la Fuerza Aérea de Oxfordshire, seguido por la mujer por la que abandonó el trono. Pero los Windsor tendrían una última demostración de la popularidad del ex rey. Dos mil personas por hora pasaban a rendirle homenaje e hicieron fila por kilómetros y esperaron horas por el hombre que amaron. El 2 de junio, se vio a la viuda mirando por la ventana del Palacio de Buckingham. Esa noche, Carlos y Mountbatten acompañaron a Wallis a ver el cuerpo en la capilla ardiente. Como lo contó en su diario.

Escena del video del funeral. Palacio de Buckingham 1972

Wallis Simpson. Palacio de Buckingham 1972

Diario del Príncipe Carlos, 3 de junio de 1972

“Me sentí profundamente conmovido por la experiencia. Y sentí que estuvo bien que honráramos así al tío David. Se me llenaron l os ojos de l agrimas”.

Diario del Príncipe Carlos, 3 de junio de 1972

“Se quedó allí sola, una figura negra, pequeña y frágil observando el ataúd. Repetía: ‘Renunció a tanto por tan poco’, y se señalaba a sí misma”. Pero Wallis no era la única persona afectada por el fallecimiento. En el funeral, Carlos acompañó el ataúd por el pasillo y escribió en su diario:

El Príncipe Carlos siguiendo el ataúd de su tío David, 1972

Los Windsor querían que Carlos viera a su tío abuelo con una advertencia. En cambio, él lo vio como digno de compasión e incluso afecto. David había obedecido a su corazón y conservado el amor de su pueblo. Era una lección peligrosa para un joven que pronto empezaría a buscar esposa. Pero primero Carlos tenía otro deber que cumplir, uno cargado con sus propios problemas.

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La sombra de un rey: El nuevo Príncipe de Gales

Ocho meses antes, había seguido obedientemente a su padre y su abuelo al unirse a la Marina. Pero Carlos no estaba hecho para la vida en el océano. En el mar, se golpeaba la cabeza, no lograba aprender sobre navegación y se mareaba. Un Carlos desesperado escribió: Carta del Príncipe Carlos a Lord Mountbatten, 18 de noviembre de 1971

“Sufro brotes de tremenda depresión porque siento que nunca me acostumbraré”. Con Carlos a la deriva, el hombre que había jurado protegerlo ahora entraba en acción. Mountbatten invitó al vulnerable príncipe a quedarse en Broadlands, su casa en Hampshire. Mountbatten comprendió que Carlos era un joven con poca confianza en sí mismo, y le brindó un lugar seguro. Con la reina ocupada con los deberes oficiales, Mountbatten ahora empezaba a enseñarle a Carlos a ser rey. Él le hablaba sin pausa para asegurarse de que Carlos recibiera cierta preparación para el rol que le esperaba. El Príncipe Carlos

El Príncipe Carlos y Lord Mountbatten en Hampshire

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La Casa Real de Windsor

Pocos sabían más sobre la historia y la tradición reales que Mountbatten, desde las particularidades de la etiqueta hasta la pompa y la ceremonia. El hombre a cargo de su épico vestuario era su ayuda de cámara: William Evans, quien cuenta que viajaban en giras reales. Llevaba unas 80 maletas y baúles con 40 o 50 uniformes, desde tropicales de guardavidas hasta trajes de gala de la Marina Real con pantalones con galón de oro. Si se le salía algún hilo al galón, los encontraba en la mañana con una nota y unas tijeras para que notara que se había soltado un hilo de oro, por si se le pasaba. Cosa que no sucedía. Pero además de gustarle el alarde, Mountbatten sabía que lo que más necesitaba un futuro rey es confianza en sí mismo. Cuando Carlos sufría en la Marina, Mountbatten le escribía cartas de aliento. Carta de Lord Mountbatten al Príncipe Carlos

“Estoy seguro de que cuando hayas pasado tiempo en alta mar serás una leyenda mayor que la que fue tu tío abuelo”. - Louis Mountbatten Lord Louis Mountbatten

Y Carlos, agradecido, escribió sobre su temporal estadía en Broadlands. Carta del Príncipe Carlos a Lord Mountbatten, 1973

19 de marzo de 1973

“Para mi esta casa es ahora un segundo hogar. Y nadie podría tener un abuelo más honorable y fantástico”.

- Carlos

Broadlands, Hampshire

Carlos parecerá muy cruel para con sus padres, pero por primera vez, se sentía querido y valorado. Sentía que alguien lo escuchaba. Lord Mountbatten era un hombre muy querido en muchos aspectos, provocaba mucho afecto. Y probablemente el Príncipe de Gales era el más cercano a él, incluso más que sus propias hijas que lo adoraban, sin embargo al ser Mountbatten cada vez más cercano al príncipe,

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sus ambiciones dinásticas a largo plazo comenzaron a surgir. Intentaba manipular al príncipe para ser quién maneje los hilos en el trono como un títere. Lo envolvía con su encanto y parte de su plan era ser el creador del rey, quería aumentar su influencia sobre la familia real.


La sombra de un rey: El nuevo Príncipe de Gales

Pronto la relación se volvió controversial en lo relativo a las mujeres. Diseñó un programa para la vida morosa del príncipe, como explica en una carta de 1974. Carta en el interior: de Lord Mountbatten al Príncipe Carlos, 14 de febrero de 1974

“En un caso como el tuyo el hombre debe vivir la vida y tener tantos amoríos como pueda antes de sentar cabeza. Pero como esposa, debe escoger una muchacha ad ecuad a, bonita y dulce, antes de que se enamore de otro”.

- Louis Mountbatten

Lord Louis Mountbatten y el Príncipe Carlos

La casa de Mountbatten era el lugar perfecto para que Carlos tuviera romances fugaces. Pero una de las mujeres que conocería allí cambiaría su vida. Camilla Shand era una muchacha de la comunidad campestre de Sussex, vivaz y fascinada por los caballos. Era graciosa, decía lo que pensaba, excéntrica y tenía cierta experiencia y él príncipe siendo bastante ingenuo, simplemente se enamoró completamente. Carlos era joven, fogoso, apasionado, y estaba en búsqueda de alguien que lo fascinara, y cuando se conocieron, saltaron chispas. Lamentablemente la experiencia de Camilla la descartaba como esposa. Los Windsor tenían exigencias estrictas para la futura reina. Era absolutamente crucial llevar al trono a alguien que fuera virgen. Una futura reina no debía de tener pasado. Nada sugería que Camilla fuera promiscua, pero había tenido más de un novio. Y uno de ellos fue un compañero de polo de Carlos, Andrew Parker Bowles. Carlos comprendía su deber. A pesar de sus intensos sentimiento, en enero de 1972, se alejó de Camilla, y se fue a pasar ocho meses al Caribe con un escuadrón de la Marina.

El Príncipe Carlos y Camilla Shand

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La Casa Real de Windsor

En julio, Camilla se casó con Andrew Parker Bowles. Carlos estaba tremendamente desolado. Tenía el corazón roto. Le escribió a Lord Mountbatten y le dijo:

“Supongo que en algún momento lo superaré, pero imaginaba que esta relación amigable, tierna, cálida que teníamos duraría para siempre”. Carlos ahora redobló sus esfuerzos para encontrar novia. Para deleite de los medios, en la década siguiente salió con más de 20 mujeres. Estaba constantemente en las noticias, lo que odiaba, porque eso espantaba a las chicas. Y su padre lo fastidiaba constantemente diciéndole:

Andrew Parker Bowles y Camilla Shand en su boda

“Vamos, haz algo con tu vida, ocúpate, encuentra una muchacha, ponte en pareja y deja de jugar”. La prensa también quería ver a Carlos copiar a su decidido y varonil padre. Extrañamente, en ese momento intentaban proyectar en él la imagen de una copia del Príncipe Felipe: un playboy y hombre en acción, que podría reemplazar al James Bond de Roger Moore. Esa imagen del Príncipe Carlos contrasta con el príncipe de hoy en día, pero se volvió una carga para él, porque intentaba satisfacer una expectativa falsa. Pero Carlos tenía un problema aún mayor. Estaba aprendiendo que su verdadero trabajo era esperar. El problema es que, si eres Príncipe de Gales mucho tiempo, empieza a perderse el encanto. No puedes decidir nada, no ves documentos de Estado y estás acorralado por la secretaría del Palacio de Buckingham. “Solo sé Príncipe de Gales, no queremos nada más, porque la reina es la estrella del show”. Eso cada vez estaba frustrándolo más. Para los Windsor, la frustración de Carlos empezaría a ser tóxica. Una vieja obsesión regresaría y Mountbatten montaría un plan secreto para salvar al príncipe. El 14 de noviembre de 1973, Gran Bretaña celebró una espectacular boda real. Pero no la boda que todos esperaban.

El Príncipe Carlos y la modelo Jane Priest, 1979

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La sombra de un rey: El nuevo Príncipe de Gales

Imagen del video de la boda de la Princesa Ana con el oficial de caballería Mark Phillips, 1973

La Princesa Ana, de 23 años, se casó con el oficial de caballería Mark Phillips. Muchos miles vinieron hasta el palacio desde muy lejos para ver a una princesa real casarse con su soldado. Pero un miembro de la realeza no estaba feliz. Siente meses antes, el Príncipe Carlos supo del compromiso de su hermana menor en el barco de la Marina en el Caribe. El vulnerable Carlos se cuestionaba de nuevo. Sentía que su familia se separaba como le escribió a un amigo:

esta jóvenes. Las tomaba y las descartaba. Solo conseguía mujeres trofeo en las que no estaba interesado con las que salía porque lo hacían verse bien. Por desgracia para los Windsor, el Príncipe de Gales buscaba amor justo cuando crecía el interés de la prensa en la vida privada real. Había una intensa guerra de tiradas. Era de vida o muerte para los periódicos. Así que la presión del Daily Mirror y The Sun para hallar escándalos reales era cada vez mayor. Se sumaron el Daily Mail y el Daily Express, y la voracidad creció.

Carta del Príncipe Carlos a un amigo, 20 de mayo de 1973

20 de mayo de 1973

“ Veo que deberé conseguir esposa pronto o me quedaré atrás y me sentiré muy triste”.

- Carlos

Para mediados de los 70, la cacería de Carlos de una novia parecía cada vez más desesperada. La conducta de Carlos comenzaba a preocupar a sus amigos. Era cada vez más displicente en el trato a

Periódico Daily Mirror: “Carlos ordena a sus novias ‘¡Solo llamame señor!’”

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La Casa Real de Windsor

Pero a mediados de los 70 otro miembro de la realeza atrajo la atención de los medios y la alejó del príncipe. En 1974, la tía de Carlos la Princesa Margarita conoció a un aspirante a estrella pop galés, Roddy Llewellyn. Aunque estaba casada, inició un amorío con él. En 1976, un fotógrafo del periódico News of the World se infiltró en la isla Mustique, donde Margarita vacacionaba. El 22 de febrero de 1976, por primera vez, la infidelidad sexual de un Windsor llegó a las primeras planas. El escándalo dio inicio a una mayor invasión de la prensa en la familia. La vida privada de los Windsor ya no era privada.

La Princesa Margarita con Roddy Llewellyn, 1974

Pero el heredero al trono tenía un secreto propio aún más explosivo. Carlos era muy unido a Camilla. Realmente la amaba y tenían mucho en común, la mente les funcionaba en forma similar. Él nunca conoció a nadie que diera la talla de ella. En público, Carlos seguía, como era su deber, buscando una esposa. Pero ahora tenía un problema adicional. Toda mujer bonita quería ser vista del brazo del Príncipe de Gales, pero muy pronto, se daba cuenta de lo que significaba vivir con un hombre que estaba enamorado de otra mujer y Lady Jane Wellesley fue uno de los primeros ejemplos de eso. Todos creían que sería la nueva Princesa de Gales, pero ella pronto vio la sombra de Camilla.

El Príncipe Carlos con Lady Jane Wellesly

El 18 de junio de 1978, la reina celebró los 25 años desde su coronación. Pero tras bambalinas, la familia real estaba en crisis. La Reina y el Príncipe Felipe sabían todo sobre la relación de Carlos con Camilla. La reina dijo:

“No aceptaré a esa mujer en mi presencia” El Príncipe Felipe tenía una visión pragmática cobre las amantes. Le parecía que estaba bien tenerlas mientras pasaran desapercibidas. El problema de Carlos era que no se supone que ames a tu amante, se su pone que solo se tiene relaciones. Pero Carlos se había enamorado de Camilla y eso arruinó todo. La peor pesadilla de los Windsor se hacía realidad. Lo único que la familia quería evitar era que el Príncipe de Gales tuviera una relación con una mujer con la que no podía casarse. Eso había ocurrido con David. Ahora parecía que Carlos empezaba a reproducir este patrón.

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El Príncipe Carlos con Camilla Parker Bowles


La sombra de un rey: El nuevo Príncipe de Gales

Pero un miembro de la realza tenía como misión asegurar que la historia no se repitiera. Como Carlos se arriesgaba a un gran escándalo, Mountbatten volvió a la lucha. Alarmado por el egoísmo de Carlos, Mountbatten le envió al príncipe una dura advertencia. Carta de Lord Mountbatten al Príncipe Carlos, 1978

“Empiezas a transitar la espiral descendente que arruinó la vida de tu tío David y lo condujo a una penosa abdicación y a una vida fútil hasta su final”.

- Louis Mountbatten

El Príncipe Carlos con Lord Louis Mountbatten

En abril siguiente se refirió a la conducta de Carlos como: “Cruel y desconsiderado. Así empezó tu tío David”. Pero Mountbatten sabía que la crisis requería más que palabras. Y el gran casamentero real tenía un audaz plan bajo la manga. El archivo de colecciones especiales de la Universidad de Southampton guarda los álbumes de fotos familiares privadas de Mountbatten. Pero un álbum en especial, que nunca antes se mostró, revela la elección de Mountbatten para ser la futura Reina de Inglaterra. Su propia nieta. Su nieta, Amanda Knatchbull, era la candidata perfecta. Tenía la edad correcta y los dos se llevaban muy bien. Amanda era prima de Carlos y por años, Mountbatten discretamente había promocionado a Amanda como futura reina. Manipulaba al príncipe para alejarlo de Camilla, y le decía:

“Si sigues con ella, terminarás como David. El pueblo te odiará y tu reputación se desvanecerá. ¿Por qué no la dejas y sales con mi nieta?”. Lord Louis Mountbatten con lady Knatchbull y el Príncipe Carlos

En el verano de 1979, Carlos y Amanda iban a vacacionar juntos. Amanda abordó el yate real Britannia, y partieron hacia las Islas Hébridas Exteriores. Durante ese periodo, Carlos la mira y le dice: “¿Te casarías conmigo?”. Y ella responde: “No”. Carlos había intentado cumplir con su deber y seguir el

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consejo de su mentor. Parecía que la crisis con respecto a su futuro no podía empeorar. Pero solo dos semanas después, la violencia desgarraría a la dinastía Windsor y dejaría a Carlos realmente solo.


La tragedia

La Casa Real de Windsor

A fines de los 70, los problemas de Irlanda del Norte se agudizaban hacía más de una década. El Ejercito republicano Irlandés y otros grupos paramilitares nacionalistas estaban en un conflicto sangriento con el Ejercito Británico. Para los nacionalistas, los británicos eran una fuerza invasora y la cabeza simbólica de esa fuerza era la Casa de Windsor. Pero a pesar del riesgo, uno de los Windsor de más alto perfil aún vacacionaba todos los años en la República de Irlanda a solo 20 kilómetros de la frontera con Irlanda del Norte. Por 20 años Mountbatten había pasado cada agosto en el Castillo de Classiebawn en el condado de Sligo.

Armada Inglesa durante disturbios en Irlanda del Norte, 1977

Lord Louis Mountbatten con su familia, abordo del Shadow V

Lord Mountbatten creía que era el lugar más feliz del mundo. Lo disfrutaba y añoraba al igual que su familia. Los nietos adoraban el lugar. Mountbatten era un abuelo orgullosos y cariñoso. Jugaba con sus nietos, salían a caminar juntos, iban a la playa, le encantaba estar con ellos. El mayor placer de Mountbatten era su barco pesquero personalizado, el Shadow V. Siempre se sintió seguro allá, jamás pensó que le ocurriría nada. El 27 de agosto era un perfecto feriado veraniego. Era un día muy caluroso. La familia había salido el día anterior en el Shadow V a poner trampas para langostas. En el tranquilo pueblo de Mullagmore, la

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familia de Mountbatten preparaba su viaje de pesca diario. El sistema de seguridad eran dos Garda locales, dos policías vestidos de verde que andaban por el puerto. Esa era toda la seguridad. Poco después de las 11:00 a.m., en un viaje que habían hecho mil veces, la familia abordó el Shadow V y se dirigió a aguas abiertas. Era un momento silencioso a las 11:30. Había vasos en una bandeja en el comedor, y los vasos temblaron. Se escuchó un crujido, y se creyó que


La sombra de un rey: El nuevo Príncipe de Gales

Hombres llevando el cuerpo de Lord Louis Mountbatten, 1979

había pasado algo en alguno de los hoteles. En ningún punto se asoció con una bomba. Un explosivo escondido del Ejercito Irlandés había dejado el barco hecho astillas. La gente iba al puerto a buscarlos y cortaban sábanas para hacer vendas, improvisaban camillas e intentaban hacer atender a los heridos. Fue un pandemonio. El nieto de Mountbatten de 14 años y un muchacho irlandés de la zona de 15 años murieron. La bomba había explotado bajo los pies de Mountbatten y lo mató en el acto. Hallaron su cuerpo flotando en el agua boca abajo. El Conde Mountbatten de Birmania, último Virrey de la India, fue envuelto en una sábana y llevado a la playa. El funeral de Mountbatten el 5 de septiembre de 1979 fue el más grandioso desde la muerte de Winston Churchill. Y aunque los Windsor estaban de duelo, el dolor afectaba más a un hombre. Lord Mountbatten murió en un momento crítico para Carlos. Mountbatten lo había ayudado a levantarse, había empezado a darle cierta sensación de su

propia valía que no recibía de su mismísima familia, y cuando explotó la bomba, Carlos había perdido todo. La noche del asesinato, Carlos escribió en su diario: Diario del Príncipe Carlos, 27 de agosto de 1979

“Acabo de perder a alguien infinitamente especial. De una forma extraordinaria, podía ser abuelo. tío, padre, hermano y amigo. Solo espero poder cumplir l as expectativas que tenía para mi y pueda hacer algo para honrar el apellido de Mountbatten”. Para Carlos, la forma de honrar a Mountbatten era hallar una joven inocente, como su mentor siempre había querido. Sin embargo el desesperado Carlos no tenía a nadie en vista.

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La Casa Real de Windsor Periódico “The Journal” anuncia la muerte de Lord Mountbatten, 28 de agosto de 1979

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La sombra de un rey: El nuevo Príncipe de Gales

Pero entonces, a menos de un año del asesinato, Carlos estaba en una fiesta cerca de Petworth House. Allí empezó a hablar con una joven llamada Diana Spencer. ¿De qué hablaron? Hablaron de Lord Mountbatten y Diana le dijo a Carlos cuánto lo lamentaba, lo triste que se le veía, cómo parecía que no tenía a quién recurrir. Y entonces Diana, la cuidadora, debe haberle parecido una figura de consuelo y apoyo. Era muy empática. Tenía talento para saber qué decir en el momento correcto, en particular a alguien vulnerable o que estaba sufriendo. Ella lo entendió, simplemente llegó a él de una manera que nadie más podía haber logrado. Diana Spencer

Carlos estaba desesperado y recibía presión del Príncipe Felipe, la Reina y toda la corte porque ordenara su vida, y hallara una novia. Con Mountbatten muerto, el Príncipe Felipe le escribió a Carlos una carta ominosa. El Príncipe Felipe urgió a su hijo a que se decidiera, que le pidiera matrimonio a Diana o que la dejara. Necesitaba consejos paternos, ayuda, compasión y lo que obtuvo simplemente fue una carta de su padre, en la cual apuraba: “Vamos, decídete, actúa”. En privado, a Carlos lo torturaba la duda de si Diana sería la mujer correcta. Le dijo a un amigo el 28 de enero de 1981:

“Me aterra hacer una promesa para luego quizá arrepentirme”. Por segunda vez en la existencia de los Windsor, el futuro de la dinastía se debatía desesperadamente por el deber. Tenemos a dos hombres, y ambos tienen un deber para con la nación. David no quería nada además de a la mujer que amaba. Carlos sí tenía un gran sentido de la responsabilidad, y sí, quería a la mujer que amaba, Camilla, pero comprendió que debía hacer otra cosa. El 29 de Julio de 1981, Carlos cumplió su deber. Unas 750 millones de personas en el mundo vieron cómo el heredero al trono se convertía en un hombre casado. Fue demasiado rápido. Carlos y Diana apenas se conocían cuando él le propuso matrimonio.

Boda del Príncipe Carlos con Diana Spencer, 1981

Él solo tenía una decisión que tomar, muy importante en esa etapa, que era casarse con la esposa correcta. Y eligió a la persona equivocada. Fue una de las grandes paradojas de la historia real. El Príncipe Carlos, desesperado por hacer lo correcto, se casa con Diana y solo precipita la peor catástrofe ocurrida a la Casa de Windsor desde la abdicación. Lo que Carlos intentaba es evitar el error de su tío David. Lo que Carlos hacía realmente era encender una mecha que terminaría en una tremenda explosión.

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La Princesa Diana


CAPĂ?TULO V Fuego, feudo y furia: La Princesa Diana del pueblo


La Casa Real de Windsor

La Princesa Diana y el Príncipe Carlos en su boda. Catedral de San Pablo, Londres, 1981

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l 20 de noviembre de 1997, la Reina y el Príncipe Felipe llegaron a una húmeda Abadía de Westminster; estaban ahí para asistir a un servicio especial para celebrar sus 50 años de casamiento. La bienvenida respetuosa y cálida era típica. Así se trataba a la monarca de Gran Bretaña con más tiempo al servicio. Fue un día de Gran alegría y felicidad. Pero lo que asombra es que, semanas antes, la Reina había enfrentado una de las mayores crisis de su reinado. Los Windsor no habían imaginado que una adolescente ingenua podría representar un desafío directo para la Corona. Llegaron por el lado ciego. Ella era todo lo contrario a lo que deseaban y esperaban para la consorte del futuro rey.

Ahora documentos privados revelan cómo Diana enfrentó a la Casa de Windsor. Cómo manipuló su propia imagen y a políticos líderes de la época. La correspondencia privada revela la simpatía y apoyo de un aliado insólito en el corazón de la familia. Nadie sabía mejor que el Príncipe Felipe lo difícil que era para alguien de fuera entrar a la familia real. Solo para que una restaurada Casa de Windsor pelee, segura en su conocimiento de que tenían la historia de su lado. Anunciada como la boda del siglo, el casamiento de Lady diana Spencer con Carlos, Príncipe de Gales, fue un fenómeno de TV global. Transmitida en todo el mundo, la vieron 750 millones de personas en 74 países. Fue descrita como la esencia de los cuentos de hadas. Pero se debe recordar que los cuentos de hadas originales eran historias oscuras. La boda real despertó una obsesión global con Diana. Moderna, asequible y fotogénica, ella era la princesa del pueblo. Sin embargo, el individualismo de Diana era un problema para la Casa de Windsor, un eco incomodo de un príncipe que había sacudido a la Corona 50 años antes.

“Me siento como un animal enjaulado. Me enoja estar siempre en la mira del ojo público”. 90


Fuego, feudo y furia: La Princesa Diana del pueblo

Estas no son las palabras de Diana, sino de otra persona que tuvo el título de Gales: Eduardo VIII, o David, como se le conocía antes de ser rey. Un príncipe popular poco convencional, solía rechazar el código de la familia. Lo obligaron a dejar el trono cuando eligió el amor sobre el deber y se casó con Wallis Simpson, dos veces divorciada. El era muy atractivo a la vista para hombres y mujeres. Tenía un especie de aura alrededor que hacia que la gente quisiera sentir su piel, tocarlo. Era una mezcla de realeza, celebridad, apariencia de estrella de cine, y la Princesa Diana tenía todos esos atributos. Ambos, Eduardo y Diana, rompieron una de las reglas más sagradas de los Windsor. Como individuales, su personalidad y celebridad amenazaba con opacar a la institución de la Corona. La magia de la familia real consistía en la distancia y es sumamente buena en permanecer alejada de la mira del público, pero, al mismo tiempo, está lo suficientemente cerca para reflejar los valores de nuestro mundo.

El Príncipe de Gales

La ideal

La Reina jamás ha mostrado su personalidad. A lo largo de todo su reinado mantiene una expresión neutral, y nadie sabe que piensa o siente. Si no muestras mucho de tu personalidad, no hay tanto que te pueda desagradar. En teoría, la inocente Diana era la perfecta consorte para el futuro rey. Una chica inocente de 19 años, se le podría entrenar para seguir el protocolo real. Era casi trágicamente poco refinada y su única distinción académica que tenía fue un premio escolar por el conejillo de Indias mejor cuidado, así que su mente estaba totalmente limpia de educación. Los cortesanos estaban sorprendidos por su ignorancia. A los 31, Carlos había ganado reputación de ser un príncipe mujeriego. Pero ahora necesitaba una esposa y un heredero. El matrimonio de Carlos y Diana sería el último de los casamientos reales dinásticos.

El Príncipe Carlos, la Reina Elizabeth II y la Princesa Diana

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La Casa Real de Windsor

Carlos creía que podía imponer su propia personalidad sobre ella y que ella se convertiría en una especie de complemento femenino para él. Así que era un juguete, una especie de Barbie para él; en una entrevista para televisión, Carlos de 21 años, dijo:

“Quién elija tendrá un trabajo difícil, siempre a mi sombra”. Pero detrás de la tímida sonrisa de Diana acechaba un carácter complejo e inquieto. Uno con el que Carlos y el resto de la familia real no estaban preparados para enfrentar. Diana estaba dañada. Necesitaba sentir amor el 100% del tiempo. Carlos, por otro lado, era un joven necesitado. Sentía que nunca era lo suficientemente bueno para sus padres, ciertamente nunca lo suficiente para su padre, y su madre estaba bastante ausente porque era la Reina. Y lo que él quería de un matrimonio era una esposa que lo apoyara, y en Diana, no tenía esa esposa, así que fue una muy mala unión. Las necesidades de Diana provenían de una infancia problemática, testigos del divorcio áspero de sus padres, Diana Spencer La Princesa Diana saludando a una familia

ella y sus hermanos sufrieron una batalla enconada por la custodia. Como resultado, la madre de Diana tuvo que renunciar a sus hijos. Diana luego admitió que el crujido de la grava al irse su madre la había atormentado. Estaba dañada mentalmente, por sus experiencias. Mudarse a la familia real fue el peor escenario posible. Ahora que Diana era parte de la máquina real, los 1980 la tuvieron a ella y a Carlos elevados a la pareja número uno del mundo. Fueran donde fuera, los asediaban, pasara lo que pasara. La recompensa por esperar por la princesa fueron unas palabras hacia unos niños mojados por la lluvia en una ocasión. Siempre sorprendió que pudiera actuar. Sale de un castillo, le espera un auto, sube a un avión privado, le espera un montón de gente, y ellos tenían que representar ese rol real y tratar de convencer a la gente que eran normales y todo era felicidad. Pero en privado, distaban de ser felices. Casi desde el comienzo, la relación de la pareja real comenzó a fallar. Ella tenía berrinches terribles, cambios de humor, sufría enojos y llantos, y Carlos no sabía que había pasado y pensaba que de alguna manera, debía ser su culpa.

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Fuego, feudo y furia: La Princesa Diana del pueblo

Diana revelaría más tarde que sufría depresión y un trastorno alimenticio. La Reina luego insinuaría que eran la fuente de sus problemas.

Princesa de Gales a Andrew Morton: escritor de su biografía

“Ella me dijo que la razón por la que nuestro matrimonio había fallado fue porque el Príncipe Carlos la estaba pasando mal con mi bulimia. Ella lo vio como la cauda de los problemas matrimoniales, no como un síntoma”.

En público también, Diana luchaba con la atención constante de la prensa. Durante la gira de Gales de 1981, rompió en llanto y se rehusó a bajar del auto. Y cuando pregunto si los medios se irían pronto, el secretario de prensa del palacio, Ronald Allison le respondió ominosamente.

“Lo siento, no, nunca se irán. Ojalá pudiera decirle lo contrario, pero estaría mintiendo”.

El Príncipe Carlos, y la Princesa Diana, 1981

Las experiencias de Diana eran similares a las de Eduardo VIII en su gira por Canadá en 1919 donde las vastas multitudes y la adoración pública resultaron un fenómeno aterrorizante. Duque de Windsor “La historia de un rey”

“Una y otra vez atravesaron y colmaron l as líneas pol iciales. Tiraron de mi pañuelo. Intentaron arrancar l os botones de mi saco”. Era tal el poder de la popularidad de Eduardo que se quejó de una mano derecha lastimada por demasiado uso, una lección dolorosa que la Princesa también aprendería rápido.

El Príncipe Eduardo VIII entre la multitud

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La Casa Real de Windsor

El Príncipe y la Princesa de Gales durante la gira en Australia

Cuando hicieron la gira por Australia, alguien contó el número de fotos de ella y el de él, y ella ocupaba cerca del 92% de las fotos, mientras que él estaba casi afuera. ¿Por qué la prensa tomaba fotos de Diana?. Ella era atractiva, era un icono de la moda. Era todo lo que en los 80 vendía diarios y luego revistas. Carlos había sido una estrella toda su vida. La regla de oro: nunca pones a más de uno de la familia en un podio a la vez porque cada uno es una estrella en su firmamento. De repente, Carlos tenía una esposa que le robaba la atención. La atención unilateral tensionó mucho al matrimonio. Diana habló sinceramente sobre el efecto en Carlos.

Estaba muy cómoda con los niños, y perfectamente preparada para estar en su nivel. Como Eduardo cuando era Príncipe de Gales, la popularidad creciente de Diana aumentó su confianza. Y lo que le faltaba de intelecto académico, lo compensaba con carisma. Ella tenía empatía, era una campeona para la gente que estaba dañada. Porque ella estaba dañada también, podía llegar a esas personas. Diana pronto llegaría a aquellos en el poder. Comenzó a convertir las ambiciones políticas en una poderosa arma contra la Casa de Windsor. Para mediados de 1980, el Príncipe y la Princesa de Gales eran super estrellas globales, atraían vastas multitudes dondequiera que aparecían. Pero la disparidad entre el atractivo personal de Carlos y Diana era muy obvia. Los niños dejaban en claro, solo como ellos saben hacerlo, que querían a la princesa de su lado del camino.

Princesa de Gales a Andrew Morton: escritor de su biografía

“El estaba celoso. Entendía los celos, pero no podía explicar que yo no había buscado esto”.

El peso de mantener sus problemas ocultos comenzó a pesar sobre Carlos también. Le escribió a un amigo: Carta del Principe Carlos a un amigo, 24 de octubre de 1987

“Esa es la total agonía de la situación no sé por cuánto tiempo más se puede seguir ocultando y fingiendo que todo está bien”. 94

La Princesa Diana durante la gira en Australia


No solo Carlos sentía la presión. Los Windsor notaron que la historia se repetía. Diana no solo eclipsaba a Carlos, sino al resto de la familia real. No se había visto nada como esto desde las giras de Eduardo VIII. Lo que hizo populares a Eduardo y Diana era que no temían romper un tabú real que revelara sus personalidades. Tal comportamiento no real solo sirvió para humanizar su tipo de monarquía radical. Eduardo, en su autobiografía, cuestionó la idea misma de nacer real. Duque de Windsor “La historia de un rey”

“La idea de que mi nacimiento y titulo debería distinguirme por sobre otra gente me parecía incorrecta”. Diana sinceramente se inspiró en su niñez y el divorcio de sus padres. Princesa de Gales a Andrew Morton

“El divorcio me ayudó a relacionarme con cualquiera que estuviera mal en su vida familiar. Lo entiendo pasé por ello, sé cómo es”.


El fin del cuento

La Casa Real de Windsor

Uno de los confidentes más cercanos de Diana era su secretario privado, Patrick Jephson. Luego de su muerte, los papeles privados de Jephson se donaron a los Archivos Churchill en Cambridge. Ahora regresó a verlos por primera vez luego de más de 20 años como cuenta él mismo.

“ Es una experiencia bastante emotiva, de hecho ver algunos de estos papeles. Me sorprende cuánta emoción pueden generar incluso hoy”. Agenda de la Princesa Diana, 1989

Patrick Jephson

Revisando las actividades se pudo ver cuán rápido Carlos y Diana comenzaron a ir por caminos separados. Al ser relatado por el secretario que las entradas en tinta en su ajenda eran los compromisos oficiales. Los que tienen un asterisco eran los compromisos que el Príncipe y la Princesa harían juntos. Cuando recién se casaron hacían casi todas las cosas juntos pero, a medida que su matrimonio comenzó a complicarse, los asteriscos se redujeron en cantidad. Una de la elecciones más polémicas que Diana y Jephson hicieron era qué caridades apoyaría. Gran parte del atractivo de Diana era su disposición a tratar temas controversiales. La caridad siempre ha sido un arma secreta de la monarquía, pero las caridades que apoyaba la Reina no eran controversiales. Diana vio la posibilidad de obtener mucha más publicidad si trataba con leprosos, lisiados, víctimas de sida. Gente con mucha necesidad. Y que alguien como Diana se sentara y hablara con ellos por diez minutos, sosteniendo su mano, a gente decía:

“Nunca pensé que hablaría con alguien así de la familia real”. 96

La Princesa Diana con un enfermo de VIH


Fuego, feudo y furia: La Princesa Diana del pueblo

La Princesa Diana con víctimas de accidentes en los campos minados de Angola, 1997

El desafío de Diana de establecer el orden real era tan poderoso que finalmente la Reina intervino en persona. Un presente relata haber estado allí cuando Diana salió de hablar con la Reina, y ella estaba llorando con el motivo de que la Reina le había dicho:

“¿Por qué no te involucras con algo más bonito, más agradable?”. La gente pensaba que iba a se más feliz si se involucraba con caridades reales más fáciles y tradicionales. De animales, por ejemplo. Y ella dijo un día:

“Trabajare en caridades de animales cuando se acaben las de las personas”. La compasión de Diana era una característica que compartía con Eduardo VIII. Cuando era Príncipe de Gales, durante un viaje a un hospital de la Primera Guerra en Bélgica, besó controversialmente a un soldado desfigurado. El servidor público británico, Sir Almeric Fitzroy grabó el momento.

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Sir Almeric Fitzroy, 1 de mayo de 1923

“Claramente, un acto de compasión con derecho a perdurar en la historia. Aquel que pueda comportarse en presencia de la miseria extrema debe tener talento para la compasión”. Si bien la compasión de Diana era natural, había un costo personal. Comprometerse a nivel emocional le exigía mucho. No había nadie en casa al final de un largo día que le dijera: Quítate los zapatos, cariño. Te prepararé un trago, Cuéntame todo; estás haciendo un gran trabajo.


La Casa Real de Windsor

El romance de Carlos con Camilla Parker Bowles había sido un secreto a voces dentro de la Casa de Windsor. Pero para 1990, un cambio en el clima político de Gran Bretaña, junto con varios escándalos públicos, expuso muchos de los secretos de los Windsor. Se hablaba de esta extensiva familia real parasitaria y las ruedas se estaban saliendo de la carreta. La familia real se veía como una luz que había fallado. La prueba más grande en el largo reinado de la Reina llegaría en 1992, mientras la Casa de Windsor literalmente se incendiaba. Fue un golpe tras otro golpe. En enero, llegaron las noticias de la relación de la Duquesa de York con Steve Wyatt. En febrero, en el viaje que iba a ser la señal de que habían compuesto su matrimonio, Diana se sacó la famosa foto frente al Taj Mahal sola.

Incendio del Castillo Windsor, 1992

La siguiente noticia fue que el matrimonio de la Princesa Ana se estaba disolviendo. Luego se dio a conocer la confirmación de la separación de los York. Luego, en agosto, llegó el Squidgygate. Ahora Carlos y Diana tenían amoríos. Uno de los foráneos reales originales entró a la conversación silenciosamente. El Príncipe Felipe, un hombre que había abandonado su carrera naval para estar a la sombra de su esposa, le escribió a Diana varias cartas muy personales. El Príncipe Felipe y la Princesa de Gales

La Princesa Diana en el Taj Mahal

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Fuego, feudo y furia: La Princesa Diana del pueblo

Carta del Príncipe Felipe a la Princesa de Gales, 1992

7 de jul io de 1992

“Solo puedo repetir lo que dije. Si me permiten, haré lo imposible por ayudarlos a ti y a Carlos pero debo conceder que no tengo talento como consejero matrimonial. No aprobamos lo amoríos de ninguno. Carlos fue tonto al arriesgar todo por Camila estando en su posición”.

- Felipe

Finalmente estaba la prueba escrita de que esto se conocía, reconocía, y de que había simpatía por ella. Sin importar cómo se sentiría Camilla al respecto, apoyaba a Diana, y nadie sabía mejor que el Príncipe Felipe lo difícil que era para alguien de afuera entrar a la familia real. Para Carlos, también la situación era casi insoportable. El 8 de noviembre de 1992, le escribió a un amigo cercano.

“La tensión es inmensa, pero quiero realizar mi deber como se me enseñó. Me siento tan inadecuado para lo espantoso de la intriga humana y la fealdad general. No sé qué pasará de ahora en adelante, pero lo temo”. Palabras proféticas ya que días después, las renovaciones del Castillo Windsor convirtieron un año malo como 1992 en uno desastroso. El cielo resplandece sobre Windsor la noche del 20 de noviembre de 1992, mientras arden miles de años de historia. Fue un momento donde la cámara de Televisión enfocaron a la gente que sacaba tesoro tras tesoro del Castillo de Windsor. Era una gran muestra del “ellos y nosotros”. La Reina durante el momento tuvo una gran habilidad de parecer tranquila y reflexiva pero ese 1992, estaba muy preocupada por lo que estaba pasando. Fue una época muy difícil para ella como denotó en sus palabras.

“En las palabras de uno de mis más comprensivos corresponsales, este resultó un annus horribilis”. La Reina llamó a 1992 su annus horribilis, pero, quizá, que lo haya hecho en latín realmente tipificó lo que estaba mal. Pero 1992 no había terminado para la Casa de Windsor. El 9 de diciembre, el primer ministro, John Major, se paró en la Cámara de los Comunes para hacer una declaración.

“Se anunció desde el Palacio de Buckingham que, lamentablemente, el Príncipe y la Princesa de Gales decidieron separarse”. Pero mientras el Príncipe y la Princesa de Gales no planeaban divorciarse, se acabaron sus contemplaciones. Los Windsor deberían usar las lecciones de la historia para sobrevivir la crisis. Los 90 fueron una década de grandes cambios políticos, que también marcó el comienzo de una nueva era de celebridad. Noticias las 24 horas, una explosión de diarios y revistas y el comienzo de los programas de telerrealidad que alimentaban el hambre de conseguir personalidades.

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La Casa Real de Windsor

La gente adoraba a las celebridades, pero la mayoría tiene su momento de fama y luego desaparece. Esta familia real no puede desaparecer. Y la ahora separada Diana se convirtió en la más famosa de todos. Si llegan por si solos al estado de celebridad, entonces se preparan para la caída y no se pueden permitir eso porque su momento de fama perdura durante su vida. Pero a Diana no le importaba mucho el libro de las reglas reales. Se dispuso a explotar su atractivo global con fines personales y políticos. Los archivos del ex secretario privado, Patrick Jephson, revela cómo él y Diana intentaron maximizar cada oportunidad. Durante una gira por Egipto, antes de una visita del Secretario para Asuntos Exteriores, Douglas Hurd, Diana utilizó la ofensiva del carisma. Era la estrella de cada cena, de cada evento en la embajada. El cóctel del embajador se convirtió en la actividad más social en la ciudad ese año. Los embajadores y empresarios británicos, veían a Diana como una nueva arma poderosa para la sociedad que era el Reina Unido, una cara internacional para una institución tradicional, que combinaba lo mejor de ambos mundos. Deber y belleza. Mientras se preparaban para irse al Cairo, Jephson redactó el borrador de una carta para Diana. Dirigida personalmente a ella, intentaba buscar un rol político.

prensa e incluso inventar historias, podía permitirse varios amoríos y la prensa se deleitaba. Insatisfechos con revelar detalles personales de su matrimonio, Diana redujo sus caridades a las más destacables por la prensa. Como una Florence Nightingale moderna, Diana parecía estar en una misión para curar el mundo. La Princesa Diana abrazando a un niño con cancer, Shaukat Khanum Memorial Cancer Hospital, 1997

Carta de Patrick Jephson a la Princesa Diana

“Espero que mi corta gira haya contribuido a sus objetivos. Por favor, no Dude de mi gratitud por la oportunidad que me brinda tal visita para ampliar mis propios horizontes o de mi predisposición para apoyar nuestra política exterior de cualquier manera que le parezca útil”.

Mientras que las ambiciones políticas de Diana se conservaban en privado la historia de su matrimonio fallido se presentaba en público, destruyendo otra de las reglas más sagradas de Windsor. El gran secreto de no decir nada. Sonreír dulcemente, pero no decir nada. Pero ni Diana ni Carlos estaban preparados para quedarse callados. Cada lado filtraba historia tras historia. Mostraban a un matrimonio que había sido una farsa desde el comienzo. Abrió las ventanas al palacio bajo la luz más escabrosa imaginable. La consigna absoluta es nunca quejarse, nunca explicar. Y toda la mentalidad de Diana fue quejarse cuando su matrimonio comenzó a fallar y explicar por qué había fallado. Ella podía coquetear con la

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Discurso de la Princesa Diana

“No esperemos a que nos lo pidan, hagamos algo hoy. Todo lo que el triste mundo necesita es que seamos amables”.


Fuego, feudo y furia: La Princesa Diana del pueblo

El enfoque humano de Diana provocó críticas y los papeles de Jephson revelan cómo le advirtió sobre su imagen. El periodista Robert Hardman comparó a Diana con la más reservada Princesa Ana.

“Las visitas son vitales si la Princesa quiere mantener su perfil global. Pero deberá hacerlas con moderación y carias la dieta. Demasiado de lo que los cínicos llaman ‘la rutina Madre Teresa’, podría llevar a una indigestión de compasión”. La Princesa Diana y la Princesa Ana

Y como parte de variar la dieta, Diana comenzó a ganarse a Tony Blair. Tres años antes de ganar por una gran mayoría, decidió transformar un Partido Laborista que estaba desconectado. A Tony Blair le atraía cualquiera que luciera como un ganador. Eso incluía empresarios, representantes de fútbol, cualquiera que pareciera un éxito. No le interesaban esa gente, pero creía que parte del polvo de estrellas se le pegaría y sin duda, vio a la Princesa Diana de la misma manera. Blair y Diana eran cuidadosos de que no los fotografiaran juntos. Pero él reconoció en su autobiografía que ambos eran modernizadores. Autobiografía de Tony Blair, ‘Blair, A Journey’

“Así como cambiábamos la imagen de Gran Bretaña, ella radicalizaba la monarquía. Para alguien tan perceptiva y con una visión a largo plazo sobre la monarquía y su futuro como la Reina, debió ser profundamente penoso”. Tony Blair, 1997

En noviembre de 1995, La Reina enfrentó el suceso más penoso de la saga hasta ese momento. Diana había invitado a Martin Bashir de Panorama al Palacio de Kensington y estaba por revelar su manifiesto real alternativo ante el mundo. La entrevista fue la más explosiva y reveladora jamás dada por un miembro de la familia real y Diana lo hizo para obtener compasión.

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En la entrevista sincera y devastadora, Diana reveló que la clase dirigente en la que se había casado no quería que fuera reina. Diana estaba sentada sola en una silla, con los ojos delineados, con lagrimas que caían suavemente sobre sus pómulos, y contaba lo infeliz que había sido.


La Casa Real de Windsor

Una princesa atormentada, habló de su dolor sobre la relación del Príncipe con Camilla Parker Bowles. Lo que uno sentía al verla era que fue demasiado para ella, y solo se estaba buscando más problemas. Millones de personas en Gran Bretaña estaban pegados a sus asientos mientras Diana cuestionaba la idoneidad de su distanciado esposo para ser rey. La entrevista causó revuelo en el mundo, a medida de que los historiadores analizaban las palabras de Diana.

“No creo que Carlos pueda ser jamas el rey” Periódico Daily Mirror

David Starkey, Historiador Constitucional, 1995

“Ella no creía que su esposo fuera adecuado para el trabajo. Quería la libertad para expresarse que tenía como Príncipe de Gales, pero ser rey le resultaba demasiado limitante. Esto solía llamarse traición’”. La Reina Elizabeth II y el Príncipe Felipe, con sus hijos Carlos y Andrés

Se imaginó que la Reina estaría furiosa al ver esa entrevista y notar hasta qué punto el enojo de Diana la llevaba a lastimar la institución. Una cosa que se sabe sobre la Reina es que ubica la corona sobre los sentimientos personales. Diana terminó la entrevista con la frase que trágicamente se convertiría en su epitafio. Dijo que quería ser recordada como la reina de los corazones del pueblo. La habían puesto en la nubes. Creía en su propia publicidad. Se sentía casi invencible, pero luego se arrepintió de haberlo hecho. Ese fue el error más terrible. Una princesa que eligió verse como una víctima. Si uno quiere la atención del mundo, se debe tener algo bueno para decir, y ella no lo tenía. El ataque virulento de Diana contra el sistema real la convirtió en paria. La Reina debió sentirse la más traicionada y procedió sin piedad. Le envió a Diana una carta rara, en la que le decía que ella y Carlos deberían divorciarse al instante.

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“La Reina ordena divorcio”


Fuego, feudo y furia: La Princesa Diana del pueblo

Los siguientes 18 meses, la vida personal de Diana se salió de control. Despojada de su título real, ahora sufría la misma humillación infligida sobre Eduardo VIII en 1936. Luego del escándalo de Wallis Simpson, se le forzó a dejar el trono y fue relegado a una vida de golf y jardinería en el exilio. Luego del divorcio, estaba totalmente sola. No tenía a nadie capaz de guiar este misil sin control. Abandonó a muchos de los que alguna vez la aconsejaron y protegieron, e hizo nuevas amistades entre algunos ricos y famosos de los 90. A principios de 1997, incluso de involucró con el elegido del Nuevo Laborismo. Los diarios del portavoz político Alastair Campbell revelan los detalles de una reunión secreta donde Tony Blair le consultó a Diana cómo parecer compasivo.

“Le pedimos consejo según fotos y dijo: ‘TB debería ir a conocer a los vagabundos del Bullring, ir al hospicio London Lighthouse a conocer víctimas de sida o visitar un hospital’”.

Lady Diana

Mientras las reuniones entre Blair y diana se mantenían en secreto, la vida amorosa de Diana era demasiado pública. Aunque pocas de sus relaciones causaron tanta sensación como Dodi Fayed. Las imágenes de Diana retozando en el super yate de 60 metros de Al-Fayed hizo temblar a la Casa de Windsor. Se decía que Dodi Fayed tenía suficientes trapos sucios para tapar el sol. Era un mujeriego empedernido. Incluso su nuevo aliado político y el primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, había reaccionado. Unas semanas después de iniciar su cargo, le mencionó a Diana que su nuevo amorío era un problema. Él escribió luego:

“No le gustó y puede sentir su testarudez”. Sin embargo, unas semanas después, el problema se solucionó trágicamente.

“Los cirujanos lucharon dos horas para resucitar su corazón. Esa mañana, anunciaron que Diana, Princesa de Gales, falleció”. Sumergidos en una crisis casi fatal, la Casa Windsor necesitaría apoyarse en su mejor activo para sobrevivir.

Diana y Dodi Fayed en su yate

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La Casa Real de Windsor

La Reina de corazones

La muerte de la Princesa Diana sorprendió a una nación y al mundo. Si su llegada a la familia real había sido espectacular su partida, lo fue también. Y casi causa el fin de la monarquía. La semana entre la muerte de Diana y el funeral fue la más interesante y la más trascendental de la historia británica contemporánea. Durante seis días extraordinarios, el horror fue seguido de pena, que se convirtió en enojo. Para la Casa Windsor, Diana que había sido problemática en vida, ahora era casi fatal. Desde ese momento, la rigidez británica se hizo a un lado y a todos se les permitió desnudar sus corazones y llorar y expresar sus sentimientos y compartirlos en público. Nunca se había visto una devoción así antes o desde ese entonces. Se dañó mucho a la familia real. Se la elevó a Santa Diana. La Casa de Windsor enfrentó su peor crisis y recayó en Tony Blair intervenir.

Funeral de la Princesa Diana, 1997

Una vez fue el campeón de Diana ahora debía tratar de salvar la situación. Era la princesa del pueblo y así permanecerá. Pero mientras el país se unía en pena, la familia real estaba notoriamente ausente al parecer, refugiada en la reclusión de Balmoral. La presión sobre la Reina crecía y Tony Blair intervino y luego escribió:

“No había opción. La marea había cambiado y había que hacer algo”.

La Reina y el Príncipe Felipe entre las ofrendas por la muerte de la Princesa Diana

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Parecía que recayó en él sacar a los Windsor de su búnker en Balmoral, reconocer la exhibición más grande de flores marchitas que el mundo ja-


Fuego, feudo y furia: La Princesa Diana del pueblo

mas había visto, retorcer sus manos públicamente y ayudar a consolar la perdida. Parecía el hombre que lograría que eso suceda. También vale la penar recordar lo poco que tenía que hacer la Reina para cambiar las cosas. Ella no tuvo que darle una entrevista a Martin Bashir. Tuvo que aparecer en la Casa Buck, dar un discurso de menos de dos minutos y fue la abuela favorita de todos otra vez.

Imagen del video durante el mensaje de la Reina, 1997

Mensaje de la Reina tras la muerte de la Princesa Diana

“Lo que les diga ahora, como su Reina y como abuela, lo digo con el corazón. Diana fue una excepcional y generoso ser humano. Sin importar el momento, bueno o malo, nunca perdió su capacidad de reír, de inspirar a otros con su gran amabilidad. Nadie que haya conocido a Diana la olvidará jamás y otros millones de personas que no la conocieron, pero que lo sentían así, la recordarán”.

Con millones en las calles y miles de millones mirando en todo el mundo, Diana, Princesa de Gales, fue enterrada. La Reina inclinó su cabeza. Fue un pequeño gesto que tuvo un efecto poderoso. Esa es la gran fuerza de la Reina, como una de las artistas más importantes de todos los tiempos, ella comprende que, cuando tienes un antecedente por hacer muy poco, hacer algo pequeño puede decir mucho. Los más cercanos a la Reina reconocieron rápidamente cómo manejó el evento. Su hermana Margarita, quien no inclinó su cabeza, escribió: Carta de la Princesa Margarita a la Reina, 14 de septiembre de 1997

“Mi afectuosa ad miración por ti. Como arreglaste amablemente la vida de todos luego del accidente y les hiciste la vida tolerable a esos pobres muchachos. Sentí que estuviste maravill osa”. La Casa de Windsor sabía que lo peor estaba atrás. La prima de la Reina, la Condesa Mountbatten, resumió toda la saga de Diana.

“Fue una solución trágica a un problema terrible”. 105

El conde Spencer, el Príncipe William, el Príncipe Harry y el Príncipe Carlos durante el funeral de Diana, 1997


La Casa Real de Windsor

Los Windsor tienen una mirada muy larga de la vida. No piensan simplemente en la semana o el próximo año. Piensan en 50 años, 100 años. Y saben que lo que hoy parece un gran trauma, se desvanecerá en la historia. Sin embargo tenían que admitir que algunas cosas necesitaban cambiar, y emprendieron un periodo de modernización. Se le encargó a Way Ahead Group, un comité asesor de la familia, que implementara los cambios. Eran concesiones más que nada cosméticas, que una bandera debería flamear en el Palacio de Buckingham, debería haber menos inclinaciones, menos raspaduras y menos farsa, y esto tuvo cierto efecto. Incluso Tony Blair intervino, registrando algunos detalles de una reunión privada que había tenido con la Reina en Balmoral. Autobiografía de Tony Blair, ‘Blair, A Journey’

Castillo de Balmoral

“Tal vez sin la sensibilidad que debí haber mostrado, hablé de la necesidad de aprender lecciones. En algunos momentos de la conversación, hubo cierta altivez, pero al final ella misma dijo: ‘Deben aprenderse las lecciones’”.

La prueba real llegaría semanas después. En noviembre de 1997, las campanas de la Abadía de Westminster se preparaban para repicar de nuevo, pero esta vez, para una ocasión muy distinta. Las multitudes se juntaban para ver una reunión familiar alegre que, para los Windsor señalaba el regreso de la normalidad. Lo extraordinario fue como la familia real había superado la tragedia tan rápido. Diana murió el último día de agosto y la Reina y el Príncipe Felipe celebraron sus bodas de oro en noviembre. Se temía cómo sería recibida la Reina así que se modificaron las festividades para estar más acorde a los tiempos. Se invitó a diez parejas comunes que compartían la fecha de aniversario. La Reina y el Príncipe Felipe hicieron caminatas públicas más largas e intimas.

La Reina Elizabeth y el Príncipe Felipe, caminata en su 50 aniversario

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Fuego, feudo y furia: La Princesa Diana del pueblo

La muerte de Diana y el desahogo de hostilidad pública había causado un efecto. La insatisfacción con la familia real se había acumulado por mucho tiempo. Ahora se expresaba, dejando en claro los sentimientos del pueblo. Ellos parecían considerarlos y ahora se podía regresar al tipo de emoción con el que se esta mucho más feliz. Si bien Diana ya no está, para los Windsor será inolvidable, ya que dejó una marca indeleble en la familia, en la forma de William y Harry. Dos jóvenes que tuvieron que soportar una pena muy privada frente a miles de millones. Uno no puede evitar sentir que esos muchachos deben haber sufrido un trauma terrible. En realidad, nunca explicaron y mucho menos se quejaron por lo que pasó, pero cualquier espectador emocionalmente inteligente verá que lo que se le hizo a esos niños fue terrible. Si bien queda por verse exactamente qué estilo de monarquía adoptará William, algo es seguro. Él y Harry son un poderoso recordatorio de Diana, Princesa de Gales.

La Princesa Diana

El Príncipe Harry y el Príncipe William

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La corona de San Eduardo


CAPร TULO VI El puesto mรกs importante: El sucesor de la corona Britรกnica


La Casa Real de Windsor

Inicio del final

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a Reina actual es la cuarta monarca en la dinastía Windsor. Hace seis años, celebró su Jubileo de Diamante, la Monarca de 86 años estaba primera en la lista de celebridades mundiales. La Casa de Windsor estaba en la cima de su popularidad. La Reina actualmente está en su nonagésimo segundo año, es la monarca británica de reinado más largo. Cada vez que se resfría, el mundo contiene el aliento. Cuando la Reina muera, habrá una catarata de lamentaciones como nunca se vio antes. El pueblo británico estará sinceramente triste por la partida de alguien que fue una parte habitual de su vida durante tanto tiempo. Pero también estaremos lamentando la perspectiva de la mortalidad. Estará allí, escrito en letras brillantes a la vista de todos. El hombre que tiene el futuro de los Windsor en sus manos es su hijo mayor y heredero. El Príncipe Carlos creció a su sombra. Se rebeló contra su madre, insistiendo en una visión de la monarquía radicalmente diferente a la de ella. Es el Príncipe de Gales más franco en la historia de los Windsor. Como rey, podría llevar a la dinastía al éxito o al fracaso.

La Reina Elizabeth II duarante el evento de su Jubileo de Diamante, 2012

Príncipe Carlos

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El puesto más importante: El sucesor de la corona Británica

Bautizo del Príncipe Carlos. Familia de la Princesa Elizabeth y del Príncipe Felipe

El Príncipe Carlos nació el 14 de noviembre de 1948. Sus abuelos eran el Rey Jorge VI y la Reina Elizabeth. Durante los siguientes cuatro años, ellos estuvieron a cargo de su crianza. En 1949, la princesa Elizabeth se unió a su esposo, Felipe, que estaba apostado con la Marina Real en Malta. Se perdió la segunda Navidad de su hijo, que pasó en Sandringham con sus abuelos. La Reina Elizabeth escribió a su hija para decirle cuánto la extrañaba Carlos. Y cuando regresó no fue a ver a su hijo de inmediato. Por la actitud desapegada de su madre su hijo tuvo que esperar su turno. Luego en 1953, el año de la coronación de la Reina. La joven madre del Príncipe Carlos fue catapultada al puesto más importante por la muerte prematura de su padre. El Príncipe Carlos tenía solo cuatro años. Desde entonces, si era acaso posible, él la vería aun menos. Viuda con tan solo 51 años, y ahora llamada la Reina Madre, la abuela de Carlos no estaba ni cerca de retirarse. Estaba decidida a mantener su lugar en el centro del poder. Una carta de la colección privada de la Reina en Windsor revela cómo

le escribió al secretario privado de su hija. Estaba ansiosa por seguir siendo consejera de Estado, con derecho a reemplazar a la monarca. Carta de la Reina Madre a Sir Alan “Tommy” Lascelles, 26 de febrero de 1952

“Naturalmente, me gustaría porque sería interesante, y, habiendo sido algo, es aburrido ser relegad a a la clase sin uso terrenal”. La Reina Madre había moldeado a un futuro rey y ahora moldearía a otro. Ella tenía el temple del que su difunto esposo Bertie carecía. Y ella pensó que Carlo era similar, que era amable, que necesitaba afecto, y creyó que podría ejercer sobre Carlos la misma influencia que sobre Bertie. Cinco meses después de la coronación, la Reina partió en una gira de seis meses. Carlos quedó otra vez al cuidado de su abuela. Después de la larga separación, la Reina Madre dijo adiós a sus nietos. Iban a viajar con la niñera y enfermera en el yate real Britannia para reunirse con sus padres en África del Norte.

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La Casa Real de Windsor

El suceso ocurrió en Tobruk, Africa del Norte, y la Reina Madre escribió a su hija para alentarla a relacionarse con su pequeño hijo. Carta de la Reina Madre a la Reina Elizabeth II, 1954

28 de marzo de 1954

“Carlos está más duro de una manera ad orable. Es muy afectuoso y los quiere mucho a ti y a Felipe. Sé que siempre será un niño cariñoso y agrad able para ambos”.

La Princesa Elizabeth, el Príncipe Felipe y el Príncipe Carlos

La Reina Madre era el afecto personificado; era muy cariñosa, acogedora, cálida y mimosa, mientras que la Reina era una madre muy distante. Luego, el príncipe Carlos dijo que, de niño su abuela y él habían formado un lazo especial. Su relación familiar más íntima. Carlos no solo tenía una relación remota con su madre, también tenía un padre macho alfa. La Reina Madre era recelosa del príncipe Felipe, creía que amedrentaba a su hijo y no apreciaba lo sensible que era. Para endurecerlo, su padre quería enviarlo a Gordonstoun, su vieja escuela en Escocia. Gordonstoun desea desarrollar tanto el carácter como el intelecto para lograr niños duros. Debe fortalecer a los delicados no solo por ellos mismos, sino por el servicio que pueden ofrecer. La Reina Madre quería que fuera a Eton, así habría estado más cerca de la familia, y, por supuesto era mucho menos brutal que Gordonstoun. La Reina madre intervino enérgicamente.

“Aunque Gordonstoun es muy buena, es muy lejos como si estudiara en el extranjero. Estaría muy aislado y solitario tan lejos en el norte”. La intervención de la Reina Madre falló y el Príncipe Felipe ganó. El Príncipe Carlos fue a Gordonstoun y lo odió.

La Reina madre Elizabeth con el Príncipe Carlos

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Cuando podía, huía de la escuela para estar con su abuela. Le rogó que convenciera a sus padres de quitarlo de su prisión escocesa. Ella se negó. Pero le dijo que lo ayudaría a encontrar la fuerza para lidiar con sus problemas. A los 18, Carlos fue a la Universidad de Cambridge. Era fines de los 60. Estudiantes de todo el mundo protestaban contra los dirigentes y la represión estatal. Esta atmósfera seguramente influyó en su manera de ver el mundo. Pero en otros sentido, era tradicional. No aprobaba el cabello largo y andar descalzo y parecía un estudiante de los años 30. Esa mezcla continuó en su vida. En 1969, Carlos fue presentado como Príncipe de Gales en su investidura. Para ayudarlo a superar su sufrimiento, su abuela le escribió una carta de apoyo. Carta de la Reina Madre al Príncipe Carlos, 11 de mayo de 1969

“Querido Carlos, no sabes l as cosas encantadoras que oigo siempre de ti. Todos te quieren y están orgull osos de ti. Y sé con certeza que podrás hacer cosas maravill osas por este país. No solo como líder, sino con tu manera de ser compasivo, cariñoso, intel igente y gracioso”. Carlos tuvo que dar su primera entrevista televisiva. A pesar de su juventud e inexperiencia, en su desempeño dubitativo, el Príncipe reveló una pista de acero interior. Discurso televisivo del Príncipe Carlos

“El servicio el algo que das a la gente. Sobre todo si quieren que lo hagas, y a veces si no quieren. Si sientes que puedes hacer algo aunque crean que no estás haciendo algo muy útil. Y tú crees que tienes razón entonces puedes se útil”.

Carlos había demostrado que pensaba por su cuenta. Era un hombre que haría las cosas a su manera. Esto lo haría chocar con su madre. En 1971, después de terminar la universidad, el príncipe Carlos se unió a la Marina como correspondía. Vio pronto que no estaba

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El Príncipe Carlos en el Colegio de Cambridge

hecho para una carrera naval. La pregunta que lo molestaba desde entonces ya pesaba sobre su mente. Discurso en la Universidad de Cambridge, noviembre 1978

“Mi gran problema en la vida es que no sé cuál es mi papel en la vida. Por ahora no tengo uno, pero debo encontrar alguno”.

La Reina y sus cortesanos esperaban que el Príncipe de Gales asintiera y sonriera educadamente en los compromisos públicos. Carlos, como explicó después en una conversación privada con tres editores de periódicos, estaba decidido a desafiar esas expectativas. New York Times, 21 de febrero de 1988

“Tuve que luchar toda mi vida para escapar del protocolo real. Tuve que luchar para ir a la universidad, tuve que luchar para tener cualquier tipo de papel como Príncipe de Gales. Estoy decidido a no ser confinado a cortas cintas”.


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En 1974, un joven Jon Snow trabajaba en un proyecto para adolescentes vulnerables sin hogar. El cuenta ahora que un día, estaba en la oficina y sonó el teléfono. Una voz muy auténtica dijo: Hola, ¿habla Jon Snow?. Habla el capitán de escuadra David Checketts. Soy el secretario privado del Príncipe de Gales. El príncipe quiere que venga a verlo. La semana siguiente fue en bicicleta al Palacio de Buckingham, y el príncipe Carlos dijo:

“Mira, tengo muchísimo tiempo antes de que mi madre muera y estoy pensando cómo usar mi vida de manera productiva”. A lo que Jon dijo: Si alguna vez estuviera dispuesto a poner su nombre a un proyecto que ayudará a marcar una diferencia en la gente con problemas sociales graves, tendría un impacto fantástico. Y él dijo: ¿Cómo la Fundación del Príncipe Carlos, quizá?. El Príncipe Carlos estaba pensando cómo ayudar a los pobres, Gran Bretaña estaba enfrentando una crisis económica y social, con agitaciones, pobreza y niveles récord de desempleo entre los jóvenes. Se encontraron memorandos que dieron perspectiva sobre su personalidad y sus intereses. El más interesante fue escrito en 1978, y empieza diciendo: Jon Snow

Memorando del Príncipe Carlos, 1978

“Quiero considerar maneras de escapar de los incesantes compromisos oficiales y conocer gente en circunstancias menos artificiales. Creo que es importante arriesgarse con gente con la que quizá otras caridad es o grupos nunca se arriesgarían”. Jon Snow y el Príncipe de Gales se encontraron en una ocasión en el Palacio de Buckingham y hablaron de gente sin hogar, de la drogadicción, y el tráfico. La familia real siempre participó del movimiento Scout y demás, pero nada como esto. Fue un impacto para el sistema. Al mismo tiempo, el Palacio estaba planeando una solicitud pública para el próximo Jubileo de Plata de la Reina. Su plan apuntaba a alentar a los jóvenes a ayudar a los demás. En el verano de 1974, Martin Charteris, el secretario privado de la Reina, sutilmente advirtió a Carlos que sacara sus “tanques” del césped de su madre con sus planes para una Fundación del Príncipe rival.

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El Príncipe Carlos


El puesto más importante: El sucesor de la corona Británica Carta de Sir Martin Charteris a David Checketts, junio 1974

26 de junio de 1974

“Creo que el mensaje es dejar de lad o la fundación del Príncipe hasta que todo se calme”. Advirtió sobre un potencial conflicto de intereses. Carlos no se rindió. En privado, siguió trabajando en los planes para su propio proyecto. En 1976, el año antes del Jubileo, la gran historia real era la ruptura del matrimonio de la hermana de la Reina, la princesa Margarita, con Lord Snowdon, un escándalo enorme. La Reina Elizabeth II con Sir Martin Charteris

Ese verano, Carlos hizo lo que sería una de las jugadas más significativas de su vida. Lanzó la fundación “The Prince’s Trust” el 11 de junio de 1976. Apenas y fue mencionado. El Palacio Buckingham estaba determinado a que el Jubileo de Plata de la Reina fuera un éxito. La fundación del Príncipe era una distracción molesta. El Príncipe Carlos se quejó de cuánto lo hicieron retroceder. La Reina y el príncipe Felipe tenían ideas muy fuertes sobre cómo se es monarca y viene el príncipe Carlos y empieza a hacer las cosas muy diferentes. Su padre, sobre todo se opuso activamente a él. Uno sospecha que desde que el príncipe Carlos tuvo edad para tener ideas propias, que comenzó a impacientarse para tener que escuchar a su padre diciéndole cómo creía que debía hacer, porque así funcionan las relaciones entre padres e hijos. Desafiando a ambos padres, Carlos se mantuvo firme en sus creencias. Desarrolló una amplia gama de intereses, desde galletas orgánicas hasta los barrios pobres. Príncipe Carlos, archivos “The Prince’s Trust”, 1979

“La fundación debe intentar resolver el problema de la minoría racial, para disminuir una situación potencialmente desastrosa”. 115

La Reina Elizabeth II con el Príncipe Felipe, durante el Jubileo de Plata, 1977


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La nueva líder del Partido Conservador demostró que la inmigración iba a ser un tema importante en las elecciones. “World in Action”, Granada Television. Entrevista a Margaret Thatcher, 27 de enero de 1978

“Si siguiéramos así, para fines del siglo habría cuatro millones de personas del nuevo Commonwealth o de Paquistán aquí. Eso es muchísimo y creo que significa que la gente teme que el país termine atestado”.

Más adelante el mismo año, el Príncipe de Gales expresó una opinión opuesta, diciendo que le gustaría tener más visitas a zonas de inmigrantes para ayudarlos a sentir que no son ignorados o abandonados. La idea del heredero al trono demostrando apoyo a los inmigrantes era un tema muy sensible. Un miembro del equipo de Carlos sintió la necesidad de asegurar al palacio de Buckingham que sean cautelosos y siguieran concejos. Líder del Partido Conservador: Margaret Thatcher

Dos años después de la victoria de Margaret Thatcher, hubo disturbios raciales en varias ciudades en Inglaterra. Carlos veía todos estos problemas, no los entendía realmente, y lo que quería hacer era salir y hablar con esa gente y ayudarlos. En realidad decía:

“Esto quizá sea político, no me importa si lo es, es social, y sé que puedo hacer algo al respecto. Y si eso me mete en problemas, no me importa”. El príncipe Carlos insistía en seguir su visión de la monarquía, aunque significara desafiar a su madre. Para 1984, el Príncipe de Gales había cumplido su deber. Se había casado con una chica apropiada, Diana Spencer, y había producido un heredero y un sucesor. Pero no era suficiente. Una glamorosa esposa más joven y dos hijos atractivos no ayudaron a Carlos a hacerse oír. No disminuyó su activismo cuando nacieron William y Harry. Eso dijo mucho sobre la relación que tenía con su esposa entonces.

El Príncipe Carlos con la Princesa Diana y sus hijos William y Harry

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Él se realizaba a través de su vida oficial así como Diana se realizaría a través de sus compromisos. Palabras de Carlos en una entrevista

“Algunas cosas deben decirse. Si esquivas los problemas todo el tiempo, ¿Cómo llegas a algún lado en la vida?. Siento que a veces puedo lanzar una roca a un estanque y ver las olas”. La Princesa Diana saludando personas

El problema era que cuando Carlos creaba olas, Diana creaba tsunamis. Carlos se dio cuenta de que lo hacía para eclipsarlo, y lo resintió, habiendo siempre sido el centro de atención. Una vez más, recurrió a su abuela en busca de apoyo en sus problemas matrimoniales. También recurrió a la mujer que Diana creía era la causa de sus problemas: Camila Parker Bowles, a quien Carlos amaba desde los 24 años. Como la Reina Madre, ella le daba amor incondicional. A diferencia de Diana, era feliz en las sombras, sin ser el centro de atención. Para Camilla, la vida como amante de Carlos era divertida, algo que nunca sería público y que seguramente continuaría mientras fuera sexualmente activa. Nunca fue su intención el llegar a convertirse en la esposa del Príncipe de Gales. La Reina Madre era bastante abierta de mente, no le importaba que el Príncipe tuviera un romance con Camila Parker Bowles, siempre y cuando no se transformara en un escándalo. Y esto es lo que le preocupaba, porque había visto lo que había pasado en la crisis de la abdicación donde un asunto privado había explotado y casi había destruido la monarquía. La Reina Madre permitió que la pareja usara su casa en Escocia, Birkhall, de escondite. Con el apoyo de Camilla, Carlos se ocupó de sus diversos intereses, desde la homeopatía hasta la piedra seca. La mayoría del público lo veía como un raro que hablaba con las plantas y engañaba a su esposa.

El Príncipe Carlos y la Reina Madre Elizabeth

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Un grupo que no fue desalentado por las historia escabrosas sobre la vida privada del Príncipe y sus excéntricas opiniones fueron investigadores islámicos que vivían en Oxford. Estaban buscando un patrocinador para un centro islámico que se construiría en el corazón de la antigua ciudad. Carlos era el candidato obvio, con su conocido interés en diferentes religiones. Es un hombre de mucha fe y tiene un fuerte sentido de lo espiritual. El islam para él era de interés y le resultaba satisfactorio para comprender el mundo que lo rodea. El Príncipe Carlos fue el primer miembro de la realeza que activamente apoyó otra religión. Esto era radical para el hombre destinado a ser la cabeza de la Iglesia de Inglaterra. Su apoyo era aun más atrevido en un clima de creciente islamofobia, la percepción de algunos de que el islam era solo burkas y libros quemados. Carlos creía que podía hacer una diferencia dando un discurso sobre el islam. Discurso del Príncipe Carlos

“Estos dos mundos, el islámico y el occidental, están en una encrucijada en su relación. No debemos permitir que se separen. No debemos ser tentados a creer que el extremismo es el sello distintivo y la esencia de los musulmanes. El extremismo no es monopolio del islam como no lo es de otras religiones, incluyendo el cristianismo”.

En medio de la conferencia, era obvio que estaba pasando algo histórico y cómo había llenado al tope el teatro Sheldonian. El Príncipe hablaba casi una década antes de los horrores del 11 de septiembre y del 7 de julio. El discurso fue ignorado en Gran Bretaña, pero en el mundo musulmán, lo consideraron un héroe. Que el futuro rey del Reino Unido tratara a los musulmanes como iguales fue algo muy impresionante. Un mes después de su discurso, Carlos llegó a Arabia Saudita en visita oficial. El Rey le hizo el gran honor de salir de su palacio para darle la bienvenida a las 3:00 de la mañana. La primera media hora de su charla fue el rey hablando de su discurso. Ese grado de gratitud por lo que había sido dicho fue excepcional. El Príncipe Carlos alimentó su relación con la realeza árabe por más de 25 años. Pero ha sido criticado por hacer la vista gorda a abusos de derechos humanos, al tratamiento de las mujeres y otros aspectos controversiales del régimen saudita. El lado ligeramente siniestro de esto es que estas familias reales donan mucho dinero; no directamente a él sino a sus caridades. Y hay una sensación de que quizá esté demasiado comprometido con ellos. El Príncipe Carlos mostró una buena visión al relacionarse con los musulmanes, pero fue un profeta sin mucho honor en su propia tierra.

El Príncipe Carlos con el Rey Khalid bin Abdulaziz Al Saud

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El puesto más importante: El sucesor de la corona Británica

Sus indices de aprobación se mantuvieron obstinadamente bajos en los 90. La muerte de la Princesa Diana podría haber sido una catástrofe para él. Pero se benefició de la gran simpatía del público por sus desconsolados hijos. Poco después de la muerte de la Princesa de Gales, Carlos dejó muy claro que la Sra. Parker Bowles era, en sus palabras, “no negociable”. Dos años después en 1999, la relación de la pareja se hizo oficial. El Príncipe de Gales y Camilla Parker Bowles se les veía en público con claridad. Su relación ya no era un secreto. Tener estabilidad en su vida privada le daría al Príncipe la confianza para presionar aun más para hacer saber sus opiniones. El humor en el Palacio de Buckingham era menos animado. Para entender lo que pasaba en 1999, hay que recordar que el Palacio había pasado un largo periodo de grandes dificultades. Y la determinación del Príncipe de Gales de hacer las cosas en sus términos, que había sido muy difícil de reconciliar con las actitudes tradicionales y convencionales que aún existen hoy dentro del Palacio de Buckingham. Estas tensiones llegaron al límite en 1999 cuando llegó una controvertida visita oficial china. Hubo protestas contra los récords de derechos humanos en China, y su ocupación del Tíbet. La monarquía debía montar un espectáculo. Intentando fomentar buenas relaciones comerciales con China y para lograr eso, todas las partes del sistema estatal deben funcionar con fluidez, y la familia real, más que nunca tenía un gran papel. Estaban sacando la alfombra roja. Como parte del protocolo tradicional, los chinos darían una cena oficial en su embajada. La Reina era la invitada de honor y por supuesto, se esperaba que Carlos asistiera, y la manera en que la realeza llega a estos banquetes, la Reina es la última en llegar, y Carlos habría sido el anteúltimo en llegar.

La primera aparición de Carlos y Camilla como pareja, 1999

Y cuando llegó el auto y salió la Reina, obviamente se sabía que se tenía una gran noticia porque el Príncipe de Gales no estaba allí. No hubo explicación. El Palacio no lo informó. Los tomó por sorpresa. Al no asistir en esa ocasión no solo decepcionaba a la monarquía, sino que estaba avergonzando a su madre. Los que trabajaban para el Príncipe de Gales no tenían una explicación más allá de que tenía un compromiso social ineludible en otra parte. Ese compromiso social ineludible resultó ser una pequeña cena ofrecida por el Príncipe y Camilla Parker Bowles. Que una figura importante como el Príncipe de Gales heredero natural, señalara que desaprobaba lo que pasaba en Beijing fue muy dañino.

“El Príncipe Carlos arruina el banquete Chino”

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La muerte de la Reina Madre fue un golpe devastador para el Príncipe Carlos. Entrevista al Príncipe Carlos

“Sobre todo, ella veía el lado divertido de la vida, y reíamos hasta llorar. Extrañaré esas risas”.

La Reina Madre Elizabeth con Dalai Lama, 1996

La respuesta del Palacio de Buckingham fue de enojo, tal es así que algunos de los funcionarios informaron a los periodistas sobre lo que describieron como “un príncipe petulante y egotista”. El comportamiento de Carlos fue irritante para su padre. Fue una fuente de frustración y consternación para el Príncipe Felipe, que llevó una vida muy disciplinada, en la que mantuvo la boca cerrada, bajo estrés y presiones intolerables, y él ha sido un apoyo firme. El Príncipe Carlos no solo estaba en conflicto con sus padres, sino también con el gobierno. El partido laborista estaba furioso, echaba humo. Lo consideraron una gran violación del deber del Príncipe con el Estado. Carlos había querido desairar a los chinos y señalar su apoyo al Dalai Lama, el líder espiritual exiliado del Tíbet. En 1996, Dalai Lama había hecho una visita privada a Gran Bretaña, que había irritado a los chinos, pero la Reina Madre lo había recibido en su hogar. El vínculo de la abuela de Carlos con el líder tibetano coincidió con su interés en el budismo y el aprecio a los tibetanos. Era otro legado de la mujer que él llamaba:

“Simplemente, la abuela más mágica que se puede tener. Para mí ella era todo. Y había temido mucho este momento”. En su duelo por la muerte de la Reina Madre el 30 de marzo de 2002, había esperanza de que su fallecimiento marcaría un cambio radical en la vida personal de su nieto y la perspectiva de él como rey inspira fuertes sentimientos de ambos lados.

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El Príncipe William, el Príncipe Carlos y la Reina Elizabeth II en el funeral de la Reina Madre Elizabeth, 2002

Pero su muerte también fue una oportunidad para él. Casarse con Camilla era algo mucho más fácil de hacer para él después de que la Reina Madre hubiera muerto. Tres años después de la muerte de su abuela, Carlos y Camilla se habían mudado a Clarence house y se habían comprometido, y Camilla enseñó un anillo que había pertenecido a la Reina Madre. Tras su boda en Windsor, pasaron su luna de miel en la casa en Escocia de la Reina Madre.


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La fobia de los Windsor al divorcio finalmente se había esfumado. La maldición del anterior rey, Eduardo VIII, que había abdicado para casarse con una mujer divorciada, Wallis Simpson, el hombre que la familia llamaba el tío David. Lo que acosó toda su juventud al príncipe Carlos era el fantasma de su tío David. Porque constantemente le advertían que no fuera así. Carlos tuvo éxito en lo que sus predecesores fallaron miserablemente. Se casó con la mujer que ama a pesar de que ambos están divorciados y no tuvo que renunciar al trono. El Príncipe Carlos con Camilla Parker Bowles

El mañana

“Reveladas: las cartas secretas de Carlos”

El Príncipe de Gales en su visita a Gales del sur, 1936

Camilla ya tiene lo que Wallis Simpson siempre deseó y nunca obtuvo, el título de “Su Alteza real”. Siempre se pensó en la Reina Camilla. No lo encontrarán reconocido, se verán frases ingeniosas como: No hay planes o no está previsto. Pero muchos apuestan a que Su Majestad la Reina Camilla será coronada. Estar con Camilla no impidió a Carlos presionar obsesivamente a los ministros sobre sus diversos “caballitos de batalla” como fue revelado cuando el gobierno finalmente tuvo que entregar los memorandos de “Araña Negra” del Príncipe. Era tanto lo que el príncipe Carlos se entrometió en el gobierno, enviando cartas eternas que escribía de su puño y letra, que el gobierno se esforzó muchísimo para protegerlo de su propia estupidez haciendo una enmienda en la ley de Libertad de Información para eximirlo en el futuro. El Príncipe Carlos solo debía ver a Eduardo VIII para encontrar un mal final para un monarca que interfería y opinaba. Además de querer casar se con una mujer divorciada es recordado como alguien que interfería en política. Es famosa su frase: “Debe hacerse algo”. Al público le encantó pero para la clase dirigente sus comentarios eran prueba de la ineptitud de Eduardo para reinar. Su intervención fue comentar:

“Un acto constitucionalmente peligroso que amenazaría, si continúa, mezclar al trono con la política”. 121


La Casa Real de Windsor

Hoy en día la pobreza y los problemas sociales aún quejan a Gran Bretaña. En los disturbios durante el verano de 2011, el gobierno conservador acusó a los culpables de “juventud salvaje”. Después de dos disturbios en una generación, Tottenham se convirtió en zona de riesgo. Y, claro, en medio de todo eso, sonó el teléfono y era el Príncipe de Gales. Parecía muy preocupado y su pregunta fue: “¿Qué puedo hacer?”. Y no solo se presentó una vez, sino seis veces. Hoy en día, la fundación del Príncipe tiene al menos seis proyectos en Tottenham. Entrevista del Príncipe Carlos. Fundación Prince’s Trust Disturbios en Tottenham, 2011

“Aún creo que la mitad del problema es que se unen a pandillas porque es un grito de ayuda. Buscan una estructura y una sensación de pertenencia y significado. Solo estuvimos jugando con solo síntomas mucho tiempo y no llegamos a las causas principales”.

Como Príncipe de Gales, Carlos fue mucho más allá de su tarea, según sus críticos. Algunos están nerviosos porque el príncipe es controvertido y a fin de cuentas, no importa si la causa es buena o no: si la monarquía ha de sobrevivir y prosperar, no solo no debe se político tampoco deber ser controversial. Se sabe de fuentes muy cercanas al Príncipe de Gales que el Príncipe Carlos tiene muy clara la diferencia entre ser Príncipe de Gales a se monarca. Está en su ADN. Pero hay muchos que piensan que por su historia, árbol que crece torcido, nunca sus ramas enderezará. Lo que hace que una monarquía tenga éxito, porque, en muchos sentidos, una monarquía es ridícula en el siglo XX, y más en el siglo XXI; debe tener un alto grado de disciplina, y la cualidad que el príncipe Carlos visiblemente no tiene es disciplina.

El Príncipe Carlos, 2012

El Príncipe Carlos y la Duquesa Camilla de Cornwall

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Durante más de 60 años la Reina fue fiel a la promesa que hizo en su primera gira a Sudáfrica cuando tenía solo 21 años:

“Declaro frente a todos ustedes que durante toda mi vida, sea larga o corta, estará dedicada a su servicio y al servicio de nuestra gran familia imperial, a la que todos pertenecemos”. La Reina no es una gran reformadora. Su pensamiento está basado en la tradición, y se siente cómoda y confiada en lo que heredó y no ve en su vida necesidad de ningún cambio. También tiene su vista en la historia. Quiere que la gente piense que es la mejor monarca que el país haya tenido. Y hay una gran posibilidad de que sea juzgada así, pero para lograr ese objetivo, debe conservar lo que tiene, intentar mejorarlo si se puede, y no hacer nada nuevo. El jubileo de diamante marcó el comienzo de la transición. El equipo de Carlos planea discretamente el momento en que la larga espera finalmente termine. El Príncipe Carlos es el Príncipe de Gales más viejo de la historia.

La Reina Elizabeth II

La Reina Elizabeth II y el Príncipe Carlos, aniversario del Jubileo de Diamante

La Reina Elizabeth II y el Príncipe Felipe de Edimburgo

El aniversario de Diamante fue el primer vistazo que se tuvo de la visión de Carlos para la futura monarquía, una monarquía reducida, rentable sin parásitos que la avergüencen. Esta versión de la familia real excluiría a los hijo de sus propios hermanos.

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La Casa Real de Windsor

El Príncipe Carlos y y su hermano Andrés, Duque de York

La princesa Ana lo aceptó. Los Wessex también lo aceptaron de buena gana. La dificultades han sido con el Duque de York. Las excentricidades del príncipe Andrés le han valido sobrenombres como “Randy Andy” y “Andy Millas Aéreas”. Ha sido una carga para la familia real, desde sus poco felices amistades con pedófilos condenados, hasta negocios con los kazajos, hasta su relación con su ex esposa, que es una de las cosas que dicen que irrita a Carlos. Todo contribuye a lago que no es muy aceptable. Andrés estaba furioso. Temía que sus hijas las princesas Beatriz y Eugenia, iban a ser marginadas. Le escribió a la Reina para insistir que sus hijas debían mantener su estatus real. Y la Reina personalmente se puso del lado de Andrés en esta guerra de palabras, pero no se cree que la Reina vaya a oponerse al Príncipe Carlos.

Las Princesas Beatriz y Eugenia de York

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El puesto más importante: El sucesor de la corona Británica

Eventualmente, Andrés tuvo que admitir su derrota. Dio el raro paso de hacer una declaración personal y vía Twitter admitió que sus hijas son jóvenes mujeres moderna y trabajadoras que además son miembros de la familia real. Uno podría decir que Carlos no es cruel con sus hermanos y hermanas porque quiere desplazarlos, este el Carlos que quiere asegurar la longevidad y el futuro de la Casa de Windsor. Carlos está siguiendo el ejemplo del fundador de la Casa de Windsor. El sentimiento anti alemán durante la Primera guerra Mundial fue dirigido a la familia real, Jorge V hizo que todos sus familiares alemanes que vivían en Gran Bretaña renunciaran a sus títulos reales alemanes y adoptaron nombres británicos. Cambió su propio nombre de uno alemán al firmemente británico “Windsor”. Redujo la monarquía e hizo trabajar duro a sus miembros principales para demostrar que valían lo que costaban. Había cierta crueldad en Jorge V pero también era pragmático, y él creyó que si no hacía esos cambios la monarquía británica podía caer. Las reformas de Jorge V salvaron a la monarquía y establecieron la popularidad que tiene hoy en día. La monarquía estará bajo mucha presión en las próximas décadas, y la disposición de Carlos de intervenir podría, traer un nuevo estilo a la monarquía.

Desde el principio, la Casa de Windsor ha sido lista para adaptarse a tiempos cambiantes. Nunca adelante, pero nunca demasiado atrás. Fueron astutos para pilotear crisis y han tenido suerte. La monarquía apela a un sentimiento atávico en el público, y es por esa razón que quizá sobreviva. La presión por debilitar este gran edificio no es muy fuerte en este momento, y, en una posición aislada y expuesta al mundo, probablemente se quiere aferrar a eso por temor a tener algo peor. En un mundo incierto, los Windsor van a necesitar toda la astucia y sabiduría que acumularon durante los últimos 100 años, para navegar las aguas sin explorar que tienen enfrente. Sería muy imprudente para aquellos cerca del trono dar la continuación de la monarquía por sentada. El apoyo a ésta es mucho más frágil en un ambiente que cambia tan rápido como el del siglo XXI. No se cree que sea necesario que la familia real se equivoque demasiado para verse en graves problemas.

La Duquesa de Cornwall, el Príncipe Carlos, la Reina Elizabeth II, el Príncipe William, la Duquesa de Cambridge y el Príncipe Harry

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Castillo Windsor


EPÍLOGO

E

ste libro fue totalmente basado en el documental “The Royal House of Windsor”, dirigido por Richard Sanders, producido por Denys Blakeway, Nick Bullen y Leonie Jameson y patrocinado por All3 Media International. El documental fue narrado por Gwilym Lee, con información consultada y dirigida por la profesora Jane Ridley y el doctor Piers Brendon. Toda la información fue proporcionada del documental que a su vez fue recopilada de los archivos Alamy, An-hanar, British movietone, BBC Motion gallery, Getty images, Shutterstock, Transit film GMBH, Mary Evans picture library, British Pathé, Critical Past, Guardian News and Media, Huntley film archives, Churchill Archives Centre, Churchill College, Imperial War Museum, National Portrait Gallery, Daily Express, ITN source, ITV Studios, Reuters, John Frost newspaper, Oxford Centre for Islamic Studies, Pond 5, Royal Archive, SKY News, video and sound archives, The Prince’s Trust, Telegraph media group, y The Prince of Wales’s charitable foundation. La información fue corroborada por testigos, fundaciones y varios historiadores y analíticos de la historia británica Real, como: Caroline Erskine, Smuts Collection National, Heather Cruickshank, Frank Gillard Family, Nelson Mandela Bay Municipality, Stan Kaye, Andrew Hyde, Princess Olga Romanoff, Harewood House Trust, The Earl of Strathmore and Kinghorne, entre muchos otros.


La Casa Real de Windsor, se terminó de imprimir en noviembre del 2018 en Quick Digital Buenavista, dirección: Calle 21 número 160 por 38 y 36. Colonia Buenavista, avenida del Rogers Hall, 97127, quick.digital@hotmail.com Mérida, Yucatán, México. Fuente tipográfica en texto base New Aster LT Tipografía auxiliar Bickham Script Pro y am_type 1 El tiraje fue de un ejemplar, en papel couche mate de 130 gr en CMYK en los interiores y la cubierta es en pasta dura; encuadernado a mano. Los forros están impresos en cromacote de 300 gr. Impreso en Mérida - México Printed in Merida - México




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