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CRÍTICAS Y OPINIONES
-No es una práctica ética. Ningún psicólogo colegiado debe emplear las constelaciones familiares en consulta. Si hicieran eso, estaría violando el artículo 18 del código deontológico: “Sin perjuicio de la legítima diversidad de teorías, escuelas y métodos, el Psicólogo no utilizará medios o procedimientos que no se hallen suficientemente contrastados, dentro de los límites del conocimiento científico vigente.”
No es una terapia con evidencia científica. No existe ningún tipo de estudio medianamente riguroso que avale su eficacia.
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Las constelaciones familiares no han sido nunca, bajo ningún protocolo experimental serio, contrastadas como una terapia que sea eficaz para nada. Los resultados positivos que puedan dar son atribuibles a procesos de sugestión y a la empatía.
- No se adaptan a las necesidades actuales. Como buena pseudoterapia que es se ancla a unos preceptos que poco o nada han evolucionado o modificado desde que su creador las concibió y que perpetúan una visión familiar y social arcaica y reaccionaria. De hecho, las constelaciones familiares consideran la homosexualidad y demás formas de diversidad sexual como enfermedades que tienen origen en generaciones anteriores.
-No es necesaria una formación especializada para practicarla. Posiblemente una de las razones por la que prolifera tan bien por cualquier parte del mundo. Cualquiera pueda convertirse en un “facilitador” y no requieren que estas personas tengan una amplia formación o sean psicólogos.
En conclusión, las constelaciones familiares son una forma de pseudopsicoterapia cuyo modelo teórico se sustenta en ideas extraídas de otras pseudoterapias y creencias pseudocientíficas o mágicas. Defiende una visión muy antigua y conservadora de la familia, un ejercicio profesional muy poco especializado y “técnicas” altamente sugestivas sin evidencia científica cuyo efecto no va más allá del placebo pudiendo llegar a ser contraproducentes para sus participantes