El conde Lucanor

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EL CONDE

LUCANOR

Compuesto por los excelentísimos alumnos de 3ºD del IES Mar Menor San Javier, MMXIV


Exemplo I De lo que aconteció al zorro viejo con el gallo

Hablando otro día el conde Lucanor con Patronio, su consejero, le dijo así: - Patronio, en mi casa han sucedido problemas con mi señora, y ya va pasándome varias veces, y pensando estoy en separarme de ella, pero esto me sería de muy gran daño a mí y a mi cargo, y por esto acudo a vos debido a vuestro buen entendimiento. – Señor conde Lucanor - dijo Patronio -, para que comprendáis mi consejo me gustaría que supierais lo que le sucedió a un viejo zorro con un gallo. Y el conde preguntó qué aconteció con estos. -Señor conde-dijo Patronio-, hubo una vez un viejo zorro que era muy amigo de un gallo. Estos dos se complementaban, ya que como el zorro era muy viejo y no podía cazar, el gallo le traía huevos del gallinero para que comiera. Por otra parte, el gallo dependía del zorro para protegerse de las alimañas que querían comérselo. Pero un día, el zorro amigo no fue a reunirse con el gallo. Al ver al gallo indefenso, un depredador que por allí pasaba quiso comérselo, el cual escapó por poco de sus garras. Al día siguiente, el zorro amigo acudió a reunirse con el gallo, pero éste no le trajo el huevo por no haberse reunido con él ni darle su protección. Estos dos discutieron y cada uno se fue por su lado. Pero con os días fueron aprendiendo que si se separaban les sería muy dañoso a ellos, ya que el zorro no tenía comida, ni el gallo protección. Se buscaron los dos animales, se perdonaron y volvieron a ser muy grandes amigos. Y vos, señor conde, sepa que si usted y su señora se distancian, esto le sería muy gravoso a usted, mientras que si se reconcilian, todo volverá a ser como antes y así evitará habladurías y problemas. Al conde le agradó el consejo de Patronio, lo siguió y le fue muy bien.

Y como don Rolando vio que este cuento era bueno, compuso estos versos:

La discordia no conduce a nada, mas el perdón todo lo gana.

Rolando David Santelli


Exemplo II Lo que sucedió a un embustero

Otra vez hablaba El conde Lucanor con Patronio: -Patronio, necesito tu consejo sobre un problema que tengo. Hay un hombre que intenta venderme una cosa de valor, por muchos reales, pero no sé si comprarlo. Y contó a Patronio la manera cómo podría ser. Desde que Patronio entendió aquellas razones, respondió al conde de esta manera: - Señor conde, siempre oí decir que era buen seso atenerse al hombre a las cosas ciertas y no a las vanas esperanzas, pues le puede a acontecer como le pasó a una embustero. Y en conde le rogó que le contase lo sucedido. -Señor conde Lucanor- dijo Patronio-, una vez un hombre que vendía joyas por la calle, fue estafado por un comprador de la mafia. Aquel hombre tenía que ser respetado y que se lo hicieran todo. Un día que iba caminando por la calle, se paró e el puesto de las joyas, para comprar una maravillosa sortija a su mujer. El hombre del puesto le dijo que si compraba esa sortija, su mujer sería la más feliz de todas. Pero es algo que dice a todos los maridos que se paraban a mirar. El hombre era un estafador porque todos los hombres que tenían esposas o madres les compraban esa sortija como regalo. Pero un día llego el hombre que nombramos al principio del cuento y le dijo así: no tienes derecho a estafar a la gente y que encima te estés riendo de esas personas, porque el que va a salir perdiendo vas a ser tú. El vendedor recogió todas sus cosas y marcho de allí a toda prisa. -Y vos señor conde no se fie de aquellas personas, que por muy cercanos que sean, siempre habrá alguien que lo engañe. El conde pensó que era buen consejo, lo siguió y le fue muy bien.

Y porque a doña Marta puso contenta este ejemplo, hizo poner en este libro estos versos:

A las vanas ciertas encomendaos Y las vanas esperanzas, dejad de lado.

Marta Henarejos Moya


Exemplo III De lo que aconteció a un hombre con su mujer

Otra vez hablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero: -Patronio, un trabajador de mi empresa con el que he tenido algunas disputas antes me ha dicho que otro trabajador con el que tengo mucha confianza está planeando robarme dinero y no sé si debo creerle o no. -Señor conde -dijo Patronio- le contaré la historia de un hombre que se quedó solo por no creer a su esposa. El conde le rogó que le contase lo sucedido. Patronio le dijo que un hombre adinerado llamado Leonardo tenía una mujer muy hermosa. Un día, un amigo suyo que tenía envidia de todo lo que Leonardo tenía, incluida su mujer, intentó que Leonardo y ella se separaran. Para eso inventó que la mujer quería quitarle todo su dinero y escaparse. Leonardo creyó antes a su amigo que a su esposa y la echó de su casa sin preguntarle si eso era cierto o no. La mujer consiguió ser feliz mientras que Leonardo fue desdichado para el resto de su vida y murió solo. Y concluyó Patronio: -Vos, señor conde, debería confiar en su amigo pero si aun así tiene dudas, pregúntele antes de echarlo de la empresa. El conde vio que este era un buen consejo, obró según él y le fue muy bien.

Y como doña Adela comprobó que el cuento era bueno, lo mandó escribir en este libro e hizo estos versos que dicen así:

De los amigos te debes fiar Porque los enemigos solo quieren tu mal.

Adela Ban


Exemplo IV Lo que sucedió a la mala esposa y al marido justo Otra vez habla el Conde Lucanor con Patronio y le decía: -Patronio, tengo un mal presentimiento sobre mi mujer: últimamente va mucho a clases de pilates, vuelve muy contenta y por las noches no le apetece entregarse a mí porque está cansada. Os ruego que me aconsejéis lo que debo pensar ya que también me habla muy bien del profesor. -Señor conde,-dijo Patronio,-si vuestra mujer actúa de esa forma es mejor que escuche lo que le pasó al león pícaro y a la leona inteligente, que es un caso parecido al vuestro. Y el conde le preguntó lo que había sucedido. -Un león y una leona vivían juntos en la sabana. La leona tenía mucha hambre, ya que el león salía a cazar pero no traía comida. Decidió salir a buscarlo para ver qué pasaba y tras hacerlo, lo vio bajo un árbol durmiendo tan tranquilo. Lo despertó y le dijo que se olvidara de ella por vago e irresponsable. -Así que vos, señor conde, pregúntele si le puede acompañar para hacer más cosas juntos y si dice que no, vaya usted a espiarla o puede pagar a un detective para que él se encargue. El conde pensó que era un buen consejo y así lo hizo. Y doña Paula lo mandó poner en este libro e hizo estos versos.

Ante cualquier duda no pienses, actúa.

Paula Sánchez


Exemplo V Lo que sucedió a un hombre que le llegaron malos rumores

Otra vez le dijo el Conde Lucanor a su consejero Patronio: -Patronio, mi mujer se ha ido a Alemania a trabajar, y me han llegado rumores de que tiene un nuevo amante y no se atreve a contármelo por pena. He tenido una idea, que es mandarle un mensaje diciéndole que la dejo, pero prefiero que me aconsejéis, y así aclarar mis dudas. -Señor Conde Lucanor- dijo Patronio -, para que sepáis lo que más os conviene hacer, me gustaría contaros lo que sucedió a un hombre con su mujer que se fue por motivos de trabajo. El conde le rogó que le contase lo sucedido. -En Murcia vivía una pareja fiel, aunque vivían en una casa pobre y antigua porque con el dinero que ganaban en sus trabajos, no podían permitirse un hogar mejor. Por casualidad, la mujer encontró trabajo en EEUU y tras pensarlo junto con su marido, decidió irse un tiempo allí hasta tener suficiente dinero para tener un hogar mejor. Varios meses después, el marido se reunió con algunos amigos suyos y comenzaron a decirle que su mujer estaba aprovechando en EEUU para echarse un novio rico, más guapo y con una mansión. El marido, convencido de que lo que le habían dicho sus amigos era verdad, le mandó una carta a su mujer, diciéndole que ya sabía que estaba con otro y también le devolvió en esa carta todas las fotos que tenían juntos. Ella, al leer la carta y recibir todas las fotos, comenzó a llorar y no volvió a hablar con él. A los dos meses ella tenía novio y vivían felices, pero el hombre, al ver que ella no le contestaba a su carta, se quedó esperando y jamás volvió a tener novia. -Y vos, señor conde, si es verdad que tu mujer esta con otro, llámela y poned un fin a la relación, pero si no estáis seguro de que lo que tus amigos le dijeron, no lo hagais, porque ella se enfadará con vos por pensar eso y usted se pasará la vida arrepintiéndose. El conde pensó que este era un buen consejo. Y porque a doña Julia contentó este ejemplo, lo mandó a escribir en este libro y compuso estos versos que dicen así:

Si malos rumores te llegan // fastidiarte es lo que desean. Julia Samper Madrid


Exiemplo VI De lo que aconteció a Alicia con el collar de su abuela Un día hablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero, y le dijo: -Patronio, ayer me mandaron un mensaje al móvil, diciéndome que si me cambio de compañía me regalan uno mejor,pero yo estoy cómodo con la compañía que llevo aunque también quiero un móvil nuevo. Y dado vuestro buen entendimiento os quiero preguntar qué debo hacer. -Señor conde Lucanor-dijo Patronio-, me gustaría que supieseis lo que sucedió a Alicia con el collar de su abuela. Y el conde le preguntó cómo había sido aquello. Alicia era una chica a la que le gustaban mucho las joyas. Un día, por su cumpleaños, su abuela le regaló un collar de plata, que era de sus antepasados y la chica se alegró y guardó el collar con mucho cariño. Sin embargo, un día Alicia volvió a casa muy contenta porque le habían propuesto un trato que consistía en intercambiar su collar de plata por uno de oro, muy valioso. Alicia aceptó e intercambió su collar por el otro. Lo que no pensó fue en el daño que le causaría a su abuela y lo sintió mucho al darse cuenta de la importancia familiar del collar original. -Y vos, señor conde Lucanor , comprended que si estáis conforme con lo que tenéis y a gusto con vuestra compañía, es mejor no someteros al riesgo de que podáis caer con una mala compañía y luego aquel móvil lo tengáis que pagar de otra forma. El conde vio que este era un buen consejo , obró según él y le fue muy bien.

Y porque entendió Amal que este ejemplo era bueno, lo hizo poner en este libro y compuso estos dos versos:

Si con lo que tienes alegre estás, no te sometas al riesgo quizás. Amal Azizi


Exemplo VII De lo que aconteció a doña María, la que mucho hacía y nada sabía

Otra vez hablaba el conde Lucanor con Patronio en esta guisa: -Patronio, un hombre me dijo que le prestara dinero para abrir su negocio, pero tiene una fama muy mala, todo el mundo comentaba que el dinero que le prestan se lo queda y si no, lo roba. Os ruego que me digáis que puedo hacer. -Señor conde Lucanor- dijo Patronio-, para saber qué hacer me gustaría que supierais lo sucedido a doña María, la que mucho hacía y nada sabía. El Conde Lucanor preguntó cómo ocurrió aquello. -Señor Conde Lucanor- dijo Patronio-, doña María iba por el pueblo paseando y los vecinos la criticaban porque corría el rumor de que era una ladrona. Un día llegó al pueblo un nuevo habitante. Al salir a comprar, se cruzó con doña María, ella muy amable le saludó y el vecino se lo devolvió y cuando llegó al mercado, el tendero y las demás personas que había le dijeron que la persona a la que había saludado era una ladrona muy conocida en el pueblo. El señor, cuando llegó a su casa, lo guardó todo bien; cuando estaba terminando sonó el timbre y era doña María que había ido a llevarle unas galletas que había hecho. El señor, por ser amable, le invitó a tomar un café y después de hablar durante unas horas le dijo que para ser una ladrona era muy simpática. La invitada, al oír eso, se puso muy seria y le preguntó que de dónde había sacado ese rumor. Él se lo explicó todo y a doña María le entró la risa, ya que era todo falso. -Y vos señor conde, no debéis hacer caso a la gente, sino preguntarle a la persona aludida o comprobarlo usted mismo. El conde pensó que este era un buen consejo.

Y doña Lucía lo mandó poner en este libro e hizo estos versos que dicen así:

Antes de creer los cotilleos averiguar los ciertos

Lucía Sáez


Exemplo VIII Lo que le pasó a un rey al castigar a su hijo

Otra vez habla el conde Lucanor con Patronio con este problema: -Patronio, ayer castigue a mi hijo porque solo está pendiente del móvil y de la novia. No me hace caso y se comporta muy mal con la familia. No sé cómo castigarlo. -Señor conde Lucanor. Le voy a contar la historia que le sucedió a un hombre con su hijo al castigarlo cruelmente Y el conde preguntó qué había pasado. -Esto sucedió tiempo atrás, como bien sabe, antiguamente los nobles no podían estar con marginados. Pero el príncipe Alberto no pudo resistirse a aquella mujer pobre que vio en la calle La mujer no pudo resistirse a tal amor, por ese motivo fueron quedando noche tras noche hasta que el rey lo vio y decidió convertir al príncipe en cura, pero Alberto, que se enteró, se escapó con su amada. El rey, arrepentido de su castigo, decidió perdonar a su hijo y darle otra oportunidad. Pero cuando fue a buscarlo, el príncipe ya se había ido para siempre. -Lo que te quiero decir conde, es que sepas valorar lo que tienes, porque todos pasamos por esa etapa de adolescencia Así que el castigo tiene que ser moderado, pero que le sirva para aprender. El conde pensó que era un buen consejo, lo hizo y le fue muy bien.

Y viendo Marta que este cuento era bueno, lo mandó a escribir en este libro y compuso estos versos:

Quién castiga cruelmente, Poco gana fácilmente.

Marta Nieto Barceló


Exemplo IX De lo que sucedió con la avaricia y la mentira Otra vez le dijo el conde Lucanor a su consejero Patronio: -Patronio, el presidente de la comunidad vecina me ha propuesto unir nuestras riquezas para dominar el mercado financiero español. Ellos tienen un capital de estado mayor que el nuestro, así que he planeado una estafa. Retiraré el dinero de las arcas del Estado, lo ingresaré en un paraíso fiscal y les pediré que nos presten dinero para evitar la quiebra, entonces nos quedaremos con nuestro dinero y con el suyo. -Señor conde Lucanor –dijo Patronio-, paro que sepáis lo qué más os conviene hacer en este negocio, me gustará contaros lo que le pasó a un perro avaro. Y el conde le preguntó lo que le había sucedido. -Señor conde Lucanor -dijo Patronio-, un perro atravesó el río nadando mientras en su boca sostenía un buen pedazo de carne. El perro, al ver su reflejo en el río, creyó que se trataba de otro perro que llevaba una gran presa e intentó quitársela. El animal quedó engañado y por su avaricia se quedó sin presa, porque no solo soltó la que ya tenía, sino que tampoco pudo tomar lo que quería. -Y vos conde Lucanor, si no queréis que os ocurra lo mismo que al perro, no aceptéis ni siquiera la proposición de unificación, y por supuesto olvidad vuestro descabellada idea. Al conde le agradó lo que Patronio le dijo e hízolo así y hallose bien por ello. Y porque a Don Sergio le gustó este ejemplo, hízolo poner en este libro e hizo estos versos:

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Quién envidia lo del otro pierde con justicia lo propio.

Sergio Sánchez Molina


Exemplo X Lo que sucedió a un rey con los que se pensaban que eran sus amigos

Otra vez hablaba el Conde Lucanor con Patronio, su consejero y le decía: Patronio, un pariente mío me ha contado que no sabe si su mujer, que es guapa y humilde, lo engaña con el mejor de sus amigos, un chico fiel y guapo; entonces él duda de si le quiere por su dinero o por amor. Por eso os ruego que me digáis si le debo aconsejar que siga con ella, sabiendo la duda que tiene, o si le debo aconsejar que no lo haga. -Señor Conde Lucanor –dijo Patronio -, para que sepáis lo que más os conviene hacer en tu duda con tu mujer, me gustaría contaros lo que sucedió a un rey de gran nobleza con los que pensaban que eran sus amigos. Y el señor conde le pregunto cómo fuera aquello. -Señor Conde –dijo Patronio,- tres pícaros que el rey se pensaba que eran sus amigos fueron a palacio y le pidieron dinero, porque lo necesitaban para asuntos de la nobleza. El rey, creyéndoselo, les dijo que sí. Luego sus supuestos “amigos” se gastaron ese dinero en sus caprichos, dejando las cosas de la nobleza a un lado. A los tres días volvieron a aparecer en palacio diciendo al Rey que necesitaban más dinero otra vez porque querían redecorar las habitaciones del castillo. El rey, creyéndoselo les dijo que sí de nuevo. Pero ellos se gastaron ese dinero en joyas y no en redecorar el palacio. A los cinco días volvieron otra vez a pedirle más dinero con otra excusa y el rey, ya enfadado viendo que en palacio no cambiaba nada, y a sus “supuestos amigos” cada vez los veía con mejores vestimentas y joyas, les preguntó qué habían hecho con el dinero, a lo que ellos contestaron que estaban comprándolo todo primero, y luego lo pondrían. Entonces el rey les preguntó por sus vestimentas y joyas a los que ellos le contestaron que eran suyas. El rey se dio cuenta de que sus “amigos” se estaban aprovechando de él y los echó inmediatamente de palacio. -Así, vos, Señor Conde Lucanor, nunca des tus confianzas a los que piensas que son tus amigos porque pueden pretender engañarte y quedarse con vuestras riquezas, confía en quienes han vivido con vos porque siempre procurarán serviros y favoreceros. El conde pensó que era un buen consejo, lo siguió y le fue muy bien.


Viendo doña Flori que este cuento era bueno, lo mandó escribir en este libro y compuesto estos versos que dicen así:

No te fíes de quienes dicen ser tus amigos, Fíate de los que en verdad siempre están contigo.

Flori Egea Torres


Exemplo XI Lo que le aconteció a una pareja de enamorados

Otra vez le dijo el Conde Lucanor a su consejero Patronio: -Patronio, un hombre amigo mío se acostó con una mujer de una noche aunque está casado y no sabe si decírselo o contárselo a su mujer así que me ha pedido consejo a mí pero no sé lo qué decirle. -Mi señor conde Lucanor –dijo Patronio-, dígale a vuestro amigo que haga como los personajes del cuento. El conde le rogó que le contase este cuento sobre lo sucedido. Patronio le dijo que en una ciudad vivía un hombre que no se sentía muy feliz con su pareja entonces se iba por la noche a contratar a una mujer para sentirse mejor, pero iban pasando los días y cada vez se sentía más solo. Una noche, la mujer sospechaba que su marido llegaba muy tarde, entonces lo siguió y descubrió lo que hacía y cortaron su relación. El hombre se quedó solo y triste toda su vida. -Señor conde, si vuestro amigo no sabe lo que hacer, aconsejadle que si va a ser un hombre fuerte y no volverá hacerlo que se lo calle; pero como lo vuelva hacer, su mujer va a sufrir más y más. Y viendo don Julio que este cuento era bueno, lo mandó a escribir en este libro y compuso estos versos que dicen así. Sé fuerte y di las cosas antes de que empeoren más.

Julio Torrente Navarro


Exemplo XII Lo que le sucedió a Antonio con su nuevo trabajo

Otra vez hablaba el conde Lucanor con Patronio en esta guisa: -Patronio, hoy he recibido una llamada de Jazztel en donde me dan doscientas megas por el mismo precio que pago diez. Y sin duda es una ganga, pero necesitaría cambiarme de compañía y estoy muy a gusto con internet, aunque si lo tuviera podría subir mis vídeos a youtube más rápido. Desde que Patronio entendió aquellas razones, respondió al conde en esta manera: -Señor conde Lucanor, siempre oí decir que era buen seso atenerse el hombre a los anuncios con grandes ofertas en grandes letras y en letrita pequeña la verdadera estafa, la misma historia que le pasó a Antonio con su internet. Y el conde le preguntó cómo fuera aquello. -Señor conde -dijo Patronio-, hubo un hombre que tenía por nombre Antonio y vio un anuncio de una oferta de trabajo que pagaban tres mil euros al mes por un trabajo de guardia de seguridad en el banco. Comenzó a pensar que estaba muy bien con su trabajo pero tenía un sueldo deprimente y vivía muy justo y sin poder gastarse dinero en caprichos, así que fue a la entrevista de trabajo y raramente no había ningún otro interesado en el puesto, cosa que extrañó bastante a Antonio ya que el trabajo era una ganga. Un día, estando Antonio en el trabajo, se encontró con unos atracadores y estos le dispararon a la cabeza y Antonio murió. Lo que el protagonista no había leído era que en su contrato, s decía que el banco no se hacía responsable de cualquier accidente, y mucho menos sabía Antonio que era un banco habituado a ser robado debido a sus pésimas medidas de seguridad… Y así, como no se molestó en leer la parte de atrás, murió. -Y vos, señor conde, si queréis seguir estando cómodos con vuestro internet, dejaos de líos y seguid con el que estáis pues seguro lleva truco esa oferta. Al conde le agradó lo que Patronio le dijo e hízolo así y hallóse bien por ello. Y porque a Iván contentó este ejemplo, hízolo poner en este libro e hizo estos versos:

Si ves un anuncio que esté tirado no le hagas caso y no seas pirado. Iván García Gea


Exemplo XIII Lo que sucedió a una zorra que se enamoró de un lobo

-Patronio , un amigo me ha contado que está enamorado de una pobre muchacha la cual ni lo conoce , y además sus padres no quieren que vaya con jovencitas. -Señor Conde- dijo Patronio, le voy a aconsejar por medio de un cuento en el que aparece una zorra y un lobo . Una vez una zorra se enamoró de un apuesto lobo, el lobo no conocía a la zorra, y además, por si fuera poco, él ya tenía pareja. Cuando esta se enteró, se quedó anoréxica porque no salía a cazar de lo deprimida que estaba, hasta que un día se dijo a sí misma que no se iba a amargar por un lobo con todos los que había. Al Conde le agradó lo que Patronio, su consejero le dijo, e hízolo así y hallose bien por ello. Y porque a Don Alejandro contentó este ejemplo, hizo poner estos dos versos. “No te fíes de nadie, Que te guie el aire” Alejandro Ibáñez Conesa


Exemplo XIV Lo que le sucedió a la cabra con el pueblo

Un día el conde Lucanor hablaba con Patronio su consejero, y le dijo: -Patronio el otro día en el trabajo sucedió algo: una de las paredes y parte del suelo estaban pintados como un acto de rebeldía. El jefe reunió a todos los empleados y pidió explicaciones y que el causante diera la cara por lo que había hecho. Aquí llega mi problema: yo sé quién ha sido, ha sido mi mejor amigo. Debería delatarlo al jefe o callarme y no decir nada. Dado vuestro entendimiento, os quiero preguntar qué debo hacer. -Señor conde Lucanor –dijo Patronio- me gustaría que supieseis lo que le sucedió a la cabra, la tortuga y al conejo con el pueblo. El conde pregunto qué había ocurrido. -La cabra se dedicaba a robar, la tortuga y el conejo eran trabajadores honrados. Un día, la cabra vio a su siguiente víctima, pero le robo a una persona que no tenía que haber robado. Más tarde se dio cuenta de que era el alcalde del pueblo. El alcalde muy enfadado decidió reunirlos a todos y preguntó quién había sido el causante de los robos; nadie contesto. Así que el alcalde decidió no celebrar las fiestas; con esa decisión todo el pueblo se enfadó. Al día siguiente, la tortuga y el conejo (íntimos amigos de la cabra) hablaron con ella para que confesase y no tuviera que cumplir el castigo todo el pueblo, la cabra a eso contesto que él no diría nada. Así que no dejó otra opción al conejo y a la tortuga, que fueron a contárselo todo al alcalde. Este, al enterarse, mando arrestar a la cabra y reanudó las fiestas. Y vos conde Lucanor, comprended lo que os puede venir y poned remedio para que no suceda.El conde vio que era un buen consejo y así lo hizo. Y porque entendió don Francisco que este ejemplo era bueno lo hizo poner en este libro y compuso estos versos:

Si cometes errores, afróntalos y no los de tu alrededor.

Francisco Ibañez Conesa


Exemplo XV Lo que sucedio a la serpiente y la lija

Otra vez hablaba el conde Lucanor con Patronio: -Patronio , me ha llegado la noticia de que alguien quiere derrotarme en un duelo. -Señor Conde - dijo Patronio-, usted sabe que es el mejor caballero de esta provincia , ninguno puede derrotarle. -Pero... Patronio, ¿y si la suerte me deja? ¿Y si me gana? ¿Y si no quiero aceptar el duelo? Se reirán de mí. Dime qué debo hacer. -Me conto un gran amigo mío una fábula que te ayudará a tomar una decisión. Y el conde le preguntó cómo había sido eso: -A una serpiente que le gustaba hincar el diente pero un día entró en la casa de un cerrajero y vio una lija de acero a la que se echó a morder y la lija le dijo: ``Pero serpiente , a dónde vas si yo hago polvo el metal ´´ -Y vos señor conde, la decisión que debéis tomar es afrontar los problemas que te da la vida y no dudar en que eres el mejor. Y viendo Don Daniel que esto le ayudó a resolver el problema, lo guardó en su libro e hizo estos versos:

Para poder debes creer.

Daniel Vera Celdrán



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