San Martín de la a A la Z

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Próceres de la

a la

Pensamientos políticos en primera persona

JOSÉ DE

SAN MARTÍN

Presidenta de la Nación: Cristina Fernández de Kirchner. Unidad Ejecutora Bicentenario: Oscar Isidro José Parrilli; Jorge Edmundo Coscia; Tristán Bauer

Por Felipe Pigna y Mariano Fain Próceres de la A a la Z

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“Si somos libres, todo nos sobra.” José de San Martín

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José Francisco de San Martín nació en Yapeyú, hoy provincia de Corrientes, un 25 de febrero de 1778, tan sólo dos años después de haber sido creado, respondiendo a múltiples razones estratégicas, el virreinato del Río de la Plata.

Y

apeyú, ubicada sobre la margen occidental del río Uruguay había sido fundada en febrero de 1627 por los la Compañía de Jesus y se transformó con el

a declinar rápidamente con la expulsión de los jesuitas en 1768, pero Yapeyú siguió siendo una ciudad importante dentro de la estrategia española para estas tierras. En 1774 arribó a Yapeyú

Manuel Tadeo. Al tiempo nacerían en el lugar Justo Rufino y el menor de la familia, José Francisco, quien pronto comenzó a ser cuidado por una niñera india, Juana Cristaldo, quién según doña Gregoria, lo

Había tomado contacto en España con círculos liberales y revolucionarios que veían con simpatía la lucha por la emancipación americana.

tiempo en el más importante centro ganadero del Río de la Plata, famoso por diferentes tipos de productos que eran exportados a Chile y Perú. Esta situación comenzó

con el cargo de teniente gobernador el Capitán don Juan de San Martín, quién se instaló en el lugar junto con su mujer, Gregoria Matorras, y sus hijos María Elena, Juan Fermín y

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consentía demasiado. Actualmente algunos historiadores abonan la idea de que dicha niñera de origen aborigen era su verdadera madre y que su padre habría sido el peninsular Diego de Alvear. Lo que convertiría a San Martín en un mestizo medio hermano de Carlos María de Alvear. Cuando José tenía apenas tres años, toda la familia dePróceres de la A a la Z


bió abandonar Yapeyú y trasladarse a Buenos Aires. Los San Martín vivirán en la capital del virreinato hasta 1784 cuando fuera aceptado el pedido de Don Juan para regresar a España. Se le encargó la dirección de un regimiento en Málaga y allí se instaló la familia. José, que tenía por entonces ocho años ingresó al Se-

guerra entre España y Francia, el joven San Martín tuvo una actuación destacada en todas las contiendas en las que participó, de esa manera logró ascender rápidamente en sus grados militares hasta llegar al de segundo teniente. En la guerra contra las fuerzas napoleónicas, fue condecorado con la meda-

mado contacto en España con círculos liberales y revolucionarios que veían con simpatía la lucha por la emancipación americana. Al salir de España el 14 de mayo de 1811 con destino a América visitó previamente la ciudad de Londres. Dicha ciudad ya era por entonces la gran capital de la Revolución

Combate de San Lorenzo, 3 de Febrero de 1813.

minario de Nobles de Madrid. Allí aprendió latín, francés, castellano, dibujo, poética, retórica, esgrima, baile, matemáticas, historia y geografía. En 1789, a los once años ingresó como cadete al regimiento de Murcia y en poco tiempo tomó parte activa en numerosos combates en España y en el Norte de África. Entre 1793 y 1795 durante la Próceres de la A a la Z

lla de oro por su heroica actuación en la batalla de Bailén el 19 de julio de 1808 El joven José estaba muy al tanto de los sucesos del Río de la Plata y al enterarse de los hechos de mayo de 1810 decidió pedir el retiro del ejército español para poner sus conocimientos y experiencia al servicio de la naciente revolución americana. Había to-

Industrial donde florecían las ideas liberales, ante todo en lo económico, pero también en lo político. Allí prosperaban los grupos revolucionarios como la “Gran Hermandad Americana”, una logia fundada por Francisco de Miranda, un patriota venezolano que se proponía liberar América con la ayuda financiera de los ingleses.

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Damas Argentinas entregan joyas a San Martin.

A poco de llegar, San Martín entró en contacto con los grupos opositores al triunvirato, encabezados por la Sociedad Patriótica fundada por Bernardo de Monteagudo, y creó, junto a su compañero de viaje Carlos de Alvear, la Logia Lautaro, una sociedad secreta cuyos objetivos principales eran la Independencia y la sanción de una Constitución de carácter Republicana.

Durante su estadía en Londres, San Martín tomará contacto con los miembros de

la “Hermandad”, sobre todo con Andrés Bello y con personas vinculadas al gobierno británico, como James Duff y Sir Charles Stuart, quienes le harán conocer el plan Maitland. El plan, un manuscrito de 47 páginas, había sido elaborado por el general inglés Thomas Maitland en 1800 y aconsejaba tomar Lima a través de Chile por vía marítima. San Martín tendrá muy en cuenta las ideas del militar inglés en su futura campaña libertadora. Finalmente en enero de 1812 San Martín emprendió el regreso a su tierra natal a bordo de la fragata inglesa George Canning con objetivos muy claros tal cual el

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mismo expresara: “Yo serví en el ejército español desde la edad de trece a treinta y cuatro años, hasta el grado de teniente coronel de caballería. En una reunión de americanos en Cádiz, sabedores de los primeros movimientos de Caracas, Buenos Aires, etc., resolvimos regresar cada uno al país de nuestro nacimiento a fin de prestarle nuestro servicio en la lucha.” Al llegar San Martín a Buenos Aires la situación política era visiblemente complicada. Gobernaba el Primer Triunvirato integrado por Feliciano Chiclana, Manuel de Sarratea y Juan José Paso. Pero el verdadero poder estaba en manos del secretario Próceres de la A a la Z


de gobierno, Bernardino Rivadavia, quien venía desarrollando una política muy centralista que desoía todos los reclamos del interior, cada vez más perjudicado por la política económica de Buenos Aires que fomentaba el libre comercio y mantenía un manejo exclusivo del puerto y de la aduana. San Martín logró que el Triunvirato le respetara su grado militar de Teniente Coronel y que se le encomendara la creación y organización de un regimiento para custodiar las costas del Paraná azotadas por los ataques de los españoles de Montevideo. Así nació el regimiento de Granaderos a Caballo. El propio San Martín diseñará los uniformes y las insignias del nuevo cuerpo militar. San Martín participó el 8 octubre de 1812 del movimiento que incluyó desplazamiento de tropas (incluidos los propios granaderos) que concluyó con el primer triunvirato y posibilitó la formación del Segundo, consonante éste con los principios difundidos por la Logia y la Sociedad Patriótica, integrado por Juan José Paso, Nicolás Rodríguez Peña y Antonio Álvarez Jonte. En esa ocasión San Martín redactó el documento que exigía la renuncia de los gobernantes y expresaba: “... no siempre están las tropas Próceres de la A a la Z

para sostener gobiernos tiránicos”. En aquella Buenos Aires donde diversión, reuniones políticas y selección de candidatos y candidatas para matrimonio coincidían en un mismo lugar: “Las Tertulias”, Don José fue poco a poco tenido en cuenta en las selectas listas de invitados. La más famosa y agradable, según cuentan, era la de Don Antonio Escalada y su esposa Tomasa, en la que sus hijas, Remedios y Nieves,

El tiempo me falta para todo, el dinero ídem, la salud mala, pero así vamos tirando hasta la tremenda.

no perdían de vista a ningún nuevo visitante. Por allí pasó Don José y surgió el romance con Remedios. Poco después, con celeridad casi revolucionaria el 12 de noviembre de 1812 se casaron. Él tenía 34 años y ella 15. El 3 de febrero de 1813 los Granaderos de San Martín entraron por primera vez en combate frente al Convento de San Lorenzo, en Santa Fe. El triunfo fue total y el prestigio del ahora coronel San Martín crecía sin cesar. Fue así que en 1814 se le

encomendó el mando del ejército del Norte en reemplazo del General Belgrano. Belgrano le diría sobre el encuentro: “Mi querido amigo y compañero: Mi corazón toma nuevo aliento cada instante que pienso que usted se me acerca; porque estoy firmemente persuadido de que usted salvará a la patria y podrá el ejército tomar un diferente aspecto: soy solo, esto es hablar con claridad y confianza; no tengo ni he tenido quien me ayude. En fin, mi amigo, espero en usted compañero que me ilustre, que me ayude y conozca la pureza de mis intenciones, que Dios sabe que no se dirigen ni se han dirigido más que al bien general de la patria y a sacar a nuestros paisanos de la esclavitud en que vivían.” San Martín aceptó el cargo pero hizo saber a las autoridades que sería inútil insistir por la vía del Alto Perú, su plan consistía en cruzar la cordillera, liberar a Chile y de allí marchar por barco para tomar el bastión realista de Lima. Así logró ser nombrado gobernador de Cuyo. En Mendoza comenzó los preparativos para su ambicioso plan sin descuidar las tareas de gobierno. Fomentó la educación, la agricultura la industria y creó un sistema impositivo progresi-

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vo cuidando que pagaran más los que más tenían. La campaña contó con la colaboración de todo el pueblo cuyano el cual aportó según sus posibilidades para armar y aprovisionar al Ejército de los Andes. El propio gobernador dio el ejemplo reduciendo su sueldo a la mitad: “Basta de ser egoístas para empeñar el último esfuerzo en este momento único que para siempre fijará nuestra suerte. A la idea del bien común y a nuestra existencia, todo debe sacrificarse. Desde este instante el lujo y las comodidades deben avergonzarnos... Desde hoy quedan nuestros sueldos reducidos a la mitad. Yo graduaré el patriotismo de los habitantes de cita provincia por la generosidad... Cada uno es centinela de su vida. El 24 de marzo de 1816 comenzó a sesionar el Congreso en Tucumán. San Martín, preocupado por la demora en sancionar la independencia dirigió una carta al diputado por Cuyo, Godoy Cruz: “¿Hasta cuándo esperaremos para declarar nuestra independencia? ¿No es cosa bien ridícula acuñar moneda, tener el pabellón y escarapela nacional y, por último, hacer la guerra al soberano de quien se dice dependemos, y permanecer a pupilo de los enemigos?”

En agosto de 1816, nació Mercedes Tomasa de San Martín, y tan sólo unos meses después, en enero de 1817 comenzó el histórico cruce de los Andes. A poco de emprender la marcha, San Martín daba cuenta de lo precario del aprovisionamiento de aquel ejército: “Si no puedo reunir las mulas que necesito me voy a pie... sólo los artículos que me faltan son los que me ha-

El general argentino tomó entonces una drástica decisión: retirarse de todos sus cargos, dejarle sus tropas a Bolívar y regresar a su país.

cen demorar este tiempo. Es menester hacer el último esfuerzo en Chile, pues si esta la perdemos todo se lo lleva el diablo. ” En varios tramos del cruce, San Martín debió ser trasladado en camilla a causa de sus padecimientos. Su salud era bastante precaria. Padecía de problemas pulmonares —producto de una herida sufrida en 1801 durante una batalla en España—, reuma y úlcera estomacal. Los hombres del ejército libertador tuvieron que so-

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portar grandes cambios de clima, ya que la sensación térmica se agudiza con la altura. De día el sol es muy fuerte y se llega a temperaturas de más de 30 grados; durante la noche, el viento helado, con mínimas de 10 grados bajo cero, puede llevar al congelamiento. Durante la travesía, la altura promedio fue de 3.000 metros, lo que provocó en muchos hombres: fuertes dolores de cabeza, vómitos, fatiga e irritación pulmonar. A poco de cruzar los Andes, el 12 de febrero de 1817, las fuerzas patriotas derrotaron a los españoles en la cuesta de Chacabuco, iniciando de esa forma la independencia de Chile. El 19 de marzo del año siguiente las fuerzas patriotas sufrieron una derrota en Cancha Rayada en manos de los realistas, quienes fueron derrotados definitivamente en Maipú el 5 de abril de 1818. El diario The Times de Londres, al informar sobre la victoria de los criollos en Maipú, se preguntaba “¿Quién es capaz ahora de detener el impulso de la revolución en América?” Algunos días después de esta batalla, San Martín volvió a cruzar la cordillera rumbo a Buenos Aires para solicitar ayuda al gobierno del Directorio para la última etapa de su campaña libertadora: el ataque marítimo contra Próceres de la A a la Z


el bastión realista de Lima. Obtuvo la promesa de una ayuda de 500.000 pesos para su plan limeño, de los que sólo llegaron efectivamente 300.000. San Martín regresó a Chile, donde obtuvo la ayuda financiera del gobierno y armó una escuadra que quedará al mando del marino escocés Lord Cochrane. Mientras tanto, en Buenos Aires la situación política seguía fluctuando. Pueyrredón propició la invasión portuguesa de la Banda Oriental para combatir a Artigas y le ordenó a San Martín que baje con su ejército y encabece la represión de los orientales. San Martín se negó y aclaró que “jamás desenvainaría su espada para derramar sangre de hermanos”. El 20 de agosto de 1820 partió desde el puerto chileno de Valparaíso la expedición libertadora. La escuadra estaba formada por 24 buques, 239 cañones y unos 4.800 soldados. El 28 de julio de 1821 San Martín declaró la independencia del Perú. Entonces, se formó un gobierno independiente que le otorgó el título de Protector del Perú, con plena autoridad civil y militar. En un principio el general se había negado a aceptar el cargo, pero el clamor popular y los consejos de su amigo y secretario, Bernardo de Monteagudo, le hicieron recordar Próceres de la A a la Z


que el peligro realista no había desaparecido, que las fuerzas del virrey se estaban reorganizando en los cuatro puntos cardinales del Perú y que por lo tanto su presencia se hacía imprescindible para terminar definitivamente con el dominio español. San Martín abolió la esclavitud y los servicios personales (mita y yanaconazgo), garantizó la libertad de imprenta y de culto, creó escuelas y la biblioteca pública de Lima. El Protector promovió la protección de los monumentos arqueológicos y quitó de los edificios y lugares públicos los monumentos y placas que el gobierno español había establecido en homenaje a los conquistadores: “Las instituciones de los pueblos no son sino la expresión de sus ideas sobre el bien común, y los signos exteriores que se adoptan por los gobiernos son el único lenguaje propio para explicar a la multitud los principios que los animan. En la época precedente la vista del pueblo encontraba por todas partes los símbolos de la esclavitud y estaba ya familiarizada con ella. Pasó aquella época: todo lo que humilla debe desapa-

recer simultáneamente.” Tras esta introducción, el Protector decretaba: De todos los lugares públicos y edificios privados se quitarán no sólo las armas de España sino todo jeroglífico o signo alusivo a la dependencia de América. Cualquier ciudadano está autorizado para destruirlos. Debió enfrentar graves dificultades financieras, lo

Remedios de Escalada

que creó entre la población un creciente descontento. Pese a las dificultades San Martín pudo controlar la situación y lograr la rendición de los realistas del Sur y del Centro del Perú. Mientras San Martín llevaba adelante su campaña desde el Sur, el patriota venezolano Simón Bolívar, lo venía haciendo desde el Norte. El general Sucre, lugarteniente de

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Bolívar, solicitó ayuda a San Martín para su campaña en Ecuador. El general argentino le envió 1600 soldados que participaron victoriosamente en los combates de Riobamba y Pichincha que garantizaron la rendición de Quito. Finalmente los dos libertadores decidieron reunirse. El histórico encuentro tuvo lugar en Guayaquil, Ecuador, entre los días 26 y 27 de julio de 1822. Había entre ellos diferencias políticas y militares. Mientras San Martín era partidario de que cada pueblo liberado decidiera con libertad su futuro, Bolívar estaba interesado en controlar personalmente la evolución política de las nuevas repúblicas. El otro tema polémico fue quién conduciría el nuevo ejército libertador que resultaría de la unión de las tropas comandadas por ambos. San Martín propuso que lo dirigiera Bolívar pero éste dijo que nunca podría tener a un general de la calidad y capacidad de San Martín como subordinado. Tras la entrevista de Guayaquil San Martín regresó a Lima y renunció a su cargo de Protector del Perú. “La presencia de un militar afortunado, por más Próceres de la A a la Z


San Martin y O’higgins.en la cumbre de los Andes.

desprendimiento que tenga es temible a los estados que de nuevo se constituyen. Por otra parte ya estoy aburrido de oír decir que quiero hacerme soberano. Sin embargo siempre estaré a hacer el último sacrificio por la libertad del país, pero en clase de simple particular y no más. En cuanto a mi conducta pública mis compatriotas dividirán sus opiniones; los hijos de éstos darán el verdadero fallo.” Partió luego rumbo a Chile donde permaneció hasta enero de 1823. Cruzó por última vez los Andes, estuvo unos días en Mendoza y pidió autorización para entrar en Buenos Aires para poder ver Próceres de la A a la Z

a su esposa, que estaba gravemente enferma. Rivadavia, ministro de gobierno del gobernador Martín Rodríguez, le negó el permiso argumentando que no estaban dadas las condiciones de seguridad para que San Martín entrara a la ciudad. En realidad Rivadavia, que siempre le había negado cualquier tipo de ayuda a San Martín, temía que el general entrase en contacto con los federales del Litoral. El gobernador de Santa Fe, Estanislao López, le envió una carta advirtiéndole que el gobierno de Buenos Aires esperaba su llegada para someterlo a un juicio por haber desobedecido las

órdenes de reprimir a los federales y le ofreció marchar con sus tropas sobre Buenos Aires si se llegara a producir tan absurdo e injusto juicio. San Martín le agradeció a López su advertencia pero le dijo que no quería más derramamiento de sangre. Ante el agravamiento de la salud de Remedios, pese a las amenazas, San Martín decidió viajar igual a Buenos Aires pero lamentablemente llegó tarde. Su esposa ya había muerto sin que él pudiera compartir al menos sus últimos momentos. Difamado y amenazado por el gobierno unitario, San Martín decidió abandonar el país en

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compañía de su pequeña hija Mercedes rumbo a Europa. Merceditas tenía siete años y recién ahora conocería de verdad a su padre. San Martín comenta en una carta a su entrañable amigo Tomás Guido: “Cada día me felicito más y más de mí decisión de haberla conducido a Mercedes conmigo a Europa y arrancado del lado de doña Tomasa (su suegra). Esta amable señora con el excesivo cariño que le tenía me la había resabiado, como dicen los paisanos, en términos que era un diablotín...”. Tras pasar brevemente por Londres, San Martín y su hijita se instalaron en Bruselas. En 1824 pasan a París para que Mercedes complete sus estudios. San Martín atravesaba en Europa una difícil situación económica. Del gobierno argentino no podía esperar nada y ni el Perú ni Chile le pagaban regularmente los sueldos que le correspondían como general retirado. Vivía de la escasa renta que le producía el alquiler de una casa en Buenos Aires y de la ayuda de algunos amigos como el banquero Alejandro Aguado que lo ayudó para poder comprar su casa de Grand Bourg. Pero el general seguía interesado e inquieto por la situación de su país. En febrero de 1829 llega al puerto de Buenos Aires pero no desembarca. Se

entera del derrocamiento del gobernador Dorrego y de su trágico fusilamiento a manos de los unitarios de Lavalle. Muchos oficiales le envían cartas a su barco y lo van a visitar con la intención de que se haga cargo del poder. San Martín se niega porque piensa que tome el partido que tome el poder tendrá que derramar sangre argentina y no está dispuesto a eso. Triste y decepcionado decide regresar. Pasa unos meses en Montevideo y finalmente retorna a Francia. En 1832 una epidemia de cólera asoló Francia. San Martín y su hija Mercedes, fueron afectados por esa grave enfermedad. Los trató un médico argentino, Mariano Balcarce, hijo de un viejo amigo y camarada de armas de San Martín, el general Antonio Balcarce, vencedor de Suipacha. Mariano atendió durante meses a los San Martín, aunque podría decirse que sobre todo prestó mucha atención a Mercedes. Pero la cosa fue mutua y el 13 de diciembre de 1832 Mariano Balcarce y Mercedes de San Martín se casaron y se fueron de luna de miel a Buenos Aires. En 1838, durante el gobierno de Rosas, los franceses bloquearon el puerto de Buenos Aires. Inmediatamente José de San Martín le escribió a don Juan Manuel ofrecién-

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En su testamento pedía que su corazón descansara en Buenos Aires. Esta última voluntad se cumplió recién en 1880, cuando el presidente Avellaneda recibió los restos del libertador.

dole sus servicios militares. Rosas agradeció el gesto y le contestó que podían ser tan útiles como sus servicios militares las gestiones diplomáticas que pudiera realizar ante los gobiernos de Francia e Inglaterra. Al enterarse del bravo combate de la vuelta de Obligado, el 20 de noviembre de 1845, cuando los criollos enfrentaron corajudamente a la escuadra anglo-francesa, San Martín volvió a escribir a Rosas y a expresarle sus respetos y felicitaciones: “Ahora los gringos sabrán que los criollos no somos empanadas que se comen así nomás sin ningún trabajo”. San Martín para ese entonces estaba muy enfermo. Sufría asma, reuma y úlceras y estaba casi ciego. Su estado de salud se fue agravando hasta que falleció el 17 de agosto de 1850. Próceres de la A a la Z


DIOS PATRÍA MÍA Después de lo expuesto queda pendiente el por qué me voy; (…) razones de mi regreso a Europa. Varias tengo, pero las dos principales son las que me han decidido a privarme del consuelo de no estar por ahora en mi patria; la primera no mandar, la segunda, la convicción de no poder habitar mi país como particular en tiempo de convulsión sin mezclarme en sus divisiones. En el primer caso (y no se persuada usted que son las afligentes circunstancias en que se halla la patria las que me hacen no desearlo, persuadido por la experiencia que jamás se puede gobernar a los pueblos con más seguridad que después de una gran crisis), es la certeza de que mi carácter no es propio para el desempeño de ningún mando político; y en el segundo el que habiendo (desgraciadamente para mí) figurado en nuestra revolución siempre seré un foco en que los partidos creerían encontrar, como me lo ha acreditado la experiencia a mi regreso del Perú, y en las actuales circunstancias. Si éste cree algún día que como un soldado le puedo ser útil en una guerra extranjera (nunca contra mis compatriotas) yo lo serviré con la lealtad que siempre lo he hecho, no sólo como general sino en cualquier clase inferior en que me ocupe. Si no lo hiciese, yo no sería digno de ser americano. Próceres de la A a la Z

ELGRANO

Belgrano es el más metódico de los que conozco en nuestra América, lleno de integridad y talento natural; no tendrá los conocimientos de un [Napoleón] Bonaparte en punto a milicia, pero créame usted que es lo mejor que tenemos en la América del Sur.

AUSA AMERICANA Ante la causa de la América está mi honor; yo no tendré patria sin él y no puedo sacrificar un don tan precioso por cuanto existe en la tierra. Quisiera que el tiempo apresurase la terminación de los males de que se resiente la América. (…)me hallará siempre pronto a medios pacíficos en cuanto sea compatible con la libertad de esos pueblos. No hay respeto humano que deba guardarse cuando se trata de la seguridad y libertad americana. Fascículo de colección | JOSÉ DE SAN MARTÍN | 13


ESEOS Anhelo sólo el bien de mis semejantes; procuro el término de la guerra; y mis solicitaciones son tan sinceras a este sagrado objeto como firme mi resolución, si no son admitidas, de no perdonar sacrificio por la libertad, por la seguridad y por la dignidad de la patria. No tengo más pretensiones que la felicidad de la patria: en el momento que ésta se vea libre renunciará el empleo que obtenga para retirarme, teniendo el consuelo de ver a mis conciudadanos libres e independientes: en fin, paisano mío, hagamos una transacción a los males presentes; unámonos contra los maturrangos

El que escribe a usted no tiene más interés que la felicidad de la patria.

bajo las bases que usted crea y el gobierno de Buenos Aires más convenientes, y después que no tengamos enemigos exteriores sigamos la contienda con las armas en la mano, en los términos que cada uno crea conveniente: mi sable jamás se sacará de la vaina por opiniones políticas, como éstas no sean en favor de los españoles y su dependencia. Prohíbo que se me haga ningún género de funeral; y desde el lugar en que falleciere se me conducirá directamente al cementerio sin ningún acompañamiento... pero sí desearía que mi corazón fuese depositado en el (cementerio) de Buenos Aires. Declaro no deber ni haber jamás debido nada a nadie. 14 | Fascículo de colección | JOSÉ DE SAN MARTÍN

DUCACIÓN Convencido sin duda el gobierno español de que la ignorancia es la columna mas firme del despotismo, puso las más fuertes trabas a la ilustración del americano manteniendo su pensamiento encadenado para impedir que adquiriese el conocimiento de su dignidad. Semejante sistema era muy adecuado a su política; pero los gobiernos libres, que se han erigido sobre las ruinas de la tiranía, deben adoptar otro enteramente distinto, dejando seguir a los hombres y a los pueblos su natural impulso hacia la perfectibilidad. La educación formó el espíritu de los hombres. La naturaleza misma, el genio, la índole, ceden a la acción fuerte de este admirable resorte de la sociedad. A ello han debido siempre las naciones la varía alternativa de su política. La libertad, ídolo de los pueblos libres, es aún despreciada de los siervos, porque no la conocen. Nosotros palpamos con dolor esta verdad. La independencia americana habría sido obra de momentos si la educación española no hubiera enervado en la mayor parte nuestro genio. Los pobladores del Nuevo Mundo son susceptibles de las mejores luces. El destino de preceptor de primeras letras (…) obliga íntimamente a suministrar estas ideas a sus alumnos. Recuerde usted que esos tiernos renuevos, dirigidos por manos maestras, formarán algún día una nación culta, libre y gloriosa. El gobierno le impone el mayor esmero y vigilancia en inspirarles el patriotismo y virtudes cívicas, haciéndoles entender en lo posible que ya no pertenecen al suelo de una colonia miserable sino a un pueblo libre y virtuoso. Los gobiernos interesados en el progreso de las letras no deben cuidar solamente de que se multipliquen las escuelas públicas, sino de establecer en ellas el método más fácil y sencillo de enseñanza que generalizándose por su naPróceres de la A a la Z


Creacion de la Universidad de bs as en la iglesia de san ignacio Juan Gil(2) Martin rodriguez(1) B.Rivadavia(3) 12-8-1821

turaleza, produzca un completo aprovechamiento y se economice el tiempo necesario para la adquisición de otros conocimientos. El hombre nacido en sociedad debe todo a su patria, los momentos necesarios para ponerse en disposición de serle útil deben aprovecharse con interés. La Biblioteca es destinada a la ilustración universal, más poderosa que nuestros ejércitos, para sostener la independencia. Los cuerpos literarios deben fomentar aquélla concurriendo sus individuos a la lectura de sus libros para estimular a lo general del pueblo a gustar las delicias del estudio. Yo espero que así sucederá; y que este establecimiento, fruto del gobierno, será frecuentado por los amantes de las letras y de su patria. La ilustración y fomento de las letras es la llave maestra que abre la puerta de la abundancia y hace felices a los pueblos. Próceres de la A a la Z

EDERACIÓN Me muero cada vez que oigo hablar de federación. ¿No sería más conveniente trasplantar la capital a otro punto, cortando por este medio las justas quejas de las provincias? ¡Pero federación! ¿Y puede verificarse? Si en un gobierno constituido y en un país ilustrado, poblado, artista, agricultor y comerciante se han tocado en la última guerra contra los ingleses (hablo de los americanos del norte) las dificultades de una federación, ¿ qué será de nosotros que carecemos de aquellas ventajas? Amigo mío, si con todas las provincias y sus recursos somos débiles ¿qué no sucederá aislada cada una de ellas? Agregue usted a esto las rivalidades de vecindad y los intereses encontrados de todas ellas, y concluirá usted que todo se volverá una leonera, cuyo tercero en discordia será el enemigo. Fascículo de colección | JOSÉ DE SAN MARTÍN | 15


La reunión de San Martín (derecha) y Simón Bolívar (izquierda) en Guayaquil, Ecuador, el 26 de julio de 1822

UAYAQUIL Cuando resolví ponerme al frente de la administración del Perú, y tomar sobre mí el peso de tan vasta responsabilidad, anuncié que en el fondo de mi conciencia estaban escritos los motivos que me obligaban a este sacrificio. Los testimonios que he recibido desde entonces de la confianza pública, animan la mía, y me empeñan de nuevo a consagrarme todo entero al sostén de los derechos que he restablecido. Ella exigió que me encargase del ejercicio de la autoridad suprema y me sometí con celo a este convencimiento; hoy me llama a realizar un designio, cuya contemplación halaga mis más caras esperanzas: voy a encontrar en Guayaquil al libertador de Colombia; los intereses generales de ambos Estados, la enérgica terminación de la guerra que sostenemos y la estabilidad del destino a que con rapidez se acerca la América, hacen nuestra entrevista necesaria, ya que el orden de los acontecimientos nos ha constituido en alto grado responsables del éxito de esta sublime empresa. Yo volveré a ponerme al frente de los negocios públicos en el tiempo señalado para la reunión del congreso; buscaré el lado de mis antiguos compañeros de armas, si es preciso que participe los peligros y la gloria que ofrecen los combates; y en todas circunstancias seré el primero en obedecer la 16 | Fascículo de colección | JOSÉ DE SAN MARTÍN

voluntad general, y en sostenerla. Entre tanto, dejo el mando supremo en manos de un peruano ilustre, que sabe cumplir los deberes que le impone su patria; él queda encargado de dirigir una administración cuyas principales bases se han establecido en el espacio ininterrumpido de seis meses, en que el pueblo ha hecho los primeros ensayos de su energía, y el enemigo los últimos esfuerzos de su obstinación. Yo espero lleno de

Yo no tengo libertad sino para elegir los medios de contribuir a la perfección de esta grande obra, porque tiempo ha que no me pertenezco a mí mismo, sino a la causa del continente americano.

confianza, que continuando el gobierno bajo los auspicios del patriotismo y disciplina del ejército, del amor al orden que anima a todos los habitantes del Perú y del celo infatigable con que las demás autoridades cooperan al acierto de las medidas administrativas, haremos el primer experimento feliz de formar un gobierno independiente, cuya consolidación no cueste lágrimas a la humanidad. Próceres de la A a la Z


ORROR A LA GUERRA CIVIL Veo con el mayor placer la marcha uniforme y tranquila que sigue nuestro país; ella sólo puede cicatrizar las profundas heridas que ha dejado la anarquía, consecuencia de la ambición de cuatro malvados; si, como es de esperar, esta paz sigue, estoy resuelto a regresar a mi patria, de la cual no exijo otra cosa sino que me deje vivir con tranquilidad los pocos días que me restan de vida, es decir, que no se acuerden de mí para ningún mando político, y no tomar jamás la menor parte en ningún género de disensiones, porque antes preferiría volverme a expatriar que verme en la necesidad de tomar parte en ninguna guerra civil; y a la verdad que a mi edad. no es nada agradable volver a hacer otra vez un viaje a Europa. Yo protesto a usted que cada vez que pienso al volver a Buenos Aires puedo ser envuelto en una guerra civil, a pesar de mis propósitos firmes de no tomar la menor parte en sus disensiones, mi bilis se exalta y me pongo de un humor insoportable; ya no hay remedio: es preciso volver a unirme a mi hija en aquel país; y si no encuentro en él las garantías de tranquilidad que deseo, me iré con mi familia a otro punto, bien sea Mendoza, Chile o Perú. A la verdad, cuando uno piensa que tanta sangre y sacrificios no han sido empleados más que para perpetuar el desorden y la anarquía, se llena el alma del más cruel desconsuelo. Próceres de la A a la Z

NDEPENDENCIA ¿No le parece a usted una cosa bien ridícula acuñar moneda, tener el pabellón y cocarda nacional, y por último hacer la guerra al soberano de quien en el día se cree dependemos? ¿Qué nos falta más que decirlo? Por otra parte, ¿qué relaciones podremos emprender cuando estamos a pupilo? Los enemigos (y con mucha razón) nos tratan de insurgentes, pues nos declaramos vasallos. Esté usted seguro que nadie nos auxiliará en tal situación, y por otra parte, el sistema ganaría un 50 por ciento con tal paso. Ánimo, que para los hombres de coraje se han hecho las empresas. Vamos claros, mi amigo: Si no se hace, el congreso es nulo en todos sus partes, porque reasumiendo éste la soberanía es una usurpación que se hace al que se cree verdadero, es decir, a Fernandito. Ya no queda duda de que una fuerte expedición española viene a atacarnos. La guerra se la tenemos que hacer del modo que podamos. Si no tenemos dinero, carne y un pedazo de tabaco no nos ha de faltar; cuando se acaben los vestuarios nos vestiremos con las bayetitas que nos trabajan nuestras mujeres, y si no andaremos en pelotas como nuestros paisanos los indios. Seamos libres y lo demás no importa nada. Yo y vuestros oficiales os daremos el ejemplo en las privaciones y trabajos. La muerte es mejor que ser esclavos. Fascículo de colección | JOSÉ DE SAN MARTÍN | 17


EL

UICIO DE LA HISTORIA

(…) la de que lo general de los hombres juzgan de lo pasado según la verdadera justicia, y de lo presente según sus intereses; por lo respectivo a la opinión pública, ¿ignora usted por Ventura que de los tres tercios de habitantes de que se compone el mundo dos y medio son necios y el resto de pícaros con muy poca excepción de hombres de bien? Sentado este axioma, de eterna verdad, usted conoce que yo no me apresuré a satisfacer semejante clase de gentes, pues estoy seguro que los honrados me harán la justicia a que me creo muy acreedor. En cuanto a que la historia se verá en trabajos para cohonestar mi separación del Perú. Sin embargo de estos principios y del desprecio que yo puedo tener por la historia, porque conozco que las pasiones del espíritu de partido, la baja educación y el sórdido interés son en general los agentes que mueven los escritores, yo no puedo prescindir de que tengo una hija y amigos (aunque bien pocos) a quienes debo satisfacer; por estos objetos y por lo que se llama gloria es que he trabajado dos años en hacer extractos y arreglar documentos, para que acrediten no mi justificación, pero sí los hechos y motivos sobre que se ha fundado mi conducta en el tiempo que he tenido la desgracia de ser hombre público; sí, amigo, la desgracia, porque estoy convencido de

ÁXIMAS PARA SU HIJA

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que serás lo que hay que ser, si no eres nada. La conciencia es el mejor y más imparcial juez que tiene el hombre de bien; ella debe servir para corregimos, pero no para depositar una confianza, que nos puede ser funesta, y si usted espera que por su buena conciencia le hagan la justicia que se merece por los servicios que ha prestado a su patria, aguarde con paciencia. Los que con la experiencia de lo pasado mediten sobre la situación presente, y estén más en el hábito de analizar el influjo de las medidas administrativas, encontrarán en la sencillez de los principios que he adoptado la prueba de que yo no ofrezco más de lo que juzgo conveniente cumplir; que mi objeto es hacer el bien y no frustrarlo y que conociendo en fin la extensión de mi responsabilidad he procurado nivelar mis deberes por la ley de las circunstancias para no exponerme a faltar a ellos. La fuerza de las cosas ha preparado este gran día de vuestra emancipación política, y yo no puedo ser sino un instrumento accidental de la justicia y un agente del destino. Sensible a los horrores con que la guerra aflige a la humanidad, siempre he procurado llenar mis fines del modo más conciliable con los intereses y mayor bien de los (…)

Humanizar el carácter y hacerlo sensible aun con los insectos que nos perjudican. Stern ha dicho a una Mosca abriendo la ventana para que saliese: anda, pobre Animal, el Mundo es demasiad grande para nosotros dos. Inspirarla amor a la verdad y odio a 1a mentira. Inspirarle gran confianza y cmistad pero uniendo el respeto. Estimular en Mercedes la caridad con los pobres. Respeto sobre la propiedad ajena. Acostumbrarla a guardar un Secreto. Inspirarla sentimientos de indulgencia hacia todas las Religiones. Dulzura con los criados, pobres y viejos. Que hable poco y lo preciso. Acostumbrarla a estar formal en la mesa. Amor al aseo y desprecio al lujo. Inspirarla amor por la patria y por la libertad. Próceres de la A a la Z


IBERTAD DE IMPRENTA Desde que se inventó el arte libertador de la imprenta, ha experimentado el orbe social una revolución benéfica; pues desarrollándose los talentos y saliendo el genio de la oscuridad que frecuentemente lo envolvía, no sólo han acrecentado la civilización de los pueblos y reformado muchos y graves abusos, sino que han influido asombrosamente en el destino mismo de las naciones y de los gobiernos. El del Perú, que nada desea tanto como la prosperidad del país, cuya suerte le está confiada, va a sancionar la libertad de imprenta, porque

reconoce el derecho que tienen todos los hombres de pensar, de hablar y de escribir, y porque está convencido de que sin ella son perdidos los más bellos talentos de la patria para la causa de la razón y de las luces. Pasó el tiempo en que un tribunal establecido para velar sobre la conservación de las tinieblas y responder al fanatismo de ese abominable depósito anatemizante los medios de difundir las ideas y poner en circulación los valores intelectuales que formen el precioso patrimonio de los seres pensadores.

EGROS E INDIOS DEL PERÚ Una porción numerosa de nuestra especie ha sido hasta hoy mirada como un efecto permutable, y sujeto a los cálculos de un tráfico criminal: los hombres han comprado a los hombres, y no se han avergonzado de degradar la familia a la que pertenecen vendiéndose unos a otros. Las instituciones de los pueblos bárbaros han establecido el derecho de propiedad en contravención al más augusto que la naturaleza ha concedido. Yo creo que los negros que han servido en nuestros ejércitos merecen gran elogio por su constancia y valor. Una prueba de su patriotismo es que los españoles no han podido, a pesar de sus tentativas, formar cuerpos con ellos. Compatriotas, amigos descendientes de los Incas: Ya llegó para vosotros la época venturosa de recobrar los derechos que son comunes a todos los individuos de la especie humana y de salir del horrible abatimiento a que os habían condenado los opresores de nuestro suelo. [...] Nuestros sentimientos no son otros, ni otras nuestras aspiraciones, que establecer el reinado de la razón, de la equidad y de la paz sobre las ruinas del despotismo, de la crueldad y la discordia. Próceres de la A a la Z

Manuscrito de San Martín como protector de Peru. Año 1821.

Después que la razón y la justicia han recobrado sus derechos en el Perú, sería un crimen consentir que los aborígenes permaneciesen sumidos en la desgracia moral a que los tenía reducidos el gobierno español y continuasen pagando la vergonzosa exacción que con el nombre de tributo fue impuesta por la tiranía como signo de señorío. En adelante no se denominarán los aborígenes indios o naturales: ellos son hijos y ciudadanos del Perú y con el nombre de peruanos deben ser conocidos. Fascículo de colección | JOSÉ DE SAN MARTÍN | 19


EOR ENEMIGO DE LAS INSTITUCIONES DEMOCRÁTICAS Dos son las bases sobre las cuales reposa la estabilidad de los gobiernos conocidos, a saber: en la observancia de las leyes o en la fuerza armada: los representativos se apoyan en la primera, los absolutos en la segunda: de ambas garantías carecen los de América: las leyes, tales puede llamarse el caos de las nuestras, se hallan sin vigor, porque no pueden alcanzar su influencia a hombres que en razón de educación las ignoran, como sucede a la masa de nuestro bajo pueblo; y he aquí la razón por la cual se halla la revolución en permanencia, y sin que

Veinte años de tristes y espantosas experiencias y veinte años en busca de una libertad que no ha existido, deben hacer pensar a nuestros compatriotas con alguna más solidez.

se halle previsión humana capaz de calcular la época de su terminación, a menos que haciendo un cambio a su constitución ponga ésta en armonía con las necesidades de los pueblos. El empleo de la fuerza, siendo incompatible con nuestras instituciones, es, por otra parte, el peor enemigo que éstas tienen, como la experiencia lo ha demostrado, y porque nuestros guerreros, creados en la revolución y partidos, se resentirán siempre de su influencia. En mi opinión, en vano se sucederán los hombres en el mando los más justificados: sin esto, todos los demás medios que se empleen no serán más que paliativos. Tal es mi opinión, y creo que ésta será la de otro patriota honrado. 20 | Fascículo de colección | JOSÉ DE SAN MARTÍN

OSAS JUAN MANUEL Es con verdadero sentimiento que veo el estado de nuestra desgraciada patria, y lo peor de todo es que no veo una vislumbre de que mejore su suerte. (…) yo no puedo aprobar la conducta del general Rosas cuando veo una persecución general contra los hombres más honrados de nuestro país; por otra parte, el asesinato del doctor Maza me convence de que el gobierno de Buenos Aires no se apoya sino en la violencia. A pesar de esto yo no aprobaré jamás el que ningún hijo del país se una a una nación extranjera para humillar a su patria. El sable que me ha acompañado en toda la guerra de la Independencia de América del Sur, le será entregado al Excmo. Señor General de la República Argentina don Juan Manuel de Rosas como prueba de la satisfacción que como argentino he tenido al ver la firmeza con que ha sostenido el honor de la República contra las injustas pretensiones de los extranjeros que trataban de humillarla. Próceres de la A a la Z


ISTEMA JUDICIAL INDEPENDIENTE La imparcial administración de justicia es el cumplimiento de los principales pactos que los hombres forman al entrar en sociedad.

Ella es la vida del cuerpo político, que desfallece apenas asume el síntoma de alguna pasión, y queda exánime luego que, en vez de aplicar los jueces la ley, y de hablar como sacerdotes de ella, la invocan para prostituir impunemente su Carácter. El que la dicta y el que la ejecuta pueden ciertamente hacer grandes abusos, mas ninguno de los tres poderes que presiden la organización social es capaz de causar el número de miserias con que los encargados de la autoridad judicial af ligen a los pueblos cuando frustran el objeto de su institución.

IEMPO Nada importa más que aprovechar el angustiado tiempo que nos resta. Él huye con la velocidad del rayo, y un terrible remordimiento nos devoraría si le dejáramos escapar infructuosamente por nuestra indisculpable omisión.

NIÓN DE LOS AMERICANOS Unámonos, paisano mío, para batir a los maturrangos que nos amenazan: divididos seremos esclavos; unidos estoy seguro que los batiremos; hagamos un esfuerzo de patriotismo, depongamos resentimientos particulares, y concluyamos nuestra obra con honor; la sangre americana que se vierte es muy preciosa, y debía emplearse

Mi sable jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas (…)

Bandera original que acompañó a San Martín. Próceres de la A a la Z

contra los enemigos que quieren subyugarnos; unámonos, repito, paisano mío: el verdadero patriotismo en mi opinión consiste en hacer sacrificios: hagámoslos, y la patria sin duda alguna es libre; de lo contrario seremos amarrados al carro de la esclavitud. Cada gota de sangre americana que se vierte por nuestros disgustos me llega al corazón. Paisano mío, hagamos un esfuerzo, transemos todo, y dediquémonos únicamente a la destrucción de los enemigos que quieran atacar nuestra libertad. Mi sable jamás saldrá de la vaina por opiniones políticas (…) Fascículo de colección | JOSÉ DE SAN MARTÍN | 21


O, SAN MARTÍN

IRTUDES CASTRENSES La patria no hace al soldado para que la deshonre con sus crímenes, ni le da armas para que corneta la bajeza de abusar de estas ventajas ofendiendo a los ciudadanos con cuyos sacrificios se sostiene. La tropa debe ser tanto más virtuosa y

La Patria no es abrigadora de crímenes.

honesta, cuanto es creada para conservar el orden, afianzar el poder de las leyes y dar fuerza al Gobierno para ejecutarlas y hacerse respetar de los malvados que serían más insolentes con el mal ejemplo de los militares. La presencia de un militar afortunado (por más desprendimiento que tenga) es temible a los Estados que de nuevo se constituyen (…).” 22 | Fascículo de colección | JOSÉ DE SAN MARTÍN

Yo serví en el ejército español, en la Península, desde la edad de trece a treinta y cuatro años, hasta el grado de teniente coronel de caballería. Una reunión de americanos en Cádiz, sabedores de los primeros movimientos, acaecidos en Caracas, Buenos Aires, etc., resolvimos regresar cada uno al país de nuestro nacimiento, a fin de prestarle nuestros servicios en la lucha, pues calculábamos se había de empeñar. Yo llegué a Buenos Aires, a principios de 1812, fui recibido por la Junta Gubernativa de aquella época, por uno de los vocales con favor y por los dos restantes con una desconfianza muy marcada; por otra parte, con muy pocas relaciones de familia, en mi propio país, y sin otro apoyo que mis buenos deseos de serle útil, sufrí este contraste con constancia, hasta que las circunstancias me pusieron en situación de disipar toda prevención, y poder seguir sin trabas las vicisitudes de la guerra por la independencia. En el período de diez años de mi carrera pública, en diferentes mandos y estados la política que me propuse seguir fue invariable en dos solos puntos, y que la suerte y circunstancias más que el cálculo favorecieron mis miras, especialmente en la primera, a saber, la de no mezclarme en los partidos que alternativamente dominaron en aquella época, en Buenos Aires, a lo que contribuyó mi ausencia de aquella capital por espacio de nueve años. El segundo punto fue el de mirar a todos los Estados Americanos, en que las fuerzas de mi mando penetraron, como Estados Hermanos interesados todos en un santo y mismo fin. Consecuente con este justísimo principio, mi primer paso era hacer declarar su independencia y crearles una fuerza militar propia que la asegurase. He aquí, un corto análisis de mi vida pública seguida en América. Próceres Próceres de de la la A A aa la la Z Z


Bibliografía JOSÉ DE SAN MARTÍN Pigna Felipe. Los Mitos 2. De San Martín a “el granero del mundo”. Ed Planeta. Buenos Aires 2005. Pigna Felipe. San Martín. El Político I. Ed. UNSAM. Buenos Aires 2008.

STAFF

Capdevila Arturo. El pensamiento vivo de San Martín. Ed Losada. Buenos Aires 1982.

Gait ut at. Delissi. Verit utpat, core min utat veraesto corem diamcor in ver iure magna cor sum elis niam, conumsandrem erci eugait nonseniam, se consed exero esenim delis adigna core do delestrud dolesecte ecte niam, se consed exero esenim delis adigna core do delestrud dolesecte ecte niam, se consed exero esenim delis adolesecte ecte

Próceres de la A a la Z

Fascículo de colección | JOSÉ DE SAN MARTÍN | 23


Próceres de la

a la

Pensamientos políticos en primera persona

Acercarnos a sus pensamientos, retomar sus ideas y proyectos para conquistar una sociedad mas justa

24 | Fascículo de colección | JOSÉ DE SAN MARTÍN

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