Eva 20 años después

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17 DE OCTUBRE DE

1945

Su voz, en los altoparlantes, se volvió

peligrosa

bertador. Mis padres se encerraron y yo me escapé hasta la habitación de las mucamas. Desde el balcón de un cuarto piso la v i pasar; sólo alcancé a distinguir su mano, profusamente enjoyada, que asomaba por la ventanilla de un coche negro. Me sentí fascinado y culpable", recuerda un habitante del Barrio Norte, de 32 años que, aunque está lejos de ser militante peronista, reprocha a sus padres haber vivido esa época sin ningún sentido del humor y mucha histeria. En ta sociedad capitalista hay hombres poseedores de la riqueza, o capitalistas que poseen el dinero, y hombres desposeídos que ponen el trabajo. Con los años, la historia de sus 400 pares de zapatos y de sus cofres de joyas que la Revolución Libertadora exhibió con la misma morbosidad que tres años antes le había criticado a Perón a causa de los 16 días del velorio de Evita, se ha dado vuelta: ahora es un símbolo del complejo de omnipotencia de las clases altas y de la ineficacia política de la izquierda ortodoxa. Provenientes de la clase media, y aun de sus sectores más bajos, algunos integrantes de esa generación que militó activamente contra Perón confiesan, ahora, distintos grados de ceguera política: Rolando García y Conrado Eggers Lan, por ejemplo, adhirieron totalmente al movimiento y lanzan sus críticas "desde adentro"; otros, describen su actual visión de Evita: como ¿osé Luis Romerojex rector de 'la Universidad de Buenos Aires): "Introdujo en la p o l í t i c a argentina un acento nuevo. A los hombres de mi generación les pareció intolerable, pero sólo los más obcecados negaron que trajera a la política argentina un acento nuevo. Era el acento de los viejos caudillos populares pero impregnado de una sentimentalidad protectora que, sin duda, despertaba en las clases populares un eco que nosotros no sospechábamos. Si fue sincera o no, no lo sé ni ya importa. Hoy es un símbolo —quizá un poco desvanecido— de una manera nueva en la Argentina de percibir lo político en lo que se mezclan lo ideológico y lo sentimental. Durante varias décadas —o acaso siglos— hemos sido incapaces de percibirlo. Quizás fuera necesaria una voz tan dulce y, al mismo tiempo, tan áspera como la de Eva Perón para que lo aprendiéramos".

Eva Perón: 20 años después

Mí vida ya no es mía; ahora pertenece a todos ustedes. A 20 años de su muerte el nombre de Eva Perón no está, por cierto, en peligro de caer en el olvido; en realidad, parecería que ahora se lo repitiera con mayor frecuencia que hace una década. Tal vez influyen las circunstancias políticas actuales cuando el peronismo actúa a cara descubierta y varias capas de clase media —sobre todo profesionales e intelectuales de tradición izquierdista— declaran, día a día, que se han "pasado" al peronismo. Pero, además, el mito de Eva Perón nunca fue sencillo, y ahora parecería que diversos sectores de la sociedad argentina, y en especial de las agrupaciones políticas, lograran recortar en él su correspondiente rostro. Hace 20 años, Evita tenía sólo dos caras públicas: "La dama de la esperanza" o "la resentida". Debajo de ese manto habitaba, sin embargo, otro rostro: el de la vida cotidiana del peronismo. Aunque ahora ningún dirigente se atrevería a la más leve crítica, muchos soportaron, entonces, sus dardos efectivos, sus burlas y hasta la inclusión del tema de la traición en sus clases de la Escuela Superior Peronista. "Evita le espantaba los traidores a Perón como si hubieran sido moscas. Era su cuerpo de defensa; ahora esa función la cumple la juventud", aseguró a Panorama un vendedor de diarios que tiene su puesto de Retiro y predestinadas, aunque azarosas, señas personales: se llama David Lujan Duarte y nació el 17 de octubre de 1930. Estoy segura de que algunos de ustedes habrán pensado lo que otros yd me han dicho tantas veces: "¿Por qué 26

se preocupa tanto, señora, si esa clase de gente no volverá más al gobierno?" No, ya sé que la oligarquía, la del 12 de octubre de 1945, la que estuvo en la plaza San Martín, no volverá más al gobierno; pero no es ésa la que a mí me preocupa. Me preocupa que pueda retornar a nosotros el es< píritu oligarca. A eso es a lo que tengo miedo, y mucho miedo, y para que eso no suceda he de luchar mientras tenga un poco de vida —y he de luchar, mucho— para que nadie se deje ten tar por la vanidad, por el privilegio, por la soberbia y por la ambición. A veinte años de su muerte, aquellos dos rostros antagónicos se han convertido en arquetípicos, y poco a poco surgen otros. En principio la generación que no la conoció ha comenzado a actuar en política y, en parte, no acepta la imagen de Eva Perón que les legaron sus padres. Como en la clase obrera ningún cambio político ni social de los que afectaron al país después de 1955 podría destruir fácilmenSin embargo, el Partido Comunista te el recuerdo del 17 de octubre, da imagen de Eva Perón ganará o perde- Argentino no abandona tan pronto sus r á fuerza, a lo sumo, a nivel indivi- más caras convicciones. Consultado por dual, pero su significado y resonancias Panorama, Héctor P. Agosti respondió, continúan intactos. Pero esa generación a través de su mujer: "Ese tema es que oscila entre los 25 y 30 años, que de los que separan, y hoy hay que busse educó en una doctrina familiar an- car los temas que unan". tiperonista y que, después, ingresó —o QUE E S E L EVITISMO. Ya no sé si no— a militancias diversas, comienzan a rescatar, cada vez con menos escán- sirvo al pueblo por amor a Perón o dalo, esa imagen insólita en el acar- si sirvo a Perón por amor al pueblo. tonado escenario político. Se afanan, En los últimos años es frecuente seahora, por encontrar en su memoria, ñalar a Eva Perón como la exclusiva retazos de esa figura que contempla- figura revolucionaria del gobierno peron siempre asociada a insultos e iro- ronista. Muchos aseguran que "si Evinías. "Me acuerdo de cuando Eva vol- ta hubiera vivido en el 55' el golpe vió de Europa. Yo vivía en la calle Li- militar habría fracasado o, por lo menos, conquistado el poder después de PANORAMA, JULIO

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ardua lucha. Para eso se basan, sobre todo, en un dato casi simbólico: 10 meses antes de su muerte reunió, en secreto/a José Espejo, Isaías Santín y Florencio Soto (de la CGT) y al general José Humberto Sosa Molina, comandante en jefe del Ejército, y les ordenó la compra de m i l pistolas automáticas y m i l quinientas ametralladoras. Después de su muerte, esas armas que, en efecto se compraron, se archivaron en el arsenal Esteban de Luca; reequiparon, más tarde, la Gendarmería Nacional y, en 1955, fueron apuntadas contra Juan Domingo Perón. Se empeñan, entonces; en rescatar del movimiento casi burgués que es, para ellos —en general, marxistas— el peronismo, la figura de Eva Perón. El sociólogo JuanCarl os__Por tan ti e r o -4-analizó par&^Pañorama: "Ella fue el " emergente político de los elementos más originales y menos integrables que tuvo el peronismo como movimiento sindical. Su ciclo coincide con el momento más vital, más jubiloso del poder peronista. Entre 1945 y 1952 ella expresa, con una fuerza que no tuvo ningún otro dirigente, el elemento jacobino, "plebeyo", que asumió el peronismo a partir del 17 de octubre; el contenido de odio antioligárquico que alojaba en sus bases. Evita era, en el poder, el lenguaje de las masas que, tras 15 años de virtual proscripción política y de pauperización forzosa bajo la década infame ingresaban a la consideración social y a la abundancia de consumos, hasta entonces inaccesibles. No fue la muerte de Evita lo que provocó la aparición de ¡los otros componentes del peronismo (como todo movimiento nacional, su estructura era heterogénea y eso era así desde un principio), pero su desaparición lo fue haciendo más evidente, en tanto ella, como representante de los sueños justicieros de las capas más sumergidas que se lavaban "las patas en la fuente", era una voz que sonaba en las alturas. Su herencia, en lo que tiene de vivo y no de retórica fúnebre, no puede recogerla, hoy, da burocracia sindical o política: queda como un estímulo en las bases obreras, en el peronismo de las fábricas, para el que Evita significa un hito histórico: el de su experiencia más intensa, hasta el presente, de participación en el poder". Y por eso, cuando llegan a mi despacho los ministros, yo me alegro porque tos veo mezclados con los obreros y con tos pobres: es decir, con nuestra pueblo, y pienso que viéndome a mí confundida con el pueblo y viendo lo maravilloso que nuestro pueblo es, no se harán oligarcas. Esa recuperación que pretenden algunos grupos de la izquierda se basa, en general, en datos reales: sus discursos, sus iniciativas políticas y sociales y su gesto total resultan nítidamente clasistas. Para un militante del peronismo de base, Evita significa "el brazo armado del general Perón". En los sectores más alejados del justicialismo oficial es frecuente realzar la f i gura revolucionaria, no negociadora, de Evita. Por ejemplo, las agrupaciones llamadas "26 de Julio" pretenden acenPANORAMA,

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tuar con ese nombre un objetivo: no conciliación. Sin embargo, varios dirigentes que pertenecen a distintas tendencias del peronismo aseguran que ese fenómeno —que denominan "evitismo"— es nada menos que una de las formas que puede tomar la actitud gorila. Voluntaria o involuntariamente, supone una división del movimiento oponiendo el rostro agresivo, invulnerable, de Evita a los suaves vaivenes de da política del Líder. "Eva Perón es un aporte de Perón al pueblo y a la historia del país —predica Norma Kennedy—. Amó al pueblo a través de Perón, Fue su amor por él lo que la convierte en bandera de la clase obrera." Pero agrega: "Fue la síntesis más pequeña, más singular, más apretada, de toda la carga de coraje, de patriotismo y de independencia que anida en el corazón del pueblo argentino". Eva Perón es un producto mío. Yo la preparé para que hiciera lo que hizo. La necesitaba en el sector social de mi conducción. Y su labor, allí, fue extraordinaria. Con una mujer sensible es posible llegar a cualquier parte. Una mujer fría, en cambio, no sirve¡ para nada, ni para los menesteres. (Juan Domingo Perón, Panorama N? 156). Ese especial rescate que intenta el neoperonismo resulta, para Leopoldo Halperín (sociólogo, 32 años), falso. "Es un rescate para el mito, no para la lucha —afirma—. Esa tendencia a contraponer una figura combativa a la de Perón, considerada como claudicante y negociadora es, quiérase o no, gorila. En el juego político de algunos es un intento de desvalorizar la persona de Perón". No nos podemos imaginar a una Eva Perón envejeciendo en la inacción del destierro (Juan José Sebreli, Eva Perón: ¿Aventurera o militante?). "Por ejemplo, esa frase —continúa Halperín— es típicamente gorila; indica, virPor siempre, flores y PRIMER ANIVERSARIO

metáforas

tualmente-, que Perón envejece en el exilio; es decir, no lucha. Yo creo que dentro de su estrategia, Perón nunca ha esquivado jugarse." Por su lado, también Jorge Di Pascuale (secretario general del Sindicato de Empleados de Farmacia, 41 años) advierte sobre los peligros del evitismo: "En los cuadros que han llegado al movimiento por otras vías es posible, no lo dudo, caer en esa falacia; pero nosotros, que hemos vivido a ese matrimonio como una perfecta complementación, no lo haríamos nunca. Además, habría que distinguir entre los que llegan a endiosar a Evita y menospreciar a Perón, al menos, con buenas intenciones, para acentuar un signo revolucionario, y los que lo han hecho —y ése fue el comienzo del fin de Vandor— con fines nefastos. Es la diferencia que existe entre las confusiones políticas de la izquierda y las intrigas de la burocracia derechista". Julio Guillan, secretario general de FOETRA, aporta un juicio similar: "Para los que quieren dividir a estos dos seres corresponde señalar que, si se reconoce a Eva Perón como revolucionaria, es imposible dejar de señalar que ella fue la mejor discípula de nuestro conductor. Algunos sectores de ultraderecha y otros de ultraizquierda —que recién ahora se dan cuenta de que el peronismo nunca fue un movimiento fascista— no alcanzan a comprender todavía que, para las masas, esas dos figuras son inseparables. Y si a alguno le quedan dudas, que sepa que Eva, en sus últimos minutos, dejó un mensaje: "Cuiden a Perón". Ante la sola mención de esa ocurrencia, Juanita Larrauri, presidenta de la Rama Femenina del partido Justicialista, no tarda en enfurecerse: "El que hace evitismo no es ni más n i menos que un antipatria. Es un cretino. Nadie puede querer a Evita sin querer a Perón. Así les fue a los que intentaron, por ese medio, dejar a Perón mal parado. No les quedaron ni las ganas. Y todo el mundo sabe cómo idolatro yo a la señora que, desde el cielo, nos gobierna con los brazos abiertos y que, algún día, castigará a los cretinos que hacen evitismo". Los políticos, los que acompañan al general en los grandes cargos —qué me perdonen, yo los quiero mucho, como todos ven— no pasarán a ta historia. Forman un partido político. De nuestro movimiento no surgirán más que el pueblo y Perón. Yo quiero tener el honor de compartir esa gloria dentro del pueblo. En sus clases de Historia del Peronismo que dictó en la Escuela Superior Peronista y, por cierto, en sus discursos y en sus reacciones cotidianas, Evita repetía —con una, obsesión para muchos irritante, y para otros inexplicable y ya convertida en estereotipo— que, después de Perón, nadie era digno de jerarquías personales. Ese largo canto épico que parecen, hoy, sus clases, implican en realidad una actitud política. No impresionan como el mero cumplimiento de un deber impuesto por su marido; el inequívoco, exagerado acento personal, revela una 27


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EN LA NUEVA ARGENTINA, LOS UNICOS PRIVILEGIADOS

"Antes de llegar a ellos, debía intención propia y, por lo tanto, una de sus virtudes revolucionarias: Evita se autopostula como sacerdotisa de Perón y enseña, así, que la ausencia de jerarquías —es decir, de burocracia— asegura supervivencia y unidad al movimiento. El error o el acierto —en todo caso su originalidad— reside en que no explicó nada: lo hizo. í IMAGENES S U P E R P U E S T A S . Caiga I quien caiga y cueste lo que cueste, la t raza de los explotadores terminará este siglo. Entre la retórica de sus discursos y las expresiones, menos alambicadas, de sus clases surgen, de pronto, frases con resonancia asombrosamente actuales y que, entonces, apenas se distinguieron. Las Fuerzas Armadas Peronistas (FAP), Montoneros y hasta la guerrilla marxista incorporaron algunas a su literatura panfletaria. Constituyen, todas, síntomas de su proyecto de vida combativo y muchos suponen que sólo la presión o la mediocridad de ciertos hombres que la cercaban impidieron otras audacias. La mayoría de los militantes peronistas y estudiosos de las ciencias sociales que consultó Panorama está de acuerdo en que el slogan "Si Evita viviera sería montonera" contiene datos reales. JorgeJQi-Pascuale: "En todo accionar eTT el sistema hay que diferenciar campos. Como vivimos dentro del sistema, también hay . que actuar allí. Evita eligió el camino de lucha más frontal con el enemigo. No obstante entender que no tenemos salida por la vía pacífica —porque el gobierno cierra los caminos— es necesario actuar para demostrar que no existe, por esa vía. Pero, seguramente, Eva Perón se identificaría con la otra: Ella cayó en una etapa; Valiese, Valle, Pampillón, Misetich cayeron en otra etapa del mismo enfrentamiento. Pero tampoco Perón se ha entregado: si lo hubiera hecho, ya estaría aquí". Norma Kennedy: "El enfrentamiento de los intere28

enfrentar a los mercaderes' ses en pugna está en un plano inclinado que llegará a un punto máximo de contradicción. No puede haber conciliación entre el explotador y el explotado, entre el empresario y el asalariado, entre el terrateniente y el campesino. Por eso la juventud no se equivoca cuando grita ese slogan. Combate por el retorno del general Perón". Con sangre o sin sangre la raza de los explotadores terminará en este siglo. El secretario g e n e r a l de FOETRA, Jorge Guillan, duda: "Habría que definir, primero, qué quiere decir "montoneros". Si quiere decir "revolucionarios" se trata, por cierto, de un fenómeno real; habría que buscar una palabra que rimara con "revolucionaria". Y Juanita Larrauri: "Yo justifico al muchacho que dice eso con convicción porque entiende que ella los acompaña, en esta lucha, para que regrese Perón. ¿Es que acaso le tienen miedo a la palabra «montoneros»? Ese grito fanático —porque yo cambiaría la explicación que da el diccionario de la palabra fanatismo, ya que también se puede ser fanático de realidades y no sólo de mitos— del muchacho sincero, porque hay de los otros, pide que Perón vuelva". El sociólogo Leopoldo Halperín asegura: "No es un slogan. En los actos de la Juventud Peronista donde suele expresarse el peronismo revolucionario, ésa es una de las consignas más fuertes". 4f La violencia del pueblo no es violencia: ¡es justicia! Sin embargo, cierta retórica que saturaba el periodismo de su época —por ejemplo, Mundo Peronista— insistía en fijar su condición de hada buena, generadora de milagros y esperanzas, poco menos que caída, inexplicablemente, del cielo. Todavía en 1972 los locales de la Rama Femenina esconden verdaderas misioneras de esa imagen parcial, forzadamente sacralizada. • En el primer aniversario de su muer-

te. Mundo Peronista le dedica un número atiborrado de poemas, oraciones fúnebres y signos de admiración. En su portada asoma una frasa de Evita: Caiga quien caiga y cueste lo que cueste. Mientras recorta, en diarios y revistas, las noticias referidas a su movimiento, Delia Maldonado, una-de | las lugartenientes afanosas de Juanita Larrauri, se lamenta: "Esto ha sido tomado por otros. No entiendo cómo • se puede decir «Si Evita viviera, sería montonera». La señora era tan amante de la paz. ¡En qué ha caído nuestro movimiento!". Para borrar esa frase adoptada por las FAP, Delia Maldonado vuelve las páginas y contempla, en éxtasis, el dibujo de una Eva Perón etérea rodeada de niños. El texto es el siguiente: "Ellos esperaban la llegada de esa Hada Rubia para convertirse en frágiles y dulces mariposas". Los sectores combativos del movimiento sostienen! que ésa es una imagen claudicante, inofensiva, acuñada por la derecha. En su momento, los derechistas no dudaron en considerar que el 22 de agosto de 1951, día del Renunciamiento, era una jornada de alegre homenaje: Evita, inmensa en su generosidad, se habría empeñado en ceder su candidatura —frenéticamente pedida por el pueblo—, para goce de otros. "Es cierto que Evita era buena y generosa —declaró Bernardo Alberte, ex delegado de Juan Perón—, pero no esperaba, iba en busca de la miseria, a los rincones más terribles de las provincias. Antes de hacer ayuda social, se enfrentaba con los mercaderes." Sumidos en un puritanismo burgués, apenas se atreven, a aceptar la etapa marginal de la vida de Evita y, con el estereotipo de "sacrificio", "generosidad" y "trabajo", logran entibiar la temperatura que tenían sus actos públicos. A veces, ella ponía a prueba la capacidad de entrega propia y de su masa, como un anticipo —o una amenaza— de acciones más efectivas. Coco aquel largo grito ritual, que reclam ó en su último 17 de Octubre: Yo les pido hoy, compañeros, una sola cosa: que juremos todos, publicar mente, defender a Perón, luchar por él hasta la muerte. Y nuestro juramento será gritar, durante un minuto, para que nuestro grito llegue hasta el último rincón del mundo: La vida por¡ Perón. Esas concentraciones alucinantes no muestran solamente la realización de un rito. Por momentos, parecen una reunión previa, una prueba de fuerza. Trasformaba, con su gesto, la retórica que le preparaban y, desde los balcones de la Casa Rosada, propiciaba, en su masa adicta, un prolongado desahogo. Con sus vestidos de gala y sus joyas, provocaba silencio o admiración —curiosamente, nunca envidia—; con sus oscuros trajes sastre, su pelo recogido, el gesto agresivo y la voz grave en los altoparlantes, se fue poniendo peligrosa. A la fuerza brutal de la antipatria, opondremos la fuerza popular organizada. Poco a poco, los componentes burgueses que formaban parte del peroPAN0RAMA,

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/ta nísmo se aliaron, virtualmente, a la clase alta e impidieron, durante el Cabildo Abierto del 22 de agosto de 1951, que Eva Perón fuera candidata a la vicepresideneia. Ese día, el grado de conciencia que el peronismo había generado, a su modo, en la clase obrera y, sobre todo, lia fidelidad con que Evita lo interpretaba, casi hicieron saltar los resortes. Yo les pido a la Confederación Ge*, neral del Trabajo y a ustedes, por él cariño que nos profesamos mutuamente, para una decisión tan trascendental en la vida de esta humilde mujer, me. den, por lo menos, cuatro días. Yo haré, finalmente, lo que el pueblo decida. Compañeros. Compañeros... Compañeros. Compañeros: yo no renuncio a mi puesto de lucha, yo renuncio a los honores ... Compañeros: por el cariño que nos une, les pido por favor que no me hagan hacer lo que no quiero hacer. Se lo pido a ustedes como amiga, como compañera. Les pido que se desconcentren. Compañeros: ¿Cuándo Evita los ha defraudado? ¿Cuándo Evita no ha hecho lo que ustedes desean? Yo les pido una cosa: esperen hasta mañana. Nueve días después, los argentinos escucharon, por radio, su renuncia, leída en voz baja y débil. El grado de exaltación que lograban sus actos públicos había dejado de ser inofensivo, meramente pintoresco, el "toque femenino" de la agitadora partidaria. Para Américo Ghioldi, sin embargo, un "robot electrónico habría cumplido parecidas funciones". En 1972 pocos antiperonistas se atreverían a adherirse a esa descripción. GUIRNALDA CON HONORES. Después del 22 de agosto y a medida que se acercaba su muerte, comenzaron a llover condecoraciones y homenajes, como simbólicos actos de reparación. El 26 del julio de 1953, Mundo Peronista publicó, a doble página, con el título de "Los honores de los hombres", casi todas las cruces y medallas que recibió en sus 7 años de vida política: Distinción del Reconocimiento, de la Confederación General del Trabajo, el collar de la Orden del Libertador General San Martín, Orden Nacimtal del Cedro (Líbano), Orden de Aguila Azteca (México), Soberana Orden Militar de Malta, Orden de Boyacá, Orden Nacional Cruzeiro do Sul (Brasil), Orden Real de Isabel la Católica (España), Orden Nacional de la Legión de Honor (Francia), Gran Medalla Peronista en Grado Extraordinario, y una docena más de los países latinoamericanos. Mis joyas no me pertenecen. La mayor par\te fueron regalo de mi pueblo. Pero aun las que recibí de mis amigos o de países extranjeros o del general, quiero que vuelvan al pueblo. No quiero que caigan jamás en manos de la oligarquía, y, por eso, quiero que constituyan, en el museo del peronismo, ur\ valor permanente que sólo podrá ser utilizado en beneficio directo del pueblo (De su testamento). El 18 de junio de 1952 la diputada PANORAMA,

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Celina Rodríguez de Martínez Paiva presentó al Congreso Nacional un proyecto para erigir un monumento a Eva Perón. Después de 84 discursos, la Cámara de Diputados lo aprobó y remitió al Senado. Tendría las características que, un año antes, Evita había ideado para, el Monumento al Descamisado. Pidió al escultor Leone Tommasi: "Que sea el mayor del mundo; tiene que culminar con la figura del descamisado". Cuando el 2 de julio el Senado, en sesión especial, discutió el proyecto, comenzó un floreo verbal —que convertía a Evita en mito, es decir, en objeto fijado, estéril— y que se agudizó a partir de las 20 y 25 del 26 de ese mismo mes. Algunos sugirieron que se reemplazara la figura del descamisado por la de Eva, pero el escultor explicó sus razones: "Sus formas gráciles y delicadas no pueden reemplazar las dimensiones colosales y el volumen que ocupará la estatua". Después de su muerte, comenzó una necesidad frenética de rendir honores y de fijar su rostro y su nombre en estampillas, banderines, monedas, estaciones de ferrocarril o escuelas. Cuando se cumplió su primer aniversario, se conocieron las características de su tumba definitiva: 137 metros de altura, 43 mil toneladas de peso, 100 metros de base, 14 ascensores y 14 mil metros cúbicos de hormigón armado. "La grandiosidad de la obra —explicaba un folleto de la Presidencia— será el testimonio permanente de la exaltación que la Nueva Argentina hace del recuerdo de su Abanderada, pasión de su causa, mártir del trabajo." Las maquetas muestran formas enormes, típicas de la opresiva arquitectura que imperaba, alrededor de 1930, en Italia y en la Unión Soviética y que, no hace mucho, apareció esplendorosamente en El conformista, la película de Bernardo Bertolucci. En noviembre de 1954 una comisión integrada por Juana Larrauri, Roberto Dupeyrón y Nélida Domínguez de Miguel viajó a Europa para inspeccionar Una procesión

renovada e infinita

16 DIAS DE EXHIBICION

los trabajos. Cuenta Juanita: "Estuvimos allí un mes. Controlamos, en Viareggio, cómo cortaban los mármoles y, después, nos trasladamos al estudio de Tommasi, donde ya estaban en construcción algunas estatuas. En el Banco de la Nación había 114 millones de pesos para pagar la obra: alguna vez preguntaremos dónde están. En un acto maravilloso, el general puso la primera cucharada de portland y mujeres de todas las provincias depositaron un cofre con tierra de su lugar natal. El monumento, que estaba ubicado en Gelly y Obes, entre Libertador y Figueroa Alcorta, llegó a tener casi un metro de alto, pero los «libertadores» lo dinamitaron" CON HORRORES. A su muerte, siguieron descomunales exteriorizaciones públicas y la siniestra historia de su cadáver, todavía inconclusa. Tras la minuciosa obra del embalsamador Pedro Ara, los 16 días de velorio y una procesión infinita. Durante los tres años que quedaban de gobierno peronista, el calendario de su biografía política fue abundantemente festejado con presencia popular, por un lado, y ristras de metáforas, por otro. Cuando triunfó la revolución de Rojas y Aramburu, desaparecieron todos los objetos que pudieran recordarla, desde las frazadas con su nombre, que inundaban la Fundación, la tapera donde nació —en Los Toldos—, hasta la mansión donde murió, su monumento y, por cierto, su cadáver. Después de 19 años de una maraña de incógnitas, Juan Domingo Perón lo recibió, el viernes 3 de setiembre de 1971. Entonces el embajador Jorge Rojas Silveyra afirmó que "la intención de quienes sustrajeron el cadáver de Eva Perón no fue sólo quitarlo al calor popular sino, también, a la ira popular". El método no resultó tan efectivo: con dos golpes en el tabique nasal y ambas rodillas heridas, está guardado en las afueras de Madrid. Y CON AMORES. Cuando los restos de Eva Perón comenzaban su peregrinaje, los militantes peronistas iniciaron una resistencia desorganizada y contradictoria: algunos murieron y otros llegaron a ocupar altos cargos políticos y sindicales. Yo saldré con las mujeres del pueblo, yo saldré con tos descamisados de la patria, muerta o viva, para, no dejari en pie ningún ladrillo que no sea peronista. Mientras la sociedad argentina modifica, en muchos casos, su imagen de Eva Perón —afila algunas puntas y trunca otras—, no resulta folklórico, sino sintomático, que en las casas argentinas más pobres una foto de Eva Perón siga custodiada todavía por flores o velas encendidas. Es mi. fin en este mundo y en mi patria. Pero no en el recuerdo de los míos. Ellos siempre me tendrán presente, por la simple razón de que siempre habrá injusticias y, entonces, regresarán a mi recuerdo todos los tristes desamparados de esta querida patria. Ana Basualdo 29


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