El elemento de ken robinson

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en 1996 en el Salón de la Fama de la gimnasia internacional. En la actualidad, Conner contribuye a que otras personas desarrollen su pasión por la gimnasia. Junto a su mujer, la campeona olímpica Nadia Comaneci, es dueño de una boyante escuela de gimnasia. También poseen la revista International Gymnast y una productora de televisión. Gimnastas como Bart Conner y Nadia Comaneci tienen una profunda percepción de las posibilidades de su cuerpo; sus logros demuestran cuán limitadas son nuestras ideas comunes acerca de la habilidad humana. Si observas a atletas, bailarines, músicos y otros artistas en plena actuación, verás que mientras trabajan están pensando de una manera extraordinaria. Cuando practican, todo su cuerpo desarrolla y memoriza los movimientos a los que están dando forma. Durante el proceso, confían en lo que algunas personas llaman el «músculo de la memoria». Por lo general, cuando actúan se mueven demasiado rápido y de manera demasiado compleja como para confiar en los usuales procesos conscientes de pensamiento y toma de decisiones. Sus movimientos se basan en las profundas reservas de sentimiento e intuición, de reflejo físico y coordinación que utiliza todo el cerebro y no solo las partes frontales asociadas al pensamiento racional. Si lo hicieran, sus carreras no despegarían y ellos tampoco. De este modo, los atletas y todo tipo de intérpretes ayudan a que nos cuestionemos algo más acerca de las capacidades humanas que demasiada gente da por supuesto y que también se entienden mal: las ideas que tenemos acerca de la inteligencia.

¿Cómo eres de inteligente? Otra cosa que hago cuando hablo a grupos de gente es pedirles que evalúen su inteligencia en una escala del uno al diez, siendo diez el máximo. Normalmente, una o dos personas se califican con un diez. Cuando estas levantan la mano, les aconsejo que se marchen a casa; tienen cosas más importantes que hacer que escucharme. Aparte de esto, obtendré unos cuantos nueves y una gran concentración de ochos. Invariablemente, sin embargo, la mayor parte del público se califica con un siete o un seis. Las respuestas disminuyen a partir de ahí, aunque admito que nunca he terminado la encuesta. Me detengo en el dos, prefiero que cualquiera que crea tener una inteligencia de uno no tenga que pasar la vergüenza de confesarlo en público. ¿Por qué siempre obtengo una curva acampanada? Creo que se debe a que hemos llegado a dar por sentadas ciertas ideas acerca de lo que es la inteligencia. Lo interesante es que la mayoría de la gente levanta la mano y se evalúa de acuerdo con la pregunta formulada. No parece que la pregunta les plantee ningún problema y están encantados de posicionarse en algún lugar de la escala. Solo unos pocos la han puesto en cuestión y me han preguntado qué entiendo yo por inteligencia. Creo que eso es lo que debería hacer todo el mundo. Estoy convencido de que dar por sabida la definición de inteligencia es una de las razones principales por la que muchas personas infravaloran sus verdaderas habilidades intelectuales y fracasan a la hora de encontrar su Elemento. La opinión general dice algo así: todos nacemos con cierta cantidad fija de inteligencia. Es una particularidad, como tener los ojos verdes o azules, o tener las extremidades largas o cortas. La inteligencia se manifiesta en ciertas actividades, especialmente en las matemáticas y en la manera de utilizar las palabras. Es posible medir cuánta inteligencia tenemos mediante cuestionarios de lápiz y papel, y expresarlo con dígitos. Ya está. Espero que, dicho de un modo tan contundente, esta descripción de la inteligencia suene tan


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