Fotografía Fragmento. Barba, M. (2015) Girls? (Fotografía digital)
1. MOTIVACIONES PERSONALES Recuerdo perfectamente la primera vez que me depilé las piernas. Tendría unos 10 años aproximadamente cuando, caminando por el sendero que llevaba a la piscina de los amigos de mis padres, eché la vista abajo. Me di cuenta de que a la luz del sol de verano los pelos que empezaban a crecer, al igual que lo hacía el resto de mi cuerpo, se habían convertido en algo odiosamente visible. Mi primera depilación fue en una esteticien privada, que recibía a sus clientes en su propia casa. Recuerdo entrar acompañada de mi madre a una casa bastante pija y con una decoración un poco rococó. Pasé a otra habitación, un sitio limpio y aséptico que poseía todos los aparatos necesarios: sillón, luces, máquina calentando cera. Recuerdo una cera verde, un verde profundo, caliente. Recuerdo a la mujer, con bata blanca, aseada y muy arreglada. Desprendía todo su ser esa femineidad construida, forzada, esa que te estalla en la cara y que me resultaba hasta incómoda de mirar: maquillaje muy evidente, manicura postiza, cejas perfiladas. Aquella mujer era fría, extraña, pero eficaz. No hablaba mucho, no hacía muchos comentarios, quizá sólo trataba con cierto desdén la asiduidad con la que empecé a visitarla. Así empecé a introducirme en un mundo que nunca me había importado lo más mínimo: nunca jugué a maquillarme de pequeña, odiaba la idea de llevar tacones, mi pelo era tal cual, liso y sin adornos. Todas aquellas cosas que se supone las mujeres hacen a lo largo de su vida para sentirse “guapas”, “atractivas” o “femeninas” nunca me preocuparon lo más mínimo cuando era una niña. Simplemente no me interesaban, me repelían y me daban vergüenza.
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