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La acidificación de los suelos y aguas

La acidificación de los suelos y aguas se refiere al proceso por el cual el pH de la tierra o del agua disminuye por absorción de cationes de Hidrógeno H+ esto por la acción de contaminantes como el SO2, NOx, HCl, y NH3 al disolverse en agua. En otras palabas se puede definir como la pérdida de la capacidad neutralizante del suelo y del agua, como consecuencia del retorno a la superficie de la tierra, en forma de ácidos, de los óxidos de azufre y nitrógeno descargados a la atmósfera. La lluvia ácida es de las causas más conocidas de la acidificación y ésta produce los siguientes efectos perniciosos:

Los químicos de la lluvia ácida son corrosivos al disolver el carbonato de calcio, deteriorando rápidamente todos los monumentos y edificaciones construidos con mármol o piedra caliza.

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La lluvia ácida cambia la composición del suelo y desplaza los metales pesados hacia las aguas subterráneas, aumentando su toxicidad e imposibilitando su consumo. Además, los ácidos disminuyen el PH de los acuíferos dulces lo que afecta al desarrollo de la fauna acuática.

Otro efecto negativo es que el movimiento de aluminio y metales pesados del suelo, impide que la vegetación absorba el agua y los nutrientes correctamente. Esto hace que los árboles y plantas se debiliten.

Y por último al afectar la lluvia ácida a los diferentes agentes medioambientales y desencadenarla que el ser humano sufra afecciones en su salud.

El pH de las aguas en general, y del océano en particular se encuentra en un equilibrio dinámico. Algunas de esas variables son la temperatura del agua y la concentración de CO2 atmosférico. La acidez del océano está por tanto relacionada con el ciclo del carbono, uno de los subsistemas más importantes de la Biosfera. La actual acidificación que se está observando en los océanos del mundo se debe a las actividades humanas llevadas a cabo desde la Revolución Industrial y relacionadas directamente con la emisión de gases de efecto invernadero (GEI).

La acidificación del suelo y del agua puede tener efectos negativos en los organismos que dependen de estos ecosistemas. Cuando el pH del suelo o del agua se vuelve demasiado ácido, puede afectar la capacidad de las plantas para absorber nutrientes y puede dañar los tejidos de los animales acuáticos. Además, la acidificación puede liberar metales pesados en el suelo y en el agua, lo que puede ser tóxico para los organismos que viven allí.

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