3 niños de todo el mundo

Page 133

Don Zenón y Primitivo ayudaron al patrón a ponerse en pie. Sacudiendo la tierra del sombrero y dándose masa­ jes en la parte dolorida, éste se acercó rengueando hasta donde Cipriano lo esperaba, pálido y deseando que la tierra se abriese y lo tragase. —¿ Vos me ensillaste el caballo ? —bramó el patrón. -Este... sí, patroncito... -respondió Cipriano con un hilo de voz. -¿ Y no te dije mil veces que el potro es medio bravo todavía y que tienes que atarlo del cabestro al palenque para poderlo estribar? -volvió a rugir el patrón. -E ste... yo... -balbuceaba el peoncito, cuando unos gri­ tos llamaron la atención de todos. -¡ E l agua!... ¡El agua!... ¡Se desborda el tanque!... -¡Cipriano, sois una calamidad! -g ritó el patrón, rojo como un tom ate-. ¡Has dejado la canilla del tanque abier­ ta! Anda a cerrarla antes que... El patrón no llegó a term inar la amenaza, pues ya el muchacho salía como una luz a cerrar esa canilla. —Lo mejor será que corte camino por el lado del chi­ quero —se decía Cipriano, corriendo a más no poder— Lle­ garé antes y de paso no me embarro con el agua que cae del tanque. Como un rayo atravesó el chiquero y salió por la otra parte... con todos los chanchos corriendo detrás de él. Ci­ priano cerró la canilla y se dio vuelta sonriente, buscando la aprobación de todos los que estaban contemplándolo. Pero lo único que pudo ver fue una cara más furiosa que la otra y además... como cincuenta chanchos embarrados revolcán­ dose encima de las sábanas puestas a secar en el pasto por la cocinera. ¿Qué había sucedido? Nada más y nada menos que se había olvidado de cerrar la puerta del chiquero y los chan­ chos habían decidido entonces darse una vueltecita por la estancia.


Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.