9 preludio a la fundación

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Era una pequeña mancha oscura, destacándose sobre el gris. Fuera lo que fuese, parecía desplazarse como si tratara de orientarse antes de que las nubes aumentaran la oscuridad De súbito, y sin saber la causa, pensó: «Van en mi busca.» Casi antes de que pudiera decidir una línea de acción, ya se había decidido. Corrió con verdadera desesperación a lo largo de la depresión, hacia los árboles y, entonces, para llegar más deprisa, torció a la izquierda, corrió hacia una cúpula baja, pisando matas secas de helechos, además de matas de espino cubiertas de bayas de un rojo brillante.

24 Seldon se detuvo, jadeante, junto a un árbol. Se arrimó a él, abrazándolo. Vigiló el objeto volador por si volvía a aparecer de forma que él pudiera retroceder junto al árbol y ocultarse detrás, como una ardilla. El árbol estaba frío, su corteza era áspera, no resultaba cómodo..., pero ofrecía abrigo. Desde luego, podía ser insuficiente si le buscaban con un detector de calor. Por el contrario, el tronco helado del árbol podía superar el calor. Bajo sus pies, la tierra aparecía apisonada. Incluso en ese momento, tratando de ocultarse, de hacer esfuerzos por ver a su perseguidor sin que éste lo descubriera, no podía evitar preguntarse qué profundidad tendría la tierra, cuánto tiempo habría tardado en acumularse, cuántas cúpulas de las áreas más cálidas de Trantor llevaban bosques sobre sus lomos y si los árboles estaban siempre confinados a las depresiones entre cúpulas, dejando las regiones más altas para el musgo, la hierba y el rastrojo. Volvió a verlo. No era una hipernave, ni siquiera un pequeño reactor corriente. Era un mini-jet. .Podía distinguir el vago resplandor de las colas de iones saliendo de los vértices de un hexágono, neutralizando el tirón gravitatorio y permitiendo que las alas lo mantuvieran en el aire como un gran pájaro que planeara. Se trataba de un vehículo que podía flotar mientras exploraba un terreno planetario. Las nubes fueron las que lo salvaron. Incluso si empleaban detectores de calor, esto sólo indicaría que había gente abajo. El mini-jet podía intentar un descenso en picado por debajo del techo de nubes antes de que averiguara cuántos seres humanos había y si alguno de ellos podía ser la persona determinada que la gente de a bordo andaba buscando. El aparato se hallaba más cerca y tampoco podía ocultarse de él. El ruido de su motor lo denunciaba, y no lo apagarían, por lo menos mientras continuaban su búsqueda. Seldon conocía los mini-jets porque en Helicón, o en cualquier otro mundo no cupulado, con cielos despejados de vez en cuando, era corriente verlos, ya que muchos de ellos eran de propiedad particular. ¿Qué posible utilidad le darían a los mini-jets en Trantor, con toda la vida humana bajo cúpulas, con un techo de nubes casi perpetuas, muy bajo..., excepto por algunas naves gubernamentales diseñadas para estos fines? ¿Apoderarse de una persona buscada que había sido atraída arriba de las cúpulas? ¿Y por qué no? Las fuerzas gubernamentales no podían entrar en el terreno de la Universidad, pero Seldon no se hallaba allí en esos momentos. Se encontraba Arriba, sobre las cúpulas, las cuales quizá se encontraran fuera de la jurisdicción de cualquier Gobierno local. Un vehículo Imperial podía tener todo el derecho a posarse en cualquier parte de las cúpulas en cuestión y llevarse a quienquiera que encontraran sobre ellas. Hummin no le había advertido de ese detalle; tal vez ni siquiera se le había ocurrido pensar en él. El mini estaba mucho más cerca ahora, rastreando como una bestia ciega que olfatea su presa. ¿Se les ocurriría buscar entre aquel grupo de árboles? ¿Aterrizarían y enviarían a uno o dos soldados armados para dar una batida por el bosquecillo? De hacerlo así, ¿cómo defenderse? No iba armado y toda su agilidad resultaría ineficaz contra el espantoso dolor de un látigo neurónico. Mas no intentaba aterrizar. O no habían pensado en lo que significaban los árboles, o... O bien... De pronto, se le ocurrió otra idea. ¿Y si no se trataba de una nave de persecución? Tal vez formaba parte del equipo meteorológico. Era casi seguro que los meteorólogos querían estudiar las altas capas de la atmósfera. ¿No estaría comportándose como un imbécil al ocultarse? El cielo iba oscureciéndose cada vez más. ¿Se veían las nubes más densas, o, lo que era más probable, estaba anocheciendo?


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