—Hay media docena de mujeres allá afuera. No es sexismo; es un asunto de seguridad. Sin civiles en la montaña. Lo reconsiderarán cuando esté más controlado. Lo enfrenté. —¿Estás putas bromeando? ¿Estás diciendo que si tuviera polla no me dejarían subir con mi pase de prensa? Un incendio nunca está controlado. Nunca es seguro. No sabes qué es lo que va a hacer. Todos solo esperamos que nos vaya bien allá arriba. Ahora voy a tener que fotografiar el horizonte y al personal de tierra cuando termine. —Te dije que no vinieras —dijo Tyler, impaciente con mi berrinche—. Tenemos que irnos. Te veré cuando regrese. —Llévame —le grité—. ¡Maddox! El gentío se calló y vio a Tyler alejarse de mí hacia los elevadores. Giré para ver a Stavros, guardando lágrimas de ira. —Dijiste “polla” —dijo Stavros—. Ya me agradas. —Dame un vodka tónico. Stavros sonrió. —¿En serio? —En serio.