Los Estados y sus territorios
Lo primero que encontramos al mirar un mapa político del mundo es que cada continente está dividido en un mosaico de colores y nombres, en los que cada forma y color corresponde a una entidad distinta de las que la rodean. Estos mosaicos representan los límites geográficos de los países en los cuales se divide el mundo. Los límites territoriales demarcan el espacio donde cada Estado es soberano sobre una determinada superficie de la Tierra. De la soberanía de los Estados surge la ciudadanía y el reconocimiento de los derechos que sus habitantes tienen por pertenecer a ese territorio estatal. El ejercicio de la soberanía permite a los Estados emitir su propia moneda, crear sus instituciones de justicia y educación, definir el idioma oficial y explotar los recursos naturales contenidos en su territorio, entre otras cosas. Para que un Estado sea soberano e independiente debe ser reconocido como tal por los demás. De este reconocimiento surge la obligación asumida por cada país de no interferir en los asuntos internos de otro país y respetar la autodeterminación de los pueblos.
Las aguas interiores son aquellas que se encuentran sobre la superficie terrestre (lagos, ríos) y el espacio marítimo encerrado por las líneas imaginarias que unen los puntos más prominentes de la costa. El territorio marítimo se extiende desde la línea de la costa hasta una distancia de 200 millas marinas (unos 370 km). La primera franja de 12 millas se denomina Mar Territorial, y en ella el Estado tiene soberanía total. Las restantes 188 millas se denominan Mar Patrimonial o Zona Económica Exclusiva y, en ella, el Estado tiene soberanía sobre los recursos naturales. El espacio aéreo se ubica sobre la superficie terrestre, las aguas interiores y el Mar Territorial. Si bien no se ha llegado a un acuerdo internacional en relación con su límite superior, el criterio más utilizado en la actualidad es que la soberanía estatal finaliza a 100 km de altura.
Límites y fronteras Los límites estatales son líneas imaginarias establecidas y acordadas por los países vecinos para dividir los territorios y establecer hasta dónde llega la soberanía y el poder de cada Estado. Históricamente, no siempre fue fácil establecer estos límites, ya que muchas veces se superponen las pretensiones sobre un mismo territorio. Los límites pueden ser geográficos, cuando las líneas imaginarias se trazan sobre elementos de la naturaleza, como un río; geodésicos, cuando se trazan sobre las líneas de los paralelos y los meridianos; o geométricos, cuando unen puntos al azar y no coinciden ni con los paralelos ni con los meridianos. A cada lado de los límites territoriales se ubican zonas de frontera, en las que se producen permanentes intercambios culturales y comerciales entre los países vecinos.
Los componentes del territorio Los territorios estatales no solo comprenden la superficie terrestre, sino también el subsuelo, las aguas interiores, el espacio marítimo y el espacio aéreo.
Límite entre la Argentina y Chile en el Paso de Jama, que comunica el Paraje Jama (provincia de Jujuy) con la localidad chilena de San Pedro de Atacama. Este es un límite geográfico.
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