Uno de los más conocidos y duraderos legados de la civilización griega es la arquitectura. Esta se basó en la combinación de dos elementos: las columnas y el adintelado. Juntos permitieron la construcción de obras monumentales, que en muchos casos llegaron hasta nuestros días casi intactas. Algunos ejemplos de la arquitectura helénica son los templos, los teatros, las acrópolis, los propileos, los estadios, los gimnasios y las palestras, las ágoras y los monumentos funerarios. Según el tipo de columnas sobre las que se apoyaba la construcción se distinguen tres estilos arquitectónicos: Dórico, Jónico y Corintio. La diferencia principal entre ellos reside en el nivel de complejidad y detalle que presentan su base y su capitel. Los materiales usados por los griegos para sus construcciones fueron la madera, la piedra y el mármol. Los mármoles proporcionaron a las edificaciones la fortaleza suficiente para sobrevivir al paso del tiempo y llegar a nuestros días relativamente bien conservadas. El Partenón, aunque en general toda la Acrópolis ateniense, es uno de los más conocidos casos de este tipo de arquitectura.
DÓRICO
Pórtico de las Cariátides en el templo griego del Erecteión, en la Acrópolis de Atenas. La Cariátides son columnas con figuras femeninas ubicadas en uno de los laterales del templo.
JÓNICO
CORINTIO
Ábaco
Rosetón
Collarino
Equino
Estría
Voluta
Estragalo
Hoja de acanto
Bocel
Bocel intermedio
Arista
Tambor Crépida
Escocia Basamento
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La arquitectura