JAPÓN, EL ARCHIPIÉLAGO DE LA CULTURA. LIBRO PRELUDIO

Japón, el A rchipiélago de la Cultura

VOLUMEN CONMEMORATIVO

Preludio Introducción a la obra

Preludio

VOLUMEN CONMEMORATIVO

Preludio Introducciรณn a la obra

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Japón, el archipiélago de la cultura

D. HIRAMATSU KENJI Excmo. Sr. Embajador Extraordinario y Plenipotenciario del Japón en España

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Preludio

Conocer los principales rasgos de la cultura de un país es un prerrequisito para acercarse a él.

Japón y España poseen, en común, una larga y fructífera historia. Recientemente, en los años 2013 y 2014, hemos celebrado el Año Dual España-Japón y, en 2018, rendimos homenaje al 150 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas entre ambos países. Estos aniversarios pusieron de manifiesto la gran amistad existente entre nosotros y, ante todo, el enorme interés que guardan los españoles por las múltiples facetas de la riqueza cultural de mi país.

En paralelo a la celebración de estos actos conmemorativos surgieron eventos y proyectos impresionantes, entre los que se encuentra esta magnífica obra compiladora, iniciativa de la distribuidora de cine japonés Mediatres Estudio S. L. Como arriba mencionaba, para acercarnos a otra cultura es mejor conocer sus contornos y sus profundidades, es decir, sumergirnos en las aguas que la han alimentado y en los bosques que ha despertado su naturaleza. Es necesario internarse entre sus tradiciones, para comprender su historia, su pensamiento, esa belleza de la sombra y de lo efímero que tanto singulariza a la cultura japonesa.

Esta obra muestra el amor que muchos expertos tienen hacia Japón. Me emociona verdaderamente ver el interés y la sensibilidad con la que España acoge y conoce a Japón, dando lugar a una obra monumental que conforma un amplio tratado sobre diferentes perspectivas del archipiélago japonés, este «archipiélago de la cultura».

Los hispanohablantes del mundo, con esta obra, tendrán un auténtico tesoro entre sus manos. A través de ella, podrán recorrer la inmensidad del paisaje japonés, con un amplio mapa de disciplinas que les irá desvelando las raíces y la realidad de esta tierra. Confío en que los lectores sientan que tienen a Japón en la otra orilla y se animen a visitarla, para así, poder palpar todos los detalles que les ha ido descubriendo esta gran obra.

De esa manera, seguiremos profundizando nuestro conocimiento mutuo, el de dos pueblos que se admiran y tienen la confianza de mirar juntos al futuro.

D. Hiramatsu Kenji Excmo. Sr. Embajador Extraordinario y Plenipotenciario del Japón en España

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JapĂłn, el archipiĂŠlago de la cultura

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Preludio

Prólogos.

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España-Japón, más de 400 años de relaciones.

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Japón, a través de una visión multiautoral.

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Japón, el archipiélago de la cultura: Una obra en tres actos.

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Tierra de Wa, un intento de aproximación.

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Cultura, bajo el influjo de la estética.

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Descubre Japón, un mundo enigmático y diferente.

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Japón, el archipiélago de la cultura

Prólogos

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Preludio

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PRÓLOGO

Japón, el archipiélago de la cultura

D. MASASHI MIZUKAMI Embajador extraordinario y plenipotenciario de Japón en España (2016-2019)

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Preludio

Me complace presentarles Japón, el archipiélago de la cultura, iniciativa editorial de Mediatres Estudio S. L. que, además de una distribuidora especializada en cine asiático, nos ofrece su magnífica contribución a la difusión de la cultura japonesa en España, razón por lo que me siento sinceramente agradecido.

Es un proyecto muy significativo para estos días tan especiales en los que venimos celebrando, a través de una gran variedad de eventos, la amistad entre Japón y España de la que, aunque ahora se cumple el 150 aniversario, se remonta ya a más de cuatrocientos años de historia.

Por todo ello espero que esta obra despierte aún más en el lector hispanohablante la curiosidad y el deseo por conocernos mejor y, por qué no, viajar a Japón y descubrir personalmente qué es lo que lo fascinó de nuestra cultura desde un principio. Yo mismo espero sorprenderme con nuevas facetas de mi país a través de la visión que se ofrece en esta obra.

Gracias por esta muestra de generosidad.

D. Masashi Mizukami Embajador extraordinario y plenipotenciario de Japón en España (20162019)

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EMBAJADA DE JAPÓN EN ESPAÑA

Me gustaría expresar también mi gratitud, además de a las instituciones colaboradoras, a los autores participantes, en su mayoría españoles, por el enorme esfuerzo e interés mostrado para ofrecernos una perspectiva nueva y fresca de una cultura y una sociedad ajenas, lo que sin duda confiere a esta ambiciosa obra un carácter único.

PRÓLOGO

Japón, el archipiélago de la cultura

D. JORGE TOLEDO Excmo. Sr. Embajador de España en Japón

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Preludio

España y Japón conmemoraron en 2018 el 150 aniversario del establecimiento de relaciones diplomáticas mediante el Tratado Hispano-japonés de Amistad, Comercio y Navegación del 12 de noviembre de 1868.

El interés en España por entender, estudiar y divulgar la fascinante cultura japonesa no es nuevo; y es relevante el número de estudiosos españoles que, ya sea en el ámbito académico, o por interés personal serio, vienen hace décadas interesándose por sus aspectos más diversos y esforzándose por entenderla. Quien tenga interés por aprender de Japón en español tiene a su disposición sin duda un corpus cada vez más relevante de aportaciones académicas y divulgativas.

Faltaba quizá, sin embargo, una buena obra compiladora que recogiera con cierta ambición canónica buena parte de esos campos de conocimiento y permitiera al lector interesado acceder a ellos fácilmente. Japón, el archipiélago de la cultura llena ese vacío. Es apropiado que lo haga cuando se cumplen ciento cincuenta años, precisamente, del establecimiento de relaciones diplomáticas y cuando aumentan sin cesar los vínculos entre nuestras dos sociedades. Se trata de una obra ambiciosa y seria que reúne a muchos de quienes más y mejor han venido escribiendo sobre Japón en las últimas décadas. Un esfuerzo encomiable por poner en manos de los lectores interesados una visión coherente y completa del Japón del pasado y el presente.

Como embajador de España quiero dar la enhorabuena y agradecer su esfuerzo a don Julián Fernández, quien la ha concebido y editado; y felicitarme en nombre de todos los lectores que tendremos ocasión ahora de contar con este libro en nuestras manos.

D. Jorge Toledo Excmo. Sr. Embajador de España en Japón

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EMBAJADA DE ESPAÑA EN JAPÓN

Los vínculos entre los dos países no han dejado de crecer desde entonces, especialmente en las últimas décadas. A la amistad entre la familia real española y la familia imperial de Japón y a la excelente relación política entre dos democracias que compartimos valores y formas de entender el mundo, se ha sumado recientemente un interés recíproco cada vez mayor entre las sociedades civiles. En Japón es grande el aprecio por la cultura española, de Gaudí al flamenco, pasando por Falla, Granados, Picasso o Dalí, el interés por el Camino de Santiago o la creciente fascinación por la gastronomía vasca. En España, por nuestra parte, somos cada vez más los aficionados a la comida japonesa, el manga o el anime, y es mayor el número de buenos lectores atraídos por lo mucho que se está traduciendo y publicando de literatura nipona y de cinéfilos que van a ver cine japonés. Españoles y japoneses viajamos también de manera creciente a uno y otro país.

Japón, el archipiélago de la cultura

España-Japón: más de 400 años de relaciones

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Preludio

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ESPAÑA-JAPÓN: MÁS DE 400 AÑOS DE RELACIONES

Japón, el archipiélago de la cultura

D. RICARDO RIVERO Rector Magnífico de la Univ. de Salamanca

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Preludio

La Universidad de Salamanca mantiene unas excelentes relaciones con Japón desde hace décadas. El Centro Cultural Hispano Japonés es el lugar donde esta amistad profunda se expresa año a año, gracias a la organización de la semana cultural del Japón y todo un conjunto de exposiciones, ciclos de conferencias, actividades y encuentros patrocinados por distintas instituciones, con el apoyo de la Embajada de Japón en España.

Salmantica Docet, reza nuestro lema, pero también aprende de arquetipos de referencia global, muchos de los cuales nos vienen de Japón. Admiramos la cultura nipona en sus mejores exponentes: el arte, la literatura, la gastronomía. También su potencia científica, innovadora, empresarial. Y, por supuesto, nos fascina la capacidad organizativa del pueblo japonés, su disciplina y coordinación para responder a los desafíos que se le presentan.

La resiliencia, el sentido de comunidad, compromiso con el interés común y el esfuerzo sostenido son valores que hemos de copiar de Japón. Muchas de las virtudes clásicas del humanismo (fortaleza, justicia, templanza, prudencia) se observan en la sabiduría oriental, en la filosofía japonesa, en el comportamiento de sus ciudadanos. Un país con vocación internacional, como España, capaz de superar los más duros envites y triunfar. Un ejemplo imprescindible en estos días difíciles de pandemia y crisis, cuando miramos a quienes demuestran buenas prácticas. A nuestros amigos japoneses.

En Salamanca, 7 de agosto de 2020 D. Ricardo Rivero Ortega Rector Magnífico de la Universidad de Salamanca

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ESPAÑA-JAPÓN: MÁS DE 400 AÑOS DE RELACIONES

Muchos diplomáticos se han formado en nuestras aulas, aprendiendo el español y comprendiendo nuestra historia, contexto sociológico y político, modo de vida y costumbres. Quienes se ocupan de las relaciones internacionales con países de habla hispana desde Japón han de pasar por Salamanca para beber en las fuentes del alma máter iberoamericana, porque el Estudio salmantino es el modelo de las primeras instituciones de educación superior en América (en Perú, México, Colombia, República Dominicana, Argentina, Guatemala…).

ESPAÑA-JAPÓN: MÁS DE 400 AÑOS DE RELACIONES

Japón, el archipiélago de la cultura

D. JORGE PARRONDO Director general de Casa Asia

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Preludio

Casa Asia, un encuentro permanente con Japón Casa Asia cumplirá 20 años en 2021, lo que nos ha permitido ser protagonistas, a la vez que testigos, de los grandes avances que han tenido lugar en las relaciones entre España y Japón, especialmente entre sus respectivas sociedades civiles. Durante este período se ha fortalecido la presencia española en Japón y la japonesa en España en todos los ámbitos, sobre todo el cultural, y en ambos casos la cultura de uno y otro país resulta cada vez más atractiva y cuenta con fieles seguidores recíprocos.

En estos veinte años han sido numerosos los hitos en la relación bilateral que han contado con la implicación de Casa Asia, lo que ha tenido a su vez un impacto notable en la agenda cultural y social de los dos países:

Casa Asia colaboró con la Embajada de Japón y con la SEEI (Sociedad Estatal para Exposiciones Internacionales) en la organización de los actos de presentación de la Expo de Aichi en Madrid y en Barcelona, editó el Álbum Asia con el objetivo de poner de manifiesto el vínculo histórico y contemporáneo de España, Portugal e Iberoamérica con Asia a través de la literatura, y participó en la organización de algunas actividades, tanto de carácter económico como cultural, incluidas en la variada programación del Pabellón de España.

Para dar cuenta de los primeros contactos con Asia, el Álbum Asia se remonta a las Cartas de San Francisco Javier desde India y Japón, la narración del viaje a Samarcanda de Rui de Clavijo, la correspondencia de Gregorio de Céspedes desde Corea o la descripción de Antoni de Montserrat de India y Asia Central, y llega hasta los siglos xx y xxi a través de referencias asiáticas en las obras de autores como Eça de Queirós, Vicente Blasco Ibáñez, Jaime Gil de Biedma, Manuel Vázquez Montalbán, Jorge Luis Borges, Octavio Paz, Pablo Neruda o Mario Vargas Llosa, entre muchos otros. El Álbum es un testimonio de la huella marcada por Asia en las literaturas hispana y lusa a lo largo de los siglos.

En el ámbito literario, cabe destacar que el Premio Nobel de Literatura, Kenzaburo Oé, se desplazó a Barcelona en 2004 para presentar en Casa Asia su libro Salto Mortal (Ed. Seix Barral), novela que explora las condiciones en las que prospera el terrorismo de base religiosa. Posteriormente, en el año 2009 y de la mano de la Editorial Tusquets, fue Haruki Murakami quien dio una conferencia en Casa Asia sobre su visión de la literatura y de su propia obra. La literatura japonesa ha sido uno de los pilares de la programación cultural de Casa Asia, lo que nos ha permitido recibir a numerosos escritores, realizar cursos sobre determinados autores y periodos, y propiciar de manera regular presentaciones de traducciones literarias al español.

Fue también en 2009 cuando el arquitecto Toyo Ito (Premio Pritzker 2013) estuvo presente en la sede central de Casa Asia para inaugurar la exposición de maquetas de sus edificios y de sus proyectos presentados a diversas licitaciones en España.

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ESPAÑA-JAPÓN: MÁS DE 400 AÑOS DE RELACIONES

La participación de España en la Exposición Universal de Aichi de 2005 fue una gran oportunidad para la proyección de España en el exterior y para dar a conocer una versión actualizada y moderna de nuestro país ante la sociedad japonesa y ante los miles de visitantes procedentes de otros países asiáticos. Muchos recordarán que el pabellón español, diseñado por Alejandro Zaera y formado por multitud de piezas hexagonales en cerámica y acero traídas de España, fue uno de los iconos arquitectónicos de aquella Exposición.

Japón, el archipiélago de la cultura

Casa Asia llevó a Tokio en 2009 su programa Nuevas Culturas Urbanas, y lo hizo con la colaboración del Instituto Cervantes de Tokio, cuya sede acogió los diálogos entre artistas españoles y japoneses en temas clave de industrias culturales como son el cine, el videoarte, el cine de animación y los videojuegos. Por parte española participaron Isabel Coixet, Jordi Labanda, Antoni Muntadas y Javier Mariscal, entre otros.

ESPAÑA-JAPÓN: MÁS DE 400 AÑOS DE RELACIONES

De las numerosas muestras y exposiciones realizadas con artistas japoneses o sobre motivos japoneses, es preciso destacar la instalación artística titulada Sincronizando hilos y rizomas de Chiharu Shiota, que se exhibió en Casa Asia en 2012 y cosechó un gran éxito de público, ganando además el reconocimiento de numerosos medios de comunicación y profesionales del arte contemporáneo. De hecho, el libro que Casa Asia publicó sobre este trabajo contribuyó a la proyección de esta artista en Europa y en Estados Unidos, hasta el punto de que en 2015 Shiota representó a Japón en la Bienal de Venecia.

El cine ha sido otro de los pilares fundamentales de la programación de Casa Asia. Los ciclos de cine japonés programados periódicamente y la presencia de Japón en el Asian Film Festival Barcelona, certamen anual que organiza Casa Asia para dar a conocer la cinematografía asiática más actual, nos han permitido proyectar en España no solo las obras de los grandes directores consagrados, sino también una parte importante del cine japonés contemporáneo que no accede a los circuitos comerciales occidentales, pero que es de una gran calidad y que abre nuevas vías para conocer mejor la sociedad japonesa.

En cuanto a los museos japoneses, Casa Asia ha mantenido contactos y, en algunos casos, colaboraciones con los principales museos y centros de arte de Japón. Como botón de muestra de esa conexión, cabría destacar que el Museo Prefectoral de Arte de Nagasaki (colección Suma) y el Museo Marugame Hirai fueron galardonados con el Premio Casa Asia 2006 por sus destacadas colecciones de arte español.

A lo largo de estos años, el teatro noh, el teatro kabuki, la danza buto, los tambores taiko y los múltiples conciertos con instrumentos musicales tradicionales y contemporáneos han formado parte de la programación de artes escénicas de Casa Asia, organizadas en algunas ocasiones por iniciativa propia, y en la mayoría de los casos en colaboración con otras entidades del ámbito cultural y artístico.

En 2010 se produjo un hecho clave para el fortalecimiento de la proyección cultural de Japón en España: la apertura de una delegación de la Fundación Japón en Madrid, entidad que realiza una importante labor de divulgación cultural y educativa. Esta apertura y posterior despliegue de actividades de la Fundación en España vinieron precedidos por un progresivo estrechamiento de relaciones entre Casa Asia y la Fundación Japón. En 2006, tras colaborar en una serie de proyectos que permitieron acercar ambas instituciones, Casa Asia y la Fundación Japón firmaron un convenio que establecía un primer marco de colaboración entre las dos entidades que, entre otros aspectos, contemplaba la posibilidad de realizar estancias de trabajo en las respectivas sedes de Casa Asia en Barcelona y de la Fundación Japón en Tokio. Este mecanismo de colaboración permitió a la Fundación Japón enviar a uno de sus técnicos –que trabajó primero desde la sede de Casa Asia en Barcelona y después desde el Centro de Madrid con programación propia– para dar los primeros pasos de cara al establecimiento de un centro de la Fundación Japón en la capital.

En estos últimos años hemos tenido dos conmemoraciones que han contado con intensos programas de actividades que han permitido revisar la historia de las relaciones históricas entre los dos países en múltiples campos y dialogar sobre el devenir de las mismas. Se trata del aniversario de los 400 años de la Embajada Keicho a España y la del aniversario de los 150 años del establecimiento de relaciones diplomáticas entre España y Japón, que se cumplió en 2018. Casa Asia aportó en ambos casos un buen número de actividades y se sumó, además, a iniciativas de otras entidades, españolas

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Preludio

y japonesas, que operan en diferentes ámbitos y que se involucraron en estas dos destacadas celebraciones.

La conmemoración de los 400 años de la Embajada Keicho (1614-1617), liderada por el samurái y explorador Hasekura Tsunenaga, permitió recordar y poner de relieve la larga historia de relaciones entre España y Japón. La expedición japonesa a España y a otros países europeos pretendía abrir nuevas rutas comerciales entre Japón y Europa por la vía de Nueva España (navegación por el Pacífico, vía terrestre entre Acapulco y Veracruz, y navegación por el Atlántico). Los cambios políticos producidos en aquellos años en Japón desaconsejaron el regreso de los expedicionarios a su país, por lo que una parte del grupo decidió asentarse en España y no regresar, contribuyendo así a crear un vínculo permanente entre los dos países.

Casa Asia seguirá impulsando en los próximos años el acercamiento cultural entre españoles y japoneses, y lo hará intentando ser un agente de diplomacia pública que involucre a entidades y personas de los dos países, con el ánimo de generar vínculos, estimular el aprecio mutuo y fomentar unas relaciones fructíferas y duraderas.

D. Jorge Parrondo Director general de Casa Asia ESPAÑA-JAPÓN: MÁS DE 400 AÑOS DE RELACIONES

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ESPAÑA-JAPÓN: MÁS DE 400 AÑOS DE RELACIONES

Japón, el archipiélago de la cultura

D.SHOJI YOSHIDA Director de la Fundación Japón, Madrid

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Preludio

El entendimiento mutuo entre España y Japón ¿Cuántas veces hemos reflexionado sobre el entendimiento mutuo? ¿Cuántas veces hemos soñado con que exista? ¿Cuántas veces hemos procurado que se produzca? ¿Cuántas veces hemos hecho esfuerzos titánicos para conseguirlo?

Y, ¿cuántas veces hemos tropezado, chocado contra un muro y nos hemos descorazonado ante este gigantesco reto?

Estoy convencido de que todos sentimos desesperadamente la necesidad de alcanzar este objetivo, nos esforzamos por buscar el mundo ideal, y terminamos descubriendo que es una utopía que solo existe en nuestra mente. Seguro que, por mucho que deseemos comprendernos los unos a los otros, a menudo terminan aflorando el rechazo, la intolerancia, el prejuicio y el desprecio, los cuales difícilmente pueden erradicarse de nuestra mente, como uno de esos virus persistentes que erosionan nuestro cuerpo.

Por otro lado, cabe preguntarse si las relaciones entre España y Japón tienen el potencial suficiente para constituir una iniciativa que abra camino y resulte un modelo para otras. Casualmente nuestro primer contacto con Occidente fue con los españoles, en el siglo xvi. Aunque tuvimos un periodo de aislamiento nacional que duró hasta 1864, establecimos de nuevo las relaciones diplomáticas entre ambos países en 1868, hace precisamente 152 años. Desde entonces, las relaciones de intercambio han seguido potenciándose de manera activa, especialmente en el ámbito de la cultura. Ambos pueblos se han hecho conscientes del encanto que poseen tanto en su cultura, como en las artes y en la gastronomía.

Sin olvidar que cada país es actualmente uno de los destinos favoritos para la luna de miel de los habitantes del otro. Podría incluso decirse que ambos países están disfrutando un período de luna de miel en sus relaciones, absortos en los encantos, y llenos de respeto y admiración por las respectivas culturas en diversos ámbitos.

La influencia cultural de cada país en el otro es tal, que no solo los aficionados más entendidos, sino la gente de la calle en España conoce y disfruta de forma habitual de elementos como el manga, el anime, el sushi, el kárate o el cosplay y, por otro lado, la gente en Japón conoce y disfruta del flamenco, la paella, el vino, el fútbol y marcas como Zara.

Esta tendencia ha contribuido al creciente número de estudiantes que aprenden el idioma de cada país: los estudiantes de japonés en España superan los cinco mil, mientras que hay más de sesenta mil estudiantes de español en Japón. Con estos datos, podemos decir que este «noviazgo» se prevé bastante duradero. Sin embargo, como en cualquier relación, tarde o temprano llegaremos a un punto crucial. Cuando dos personas empiezan una vida juntos como pareja, tienen que afrontar las diferencias de cada uno de los individuos: los distintos valores, forma de pensar, manera de expresarse y otros aspectos que hasta entonces habían permanecido ocultos tras la sombra de sus encantos. De este modo, pronto termina la etapa de «mirarse el uno al otro», y comienza la etapa de «mirar juntos en la misma dirección». Es entonces el momento de zarpar juntos en busca del verdadero entendimiento.

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ESPAÑA-JAPÓN: MÁS DE 400 AÑOS DE RELACIONES

Aunque intentemos construir puentes, al final nos percatamos de que lo que en realidad hemos construido son muros. ¿Y cómo eliminar un muro forjado en nuestro propio corazón? ¿Cómo mantener en forma nuestra mente para hacernos inmunes al virus de la intolerancia?

Japón, el archipiélago de la cultura

En el caso de España y Japón, es cierto que poseen características diametralmente opuestas que pueden suponer una desventaja. Hay poca gente tan expresiva como los españoles, mientras que no hay muchos pueblos tan callados como los japoneses. Los japoneses valoran el silencio y transmitir la información de modo implícito, mientras que la comunicación verbal directa tiene mucha más importancia entre los españoles. Los españoles expresan lo que sienten abiertamente y aprecian el contacto físico, mientras que en Japón prevalece un comportamiento y una forma de comunicación muy inhibidos, donde la reserva y la humildad se consideran una virtud. Los japoneses son serios, detallistas y escrupulosos, y perciben a los españoles como demasiado relajados y tranquilos. Por si fuera poco, la percepción de conceptos esenciales como el trabajo, la familia y la vida personal son radicalmente diferentes.

ESPAÑA-JAPÓN: MÁS DE 400 AÑOS DE RELACIONES

Teniendo en cuenta tales factores, ¿cómo podrá evolucionar satisfactoriamente un «noviazgo» semejante? ¿Seremos una pareja capaz de apoyarse contra viento y marea? ¿Podremos ser uña y carne, decirnos que «contigo, pan y cebolla», para siempre? Por fortuna ya hemos construido una base muy sólida. No estamos embriagados hasta la ceguera por nuestros encantos mutuos. Con esta base, podemos seguir apilando cada nuevo ladrillo de entendimiento de forma constante hasta edificar una relación duradera.

El judo se considera un arte marcial que transforma una desventaja en ventaja aprovechando con flexibilidad la fuerza del contrincante. Aunque no seamos judokas, podemos usar tales diferencias en nuestro beneficio para procurar comprendernos mejor. Pues, cuanto más grande sea la diferencia, tanto más profundo será nuestro entendimiento tras superarla.

En el siglo xvi los jesuitas españoles abandonaron sus hogares y cruzaron los mares embravecidos para llegar hasta Japón. Siguiendo su ejemplo, no nos quedaremos a medio camino en nuestro empeño por alcanzar la meta.

Se dice que incluso las gotas de agua pueden perforar una roca con el paso del tiempo. Nuestro esfuerzo individual es como cada una de esas gotas, por lo que es esencial que aportemos uno tras otro nuestra gota a este esfuerzo constante que permita erosionar las rocas que obstaculizan el entendimiento mutuo y tapan la luz de nuestro futuro. Os animo a que aunemos nuestros esfuerzos para convertir este goteo en cascadas, en una gran ola que derribe el muro de la incomprensión e inunde de luz positiva el corazón de ambos pueblos. Soñemos en grande y atrevámonos a actuar ahora, por muy pequeños que sean nuestros pasos hacia delante.

Confío en que el entendimiento mutuo entre España y Japón pueda ser un ejemplo significativo en el que ambas naciones, mirando en la misma dirección, y unidas en sus diferencias, jueguen un papel significativo para convertir el mundo en un lugar mejor.

D. Shoji Yoshida Director de la Fundación Japón, Madrid

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Preludio

ESPAÑA-JAPÓN: MÁS DE 400 AÑOS DE RELACIONES

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ESPAÑA-JAPÓN: MÁS DE 400 AÑOS DE RELACIONES

Japón, el archipiélago de la cultura

D. VÍCTOR UGARTE Director del Instituto Cervantes de Tokio

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Preludio

La lengua española en Japón

ESPAÑA Y JAPÓN ESTÁN MUY LIGADOS A LA HISTORIA DE LA LENGUA ESPAÑOLA EN JAPÓN

Sin un mutuo conocimiento de sus respectivas lenguas, Japón y España vivirán como países extraños. Tomaré, por tanto, la situación de la lengua española en Japón como termómetro del estado de nuestras relaciones, que en 2018 celebraron su 150 aniversario. Ya antes se habían producido acontecimientos históricos que acercaron a Japón y a España en diversas ocasiones. De especial importancia fue la llegada de Francisco Javier, junto a Cosme de Torres y Juan Fernández, a las costas niponas en 1549, así como las misiones japonesas de Hasekura Tsunenaga y la Embajada Tensho. No podemos olvidar tampoco el naufragio del galeón San Francisco en la costa de Onjuku, pues constituye un momento de especial relevancia en la historia de la amistad entre ambos pueblos.

Sin duda, como fruto de estos hechos históricos (en especial la llegada de religiosos españoles a Japón) se desarrollaron los primeros estudios del idioma japonés por parte de españoles y del idioma español, en menor medida, por parte de japoneses hasta el periodo aperturista de Meiji. Esta presencia de religiosos españoles en el archipiélago japonés continuó en varias etapas históricas. Sin embargo, su impacto en la difusión de la lengua española fue muy poco relevante, dado que los misioneros utilizaban el latín como lengua de culto y el japonés en la comunicación y difusión de su mensaje.

En 1890, llega a Japón el primer profesor de español, el italiano Emilio Binda, que enseñará a Hiyama Gozaburo, primer jefe de un departamento de Español en Japón; en 1897 vería la luz el primer centro de enseñanza de lengua española, la Escuela de Idiomas de Tokio, conocida hoy como Universidad de Estudios Extranjeros de Tokio. Allí, el precursor Gonzalo Jiménez de la Espada formó a los primeros hispanistas japoneses, entre los que destacan Nagata Hirosada, primer traductor de El Quijote, y Kasai Shizuo, maestro y formador de muchos hispanistas.

En marzo de 1893, se constituye en Tokio la Sociedad de la Lengua Española, cuyo presidente sería el marqués de Hachisuka.

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ESPAÑA-JAPÓN: MÁS DE 400 AÑOS DE RELACIONES

La historia de la amistad entre España y Japón es una realidad palpable para un español como yo, que ha residido de forma intermitente durante más de siete años en Tokio. Es cierto que ello se suele atribuir a que ambos países no se han enfrentado en conflictos destacables a lo largo de su historia. Me propongo en estas líneas acercarme a esta amistosa relación bilateral. Para lograr una visión enriquecedora de las relaciones entre España y Japón, es importante tener en cuenta la historia de la lengua española en el país asiático. Muchos afirman que Japón es un país en el que se admiran la cultura y la lengua españolas. Sin duda es así, aunque queda mucho camino por recorrer para que tanto la cultura como la lengua españolas gocen de la misma salud que en otros países amigos, especialmente europeos y americanos.

ESPAÑA-JAPÓN: MÁS DE 400 AÑOS DE RELACIONES

Japón, el archipiélago de la cultura

Desde esos primeros estudios de español en Tokio, son muchas las universidades que han ido incorporando la lengua española a sus aulas, hasta alcanzarse un número próximo a las doscientas universidades en las que actualmente se imparten clases de Español como Lengua Extranjera, y 15 de las cuales cuentan con un Departamento de Lengua Española. Si bien el español es una lengua popular entre los alumnos universitarios, que suelen escogerla como asignatura optativa en los primeros años de carrera, en la mayor parte de los casos lo hacen de forma relajada y alejada de fines profesionales o académicos. En muchas ocasiones, los estudiantes universitarios eligen el español por simpatía cultural o deportiva, pero concentran sus esfuerzos en el inglés, que monopoliza de forma contundente la presencia de lenguas extranjeras en Japón. No en vano, las autoridades educativas japonesas han concentrado de forma enfática sus esfuerzos en la mejora de la enseñanza del inglés en las escuelas y universidades japonesas, lo que de alguna manera supone un obstáculo para el desarrollo de los estudios de español, a pesar de que en muchos estudios se ha demostrado lo beneficioso de aprender varias lenguas extranjeras sin limitarse a una sola. Por ello, todavía son pocos los que estudian español con el propósito de mejorar su currículum, para así conseguir un puesto más relevante en su carrera profesional. En esto, Japón se diferencia de países vecinos, como China, Corea del Sur, Filipinas o la India, donde el español vive una fase de enorme crecimiento con cifras espectaculares de estudiantes que llenan las aulas buscando mejorar su carrera profesional.

La promoción de la lengua española en Japón es un reto en el que trabajamos conjuntamente todos los países en los que el español es lengua oficial. Son varias las iniciativas coordinadas por el Instituto Cervantes en las que la totalidad de embajadas de países hispanohablantes con representación en Japón han solicitado una mayor presencia de nuestra lengua en las aulas japonesas.

Se suele hablar de momentos o hitos importantes que han marcado un punto de inflexión en el flujo de viajeros japoneses a España y de españoles a Japón (estos últimos en menor medida, si bien la tendencia está cambiando). España se consideraba un país exótico entre los primeros admiradores de Gaudí y Barcelona, la Alhambra y Granada o Madrid y las ciudades históricas que la rodean, como Toledo o Segovia. El viajero japonés quiere conocer nuestra cultura y admira nuestra gastronomía, el flamenco y el patrimonio histórico. A la lista de lugares de interés se han ido añadiendo nuevas incorporaciones que gozan de gran popularidad, como el Camino de Santiago, Cuenca, San Sebastián y otras muchas ciudades. Sin duda, son también muchos japoneses los que viajan para aprender o perfeccionar su español. En el caso de los españoles que viajan a Japón, el número ha ido creciendo hasta superar los cien mil en 2018. El vuelo directo de Iberia ha contribuido a ello, así como la pasión por el manga y el cine japonés, en especial el anime, que atrae a miles de admiradores. La gastronomía japonesa ha sido también una definitiva puerta de entrada y uno de los objetivos del viajero hispano en Japón.

Los japoneses que hace décadas emigraran a Perú o Bolivia y a otros países de la región, exportando su cultura agrícola o gastronómica —los llamados nikkei— son hoy el activo más importante de la lengua española en Japón, pues la conservan y la utilizan. Pocas lenguas unen una demografía y una variedad de culturas tan enormes y eso es una parte importante del porqué a los japoneses los atrae el español.

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Preludio

En el empeño de promover el conocimiento de nuestras lenguas y culturas, ahora tenemos que seguir en ese esfuerzo: que haya más japoneses que hablen español es básico para que se estrechen nuestros lazos y nos conozcamos mejor. Hace más de diez años, abríamos las puertas del Instituto Cervantes en Tokio en el que es hasta la fecha el centro más grande de la red del Instituto Cervantes en los cinco continentes. Al poco de ello, la Fundación Japón abrió también sus puertas en Madrid.

Sin duda, la cultura es una puerta de entrada de primer nivel en Japón y hasta ahora el Instituto Cervantes de Tokio se ha esforzado por promover la cultura en español con cientos de actividades por las que han pasado más de trescientos mil japoneses que han podido disfrutar de la música, el cine, la literatura, la ciencia, la danza y muchas otras expresiones culturales de España y de la América hispanohablante. Nuestro reto ahora es enamorar a muchos más japoneses para que, además de querer disfrutar de un mundo con una cultura riquísima como es el hispano, vean en el aprendizaje de la lengua española un impulso a su carrera profesional.

En suma, el conocimiento de la lengua española en el País del Sol Naciente es una vía directa para el incremento de las relaciones entre España y Japón, así como un paso imprescindible para lograrlo.

D. Víctor Ugarte Director del Instituto Cervantes de Tokio

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ESPAÑA-JAPÓN: MÁS DE 400 AÑOS DE RELACIONES

No podemos olvidarnos del deporte, pues juega un papel importantísimo en la promoción del español en Japón. El año próximo se celebrarán los Juegos Olímpicos en Tokio, lo que ha provocado un interés especial por aprender idiomas extranjeros a muchos profesionales y voluntarios olímpicos. Desde el Instituto Cervantes, hemos colaborado con el Comité Olímpico japonés para reclutar voluntarios de habla hispana que atiendan a las delegaciones hispanohablantes, así como a la prensa especializada. Especialmente el fútbol y la liga española son ya, en mi opinión, el principal estímulo que atrae a los japoneses a nuestras aulas. De entre todas nuestras actividades, las vinculadas al fútbol son las que más público congregan y, entre este público, muchos son los que quieren aprender español para poder viajar a España a fin de ver a sus ídolos en los estadios.

ESPAÑA-JAPÓN: MÁS DE 400 AÑOS DE RELACIONES

Japón, el archipiélago de la cultura

CULTURAS DE ESPAÑA Y JAPÓN: SEMEJANZAS Y DIFERENCIAS

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Preludio

En torno a la «comparación de culturas» Se me ha pedido establecer una comparación entre las culturas de España y Japón.

Pero antes de abordar este difícil tema, quisiera hacer algunas precisiones, más que sobre el concepto de cultura en general, sobre la comparación de culturas.

En primer lugar, es preciso admitir el hecho de que no existe ninguna cultura ideal o superior a las otras. Hay que afirmar que cada cultura constituye un universo autónomo en sí mismo, un universo que no es peor ni mejor que los otros existentes. Con la palabra autónomo no quiero indicar en absoluto algo perfecto, sino solo subrayar cierta independencia de cada mundo cultural, que nada tiene que ver con la perfección o la deficiencia. Toda cultura es susceptible de perfección, ya que, al ser obra de seres humanos, es, como todo lo humano, algo imperfecto, algo que adolece de limitaciones y defectos.

En segundo lugar, la actitud ideal del investigador que realiza un estudio de una cultura ajena debe ser una actitud de simpatía o, si se prefiere, de amor y comprensión. Es preciso que tal investigador entre a fondo en dicha cultura y que realice su estudio desde el interior de dicha cultura, desde sus raíces, tratando de comprender lo que mirado desde fuera sería ininteligible o podría considerarse como defecto o carencia.

El gran novelista Miguel Delibes, en uno de sus inteligentes ensayos titulado «Una historia común» (1959), se lamentaba de la actitud tan parcial e injusta que se adopta al enseñar historia en los diversos países del mundo. Delibes tiene razón.

Porque ha de admitirse —señalaba nuestro novelista— que un mismo personaje histórico adquiere un sentido muy distinto según el país que lo juzgue. Por poner un par de ejemplos: no hay duda de que los niños mexicanos tienen de Hernán Cortés una idea totalmente diferente a la que tienen los niños españoles, ni tampoco puede dudarse de que para los niños coreanos la dominación japonesa en su país tiene una serie de matices que los niños japoneses no entienden. Tanto

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Cuando se comparan culturas, existe una sutil tentación: la de señalar los defectos o excesos de la cultura ajena e incluso, en ocasiones, los defectos o excesos de la propia cultura. Cuando el investigador adopta tal enfoque, ha aceptado inconscientemente como criterio o modelo de valor universal y absoluto una determinada cultura, sea la suya o cualquier otra existente, o tal vez una cultura ideal que él ha forjado en su imaginación y que en realidad no existe. Y, a la luz de tal modelo, ha contemplado a la otra cultura advirtiendo lo que en ella falta o sobra. Por ejemplo, algún investigador ha dicho de la cultura japonesa que carece de «épica» o de «tragedia», o que en ella está ausente el verdadero «humor». También se ha dicho de la cultura española que carece de «tragedia», concretamente, del teatro del Siglo de Oro. Lo cual quiere decir que quienes lanzan tales afirmaciones piensan que a las culturas de Japón y de España les falta algo. Y decir que les falta algo encierra un juicio valorativo: ambas culturas son pobres o, al menos, no tan ricas como otras culturas, por ejemplo, la francesa o la inglesa, o la griega o la romana. Tal actitud, pienso yo, está totalmente equivocada por las razones siguientes.

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esta actitud injusta, que fomenta el odio y el enfrentamiento de unos pueblos con otros, como la insistencia en considerar la historia como la relación de las guerras y sucesos que dividieron a los hombres, están indudablemente equivocadas. Para solucionar tal problema, Delibes propone la redacción de una nueva historia, cuyas tres cuartas partes estarían dedicadas a la relación de todas aquellas disciplinas o acontecimientos que han unido a los hombres: literatura, música, arte, comercio, etc., dejando solo la última cuarta parte para hacer una lista, aunque sin cargar las tintas, de las guerras y los sucesos trágicos que nos han separado.

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De acuerdo con estas ideas de Delibes y con los presupuestos que he expuesto como necesarios en toda comparación de culturas, en este artículo no voy a hacer una crítica ni de la cultura española ni de la japonesa. Solo voy a limitarme a señalar someramente una serie de puntos o aspectos en que se asemejan o divergen entre sí. Así (y este es el fin de toda comparación) podremos llegar a conocer mejor o, al menos, concienciar, la esencia real de nuestras dos culturas.

Una afirmación sorprendente En el siglo xvii un autor español hizo la siguiente afirmación: «Los japoneses son los españoles de Asia». La afirmación, sin duda alguna, es sorprendente. ¿Cómo es posible comparar a Japón, nación dotada de una disciplina ejemplar, superdesarrollada industrial y tecnológicamente, con España, carente de organización y con un número alarmante de población en paro?

No obstante, la afirmación sigue en pie. La afirmación es de Baltasar Gracián (1601-1658), un autor español prácticamente desconocido en Japón. Gracián es uno de los escritores más importantes de la Europa del siglo xvii; un escritor que, a pesar de su condición de sacerdote y jesuita, influyó abrumadoramente en filósofos como Nietzsche y Schopenhauer. Fue en uno de los capítulos de su obra cumbre El criticón, que sus superiores religiosos juzgaron censurable por las atrevidas y desenfadadas ideas que contiene, donde lanzó esa afirmación intrigante. Describe en dicho capítulo cómo la figura alegórica del Valor hace testamento y va dejando las diferentes partes de su cuerpo, también alegórico, a las diversas naciones del mundo: la cabeza a los italianos, los brazos a los franceses, el rostro a los ingleses, las espaldas a los chinos (pues, para los españoles de entonces, tenían fama de cobardes)...; y, al llegar a los japoneses, afirma: el corazón a los japoneses, que son los españoles de Asia.

Gracián nunca había venido a Japón. Solo lo conocía a través de las cartas y relaciones de sus compañeros jesuitas, los misioneros que difundían el cristianismo en Japón. Podría, pues, pensarse que su afirmación carece de fundamento y que no pasa de ser una agudeza más como tantas otras que pueblan sus escritos. Y, sin embargo, no es así, como podrán comprobar ustedes a lo largo de este texto.

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Preludio

Porque la afirmación de Gracián no es algo aislado. Hay otros muchos testimonios de la época, en los que, si bien no se establece esa identificación absoluta del genial escritor, se anotan puntos de coincidencia entre ambos países. Por ejemplo, Giovanni Botero, en su conocido libro Le relationi universali, publicado en Venecia en 1612, dice de los japoneses: «E nella gravitá, sussiego, non cedono un punto à gli Spagnuoli».

Orgullo, honor y muerte

También notan los viajeros que este sentimiento del honor no es patrimonio exclusivo de los nobles, sino de todos los habitantes de los países visitados; sentido del honor que es índice de la dignidad y del valor que ellos estiman poseer, por el cual se consideran mejores que otros pueblos de la tierra, y que se manifiesta, en ocasiones, en un cierto desprecio hacia las demás naciones. Así, el jesuita italiano, P. Alessandro Valignano observa en su Sumario de las cosas de Japón (1583): «Y paréceme que es la más puntosa gente y de más honra que se halla en el mundo, porque no sufren ninguna palabra no solamente afrentosa mas ni aun dicha con cólera, y así con los más bajos oficiales y labradores no se habla ni se puede hablar sino cortésmente, porque de otra manera no lo sufren, mas o dejan la obra, sin hacer caso de lo que ganan con ella, o hacen otras cosas peores». Y también otro jesuita, Luís Fróis, dice en una de sus cartas: «Desprecian a todas las otras naciones en comparación de la suya, y afirmándose en su propio orgullo se prefieren en sabiduría y manera de hacer las cosas a todas las otras clases de gentes».

Exactamente la misma afirmación, con respecto a los españoles, hace Jean Muret, embajador extraordinario de Luis XIV ante la corte de Madrid, en una carta suya de 1666, de la que extraigo algunos párrafos: Había olvidado deciros respecto a este personaje el honor que me vi obligado a rendirle [...]. Al principio yo no le trataba más que de vos; me parecía que era bastante para un mozo de mulas; pero el oficial me aconsejó como amigo que fuera más cuidadoso en mis palabras [...]. Por eso, si quería vivir con un poco más de honor entre ellos, debía tratarlos de vuesa merced, que vale tanto como decir «vuestra señoría» [...]. Eso viene, señor, de ese orgullo que les es natural y que les hace creer que todas las demás naciones nada son en comparación de ellos. En efecto, no veía al menor andrajoso que no lleve espada; se figuran que es ser noble el ser español [...]

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Por otro lado, se conservan incontables comentarios de viajeros de España y Japón que apuntan indirectamente rasgos comunes para el carácter y la manera de entender la vida en ambos pueblos. Así, san Francisco Javier, en la primera carta que escribe después de su llegada a Japón, lo primero que advierte respecto a los japoneses es su sentido del honor: «Tienen honra mucho a maravilla; estiman más la honra que ninguna otra cosa». Y Francesco Carletti, florentino que viajó por Japón entre 1597 y 1598, admira el valor de los japoneses: «No hay nación otra en el mundo que tema menos a la muerte». Estas dos observaciones tienen un exacto paralelo con la que sobre los españoles hizo el embajador italiano Guicciardini en su Relación de España (1512-1513): «Estiman mucho el honor, hasta el punto de que, por no mancharlo, no se cuidan generalmente de la muerte».

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El mundo de eros Finalmente, otro punto en que coinciden los testimonios de los viajeros con respecto a ambos pueblos es el referente a los sentimientos eróticos. Así lo indica, entre otros muchos, el P. Alessandro Valignano en el ya citado Sumario: «La primera mala cualidad que tienen es ser dados a vicios y pecados sensuales, como fue siempre costumbre de la gentilidad». Y el ya citado Jean Muret dice de los españoles: «Son también muy dados al pecado de la carne. Se arruinan por sostener a las mujeres, y los grandes les dan hasta quinientos escudos por una vez». Esta observación nos trae a la memoria las descripciones de las novelas de Ihara Saikaku y las grandes sumas que a los chonin (burgueses de las ciudades) les suponía el amor con alguna famosa tayu (cortesana de alto rango). Respecto a este punto es interesante observar que si las cortesanas en Japón estaban organizadas en una estricta jerarquía y la variedad de sus servicios daba lugar a un abundante vocabulario para designarlas, registrándose más de cien nombres diferentes, las cortesanas españolas, aunque no tan organizadas, eran denominadas con cerca de trescientos nombres; y existía en Valencia un barrio parecido a los kuruwa de Japón, una amplia zona amurallada dedicada a las prostitución y regida por leyes precisas.

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Preludio

El sakoku (aislamiento nacional) de España Todos los puntos de coincidencia entre España y Japón no se reducen a solo los mencionados. Me atrevería a decir que no existen otros dos países en el mundo cuyas historias sean tan parecidas en torno a lo que podría llamarse «unificación nacional», que tiene lugar en la Edad Moderna.

Con la unificación nacional, conseguida a costa de tanta sangre, los respectivos gobiernos de España y Japón se propusieron un programa preciso de ideales políticos, ideales que pudieron compartir con otros países durante un tiempo no muy largo. Japón pudo tolerar las ideas extranjeras durante unas tres décadas y España pudo compartir su ideario con el resto de Europa durante el reinado de Carlos V. Pero al final el mantenimiento de estos ideales se colorea de intransigencia, culminando en el aislamiento nacional (sakoku, «telón barroco») de ambos países.

En general, la intolerancia japonesa como consecuencia de una ideología absolutista no es un caso aislado en la Edad Moderna, sino que más bien tiene muchos rasgos en común con la intolerancia y el absolutismo imperantes en la Europa de los siglos xvi y xvii. Si el Gobierno japonés llevó la implantación de sus ideas hasta la persecución religiosa, el martirio y la expulsión total de los misioneros, es preciso recordar los vergonzosos casos paralelos de la Europa de entonces: persecuciones religiosas en Inglaterra, las guerras de religión en Francia, con la tristemente famosa Noche de San Bartolomé en que fueron pasados a cuchillo ciento cincuenta mil hugonotes, la Inquisición y sus terrores, y un largo etcétera.

En particular, el aislamiento japonés guarda una curiosa semejanza con la situación de la España de entonces. No me refiero, claro está, al aislamiento físico, que a diferencia de España el archipiélago japonés, por su carácter y situación geográfica, pudo llevar hasta sus últimas consecuencias. Lejos de aislarse físicamente, España estaba empeñada en una gigantesca expansión exterior, que va desde el descubrimiento y colonización de América hasta las campañas militares por Europa, Asia y África. Me refiero más bien al aislamiento espiritual, que se produce sin lugar a dudas en tiempos de Felipe II y que puede concretarse en los siguientes aspectos:

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La unificación nacional japonesa se inicia con los esfuerzos de Nobunaga y Hideyoshi y culmina con la grandiosa figura de Tokugawa Ieyasu. Tal unificación supone el fin de más de un siglo de luchas intestinas entre los diversos daimios (señores feudales). No solo se trata del caos civil y político durante el sengoku-jidai («época del país en guerra»), sino de una indudable secularización religiosa, como puede apreciarse en las costumbres relajadas y las actividades guerreras o al margen de la ley por parte de los bonzos del monte Hiei de Kioto. Igualmente en España la unificación se consigue con los Reyes Católicos, solo tras haber actuado con mano dura contra los nobles rebeldes, cuyos disturbios se habían prolongado durante varias décadas. Además, también en España había cundido durante esos años la corrupción de las costumbres y secularización de lo religioso, ambiente que ha quedado plasmado en la inmortal obra llamada La Celestina.

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las violentas medidas de la Inquisición contra los focos protestantes de Sevilla y Valladolid (1557-1558); los procesos, a veces absurdos, contra meras sospechas de herejía, como el del tristemente célebre del arzobispo Carranza (1559); los decretos por los que se prohibía la importación de libros extranjeros (1558) y la salida de estudiantes españoles para cursar estudios en universidades de otros países (1559); la promulgación del Catálogo de libros prohibidos (1559); los numerosos autos de fe... Pero, sobre todo, la expulsión de los moriscos en 1609, que tiene, en mi opinión, tantos aspectos en común con la expulsión de todos los misioneros y con la prohibición tajante del cristianismo en Japón por las mismas fechas... Si el historiador se admira del aislamiento de Japón, no menos debe sorprenderse del de España, que alcanzará su expresión más álgida a fines del primer tercio del siglo xvii con la famosa polémica de 1635, por la que España corta radicalmente con Europa, persistiendo intransigente y obcecadamente en la defensa de su concepción teocéntrica y absolutista del mundo frente a otros países, representados por Francia, que defienden una concepción antropocéntrica y relativa de la vida.

Los aspectos semejantes no se agotan con el mero hecho del aislamiento espiritual, sino que se continúan en un impresionante florecimiento cultural que, paradójicamente, tiene lugar en tal situación. Si en España la edad de oro muestra varias de sus figuras cumbres (Cervantes, Calderón, Lope de Vega, el Greco, Velázquez) a finales del siglo xvi y en la primera mitad del xvii, en Japón es en el último tercio del xvii y en el primero del xviii cuando tiene lugar la floración cultural máxima, la «cultura de Genroku», en la que novelistas como Ihara Saikaku, poetas como Matsuo Basho y dramaturgos como Chikamatsu Monzaemon proyectan la sombra de su influjo más allá de los límites geográficos y temporales en que vivieron.

He expuesto hasta aquí algunas de las semejanzas entre los caracteres de japoneses y españoles, y algunos puntos paralelos en las historias de ambos pueblos. Pero también los estudiosos han notado más de un parecido en sus literaturas.

Géneros literarios semejantes En primer lugar, los poemas del Manyoshu tienen su paralelo más cercano, no en la poesía de Inglaterra, ni en la de Alemania ni en la de Francia, sino en las coplas populares del sur de España. La razón es su brevedad, espontaneidad y la ausencia que en ellos se advierte de influjos eruditos. Son poemas nacidos del corazón del pueblo. Así lo notó Sir Arthur Waley, el famoso orientalista y primer traductor de Genji monogatari; y así lo subraya el profesor Antonio Cabezas de la Universidad de Estudios Extranjeros de Kioto, añadiendo que a ambas composiciones líricas (coplas españolas y waka o tanka) las une, además, el aspecto común de que no solo se recitan, sino que también se cantan y bailan.

En segundo lugar, está la semejanza, señalada por algunos críticos, entre la novela picaresca española de los siglos xvi y xvii y la novela japonesa ukiyo-zoshi («novela del mundo flotante») de la época Tokugawa. No puedo estar de acuerdo con una semejanza absoluta entre ambos géneros literarios, porque la novela del mundo flotante es eminentemente erótica, mientras que el erotismo está ausente

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Preludio

de la novela picaresca, ya que el pícaro es un misógino que no quiere atarse a esa especie de esclavitud que supone el amor. Sin embargo, creo que sí es válida la comparación entre ambas novelas cuando el personaje principal es una mujer. Es asombroso el parecido que puede observarse entre Koshoku Ichidai Onna de Ihara Saikaku y La hija de Celestina (1612) de Jerónimo de Salas Barbadillo. La heroína de esta novela, Elena, coincide con la de Saikaku en que pierde su virginidad a la edad de doce años; en que es una mujer muy bella, lasciva y peligrosa, entre cuyos múltiples amantes se encuentran un noble y un sacerdote; y, en el proceso por el que, tras cierto tiempo de prosperidad y éxitos, caen en la pobreza y en la vergüenza, acabando condenadas a una muerte deshonrosa. El «camino de la carne», parecen indicar ambos autores, desemboca en la ruina del ser humano.

En tercer lugar, el gran poeta y ensayista mexicano Octavio Paz, reciente Premio Nobel de literatura, advierte agudamente el paralelismo entre el teatro noh y los autos sacramentales españoles:

A pesar de las palabras del señor Paz, la especulación filosófica y el pensamiento puro no parecen ser géneros a los que el genio nacional de España y el de Japón se sientan inclinados. Es curioso observar en ambos pueblos la carencia de sistemas filosóficos al estilo de los alemanes o ingleses. Cierto que hay en España una filosofía escolástica, como también hay en Japón una filosofía confuciana, pero también es cierto que ambas pueden considerarse como corrientes al margen del fluir vital de ambas naciones. La verdadera filosofía de España, como decía Unamuno, hay que buscarla en sus obras literarias inmortales: La Celestina, el Romancero, Don Quijote, La vida es sueño. E igual se puede decir de la concepción japonesa de la vida, que ha de hallarse en Genji monogatari, Tsurezure-gusa, Makura no soshi, el teatro noh, el mundo del haiku... Solo —y es asombrosa la nueva coincidencia— aparecen algunos filósofos sistemáticos, muy pocos, durante este siglo xx en ambos países. En Japón, Nishida Kitaro y Watsuji Tetsuro; en España, Miguel de Unamuno y José Ortega y Gasset.

La razón de todo ello se debe a que ambos pueblos no se guían en su captación de la realidad por una lógica estricta, sino, como indica el profesor Díez del Corral, por un conocimiento «visual» de la realidad o, en palabras de Nishida, por la «lógica del corazón» o lógica de la intuición. Es decir, para ambos pueblos, más que lo racional o lo cerebral, tiene un pleno valor el sentimiento, un sentimiento complejo que en España se expresa preferentemente por la palabra «alma» (o «corazón») y, en Japón, por la palabra kokoro, ambas de muy difícil traducción a otras lenguas por la riqueza semántica que comportan.

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Me parece que el teatro noh ofrece mayores semejanzas con el español; no es arbitrario comparar las piezas de Kanami y Seami a los «autos sacramentales» de Calderón, Tirso o Mira de Amescua. La brevedad de las obras y su carácter simbólico, la importancia de la poesía y el canto —en unos a través del coro, en otros por medio del canto—, la estricta arquitectura teatral, la tonalidad religiosa y, especialmente, la importancia de la especulación teológica —dentro y no frente a los dogmas— son notas comunes a estas dos formas artísticas. El «auto sacramental español» y el noh japonés son intelectuales y poéticos. Teatro en donde la vida es sueño y el sueño la única vida posible. El mundo y los hombres no tienen existencia propia: son símbolos. Teatro suspendido por hilos racionales entre el cielo y la tierra, construido con la precisión de un razonamiento y con la violencia fantasmal del deseo que sólo encarna para aniquilarse mejor.

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Dos piezas de «honor colectivo»

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Hemos visto hasta aquí el paralelismo o parecido que puede apreciarse en diversos géneros literarios de las literaturas española y japonesa. Ahora voy a indicar someramente el parecido entre algunas obras de autores de diversas épocas, parecido que a veces es solo fruto del azar, al darse una coincidencia en el tratamiento de temas universales. Únicamente indicaré los títulos y autores. Yama no oto (El clamor de la montaña) de Kawabata y Las cerezas del cementerio de Gabriel Miró; Kirigirisu («Grillo») de Osamu Dazai y Diálogo secreto de Buero Vallejo; Horikawa nami no tsuzumi («El tambor de las olas de Horikawa») de Chikamatsu Monzaemon y Los áspides de Cleopatra de Rojas Zorrilla; Onnagoroshi abura no jigoku («El asesino de una mujer o un infierno de aceite») de Chikamatsu y La fianza satisfecha de Lope de Vega; El curioso impertinente de Cervantes y Kojin (El caminante) de Natsume Soseki, etc. Solo estas dos últimas obras han sido objeto de una comparación, pues, como es sabido, Soseki durante su estancia en Londres leyó el Quijote y se interesó extraordinariamente por la novelita intercalada en la Primera Parte de la gran obra cervantina.

Pero donde la comparación arroja unos paralelismos sorprendentes es en el caso de Chushingura y Fuenteovejuna de Lope de Vega.

Son dos dramas basados en acontecimientos históricos. Estos dos acontecimientos históricos tienen como tema la venganza de un ultraje. Es decir, el tema central es el honor, ese honor que aparece en diferentes documentos de la época como rasgo esencial de los caracteres nacionales de España y Japón. El ultraje ha sido hecho a un grupo y, por ello, la venganza es colectiva. Las dos obras están escritas por muy importantes dramaturgos. Y son obras «clave» en la historia de los teatros de ambos países. Tan importantes que se han seguido representando durante siglos y el público ha seguido interesándose siempre por el mensaje que transmiten.

Concretamente, Fuenteovejuna se ha venido representando con frecuencia no solo en España, Alemania y otros países, sino en Rusia cada año.

Este fenómeno es único en la historia del teatro universal. Los únicos países que tienen tal tipo de obras, con las características que he mencionado, son España y Japón.

La diferencia entre ambas estriba en lo siguiente: Chushingura describe la venganza de un grupo de samuráis (yonjushichi-shi) de la casa de Ako (Ako-roshi), vasallos de un señor (Asano Naganori) que ha tenido que suicidarse (cometer seppuku) por orden de las autoridades, al haberse atrevido a desenvainar la espada en la residencia del sogún para defender su honor herido por la afrenta de otro noble (Kira Yoshinaka). El grupo de vasallos se prepara durante dos años para dar muerte al ofensor. La ofensa no la sienten ellos como algo estrictamente personal. La ofensa ha sido hecha al señor, o, más exactamente, al vínculo (chusei) de fidelidad con que a él estaban unidos. Es esa fidelidad la que los lleva a la venganza grupal.

La obra española describe la venganza de un grupo de aldeanos contra el comendador que gobierna la aldea. El comendador no ha matado a ninguno de ellos, pero les ha hecho cantidad de ultrajes violando a algunas mujeres e insultando a los hombres. Los aldeanos soportan durante algún tiempo esas injurias, hasta que,

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alentados por las mujeres de la aldea, sienten herido su honor natural y se alzan contra el comendador dándole muerte. La ofensa ha sido hecha al honor individual de cada uno. Y para vengar ese honor individual forman un grupo sin fisuras. Para llevar a cabo la venganza, no ha sido necesario un largo tiempo. La venganza es más bien espontánea y son las mujeres de la aldea quienes incitan a los hombres a llevarla a cabo.

Las semejanzas son asombrosas. La diferencia fundamental está en que lo que mueve al grupo japonés es el espíritu de grupo: la unión de todos ellos en el vínculo del vasallaje. Lo que mueve al grupo español es el espíritu individual, el valor humano que siente tener cada uno de sus componentes. Es decir, la diferencia fundamental entre estas dos venganzas está en el énfasis que la cultura japonesa pone en el grupo y la cultura española en el individuo.

Otro punto de semejanza puede apreciarse también en el desenlace de ambas piezas. Tanto la venganza de los cuarenta y siete samuráis como la de los aldeanos de Fuenteovejuna está considerada una acción ilegal. De ahí que los samuráis se vean abocados al suicidio colectivo (seppuku) y los aldeanos, a acudir a la presencia de los Reyes Católicos para esperar el veredicto real, que será el del perdón.

Un mismo conflicto para dos dramaturgos En mi opinión, esta coincidencia es fundamental y, con respecto a la comparación de las dos culturas, mucho más importante que las diferencias que las separan. Ello fue lo que me impulsó a llevar a cabo un estudio comparativo de dos dramaturgos, Lope de Vega y Chikamatsu Monzaemon, cuyo parecido había sido ligeramente sugerido por los profesores Donald Keene y Toshio Kawatake. Mi estudio, titulado «Filosofía del honor en el pueblo según los teatros de Lope de Vega y M. Chikamatsu», es demasiado amplio —mil cuatrocientas páginas— como para poder ofrecer aquí incluso un resumen de su contenido. Sí señalaré brevemente los puntos de contacto, y también las divergencias, entre ambos dramaturgos.

Lope de Vega y Chikamatsu son los creadores y fundadores de sus respectivos teatros nacionales: la comedia española y el nuevo joruri. Ambos viven durante el periodo de aislamiento de sus países, en el seno de sociedades estamentales cerradas, donde el honor (memboku, taimen) y las obligaciones y deberes (giri) tenían una relevancia impensable en nuestros días. Lope y Chikamatsu son los primeros en la historia del teatro universal que introducen como héroes de sus piezas a hombres del común, campesinos y comerciantes. Lo cual significa una innovación revolucionaria, porque hasta entonces se consideraba que solo los nobles podían

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Que yo sepa, nadie hasta ahora se había fijado en la semejanza existente entre estas dos piezas tan representativas, ni tampoco existe un serio estudio comparativo sobre ellas. Quizás se deba a que Fuenteovejuna es una pieza española. Si hubiera sido inglesa, francesa o alemana, muy otra habría sido su fortuna en Japón.

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tener talla de héroes. Dicho en otras palabras, ambos dramaturgos reconocen así la dignidad de todo hombre por el mero hecho de serlo, sin necesidad de los adornos postizos de la nobleza de sangre o de la posición social adquirida por la riqueza u otros medios. Tal actitud se condensa en estas palabras de sus personajes, que transcribo por su asombrosa semejanza:

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Samurai totemo tattokarazu, chonin tote iyashikarazu.

Tôtoi mono wa kono mune hitotsu [Yugiri Awa no Naruto, Chu no kan] Ni el samurai, por serlo, es noble, ni el hombre del común, vil.

La nobleza está aquí, en el corazón.

El que es bueno de sí nace, la virtud es la nobleza; que la heredada grandeza no es la que a los hombres hace.

[El mármol de Felisardo]

Así pues, la preocupación básica de los dos dramaturgos está en el valor (honor) del individuo. En ambos el honor aparece como una realidad que puede tener dos aspectos: el interior, cuando el foco de valoración está en el interior del individuo, y el exterior, cuando dicho foco está fuera de él, en el exterior, en los demás miembros del grupo social a que pertenece. Los dos aspectos del honor se hacen dramáticos por medio de la tensión con que los dos dramaturgos someten a sus personajes: en el teatro español será la contraposición conflictiva entre el honor y el amor y, en el teatro japonés, entre el giri (deber, obligaciones) y el ninjo (sentimientos naturales de la persona, amor).

Sin embargo, hay, como es lógico, una disimilitud notable, que procede de las diferentes culturas a que ambos dramaturgos pertenecen. El español siempre puso todo el énfasis en el individuo; por el contrario, el japonés acentuó siempre la importancia del grupo. Por ello, los personajes de Lope se agitan inquietos clamando por sus derechos, por su honor exterior; mientras que los de Chikamatsu se ven oprimidos por una tupida red de deberes y obligaciones (en cuyo cumplimiento el sistema establecido, confuciano, ponía el honor). Lope contrapondrá sutilmente a esa «pasión», que es para el español el honor y el mundo de la razón, y condenará ese mero honor externo que carezca de correspondencia con el honor interno, verdadero. Y Chikamatsu insistirá, frente al cumplimiento de obligaciones vacías, en los derechos del individuo al amor en libertad, pues por ellos podrá reconocer verdaderamente su valor como persona, su honor. En realidad, tras esa diferencia de énfasis, se descubre una misma actitud en ambos dramaturgos: la denuncia de un fallo sustancial en las actitudes vitales del hombre y la solución para el equilibrio armónico del mismo.

Antes de concluir quisiera poner una luz sobre la razón de esta semejanza entre los teatros de Lope y Chikamatsu. La razón de tal semejanza, asombrosa si pensamos que Chikamatsu desconocía totalmente el teatro occidental, puede hallarse en la fecunda idea del «tiempo-eje», tal como la expone Karl Jaspers en su obra

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Preludio

Origen y meta de la historia. Jaspers demuestra que entre los años 800 y 200 antes de Cristo, viven sabios y profetas como Confucio en China, Buda en la India, Jeremías en Israel, Zaratustra en Persia, Platón en Grecia, etc., que, perteneciendo a los tres grandes mundos espirituales de China, India y Occidente, y sin saber nada los unos de los otros, exponen y desarrollan las mismas ideas sobre la grandeza y la dignidad del individuo, ideas que revelan la unidad sustancial e íntima del género humano y unas mismas exigencias y reflexiones de orden espiritual en su evolución.

Por nuestra parte, podemos confirmar su teoría y añadir que en la historia de las ideas expresadas en forma dramática, junto a las grandes semejanzas ideológicas que se dan simultáneamente en los grandes teatros nacionales del Renacimiento y del Barroco (isabelino inglés, de la comedia francesa y de la comedia española del Siglo de Oro), se da esa otra gran coincidencia ideológica en el extremo de Asia con el teatro japonés.

Una interpretación final

Yo, sin embargo, no acabo de ver con claridad. Un periodista y novelista norteamericano, famoso por sus best sellers, James A. Michener, dice en uno de ellos, titulado Iberia. Spanish Travels and Reflections (1968), estas palabras que abren un nuevo interrogante, paralelo al de Gracián, y cuya validez depende solo el lector quien debe pensar: And what was most instructive, I had known Japan, and it, like Spain, was feudal, ritualistic, devoted to honor and committed to maintaining a closed society. In fact, I found Spain to be the Japan of Europe, and at many points I was able to fathom the incomprehensibility of Spain only because I had first met the similar incomprehensibility of Japan.

(Y lo que era más instructivo, conocía a Japón y, como España, era feudal, ritualista, dedicada al honor y comprometida a mantener una sociedad cerrada. De hecho, encontré a España como el Japón de Europa, y en muchos puntos pude comprender la incomprensibilidad de España solo porque había conocido por primera vez la incomprensibilidad similar de Japón.)

(*) Baltasar Gracián (1601-1658)

D. Jaime Fernández S. J. Catedrático emérito de la Universidad Sofía de Tokio

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Puede que ustedes hayan quedado convencidos de que la afirmación de Gracián, que cité al principio de este artículo inicio, es plenamente válida. Aunque también tengo la impresión de que ustedes mismos pensarán que su validez es solo por referencia al pasado; y que en la actualidad, en nuestro siglo xx, los dos pueblos son totalmente distintos.

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EL LEGADO DEL ESPAÑOL

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Preludio

Del Santo Javier a las bendiciones del príncipe El día 15 de agosto de 1549 el jesuita Francisco Javier, acompañado del padre Cosme de Torres y del hermano Juan Fernández de Oviedo, arribó al puerto japonés de Kagoshima. Suponía el primer contacto trascendente de la cultura occidental en Japón, el comienzo de lo que luego hemos conocido como «el siglo cristiano en Japón», una página notable de la presencia española y occidental en el Asia oriental. Algo más de medio siglo después, el día 5 de octubre de 1614, atracaba en la costa de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) el galeón a bordo del cual viajaban los miembros de la Embajada Keicho, la primera que desde Japón se envió a Occidente. Días más tarde, navegando río Guadalquivir arriba, en dos galeras dispuestas por el duque de Medina Sidonia, los expedicionarios, que pretendían llegar al Arenal de Sevilla, se detuvieron en Coria del Río, una pequeña villa ribereña, donde a su marcha dejarían la semilla de un apellido, Japón, que ha devenido en la huella más palpable de aquel lejano suceso histórico y en el punto de partida y núcleo actual de unas singulares relaciones de amistad hispano- japonesas.

En mayo de 1545 Francisco Javier, ya entonces comprometido misionero, llega al puerto de Malaca, situado al sur de la península del mismo nombre, uno de los enclaves esenciales de los tráficos comerciales de aquellas regiones del Asia oriental. En su puerto se concentraban los flujos desde Cantón (China), Goa (India), Ceilán (Sri Lanka) y las islas Molucas. Ahí se mantuvo el misionero durante tres años, viviendo «como pobre de Cristo en el hospital real». Habían transcurrido ya cinco años desde que, a bordo del Santiago, partiera desde Lisboa con destino a las Indias Orientales (15 de marzo de 1540), en un viaje que devendría histórico y en el que se vio envuelto por diversas causas, entre las cuales, el puro azar. Antes de todo eso, el navarro Francisco Jasso (1506-1552), nacido en el castillo de Javier, había vivió un largo proceso de formación universitaria —en París— y había participado, junto a Ignacio de Loyola, en la gestación de lo que acabaría siendo la Compañía de Jesús. En 1537, de nuevo juntos, Francisco e Ignacio habían viajado a Roma con la finalidad de obtener del papa Paulo III su beneplácito para viajar a Tierra Santa. Obtenido el permiso, aguardarían inútilmente en Venecia el momento de emprender el viaje, por lo que hubieron de regresar a Roma; fue en ese contexto en el que se producirá la decisión del rey Juan III de Portugal, apodado el Piadoso, de promover el envío de nuevos misioneros a las Indias Orientales entre los que, inesperadamente, se vería integrado Francisco Javier.

La solvente firma del padre Fernando García Gutiérrez S. J. —que aquí nos servirá de soporte—, nos deja las palabras precisas con las que Ignacio de Loyola se dirigió a Francisco Javier para exponerle esta decisión: «Maestro Francisco, ya sabéis como por orden de Su Santidad han de ir dos de nosotros a la India y que habíamos elegido por uno a Maestro Bobadilla, el cual por su enfermedad no puede ir, ni el embaxador aguantar a que sane: esta es vuestra empresa»1. Cinco meses después, llegaron a Mozambique, desde donde zarparon en febrero de 1542 rumbo al Índico, llegando el 6 de

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En el seno del amplio y complejo espacio que pudiésemos considerar el legado español, ambos hechos suponen luminarias que destacan de modo peculiar, no solo por sus cualidades de pioneros históricos, sino por la trascendencia de la que los ha revestido el paso del tiempo. El primero, porque ha supuesto mucho más que un mero ejercicio de evangelización: si no una vía perdurable de presencia en Japón de nuestra cultura, de nuestro arte y del pensamiento occidental en general, un mensaje que se ha mostrado capaz de sobrevivir a situaciones que, en algunas etapas de la historia nipona, pasaron por dificultades extremas. El otro adquiere ahora, justo en el momento en que estamos conmemorando los 150 años del comienzo de las relaciones diplomáticas entre Japón y España, el valor de ser el precedente más lejano de las mismas.

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mayo al puerto de Goa: «Era la primera vez que Francisco Javier pisaba el suelo de Oriente, del que nunca se iba ya a separar» (p. 25). Llevaba consigo varios Breves Pontificios dotándole de las capacidades y poderes de su condición de nuncio pontificio para todas aquellas tierras sometidas al rey de Portugal. Siguieron para él varios años de constantes viajes, de incansables acciones misionales, dejando en todas partes la semilla de su fe, recorriendo aquel laberinto insular en el que habitaban gentes de tan diversas creencias y modos de vida. Tras toda esa extenuante actividad, desde octubre de 1548 le hallamos otra vez en Malaca y será aquí donde Francisco Javier chocará de nuevo con esa componente azarosa que a veces altera nuestros planes y decide de manera distinta el curso de nuestras vidas.

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A punto de culminar los preparativos para regresar a Goa, donde lo requerían urgencias relacionadas con la situación de las misiones en aquel territorio, Francisco Javier recibió la visita de un comerciante portugués. El encuentro y las informaciones que allí se intercambiaron tendrían una trascendencia inmediata. El mercader, «hombre de mucho crédito», le transmitió «grandes nuevas de unas islas muy grandes de poco tiempo descubiertas, las cuales llaman las islas de Japón», añadiendo que «se haría mucho fruto en acrecentar nuestra santa fe más que en ningunas otras partes de la India, por ser ellas una gente deseosa de saber en gran manera…». Estábamos, pues, ante la primera noticia que aquel que habría de ser el primer español en pisarlas tenía de las islas de Japón.

Mas, no era este el único dato fascinante que este relato nos dejará (G. Schurhammer y J. Vicki.Epistolae S Francisci Xavierii,): «Vino con estos mercaderes un Japón, llamado por nombre Anguero (Anjiro) […], él sabe portugués razonablemente, de manera que él me entendía y yo a él todo lo que decía», añadía Francisco Javier, que mostraba su contento por la curiosidad del Japón y por la visión que este le avanzó sobre cuál podría ser la reacción de los japoneses ante las proclamas de su fe: «Pregunté a Anjiro, si yo fuese con él a su tierra, si se harían cristianos los de Japón… diciéndome que primero me harían muchas preguntas y que verían lo que les respondía y lo que yo entendía, y sobre todo, si vivía conforme a lo que hablaba, y si hiciese dos cosas, hablar bien, satisfaciendo sus preguntas y vivir sin que me hallasen en qué me reprender…», resumiendo el japonés que estas gentes suyas «no se rigen sino por la razón». Alentado sin duda por estas palabras, Francisco Javier concluía: «Paréceme, por lo que voy sintiendo dentro de mi ánima, que yo, o alguno de la Compañía, antes de dos años iremos a Japón».

Tal previsión se cumpliría. El jesuita navarro viajó, como tenía previsto, a Goa para ocuparse de los conflictos de aquellas misiones, sin que en ningún momento dejase de tener presente el que habría de ser su nuevo reto: la evangelización de Japón. Así, de regreso en Malaca, dispuso todo y partió para las islas japonesas, a las que llegó «el día de Nuestra Señora de agosto de 1459, y sin poder tomar otro puerto, venimos a Cangoshima, que es la tierra de Pablo de Santa Cruz (Anjiro), donde todos nos recibieron con mucho amor, así sus parientes como los que no lo eran». De ese modo principiaba la presencia española en Japón y, también para el jesuita navarro, un conjunto de experiencias esenciales para su vida espiritual y para su propia concepción de la tarea misional. Japón y los japoneses eran, tal como le había advertido Anjiro, diferentes a lo que hasta entonces había conocido. García Gutiérrez lo resume diciendo que «el Francisco Javier que emprende la aventura japonesa ya no es el conquistador en sotana que sólo piensa en convertir masas de infieles, sino el humanista cristiano que anhela el conocimiento y persigue un diálogo a escala humana».

Pero en este relato de su encuentro con el comerciante portugués y con Anjiro aflora otro dato que no nos puede pasar desapercibido. Antes al contrario, se reviste ahora de una notable importancia.

Cuando Francisco Javier se refiere a la visita, dice que el portugués venía acompañado de «un Japón»,

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La Compañía de Jesús, puente cultural entre Oriente y Occidente, Sevilla, Compañía de Jesús, 2016, p. 25.

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es decir, que, aun conociendo su nombre, primó en su descripción su lugar de origen, «un Japón». ¿No estaba haciendo lo mismo que harían medio siglo después los habitantes de la orilla sevillana de Coria del Río para referirse a los componentes de la Embajada Keicho que arribaron a ella? Y, más aún, ¿no sería esa la clave del origen del apellido que, cuatrocientos años después llevamos un elevado número de hombres y mujeres de esta tierra?

Fue uno de esos hechos que trazan una línea en el continuo de la vida. Nosotros, los Japón de Coria del Río, aún no habíamos asumido que fuésemos descendientes de aquellos arriesgados navegantes japoneses que arribaron a nuestra orilla en octubre de 1614. Desde una década antes de aquel día, algunos japoneses habían comenzado a llegar al pueblo y se los veía caminar con indecisión por sus calles, buscando algún dato que los conectara con lo que habían venido buscando: conocer a algún hombre o alguna mujer que se apellidara Japón. Ya entonces lo hallaban en Virginio Carvajal Japón, un comerciante culto, extrovertido y lúcido, que además les prestaba atención porque poseía lo que en otros corianos faltaba: el conocimiento de los datos históricos que a aquellos japoneses los hacía venir desde tan lejos.

Virginio realizaba estas funciones sin más compensación que el gozo de «reencontrarse» con quienes desde el primer momento consideró ascendientes suyos. Su labor tuvo pronto el refrendo de la Embajada de Japón en España y atrajo el interés de los medios de comunicación nipones. Por ello, para aquel día, la embajada había conectado con él para solicitarle —con los adecuados sigilos diplomáticos— que hiciera llegar a los hombres y mujeres apellidados Japón, de Coria del Río y de sus entornos, la invitación para que acudieran también a la recepción que S. A. I. el entonces príncipe Naruhito iba a ofrecer a la comunidad japonesa residente en Sevilla la víspera del Día Oficial de Japón en la Exposición Universal de 1992. Sin excesivas dificultades Virginio logró reunir a más de un centenar de Japón, que acudimos agitados por una mezcla de curiosidad y de emoción, compartiendo aquel acto con los japoneses residentes que aguardaban entusiasmados la llegada de su príncipe.

De inmediato nos sentimos concernidos por lo que estaba sucediendo, como si presintiésemos algo. Y ese algo llegó cuando el heredero japonés, tras romper un barrilete de sake y brindar con el presidente de la Junta de Andalucía, comenzó a pronunciar su discurso. Naruhito señaló entonces su contento por hallarse en la ciudad de Sevilla y por dirigir sus saludos no solo a sus compatriotas avecindados en la ciudad, sino también a los miembros de la comunidad de «los Japón» allí presentes, a los que Su Alteza Imperial no dudó en considerar descendientes de aquellos heroicos navegantes de la primera embajada que Japón había enviado a Occidente, y que habían arribado a Coria del Río, donde permanecieron un tiempo a la espera de ser recibidos por el Concejo de la ciudad de Sevilla.

Aquel discurso del príncipe japonés disipó las dudas —las propias y las ajenas— acerca de la ligazón histórica que vinculaba a los Japón de Coria del Río con los protagonistas de la Embajada Keicho

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Cuando llegó aquella tarde de julio de 1992, que sería parteluz en la historia de los Japón de Coria del Río, el número de japoneses que llegaban al pueblo sevillano se había ido acrecentando visiblemente: grupos de hispanistas, autoridades de municipios y ciudades vinculados con la Embajada Keicho y sus protagonistas, periodistas, historiadores o visitantes anónimos. Llegaban atraídos por una común curiosidad: conocer a los Japón. A veces se acompañaban con los guías que los atendían en Sevilla, otras veces con la sola compañía de sus planos y sus libros-guías. Y desde muy pronto fluyó entre ellos una información que debía causarles no poca extrañeza: debían ir a una tienda de repuestos de automóviles, en la que también se vendían bicicletas y otros artilugios del sector, porque allí encontrarían a alguien que se apellidaba Japón y que podía responder a sus intereses, mostrarles viejos mapas y explicarles, a su manera, por qué aquellos viajeros japoneses habían desembarcado en la orilla de Coria del Río, unos diez kilómetros aguas abajo de la Sevilla que buscaban. Y todo ello, sin que ninguna de las partes hablara el idioma de la otra. Pero aquí, la voluntad de entenderse era más fuerte que las fronteras de las lenguas.

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y señaló a ese apellido como la más palmaria y perdurable huella de aquella primera presencia japonesa en España.

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Como vértice del séquito que acompañó a Naruhito vino a Sevilla —quizás debiésemos decir «regresó» a Sevilla— Eikishi Hayashiya, exembajador de Japón en España (1981 a 1984), que había jugado un papel trascendente para que la existencia de «los Japón de Coria del Río» fuese conocida por la sociedad japonesa, desatándose a partir de ahí el flujo de visitantes a esta localidad sevillana, convertida ya hoy en uno de los símbolos de la amistad hispano-japonesa. Hayashiya había estudiado en la Universidad de Salamanca y había desempeñado diferentes funciones diplomáticas en países de América Latina antes de su llegada a España. Fue entonces, asentado en Madrid, cuando comenzó a interesarse por una cuestión que ya le había atraído durante su paso por México: localizar las posibles huellas que la Embajada Keicho hubiese dejado en las tierras españolas, en general, y en las del sur peninsular en concreto. Hayashiya no pudo localizar a los japoneses que buscaba, pero, a través de los datos que le aportaron sus amigos sevillanos, sí pudo realizar el que sería uno de los grandes hallazgos de su vida y de su obra de hispanista: en el entorno de Sevilla no había japoneses, ¡pero sí había mucha gente que se apellidaba Japón! Especialmente concentrados en Coria del Río, es decir, en el mismo lugar en el que el samurái Hasekura y los otros japoneses de la Embajada Keicho habían desembarcado en octubre de 1614.

Solo faltaba un eslabón para construir la cadena que conectara a un hecho con otro y ese eslabón fue el discurso de Naruhito, lo que aquí he llamado «las bendiciones del príncipe». ¿Cómo fue posible que Su Alteza Imperial conociese esos datos? ¿Cómo fue capaz de asociar, con una seguridad carente de dudas, nuestra existencia, la de los Japón de Coria del Río, con la Embajada Keicho, es decir, con la primera presencia de japoneses en España? Las dudas se nos disiparon cuando, al día siguiente, tuve la fortuna de conocer al exembajador Hayashiya y de precisar sus rasgos biográficos. Él era quien «nos había descubierto» para la sociedad japonesa y supe que el embajador mantenía fluidas relaciones con la familia imperial nipona y con la de la hoy emperatriz Masako. Esas conexiones y su pasado diplomático en España habrían propiciado que presidiese el séquito de Naruhito en ese viaje a España para asistir a la Exposición Universal de Sevilla, en 1992. No era aventurado, por tanto, suponer que fuese Hayashiya quien, en el marco de la preparación de esa presencia, le trasladase la sugerente realidad de nuestra existencia, un dato que luego adquiriría tal relevancia en el contenido de sus discursos.

Esta conmovedora actitud de S. A. I. con los Japón de Coria del Río se reiteraría de nuevo con redoblado simbolismo. En junio de 2013 Naruhito regresó a España para inaugurar, junto al entonces príncipe de Asturias, los actos del Año Dual, destinados a la conmemoración, por ambos países, de la Embajada Keicho (1613-1620). En su agenda oficial el prócer japonés incluyó una visita al pueblo sevillano que, cuatrocientos años antes, había visto llegar al que podemos considerar el primer embajador de Japón que pasó por España: Hasekura Tsunenaga. La presencia del príncipe en Coria del Río constituyó una jornada festiva y durante toda la visita se vio rodeado por un halo de admiración que él recibía visiblemente satisfecho. Naruhito, sin dejar de sonreír y saludar, se dejó envolver por un entusiasmo popular que desbordaba las rígidas previsiones del protocolo. Recorrió a pie la orilla del Guadalquivir y plantó un sakura junto a la estatua del histórico samurái, emplazada en la misma orilla en la que había atracado en 1614. Más tarde, Su Alteza Imperial visitó un centro escolar en el que, ante sus visibles gestos de sorpresa y agrado, un grupo de niños y niñas entonó una conocida canción japonesa, Hana wa saku («Florecerán las flores»), tras lo cual fue despedido por medio millar de alumnos que gritaban su nombre y ondeaban las banderas de Japón y España.

Para los habitantes de Coria del Río —para los apellidados Japón y para los que no— aquel 14 de junio de 2013 quedará para siempre señalado como una experiencia inolvidable. Y fue de nuevo un motivo de alta satisfacción para todos nosotros saber que también lo había sido para Naruhito. Tal fue el sentido de su gesto, tres años después, en enero 2016, cuando en el curso de los actos del Año

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Nuevo, que se promueven y realizan en el Palacio Imperial de Tokio, sujetos a la rígida liturgia de la tradición nipona, en el dedicado a la lectura de poesía —utakai hajime—, el príncipe procedió a leer este sencillo waka, en el que rememoraba su visita a Coria del Rio y el cálido acogimiento que en él se le había brindado: «En un pequeño pueblo de España / resuenan con emoción los cánticos de sus gentes, la canción por la reconstrucción». Sus palabras eran el eco de lo que debió sentir aquella luminosa mañana de junio, mientras recorría las calles de ese «pueblo español» ligado a la historia de su país, vitoreado por gentes de toda edad y condición. Y esa es también la huella indeleble que aquellos hechos han dejado grabada en la memoria de aquel que, a partir de 2019, es el nuevo emperador de Japón.

D. Juan Manuel Suárez Japón Catedrático de Geografía Humana de la Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla

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Japón, a través de una visión multiautoral

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Cuando uno llega a Japón por primera vez, siente que se ha transportado no solo en el espacio, sino también en el tiempo y, mientras los sentidos disfrutan de la máxima tecnología y los últimos avances, todo un mundo de trazos irreconocibles lo acompañan allá donde vaya. Un sistema de escritura indescifrable que, a ojos del occidental, aparece como el guardián de un secreto milenario, convirtiéndose a lo largo de su viaje, en su compañero más fiel.

Noni Lazaga

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Prólogo

Sirva este maravilloso texto, de una de las autoras de la obra, como mejor definición del influjo que me produjo conocer Japón y que, con el paso del tiempo y los sucesivos viajes, traté de convertir en lo que hoy, gracias al esfuerzo de 55 autores que creyeron en mi proyecto, es una realidad de 10 volúmenes y más de 3000 páginas.

Lógicamente tenía que crear un núcleo central que fuera la introducción a la historia, la religión y la sociedad japonesa, a modo de tres pilares básicos y comunes al resto de la información sobre los lugares a visitar. Estos tres conceptos pueden ir desde varios libros de miles de páginas para, “solo” conocer el Japón mitológico, hasta las limitadas páginas de una buena guía de viaje. El dilema inicial era «o mucho o poco», es decir, un contenido inabordable o insuficiente…

El proceso de desarrollo exigió, primero, un guion: en este caso, un amplio índice de contenidos y luego, un reparto de lujo para componer los textos, ya que tenía que sustentarse en autores del máximo prestigio por su conocimiento y rigor. Requirió también que estos fueran capaces de sintetizar –tarea a veces titánica–, en unos textos contenidos, la esencia fundamental de lo solicitado. El inicio fue muy complejo, ya que cada área se ampliaba, al considerarla, con nuevos temas que eran también de imprescindible incorporación. El inicio fue muy complejo, ya que cada área adquiría vida propia y se expandía en nuevos temas de imprescindible incorporación, ocupando cada vez más parcelas de un vastísimo territorio, que crecía exponencialmente.

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PRÓLOGO

Japón, el archipiélago de la cultura surgió como consecuencia de querer documentar nuestros viajes a Japón con información del máximo alcance y rigor sobre los lugares objeto de nuestras visitas. La idea inicial fue crear una base documental con los materiales necesarios para poder realizar las visitas a dichos lugares y con el volumen exigible –ni más ni menos–, pero con el máximo rigor y calidad literaria en los contenidos, a fin de que fuera equivalente al mejor libro-guía, hecho a medida de nuestro viaje.

Japón, el archipiélago de la cultura

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El mayor reto del proyecto era no renunciar en ningún momento a la imprescindible fidelidad de sus contenidos con independencia de su extensión y, para ello, surgió la necesidad de reunir un muy amplio panel de autores para abordarlo.

Es vano el intento de tratar de considerarse un experto en Japón, en toda la amplitud de definición. Pronto, cuando crees empezar a conocer ese país, te das cuenta de que su sociedad, educada al servicio de lo colectivo, impulsa la increíble especialización en cada una de las tareas individuales, dando como resultado un grado de perfeccionamiento y conocimiento sin par. De ahí, que un proyecto como esta obra requiriera de cada vez más artífices conocedores y expertos en cada una de las materias que la componían.

El paso del tiempo y los múltiples viajes Japón que hicimos, con el objetivo de conocer sus 47 prefecturas, llevaron el proyecto inicial al actual Japón, el archipiélago de la cultura. El resultado: un conjunto de 10 volúmenes que permiten conocer y descubrir Japón de una forma «asequible», en base a una rigurosa estructura de contenidos, todos, alrededor de los 113 trabajos literarios realizados por el mayor grupo de escritores que nunca hasta ahora habían colaborado de forma conjunta en un proyecto común: Una gran tarea colectiva... La única forma posible de afrontar el reto de tratar de describir el país.

Julián R. Fernández Editor

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PRÓLOGO

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Japón, el archipiélago de la cultura

EL PROYECTO

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No es frecuente que una pequeña empresa de distribución cinematográfica decida apostar por un proyecto de este calibre y complejidad. Teniendo en cuenta la inestabilidad del mercado, la idea de volcarse en una gran obra editorial es, por lo menos, arriesgada. Sin embargo, en Mediatres Estudio después de más de 15 años de trayectoria, conservamos íntegra la pasión, que propulsó nuestra carrera en el mundo del cine asiático y que también se encuentra en el germen de este trabajo.

Japón, el archipiélago de la cultura nace del amor que profesamos hacia la cultura, el arte y la sociedad japonesas, cultivado en los numerosos viajes que hemos realizado, a lo largo de quince años, por las 47 prefecturas del país. Es del todo inenarrable lo mucho que de estas incursiones hemos aprendido. No obstante, la voluntad de transmitir la riqueza que encontramos en cada rincón del archipiélago, bien alejada del exotismo místico propio del turista desocupado, nos empujó –hace ya más de seis años– a iniciar este particular proyecto de divulgación. Pensábamos que las ideas occidentales de lo que es Japón, basadas en rumores y estereotipos, palidecían si las contraponíamos a la complejidad de la realidad japonesa histórica y contemporánea.

A medida que íbamos incorporando textos a nuestro corpus, iniciamos el debido proceso de revisión fáctica, ortotipográfica y de estilo. Una tarea en absoluto liviana, que añadía, a la complejidad de la materia textual, la voluntad de ser tan claros y diáfanos como fuera posible ante temas y procesos definitivamente alejados de nuestros términos habituales. El volumen de páginas –unas tres mil, sin imágenes– también supuso un reto a superar; a ello nos dedicamos con la perseverancia, diríamos, propia del ganbaru nipón.

Después vino el proceso de maquetación, a base de cajas de texto estilizadas, destinadas a resultar atractivas a ojos del lector, pues, al fin y al cabo, nada hay más japonés que cuidar la forma para destacar el fondo. Para seleccionar las fotografías que acompañan los escritos, se le dedicó el mismo cuidado e, incluso, una pizca más de cariño. A la profundidad textual, belleza visual. Con ello, la obra quedaba lista para imprimir.

Hasta que llegó la crisis del Covid-19. Debido a las excepcionales circunstancias a las que fue sometido todo el sistema editorial a causa del virus, la publicación del proyecto quedó temporalmente interrumpida. Sin embargo, podrán comprobar que, por fin, este ha llegado a buen puerto.

No podemos acabar sino agradeciendo a todos aquellos que nos han dado su apoyo; especialmente a los colaboradores, que tan pacientemente han revisado una y otra vez sus aportaciones para que todo quede impecable. Ahora, pasen y lean.

Mediatres Estudio

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EL PROYECTO

El tiempo nos ha dado la razón. Aquello que al principio estaba enfocado a ser un libro sobre unos pocos temas esenciales del Japón actual rápidamente escaló a la magnitud de la obra que abren estas líneas. No creemos que sean delirios de grandeza lo que nos ha movido a contar con más y más especialistas en todo tipo de aspectos de la vida nipona; solamente una ambición muy sana: ganas de saber más, de completar con un artículo lo que en otro se esbozaba, a no querer dejarnos prácticamente nada. Con los años, el proyecto ha ido creciendo, en amplitud y profundidad, convenciéndonos, a cada nuevo texto, del carácter global de este particular fresco, riguroso, poliédrico y repleto de matices. El resultado son 121 extensos capítulos, escritos por 55 autores: 40 españoles y 15 japoneses.

Japón, el archipiélago de la cultura

El proyecto en cifras

15 años

para acceder a las 47 prefecturas del país

5 años

de elaboración de contenidos

JAPÓN, A TRAVÉS DE UNA VISIÓN MULTIAUTORAL

11 colaboradores empresas privadas e instituciones

13 secciones 121 capítulos

+3.000 páginas

1.524.449 palabras

+250.000 fotografías 55 autores

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55 autores/as

de primer nivel, especialistas en cada materia

40

15

24 autoras

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EL PROYECTO

31 autores

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LOS 55 AUTORES

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Alfonso Falero Folgoso Premio Ministro de Asuntos Exteriores del Gobierno de Japón (2016). Licenciado en Filosofía por la Universidad de Granada. Doctor en Estudios Sintoístas por la Universidad de Kokugakuin y máster en Estudios Sintoístas por la Universidad de Kokugakuin. Profesor de la Universidad de Salamanca, en la Facultad de Filología, en el Campo de Historia Intelectual Japonesa.

Ana Vidal Egea Doctora en Literatura Comparada y licenciada en Periodismo. Escribe para El País Semanal y trabaja como escritora creativa para Google en Nueva York. Ha publicado los poemarios Dolores-Manhattan (La Fea Burguesía), Cuaderno de Asia (Amargord), y las novelas La oscura boca del mundo y Noches Árticas. En literatura, ha sido finalista del Premio Adonais de Poesía, del de Jóvenes Talentos Booket de la editorial Planeta, del Premio La voz+ Joven de Obra Social Caja Madrid, del de Voces Nuevas de la editorial Torremozas y del Fungible (Booket), entre otros. En cine, ha ganado el Premio Neurona en el Festival Internacional de Cortometrajes Ser o no Ser y los premios a la mejor película experimental, mejor documental y premio del jurado en el L. A Underground Film Forum 2017, por su primer largo documental Get married at the airport (Love and alcohol on the run).

Carlos Rubio López de la Llave Doctor en Lingüística Aplicada por la Universidad de Berkeley. Fue profesor de Lengua y Literatura japonesa en la Universidad Complutense de Madrid, Casa Asia y Fundación Japón. Traductor al castellano y escritor de más de veinte obras clásicas y modernas de la literatura japonesa. En 2010 fue distinguido con la Medalla de la Cultura otorgada por el Gobierno de Japón y en 2014 recibió la Orden del Sol Naciente de la Casa Imperial.

Carolina Plou Anadón Historiadora del Arte, con una tesis doctoral sobre coleccionismo de fotografía japonesa. Miembro de la Asociación de Críticos y Divulgadores de Cómic. Codirectora de Ecos de Asia. Autora de Bajo los cerezos en flor. 50 películas para conocer Japón.

Cristina Martín Frutos Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, se ha especializado en el ámbito de la Belleza y la Cosmética durante los últimos siete años. Entre 2012 y 2019 ha trabajado en la revista Yo Dona, que se publica semanalmente con el diario El Mundo, como redactora-editora de la sección de Belleza. Allí ha publicado reportajes, entrevistas, ha realizado producciones...

Actualmente, y tras mudarse desde Madrid a Barcelona, trabaja como periodista freelance dentro de ese mismo sector así como de estilo de vida para diversas publicaciones digitales e impresas: woman. es, bellezasolidaria.net, Telva, Cosmpolitan o la propia Yo Dona. Con anterioridad, ha formado parte de las redacciones de Fuera de Serie (también de Unidad Editorial), centrándose en temas de lifestyle -gastronomía, cosmética, moda y viajes dentro del sector lujo- y de la del suplemento Infoempleo, del grupo Vocento. Además de la carrera, ha completado su formación con cursos de SEO y Posicionamiento Avanzado, estudios de lengua portuguesa (curso completo de tres años en Casa do Brasil, en Madrid) y Locución. Cuando no escribe, viaja. ¿La última gran escapada? A Japón.

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LOS AUTORES

Antonio Clemente Ferrero Egresado en Historia del Arte, ha centrado sus estudios en arte japonés y especialmente en la espada japonesa nihonto y las armaduras samurái, así como en el arte de la laca urushi. Anticuario dedicado a la venta de armas y armaduras japonesas y otras artes, es referente en España del coleccionismo sobre nihonto y piezas relacionadas con la cultura samurái. Ha realizado múltiples trabajos para varias universidades, entre las que se encuentra la Universidad Católica Junshin de Nagasaki.

Presidente fundador de la Asociación Española para la Preservación de la Espada Japonesa y Tradiciones Antiguas (S.N.T.K.K).

Japón, el archipiélago de la cultura

Eduard Terrades Vicens Máster en producción y realización radiofónica. Escritor y cinéfilo empedernido, con especial atención a las cinematografías asiáticas, y estudioso de la cultura japonesa y de su idioma. Ha firmado varios capítulos en distintos libros relacionados con el cine asiático y ha comisariado varias exposiciones relacionadas con la cultura japonesa.

JAPÓN, A TRAVÉS DE UNA VISIÓN MULTIAUTORAL

Eduardo de Paz Gútiez Periodista deportivo, escritor y colaborador en diferentes revistas y blogs de temática oriental, actualmente es el editor de SumoJapones.com y coordinador de la sección de sumo de Japonismo.com, web dedicada a todo lo relacionado con Japón y su cultura. Es comentarista deportivo desde 2007 tanto en cadenas de ámbito nacional y autonómico (Eurosport, RTVE, Digital+, CYLTV) como en otras de streaming (EmisionesDeportivas.com). Es autor del libro Sumo, la lucha de los dioses, el único sobre este deporte escrito en español.

Etsuro Sotoo Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Kioto. Escultor. Desde 1978 trabaja en la Sagrada Familia, siendo sus principales obras, las esculturas de los ángeles cantores y músicos de la Fachada del Nacimiento. También, entre otros trabajos, ha llevado a cabo la restauración del Claustro del Roser y ha realizado la decoración de los ventanales. Trabajos que configuran el monumento declarado Patrimonio de la Humanidad. Autor de los libros La libertad vertical y De la piedra al maestro.

Fernando Sánchez Dragó Licenciado en Filología Románica y en Lenguas Modernas, ha sido profesor de Lengua, Literatura e Historia de España en universidades de diversos países, como Japón, Senegal, Marruecos y Kenia. Su quehacer artístico ha estado relacionado frecuentemente con su actividad en medios de comunicación, tanto escritos como audiovisuales. Un largo ensayo dio comienzo a una extensa producción literaria que ha sido galardonada con múltiples premios, entre los que destacan el Planeta y el Nacional de Literatura. Desde 1967, a intervalos, ha vivido en Japón alrededor de diez años.

Florentino Rodao García Catedrático en Historia Contemporánea por la Universidad Complutense y doctor por la Universidad de Tokio y por la Universidad Complutense de Madrid. Miembro Asociado del Micronesian Area Research Center (University of Guam); Tinker Fellow 98 (University of Wisconsin-Madison) y Research Fellow de la Research School for Asian and Pacific Studies (RSPAS, Australian National University). Visiting scholar en el Weatherhead Center for International Studies (Harvard University) y en el Real Colegio Complutense. Ha publicado más de treinta artículos sobre la presencia hispana en Asia, sobre Japón, así como varios libros. Es catedrático acreditado y actualmente enseña en la Universidad Complutense de Madrid. Ha impartido docencia en las universidades de Keio, de Estudios Extranjeros de Tokio, de Puerto Rico, de Wisconsin-Madison y en el Ateneo de Manila University. Entre los textos publicados sobre presencia hispana en Asia, destacar su libro Franco y el imperio japonés (2002, reed. 2013), que ha sido traducido al japonés 『フランコと大日本帝国 』 (Tokio, Shobusha 晶文, 2012).

Francisco López-Seivane Escritor, periodista y viajero, es autor de numerosas obras. Publica habitualmente sus reportajes en ABC y El Mundo. También dirige Crónicas de un nómada en Radio 5 (RNE). Su obra literaria oscila entre los libros de viajes y la sabiduría oriental, en la que es considerado un experto.

Haruko Hosoda Kawase Licenciada en Estudios Hispánicos por la Facultad de Estudios Extranjeros de la Universidad de Tokio. Doctora en Historia por la Universidad Complutense de Madrid. Trabajó para el Ministerio

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de Asuntos Exteriores de 1992 a 1998. Profesora en la Nihon University de Tokio. Ahora coopera con asociaciones locales, sobre todo con la de Sado, para hacer promoción en el extranjero.

Hideki Matsuhisa Nace en Toyota y se forma en el arte de la cocina japonesa, primero en el restaurante de su padre y después en diversos restaurantes de Tokio. En 1997 se instala en Barcelona y decide importar el aroma de las cocinas de Japón a la Ciudad Condal. Así se convierte en chef de cabecera y copropietario de 4 restaurantes en Barcelona: SHUNKA, KOY SHUNKA (con una estrella Michelin), KAK KOY y MAJIDE. Además es asesor gastronómico del restaurante KOY HERMITAGE (ubicado en el Hotel Hermitage de Andorra), de la Gastro-boutique BALFEGÓ (perteneciente al grupo empresarial propietario de viveros de atunes en la población de La Ampolla, Tarragona) y del restaurante K situado en Amberes.

Hiroshi Ishiguro Doctor en Ingeniería de Sistemas por la Universidad de Osaka. Actualmente es profesor del Departamento de Innovación de Sistemas en la Escuela de Posgrado de Ciencia de la Ingeniería en la Universidad de Osaka e investigador jefe del Laboratorio Hiroshi Ishiguro en el Advanced Telecommunications Research Institute (ATR). Sus principales intereses en el campo de la investigación incluyen: los sistemas de sensores distribuidos, la robótica interactiva y la ciencia androide. Ha sido galardonado cuatro veces con el premio al mejor humanoide en la RoboCup. El Synectics Survey of Contemporary Genius 2007 lo distinguió como uno de los 100 principales genios vivos del mundo actual.

Inés Romera Rodríguez Licenciada en Periodismo (especialidad Radio y Televisión) y posgrado en Relaciones Internacionales en la Universidad de Lüneburg (Alemania). Colaboradora de gastronomía del suplemento Buena Vida de El País, en Radio Nacional de España y la revista El Tenedor. Fue la encargada de la sección de gastronomía del programa Madrid Directo en Telemadrid, y reportera y presentadora en plató de las tardes de TVE. Ha trabajado en diferentes productoras, y ha colaborado también con varios periódicos alemanes y franceses.

Jaime Fernández Jesuita, reside en Japón desde 1965. Catedrático emérito de Literatura española e Hispanoamericana en Sophia University (Tokio). Especialista en el teatro del Siglo de Oro y Cervantes. Asimismo es una de las máximas autoridades en la novela contemporánea de Japón. Entre otras publicaciones cuenta con: Invitación a Don Quijote (Seiwa Libros, 1985), Bibliografía del Quijote (2008). Traductor de la novela de Shusaku Endo Silencio.

Javier Bustamante Donas Doctor en Filosofía y Ciencias de la Educación por la Universidad Complutense de Madrid (UCM). Máster en Ciencia, Tecnología y Sociedad por el Rensselaer Polytechnic Institute de Nueva York y Máster en Informática por la Universidad Pontificia de Salamanca. Actualmente es profesor titular en la UCM y director del Centro-Instituto Iberoamericano de Ciencia, Tecnología y Sociedad (CICTES). Con su libro Sociedad informatizada, ¿sociedad deshumanizada?, ganó el Premio Internacional Fundesco. Ha publicado cerca de un centenar de trabajos en las áreas de cibercultura, ética de la tecnología, filosofía política y filosofías orientales.

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LOS AUTORES

Ima Sanchís Jost Periodista y corresponsal que ha viajado por todo el mundo, colaborando con diversas publicaciones, programas de radio de índole nacional, y como reportera —textos y fotos— de carácter social. Lleva más de veinte años trabajando para La Vanguardia donde impulsó el proyecto de «La Contra», sección que ha recibido múltiples premios.

Japón, el archipiélago de la cultura

Javier Landeras Savadíe Abogado empresarial por ICADE, Madrid. Está vinculado, personal y profesionalmente desde hace más de treinta años, con los principales países del Lejano Oriente. Residió en Japón, ejerciendo responsabilidades directivas para diversas entidades financieras. Ha colaborado con el Consejo Superior de Cámaras de Comercio y con las Cámaras de Comercio. Autor de Cómo hacen los japoneses: un enfoque cultural para negociar con Japón y Gracias Japón.

JAPÓN, A TRAVÉS DE UNA VISIÓN MULTIAUTORAL

Javier Reverte Escritor de experiencia, con múltiples galardones y premios. Autor de una obra singular que incluye novelas, libros de viaje y dos poemarios. Formado en el periodismo, oficio que desempeñó durante casi treinta años, tanto en medios escritos como audiovisuales; en los últimos años de su vida se dedicó plenamente a la literatura y logró en pocos años ser uno de los escritores más leídos de España.

Sus libros de viaje han tenido un eco enorme entre los lectores. Ha escrito, además, la biografía de Pedro Páez, el primer europeo que alcanzó las fuentes del Nilo Azul, bajo el título de Dios, el diablo y la aventura. Fallecido el 31 de octubre de 2020.

Javier Vives Rego Arquitecto por la Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona. Durante más de treinta años, ha compatibilizado su profesión con el estudio de la cultura y el arte japoneses. Además de su labor de conferenciante, ha escrito varios libros sobre teatro, arte y jardines de Japón.

José Antonio de Ory Peral Nacido en Madrid y vivido durante años de un lado a otro: Londres, Delhi, Nueva York, París y tres veces en Bogotá. Reside ahora en Tokio, dedicado con empeño a la ímproba tarea de entender a los japoneses. Para ello escribe sin parar y quizá recoja un día sus reflexiones y perplejidades en un libro. Por ahora es autor del ensayo Defensa de la creación (Ediciones Asimétricas, Madrid, 2018) y de Ángeles Clandestinos. Una memoria oral del poeta Raúl Gómez Jattin (Ed. Norma, Bogotá, 2004; y 2ª edición en FCE, Bogotá, 2018).

José Abel Flores Villarejo Catedrático de Micropaleontología y Oceanografía de la Universidad de Salamanca especialista en Cambio Climático, Paleoceanografía, Paleoclimatología y exploración de combustibles fósiles. En la actualidad es el Director del Centro Cultural Hispano Japonés de la Universidad de Salamanca y representante español de IMAGES (International Marine Past Global Change Study), institución encargada del estudio de clima pasado en el océano a nivel internacional, y ha participado en una quincena de expediciones oceanográficas.

José Manuel Blázquez Delgado Dedicado al arte del bonsái desde su juventud, hace más de quince años que se dedica profesionalmente este arte. Es socio fundador, profesor y director de BONSAIKIDO, escuela de bonsái y otras artes zen, en Madrid; y creador de la página «Bonsaimania», en Facebook, con más de cuatrocientos cincuenta mil seguidores aficionados al bonsái. Participa habitualmente en conferencias, programas de radio y de TV, así como jurado en exhibiciones, y escribiendo artículos en diferentes revistas de bonsái, suiseki y jardinería. También ha colaborado en la redacción de libros relacionados con el arte del bonsái, el ikebana y la ceremonia de té. Además, realiza proyectos de jardinería japonesa y organiza exposiciones y eventos relacionados con la cultura japonesa. Ha sido presidente de la Asociación Española de Suiseki y actualmente es miembro de numerosas asociaciones, entre las que destacan: Asociación de Bonsái de España, National Bonsai Foundation, Botanic Garden Conservation.

Juan Manuel Suárez Japón En 2016 recibió la Orden del Sol Naciente del Gobierno de Japón. Catedrático de Geografía Humana de la Universidad Pablo de Olavide (Sevilla). Consejero de Cultura y Medioambiente del Gobierno

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Preludio

de Andalucía (1990-1994). Exrector de la Universidad Internacional de Andalucía. Autor de Japonés y japoneses a orillas del Guadalquivir y De Sendai a Coria del Río. Vicepresidente de la Asociación Hasekura.

Ken Ochiai Martí Nace en Barcelona. Realiza estudios de Comercio Internacional y se traslada a Japón para mejorar su japonés y profundizar sus conocimientos sobre pastelería japonesa. Cursa dos años de wagashi y se gradúa en la escuela de pastelería Tokyo Seika Gakkou. Alterna sus estudios como pastelero en Kita-ya y al graduarse, empieza a trabajar en la pastelería Miharado Honten. Quiere difundir el conocimiento del wagashi y hacer crecer el negocio familiar.

Kiyoshi Shimada Doctorado en la Graduate School of Arts, Universidad de Kokugakuin. Máster en Graduate School of Arts, Universidad de Kokugakuin. Profesor en la Facultad de Estudios Sintoístas, Universidad de Kokugakuin, en los siguientes temas: estudio de las religiones, y estudio de festivales y rituales populares de Japón.

Kumiko Fujimura Licenciada en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid. Combina la faceta de artista con la enseñanza del sumi-e o pintura tradicional japonesa a la tinta. Ha realizado exposiciones individuales y colectivas en Tokio, Osaka, Kobe, La Habana, Madrid, Zaragoza, Barcelona, Valencia, Roma y Perugia.

Luis Pancorbo Periodista profesional desde 1968. Actualmente es colaborador del diario El País. Fue corresponsal de RTVE en Roma y en los países escandinavos, enviado especial de los programas Los Reporteros, Dossier, En portada y director del programa Objetivo de reportajes internacionales y Otros Pueblos en TVE. Como escritor, ha cultivado la faceta viajera y de divulgación antropológica y ha publicado una treintena de libros, entre ellos, Ecoloquio con Umberto Eco. O la magia imposible de la semiótica (Jiritsu Shobo, Tokio, 1980).

Luis Racionero Grau Escritor español. Estudió Ingeniería y Ciencias Económicas en la Universidad de Barcelona, y obtuvo una beca Fullbright para doctorarse en Urbanismo por la Universidad de Berkeley. Ha colaborado con diferentes diarios, revistas y televisiones. Es autor de una cuarentena de ensayos y novelas. Fallecido el 8 de marzo de 2020.

Marcos Sala Ivars Doctor en Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid y miembro del Grupo de Investigación Asia. Su tesis es la primera en español sobre monturas de los sables japoneses. Representa en España dos escuelas de artes marciales tradicionales japonesas y fue el primer español en participar en importantes demostraciones marciales sagradas celebradas en Tokio. Su especialidad son las relaciones histórico-artísticas en el mundo bélico de los samuráis. Cuenta con 14 publicaciones físicas y más de 30 digitales. Colabora con la Embajada de Japón y Fundación Japón, y ha ofrecido conferencias en seis universidades españolas y tres sudamericanas.

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LOS AUTORES

Luis Fernando Giménez-Marco Presidente de la Escuela Museo Origami de Zaragoza. Licenciado en Filología Hispánica por la Universidad de Zaragoza, con la acreditación de Premio Extraordinario. En los años noventa, fue vicepresidente y secretario de la Asociación Española de Papiroflexia. Asimismo colaboró en varios proyectos de innovación educativa. En 2013, asumió el cargo de presidente de la Asociación Origami Zaragoza, entidad creada para la fundación y mantenimiento de la Escuela Museo de Origami, que lleva cuatro años en marcha y que ha albergado una quincena de exposiciones.

Japón, el archipiélago de la cultura

María Dueñas Vinuesa Doctora en Filología Inglesa. Tras dos décadas dedicada a la vida académica, irrumpe en el mundo de la literatura en 2009 con El tiempo entre costuras, novela que se convirtió en un fenómeno editorial y cuya adaptación televisiva de la mano de Antena 3 logró un espectacular éxito. Sus obras posteriores, Misión Olvido (2012) y La Templanza (2015), continuaron cautivando por igual a lectores y crítica. Traducida a más de treinta y cinco lenguas y con millones de ejemplares vendidos, la autora se ha convertido en una de las escritoras en español más apreciadas en todo el mundo. Las hijas del capitán es su cuarta novela.

JAPÓN, A TRAVÉS DE UNA VISIÓN MULTIAUTORAL

Mariló R. del Alisal Profesora en el Departamento de Japonés de la Escuela Oficial de Idiomas de Madrid (19892018), promotora de la Fundación Instituto de Japonología (1991) y de la Asociación de Estudios Japoneses en España (1993). Se licenció en Sociología y finalizó los cursos de doctorado en la Universidad Complutense de Madrid. Becaria del Ministerio de Educación de Japón en la Universidad Keio, completó en esta institución los cursos de doctorado. Fue docente en las universidades Keio y Seishin. Ha sido becaria de The Japan Foundation e invitada por Fukuoka Unesco Association y Nichibunken (Kioto). Aparte de su dedicación a la docencia, ha publicado sobre temas de antropología de Japón y ha traducido del japonés al español obras de etnología y literatura japonesas.

Mayuko Ogura Es licenciada en Filología y Literatura inglesa/americana por la Universidad Femenina de Showa (Japón). Tiene el posgrado en Traducción y Tecnología en la UOC y el máster en Lingüística Aplicada del Español en la Universidad de Jaén con el Premio al Mejor Trabajo Final de Máster. Actualmente ejerce como profesora de Español en la Universidad Keio SFC, la Universidad de Waseda, la Universidad Meijigakuin y la Universidad Femenina de Showa.

Menene Gras Balaguer Doctora en Filosofía y Letras por la Universidad de Barcelona; Directora de Cultura y Exposiciones de Casa Asia (Barcelona y Madrid) desde su fundación en 2003 y es también Directora del Asian Film Festival Barcelona desde su creación en 2011. Ex profesora de Estética en la Universidad de Barcelona; crítica de arte y curadora, fue con anterioridad directora de cultura del Instituto Catalán de Cooperación Iberoamericana durante más de diez años. Es autora de cuatro libros de poesía y más de medio centenar de publicaciones, entre monografías de artistas, catálogos y antologías, además de sus colaboraciones habituales en medios de comunicación nacionales e Internacionales. Entre sus proyectos curatoriales, cabe destacar entre otros: Nam June Paik; Oriente y Occidente en la India de los siglos XX y XXI; Corea del Norte | El peso de la historia; Rong Rong e Inri | El poder de las ruinas; Beijing time; Hiperarquitecturas e hiperdiseño en la China del siglo XXI; Ma Yangson; Chiharu Shiota | Las líneas de la mano; y El jardín japonés. Qué es y no es entre la espacialidad y la temporalidad del paisaje.

Mercè Torra Reventós Licenciada en Biología por la Universidad de Barcelona. Máster en Biología Aplicada por la Shinshu University (Japón). Actualmente se dedica a la docencia en Japón, donde reside desde 1998.

Traductora de las obras Microbiología de los alimentos, Alimentos, fermentación y microorganismos, y colaboradora de Altaïr Japón.

Michiko Tsuboi Diplomada en Filología Hispánica por la Seirei Junior College de Nagoya. Su primer contacto con nuestro país fue hace más de treinta años, a través de un vinilo de Pau Casals. Desde entonces no ha dejado de sentirse atraída por nuestra cultura y tradiciones.

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Preludio

Mieko Ono Nacida en Fukushima, reside en la ciudad de Hakusan (prefectura de Ishikawa). Directora ejecutiva de The Asano Foundation for Taiko Culture Research. Desde 2000, es la editora y la redactora jefa de Taikorojii, la única revista especializada en tambores en Japón, e investiga y estudia sobre los tambores de todo el país y su cultura. Es también autora de Hajimete de taiko Yoi-don!, Wadaiko ga wakaru hon, Taiko toiu gakki. Asimismo editora de Wadaiko ga tanoshikunaru hon-Gijutsuhen, Wadaiko ga tanoshikunaru hon-Kagakuhen, y supervisora de Wadaiko no himitsu (PHP Institute). En 2015, recibió el Premio del Alcalde de Hakusan a la Educación Social por contribuir a promocionar la cultura local a través de los tambores japoneses.

Mike Hostench Escritor y guionista. Combina estas actividades y la producción cinematográfica, con el puesto de subdirector del Festival de Sitges. Ha escrito cuatro libros sobre cine asiático y de terror, y colabora habitualmente en revistas y sitios web de cine de género.

Mitsuyo Toyoda Licenciada en Filosofía por la Universidad del Norte de Texas. Licenciada en Filosofía y Máster en Filosofía y Ética por la Universidad de Hawái. Profesora asociada en el Centro de Promoción de la Investigación de Tokio y Restauración Ecológica (Universidad de Niigata). Sus campos de investigación son la Filosofía Ambiental, los Estudios de Construcción del Consenso y la Dialéctica en las Investigaciones Educativas.

Montserrat Crespín Perales Doctora en Filosofía por la Universidad de Barcelona con una tesis doctoral dedicada al primer periodo de producción filosófica del pensador japonés Nishida Kitaro (1870-1945). Licenciada en Derecho por la Universitat Pompeu Fabra y en Filosofía por la Universidad de Barcelona, y máster en Investigación en Asia Oriental Contemporánea por la Universitat Autònoma de Barcelona. Además, fue Japan Foundation Fellowship Researcher, International Research Center for Japanese Studies Nichibunken (Kioto). Actualmente, es profesora asociada en el Grado de Estudios de Asia Oriental de la UAB, en el Grado de Filosofía y en el Máster en Cultura y Negocios en Asia Oriental de la UB, en el Grado de Historia y en el de Humanidades, en el Máster Oficial de Estudios de China y Japón: Mundo Contemporáneo, y en el de Humanidades de la UOC. Naoko Sato Licenciada en Sociología e Historia por la Universidad de Tsuru (Yamanashi). Profesora de Japonés para hispanoparlantes en Casa Asia Madrid y en otros centros de idiomas. Viajera experimentada y amante de los viajes tanto por su país como alrededor del mundo. Esta pasión le ha servido de experiencia para impartir el curso «De aventura por Japón» en Casa Asia Madrid.

Noni Lazaga Artista e investigadora. Doctora en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid.

Realizó su tesis doctoral La caligrafía japonesa. Origen, Evolución y su relación con el arte abstracto occidental publicada en 2007. Cuenta con estudios de cultura e idioma japonés (1993-2000). Ha residido en Japón con becas en residencias (JNTO Tokio, 1994) artísticas y en el programa Jett como CIR. (Mino Gifu, 1998-1999). Publicaciones: Washi, El papel japonés; «Shinoda Toko: caligrafía y pintura japonesa de vanguardia» en La mujer japonesa: Realidad y mito; «El jardín japonés. Un

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LOS AUTORES

Moe Kuwano Doctora en Filosofía por la Universitat Ramon Llull de Barcelona. Su campo de investigación incluye la antropología filosófica y la filosofía comparada. Actividad que combina con su faceta de escritora. Actualmente es profesora en la Facultad de Humanidades de la Universidad Seiryo de Kanazawa.

Japón, el archipiélago de la cultura

jardín caligrafiado» en El jardín japonés; «Qué es y no es entre la espacialidad y la temporalidad del paisaje». En 2018 inventa los «Calikanjigramas» para la antología poética de Ozaki Hoosai, Muevo mi sombra. Como artista ha realizado más de una treintena de exposiciones individuales nacionales e internacionales y participado en muestras colectivas como: «El principio Asia» (Fundación Juan March, 2018).

Oriol Estrada Rangil Licenciado en Psicología y máster de Estudios de Asia Oriental. Autor del libro y del documental Songokumanía: El Big Bang del Manga (Edicions Xandri, 2016). Colaborador en varios medios digitales y tradicionales, y actualmente comisario de exposiciones del Saló del Manga de Barcelona y divulgador de cultura japonesa en Espai Daruma. Presidente de la Asociación de Críticos y Divulgadores del Cómic (ACDCómic.es).

JAPÓN, A TRAVÉS DE UNA VISIÓN MULTIAUTORAL

Pablo Algaba Licenciado en Historia del Arte, aplica sus conocimientos y capacidad crítica al mundo de los videojuegos. Colabora con medios especializados como Mondo Píxel o Eurogamer Spain.

Raquel Bouso García Doctora en Humanidades por la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Profesora de Filosofía y Religiones de Asia en la mencionada universidad. Es cofundadora de la European Network of Japanese Philosophy (ENOJP), miembro del consejo directivo de la European Network of Buddhist Christian Studies (ENBCS) y miembro del Grupo de investigación de la Bibliotheca Haas (2017 SGR 276). Ha publicado artículos y libros sobre cultura, filosofía y religión japonesas.

Ricard Bru i Turull Doctor en Historia del Arte por la Universidad de Barcelona y profesor de Historia del Arte en la Universidad Autónoma de Barcelona. Comisario de exposiciones como Imágenes Secretas. Picasso y la estampa erótica japonesa (2009), Japonismo. La fascinación por el arte japonés (2013) y la exposición permanente del Museo de Culturas del Mundo de Barcelona. Autor de varios libros, capítulos y artículos académicos para revistas especializadas, y catálogos de exposiciones nacionales e internacionales sobre arte japonés y japonismo en Europa.

Rosa Mª Morente Martín Licenciada en Psicología y máster en Gerontología por la Universidad de Salamanca, donde en la actualidad imparte la asignatura de Sociedad Japonesa Actual en el Máster en Estudios de Asia Oriental. Colabora además como ponente invitada en la asignatura Historia Intelectual y Cultural de Japón del Máster en Estudios de Asia Oriental de la Universidad de Granada. Autora de Lo público y lo privado en la mujer japonesa y La mujer japonesa: Realidad y mito.

Shoko Yamamoto Graduada por el Departamento de Estudios Hispánicos, Facultad de Estudios Extranjeros, Universidad de Estudios Extranjeros de Kobe. Guía Oficial de viajes de la Japan F.G. Coordinadora de presencia y actividades de organizaciones empresariales en Japón. Traductora de publicaciones.

Takashi Ochiai Hijo de una familia dedicada al cultivo del arroz, con quince años decide mudarse a Tokio donde pronto empieza a trabajar como pastelero. Elaborar dulces se convierte en su pasión y viaja a Europa para formarse. A principios de los ochenta se traslada a Barcelona y abre su propia pastelería. Actualmente la pastelería Ochiai es una de las más reconocidas de la ciudad y la pastelería japonesa número 1 en España. Ochiai ostenta el título de Mejor Maestro Pastelero 2014.

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Preludio

Teresa Pérez Contreras Licenciada en Bellas Artes por la Universidad de Granada y con másters en Gestión Cultural y Diseño Gráfico, disciplina esta última de la cual es profesora en la Escuela de Arte de San Telmo en Málaga. Compagina su actividad docente junto con la investigación, realizando en la actualidad un doctorado sobre Diseño Gráfico Japonés.

Yuko Fujimura Doctor degree en el Departamento de Lingüística (Universidad de Malasia). Máster en Lingüística del Español, por la Universidad Sophia (Tokio) y licenciado en Lingüística del Español por la Universidad Seisen (Tokio). Ha publicado trabajos sobre educación y cultura comparada y ha traducido literatura japonesa al español. Fue profesora en la Universidad Nacional de Singapur (NUS), y actualmente trabaja como profesora y como lectora en Relaciones Internacionales y Cultura Japonesa en la Tokyo Metropolitan University.

LOS AUTORES

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Japón, el archipiélago de la cultura

Japón, el archipiélago de la cultura:

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Preludio

Una obra en tres actos

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Japón, el archipiélago de la cultura

Índice final de la obra PRELUDIO*

JAPÓN, EL ARCHIPIÉLAGO DE LA CULTURA: UNA OBRA EN TRES ACTOS

VOLUMEN CONMEMORATIVO

TIERRA DE WA

VOLUMEN I Historia VOLUMEN II Religión VOLUMEN III Sociedad

*Solo disponible en la Edición Institucional de la obra.

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Preludio

CULTURA

VOLUMEN IV Literatura VOLUMEN V Arte I VOLUMEN VI Arte II VOLUMEN VII Artesanía y Tradiciones

DESCUBRE JAPÓN

VOLUMEN IX El arte de viajar VOLUMEN X Experiencias de autor

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ÍNDICE GRÁFICO DE LA OBRA

VOLUMEN VIII Gastronomía

Japón, el archipiélago de la cultura

JAPÓN, EL ARCHIPIÉLAGO DE LA CULTURA: UNA OBRA EN TRES ACTOS

Índice gráfico de la obra JAPÓN, EL ARCHIPIÉLAGO DE LA CULTURA

Nº de págs.: 3.279 Nº de palabras: 1.521.563

VOLÚMENES I-III TIERRA DE WA, UN INTENTO DE APROXIMACIÓN

Nº de págs.: 883 Nº de palabras: 422.578

Cuando uno llega a Japón por primera vez siente que se ha transportado no sólo en el espacio, sino también en el tiempo, y mientras los sentidos disfrutan de la máxima tecnología y los últimos avances, todo un mundo de trazos irreconocibles le acompañan allá donde vaya. Un sistema de escritura indescifrable que, a ojos del occidental, aparece como el guardián de un secreto milenario, convirtiéndose a lo largo de su viaje, en su compañero más fiel.

Noni Lazaga

1. HISTORIA: LA SINGULARIDAD

La tierra del Sol Naciente se ha convertido en la tierra del «Sol en lo Alto» y hemos aprendido que su singularidad y su belleza o sus refinada maneras no son sino indicios de una civilizada y gran nación.

F. Hadland Davis

LOS ORÍGENES: EL NACIMIENTO DE LOS MUNDOS Y LOS DIOSES (Carlos Rubio) LOS DESTELLOS DE LA DIOSA: LEYENDAS Y MITOS (Carlos Rubio)

*Nº de págs. y palabras son datos estimados

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Preludio

TIERRA DE WA: ¿POR QUÉ JAPÓN? (Carlos Rubio) DIEZ MIL AÑOS: APUNTES DE HISTORIA (Carlos Rubio) CÓDIGOS DE HONOR: EL SAMURÁI Y LA ONNA BUGEISHA (Marcos Sala) LA SINGULARIDAD: AISLAMIENTO Y APERTURA (Javier Vives) LA EMBAJADA KEICHO: UNA HUELLA JAPONESA EN ESPAÑA (Juan Manuel Suárez Japón) EL PUNTO FINAL: LA LLUVIA NEGRA (Javier Vives e Ima Sanchís) EL JAPÓN CONTEMPORÁNEO: ENTRE EL PASADO Y EL FUTURO (Florentino Rodao) GEOPOLÍTICA: DIPLOMACIA PÚBLICA DE JAPÓN PARA UN FUTURO COMÚN (Haruko Hosoda Kawase)

La espiritualidad profunda de muchos japoneses, de todos los tiempos y generaciones, es conocida con el término de “Nihonjin no kokoro no furusato” (las raíces originales del corazón japonés).

Federico Lanzaco Salafranca

NATURALEZA Y KAMI: UNA FUERZA VITAL (Alfonso Falero y Kiyoshi Shimada) SINTOÍSMO: PASADO Y PRESENTE (Alfonso Falero y Kiyoshi Shimada) BUDISMO Y ZEN: ESPIRITUALIDAD Y MEDITACIÓN (Raquel Bouso) CONFUCIANISMO: FORJADOR CULTURAL (Raquel Bouso) FILOSOFÍA Y PENSAMIENTO CONTEMPORÁNEO: SINCRETISMO JAPONÉS (Montserrat Crespín) LA ESPIRITUALIDAD ACTUAL DE JAPÓN: EL KI, LA ENERGÍA DE LO CORPÓREO (Moe Kuwano) LA NATURALEZA EN EL PENSAMIENTO JAPONÉS (Raquel Bouso)

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ÍNDICE GRÁFICO DE LA OBRA

2. RELIGIÓN: LA ARMONÍA ESPIRITUAL

Japón, el archipiélago de la cultura

3. SOCIEDAD: LOS RETOS DEL FUTURO

Cuando descubras, pasados cuatro o cinco años, que no puedes comprender en modo alguno a los japoneses, solo entonces comenzarás a saber algo de ellos.

Lafcadio Hearn

SOCIEDAD: DEL DETALLE AL TODO (Carlos Rubio) FAMILIA Y HOGAR: KAZOKU Y KATEI (Mayuko Ogura y Javier Landeras)

JAPÓN, EL ARCHIPIÉLAGO DE LA CULTURA: UNA OBRA EN TRES ACTOS

MUJER JAPONESA: EL NUEVO FEMINISMO (Mayuko Ogura y Javier Landeras) EDUCACIÓN: UN MODELO DIFERENTE (Mariló R. del Alisal con la colaboración de Yuko Fujimura) EMPRESA Y ADMINISTRACIÓN: KAISHA Y SEIFU (Javier Landeras) UN NUEVO AMANECER: EN EL PAÍS DEL SOL NACIENTE (Rosa Morente) RETOS DEL FUTURO: DEMOGRAFÍA Y MULTICULTURALIDAD (Mayuko Ogura y Javier Landeras) CYBERJAPAN: DE YOKAI AL HOMBRE ETERNO (Mike Hostench, Hiroshi Ishiguro e Ima Sanchís) TECNOLOGÍA Y SOCIEDAD EN JAPÓN: LUCES Y SOMBRAS DE UN IDILIO CULTURAL (Javier Bustamante) ECOLOGÍA Y MEDIO AMBIENTE: ÉTICA DE LA TIERRA (Mitsuyo Toyoda) ECOLOGÍA Y MEDIOAMBIENTE: OCÉANO, TIEMPO Y MEMORIA (José Abel Flores)

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Preludio

VOLÚMENES IV-VIII CULTURA, BAJO EL INFLUJO DE LA ESTÉTICA

Nº de págs.: 1.665 Nº de palabras: 768.512

La cultura japonesa es esencialmente visual. No es una cultura ideológica, sino sensorial.

O diciéndolo al revés, carece de logos, de ideología: es una cultura estética.

4. LITERATURA, RASGOS DISTINTIVOS

En este país apacible un hombre puede agacharse y escribir su nombre en el polvo mismo con la seguridad de que, si su escritura está trazada con habilidad, los hijos de sus hijos la dejarán perdurar reverentemente.

Rudyard Kipling

LITERATURA: MÍNIMA EXTENSIÓN , MÁXIMA EXPRESIÓN (Carlos Rubio) LAS TRES DIOSAS DE LA LITERATURA: MURASAKI SHIKIBU, SEI SHONAGON E IZUMI SHIKIBU (Carlos Rubio) LOS TRES DIOSES DE LA POESÍA: HITOMARO, SAIGYO Y BASHO (Carlos Rubio) UN MUNDO FANTÁSTICO: FANTASMAS, MONSTRUOS Y OGROS (Carlos Rubio)

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ÍNDICE GRÁFICO DE LA OBRA

Junzo Karaki

Japón, el archipiélago de la cultura

5. ARTES PLÁSTICAS, CRISOL DE SENSIBILIDADES

Japón hunde sus raíces en un pasado que se adentra en la edad de los dioses…. Un pasado lejano en el tiempo, mítico, en el que se constituyen las bases de una sociedad que, con el paso del tiempo y a lo largo de los últimos dos mil años, crearía un arte de características propias. La geografía del archipiélago japonés, desarrolló unas formas artísticas diferenciadas en las cuales, frente a la violencia del medio físico, se ensalzaría la exuberancia, la hermosura y la generosidad de un entorno natural, cambiante a lo largo de las cuatro estaciones y que, a su vez, perdura ante la efímera y frágil impermanencia del hombre.

JAPÓN, EL ARCHIPIÉLAGO DE LA CULTURA: UNA OBRA EN TRES ACTOS

Ricard Bru

INTRODUCCIÓN AL ARTE DE JAPÓN: LO PEQUEÑO ES HERMOSO (Ricard Bru) EL ESPÍRITU ZEN Y SUS MANIFESTACIONES ARTÍSTICAS: TIEMPO Y ESPACIO (Luis Racionero) PINTURA: VIBRANTE Y LLENA DE VIDA (Ricard Bru) ESCULTURA: EL ARTE DE MATERIALIZAR LO INVISIBLE (Javier Vives- Etsuro Sotoo) CALIGRAFÍA: UNA VISIÓN POLIÉDRICA (Noni Lazaga) MANGA: EL ARTE SECUENCIAL (Mike Hostench y Eduard Terrades) JAPONISMO: ESA FURIA INCONTROLADA QUE LO INVADIÓ TODO (Ricard Bru) FOTOGRAFÍA: TRADICIÓN, MODERNIDAD Y EXPERIMENTACIÓN (Carolina Plou) ARQUITECTURA: FORMAS Y GEOMETRÍAS CASI INVEROSÍMILES (Javier Vives)

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Preludio

DISEÑO: SENSIBILIDAD, TRADICIONES Y VISIÓN CONTEMPORÁNEA, ÚNICOS (Teresa Pérez) ARTE Y SOCIEDAD EN JAPÓN: EL MAR DEL TIEMPO DESPUÉS DE LAS BOMBAS (Menene Gras Balaguer)

6.1. ARTES ESCÉNICAS, TRADICIÓN Y VANGUARDIA

Javier Vives

ARTES ESCÉNICAS: DRAMATISMO Y SOFISTICACIÓN (Carlos Rubio) DANZA: ARTE EN PERPETUA MUTACIÓN (Eduard Terrades) BUTO: LA DANZA MÁS MISTERIOSA DEL MUNDO (Ana Vidal Egea) CINE: LENGUAJE IDENTITARIO E INIMITABLE (Mike Hostench) ANIME: EL MANGA CON LENGUAJE AUDIOVISUAL (Mike Hostench) JISSHA EIGA: CINE BASADO EN MANGA, ANIME, NOVELA Y VIDEOJUEGO (Mike Hostench y Eduard Terrades)

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ÍNDICE GRÁFICO DE LA OBRA

El teatro noh, tanto desde el punto de vista dramático como plástico, es uno de los espectáculos más sofisticados y densos del planeta.

Es una forma escénica altamente estilizada en la que todos los aspectos de la representación se han simplificado hasta el más alto grado posible, creando un efecto a la vez sencillo y concentrado. Sus silencios juegan el mismo papel y poseen los mismos tenues matices que las zonas dejadas sin trazo en la pintura monocroma.

Japón, el archipiélago de la cultura

6.2. ARTE DE COMPOSICIÓN: MODELANDO LA NATURALEZA

Una mota de polvo contiene la tierra entera.

Cuando una flor se abre, el mundo entero viene a nacer.

(Hekiganroku)*

JAPÓN, EL ARCHIPIÉLAGO DE LA CULTURA: UNA OBRA EN TRES ACTOS

*Cita de la obra “Bonsái, escultura y naturaleza”, de Luis Vallejo

JARDINES: SUGERENCIAS, ESCONDITES DE LUCES Y SOMBRAS (Javier Vives) BONSÁIS: NATURALEZA EN MINIATURA (José Manuel Blázquez) IKEBANA: ARTE FLORAL (José Manuel Blázquez) CEREMONIA DE TÉ: EL RITUAL DE LOS SENTIDOS (José Manuel Blázquez)

6.3. ARTE POPULAR: CULTURA DEL SIGLO XXI

Gravas, guijas, vulgarísimas, sí, pero entrañando otra idea, se transformaban. Eran círculos concéntricos, y entonces representaban y encarnaban a la geometría, esa alucinógena disciplina en virtud de la cual los cuerpos cumplen infinitamente sus misiones circulares, angulares… ¿Hay algo más eterno que un triángulo? Por supuesto que sí: un círculo.Y si el círculo es impuro, y deviene espiral, la eternidad ya está, por fin, pintada.

Luis Pancorbo

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Preludio

TELEVISIÓN: NIPPON-VISION (Eduard Terrades) MÚSICA: POP A LA NIPONA (Eduard Terrades) VIDEOJUEGOS: LA PODEROSA FASCINACIÓN DEL OCIO ELECTRÓNICO (Pablo Algaba) MUNDO OTAKU: UNA NUEVA PERSPECTIVA SOCIOLÓGICA (Oriol Estrada)

7.1. ARTESANÍA: LA INCREÍBLE PERFECCIÓN

Con cuanto cariño he conservado en la mente aquella imagen del biombo. En la que sólo mi figura desentona…. Era en el fondo de un jardín clásico, formado de árboles diminutos, de cascadas artificiales y rosaledas liliputienses…

CERÁMICA: LA EXPRESIÓN DE LA TEXTURA (Javier Vives) EL ARTE DEL LACADO: URUSHI (Antonio Clemente) KIMONO: EL ARTE DEL TEXTIL (Noni Lazaga) PAPEL JAPONÉS: WASHI, ORIGAMI (Noni Lazaga) ORIGAMI DE HOY Y DE SIEMPRE: TÉCNICAS DEL PLEGADO DEL PAPEL (Luis Fernando Giménez-Marco) LA TÉCNICA DE ENMARCAR: KAKEMONO (Kumiko Fujimura) EL SABLE JAPONÉS: FORJADORES SAGRADOS (Marcos Sala) YOROI: LAS ARMADURAS (Marcos Sala) LAS OTRAS ARMAS DE LA NOBLEZA GUERRERA: FORMAS JAMÁS VISTAS (Marcos Sala) TAIKO: GRANDES TAMBORES (Mieko Ono) INSTRUMENTOS MUSICALES TRADICIONALES: PERCUSIÓN, VIENTO Y CUERDA (Eduard Terrades)

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ÍNDICE GRÁFICO DE LA OBRA

Enrique Gómez Carrillo

Japón, el archipiélago de la cultura

EL ARTE DE LA TALLA EN MINIATURA: NETSUKE (Antonio Clemente) JUEGOS Y JUGUETES JAPONESES: TRADICIÓN Y TECNOLOGÍA (Mercè Torra)

7.2. TRADICIONES: DONDE EL PASADO ES PRESENTE

Entraron las geishas; traían el té en porcelana azul y un pastel en un cuenco lacado rojo, un pastel como solo los hay en uno o dos lugares del mundo. Nos tumbamos en las alfombrillas y nos dieron palillos para dividir el pastel. Fue una larga tarea.

JAPÓN, EL ARCHIPIÉLAGO DE LA CULTURA: UNA OBRA EN TRES ACTOS

Rudyard Kipling

KACHOFUGETSU: NATURALEZA EN CUATRO TIEMPOS (Eduard Terrades) EL CALENDARIO JAPONÉS: PAUTAS DE VIDA (Michiko Tsuboi-Shoko Yamamoto) MATSURI: FESTIVALES Y RITUALES TRADICIONALES (Michiko Tsuboi) GEISHAS Y EL MUNDO FLOTANTE: DEL AYER A HOY (Carlos Rubio) RYOKAN: EL ALOJAMIENTO TRADICIONAL (Javier Vives) CEREMONIAS FAMILIARES: NACIMIENTO, BODA Y FUNERAL (Michiko Tsuboi) ONSEN: AGUAS MÁGICAS (Mercè Torra) BIYO: LA COSMÉTICA, DEL AYER AL FUTURO (Mercè Torra) SUMO: LUCHA DE DIOSES (Eduardo de Paz) ARTES MARCIALES: PATRIMONIO CULTURAL E HISTÓRICO (Marcos Sala) 82

Preludio

8. GASTRONOMÍA: EL IMPERIO DE LOS SENTIDOS

El arroz verde era trasplantado de modo muy similar como se colocan las piezas en un tablero de damas; el té podía haber sido setos de jardín bien recortados y el púrpura de las judías se dirigía hacia la mostaza y se detenía como cortado a regla.

Rudyard Kipling

LA COMPLEJIDAD DE LA SENCILLEZ (Eduard Terrades-Michiko Tsuboi) SAKE: FERMENTACIÓN DIVINA (Eduard Terrades) ALGAS: LA HUERTA MARINA (Eduard Terrades) CONDIMENTOS: EL ARTE DE SAZONAR (Eduard Terrades) CARNES: GYU, BUTA, TORI, LA EXCELENCIA EN EL PLATO (Inés Romera) FIDEOS: MEN, UNA HERENCIA MILENARIA (Inés Romera) SANPURU: ARTESANÍA CULINARIA DE PLÁSTICO (Eduard Terrades y la colaboración de Iwasaki Mokei Seizou Co. Ltd.) WAGASHI: PASTELERÍA TRADICIONAL JAPONESA (Takashi Ochiai y Ken Ochiai) COCINA KAISEKI: INFLUENCIA EN OCCIDENTE (Inés Romera)

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ÍNDICE GRÁFICO DE LA OBRA

INTRODUCCIÓN A LA GASTRONOMÍA (Hideki Matsuhisa)

Japón, el archipiélago de la cultura

VOLÚMENES IX-X DESCUBRE JAPÓN, UN MUNDO ENIGMÁTICO Y DIFERENTE

Nº de págs.: 741 Nº de palabras: 330.473

Como muchos palacios, el gran edificio erigido a lo largo del tiempo por las noticias que sobre Japón han escrito sus visitantes dispone de salones, alcobas, cocinas, despensas; también de antesalas, sótanos y desvanes. Las antesalas las construyeron los primeros visitantes occidentales: los misioneros del siglo xvi; los desvanes los siguen construyendo los turistas de viaje en grupo organizado y acelerado que marcan uno de los signos del ocio en nuestros tiempos; los salones, a veces lujosos, los diseñaron los viajeros cuyas crónicas, escritas al final del siglo xix, inspiraron desde sus textos, a descubrir el país del sol naciente.

Carlos Rubio

JAPÓN, EL ARCHIPIÉLAGO DE LA CULTURA: UNA OBRA EN TRES ACTOS

9. EL ARTE DE VIAJAR: SELECCIÓN Y EXCLUSIVIDAD

Japón, está bendecido por una belleza natural que cobra vida en sus montañas y valles, en sus ríos y flores, y en los miles de estructuras religiosas que casi invariablemente pueden encontrarse en medio de estos fascinantes lugares, emana arte por todos sus poros.

Burton Holmes

EL VIAJE A JAPÓN: UNA EXPERIENCIA ÚNICA (Naoko Sato) NATURALEZA CONTEMPLATIVA: LOS MEJORES LUGARES DE OBSERVACIÓN (Eduard Terrades) PARQUES NACIONALES, PATRIMONIO DE LA HUMANIDAD (Eduard Terrades) CAMINOS DEL ANTIGUO JAPÓN: ÍNTIMA Y MILENARIA BELLEZA (Eduard Terrades) SENDAS RELIGIOSAS: PEREGRINACIONES (Mariló R. del Alisal) SANTUARIOS ESENCIALES: 34 SENTIMIENTOS (Javier Vives) TEMPLOS Y MONASTERIOS ESENCIALES: 50 EXPERIENCIAS (Javier Vives) HIROSHIMA Y NAGASAKI: MUSEOS DE LA PAZ Y LA ESPERANZA (Javier Vives) MUSEOS DE HISTORIA: LOS 8 PRINCIPALES (Javier vives)

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Preludio

CASTILLOS: LOS 12 ORIGINALES (Javier Vives) MUSEOS DE ARTE: 72 EMOCIONES (Javier Vives) JARDINES: 38 SENSACIONES (Javier Vives) ARQUITECTURA MODERNA DE TOKIO: FUTURISMO Y SEGURIDAD (Javier Vives) RYOKAN: 40 EXPERIENCIAS (Javier Vives- Michiko Tsuboi) ONSEN: 21 EXPERIENCIAS (Javier Vives- Michiko Tsuboi) LA BELLEZA EN JAPÓN: UNA FILOSOFÍA DE VIDA (Cristina Martín) ESCENARIOS DE CINE: LOS RODAJES MÁS SIGNIFICATIVOS (Carolina Plou) JAPÓN SOBRE RAÍLES: LA TELARAÑA DE ACERO (Eduard Terrades-Javier Vives) RESSHA: RUTAS EN TRENES CON ENCANTO (Eduard Terrades)

El ensueño mismo no llega a tanto esplendor.

Nikko, es una realidad que hace palidecer la imaginación. Es algo más rico, más delicado y más enorme, que lo que hemos visto en los cuentos de hadas.

Enrique Gómez Carrillo

LA APERTURA AL MUNDO: LOS PRIMEROS VIAJEROS (Carlos Rubio) KIOTO: LA CIUDAD DEL WABI SABI (Fernando Sánchez Dragó) WA, KEI, SEI, JAKU: UNA TACITA DE TÉ, POR FAVOR (Fernando Sánchez Dragó) EL ARCHIPIÉLAGO DE LAS RYUKYU: LAS VERDADERAS ISLAS AFORTUNADAS (Fernando Sánchez Dragó) EL CRISTIANISMO EN JAPÓN: LA HUELLA DE SAN FRANCISCO JAVIER (Francisco López-Seivane) EL CAMINO DE KUMANO: LAS MONTAÑAS CELESTIALES (Francisco López-Seivane)

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ÍNDICE GRÁFICO DE LA OBRA

10. EXPERIENCIAS DE AUTOR: CRÓNICAS Y VIAJES

Japón, el archipiélago de la cultura

LA RUTA DE LOS 88 TEMPLOS: SHIKOKU (Francisco López-Seivane) EL TRIÁNGULO DORADO: TOKIO, OSAKA Y KIOTO (Francisco López-Seivane) SADO: LA SÉPTIMA ISLA (Haruko Hosoda Kawase)

JAPÓN, EL ARCHIPIÉLAGO DE LA CULTURA: UNA OBRA EN TRES ACTOS

MI TOKIO ENTRE COSTURAS: REFLEXIONES (María Dueñas)

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Preludio

DAMAS PINTADAS DE BLANCO: LAS GEISHAS DE KIOTO (Javier Reverte) AVENTURA EN EL JARDÍN ZEN DE RYOAN-JI: (Luis Pancorbo) TRÍPTICO CHANOYU: SHINO, ORIBE, RAKU. TRES CEREMONIAS DE TÉ (José Antonio de Ory)

ÍNDICE GRÁFICO DE LA OBRA

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Japón, el archipiélago de la cultura

Tierra de Wa, un intento de aproximación

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Preludio

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TIERRA DE WA, UN INTENTO DE APROXIMACIÓN

Japón, el archipiélago de la cultura

«País tan misterioso y contradictorio como Japón nunca lo había visto», escribió en su Japón inexplorado Isabella Bird, la avezada viajera que, en 1878, recién abierto Japón al mundo, se adentró en las regiones más recónditas del archipiélago.

Ciento cincuenta años después, ambos calificativos podrían seguir siendo los primeros de la lista para muchos extranjeros a los que, hayan viajado o vivido en Japón, se les preguntara por sus impresiones de este país.

90

Preludio

Misterioso por su lejanía geográfica y cultural, por ser quintaesencia del exotismo, por representar la figuración más sorprendente y exquisita del Otro, por brindar un extraño cóctel de tradición, refinamiento y tecnología.

Contradictorio, porque las categorías conceptuales con que pretendemos analizar este país se ven frecuentemente zarandeadas, porque el credo hermenéutico de quien osa juzgarlo se hace añicos; porque entre sus luces con frecuencia deslumbrantes, y sus sombras, ocasionalmente tenebrosas, median territorios movedizos y en constante mutación, porque quien mira en la bruñida superficie de su espejo corre el riesgo de verse a sí mismo en posición invertida y a veces deforme.

Sus contradicciones y misterios explican la fascinación que este país ha suscitado desde los lejanos días, allá en el último tercio del siglo xix, cuando el fenómeno del japonismo se instauró en Europa.

Explican que para muchos occidentales Japón se haya convertido en un atractivo y extraño estado mental. ¿No explican también, entre otras razones, la existencia de esta magna obra titulada Japón, el archipiélago de la cultura?

Su primera parte, Tierra de Wa, cubre la historia, la religión y la sociedad. Desde diferentes puntos de vista, observados por una diversidad de autores, acentuándose así la cualidad poliédrica de la realidad japonesa. Son puntos de vista estimados como relevantes para el lector de nuestro tiempo.

En la mitología japonesa se producen hechos sorprendentes, como que la poesía fuera creada antes que la medicina, que los cereales surgieran de los órganos en putrefacción de una deidad asesinada o que Amaterasu, la progenitora de la estirpe imperial y diosa del Sol, naciera de un rito purificador consistente en el lavado del ojo izquierdo de un dios llamado Izanagi —el creador de las tierras de Wa. Hijas del mito son las leyendas y fábulas. Se hallan desparramadas por las páginas el Kojiki y, con el advenimiento del budismo, por las colecciones de cuentos e historias edificantes, las setsuwa, con que se difundía la doctrina de esa religión. De su corpus, opulento debido a la confluencia de diversas tradiciones asiáticas y al tradicional respeto y gusto de la sensibilidad japonesa por el universo de la fantasía, se ofrecen algunas muestras en el segundo artículo.

Antes de entrar de lleno en la historia, se ha juzgado oportuno incluir en este volumen, tras el relato de las leyendas, algunos apuntes geográficos. No hay historia sin geografía como no hay teatro sin escena. Para empezar, de una simple apreciación geográfica nace el nombre «Japón». Conocer la realidad geográfica nipona tiene una doble importancia: nos explica la precariedad con que en suelo japonés coexisten bendiciones y azotes naturales; y, en segundo lugar, nos aporta claves para valorar la peculiar naturaleza estética y espiritual del pueblo japonés. Topografía (con la omnipresencia del mar y la montaña), clima-naturaleza, ecosistema e insularidad son los cuatro ángulos del escenario donde se representa el teatro llamado «historia de Japón». La insularidad, por ejemplo, ha facilitado la existencia de un patrón histórico en este pueblo: un alternativo abrirse y cerrarse al mundo, un esconderse y mostrarse al público de este imaginario teatro. Una dualidad entre el cambio y la tradición.

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PRÓLOGO

La historia de Japón, la antigua tierra de Wa, nace arropada y nutrida por mitos y leyendas como suele ocurrir con tantos pueblos. El primer artículo del volumen I, por lo tanto, no podía tratar más que del mito. Este término, lejos de comportar la carga semántica de lo ficticio que arrastra en lenguas occidentales, en japonés retiene su connotación religiosa: shinwa significa literalmente «relato de dioses, relato sagrado». Si bien es cierto que, en nombre de un mito muy moderno llamado «verdad histórica», los relatos japoneses sobre dioses fueron manipulados hábilmente para dar legitimidad política al clan gobernante de turno. Esto sucedió en el Kojiki o Crónicas de antiguos hechos, la fuente más antigua de la mitología nipona. Asentada en el puente nebuloso que separa el mito de la historia, sus páginas narran las tradiciones nacionales desde sus orígenes, concretamente, desde el nacimiento del mundo conforme teorías de inspiración china hasta comienzos del siglo vii.

Japón, el archipiélago de la cultura

El lector atento podrá distinguir el desarrollo de este patrón en las páginas comprimidas de los «Diez mil años de historia» en el análisis de un icono cultural ya extinto como el del samurái y, con mayor pormenor, en «Apertura y aislamiento», con énfasis en el acercamiento de los misioneros portugueses y españoles al Japón de la segunda mitad del siglo xvi.

El artículo «La Embajada Keicho», de un autor de lujo, describe la fundación de la primera embajada japonesa a América y España. Lo protagoniza entre 1613 y 1620 Hasekura Rokuemon Tsunenaga. Cuando regresó a su patria después de tan largo periplo, se encontró con un país sumido en la política de aislamiento nacional. De hecho, la siguiente embajada oficial japonesa a Europa no se inauguró hasta 1862.

TIERRA DE WA, UN INTENTO DE APROXIMACIÓN

Los últimos tres artículos del volumen I abordan el Japón de nuestros días. Del desastre de las bombas atómicas en 1945 y sus efectos, pasando por una visión del Japón contemporáneo hasta detener la mirada en el futuro del país y en los desafíos que lo esperan, con sus riesgos y esperanzas.

El volumen II está dedicado al pensamiento y, en la mayoría de sus artículos, a la religión o, más bien, al sentimiento religioso de los japoneses. Hay que matizar el concepto de religión japonesa. «Religión» se dice en japonés con la palabra shukyo (escrito 宗教) cuya segunda mitad —kyo— se escribe por medio de un sinograma con un componente semántico fundamental: «enseñanza», «doctrina». No hay implícito, por lo tanto, en el término japonés de «religión» la idea de re-ligarse, de re-asociarse a un credo absoluto; tampoco la de la fe en un ente superior, ni el compromiso espiritual con divinidades trascendentes. ¿Se puede decir, entonces, que el pueblo nipón no es religioso? Toshimaru Ama, experto en temas religiosos, publicó en 1996 el libro titulado «¿Por qué los japoneses son irreligiosos?»

(Nihonjin wa naze mushukyo na no ka) que gozó de gran resonancia, siendo traducido al inglés y vendiendo más de cien mil ejemplares. Según él, la razón de la irreligiosidad del pueblo japonés se debe a que ni profesan una religión revelada, ni creen en un dios absoluto. Esto no obsta, sin embargo, a la práctica extendida, tanto en zonas rurales como urbanas, de numerosas observancias religiosas. Hoy día acontecimientos familiares como el nacer, cumplir determinado número de años, morir, y actos públicos y privados (inauguración de casas y hasta de vehículos), peticiones de favores, uso de amuletos, festivales locales en santuarios y calles, visitas a templos, etc., no excluyen para muchos de los miembros de la sociedad japonesa una actitud íntima y sincera de compromiso espiritual. ¿Será que en Japón la religión se ha hecho cultura? ¿O que en la religión no se cree, sino que la religión se hace?

Por otro lado, el sentimiento que los japoneses denominan «corazón de la espiritualidad» (shukyoshin) no está vinculado a una creencia específica, sino que se adhiere resueltamente a diferentes religiones al mismo tiempo. Nacen y se casan en el seno del sintoísmo, la religión aborigen, y mueren confortados por ceremonias budistas. El hecho de que una persona profese al mismo tiempo diferentes religiones —sintoísmo, budismo u otras— y que en un templo budista se veneren divinidades sintoístas distingue el ejercicio religioso japonés. Si en la historia japonesa destaca la dualidad entre leyes del cambio y de la tradición, entre abrirse y replegarse, en la religión la dualidad se presenta entre una sensibilidad de muy tenue estructura ideológica identificada con el llamado sintoísmo —sobre el que tratan los dos primeros artículos— y entre, principalmente, dos sistemas ideológicamente mejor trabados que, a guisa de religión el uno —el budismo (artículo tercero)—, o de ética sociopolítica el otro —el confucianismo (artículo cuarto)—, fueron importados desde el continente asiático en los primeros siglos del milenio histórico. ¡Qué acertada decisión iniciar («Naturaleza y kami») y acabar («La naturaleza en el pensamiento japonés») esta parte sobre la andadura por la espiritualidad y el pensamiento japonés con el tratamiento específico de la naturaleza! Porque la naturaleza, no como objeto de veneración sino como íntima conciencia de que el ser humano es parte integral de la misma, es una suerte de mágica sustancia que borra las diferencias que pudiera haber entre religiosidad e irreligiosidad de los japoneses y, además, es la llave maestra que abre la cámara secreta del corazón japonés.

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Preludio

En «Filosofía y pensamiento contemporáneo», la autora aborda con profundidad ambos temas y, de paso, rompe el mito de que el pueblo japonés de nuestros días no es proclive a la especulación filosófica. Aun así, esta nación, tal vez en justa correspondencia por la capital importancia que las artes visuales y la literatura han desempeñado en su historia cultural, no se ha distinguido por grandes creaciones intelectuales, sino que ha expresado ideas y pensamientos en la emoción creativa de la obra literaria o artística. «La cultura japonesa es una cultura de emoción», afirmó el filósofo moderno Kitaro Nishida, no de intelecto como podrá serlo la europea derivada de la herencia griega. ¿Será por la trascendencia que el concepto-vivencia de la naturaleza ha ejercido en la sensibilidad japonesa? La respuesta, en el último artículo de esta parte.

Pero antes, una incursión en el terreno misterioso del ki, la energía de lo corpóreo, una noción fundamental para comprender la mentalidad japonesa. El qi de los chinos, el kundalini o prana de los hindúes, las «vibraciones» de los hippies, este aliento comunicativo es responsable de la fuerza individual de una obra artística, de la sutileza del movimiento de un actor de noh, de la elegancia y vigor del trazo del calígrafo, del éxito o fracaso de la comunicación humana. Las varias definiciones y usos lingüísticos de este concepto capital nos los explica con solvencia la autora japonesa del artículo.

Hoy, inmersos en el siglo xxi, la lid persiste. Las estadísticas de los últimos años de este siglo —ver al respecto el libro Una introducción a la sociedad japonesa de Yoshio Sugimoto (Barcelona, Bellaterra Ed.) publicado en Japón en 2014 y en español dos años después— apuntan a previsiones de que la batalla continúa, encarnizándose en áreas especialmente acuciantes: envejecimiento de la población y resultante descenso demográfico, visibilidad de la mujer, despoblación rural, inmigración, fractura social, incomunicación, educación, ecosistema.

De estos temas tratan los artículos del bloque «Sociedad». En el primero se ofrece más de media docena de instantáneas o vistas históricas de la sociedad japonesa, entre ellas, la correspondiente a la era pos-Fukushima iniciada en el aciago año de 2011. A continuación se diseccionan los valores sociales y el código de comunicación de los japoneses, gestos y saludos incluidos. La noción de familia (¡en sentido japonés!) se analiza en el segundo artículo. Y el papel tan lenta como felizmente cada vez más relevante de la mujer en la sociedad actual es estudiado en el tercero. La educación, la palestra en donde se libra la batalla comentada anteriormente, y la empresa japonesa, cuyo mecanismo arroja mucha luz sobre la mentalidad y valores nipones, son sendos temas de los siguientes dos artículos. ¿Cuáles son las previsiones para el futuro inmediato de la sociedad japonesa?, ¿qué perspectivas ofrecen la demografía decreciente y la multiculturalidad a un país como Japón?, ¿podrá la avanzada robotización del «ciberjapón» paliar satisfactoriamente las necesidades emocionales de una población cada vez más envejecida?, ¿cómo afectará el desarrollo tecnológico a la sociedad nipona

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PRÓLOGO

La sociedad es el objeto de estudio del volumen III. La sociedad de hoy, la protagonista de una pugna que dura ciento cincuenta años, entre seguridad y riesgo. La seguridad de la tradición y conformidad con los valores sociales; el riesgo de ejercer la libertad e independencia individual dentro del corsé del grupo. Yukichi Fukuzawa (1835-1901), uno de los japoneses más clarividentes de su tiempo, tuvo que inventarse en 1876 una palabra japonesa para que sus compatriotas entendieran lo que era independencia personal: dokuritsu. Y, para que aceptaran la novísima noción, fue más lejos cuando relacionó su adquisición con patriotismo: «Las personas sin espíritu de independencia personal carecen de preocupación sincera por su país». Con estupefacción para la mayoría de los japoneses, a regañadientes para muchos y con graves convulsiones espirituales para no pocos —así lo retrata la mejor literatura de la Era Meiji (1868-1912)—, no quedaba, pues, más remedio que ponerse al día y asumir el nuevo valor social. Y es que modernizarse (léase, occidentalizarse) era ejercer dicha independencia, oprimida, eso sí, por viejas lealtades y obligaciones sociales de cuño confuciano. En este sentido es en el que hablamos de combate entre conciencia individual y sentido de pertenencia al grupo como situación característica de la sociedad japonesa escrutada con ojos occidentales.

Japón, el archipiélago de la cultura

de las próximas décadas?, ¿en qué áreas específicas se localizan en Japón los retos de la conservación del ecosistema y del medioambiente que afronta el planeta? Las respuestas, en los últimos cinco artículos del volumen: otras tantas miradas al futuro.

Historia, religión y sociedad. Tres frondosas ramas de un mismo tronco llamado el milenario Wa o el juvenil Japón, en lo alto de las cuales brillan maravillosas flores —la cultura, el arte, la literatura (segunda parte)— y de las que cuelgan sabrosos frutos —los viajes, el descubrimiento (la tercera)—.

Todo ello al alcance del lector que mire hacia arriba.

TIERRA DE WA, UN INTENTO DE APROXIMACIÓN

D. Carlos Rubio

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Preludio

PRÓLOGO

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Japón, el archipiélago de la cultura

TIERRA DE WA, UN INTENTO DE APROXIMACIÓN

HISTORIA, LA SINGULARIDAD

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Preludio

Japón y el aprendizaje Demanda del mercado de trabajo. Pikachu debería entrar en la docencia. Enseñar internacionalización a través de los prismas japoneses. Enseñanza transnacional e interdisciplinaria para ahorrar dinero. Representación reduccionista puede ser peor que nada. Enseñar sobre Japón acarrea «competencia global», esto es, una Práctica de Alto Impacto (High Impact Practice, HIP). Japón añade sentido a las tendencias relevantes en el resto del mundo. La historia de Japón ya era transnacional antes de que se pusiera de moda. En la universidad hay desprecio a generalistas. Los viejos estudios de Japón son como los hikikomori: necesitan ser traídos de nuevo al mundo y hacer descifrable lo que quieren expresar. Profundidad vs. amplitud. ¿Somos japonólogos o asianistas? El mercado péndula hacia lo transregional. Evitar los esencialismos. Preocuparse por enseñar bien. Ahora, mejor un curso de cultura «pop» japonesa. Los fondos ajenos son mayores para cursos sobre «Japón sostenible».

La imagen puede ser estática para muchos, pero las representaciones de Japón evolucionan. La corte de la delicadeza. Los refinados de Kansai frente a los guerreros de Kanto. El territorio elegido por los dioses. Los infieles seguidores de Taikosama. Los que saben llevar el pincel. El país a preservar para que siga haciendo obras bellas. El cruel imperio asiático. La encarnación de la pureza. El crisantemo y la espada. Más allá del capitalismo. Felicidad de la pobreza noble. El país vulnerable… Las definiciones de Japón han cambiado radicalmente a lo largo de los años, tanto las de los foráneos como los locales, reflejando un país bien definido y bien delimitado, pero en continua evolución. El Japón de ahora no sería entendido ni por los cortesanos de Kioto ni por los guerreros de la Edad Media y solo los comerciantes de la Época Edo podrían entender algo. El cambio radical del lenguaje es un ejemplo claro, tanto por las dificultades del paso del ideograma a la expresión oral como por los diferentes niveles de expresión, la multitud de tratamientos o la homogenización entre las expresiones habladas y escritas a partir del último siglo y medio. Cuando hablan los más mayores, la televisión les subtitula.

Otros países han cambiado de territorio. Han sido invadidos o se han expandido. Las fronteras se han movido y han incorporado gentes diferentes. Otros han incorporado poblaciones emigrantes y en algunos de ellos los foráneos han pasado a dominar. Y, sin embargo, Japón parece que ha cambiado más que ninguno. Más que a través de revoluciones, ha sido en tiempos de paz por medio de la constancia.

Este país en mutación, analizado por gentes con enfoques cambiantes, es el que tratan de explicar estos artículos. Un país que parece eterno pero que siempre está en movimiento.

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HISTORIA, LA SINGULARIDAD

Estas ideas dispersas en torno a lo que significa Japón son tomadas del último debate (virtual) sobre El «renacimiento» de los Estudios de Japón, en el último congreso anual de la Asociación de Estudios Asiáticos (AAS), en 2020. Sigue al que tuvo lugar en el año anterior sobre La muerte de los Estudios de Japón de forma presencial, en Denver, Colorado. Ni ahora se habla de un renacimiento ni hace un año de su muerte, pero estos dos títulos tan opuestos muestran que, ante todo, dominan los replanteamientos sobre lo que es Japón y lo que supone entender el país para entender el resto del mundo.

Japón, el archipiélago de la cultura

TIERRA DE WA, UN INTENTO DE APROXIMACIÓN

Esta enciclopedia es uno de tantos esfuerzos de entender Japón. Yo diría que especialmente loable, por la amplitud y por la calidad, pero también por el disfrute que se quiere transmitir mientras se aprende. Con un total de 55 autores escribiendo sobre las más diversas facetas de Japón en textos que se han gestado años atrás y se han afinado después. Es una obra en que tiene la maduración y la edición como garante de la calidad. Y en la que cada cual aportan su propia perspectiva: el Orientalismo, la Japonología, los Estudios de Japón, los Estudios de Asia o, la más reciente, los Estudios japoneses globales. Con todo este mejunje de perspectivas, Japón, El Archipiélago de la Cultura acaba siendo una obra necesaria pero ideal, sobre todo, para ir leyendo a lo largo del tiempo. Con relax, con disfrute y con ese regusto especial del aprendizaje gozoso. Pasen y lean.

D. Florentino Rodao Autor de La soledad del país vulnerable: Japón desde 1945 (Crítica, 2019)

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Preludio

HISTORIA, LA SINGULARIDAD

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Japón, el archipiélago de la cultura

TIERRA DE WA, UN INTENTO DE APROXIMACIÓN

RELIGIÓN, LA ARMONÍA ESPIRITUAL

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Preludio

Sur d’autres continents, en Chine et au Japon par exemple,… l’idée de nature est inconnue et… le corps humain n’est pas conçu comme signe de l’âme et réplique d’un modèle transcendant — création divine jadis, génotype aujourd’hui…

P. Descola, L’écologie des autres (2011), p. 78.

En la sección de «Religión» del volumen II de la obra que el lector tiene en sus manos, este va a encontrar una guía imprescindible y actualizada a un aspecto enigmático y tremendamente seductor de la cultura japonesa: su mundo religioso. Va a descubrir que lo que llamamos «religión» en Europa no coincide con lo que los japoneses entienden por «religión». Educados en un modelo cultural donde las religiones se sostienen sobre determinados credos que son proposiciones sobre la verdad de lo absoluto, el mundo y el yo, los sistemas religiosos europeos resultan ser excluyentes e incompatibles entre sí.

Pero, ya desde los aventureros de la época moderna –y mucho antes de estos, los misioneros del «siglo ibérico»–, lo primero que descubren los viajeros es que los japoneses hacen convivir simultáneamente varios credos y sistemas de práctica religiosa.

Al contrario de los misioneros de un pasado ya olvidado en Europa, los nuevos viajeros de la modernidad tienen poco interés en confrontar el mundo religioso japonés con el europeo. Llegan ya cautivados por la impronta estética de todo el misterio y la belleza que rodean las expresiones religiosas de Japón: su arquitectura, la simplicidad y enorme poder de sugerencia de los pabellones de culto en los complejos religiosos, la extremada variedad de los estilos, desde los grandes edificios de la suntuosa Kioto y Nikko a la inquietante sencillez de los santuarios de montaña, desde la incomprensible armonía de los jardines para la meditación hasta la enormemente atractiva iconicidad de los torii, las figurillas del zorro inari, los llamativos budas de dimensiones sobrehumanas, etc. Todo ello, emplazado en el misterio más absoluto, el misterio del propio espacio natural donde los templos parece que se hunden y los budas parece que surgen. Y, cómo no, el halo de otro mundo que transmite el aullido salvaje del sho, que parece invocar a un espíritu de la naturaleza, acompañado del sonido sordo de los pequeños tambores, en las procesiones y en los festivales de la aldea. También se sienten invitados a participar en la mística comunal del baile bon odori, en los días señalados.

En estas páginas el lector va a descubrir que una de las grandes dificultades para comprender el ámbito de la religiosidad en Japón es la diferencia abrumadora entre su concepción de la naturaleza y la nuestra. Las religiones semíticas comparten con el budismo indio y las religiones indoeuropeas la percepción de disparidad entre el orden natural y el orden humano. Como nos indica el antropólogo P. Descola en la cita que encabeza esta introducción, la percepción dominante en el área extremo oriental es justamente la opuesta. El universo humano siempre es un reflejo del mundo exterior e

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RELIGIÓN, LA ARMONÍA ESPIRITUAL

Los primeros visitantes, los misioneros, interpretan este dato equivocadamente como muestra de la inmadurez de su vinculación a tal o cual iglesia o secta. Es más, descubren que los creyentes de a pie no pueden dar cuenta de la verdad de su sistema de creencias, y advierten, sagazmente, el carácter práctico y adaptativo de su adscripción religiosa. Todo lo cual les hace confiar en la oportunidad que presenta una religión con una sólida estructura de verdad, como lo es el cristianismo, para ganar adeptos mediante la catequesis y la instrucción. Tan solo los porfiados representantes del mundo clerical budista de la época son capaces de enmarañarse en intrincados debates, más bien trifulcas, con los esforzados misioneros, jesuitas en su mayoría con una sólida formación teológica, llegando a ponerles en situaciones embarazosas a la hora de explicar racionalmente los misterios de la fe cristiana: la Trinidad, la muerte del Mesías, la naturaleza del Mal y, sobre todo, el destino de los difuntos que no han conocido la Revelación.

Japón, el archipiélago de la cultura

TIERRA DE WA, UN INTENTO DE APROXIMACIÓN

igualmente, el mundo, sin distinción entre humano y no-humano, es el único hábitat donde el ser humano se reconoce a sí mismo. Lo cual no debe interpretarse como una postura materialista o de afirmación restrictiva de la corporalidad donde se niegue la transcendencia del alma, ya que se trata de un ecosistema cultural de base animista. El ser humano se concibe en clave de alma-cuerpo, y precisamente el cuerpo no es otra cosa que una manifestación de la dimensión espiritual de un ente individual. El cuerpo no es un simple trozo de arcilla y el espíritu no puede revelarse si no es a través de la corporeidad. Pero, más aún, el espíritu es una dimensión común al ser humano como al resto de entes que habitan el mundo; la diferencia humana está en su medio de expresarse: un cuerpo antropomórfico. Un mismo espíritu puede revelársenos a través del cuerpo de un zorro, de la materialidad de un árbol o una roca, o por medio del trueno y la cosecha. El ser humano comparte su mundo con el resto de manifestaciones espirituales que se hallan en él. Incluso el más allá forma parte de un mismo y único mundo. La relación entre los dos polos, el invisible y el visible, forma parte de la más elaborada filosofía del budismo tibetano, chino, coreano y japonés. En consecuencia, la naturaleza es un todo orgánico, omni-inclusivo, de donde no puede desprenderse o alejarse nada. No hay un exterior, ni trascendente ni enajenante.

Lo mismo sucede a la hora de plantearse la diferencia entre naturaleza y artificio. El género popular del manga y el anime ha dado expresión desde los años noventa del pasado siglo a este tema, que es otro de las grandes ramificaciones de la tradición religiosa en Japón. Si ya hemos visto que el espíritu lo impregna todo en el orden natural, tampoco se ha concebido una dicotomía entre lo dado por el mundo y lo fabricado por el ingenio humano. Igual que los muñecos y utensilios de antaño tienen sus almas respectivas, conocidas como tsukumogami, y cuando dejan de tener vida útil se les ofrece un funeral que acompaña a su incineración, las máquinas del siglo xx y los robots y cíborgs del s. xxi tienen alma. El ámbito de lo no-humano no se limita al reino animal, sino también a la inteligencia artificial.

Los robots son un «otro» que merece nuestra consideración de iguales y nuestro profundo respeto.

Lo que genera más confusión en este terreno se está dando en la denominada deep ecology, en los debates sobre ética y ecología actuales. Mientras nuestros representantes occidentales de una ética ecológica aspiran a identificar un código ético universal de mínimos para que las sociedades humanas se responsabilicen del medio natural, la ausencia de discriminación, en los maestros budistas, entre lo natural y lo artificial lleva el debate a un terreno profundamente frustrante para los primeros.

Malinterpretando a estos últimos como incapaces de aportar una “ética de la responsabilidad”, no advierten la profunda dependencia de sus propios postulados de un humanismo ya pasado de siglo, basado en un planteamiento dicotómico entre naturaleza y ser humano subyacente a la gran catástrofe medioambiental heredada en el siglo xxi.

Todas las percepciones básicas de lo religioso en Japón están presentes en cada una de sus manifestaciones religiosas, formando una especie de suelo común sobre el que las diversas religiones, sectas y escuelas han edificado sus edificios distintivos. Ello nos permite entender cómo es posible que se dé la pluri-religiosidad en el individuo. La respuesta más inmediata sería que las distintas expresiones religiosas están previamente armonizadas en un único modelo o humus cultural. Es lo que ha ocurrido con el cristianismo, que al ser una tipología de religión procedente de una cultura heterogénea e incompatible con este tipo de creencias primarias japonesas, no ha tenido gran éxito entre los japoneses desde su reincorporación en la era Meiji (1868-1912). Y de hecho, el éxito misional en los s. xvi y xvii se debió a que los fieles ganados a la Iglesia malinterpretaron en gran medida los principios catequéticos cristianos, imaginando al Dios cristiano como un kami muy poderoso y a la misión cristiana como una nueva secta del budismo indio. No hay más que echar un vistazo al Génesis de los denominados «cristianos ocultos» de los s. xvii-xix, conocido como Tenchi hajimari no koto, para comprender cómo se incorporó la catequesis cristiana al mundo religioso del shinto y del budismo popular.

1

El lector deberá tener en cuenta que el significado de «secta» no es el mismo en este contexto que en nuestro contexto occidental. La palabra japonesa para denominar a las diferentes ramas de una misma religión es shuha, que equivale a la división, dentro del protestantismo, en «denominaciones» como la secta luterana, pietista, puritana, etc.

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En gran medida, esa arquitectura simbólica del basamento de la historia religiosa de Japón se ha identificado con una de sus religiones, considerada por muchos como la más característica o la única autóctona de este país. Hablamos del shinto o sintoísmo. La realidad que va a descubrir el lector en este volumen es que la imagen del shinto ha sido estereotipada por dos vías: el nacionalismo cultural de Japón y el japonismo de los intérpretes occidentales del s. xix y gran parte del xx. Es verdad que en el shinto popular hallamos marcadamente definidos los parámetros aquí descritos de una religiosidad culturalmente impregnada, como son el animismo, la concepción de la naturaleza, el pragmatismo, la omnipresencia de los kamis. Todo ello ciertamente se da en ese shinto expresado en creencias y tradiciones de gran arraigo popular, pero es que también se da en el budismo popular y en cualquier otra secta religiosa, del tipo que sea, en Japón. Los budas en Japón se asimilaron a los kamis desde el mismo principio y los kamis se beneficiaron del carisma protector y mesiánico de los dioses llegados del continente. No es por tanto cierto que el shinto sea una manifestación privilegiada o exclusiva de este paradigma religioso japonés.

En segundo lugar, para entender al shinto japonés se hace imprescindible comprender su doble vinculación, tanto al mundo de los rituales en honor a espíritus de la naturaleza y de los difuntos –de raigambre popular y que presenta una gran variedad a lo largo de las islas que configuran Japón–, como a la esfera de interacción con Asia Oriental, hundiendo sus raíces en el animismo continental y local, y en tradiciones chinas como el daoísmo. En consecuencia, debemos cuestionar qué quiere decir eso de que esta religión «sea autóctona», si hasta su mismo nombre es un préstamo de China.

El lector también tendrá conocimiento en estas páginas de qué papel ha jugado el confucianismo en la historia cultural de Japón, cuestión de gran calado en el presente, cuando muchos analistas evalúan el éxito o fracaso de la sociedad japonesa en clave de valores confucianos. Ciertamente la cultura confuciana ha impregnado también de manera profunda las instituciones políticas y sociales a lo largo de la historia de Japón. Si el shinto se ha especializado en el mundo del folclore y las costumbres, y el budismo ha aportado una cultura religiosa del más allá, el éxito del confucianismo se debió a que llegó a Japón acompañando a embajadas de Corea y China en la antigüedad. La cultura política de Japón en ese momento carecía de unas instituciones suficientemente desarrolladas para un Estado que aspiraba a convertirse en un imperio. El modelo chino, la formación de las élites y, con posterioridad en la historia, el modelo de educación de la ciudadanía basado en principios que distinguían entre conducta social y privada, han favorecido que el confucianismo no se desarrolle en Japón como una religión independiente, sino más bien como una pédagogie. Durante siglos el gran prestigio de la educación confuciana para las élites y las clases medias altas ha eclipsado el papel educador de los templos y escuelas budistas, y el de los programas del nacionalismo popular del shinto.

Bien es verdad, advertirá el lector, que hoy día se da una tendencia generalizada a sobrevalorar el papel del confucianismo en la gestación del mundo japonés contemporáneo. El Japón contemporáneo

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En la sección del budismo en Japón, el lector tendrá oportunidad de entender por qué el budismo japonés es tan japonés, y no una simple extensión de las escuelas y sectas llegadas del continente. A Japón llegan misiones religiosas y también diplomáticas que contribuyen a que en época temprana esta religión adquiera un gran prestigio, tanto a nivel político como popular. El Estado antiguo, de hecho, la incorpora como religión estatal, y posteriormente sectas llegadas del continente con una fuerte impronta mesiánica explican el porqué esta religión se difunde enormemente a nivel popular e impregna de manera indeleble el imaginario religioso japonés. Habrá épocas de cierto declive, cuando será categorizado como «budismo de funerales» por la extensa dedicación de sus prelados a ritos funerarios. Históricamente habrá monjes japoneses que tomen la iniciativa de viajar a China en busca de la sabiduría y algunos de ellos alcanzarán las máximas cotas de excelencia en la historia de esta religión. Dígase Kukai (774-835), Saigyo (1118-1190), Dogen (1200-1253), Muso Soseki (1275-1351), Ikkyu (1394-1481), Hakuin (1686-1769) o Taneda Santoka (1882-1940), las cuales han llegado a ser figuras de alcance universal.

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no lo explica el shinto y sus creencias ancestrales, ni el budismo y su cultura de la meditación y la quietud, ni tampoco el patriarcalismo confuciano, en aislado. El rasgo más característico de la historia religiosa de Japón sigue siendo, en primer lugar, la hibridación de todas estas religiones y prácticas culturales. Y, en segundo lugar, la «japonización» de todas las corrientes religiosas llegadas desde el continente y las islas del sur.

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El siglo xx en Japón además nos ha deparado una sorpresa en el terreno de la historia del pensamiento, y es que es posible sostener en plena modernidad y contemporaneidad determinadas posturas, de gran coherencia y agudeza intelectual, manteniendo sus raíces en las tradiciones religiosas. El lector va a saber de la denominada «escuela de Kioto», un movimiento intelectual y académico con pensadores universales como Kitaro Nishida (1870-1945) y Hajime Tanabe (1885-1962), que fundan lo que algún estudioso ha calificado como philosophia japonica. El pensamiento de estos grandes autores desembocó en la religiosidad, sin calificativos de religión concreta o escuela en particular. Un pensamiento «religioso» que cautivó a un filósofo europeo de la talla de Martin Heidegger (1889-1976).

Del mismo modo, el s. xx japonés ha dado grandes folcloristas y etnólogos, como lo han sido Kumasugu Minakata (1867-1941) y Shinobu Orikuchi (1887-1953). El primero fue un ciudadano del mundo que desde una óptica global defendió las culturas locales y los hábitats culturales y espirituales de los residentes japoneses en aldeas, montañas y poblados. El segundo desplegó una disciplina etnológica con base en el estudio filológico y una gran imaginación para emprender la tarea de comprender el espíritu de los antiguos japoneses, anteriores a la civilización del Estado.

El estudio de la historia de Japón da un giro de 360 grados con la aparición de Yoshihiko Amino (1928-2004), quien orienta la indagación histórica hacia los grupos de población marginales –los hinin, los akunin, etc.–, sometidos a determinados tabúes religiosos, demostrando desde otra óptica hasta qué punto el sentido religioso, más allá de las denominaciones, ha impregnado el desarrollo histórico en Japón.

Y hasta la psiquiatría japonesa echa raíces en el humus cultural religioso. El prestigioso psiquiatra Hayao Kawai (1928-2007) nos ha legado un estudio sobre el monje budista Myoe, sobre el significado de los mitos japoneses, y sobre el budismo como base de la psicoterapia. Finalmente, el filósofo y antropólogo Shinichi Nakazawa (1950-) ha dedicado más de veinte años a descubrir la «mente salvaje» en la cultura religiosa de Japón.

En definitiva, si entendemos la «espiritualidad» como la marca distintiva de la religión a nivel global, el capítulo que la trata en este volumen nos va a hacer descubrir, una vez más, que en la historia de las religiones japonesas es la corporalidad y la energía psicofísica del ki la que nos permite acceder a ella y vivirla. En ningún caso se trata de transcender nuestros cuerpos, sino por el contrario, vivificarlos y animarlos con la energía del espíritu. Uno de los rituales más antiguos de Japón se llama tamafuri, y consiste en un rito de reanimación del alma en el cuerpo. Se le practicaba a los emperadores cada cierto tiempo, para garantizar su vida y su salud corporal. El ciudadano japonés del s. xxi, en el comienzo de cada año nuevo, participa sin advertirlo en costumbres arcaicas de reanimación de la vida, basadas en este mismo principio.

D. Alfonso Falero Universidad de Salamanca

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Representa un gran privilegio redactar estas líneas a modo introducción de la temática «Sociedad: los retos del futuro» dentro de esta ingente obra Japón, el archipiélago de la cultura. Una creación de riqueza extraordinaria y sin precedentes en el estudio profundo y pormenorizado de los muy diversos ángulos culturales de ese país tan fascinante que es Japón. De la misma manera que es un honor haber sido invitados a contribuir con varios trabajos junto a autores de relevante prestigio y expertos de la realidad de ese gran país.

Resulta inevitable remontarse años atrás para comprender mejor esa problemática. El estallido de la burbuja económica, financiera e inmobiliaria a principios de los años 1990 representó, junto a la quiebra de numerosas empresas, algunas de renombre, una sacudida de enormes proporciones que hizo despertar a un pueblo japonés incrédulo, después de décadas de bonanza y éxitos sin parangón. Se había subido tan alto, sin acertar a vislumbrar el límite, que la caída fue más brutal si cabe, debido a los excesos de unos y a la inoperancia de otros. A partir de ese momento, ya nada fue igual. El índice de la bolsa de Tokio nunca ha vuelto a los niveles estratosféricos de finales de 1989 (hoy, veintinueve años más tarde, se mueve en torno a un 40 % por debajo del nivel alcanzado entonces), las instituciones financieras se vieron obligadas a abordar un imprescindible movimiento de fusiones y de racionalización y las tasas de crecimiento en los años subsiguientes oscilaban entre exiguas y discretas o, incluso, en recesión en un entorno deflacionario. Y luego llegó la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008, que también afectó lógicamente a Japón; además de la crisis nuclear, humanitaria y económica derivada del devastador terremoto y tsunami de la región de Tohoku en marzo de 2011.

El sector inmobiliario, por su parte, se va recuperando paulatinamente y, según el Ministerio del Suelo, Infraestructura, Transporte y Turismo de Japón, el precio promedio de suelo a nivel nacional registró en julio de 2018 el primer incremento —0,1 %— en base anual desde 1991.1 Pero esta recuperación no es general. Conviene recordar que el colapso inmobiliario de Japón fue uno de los más grandes en la historia moderna. El suelo de todo el territorio japonés, del tamaño aproximado de California, estaba valorado en 1991 (pico del mercado) en 18 trillones (billones según nuestra denominación) de dólares americanos; casi cuatro veces el valor de todas las propiedades en Esta-

1

Maeno, Masaya, «Land prices in Japan log first rise in 27 years on foreign investment. Tokyo’s financial district lures Asian investors hunting for big returns», Nikkei Asian Review, 4 de octubre de 2018.

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En «Sociedad: los retos del futuro», se han analizado los asuntos más candentes que hoy preocupan a los japoneses, ya sean estos políticos y funcionarios, empresarios o población en general: la educación, el rol de la mujer, la familia y el hogar, la inmigración, la empresa, la administración pública, la cibernética y la tecnología, sin olvidar la ecología y el medioambiente. No en vano, la sociedad japonesa se encuentra en un proceso de identificación de las claves que les permitan abordar el futuro —un futuro muy incierto, como veremos— con esperanza, en medio de unos retos nada fáciles. Y con la constatación de que los paradigmas económicos y sociales a los que muchos estaban habituados en la segunda mitad del siglo xx ya no son válidos. En este siglo, el exponencial de transformación del presente hace que los hechos estén cambiando en el intervalo de redacción de estos trabajos y, aunque algunas cifras varíen, la diagnosis de fondo y el incierto devenir siguen siendo válidos. En una sociedad repleta de paradojas y contradicciones, se observa, por un lado, la frenética actividad constructora en Tokio, donde barrios enteros han cambiado por completo su fisonomía en los últimos quince años, con edificios imponentes de alta tecnología; mientras que, por otro, muchas de las características de su cultura permanecen inalterables y, de ahí, la dificultad de abordar cambios drásticos y rápidos en ciertas materias por la resistencia en algunos sectores.Y, sin embargo, Japón debe enfrentarse a esos cambios, ya que el tiempo apremia.Y la sociedad es consciente de ello.

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dos Unidos por entonces. Ese valor se había reducido a la mitad en 2005.2 En 2018, determinadas zonas de negocios y financieras de Tokio, y en menor medida en alguna otra ciudad como Osaka, ya cotizan a niveles precrisis o incluso por encima, debido a los fuertes flujos procedentes de inversores extranjeros, especialmente chinos. Así, se puede observar la proliferación de enormes edificios de apartamentos y de oficinas de nueva construcción en la almendra central de Tokio y en zonas de la bahía. Sin duda, la proximidad de los Juegos Olímpicos de 2020 tiene mucho que ver en estos movimientos, lo que ha suscitado cierta alarma porque se produzca un sobrecalentamiento. De hecho, el espacio de suelo más costoso de Japón continúa situándose en el lujoso barrio comercial de Ginza durante los últimos treinta y tres años, habiendo alcanzado en julio de 2018 el valor de 44,3 millones de yenes (unos 367 000€) por m2 superando en un 20 % el nivel alcanzado en 1992.3 El notable incremento de turistas extranjeros a Japón en los últimos años, por otro lado, ha propulsado por ejemplo la construcción de vivienda residencial y hoteles en complejos para el esquí en la isla septentrional de Hokkaido, con aportación de inversión australiana. Otras regiones de Japón, sin embargo, continúan deprimidas, con el consiguiente aumento de la brecha en precios.

Desde que el primer ministro Shinzo Abe llegara al poder a finales de 2012 (antes había ejercido como tal entre 2006 y 2007 por menos de un año), puso en práctica una política ambiciosa para revivir la economía japonesa después de dos décadas de deflación, al tiempo que manteniendo una necesaria disciplina fiscal. Esta política fue calificada por los medios como Abenomics y uno de sus pilares, el correspondiente a las reformas estructurales, en que se preconizaba un decidido mayor protagonismo de la mujer en la sociedad, se calificó por la prensa como Womenomics. Desde entonces, este programa ha ido evolucionando hacia un plan mucho más amplio para el cambio socioeconómico en pos del crecimiento, con el objetivo de abordar los enormes retos que el país tiene planteados.4 En estos seis años se ha logrado un crecimiento económico moderado pero sostenido, apuntando a un periodo de recuperación que sería el segundo más prolongado desde la segunda guerra mundial. Los beneficios empresariales están alcanzando niveles récord y la inversión privada no residencial se ha expandido, con el empleo y las rentas experimentando una significativa mejoría.

La creación de puestos de trabajo en relación a las solicitudes se ha situado en el punto más alto en cuarenta y cuatro años, con la tasa de desempleo más baja en los últimos veinticinco —2,4 %— y con una fuerza laboral ocupada que se ha incrementado en 2,5 millones de personas, de los que 2 millones son mujeres, en los últimos cinco años (y esto en un entorno de descenso de la población). Cada vez es más apreciable, por otro lado, la dificultad que tienen los negocios para encontrar personal —algo que no se veía desde la época de la burbuja.5 De hecho, resulta curioso observar cómo han proliferado, en Tokio especialmente, multitud de cafeterías modernas en régimen de autoservicio y con muy pocos empleados; uno puede pensar, con nuestra mentalidad occidental, que eso se debe al propósito del dueño del local en maximizar beneficios con el mínimo coste de personal posible. La realidad, sin embargo, es que hay una gran escasez de mano de obra, especialmente en la pequeña y mediana empresa. En este contexto laboral, la apertura hacia la incorporación de trabajadores extranjeros de una manera decidida, algo que hasta hace poco tiempo era casi tabú, se presenta como una alternativa complicada pero seguramente inevitable. A principios de diciembre de 2018, el Parlamento aprobó nuevo sistema de visados, que entró en vigor el 1 de abril de 2019. Bajo este esquema se permitirá a los extranjeros el trabajo en aquellos sectores con más acuciantes necesidades de mano de obra sin que ello implique una completa apertura a la inmigración. Asimismo, se contempla la concesión de visados a extranjeros con experiencia en un 2

4

Facklerdec, Martin, «Take It From Japan: Bubbles Hurt», The New York Times, 25 de diciembre de 2005.

«ABENOMICS For future growth, for future generations, and for a future Japan», The Government of Japan, septiembre de 2018, https://www.japan.go.jp/abenomics/_userdata/abenomics/pdf/1809_ abenomics.pdf

3

Maeno, Masaya, «Land prices in Japan log first rise in 27 years on foreign investment. Tokyo’s financial district lures Asian investors hunting for big returns», cit.

5

«Basic Policy on Economic and Fiscal Management and Reform», Cabinet Decision, Cabinet of Japan, 15 de junio de 2018.

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determinado campo o profesionales de alto nivel que deseen trabajar en el país, si bien en ambos casos con un buen conocimiento del japonés. Se estima que durante el primer año de entrada en vigor de esa legislación se admitiría a unos cuarenta mil trabajadores, aumentando a 250 000 en cinco años (como referencia, en octubre de 2017 la cifra de trabajadores extranjeros era de unos 1,28 millones). Queda por ver si estas medidas se convierten en un mero parche para solucionar una situación coyuntural o, si por el contrario, se trata de una política seria de largo plazo como demandan los expertos. Y, lo que es muy relevante, cómo va a afectar la entrada de nuevos trabajadores extranjeros a los programas de la seguridad social, garantizándose que realmente contribuyen con sus impuestos al sostenimiento de los esquemas de bienestar social. Y, finalmente, el espinoso aspecto de la adaptación a la cultura de Japón como país anfitrión, que requerirá programas específicos de educación, amén del aprendizaje de la lengua.6

Nos referíamos antes a la baja natalidad y al envejecimiento progresivo de la población japonesa.

En esa problemática tiene mucho que ver la propensión de la juventud a extender su soltería. Si en los años posteriores a la II Guerra Mundial tan solo el 1 % de la población se mantenía soltera y en 1970 únicamente el 1,7 % de hombres y el 3,3 % de mujeres que habían alcanzado la edad de cincuenta años permanecían solteros, a partir de los años noventa la tendencia comenzó a ser mucho más pronunciada. Así, en el último censo que se celebró en 2015, la proporción de solteros que a los cincuenta años no habían contraído matrimonio era del 23,37 % para hombres y del 14,06 % para mujeres, es decir, casi uno de cada cuatro hombres y una de cada siete mujeres. Por otro lado, el esquema de parejas de hecho, como vía teórica para aumentar la natalidad, tampoco se está mostrando como alternativa en la práctica, en la medida en que el tener hijos fuera del matrimonio tradicional es aún poco aceptado en Japón. Las razones que se esgrimen para ese poco «entusiasmo» en formar una familia son las escasas oportunidades para conocer a otras personas y la enorme dificultad de abordar la «inversión» que ello supone, a la luz de un empleo poco estable donde casi el 6

7

Suzuki, Noriyuki, «Japan’s proposed new visa system to woo foreign workers a major shift, yet challenges abound», Kyodo, 3 de noviembre de 2018; Íd., «Japan expects acceptance of 40,000 foreign workers in first year of proposed new visas rules», JIJI, 4 de noviembre de 2018.

«Economic and Fiscal Projections for Medium to Long Term Analysis», Cabinet Decision, Cabinet of Japan, 9 de julio de 2018; «Basic Policy on Economic and Fiscal Management and Reform», Cabinet Decision, Cabinet of Japan, 15 de junio de 2018.

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A medio y largo plazo, Japón se enfrenta a varios problemas de gran magnitud; entre otros, el descenso de la natalidad y una población envejecida por la esperanza de vida más alta en el mundo, lo que puede dificultar la revitalización económica y la consolidación fiscal. Se estima que los mayores de cincuenta años superarán el 50 % de la población total en 2024 por primera vez en la historia y que el segmento de los mayores de setenta y cinco años representará el 20 % de la población en torno a 2030. Bajo estas condiciones, incluso si más personas de mayor edad y más mujeres se incorporan al mercado laboral, es muy probable que el número total de trabajadores se vaya reduciendo antes de 2030. Por otro lado, si el crecimiento económico se frena el ansiado objetivo de reducir tanto el déficit presupuestario —en la actualidad en el 2,9 % del PIB, con la intención de entrar en superávit en 2027— como la cuantiosa deuda acumulada —actualmente, en torno al 189 % del PIB— puede verse en grave peligro. La población japonesa se pregunta cómo va a ser posible soportar el sistema de la seguridad social con gastos médicos y de cuidado de los mayores en progresivo aumento. De ahí el énfasis del Gobierno japonés en incentivar el crecimiento —de modo se sitúe al menos en el 2% de manera sostenida en los próximos años—, mejorando el lado de la oferta con incrementos de la productividad mediante un más elevado grado de innovación, al tiempo que se potencia la cantidad y calidad de recursos humanos para resolver la escasez de mano de obra. Se pretende distribuir los frutos del crecimiento desde las zonas urbanas a las rurales y de las grandes empresas a las pequeñas y medianas, involucrando dinámicamente tanto a los jóvenes como a los mayores, hombres y mujeres, discapacitados y enfermos, o a los que experimentaron el fracaso en el pasado, en esa sociedad del futuro.7

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40 % de los trabajadores lo son en régimen temporal (salvo en la gran empresa, y cada vez con más limitaciones: el conocido empleo de por vida de Japón ya es historia). De ahí, el énfasis del Gobierno en desarrollar políticas tendentes a la estabilización del empleo con una mayor seguridad y a la creación de un ambiente en que hombres y mujeres puedan trabajar al tiempo que educan a sus hijos.8 Cuando el 7 de septiembre de 2013 se anunció en Buenos Aires que la candidatura de Tokio había sido la elegida para acoger los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de 2020, la maquinaria política y burocrática de Japón se puso a trabajar denodadamente para el éxito de ese acontecimiento.

Tanto en las presentaciones como, posteriormente, en el desarrollo del proyecto realizado durante todos estos años destaca sobremanera la figura del primer ministro Abe, de sesenta y cuatro años, reelegido el pasado septiembre de 2018 como presidente del LDP (Partido Liberal Demócrata) por un periodo adicional de tres años (lo que hará un total de nueve años), con una sólida mayoría, lo que le sitúa en inmejorables condiciones para seguir siendo primer ministro hasta las elecciones de 2021. De hecho, si en noviembre del próximo año continúa siendo primer ministro se convertiría en el líder político que más tiempo ha ejercido como primer ministro de Japón en un siglo.9 A raíz de la designación de Tokio, se instrumentó la Japan Vision 2020 en enero de 2014 como motor propulsor de energía a todo el país en muy diversos ámbitos: la economía, la cultura, los deportes, la educación, la tecnología, etc. Bajo el lema: «Siente la inspiración olímpica. Yo estoy cambiando.

La sociedad está cambiando» se creó un amplio movimiento para transformar el futuro de Japón en lugar de enfocarse exclusivamente en el éxito de los Juegos y los consiguientes efectos económicos.

Se trataba de inspirar el rejuvenecimiento de la sociedad japonesa y sus gentes, por medio no solo del trabajo duro sino también de la creatividad para desembocar en una sociedad de valor innovador a todos los niveles. Así, por ejemplo, se enfatizaba la necesidad del estudio en el extranjero para los alumnos de secundaria y la internacionalización en los estudios universitarios, tratando de reconducir el descenso de estudiantes japoneses en otros países (mientras que en 1997 el número de estudiantes en Estados Unidos era de unos cuarenta y siete mil, en 2012 no llegaban a veinte mil).

Asimismo, y según esta visión, la comunidad científica en Japón se internacionalizará al amparo de los Juegos Olímpicos, convirtiéndose Japón en un lugar más atractivo que nunca para personas de alto calibre que deseen llevar a cabo investigación. Para ello, se ha puesto en marcha la concesión de becas posdoctorales de uno o dos años para jóvenes investigadores que deseen llevar a cabo investigación conjunta bajo la orientación de sus anfitriones investigadores japoneses. En este programa participan activamente diversas agencias e instituciones de Japón relacionadas con la investigación.10 La gobernadora de Tokio y ex ministra de Defensa, Yuriko Koike, exponía en noviembre de 2017 ante miembros de las cámaras de Comercio europeas en Japón algunas de las iniciativas11 de su Gobierno para la evolución de Tokio hacia una ciudad más sostenible, creando un «nuevo Tokio» que sea tres ciudades en una, a saber: (1) una ciudad segura donde la población pueda sentirse más tranquila, eliminando los postes eléctricos elevados que existen en la actualidad, de modo se fortalezca la preparación ante desastres; (2) una ciudad diversa donde todos puedan participar activamente con iniciativas —como la de que las mujeres ocupen el 40 % del empleo en su gobierno y en la asamblea parlamentaria y un 20 % de los puestos ejecutivos, superado el nivel de otras organizaciones en Japón—, o como el llamado APT Women (Acceleration Program in Tokyo for Women), programa que pretende apoyar y realzar el talento de las mujeres empresarias; (3) una ciudad inteligente abierta al mundo, líder en los campos del medio ambiente, las finanzas internacionales y los nego-

8

10

«1 in 4 men, 1 in 7 women in Japan still unmarried at age 50: report», Kyodo, 5 de abril de 2017.

«Special Feature 1: 2020: Toward a New Growth», Ministry of Education, Culture, Sports, Science and Technology Japan.

9

11

Reynolds, Isabel y Nobuhiro, Emi, «Abe Set to Become Japan’s Longest-Serving Premier After Victory», Bloomberg, 20 de septiembre de 2018.

«Tokyo Governor Yuriko Koike shares her vision of 2020 and beyond with the members of European Chambers in Japan», CCI FRANCE JAPON, Evénements, A la Une, 28 de noviembre de 2017.

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cios, abriendo oficinas denominadas Access to Tokyo («Acceso a Tokio») en Londres, París y San Francisco y mejorando las condiciones de vida en Tokio de los empleados de empresas extranjeras y sus familias, anunciándose la emisión de 20 000 millones de yenes (unos ciento setenta millones de euros) en deuda llamada Tokyo Green Bonds o bonos verdes para uso en desarrollo de energía urbana inteligente y otros proyectos de medio ambiente. En suma, los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio representan una oportunidad única de mostrar al mundo un modelo de sociedad sostenible. A ese fin, se ha puesto en marcha la recogida de móviles y pequeños objetos electrónicos usados para convertirlos en las medallas que se repartirán en dichos Juegos (en esas fechas ya se habían recolectado 70 000 objetos). Adicionalmente, se proyecta hacer de Tokio una ciudad libre de emisiones de CO2 durante cuatro días durante la apertura y cierre de dichos eventos, una iniciativa denominada Tokyo Zero Carbon 4 days in 2020.

Las innovaciones de la cuarta revolución industrial14 se concretan en el internet de las cosas (IoT), el ya citado big data, la inteligencia artificial (AI), la robótica y la economía colaborativa en la que se comparten o intercambian bienes y servicios a través de plataformas digitales. La incorporación de estas innovaciones en cada industria y en la vida social permitirá la creación continua de nuevos valores y servicios para que la vida de las personas sea más confortable y sostenible. A medida que la esperanza de vida aumenta y la sociedad es más diversa se quiere incentivar y ayudar a que las personas permanezcan productivas más tiempo, aprendan nuevas habilidades y reinviertan ese conocimiento en su trabajo. A esos efectos se proyecta la creación del llamado Council for Designing 100-Year Life Society o «Consejo para el Diseño de una Sociedad de Personas Centenarias», así como medidas para incrementar la participación de la mujer y de personas de edad en el trabajo, y la incorporación de talento foráneo. Se pretende que Japón tome el liderazgo en esta materia por delante del resto del mundo.

Entre los segmentos contemplados en esta Sociedad 5.0 destacan la atención sanitaria, la movilidad, las infraestructuras, la tecnología financiera, la descarbonización, la agricultura y la educación. Por lo 12

13

«ABENOMICS For future growth, for future generations, and for a future Japan», cit.; «JAPAN: Realizing Society 5.0», The Government of Japan, septiembre 2018, https://www.japan.go.jp/abenomics/_userdata/abenomics/pdf/society_5.0.pdf

Ibidem.

14

Ibidem; «New Industrial Structure», METI (Ministry of Economy, Trade and Industry) Japan.

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Mes tras mes aparecen nuevas ideas programáticas bajo el paraguas de Abenomics12 reiterando que el cambio demográfico de Japón, con una sociedad de edad avanzada y una menor población, constituye el mayor reto social que, por otro lado, va a ir afectando a más países desarrollados. El Gobierno japonés traslada a la sociedad en un alarde de positividad que esta problemática estructural es una oportunidad, comprometiéndose a erigir a Japón en pionero para el establecimiento de un nuevo modelo social. Por tanto, sus objetivos básicos son, por un lado, el conseguir, como apuntado más arriba, un crecimiento sostenido de su economía y, por otro, lanzar recientemente la llamada «Sociedad 5.0».13 Esta Sociedad 5.0—también calificada como «sociedad inteligente»— representa la visión de Japón hacia el paso siguiente en la evolución humana, utilizando el ingente volumen de datos reales del país—lo que se denomina el big data—junto a tecnologías industriales de vanguardia con el objetivo de solucionar los problemas sociales como el descenso de la natalidad, envejecimiento de la población, el medio ambiente y la energía. Tras las etapas sociales en la historia de caza, agricultura, industria e información, la evolución se orienta hacia la cuarta revolución industrial extrayendo el máximo potencial a ese volumen de datos y a las nuevas tecnologías. Se piensa que Japón tiene ventajas comparativas para hacer que esta Sociedad 5.0 sea una realidad.

Así, el sistema de salud y la base industrial manufacturera proporcionan un entorno rico en datos reales y utilizables en los mercados y la industria; asimismo, la tecnología punta cultivada desde el llamado monozukuri (excelencia japonesa en la fabricación de cada producto) y años de investigación propiciarán la creación de productos por medio de tecnologías de la información que puedan ser diseminados en la sociedad.

Japón, el archipiélago de la cultura

TIERRA DE WA, UN INTENTO DE APROXIMACIÓN

que a la atención sanitaria se refiere, se proyecta utilizar el big data para integrar y archivar los historiales médicos (dispersos en varios hospitales) de los pacientes ofreciendo un cuidado médico personalizado que combine el cuidado remoto con los exámenes presenciales. De esta manera, se minimizará la necesidad de acudir al hospital con frecuencia. El impulso de la inteligencia artificial y de los robots, en las instalaciones de los centros de cuidados a mayores, mejorará la calidad de vida de estas personas al tiempo que reducirá la carga de trabajo en los cuidadores.15 Japón es un país muy montañoso por lo que la movilidad es un reto. Esto se aplica también a regiones poco pobladas donde las personas encuentran muchas dificultades para ir de compras o visitar hospitales. Así, se planea introducir a partir de 2020 servicios: de entrega por dron, empezando con aquellas regiones más montañosas para progresivamente incluir a zonas urbanas; de transporte sin conductor; de convoyes de camiones autónomos para cargas masivas, con avanzada tecnología y software para el control automático de la distancia entre vehículos en pos de una mayor eficiencia energética y formación aerodinámica en autopistas.16 En octubre de 2018, la empresa japonesa Softbank, gigante de las comunicaciones e internet, y Toyota, buque insignia corporativo de Japón, anunciaban la creación de una empresa conjunta llamada Monet (abreviatura de Mobility Network) con el propósito de cambiar el mundo del transporte, desarrollando negocios que utilicen vehículos con tecnología sin conductor —lo que permitirá, entre otras posibilidades, la existencia de tiendas de conveniencia móviles o de vehículos de entrega de comidas en los que se prepare el menú en ruta.17 La planificación de las ciudades incluirá opciones de movilidad de modo que las ciudades modelo incluyan conducción autónoma, apoyo en las compras y MaaS o Mobility as a Service («Movilidad como un Servicio») desde el principio. A partir de estos próximos meses, ya se introducirá la divulgación de datos de transporte a través de las aplicaciones para reducir la congestión del tráfico.18 Las infraestructuras de nueva generación, por su parte, incorporarán nuevas tecnologías, como ICT (Information and Communication Technology o «Tecnología de la Información y Comunicación»), y robótica y sensores para la pronta detección de lugares que precisen de reparación, para efectuar las propias reparaciones y para reducir el tiempo de trabajo en la construcción, mejorando sensiblemente la seguridad y productividad.19 En materia de tecnología financiera o Fin Tech, Japón proyecta impulsar que bancos y empresas introduzcan la llamada blockchain technology o «tecnología de cadena de bloques» para una mayor rapidez y seguridad en las transacciones a un menor coste. En la actualidad, una gran proporción de operaciones siguen realizándose en efectivo y los procedimientos bancarios son a menudo complicados. El uso de tecnología de la información en las empresas es aún limitado y la instalación de servicios de pago sin dinero es mejorable. Así, se espera que antes de 2020 más de ochenta bancos introduzcan API (application programming interface) o «interfaz de programación de aplicaciones». En el desarrollo del software, una función facilitada por API no requiere ulteriores programaciones lo que hace que el proceso sea más eficiente. Asimismo, se fija como objetivo que antes de 2027 el 40 % de los pagos sea sin efectivo.20 Por lo que se refiere a las energías limpias, Japón desea promover una «sociedad del hidrógeno» con tecnologías libres de carbón. Antes de 2025 se establecerán más de trescientas estaciones comerciales de hidrógeno y antes de 2030 entre el 50 % y el 70 % de nuevos vehículos utilizarán baterías eléctricas, de combustible u otros motores que no sean de gasolina. Y antes de 2050 se pretende 15

18

Ibidem.

« ABENOMICS For future growth, for future generations, and for a future Japan», The Government of Japan, cit.; «JAPAN 5.0, Realizing Society 5.0», The Government of Japan, cit.

16

Ibidem.

19

17

Pham, Sherisse, «SoftBank and Toyota want driverless cars to change the world», CNN Business, 4 de octubre de 2018.

Ibidem.

20

Ibidem.

112

Preludio

que todos los coches nuevos que se vendan en Japón sean eléctricos o híbridos, reduciéndose las emisiones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en un 90 % por vehículo.21 Si bien en esta visión de la Sociedad 5.0 el Gobierno no hace referencia explícita a la sensible cuestión nuclear, sí se contempla en otros planes específicos como el que daba a conocer el METI (Ministerio de Economía, Comercio e Industria) en julio de 2018. En su denominado Strategic Energy Plan o «Plan Estratégico de la Energía», se proyecta que la energía nuclear represente entre el 20 % y el 22 % en 2030 (en 2010, antes del desastre provocado por el terremoto y tsunami ya comentados, era del 29 %). Esto requerirá que 30 reactores estén operativos, algo de lo que se albergan dudas a día de hoy (cabe recordar que antes de 2011 el número de reactores era de 54). Adicionalmente, las renovables con un 22 %-24 %, el carbón con un 26 % y el gas con un 27 % constituyen el grueso del llamado 2030 Energy Mix o «mix de fuentes de energía para 2030». En ese contexto programático de la política energética, se hace constantemente referencia al enfoque 3E+S enfatizando la seguridad energética en términos de garantizar un suministro, la eficiencia económica y la protección del medio ambiente sin comprometer la seguridad. Si el efímero primer ministro Noda anunciaba en 2012 que trataría de eliminar toda la energía nuclear antes de 2040, su sucesor Abe se ha venido expresando en el sentido de que Japón no puede sobrevivir sin esa energía, aunque el objetivo es reducir la dependencia de la misma.22

En educación, se pretende: poner en práctica una educación gratuita para los más desfavorecidos tanto en el jardín de infancia como en la enseñanza universitaria; incentivar la formación suplementaria de las personas a mitad de carrera y el cambio de trabajos para avanzar en el desarrollo de las habilidades de la persona; introducir la programación como asignatura obligatoria desde la escuela primaria, etc.24 Finalmente, nos gustaría reflejar algunas de las iniciativas que se contemplan en favor de la mujer, tales como el apoyo para retomar estudios o cambiar de empleo tras baja por maternidad; aportar una mayor ayuda a padres solteros, ya sean mujeres u hombres; eliminar toda forma de violencia machista, incluyendo prostitución, acoso, crímenes sexuales y tráfico de personas; facilitar que las mujeres participen en programas formativos de liderazgo impartidos por figuras internacionales y promover que el hombre solicite la baja por paternidad desempeñando un papel más activo en las tareas domésticas.25 Hasta aquí algunas de las ideas y líneas programáticas en que está inmerso Japón. El diagnóstico está elaborado y el diseño de las soluciones está en marcha. El futuro es, sin duda, incierto como, por otro lado, también lo es para otras economías desarrolladas. Sin embargo, si se puede etiquetar de alguna manera a la sociedad japonesa es de ser sufrida y perseverante, habituada a enfrentarse 21

Power Plants», Nippon.com, 19 de julio de 2018.

«Japan aims to have all new passenger cars be electric by 2050: panel report», Kyodo, Reuters, 24 de julio de 2018.

23

22

«Japan’s Energy White Paper 2017», METI (Ministry of Economy, Trade and Industry) Japan; «Strategic Energy Plan» July 2018METI, julio 2018; Suzuki, Tatsujiro, «Six years after Fukushima, much of Japan has lost faith in nuclear power», South China Morning Post, 9 de marzo 2017; Suzuki, Tatsujiro, «Shinzo Abe says Japan ‘cannot do without’ nuclear power, on eve of Fukushima disaster», South China Morning Post, 10 de marzo de 2016; «Japan’s Nuclear

«ABENOMICS For future growth, for future generations, and for a future Japan», The Government of Japan cit.; «JAPAN 5.0, Realizing Society 5.0», Japan Gov., The Government of Japan, cit.

24

Ibidem.

25

Ibidem.

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SOCIEDAD, LOS RETOS DEL FUTURO

Los sectores de la agricultura y la ganadería, así como los de la pesca y el forestal, experimentarán una rotunda modernización mediante la utilización de sensores, análisis de datos e inteligencia artificial que permita a estas industrias desarrollar espacios de mayor escala con menos mano de obra. Asimismo, el futuro apunta hacia la integración en una estructura moderna de la cadena de suministro desde el lugar de producción a la tienda.23

Japón, el archipiélago de la cultura

con entereza a contratiempos de todo tipo, ya sean de la naturaleza o derivados de su propia idiosincrasia. El porvenir se irá desvelando. Los retos son mayúsculos. Pero la esperanza no debe perderse.

Confiamos en que los lectores, ya sean apasionados de Japón o estudiosos, disfruten con lo vertido en estas páginas escritas, como no podía ser menos, con un enorme entusiasmo por transmitir a la vez información y nuestro sentir por esa gran sociedad.

TIERRA DE WA, UN INTENTO DE APROXIMACIÓN

D. Javier Landeras y Dña. Mayuko Ogura

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Preludio

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Preludio

Cultura, bajo el influjo de la estĂŠtica

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BAJO LA INFLUENCIA DE LA ESTÉTICA

Japón, el archipiélago de la cultura

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Preludio

Prólogos

Cada una de las miradas que aquí se ofrecen, siempre distintas y personales aunque sustentadas en el conocimiento y el estudio esmerado, nos aporta aspectos concretos que, juntos todos ellos, conforman a modo de calidoscopio una visión a vuelo de pájaro, a la vez que monumental, de la realidad cultural pasada y presente de Japón. A medida que el lector vaya avanzando en la obra, o bien vaya seleccionando capítulos escogidos, irá deshojando y descubriendo toda una serie de rasgos que trascienden los compartimentos estancos de las especialidades aquí tratadas y que dan coherencia a una cultura llena de contrastes y sutilezas. La dualidad entre tradición y modernidad, entre la nostalgia del pasado y el ansia de progreso, entre simplicidad y sofisticación, entre lo perfecto y la imperfección, conforman un crisol de sensibilidades donde se mezclan teorías estéticas, gustos, creencias, modas y tendencias que confieren al pueblo japonés el aura de haber sabido preservar un espíritu propio, a la vez que haber aprendido a beber de lo foráneo para, en última instancia, enriquecerse cultural y humanamente.

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PRÓLOGO

Cuando a finales del siglo xvi el misionero portugués Luís Fróis se propuso dar a conocer el pueblo japonés entre sus paisanos, lo hizo mediante su Tratado sobre las contradicciones y diferencias de costumbres entre los europeos y japoneses; un estudio, a modo de tratado extravagantemente delicioso, en el que se detallaban las mil y una diferencias anotadas entre los valores y las formas de comportarse en Japón y en la península ibérica. Un tratado sobre la diferencia realizado, eso sí, con respeto.

Algunos siglos más tarde, el colonialismo se ocupó de construir la noción de un Oriente opuesto a Occidente y, en el caso de Japón, a partir de 1854 y durante la Era Meiji, dicha imagen quedó en manos y a merced de las fantasías del japonismo.

En otras palabras, no fue prácticamente hasta el siglo xx cuando los matices de la cultura japonesa empezaron a ser comprendidos y admirados como tales, sin prejuicios y sin más filtros que los que requiere el penetrar en las contradicciones que comporta el estudio de cualquier sociedad. La cultura nos hermana a la vez que nos enriquece en valores, actitudes y prácticas y, ante la alteridad y ante la diferencia, debería ser siempre la mejor aliada para tender puentes. Desde este punto de vista, la vasta cantidad de conceptos, ideas, reflexiones y datos que aporta la segunda parte de la obra Japón, el archipiélago de la cultura, junto con la pluralidad de voces que componen los distintos capítulos y apartados, testimonio extenso y fehaciente de la riqueza cultural nipona, pueden ser valorados como una oportunidad de primer orden para que el lector en lengua española pueda tener una imagen poliédrica de las aportaciones culturales de Japón.

CULTURA, BAJO EL INFLUJO DE LA ESTÉTICA

Japón, el archipiélago de la cultura

Ideas, historias, prácticas y tradiciones, creencias y creaciones componen el eje vertebrador de todos los volúmenes, pensados a modo de espejo de una sociedad al completo. Y es que la cultura japonesa no puede sintetizarse únicamente mediante el ejemplo de las estampas policromas ukiyo-e, la ceremonia de té, el arreglo floral, la ética samurái y el pescado crudo. Lo vemos claramente al observar la cultura clásica japonesa del periodo Heian, de los siglos x y xi, cuando no existía ninguna de estas aportaciones, ni tan siquiera el kabuki, ni la tenpura, ni la geisha ni el kimono y, sin embargo, se forjaron a la sazón algunos de los rasgos de la mirada cultural que marcaría las épocas venideras, desde la experiencia íntima, sensible y conmovedora del mono no aware, hasta el gusto por la penumbra y la comprensión del hombre como parte integrante de una naturaleza efímera, cambiante y encantadora, a la vez que terrible. De este modo, el largo séquito de autores que participan en esta obra desvela desde los orígenes del pueblo japonés, su historia, sus mitos y su singularidad, hasta los rasgos distintivos de su literatura o de la variedad y riqueza de las artes plásticas, para acto seguido profundizar en las artes escénicas y en la expresión artística aplicada a la naturaleza, mediante los jardines, bonsáis e ikebana, la artesanía, la gastronomía y la cultura popular. Asimismo, la aproximación a tradiciones y artes de larga historia como son la cerámica, el urushi, los tejidos, el papel, el arte de la forja, el sumo o las fiestas populares, va acompañada de otras miradas hacia aspectos no menos destacados, que conforman rasgos distintivos del mundo actual, ya sean el diseño, la cultura televisiva, la fotografía, el arte contemporáneo, la música j-pop, los videojuegos, el manga o el ecosistema otaku. Desde los pequeños netsuke a los grandes tambores taiko, pasando por la ceremonia de té y la danza buto, los contenidos de los artículos son una gran puerta abierta para descifrar el mundo japonés. Es en este sentido que, en esta segunda parte, la cultura se convierte en el auténtico eje vertebrador de un camino de aproximación al archipiélago nipón lleno de paisajes, historias y de sorpresas por descubrir.

D. Ricard Bru

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Preludio

CALLE TOKIO BAJO LA LLUVIA DE PRIMAVERA

Aunque este relato breve carezca del desarrollo argumental de La bailarina (1890) de Mori Ogai, la soledad del estudiante en un viaje de formación es compartida por los protagonistas de ambos relatos. La perplejidad y turbación del joven narrador ante la belleza de la joven Kaoru a la que desea, pero con la que apenas mantendrá contacto, recuerda en algunos aspectos a este otro estudiante que conoce a Elise, también bailarina, durante su estancia en Alemania para ampliar los estudios de derecho. Pese a que el relato de Mori Ogai es más complejo ya que el argumento plantea la confrontación cultural entre oriente y occidente, como aquella diferencia que se impone a su vez entre el deber y la pasión, y la necesidad de hacer una elección por dura que sea. Toyotaro Ota regresa a Japón aceptando el destino, consciente de la amarga experiencia de un amor roto y de la pérdida de ilusión. Une no obstante a los narradores la melancolía de la separación y del amor imposible, o aquella que se asocia a una renuncia obligada para alcanzar y poseer la belleza. El relato de Kawabata es uno de los más de 150 cuentos breves que compuso en el transcurso de su vida y que reuniría en Historias en la palma de la mano, de la que sin duda La Bailarina de Ozu es uno de los más representativos. La devoción a la belleza que suele caracterizar a sus protagonistas es inseparable de la tristeza asociada al destino trágico de la existencia, como se hace explícito en Lo bello y lo triste (1965), la última novela de este autor, o en País de nieve (1937), o antes, en Mil grullas (1952) y en La casa de las bellas durmientes (1961), por citar algunas de sus obras. El barco de vapor navegaba por la bahía de Sagami con un mar picado hasta que la lámpara del camarote se apagó y el narrador, recordando la despedida de Kaoru en Shimoda, empezó a notar que su cabeza era sólo una bola de agua que goteaba.

La condición cultural es el doble de la condición humana, su expresión sensible, y su ser esencial reside en el hecho de que esa misma condición es constitutiva de la condición política y social de una comunidad, país o territorio. Definir esta condición y sus aplicaciones resulta siempre insuficiente, debido a la amplitud de manifestaciones asociadas a lo que se entiende por cultura y cultural, sea

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PRÓLOGO

«El barco de vapor abandonó Shimoda. Me apoyé en la barandilla y observé Oshima desde alta mar hasta que el extremo sur de la península de Izu desapareció detrás de mí.Ya parecía que había dejado a la bailarina hacía mucho tiempo (…). Me recosté. Sentía la cabeza vacía y había perdido la noción de tiempo. Las lágrimas cayeron sobre mi bolsa (…). El muchacho recostado a mi lado preguntó: – ¿Ha sufrido alguna muerte en su familia? –No, sólo he dejado a alguien. (…). No me importaba que me hubiera visto llorar». El narrador se encuentra a bordo de un barco para regresar a Tokio después de haber conocido a una joven bailarina a cuyo hechizo no pudo resistirse y que aún le sobrecoge, sin dejarle ver cómo la noche se posa sobre el océano. Yasunari Kawabata es el que escribe en 1925 «La bailarina de Izu», cuyo protagonista es un joven estudiante que recorre la península de Izu para conocer su país. El cuarto día de viaje, tras pasar una noche en las termas de Shuzenji y otras dos en Yugashima, se refugia a causa de la lluvia en una casa de té de la ladera del monte Amaghi. La aparición de Kaoru le hace pensar que ha tomado una decisión acertada y que la lluvia ha favorecido el azar, haciendo que la vuelva a ver por tercera vez. Tiene diecisiete años y es la hija menor de una familia de músicos ambulantes. Parecen sentir la misma atracción. A él le tiembla el cuerpo y siente frío. Ella le cede el almohadón sobre el que estaba sentada. Pero, cuando cesa la lluvia vuelven a ponerse en camino. Él no tarda en alcanzar al grupo y prolongar la conversación que habían iniciado y todos acaban en un albergue de Yugano, donde se quedan para pasar la noche. La descripción del paisaje montañoso, sus senderos, el desfiladero, los matices de la densa vegetación que lo cubren con sus profundos valles y los cielos lluviosos acompañan al solitario viajero que se siente seducido de inmediato por esta joven que lleva un tambor en la espalda, cuando la ve por primera vez y se entera de que la familia viene de Oshima, la isla más grande de Izu.

Japón, el archipiélago de la cultura

CULTURA, BAJO EL INFLUJO DE LA ESTÉTICA

desde el campo de la antropología, la sociología, la filosofía, las artes visuales o la estética, como de las humanidades en general. Producimos cultura y simultáneamente somos sus usuarios, en la medida en que revelamos formas de ser, de sentir y de pensar a través suyo, y consumimos los registros que hacemos de cada una de estas formas constitutivas de la identidad. La cultura es la expresión simbólica de la relación del sujeto del habla con el entorno y equivale a una información general y particular que muestra el sistema de relaciones subyacente en todo grupo humano como parte de la sociedad universal. Las formas de organización social, conocimiento, conducta, comunicación y transmisión que caracterizan una cultura encuentran respectivamente una correspondencia en la construcción de sí mismos que hacen el sujeto individual y el sujeto social en la práctica de acciones que realizamos todos los días. El hecho «cultura» determina por lo tanto todas aquellas características y accidentes que identifican a este sujeto y la sociedad en la que a su vez aparece integrado.

Introducir cualquiera de los apartados del ambicioso proyecto editorial sobre Japón que ha concebido Julián Fernández no es fácil, debido a la amplitud de los temas que se abordan y a la complejidad de los enfoques particulares de sus autores. Más aún, tratándose de una experiencia inédita, que reúne una multiplicidad de miradas, cada una de las cuales despliega un discurso sobre un aspecto particular de la sociedad a la que se destina. El país que es mirado en las más de tres mil páginas que aquellos le dedican se resiste a la mera interpretación y se protege contra la invasión externa de todo lo que podría hacerlo cambiar o dejar de ser lo que es, destinando un importante porcentaje del presupuesto nacional a mostrar el ser de «lo japonés» al mundo y a fortalecer lo que considera un valor supremo que es su pertenencia. El discurso de Yasunari Kawabata «Mi bello Japón y yo» al recibir el Premio Nobel en 1968 recorre la historia del alma japonesa a través del testimonio literario de poetas como el maestro zen Dogen (1200-1253), el monje Myoe (1173-1232) y las poetisas Murami Shikibu, Sei Shomagon, Izumi Shikibu y Akazome Emon, cortesanas del palacio imperial, que contribuyeron decisivamente al esplendor de la cultura Heian (794-1185), cuando esta «se encontraba en su momento más próspero, es decir, entre el punto álgido de su madurez y el comienzo de su declive, cuando ya empezaba a sentirse la tristeza que sigue al esplendor», según Kawabata, que ve tal vez la melancolía del príncipe Genji como una metáfora del declive que pone fin a la época clásica de la historia de Japón.

La extensión de los contenidos reunidos por el editor para dar forma a las más de tres mil páginas del libro que ha conseguido hacer se diría enciclopédica. En muchos aspectos resulta prácticamente inabarcable, de manera que sería muy difícil agotar todas las opciones interpretativas que brindan cada una de las propuestas que presentan sus autores. La relación de textos distribuidos entre los diez volúmenes resultantes, escritos por especialistas en cada una de las materias que se plantean, es exhaustiva. Se trataba para el editor, Julián Fernández, de abordar la inmensa complejidad de una cultura que sigue ejerciendo una gran fascinación en el que desempeña el papel de extranjero (gaijin), que en contacto con este país se convierte en un extraño para sí mismo. La pregunta que se hacía Roland Barthes «¿Por qué Japón?» y su solución, «porque es el país de la escritura», sigue siendo válida cuando se quiere explorar la causa de esta admiración que, según él, procede del primer contacto con su cultura, el cual se realiza a través de la escritura. El sujeto del habla experimenta una especie de seísmo, cuando aquella se activa, ante el que no puede permanecer impasible. La escritura se identifica con un modo de ser y de estar, y en la misma medida es la morada del sujeto del habla.

La lengua se convierte así en la máxima expresión de una cultura, seamos o no conscientes de su valor, y el instrumento de comunicación por excelencia. De ahí que la caligrafía o shodo, en tanto que camino de la escritura, se corresponda con la experiencia milenaria del pensar y el hacer, en términos de habla y lenguaje, como se entiende en Japón. A modo de capítulos que se suceden, agrupados por temas específicos, esta obra no deja de proponerse como una caja de herramientas útiles para explorar y descifrar los descubrimientos que le serán sugeridos. El lector también tendrá en sus manos una obra de consulta donde encontrará respuestas y de ese modo podrá ampliar su conocimiento de una sociedad y una cultura que la globalización no ha podido reducir, ni logrará hacerlo, teniendo en cuenta las condiciones y las circunstancias históricas constitutivas de lo japonés.

122

Preludio

El compromiso social con lo japonés implica cultivar esta singularidad, que radica tanto en su pasado y en su historia, como en la transmisión de generación en generación del empeño en la construcción permanente de su identidad. El hecho diferencial de lo japonés y la japonesidad concentra la representación de todas aquellas manifestaciones que le dan contenido, y que son características de un aprendizaje que, desde la infancia, sean cuales sean las condiciones o circunstancias de cada cual, se interioriza como si se tratara de un mandato que forma parte de uno mismo: como si ser japonés fuera significarse en el mundo por encarnar una identidad consolidada a través de su historia y dispuesta a mantenerse en el futuro. La atracción que ejerce Japón y todo lo japonés se debe a esa diferencia que marca la distancia, no tanto física como cultural, entre ellos y nosotros, salvando las sombras que se dilatan en la vida de algunos de sus protagonistas, aquellos que escriben y describen su Japón, o que muestran en imágenes historias que les pertenecen y en las que se reconocen. La afirmación de la identidad japonesa es firme, siempre que esta se interroga o se pone en entredicho. El cineasta Akira Kurosawa, cuando la crítica exponía la influyente presencia en su obra de la cultura occidental, respondía categóricamente «soy japonés y pienso en tanto que japonés», sea cual sea el interés que suscitaran en él algunos de los referentes a los que rendía culto, como Shakespeare en particular, del que Macbeth, Hamlet y El rey Lear parecen estar muy presentes en Tronos de sangre (1957), Los canallas duermen en paz (1965) y en Ran (1985) respectivamente; o como Dostoyevski, del que hizo en 1951 la adaptación de la novela homónima, El Idiota, y Maxim Gorki, en el que se basó para la realización de Los bajos fondos (1957). Esto nunca significó para él dejar de ser japonés ni poner en duda su nacionalidad, que consideraba un deber reconocer y de la que se sentía orgulloso.

La red de significados relacionales que se pone en juego entre la geografía física y la geografía de las emociones muestra cómo la primera puede entenderse en tanto que el marco estructural en la que el sujeto y la comunidad se insertan recibiendo de este el sentido. El paisaje como documento geográfico brinda una información imprescindible a la antropología, contribuyendo a su vez a la comprensión del carácter culturalmente mediado del paisaje. De ahí que el mapa básico del territorio aplicado en ese caso al archipiélago japonés sea un instrumento a tener en cuenta, cuando se aborda un lugar en tanto que espacio significado en sí mismo, del que el sujeto que se inserta en él recibe un determinado sentido. De ahí que considere recordar aquí brevemente la fisonomía del territorio, nombrando algunas características de su fragmentada morfología. Hokkaido, Honshu o Hondo, Shikoku y Kyushu son las islas más extensas, pero Honshu ocupa el 61% del territorio y las cuatro quintas partes de la población. El Mar de Seto comunica Honshu, Shikoku y Kyushu y la

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PRÓLOGO

Lengua, cultura e identidad son las claves para poder contener lo japonés y la japonesidad, cuando estas palabras designan todo lo que forma parte de una manera de ser en el tiempo y en el espacio, que caracteriza a una nación y la conciencia de pertenencia a la misma por parte de una comunidad histórico-social habitando un territorio que considera propio. Compartir el territorio supone formar parte de ese grupo o comunidad soberana que habla una misma lengua y es la expresión de su cultura. Parece como si la idea de nación se reivindicara con idéntica fuerza a la que se han impuesto los mercados globales y las migraciones, a modo de reacción contra lo que se entiende como amenaza y consiguiente pérdida del relato identitario. El recurso al reconocimiento del territorio obliga en ese caso a explorar ese mundo que se entiende asociado a la geografía física, por cuanto sus características pueden ser determinantes cuando se trata de explorar la relación del sujeto o la comunidad y el entorno donde residen. Es decir, el sujeto y su paisaje como unidad, teniendo en cuenta que el lugar en tanto que paisaje es una construcción cultural, y en la misma medida el territorio es un espacio socialmente producido. Recíprocamente el paisaje natural y el territorio están anclados en identidades nacionales y personales, de manera que cualquier transformación de los anteriores tiene un impacto en el individuo y en los grupos humanos locales. La lógica del lugar de Kitaro Nishida hace referencia a la semántica del concepto y al impacto de las condiciones y circunstancias del mismo en el individuo y la comunidad a la que pertenece, sugiriendo las alteraciones respectivas en sus estados de ánimo o en los tipos de comportamiento sobre los que influye.

Japón, el archipiélago de la cultura

navegación comercial es muy activa entre sus costas. El 97% de la superficie del país se reparte entre estas cuatro islas, pero el resto se dispersa entre las tres mil quinientas islas restantes, de diferente tamaño, pero en todo caso muy pequeñas. Son la isla de Okinawa, las islas Kuriles –una parte de las cuales se encuentran en territorio ruso, aunque reivindicadas como suyas por el gobierno japonés–, las islas Bonin u Ogasawara, las islas Tsushima y las islas Ryukyu.

CULTURA, BAJO EL INFLUJO DE LA ESTÉTICA

Al este, el archipiélago linda con el océano Pacífico, y al oeste, con el Mar de Japón, el Mar de China y el Mar de Okhotsk, frente a las costas de Taiwán, Corea, China y Rusia. La geografía del país trasciende los rasgos más físicos del territorio, por cuanto el carácter islado ha reforzado desde la Edad Media su identidad y el tráfico marítimo ha sido a menudo su mejor frontera. La geografía humana se corresponde con estas características y se ve atravesada por la historia antes de la Revolución Meiji en 1868 y después de la Segunda Guerra Mundial, a causa de los acontecimientos que preceden a la restauración de la era Meiji y aquellos que suceden antes de la derrota del país en 1945. Llama la atención esta superposición de geografías física, humana, política y social tan coincidentes entre sí, como si el carácter japonés tuviera que ver más que el de ninguna otra nación con las estaciones, el clima, el territorio, el aislamiento y el desarrollo político y social, en todo aquello que contribuye al reconocimiento de su diferencia.

Japón es un país que se escribe y se describe, y son sus escritores los que mejor nos informan, sea cual sea el género literario, acerca de la identidad cultural de una sociedad que se encuentra en las antípodas de Occidente, pero que por eso mismo parece fascinar a sus lectores en España y en Europa. La literatura japonesa ha llegado hasta nosotros y sigue llegando gracias a los traductores del japonés al español y de las editoriales que han apostado por su publicación en español o en otras lenguas locales. En primer lugar, debemos a las editoriales su labor mediadora para hacer que sus principales actores hayan llegado y sigan llegando a nuestras librerías facilitándonos el acceso a una literatura que nos hace viajar a través de la lectura y que nos hace empáticos con figuras del lenguaje que nos transmiten aquello que somos y sentimos interiormente en otros paisajes y escenarios del mundo. El escritor japonés suele introducirnos en sus paisajes y hacer lo propio con sus personajes de manera que podamos conocerles en la intimidad de su soledad y establecer una relación privilegiada con cada uno, haciendo desaparecer las distancias. Esta proximidad nos hace imaginar un contacto casi físico con el que escribe y el que es escrito. La popularidad que han alcanzado algunos escritores japoneses en España ha desplazado incluso a otras literaturas, cuya presencia se ha visto reducida ante el interés suscitado por obras y autores en editores y lectores. No ha hecho falta ninguna estrategia de mercado para incentivar el consumo de este producto. Ha bastado el entusiasmo, tal vez, para que en menos de dos décadas estallara esta presencia de la literatura japonesa en España y que esta explosión se viera acompañada por un interés más masivo aún por el idioma u otros aspectos de su cultura que se practican de ordinario con la guía de un experto. Artes visuales, literatura y cine se unen en este ejercicio de seducción de Occidente y del occidental que quiere conocer a ese Otro representado en lo japonés y en la cultura de una sociedad inimitable, cuyo éxito se caracteriza por su misma individualidad.

La historia de la literatura moderna y contemporánea de Japón muestra cómo sus narrativas encuentran un reconocimiento que aporta valor y traspasa toda una cultura, cuyas manifestaciones interdisciplinares permanecen unidas como partes de una identidad única. De ahí la fuerza de su narrativa y de su potencial invasor, haciendo que gane terreno a otras literaturas que compiten en un mismo territorio. En España, el éxito editorial de los autores japoneses contemporáneos ha arrastrado a varios editores a apostar por la publicación de poesía, novela y filosofía de este país compartiendo una pasión por lo japonés no siempre correspondida en la misma medida. España mira a Japón y ha dedicado muchas páginas a Japón queriendo explorar el país, sus costumbres, sus tradiciones, su cultura y las diferentes manifestaciones de una sociedad que es motivo de admiración, o meramente de observación, con tal de alcanzar el conocimiento de la complejidad y autosuficiencia de una sociedad que se plantea como un reto su sostenibilidad, en todos los aspectos y derivas de la vida cotidiana.

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Preludio

El «boom» de la literatura japonesa se empezó a percibir en España durante la primera década del siglo XXI. Creo que las editoriales que apostaron en nuestro país desde el principio por la literatura japonesa merecen un reconocimiento, porque gracias a ellas pudimos tener acceso a una literatura que hacía de ventana a través de la cual veíamos paisajes exteriores e interiores, y aprendíamos lo que sucedía en un determinado escenario y lo que sentían los personajes de ficción ante nudos de conflicto o circunstancias adversas, como la gran soledad del desamor y la belleza trágica de la lluvia, las hojas mojadas y la muerte. El empeño por destacar la aportación de la literatura japonesa a la condición cultural de lo japonés se desprende del rol que ha desempeñado y sigue desempeñado entre los lectores occidentales que descubren un mundo que los fascina, debido entre otras cosas a la libertad de sus creadores y a las narrativas específicas que construyen, revelando el acontecimiento y todo lo que desata o pone en juego sin que sus protagonistas puedan permanecer al margen.

Casi todos los editores mencionados se han dejado llevar por el entusiasmo personal y por la acogida de la literatura nipona en el mercado. Austral ha publicado casi todo lo que hay en español de Yasunari Kawabata. Alianza Bolsillo ha publicado prácticamente toda la obra de Yukio Mishima, por ejemplo. Tusquets descubrió a Banana Yoshimoto, que ha seguido publicando desde entonces con alguna excepción. Hiperion es la editorial que tal vez apostó en una época muy anterior por la literatura japonesa, y en particular por la poesía, identificando el haiku y promoviendo el interés de una literatura muy desconocida en los años 70 y 80 del siglo pasado. Herder ha hecho lo propio con el ensayo como Tecnos y la mayor suma de títulos extranjeros publicados en España, contando con la literatura manga (Planeta), ficción, poesía y ensayo, es ahora mismo quizás la que procede de Japón.

Con todo, resulta imposible improvisar una base de datos al hilo de los títulos y los autores que voy recordando. Pero sí quiero hacer constar la importancia que han tenido editores y traductores de obras clásicas y contemporáneas de la literatura japonesa para facilitarnos el acceso a una cultura que acabamos sintiendo muy próxima a pesar de todo lo que nos separa. La palabra es siempre más que una imagen, al contrario de lo que suele decirse, por su capacidad de comunicar, y desde esta perspectiva la condición cultural de este país se nos revela privilegiadamente en su poesía, en su novela y en su ensayo.

Por cuanto a los traductores gracias a los cuales podemos leer las versiones directamente traducidas del japonés al español, cabe nombrar entre ellos a Carlos Rubio, que ha traducido casi todo

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PRÓLOGO

Quiero mencionar algunas de estas editoriales como Impedimenta, Satori, Alianza, Hiperion, Tecnos, Herder, Alfaguara, Atalanta, Acantilado, Siruela, Trotta, Emecé | Austral, Seix Barral, el Funambulista, Tusquets, Galaxia Guttemberg, Quaderni, CRÍTICA, Cátedra, Asteroide, Gredos, Edhasa, Alfabia, Ático y alguna más. Todas estas editoriales han publicado varios títulos. Algunas tienen a algunos autores en exclusividad. Tusquets, por ejemplo, ha publicado todo Murakami; Impedimenta, casi todos los títulos de Natsumi Soseki, salvo por ejemplo El caminante, que publicó hace años Satori; algunos autores los comparten varias editoriales, como también Kenzaburo Oé, que empezó publicando en MR Ediciones en 1998 Un amor especial: vivir en familia con un hijo disminuido. Anagrama y Seix Barral se han repartido el resto de las obras publicadas en España de Oé.

Editorial Satori solo publica literatura japonesa: el proyecto de Miriam y Manuel García procede de su pasión por la literatura japonesa y por Japón. Son los editores de La Bailarina de Mori Ogai, una obra clave de la literatura japonesa contemporánea, y de Vida de un idiota y otras confesiones (2011) y En la ceniza escribo (2015) de Ryunosuke Akutagawa (1892-1927), que se suicidaría a los treinta y cinco años. Kawabata, en su discurso de aceptación del Nobel, menciona la nota que dejó este escritor antes de morir, donde dice «vivo en un mundo de nervios enfermizos, traslucidos como el hielo (…). Me pregunto cuándo llegará el día en que pueda suicidarme sin titubeos. No obstante, la naturaleza se ha hecho aún más bella para mí. Quizá te rías de mi contradicción, contemplando el suicidio y amando al mismo tiempo lo bello de la naturaleza. Pero eso es así, porque esta belleza se refleja en mis ojos antes del fin». También menciona a Osamu Dazai (1909-1948), que haría lo propio a los cuarenta y nueve años, tres años tras el fin de la guerra y de la derrota.

Japón, el archipiélago de la cultura

CULTURA, BAJO EL INFLUJO DE LA ESTÉTICA

Mishima y es autor de Claves y textos de la literatura japonesa (Cátedra, Madrid, 2009), Fernando Cordobés y Yoko Ogihara, que trabajan en equipo, Marina Borrás, Marina Serna Aguirre, Alberto Sakai, Miguel Wandenbergh (finalista del Premio Norma en 1995 a la Mejor traducción de literatura japonesa a otro idioma), Kayoko Takagi, Ryukichi Terao, Yumiko Matsumoto y Jordi Tordera, Albert Nolla (Premio Ciutat de Barcelona 2005 por la traducción al catalán de Tòquio blues y, en 2008, IX Premi Vidal Alcover por la traducción de Rashomon), traductor de Murakami, de Ryonusuke Akutagawa, Yasunari Kawabata, Banana Yoshimoto y Junichiro Tanizaki, y el cual entiende que el éxito de un autor literario depende en gran parte de la traducción. Esto exige un compromiso por parte de este último para respetar la fidelidad con el original y una estrecha complicidad con el escritor. Se debe hablar de ellos por el papel que desempeñan para familiarizarnos con una cultura que las artes visuales y el cine también contribuyen a comunicarnos.

La condición cultural no se expone únicamente en la literatura ni en el pensamiento, porque si bien la narrativa literaria es la forma de comunicación más evidente, también es narrativo el cine y lo son las artes visuales. El cine de Ozu (1903-1963) nos cuenta historias domésticas de Japón desde los años cincuenta del siglo pasado, tanto en películas mudas como Una mujer de Toquio (1933) y Un albergue en Toquio (1935), como en las películas de cine sonoro que empieza a hacer a partir de 1936, Primavera tardía (1949), El comienzo del verano (1951), los Cuentos de Toquio (1953) y Crepúsculo en Toquio (1957), su última película en blanco y negro. Ozu rodaría en color el resto de su producción a partir de 1958 hasta que dejó de hacer cine en 1962, un año antes de su fallecimiento. Entre algunos de los nombres más relevantes se posicionan igualmente Akira Kurosawa (1910-1998), al que ya se ha citado, y Kenji Mizoguchi (1898-1956) con sus Cuentos de la luna pálida, entre los más representativos. Estos acompañan a su vez otros cineastas como Mikio Naruse (1905-1969), también escritor y productor, con una obra maestra como Nubes flotantes, Kinuyo Tanaka (1905-1977), una de las principales actrices, con un papel relevante en más de 240 películas, actuando casi en exclusiva entre 1940 y 1954 anualmente para Kenji Mizoguchi, aunque también lo hizo para Ozu y Naruse, y que a partir de 1953 pasó a dirigir sus propias películas con Kobuki (Cartas de amor), pasando a ser la segunda mujer cineasta de Japón tras Tazuko Sakane (1904-1975), la primera realizadora japonesa, que hizo su primer y único largometraje, New Clothing, en 1936, dedicando el resto de su trayectoria al documental y a trabajar como ayudante de Kenji Mizoguchi. Imposible nombrar todos los que han contribuido a reforzar la identidad del cine japonés y a su reconocimiento internacional, pero quedan algunos por citar que no pueden pasar desapercibidos como Masaki Koboyashi (19161996) con la trilogía de La condición humana, o Shohei Imamura (1926-2006) y su Lluvia negra, considerado junto a Kurosawa como uno de los máximos representantes de la nueva ola del cine japonés de los años 60.

Posteriormente, el panorama que brindan las nuevas generaciones del cine japonés parece garantizar la continuidad de los realizadores que les suceden, como se demuestra con la Palma de Oro que se concede a Naomi Kawase en Cannes en 1997. Quizá pueda decirse que se trata del inicio de una nueva época del cine japonés, que en las dos últimas décadas ha experimentado un importante crecimiento y una inesperada popularidad. Algunos títulos de Kawase, como Aguas tranquilas (2014) y Una pastelería en Tokio (2015), se asocian con películas como De tal padre, tal hijo (2013), Nuestra hermana pequeña (2015) y Un asunto de familia (2018) de Hirokazu Koreeda, o con Una familia de Tokio (2013) y Maravillosa familia de Tokio (2016) de Yoji Yamada. Pero son muchos más los que no deben dejar de nombrarse, como es el caso de Hayao Miyazaki, Makoto Shinkai y otros, como Takashi Miike y Takeshi Kitano. Todos los géneros están representados: drama, comedia, thriller, terror y anime; y en todos se reproduce la admiración por algunos de sus protagonistas, que son por otra parte conocidos internacionalmente desde mediados del siglo pasado. Aunque estos sean solo algunos de los nombres de un cine en constante expansión.

En las artes plásticas y visuales también encontramos representantes mundialmente considerados por su aportación a la historia global del arte y por el valor artístico y estético de trayectorias, como

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Preludio

la de Shigeko Kubota (1937-2015), Yayoi Kusama (1929-), On Kawara (1932-2014), Yoko Ono (1933-), Hiroshi Sugimoto (1948-), Takashi Murakami (1962-) y, de generaciones más jóvenes, como Chiharu Shiota (1972-), Mariko Mori (1967-), Makoto Aida (1965-), Manabu Ikeda (1973-), Tomoko Kashiki (1982-), Rinko Kawauchi (1972-), Haruka Kojin (1983-), Kumi Machida (1970-) Yoshitomo Nara (1959-), Kohei Nawa (1975-), Motohiko Odani (1972-), Hiraki Sawa (1977-), Tomoko Shioyasu (1981-), Hisashi Tenmyouya (1966-), Akira Yamaguchi (1969-), Miwa Yanagi (1967-) y Tomoko Yoneda (1965-). El inventario solo revela la dificultad para abarcar las innumerables manifestaciones creadas por sus autores, tanto entre aquellos que utilizan todos los formatos y soportes como aquellos que se han especializado en una disciplina como la fotografía. Es el caso de Daido Morayama (1938-) o de Nobuyoshi Araki (1940-), Akira Sato (1930-2002), Shigeo Gocho (1946-1983) y Eikoh Hosoe (1933-), por citar algunos de los más destacados por una razón u otra.

Tampoco puede dejarse de citar a Takuma Nakahira (1938-2015), que hizo amistad con Shomei Tomatsu, Shuji Terayama y Daido Moriyama, y en 1968 se unió al grupo el grupo de fotógrafos formado por Nakahira, Yutaka Takanashi, Takahiko Okada, y Koji Taki, los cuales publicaron la revista Provoke, que al año siguiente dejó de publicarse. Autor del libro Kitarubeki kotoba no tame ni (Por el lenguaje que viene), Nakahira ha tenido una trayectoria por etapas que responde a los cambios sucesivos, que dan lugar a un antes y un después que se puede captar en la colección de ensayos que escribió entre 1970 y 1977, publicados en 2018 con el título de La ilusión documental. Nakajira fue un fotógrafo vocacional, que entendió la fotografía como un poema en blanco y negro, contra la banalización de los medios a los que ve prestarse la fotografía en algunos campos del conocimiento.

En la excelente tesis doctoral sobre el viaje de arquitectos occidentales a Japón que presentó en 2015 en la ETSAM, Arabella Masson recorre los itinerarios de algunos de sus protagonistas para mostrar el impacto que ejerció sobre ellos la confrontación con una cultura como la japonesa. Además de nombrar a Carlo Scarpa, que murió en Sendai en 1978 al caerse por una escalera, a Richard Neutra, que viajó a este país en 1930, elaborando acuarelas en las que reprodujo el paisaje natural y la arquitectura tradicional, a Walter Gropius, que lo hizo en 1953, y a Le Corbusier, en 1955, la autora hace referencia al arquitecto español Miguel Fisac, que viajó a este país durante la misma década, interesado por la piel de la casa japonesa y su estructura, al igual que por la representación cultural de la arquitectura y del paisaje en Japón. De Fisac cita palabras cuya actualidad parece más vigente que nunca al decir que «cuatro paredes y un techo no son la arquitectura; la arquitectura es el aire que queda dentro». Para la autora, Fisac encontró en Japón el no sé qué de la belleza, fascinado por las expresiones múltiples de su cultura, tanto en la filosofía y en la poesía como en la arquitectura propiamente dicha.

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PRÓLOGO

La arquitectura ha tenido un desarrollo y un crecimiento a la par, contribuyendo en idéntica medida a la caracterización de su identidad cultural. Toyo Ito, Shigeru Ban, Kengo Kuma, Kazuyo Sejima, Tezuka Architects, Kazuyo Sejima + Ryue Nishizawa / Sanaa, Sou Fujimoto, TNA / Makoto Takei + Nabeshina Chie, Junya Ishigami y Go Hasegawa, los que algunos han querido llamar «arquitectos de la nada», pensando en el modo de aproximarse a la arquitectura que les caracteriza.

Las construcciones donde se hace visible el intento de humanizar la nada son representaciones de lo no-visible o lo no-dicho, antes que arquitecturas del habitar en sí mismas, donde lo prioritario es la función. Interpretar la tradición, sumergirse en el pasado, es una opción indispensable para la mayoría de ellos si se quiere conservar su identidad e innovar, para actualizar continuamente el discurso que se apropia del marco conceptual de su condición cultural. Concebida como ese lugar de la representación sensible de la belleza, la arquitectura pese a su función, relativa a la ocupación por parte de sus usuarios, conserva una dimensión estética que une lo construido y lo que no se construye, los espacios vacíos y lo espacios llenos, construcción y destrucción. El encuentro con la arquitectura japonesa es para muchos arquitectos occidentales una lectura que obliga discursivamente a la interpretación simbólica y a la diferenciación de formas y materiales para identificar la causa de una belleza que se representa sensiblemente en su apariencia.

Japón, el archipiélago de la cultura

CULTURA, BAJO EL INFLUJO DE LA ESTÉTICA

Cada cual hace de Japón su país, como sucede también con Bruno Taut, el cual recibió la invitación para visitar Japón del arquitecto Isaburo Ueno, y acabó viviendo en este país entre 1933 y 1936, atrapado por la belleza que veía representada sensiblemente en la unión de literatura y arquitectura y en la integración conceptual de todas las artes. Parte de su trabajo consistió en comparar la arquitectura modernista europea con el minimalismo explícito de la arquitectura japonesa. Fue el primero que escribió sobre la Villa Imperial Katsura de Kioto, seducido por la experiencia estética que indujo en él su contemplación. En 1936, le fue ofrecido un puesto docente en la escuela de arquitectura de Estambul, donde murió a los cincuenta y ocho años, en 1938. Por último, Steven Holl también es mencionado como uno de los arquitectos contemporáneos vinculados con Japón, por la construcción del Void Space Housing, Nexus World, en Fukuoka en 1991, porque fue una de las primeras obras de su reconocida trayectoria. A estos nombres, quisiera agregar el de Marta Peris, y su libro La Casa de Ozu (2019), por tratarse de un estudio sin precedentes de la casa de japonesa en el cine de Ozu, de la que levanta planos e incorpora usos y funciones de cada espacio, en el que sus ocupantes deciden su habitar, como si se tratara de una especie de ritual por el que cada personaje se relaciona de un modo particular con el lugar y con el resto de sus ocupantes.

Este proyecto tan personal de Julián Fernández, que es mucho más que un entusiasta, ha ido creciendo con el tiempo, como si no pudiera terminarse nunca, o como si no pudiera cerrarse, porque siempre aparece algo que estaba oculto y que no se ha dicho debiendo revelarse. Proyecto sin precedentes, pero que se ha llevado a término gracias al empeño, al tesón y a la generosidad de su promotor. La mirada del más de medio centenar de autores que colaboran en las más de tres mil páginas que componen las tres partes y diez volúmenes que conforman el estudio de este país y su cultura, desde todas aquellas disciplinas que convergen en las ciencias humanas, pone de relieve entre otras cosas el interés suscitado por la cultura japonesa desde perspectivas múltiples y complementarias. Al fin y al cabo, es un proyecto de investigación impulsado por su editor, sin trabas para que sus autores abarcaran libremente los campos en los que se han especializado. El resultado es una obra irrepetible y sin precedentes, que reúne un repositorio de documentos imprescindibles para aproximarse a la condición cultural de este Japón contemporáneo, que nunca ha dejado de ser un país islado, con una identidad diferenciada que traspasa las propias fronteras visibles e invisibles que ha construido para protegerse.

Dña. Menene Gras Balaguer Directora de Cultura y Exposiciones de Casa Asia

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Preludio

PRÓLOGO

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Japón, el archipiélago de la cultura

CULTURA, BAJO EL INFLUJO DE LA ESTÉTICA

LITERATURA Y ARTE, ARTESANÍA Y TRADICIONES, GASTRONOMÍA

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Preludio

Introducción EL PARAÍSO DE LA ESTÉTICA «Ninguna influencia ha contribuido más precozmente a mi formación intelectual y moral que la de la civilización japonesa». Eso fue lo que escribió Claude Lévi-Strauss en el prólogo a la edición nipona de su ensayo Tristes tropiques, cuya salida al mercado coincidió con su primer viaje al País del Sol Naciente en 1977.

Desde hace más de 150 años y hasta hoy mismo, Japón no ha cesado de suscitar en los occidentales que lo han visitado extrañeza al principio y admiración después. Para todos ellos, su paisaje, su cultura y sus manifestaciones artísticas se han convertido en un inabarcable mosaico de imágenes a cuál más singular e incomparable.

La arquitectura, los jardines, el teatro, el ikebana, los bonsáis, la ceremonia de té y cualquier tipo de artesanía, desde la laca a la cerámica, desde los textiles a la forja, y por supuesto la pintura, la caligrafía e incluso la literatura son en Japón reinos de lo visual. Su archipiélago es un paraíso visual, un mundo caleidoscópico en el que se fusionan el entorno natural y el creado por sus habitantes.

La historia se repite y, en pleno tercer milenio, las artes japonesas más populares, como el cine, el manga o el anime, todas ellas con un fuerte contenido visual, cautivan a un buen número de jóvenes occidentales, igual que los primeros grabados ukiyo-e llegados a Europa y América en el último cuarto del siglo xix fascinaron a los pintores de la época.

La enciclopédica obra Japón, el archipiélago de la cultura refleja sutilmente en su título el poliédrico hábitat nipón, un verdadero cosmos salpicado de manifestaciones culturales y artísticas casi siempre sorprendentes. En sus más de tres mil páginas, como las más tres mil islas que integran su archipiélago, se ofrece la visión que tienen de ese universo 55 autores japoneses y españoles, mujeres y hombres que han vivido, estudiado y, sobre todo, amado el País del Sol Naciente.

Después de una imprescindible primera parte consagrada a la historia, religión y sociedad de Japón, esta segunda habla de literatura, arte, artesanía, tradiciones y gastronomía.

LITERATURA: RASGOS DISTINTIVOS El volumen IV se dedica a la literatura, y el simple enunciado del título de su primer artículo, «Literatura: mínima extensión, máxima expresión», ya resulta premonitorio. Primero, porque en Japón los opuestos no solo conviven, sino que son una de las semillas de las que germina gran parte de su cultura. Y luego, porque esa dicotomía refleja la insistente manera de reducir al mínimo los elementos que intervienen en una obra literaria, plástica o escénica. La depuración más extrema para eliminar todo lo que no sea imprescindible es una de las recurrencias en el arte nipón, desde la pintura de tinta china a los jardines secos, desde el teatro noh a la danza buto.

En los títulos de los dos siguientes artículos aparece un precepto capital en la cultura japonesa: la tríada. El equilibrio creado a partir del número tres es uno de los esquemas compositivos más

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INTRODUCCIÓN

Quizás por eso, incluso hoy, en un planeta que parece no tener ya rincones sin explorar, el País del sol Naciente sigue primero sorprendiendo y luego fascinando a los viajeros que aterrizan en sus aeropuertos; las mismas sensaciones que experimentaron aquellos occidentales que arribaron a sus costas a mediados del siglo xvi.

Japón, el archipiélago de la cultura

empleados en Japón. Se encuentra en los jardines, en el ikebana, en el teatro noh, en la poesía, y de forma paradigmática en esos encabezamientos: «Las tres diosas de la literatura» y «Los tres dioses de la poesía», toda una declaración de principios.

La costumbre de reunir objetos, ideas o conceptos en conjuntos de tres elementos se encuentra también en la tradición de distinguir determinados paisajes situándolos en el podio de los de su grupo. Ya en el siglo xvii se definieron los denominados Nihon sankei, es decir, los «tres paisajes de Japón»: Amanohashidate, el santuario de Itsukushima y Matsushima. De igual modo existen los Nihon sanmeien, los «tres jardines más famosos de Japón»: Kairaku-en, Kenroku-en y Koraku-en. Y, por supuesto, las «tres montañas más famosas de Japón» o sanmeizan: el monte Fuji, el monte Haku y el monte Tate.

CULTURA, BAJO EL INFLUJO DE LA ESTÉTICA

Para acabar, el cuarto artículo nos vuelve a recordar el importante papel que desempeña lo visual en la literatura japonesa a través de su fascinante y a veces aterrador mundo fantástico. Decenas de fantasmas y seres de ultratumba, descritos minuciosamente en obras clásicas, se han reinterpretado una y mil veces en la pintura, en los grabados policromos y, hoy día, en pequeños bibelots que plasman el ancestral imaginario popular nipón.

ARTES PLÁSTICAS: CRISOL DE SENSIBILIDADES El volumen V se centra en las artes visuales, desde la pintura, escultura y arquitectura hasta la caligrafía, el diseño y la fotografía.

De nuevo, los títulos de los artículos van más allá de su estricta función y dan pistas de esa savia milenaria que ha alimentado toda la cultura japonesa. Algunas de esas sutiles pero precisas claves son «lo pequeño es hermoso», «tiempo y espacio», «furia incontrolada».

En los once estudios que integran este volumen se analizan manifestaciones artísticas directamente ligadas a la imagen. A través de sus textos, el lector descubrirá el modo de representar el espacio en la pintura nipona. También se le darán unas pocas claves para disfrutar de la belleza que esconde la escultura budista que floreció entre los siglos viii y xiii. Se asombrará con el potencial expresivo de la caligrafía y su capacidad para convertir el gesto en significantes con una contundente dimensión visual. Se le mostrarán los sistemas constructivos que permitieron a la arquitectura tradicional de Japón ser considerada en el siglo xx la más moderna del planeta. Podrá maravillarse con la desbordante imaginación del diseño nipón de todo tipo de objetos y enseres. Y, de nuevo, será testigo de cómo el espíritu de esas artes clásicas sigue insuflando aliento vital a otras casi recién nacidas como la fotografía y el manga, especialidades que en el País del Sol Naciente desprenden un inconfundible perfume.

Este volumen concluye con un ensayo subtitulado «El mar del tiempo después de las bombas» que es el colofón ideal a una historia rebosante de planteamientos que han buscado la belleza en la poética de la sugerencia, en la austeridad más extrema, en la aceptación de la contingencia, y siempre en presencia de aquellos opuestos mencionados al principio de estas líneas: la «furia incontrolada» y el «espíritu zen».

ARTES ESCÉNICAS: TRADICIÓN Y VANGUARDIA La primera sección del volumen VI se dedica a las manifestaciones escénicas. Los clásicos noh y kabuki son géneros teatrales que aglutinan no solo recursos propios de la literatura y poesía, sino también muchos de los rasgos de las artes plásticas de Japón.

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Preludio

El teatro noh vive en un espacio donde reina el vacío y se mueven los espíritus. Con su concentración máxima, el tiempo parece haberse detenido. Con su lentitud y destilación extremas, se convierte en la quintaesencia de la depuración artística.

Sin embargo, el kabuki muestra de nuevo la otra cara de la moneda. Su exuberancia se apoya en imágenes de divinidades budistas, en cantares heroicos, en leyendas milenarias que, a diferencia del noh, se presentan con una opulencia visual difícil de superar.

Parafraseando aquel «Literatura: mínima extensión, máxima expresión», se podría decir «Teatro noh: mínima acción, máxima expresión» y «Teatro kabuki: mínimo realismo, máxima belleza».

Pero la escena japonesa no se limita a esas formas centenarias, pues en la segunda mitad de los años cincuenta del pasado siglo nació uno de los más innovadores tipos de danza moderna: el buto.

Como ocurre invariablemente en el País del Sol Naciente, la rotundidad comunicativa casi visceral del buto nace del vacío, del estatismo, del silencio. Su blanco maquillaje, sus lentos movimientos y su ausencia de diálogo beben el mismo néctar que el teatro noh y el kabuki. Otra prueba de que en Japón la tradición siempre se mantiene, pero cambia el modo de plasmarla.

Los artículos dedicados al cine y al anime hablan de «lenguaje», en el primer caso calificándolo de «identitario e inimitable», y en el segundo, de «audiovisual». En ambos, esos adjetivos constatan y confirman que cualquier manifestación artística nipona resulta singular y con un fuerte carácter visual. El cine japonés, el anime y el jissha eiga, a pesar de su soporte tecnológico, siguen manteniendo muchos de los planteamientos de las artes clásicas.

La segunda sección de este volumen se consagra a unas especialidades que, con la excepción de la jardinería, nunca se conocieron en Occidente.

El artículo sobre el jardín describe su evolución en Japón a lo largo de mil años. Ya en el siglo sus jardines se crearon para representar el paraíso budista; luego para simbolizar montañas, torrentes o mares, y más tarde como lugares donde pasear y rememorar imágenes literarias o paisajes célebres. Durante toda su historia, la capacidad de evocación que ha demostrado poseer el jardín japonés ha sido enorme, y todavía hoy lo sigue siendo. Los modernos maestros continúan recurriendo a su ancestral tradición para diseñar grandes parques o minúsculos jardines, obras que siempre rememoran la naturaleza, su inagotable fuente de inspiración.

xi,

De manera semejante, el bonsái y el ikebana también acercan la naturaleza al ser humano, pero miniaturizándola sin que se pierdan sus rasgos más significativos. En esas especialidades se hallan dos ideas recurrentes en la cultura japonesa.

La primera, una concepción que prefiere lo particular a lo general, un elemento al conjunto. No es necesario representar un inmenso paisaje de bosques y montañas para captar su esencia, pues un pequeño arbusto, debidamente cuidado, puede hacerlo, igual que una única flor de cerezo puede simbolizar la vitalidad de la primavera.

La segunda idea se encuentra en la conciencia de la fugacidad de las cosas de este mundo, un pensamiento muy relacionado con la metafísica budista, que es inherente al ikebana y que en un bonsái se manifiesta a través de su aspecto ajado, de la sensación que transmite de permanencia en la impermanencia. Lo que sugieren ambos no es más que una minúscula parte de la inagotable energía de la naturaleza y, sobre todo, su transitoriedad.

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INTRODUCCIÓN

ARTE DE COMPOSICIÓN: MODELANDO LA NATURALEZA

Japón, el archipiélago de la cultura

El último artículo de esta serie se centra en la ceremonia de té. La influencia del universo del té ha ido más allá de su propio entorno para empapar con su filosofía muchos de los planteamientos de la arquitectura, la jardinería o la cerámica japonesas. Sus principios pueden rastrearse no solo en esas artes, sino también en el teatro, en el ikebana o en la manera de colocar los objetos en el tokonoma.

La evolución de esas especialidades habría sido otra si no hubiera existido la ceremonia de té.

ARTE POPULAR: CULTURA DEL SIGLO XXI

CULTURA, BAJO EL INFLUJO DE LA ESTÉTICA

La última sección del sexto volumen se dedica al arte popular actual. La televisión, el pop japonés, los videojuegos y el mundo de los otaku constituyen un conglomerado que demuestra el importante papel que desempeña la tecnología en el arte, sea este de masas o minoritario. Son manifestaciones que hace ya varias décadas atrajeron a los más jóvenes, quienes hoy, ya maduros, continúan siguiendo con interés su imparable evolución.

Todos esos ejemplos de cultura popular comparten muchas de las características de las artes tradicionales que se analizan en los otros artículos de esta segunda parte. Son rasgos que, a pesar de su antigüedad, no solo no han coartado la libertad de sus creadores, sino que han convertido su mundo virtual en un producto con un inconfundible aroma nipón, muy buscado por miles de aficionados de más allá de sus fronteras.

ARTESANÍA: LA INCREÍBLE PERFECCIÓN La primera sección del volumen VII se dedica a la artesanía, un mundo que en Japón es inabarcable y sorprendente. Los dos primeros artículos se consagran a sendas especialidades que vuelven a confirmar aquella dicotomía de los opuestos.

Por un lado, la cerámica más genuinamente nipona exhibe su rugosa textura en todo tipo de vasijas, cuencos y bandejas. Sin embargo, la porcelana, que no se creó en Japón hasta principios del siglo xvii, muestra sus níveas y casi transparentes superficies salpicadas con diseños de una ejecución perfecta.

Algo semejante ocurre con los objetos de laca: unos lucen una piel tan tersa que parece imposible que hayan surgido de la mano del ser humano, mientras que otros poseen intricados bajorrelieves con formas muchas veces abstractas.

Pero la artesanía en Japón no se acaba con la cerámica ni tampoco con la laca. Sus textiles han alcanzado un nivel de calidad en su ejecución inimaginable en Occidente; en gran parte gracias al kimono, la prenda que más ha inspirado a los pintores y cuyo valor visual han venido utilizando magistralmente los actores de teatro noh y kabuki desde hace siglos. No resulta exagerado decir que un kimono puede ser una obra de arte en sí mismo.

El papel japonés es un verdadero soporte universal que igual sirve para una puerta corredera, una pintura sumi-e, una caligrafía o cualquier otro uso que imagine un artista. Mediante su plegado, se ha convertido en pura matemática con el origami, cuya larga historia lo ha llevado hasta los niveles más altos de complejidad, hoy día apoyada en programas informáticos que abren las puertas a un paisaje por descubrir.

En Japón, una pintura o caligrafía no se expone como en Occidente, rodeada por un marco y a menudo colocada tras un cristal: en su lugar se crea un kakemono, literalmente «objeto colgado», montando la obra en cuestión sobre unos tejidos y papeles con una técnica que se describe en el sexto de los artículos de esta sección.

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Preludio

El entorno de los «hombres de armas» (los bushi o samurái) propició la aparición de un tipo de armaduras que se diferenciaban de las occidentales por su flexibilidad, y cuya producción fusionó el arte de la forja, del lacado y del textil. En ese mismo medio castrense, la elaboración de los sables japoneses alcanzó altas cotas de perfección gracias a la dedicación y concentración de los maestros forjadores, quienes trasmutaron el proceso de creación de este arte del fuego en un rito de tintes sintoístas.

Merced a su pequeño tamaño y facilidad de traslado, los netsuke fueron, junto con los grabados ukiyo-e, los primeros objetos que se llevaron consigo los occidentales que arribaron a Japón en el siglo xix. Y así lo han seguido haciendo muchos de los que visitan el país. A pesar de su reducida dimensión, muy a menudo los netsuke son verdaderas esculturas de madera, piedra o marfil con un valor que va más allá de su uso para fijar los cordones con los que se suspendían los inro del cinto de un kimono.

Esta sección se completa con un par de artículos consagrados a unos objetos que, a pesar de su exigente funcionalidad, han sido convertidos en piezas con un alto valor estético gracias a la perfecta técnica de sus artesanos. Se trata de los instrumentos musicales, entre los cuales el taiko destaca por su impresionante volumen de sonido, y de los juguetes, tanto los tradicionales como los modernos, en los que la tecnología desempeña un importante papel.

TRADICIONES: DONDE EL PASADO ES PRESENTE

Desde tiempos remotos, el pueblo japonés ha dirigido su mirada a la naturaleza de un modo u otro. Sus costumbres, ritos y celebraciones reflejan cómo la perciben y, en concreto, su conciencia del devenir de las estaciones. Precisamente, eso es lo que celebran los innumerables festivales llamados matsuri, verdaderos rituales de origen sintoísta que se ofician a lo largo y ancho de su territorio.

Una de las formas más singulares de personificar y dar vida al pasado se da en las geisha, una institución inconfundiblemente japonesa en la que renace una exquisita manera de entender el placer visual a través de la música, la danza, el canto y un primoroso protocolo arropado con un sofisticado kimono de diseño acorde con la estación del año.

El artículo sobre las ceremonias familiares muestra cómo nacimiento, boda y funeral, tres acontecimientos que en todo el planeta señalan puntos álgidos en la vida del ser humano, se han ritualizado en Japón, fusionando creencias autóctonas e importadas.

Los japoneses han viajado mucho desde muy antiguo. Tan pronto como en el siglo ix, comenzó a extenderse la costumbre de peregrinar a lugares sagrados o visitar paisajes de especial belleza en determinadas épocas del año. De ese hecho y de las innumerables fuentes termales que existen en el archipiélago nipón, surgieron los alojamientos denominados ryokan y los baños termales llamados onsen. En ambos es patente la inveterada búsqueda de la naturaleza que se ha dado siempre en Japón: habitaciones que se abren a un jardín, piscinas termales situadas entre la vegetación; todo lo necesario para alcanzar un verdadero placer sensorial y visual.

En un país donde las geisha y los actores de kabuki pasan hoy, como hace cuatrocientos años, horas y horas maquillándose para su trabajo, no debería extrañar que haya florecido una notoria

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INTRODUCCIÓN

El título de esta sección del séptimo volumen adelanta con perspicacia su contenido: «Tradiciones: donde el pasado es presente», una afirmación que siempre se debe tener en cuenta al hablar de la cultura y el arte de Japón. Sus dos primeros artículos tratan de la naturaleza, el mejor punto de partida cuando se analizan sus tradiciones y su plasmación en el calendario.

Japón, el archipiélago de la cultura

industria del cosmético. Esa tradición, sin contar con otra muy anterior que se remonta a los años de la exquisita aristocracia Heian, ha sido un factor que ha estimulado el desarrollo de la cosmética japonesa hasta situarla en los puestos más altos del planeta.

El sumo y las artes marciales tienen una dilatada historia en Japón y su método de aprendizaje sigue los mismos patrones que en cualquier arte o artesanía: respeto hacia el maestro, imitación de sus gestos, enorme paciencia y modestia. De nuevo, las formas del pasado siguen repitiéndose en el presente.

GASTRONOMÍA: EL IMPERIO DE LOS SENTIDOS

CULTURA, BAJO EL INFLUJO DE LA ESTÉTICA

El volumen VIII de «Cultura: bajo el influjo de la estética» de Japón, el archipiélago de la cultura está dedicado a la gastronomía, el producto cultural más completo de los que existen, por cuanto apela a los cinco sentidos, algo que ningún arte puede igualar.

Desde muy antiguo, la cocina en Japón ha otorgado una enorme importancia a la combinación de colores, formas y texturas de los alimentos y sus soportes, cosa que no ocurría en el resto del planeta.

Quizás por ello, su gastronomía se ha convertido en uno de sus mejores embajadores, incluso por encima de otras especialidades supuestamente más populares como el cine, que no parece haber alcanzado semejante nivel de penetración en Occidente.

En los primeros años de este milenio, el público europeo y, un poco antes, el americano comenzaron a descubrir asombrados una cocina japonesa que, además de resultar exótica, sana y sabrosa, se les ofrecía con un despliegue visual nunca visto.

Por esa época, los más célebres chefs del planeta ya llevaban años estudiando no solo las técnicas culinarias del País del Sol Naciente, sino también su modo de servir los menús. Todos ellos encontraron en la gastronomía nipona, y en concreto en el kaiseki, una nueva manera de confeccionar y ofrecer sus viandas. Primero los establecimientos de élite, y enseguida los demás, empezaron a replantearse lo que habían hecho hasta entonces.

A partir de ese momento, los mejores restaurantes se centraron en una meticulosa presentación, buscando el minimalismo y cuidando la estética. Muy pronto, sus flamantes mesas se llenaron de vajillas con todas las formas, colores y texturas imaginables, que componían un menú en el que se había roto la clásica jerarquía de primeros y segundos platos seguidos de un postre. Pero no fue esa la única influencia japonesa, sino que, al mismo tiempo, sus cocineros tuvieron que estudiar nuevos métodos de manipulación y preparación de la materia prima, que a menudo se reducían a lo mínimo.

En Japón, el estudio de la gastronomía como cultura de los cinco sentidos viene de muy atrás. En un tratado culinario del periodo Edo titulado Kasen no kumi ito, entre otros muchos consejos sobre los cinco sabores y las cinco técnicas de cocinar, se dice que cuando se crea un menú hay que tener especial cuidado con la combinación de los colores, los aderezos y la disposición. Es decir, que la presentación se debe estudiar con el mismo cuidado que la elaboración. En esa idea se encuentra el origen del increíble despliegue de cuencos, platitos, bandejas y recipientes de todo tipo con que se ofrecen las viandas en Japón.

Las artes de la cerámica, la laca e incluso del bambú tienen su altar en la mesa japonesa, un escenario imposible de concebir sin un buen número de piezas lacadas, de gres o de porcelana, que deben estar en sintonía no solo con la estación del año –una obligación en cualquier entorno nipón–, sino también con la forma del alimento y su cocinado.

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Preludio

La proliferación de bandejas rectangulares, cuadradas y ovaladas, primero blancas, y luego de diseños, colores y texturas mucho más variadas, que han inundado los establecimientos de comidas occidentales desde hace un par de décadas no habría sido posible sin el descubrimiento que sus chefs hicieron de la gastronomía de Japón y, sobre todo, de la importancia que siempre se ha otorgado en ese país al «soporte» de cada producto servido.

En los años veinte del pasado siglo, cuando Rosanjin Kitaoji regentaba un célebre restaurante en Tokio, se dio cuenta de que un buen alimento o aderezo necesitaba un bol, plato o bandeja adecuados a su color, forma y textura para realzar su presencia. Fue esa evidencia la que le hizo dedicarse a la alfarería y convertirse en uno de los maestros ceramistas más innovadores de la segunda mitad del siglo xx.

El título de esta sección, «El imperio de los sentidos», tiene reminiscencias cinematográficas y refleja perfectamente esa fusión de diferentes artes que se produce en un menú japonés, siempre estudiado para halagar a los cinco sentidos y, el primero, la vista.

De todo eso tratan los diez artículos de este volumen. Después de la imprescindible introducción del primero, el título del siguiente, «La complejidad de la sencillez», nos hace ver una vez más aquella dicotomía de «mínima extensión, máxima expresión» que veíamos al principio del volumen IV dedicado a la literatura. En los restantes se habla de las algas, de los condimentos, de las carnes, de los fideos y del sake, la llamada «bebida de los dioses». Y de postre, no podía faltar el dedicado a los dulces tradicionales, los wagashi, otro espectáculo visual que de nuevo se centra en lo mínimo.

En un texto sobre gastronomía japonesa no puede faltar un artículo consagrado al kaiseki, un vocablo que engloba todo un universo culinario. En sus diferentes partes se desarrollan aspectos que se han esbozado en estas líneas además de otros muchos que el lector descubrirá leyendo sus páginas. Su título: Cocina kaiseki: influencia en Occidente, subraya lo que deben al Japón clásico los más selectos restaurantes de Europa y América.

D. Javier Vives

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INTRODUCCIÓN

Como apartado singular, el artículo titulado «Sanpuru» trata de la costumbre de muchos restaurantes japoneses de exponer en sus escaparates exactas reproducciones en plástico de los menús que ofrecen a sus clientes. Quién sabe si en un futuro no muy lejano esta práctica también se extenderá por Occidente.

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Descubre Japón, un mundo enigmático y diferente 138

Preludio

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Preludio

Prólogo NUEVOS VIAJES DE ENLACE EN LA ÉPOCA DE POST COVID 19 En la primera mitad de 2020, la humanidad ha experimentado una crisis sin precedentes que deseo sinceramente haya sido superada para la fecha de publicación de esta obra. El Covid-19 ha hecho estragos en todo el mundo y ha derribado los valores sobre los que se sustentaba. Hemos tenido que discernir entre aquello innecesario, indispensable y deseado, desechando, durante este duro confinamiento, tantas, tantas cosas que creíamos inmutables.

Muchos aspectos deberán verse transformados drásticamente en la época de post-Covid-19, y nuestra manera de descubrir el mundo no será una excepción.

Viajar se ha convertido en uno de los primeros objetivos de los nuevos modelos relación social, lo que nos hace reflexionar en el sentido de moverse por el mundo. ¿Qué tipo de viaje van a realizar aquellas personas que son conscientes de lo que quieren de verdad?

Pero para otros se trata de experiencias y sobre estas personas que saben lo que quieren, que buscan aquello indispensable, voy a referirme en mi introducción.

Esto es independiente de cualquier principio de competencia y eficacia de la lógica capitalista.

Con el fin de hablar sobre el viaje en busca de lo esencial, pueden servirnos términos clave como «historia», «estética», «naturaleza»... O podemos guiarnos por la voluntad de establecer puentes con la población, de formar enlaces interculturales y, con ellos, mejorar nuestra vida y la de aquellos que encontremos. Un viaje también puede ser un punto de inflexión en la concepción del mundo de cualquiera, pero es especialmente relevante para aquellos cuarentones y cincuentones que ya hemos pasado por mucho y queremos abrir nuevas puertas para la segunda mitad de nuestra vida.

El «viaje» pone énfasis en el proceso, dando más relevancia al trayecto que al destino, como pasa con aquellos trenes lentos y escénicos a los que podemos subir para disfrutar sin prisa alguna. Yo soy la primera que ha viajado mucho con un destino y un tiempo restrictivos, pero aprendí a aprovechar el camino y tuve tantas gratas sorpresas en mis desvíos. Soy consciente de que ya hay numerosos viajeros que han descubierto esta forma «desinteresada» de viajar, pero deseo que a partir de ahora sean muchos más.

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PRÓLOGO

El viajar en nuestros tiempos, para muchos viajeros es ver –más bien confirmar– las bellas imágenes de lugares recónditos que alguien sube a las redes sociales y tomar tus propias fotos, que atestiguan tu estancia. Sin embargo, las rutas predeterminadas y las visitas diseñadas para el turismo de masas cada vez nos recuerdan más al paso efímero por meros parques temáticos.

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Viajamos para establecer enlaces, puentes. Uno de estos puentes puede ser vertical: se trata de traspasar espacio y tiempo, para preguntarnos de dónde venimos y cómo fueron las vidas de nuestros antepasados y las de aquellos en la otra punta del mundo. Por ejemplo, a raíz de uno de mis viajes, empecé a investigar sobre Ryojun Matsumoto, un médico de Edo y el primer general-cirujano de la Armada de Meiji. Matsumoto insistió en los beneficios para la salud que suponía bañarse en el mar y, luego, fundó la base de villas de la zona de Oiso, cerca de Tokio. Como vivió hace más de cien años, y como era de esperar, no había nadie que lo conociera en persona. Empero, hablando con la gente de Kashiwazaki, ciudad donde estuvo por meses, pude entrar en contacto con la esposa de un descendiente de uno de los compañeros de Matsumoto. La señora me dio un libro, autopublicado por su marido, que había rescatado de una kura (un tipo de almacén antiguo) que había sobrevivido un terremoto de gran magnitud. Este me dio muchas claves para esclarecer el misterio de Matsumoto. Entonces, me dirigí a la isla de Sado, donde encontré un escrito en sumi (tinta china) que me permitió seguir trazando hilos alrededor de la vida del médico. Entre el libro, el escrito y la ayuda de otras tantas personas, conseguí llegar a conocer a Matsumoto como si fuera un amigo de toda la vida.

Otro tipo de viaje puede guiarnos a través del simple sentido estético. Con los cinco sentidos, podemos lograr deconstruir nuestros prejuicios, formulados con el tiempo a base de fotografías y rumores, y volver a percibir el sabor, el tacto, el olor y también la vista, de forma renovada y casi ingenua.

La mejor manera de tender un enlace verdadero con el Otro a través del sentir estético es, antes que nada, procurar visitar y acercarnos a los emplazamientos tal y cómo se encuentran, de forma inalterada y, a ser posible, en diferentes estaciones y momentos del día. Un lugar, además, puede habitarse de forma diferente dependiendo de nuestro estado mental, nuestra compañía e, incluso, del tiempo meteorológico. Dice el refrán, ligado a la ceremonia de té, «un encuentro es único e irrepetible» (ichigo ichie 一期一会).

La villa imperial de Katsura (Katsura Rikyu) es uno de los lugares más difíciles de acceder en Kioto, debido a la necesidad de reservar entrada con antelación.

Yo lo visité por la mañana un día de invierno muy severo, en la época en la que quizás menos turistas hay. Me sentí como si hubiera visitado el hogar de un antiguo conocido, limpio de hojarasca, no como si estuviera invadiendo un palacio de la familia imperial, construido en el siglo xvii. A la vez, las técnicas de construcción y la integración de la naturaleza por todos los rincones del espacio me transportaron al corazón de una auténtica pieza de arte moderno.

Hoy en día nadie vive en este palacio. Sin embargo, uno puede sentir que el lugar está vivo, que es diferente a todos aquellos edificios históricos que ya no son más que un parque temático. Puede que el secreto que encarna esta gran diferencia resida en el enlace natural e histórico tendido entre los edificios, de una simplicidad asombrosa, y el vínculo de estos con los jardines y, finalmente, con nosotros mismos. Me reservo visitarlo en otra estación, la próxima vez. Así, todo cambiará, pero, a saber, qué se mantendrá inmutable, relativamente... La única forma de responder es visitándolo en más de una ocasión.

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Preludio

La otra gran razón para viajar será el querer sentirnos fuera de nuestra cotidianidad. Hoy día, gran parte de nuestras vidas se despacha rápidamente a base de inteligencia artificial, así que viajamos para acercarnos a lo inesperado: para obtener una experiencia única y preciosa que nos cambie al volver. Mi difunto padre era un enamorado de los ferrocarriles, obsesionado con los viajes en trenes lentos.

Una vez fue a Inglaterra por trabajo y, allí, coincidió con un inglés tan aficionado como él. Después de ese viaje, intercambiaron calendarios de ferrocarriles durante decenas de años.

Una vez, estando en Cuba, quise dirigirme al archivo del Ministerio de Relaciones Exteriores. Una amiga cubana me aconsejó que tomara un taxi compartido y pidió a una desconocida, de vestido y sombrilla blancos, si quería acompañarme.

Ella accedió, pues iba en la misma dirección. Para evitar el calor sofocante de La Habana, entramos en el primer taxi que pasó –uno sin permiso, que parecía estrenado en tiempos de la URSS–. La señora se apeó antes que yo, pero, gracias a ella, el chófer me cobró lo justo. Al regresar, no tuve ni tiempo de intentar subir a una guagua, pues volví a encontrarme con la dama, que me ayudó, otra vez. En Cuba, sentirse integrada es gran parte del encanto del viaje, aunque esto no aparezca en ninguna guía.

Nos unimos a los lugares a través de la historia, la estética, la naturaleza y la gente. A la vez, viajar a fondo es mejorar también la vida de los lugares que visitamos. Demos un paso atrás, visitando como viviríamos, respetando la dualidad extraño-cotidiano y construyendo puentes que perduren después de cada viaje.

Tanto en España como en Japón, es fácil detectar un profundo poso espiritual. El principito de Saint Exupéry nos enseñó que lo más importante no se ve y, de hecho, está comprobado que utilizamos menos del 10% de nuestra capacidad cerebral. Si nos esforzamos para mejorar nuestros cinco sentidos, quizás podamos desarrollar un sexto que nos permita acceder a esta espiritualidad. Quizás, este sexto sentido nos abra las puertas a algún encuentro excitante que cambie la segunda mitad de nuestras vidas.

Dña. Haruko Hosoda Kawase

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PRÓLOGO

Siendo un país extremadamente seguro, cuando los extranjeros viajen por Japón no deberán temer por su seguridad. Eso sí, advertimos: todo aquel que visita el país se siente a la vez exótico y aliviado; y es que, incluso lo más rutinario y vulgar, ante ojos inquietos, nos puede trasladar a un país de maravillas.

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Preludio

El viaje a Japón supone un antes y un después. Por mucho que uno imagine, lea, investigue, busque por internet o disfrute de espectaculares fotografías, nada de ello será comparable a la experiencia de aterrizar en un país que de norte a sur ofrece una naturaleza salvaje, que se extiende desde los grandes bosques de Hokkaido hasta los arrecifes coralinos de las islas de Ryukyu. Una naturaleza que contrasta con las grandes megaciudades como Tokio u Osaka, pero donde el espíritu japonés de apego a la naturaleza sigue vigente. Este sentimiento se traduce en que la mayoría de los japoneses con quienes hablemos nos llevarán a entender su país y a ellos mismos a través de esta unión.

Si los habitantes de un país son fruto de la naturaleza en la que viven, Japón nos ofrece a través de sus islas, mares y montañas, una tranquilidad y una calma que contrastan con su otra cara, la del país volcánico. Características estas, propias de un archipiélago que se extiende longitudinalmente sobre el cinturón de fuego del Pacífico, ofreciendo diferentes tipos de climas según las islas y cuya forma sinuosa, vista desde el espacio, bien podría recordarnos a un caballito de mar.

Saliendo hacia la playa de Tago, alzo los ojos: ¡qué blanco el monte Fuji que se ha ido coronando con la nieve que cae incesantemente! («Invierno», Shinkokinshu, Yamabe no Akahito [646-794])1

Este poema del famoso Akahito del periodo Nara (708-782), poeta escogido como uno de los treinta y seis inmortales de la poesía por el no menos conocido Fujiwara no Kinto del periodo Heian (794-1185), nos sitúa ante esa imagen inolvidable del monte Fuji nevado que hoy en día sigue siendo símbolo nacional. Son muchas las vistas que ofrece; entre ellas me parece difícil olvidar la sensación que tuve la primera vez que lo vi, al amanecer, desde la habitación del hotel en una planta 37, tras un primer plano que ofrecía toda la extensión de los rascacielos de Tokio despertando entre luces rojas, y, al fondo, lenta y majestuosa, dibujándose, la forma cónica del Fuji —esa forma cónica que tan magníficamente representase Hokusai en sus 36 vistas del monte Fuji—.

Una imagen velada, casi de ciencia ficción, que duró poco, porque las buenas condiciones de cielos despejados para ver el volcán no se dan fácilmente. Sin embargo, y a pesar de su fugacidad, la impresión que me causó fue imborrable y aún permanece en mi recuerdo esta montaña sagrada que todos los japoneses veneran en sí misma como una divinidad, o kami, dentro del sintoísmo.

Y es que una parte importante de lo que hace diferentes a los japoneses procede de esta religión politeísta originaria de Japón que representa buena parte de su esencia y de su cultura. A la creencia sintoísta de atribuir propiedades divinas a los elementos de la naturaleza se suma aquí que, tras la

1

Hyakunin Isshu, Cien Poetas, Cien Poemas, traducción, introducción y notas de José María Bermejo y Teresa Herrero, Madrid, Hiperión, 2006. p. 41.

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EL ARTE DE VIAJAR, SELECCIÓN Y EXCLUSIVIDAD

Un país que, en comparación con sus vecinos continentales y, a falta de extensas llanuras, nos permite disfrutar de diferentes paisajes en entornos próximos, como es el caso del mar y la montaña siempre presentes en la mente de los japoneses.

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muerte, los espíritus de los difuntos subían a las montañas y se convertían en dioses; pero no solo el sintoísmo reconoce las montañas como deidades, sino que la religión budista —llegada a las islas en el siglo vi— también le otorga valor como morada de los dioses, a la que se accede una vez alcanzado el estado de buda.

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Por lo tanto, no es extraño que a lo largo de este archipiélago montañoso encontremos numerosos cultos a diferentes elementos naturales y deidades que habitan en las montañas y cuyos ritos siguen vigentes a través de las festividades que se celebran en su honor, remontándonos incluso a antiguas tradiciones chamánicas, como los rituales de purificación a través del dios Ontake en el monte que lleva el mismo nombre. El volcán Ontake, también sagrado en Japón y segundo en altura después del Fuji, se encuentra situado entre las prefecturas de Nagano y Gifu, ofreciendo unos paisajes que nos adentran en el Japón más ancestral. Sintoísmo y budismo conviven aquí con antiguos ritos chamánicos, por lo que a lo largo del año se puede ver a los japoneses haciendo el camino de peregrinación hasta la cima del monte.

Sin embargo, en el archipiélago todo el mundo es consciente de que algunas de estas montañas admiradas con respeto y devoción, disfrutadas y queridas, también son volcanes en activo, y que tanto la actividad sísmica como la actividad volcánica influyen en la expresión cultural y el sentir de Japón.

A su respeto por la naturaleza se suma su comprensión y empatía con la fugacidad de este mundo y el cambio constante de los elementos naturales. Desde su pasado más remoto lo expresan a través de sus valores estéticos, presentes en las diferentes artes, con una naturalidad que ha fascinado a Occidente.

La empatía de este pueblo con la naturaleza y lo efímero nos permite entender los sentimientos que afloran desde la poesía del dorado periodo Heian hasta la actualidad. Una melancolía y sensibilidad propiciadas por la belleza perecedera que acepta además la imperfección de las cosas y de los seres vivos, el mono no aware japonés. Un buen ejemplo de este sentimiento lo encontramos en la novela de Murasaki Shikibu (973-1014) Genji Monogatari (La historia de Genji), joya literaria escrita en kana2 al estilo onna de2.

Tarde o temprano hemos de partir.

Nuestras vidas son más frágiles que el rocío suspendido en la luz de la mañana.4

Por ello el paso de las estaciones es uno de los temas preferidos en la poesía, la pintura y la caligrafía japonesas de todas las épocas, un paisaje cambiante que representa el ciclo de la vida al que todos estamos sometidos y que tan acertadamente han sabido captar los japoneses a través de sus diferentes tipos de jardines, cuya estética es hoy reconocida en el mundo entero. Unas estaciones que traen consigo tanto el disfrute de lo que nace fragante en primavera y reverdece con las lluvias de verano, como de aquello que teñido de cálidos colores en otoño desaparece lentamente, para dejar al descubierto los huesos de la naturaleza5 a través de sus rocas y troncos desnudos en invierno.

2

4

kana: 1. Alfabeto silábico japonés que engloba los dos silabarios de invención japonesa, el hiragana y el katakana, creados para transcribir los ideogramas chinos a la fonética japonesa. 2.

Denominación con la que se conoce la caligrafía que no es kanji.

Murasaki Shikibu, Genji Monogatari (La historia de Genji), traducción de Fernando Gutiérrez, Mallorca, J. De Olañeta, 2004, p. 243.

3

onna de o sogana: estilo de escritura realizado por las mujeres de la corte.

5

En la cultura china del paisaje, y en su extensión a Japón, la naturaleza es entendida como un cuerpo. Los afloramientos rocosos son vistos como los huesos de ese cuerpo

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Preludio

Pero si algo ilustra bien este sentimiento, este enigma que es la vida, y la transitoriedad del individuo, es el texto del poema Iroha datado en el periodo Heian y que desde las obras literarias y su antigua corte se extiende a la cultura popular. Un poema que los niños y niñas japoneses memorizan aún en las escuelas y que contiene los 47 signos del silabario hiragana.

I ro ha ni ho he to chi ri nu ru wo wa ka yo ta re so tsu ne na ra mu u wi no o ku ya ma ke fu ko e te a sa ki yu me mi shi we hi mo se su

Los colores son fragantes, pero desaparecen pronto.

En este mundo nuestro nada permanece.

Cruza hoy, pues, el paso de la montaña de las ilusiones de esta vida, sin más sueños pasajeros ni embriaguez alguna.

El cambio de estación nos lleva también a disfrutar de los festivales que se suceden por todas las islas, ya sea en las ciudades o en las zonas rurales, y que nos ayudan a comprender la idiosincrasia de cada región. Cada prefectura presenta diferencias históricas y matices culturales. Recordemos que la unificación de Japón se produce en el siglo xvi y que el mapa de norte a sur tal y como lo conocemos en la actualidad nos sitúa tras la II Guerra Mundial. Además de su propia cultura e historia, los contactos con China y Corea también han nutrido al pueblo japonés, que ha sabido hacer suyas muchas de estas tradiciones vecinas, algunas presentes todavía través del budismo, otras ya desaparecidas en sus lugares de origen, debido a la evolución sociocultural de cada país.

Igualmente, sus contactos con Occidente se aprecian en algunas ceremonias, como el festival Kunchi en Nagasaki, donde aparecen vestuarios de los diferentes países con los que Japón mantuvo relaciones diplomáticas, como China, los Países Bajos o Portugal.

De forma que, cuando uno viaja y revisa la historia japonesa, se imagina Japón como un cofre que guarda, atesora y cuida el pasado adquirido, a la par que lo hace suyo creando un mosaico rico y sutil que hoy podemos seguir disfrutando.

Independientemente de la zona geográfica en la que nos situemos, siempre encontraremos ese espíritu de admiración y festividad de un pueblo abierto a diferentes creencias —lo cual hace que el número de festivales, tanto sintoístas como budistas, sea elevado y se reparta a lo largo del año según las estaciones—. Para quien asista en verano a la fiesta de Obon, una de las más importantes del país, es inolvidable compartir ese sentimiento de felicidad en el que se da la bienvenida a las almas difuntas. Los desplazamientos se intensifican y todo Japón se pone en movimiento. Carreteras y estaciones repletas de japoneses que disfrutan de tres días para reunirse con los suyos en un ambiente familiar y celebrar este ritual que, lejos de entristecer, anima a comer y bailar y participar del ambiente comunitario de sus danzas en las calles.

Limpiar, ordenar la casa y poner las ofrendas correspondientes, mayoritariamente comida y arreglos florales, al espíritu de los ancestros —en el altar budista o butsudan—, son algunos de los preparativos en el hogar. Vestir la yukata o kimono de verano en un baile callejero, en el que todos pueden participar al son de los tambores taiko, es un momento excelente para enseñar al extranjero la coreografía correcta y evitar que pierda del compás del grupo. Todos al unísono con lentos mo-

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EL ARTE DE VIAJAR, SELECCIÓN Y EXCLUSIVIDAD

Por lo tanto, como viajeros, disfrutar de las cuatro estaciones que se dan en la mayoría del país multiplica las posibilidades de viajar en diferentes ocasiones y a diferentes regiones, para descubrir que todas ellas tienen una marcada presencia en la vida de los japoneses.

Japón, el archipiélago de la cultura

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vimientos —lentitud que se agradece, porque el calor húmedo del verano japonés no es una de las sensaciones más agradables de esta estación—. Y sobre todo, en estos festivales o matsuri se ensalza el espíritu de colaboración y camaradería. Un espíritu colectivo que representa la estructura y el sustrato de la sociedad japonesa. De naturaleza variada, se celebran unas veces para agradecer la abundancia de cosechas o pesca según la zona, y otras, para rogar por esa misma finalidad. Incluso para alejar el infortunio, como la fiesta de Iwate, conocida como Morioka Sansa, donde al ritmo de los tambores se ofrece una danza para alejar a los diablos.

Pero no solo existen fiestas multitudinarias, llenas de colorido, que nos sitúan en increíbles escenarios teatrales y nos muestran una variedad de vestimentas, y que nos proyectan a pasarelas y diseñadores de moda del futuro como si se tratase de una cantera de ideas novedosas; algunos de los ritos se reducen al ámbito familiar, dentro de las casas, como esa tradición de purificación del espacio que vemos cada año a través de la celebración conocida comúnmente como Setsubun que, aunque significa «separación de estaciones», en la actualidad se celebra solo al principio del año (risshun), hacia el 3 de febrero, y marca el final del invierno. A través del acto de lanzar semillas de soja o mame mientras se pronuncia la frase Oni wa soto, Fuku wa uchi! («¡Fuera los diablos, que entre la buena suerte!»), los japoneses echan de la casa la maldad del año, y con ella a los diablos, y atraen así la suerte para el año venidero.

Como occidental, la primera vez que viví esa fecha me quedé perpleja. No sabía de qué se trataba y, estando en el supermercado de una pequeña localidad, presencié por primera vez como todos los carros iban llenos a rebosar de mame (semillas o judías), mientras que las estanterías se vaciaban velozmente. Tal imagen me llevó a pensar que se trataba de una catástrofe inminente que afectaría al avituallamiento de alimentos. Me atreví a preguntar a la portadora de un carro, repleto de bolsas de mame, qué iba a suceder ante tal compra masiva. Estupefacta tras la respuesta de mi feliz y sonriente interlocutora sobre la tradición y las salvadoras mame, agradecí con la misma felicidad, o más si cabe, la explicación ante mi errado criterio e inmediatamente compré mi correspondiente ración.

Aliviada, volví a la casa para lanzarlas sobre el tatami siguiendo las instrucciones recibidas. Quiero imaginar que funcionaron.

Por lo general, actualmente uno tiene fácil acceder a la información sobre los festivales y ceremonias a través de las páginas web. Tanto la puntualidad como los mapas y la certeza de lo escrito, si es japonés, será encomiable. Sin embargo, eso no evita que en Japón el viajero occidental se haga preguntas, la mayoría de las veces sin una respuesta clara o evidente, y así viaja y pasea como un interrogante infinito, respondiéndose posibilidades que da por ciertas o abandona hasta caer en una nueva pregunta que le hace olvidar la anterior. Cuando consigue una respuesta, es posible que esta sea divergente y que la información acabe siendo una acumulación de sensaciones más que una respuesta. Pero el acto en sí no ha de resultar estresante, más bien al contrario, pues permite divagar en un cúmulo de contradicciones, a veces incluso paradojas. Otras veces, simplemente descubre respuestas sorprendentes alejadas de su lógica occidental, que relajan la mente y abren los sentidos.

Abandonarse a esa sensación es el principio para disfrutar del mundo de la nada, de lo vacío, de la sombra, del aquí y ahora.

Y existen otras sensaciones para las cuales apenas encontramos palabras concretas que las definan en nuestro idioma y, como en la famosa película Lost in traslation6, acabamos perdidos en la traducción. A veces uno piensa que el conocimiento del idioma pueda matizar o disminuir el asombro del viajero primerizo cuando no conoce la grafía y recorre el país, como quien se halla en un juego de la búsqueda del tesoro. Sin embargo, el resultado, una vez instruido en el idioma y la grafía japonesa, es el contrario. El asombro aumenta y se establece como premisa. Es así como el juego de la búsque6

Lost in traslation, 2003: película escrita y dirigida por Sofía Coppola. Coproducción de Japón y Estados Unidos, ambientada en Tokio.

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Preludio

da del tesoro se transforma en otro, no menos entretenido, en el que uno siente que se abren esas puertas correderas o shoji que lo llevan de una estancia vacía a otra sin que parezcan tener fin. Y en ese enigma que es todo y es nada, nuevamente abrir los sentidos y dejarse llevar es una manera de introducirse en la cultura japonesa para disfrutar del viaje exterior e interior que supone.

Sin embargo, y para asombro de ese mismo viajero occidental, Japón está lleno de códigos que aparecen como las piedras irregulares de un jardín zen. Esas piedras que según su disposición en el camino miden nuestros pasos y apaciguan la velocidad al caminar. Al igual que el jardín se revela de un modo ideal, la vida aparece relajada en la entrega al código. Secuencias de formalismos que dibujan el vacío; códigos de presentación en el estar que sirven para preservar ese mismo vacío.

Megaciudades como Tokio donde miles de personas se mueven siguiendo unos códigos pactados en un ir y venir. Cartografías humanas que recuerdan vuelos de estorninos, bancos de peces o hileras de hormigas, en una danza continua sin sobresaltos, donde cada uno sabe su patrón, su coreografía.

Y ese movimiento incesante de velocidad mantenida construye la ciudad y su espíritu colectivo.

SOMBRA-LUZ Independientemente de la estación en la que vayamos a Japón, encontraremos que el binomio sombra-luz es algo intrínseco en la cultura japonesa. En esa dualidad, la sombra marca el centro de interés, y no la luz, que queda relegada al exterior. Lo profundo, la quietud, el ser y estar japonés sucede en la sombra y esto conlleva gradaciones que afectan a otras tantas situaciones de la vida cotidiana, como la propia estructura de la casa japonesa, pensada para conseguir esa penumbra a través de sus corredores entre las estancias y el jardín. En esa línea de pensamiento, los papeles japoneses que construyen los shoji o puertas correderas permiten que la luz entre como una veladura en las estancias y flote tamizada creando sensaciones etéreas, algo similar a la emoción de las atmósferas que podemos ver en los interiores de las pinturas de Velázquez, donde se vislumbra el aire. Como señala Tanizaki7 en su obra, El elogio de la sombra, un clásico necesario para entender el espíritu japonés:

A nosotros nos gusta esa claridad tenue, hecha de luz exterior y de apariencia incierta, atrapada en la superficie de las paredes de color crepuscular y que conserva apenas un último resto de vida. Para nosotros, esa claridad sobre una pared, o más bien esa penumbra, vale por todos los adornos del mundo y su visón no nos cansa jamás (p. 46).

Y efectivamente esa visión no cansa, sino que en ese estado intermedio el cuerpo se relaja y entrega a la percepción de lo sutil, de la frontera entre lo que sucede y lo que no sucede. Para Tanizaki, aquí la claridad y la penumbra están en la misma línea, pero gana la penumbra como deleite porque además en esa penumbra se intuye casi el paso del tiempo, la pátina, ese tiempo que como decía Goya «también pinta».

Y esta idea de quietud, serenidad y paso del tiempo que ensalza lo mate frente al brillo nos remite a esos valores procedentes del zen como el sabi y el wabi, sin los cuales es difícil entender la estética japonesa.

7

Junichiro Tanizaki, El elogio de la sombra, Madrid, Siruela, 19998.

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EL ARTE DE VIAJAR, SELECCIÓN Y EXCLUSIVIDAD

El sentimiento del viajero fluctúa así entre pares de complementarios: futuro-pasado, lleno-vacío, ruido-silencio, luz-sombra, etcétera. Si estuviéramos en Japón, seguramente estos binomios los escribiríamos y sentiríamos al revés: pasado-futuro, vacío-lleno, silencio-ruido, sombra-luz, etc. Comencemos ahora de derecha a izquierda.

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Pero sobre todo, la búsqueda de la sombra nos acerca a esa acepción de ese otro valor, el yugen que, fiel a su etimología y significado, encarna lo oscuro y lo misterioso como ideales de la belleza.

Lo nacido en la sombra se preserva, como el musgo tan querido y mimado por el pueblo japonés.

Basta recordar el gozo que provoca uno de los jardines más preciados de todo Japón, el conocido como Kokedera y cuyo significado literal «templo del musgo» nos permite imaginar la importancia de sus más de cien variedades de musgo.

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La luz se mantiene fuera, en una separación de lo interior y lo exterior. La luz está en sí misma y no debe interferir en la sombra ni en la oscuridad, como bien demuestran los farolillos japoneses o chochín, que iluminan al anochecer, pero no irradian resplandor. Igualmente, desde la sombra interior, en la casa japonesa no existe el acto de abrir la puerta como en Occidente.

En Japón se trata de desvelar a través de las puertas correderas y vislumbrar desde el interior ese exterior donde se encuentra la luz, el jardín y los atributos de lo externo. La sensación no es de abrir y cerrar, sino de velar y desvelar a través de los shoji o fusuma8. El suelo de tatami ayuda a la absorción de esa luz. Ningún brillo reflejado desde el suelo perturbará nuestra calma en una típica casa japonesa. Muy al contrario, la sombra lleva implícito un olor ligero de la humedad propia del tejido de tatami. Un olor que nos recuerda ligeramente al de la cestería occidental, con un pequeño punto de acidez, cercano al incienso. Un aroma, característico de las casas tradicionales japonesas construidas de madera y desde cuyo interior se intuye el jardín externo. Jardines que, a modo de poemas tridimensionales diseñados desde la sombra, invitan a ser contemplados, pero no tocados ni utilizados para fiestas y comidas de pícnic como se podría pensar desde su uso occidental. El jardín japonés es una pintura que se cuela por la ranura de las puertas correderas, a nuestro antojo.

Un binomio, el de sombra y luz, apasionante y necesario para entender el carácter japonés.

SILENCIO-RUIDO La relación entre el silencio y el ruido es curiosa en Japón, y los pienso como elementos complementarios por lo absoluto de su aparente significado en esta cultura. El silencio aquí no es una falta de sonido, al igual que el vacío no significa falta de elementos, sino que ambos son la construcción de un lugar y un no lugar en el que se desarrolla la identidad y donde se dan las acciones a través de una comunicación en silencio. Un mundo de pequeños gestos y matices que solo pueden suceder y apreciarse a través de ese mismo canal de silencio. Es más, igual que hablamos de la «velocidad del sonido», durante mi estancia en Japón yo llegué a pensar en la «velocidad del silencio». Por supuesto una especulación sin valor científico, basada solo en mi propia experiencia y percepción de los acontecimientos. He de reconocer que me llevó tiempo y práctica descubrir que, en esa masa continua de silencio, apenas un mínimo movimiento y todo el mundo se daba por aludido y entendía qué debía pensar o hacer.

La ventaja de vivir en ese silencio es el desarrollo de la concentración, una concentración que no se busca —simplemente aparece y está ahí, esperando a ser usada—.

Y es que en Japón hablar mucho casi resulta imprudente y molesto. Alguien me explicó una vez que era regla de educación hablar poco, especialmente si eras mujer. Agradezco la flexibilidad de que esta regla dispensase a los occidentales, porque resultaba un pequeño escollo para aprender el idioma; sobre todo si se quiere practicar japonés siendo mujer y educada.

8

Fusuma: puertas correderas interiores que separan las estancias.

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Preludio

Sin embargo, ese silencio que casi propicia la telepatía, y por lo tanto la comunicación ausente de sonido, se rompe de la manera más estrepitosa por el ruido incesante de las máquinas y reproducciones de voces humanas que informan constantemente y de forma repetitiva en los lugares públicos, especialmente en las ciudades. Desde las calles y los centros comerciales hasta los transportes públicos, unas voces, ora masculina ora femenina, que parecen abarcarlo todo, te acompañan constantemente hasta el punto de que cuando no las escuchas, las puedes llegar a echar de menos; como si algo faltase en el decorado estrambótico del canturreo urbano.

Pero uno de los máximos exponentes del ruido lo produce el juego del pachinko, que salta desde el interior los locales a la calle con su peculiar cascada de sonido de feria y bolas de rodamiento cada vez que se abren las puertas de un establecimiento de forma automática.

El ruido bulle en las grandes ciudades y se amansa en la tranquilidad del campo, sin embargo aún nos sorprende cuando en algunas pequeñas localidades rurales suena de repente una musiquilla alegre —siempre la misma—, a las doce de la mañana, que nos recuerda que es la hora de comer.

Por el contrario, los restaurantes difieren mucho de los nuestros y permiten una tranquilidad que invita a charlar y, si uno va solo, a leer, imitando a los japoneses que, con los ojos centrados en la lectura, mueven los palillos ohashi a un ritmo vertiginoso mientras se entregan de forma mecánica al acto aparentemente fútil de comer-leer.

Lo cierto es que en este binomio de silencio absoluto y ruido absoluto uno parece vivir a dos niveles que pueden llegar a resultar estresantes para un occidental durante largas estancias, acostumbrado a los formatos intermedios; pero uno siempre puede escapar y conectar con la calma que ofrecen los jardines zen.

VACÍO-LLENO El occidental cree que conoce el vacío cuando, en realidad, lo que conoce es la traducción de ese vacío. El vacío occidental desde el siglo xx se ha ido definiendo a través de la síntesis de formas y la abstracción. La estética del vacío en las artes a través de los movimientos minimal o de la famosa frase de Van der Rohe «menos es más», e incluso la visión lleno-vacío procedente de la abstracción expresionista o informalista, no hace sino llegar a ese vacío utilizando la capacidad de sustraer.

No pongo, luego creo vacío. Sin embargo, el vacío en Japón y la vacuidad son conceptos repletos, llenos, a los que no se llega a través de la sustracción, sino a través de la adicción de nada, es decir, se construye el vacío.

François Cheng en su obra Vacío y plenitud nos desvela el dinamismo del vacío y su significado en la pintura china, fácilmente extrapolable a la cultura japonesa por su relación con esta y el desarrollo del zen procedente del chan chino en las islas. Solo el título de esta obra ya nos da la dimensión de este par de dilemas que se convierten en contrastes.

El vacío en Japón lo vemos ligado al mu, a ese vacío que se relaciona con la iluminación y la meditación activa, con las artes y con los jardines zen de rocas o karesansui, etc. Y da la sensación de que ese vacío es tan natural como el propio archipiélago, en medio de la nada del Pacífico. Sin

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Pero si algo deja al occidental estupefacto es llegar a la intimidad del baño y encontrarse con la música del fascinante mundo de los sanitarios y sus accesorios. Desde el rollo de papel higiénico, cuyo soporte emite unos acordes electrónicos cuando se utiliza, hasta los últimos avances tecnológicos aplicados al propio inodoro, en el que algunas empresas incluyen actualmente fragmentos de obras de música clásica. Ventaja: se puede desprogramar y programar al antojo.

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embargo, además del mu, y fuera del ámbito zen, el vacío se construye en la mente del japonés y de los extranjeros que resuelven quedarse en las islas, como el gusano que necesariamente construye el capullo y su vacío correspondiente, segregando la sustancia que da lugar a la seda, para transformarse en mariposa; porque la construcción de ese lugar y no lugar, como sucediese con el silencio, sirve para la transformación del ser. Es como si en Japón se despertase en los humanos una enzima a la que podríamos llamar divertidamente vacuicita, por ejemplo, que además de afectar a la percepción, ayuda a fabricar imperceptibles masas de vacío para la supervivencia de los individuos en el país. Y esta enzima que nos acabamos de inventar parecería además afectar nuestra comprensión de universo, quizás porque la naturaleza salvaje de las islas nos muestra que, como seres humanos, apenas importamos en su continuo devenir.

En esa dualidad vacío-lleno el viajero también puede apreciar la densa población que se extiende más allá de las urbes, formando un paisaje de casitas continuas, de forma que a veces llegamos de una ciudad a otra sin casi saber cuándo salimos de la primera.

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De manera que el concepto de vacío tan buscado y esperado por los occidentales que visitan Japón y del cual disfrutan en sus visitas a templos y jardines, contrasta con la falta de espacio en las ciudades.

Pequeños apartamentos repletos en los que el japonés medio debe aprender a convivir con sus numerosos artículos de consumo, libros, ordenadores, cables, enseres personales y objetos o máquinas a veces imposibles de definir, que se van acumulando. Es entonces cuando entendemos la mutabilidad del espacio; futones que aparecen al anochecer y desaparecen al amanecer tras puertas correderas empapeladas con bonitos motivos paisajísticos, florales o modernos patrones geométricos.

Todo un mundo de objetos plegables que, haciendo honor al arte del origami, nos recuerda que el espacio es un bien escaso en Japón y el orden, una necesidad. Todo es y no es al igual que los personajes de su magnífico cine de animación o anime, con esos cambios de roles, donde los protagonistas masculinos se convierten en femeninos y viceversa. Una mutación constante que hace incluso difícil seguir una serie si no se está muy atento. Y es que en lo lleno del Japón siempre hay algo de teatral, de máscara, incluso en el día a día. Lo vemos en el vestir de los jóvenes que viven sus vidas de ficción fuera del trabajo, llenos de atuendos y elementos complementarios. Disfraces que los representan y los tranquilizan por su pertenencia a un grupo determinado. En lo lleno, todo parece un bazar ordenado como sus interminables grandes almacenes y donde cada cosa tiene su función —sacarla de contexto no parece muy buena idea, algo que sin embargo contrasta con esa idea de la mutación constante—. Superposición y acumulación de objetos sin razón aparente, excepto el propio consumismo, que fascina al occidental y hace difícil atravesar una ciudad cada día sin llegar con algún objeto innecesario en las manos.

La relación ojo-tacto en Japón se vuelve casi un ritual: todo es tan bonito, tan primoroso, tan kawaii9 que finalmente uno se fusiona con el objeto —no hace falta una razón—. Por eso no es raro que a pesar de la falta de espacio existan, especialmente entre los jóvenes, un sin fin de artefactos que acompañan sus vidas según las modas.

Sin embargo, llegados a los pequeños apartamentos, en esos espacios de intimidad y también a medida de su escala, encontraremos el vacío, porque como dice el Zen un rectángulo de tatami es suficiente para dormir y medio rectángulo suficiente para meditar.

9

kawaii: adjetivo que puede ser traducido como «bonito», «tierno», «adorable», «dulce»... Un término que se aplicaba sobre todo a los muñecos de peluche o animalitos y que ha pasado a convertirse en un término definitorio de la cultura japonesa popular desde las últimas décadas, por su relación con el infantilismo que produce y que se aplica en la actualidad al mundo de la moda, la estética e incluso a las actitudes y hábitos personales.

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Preludio

PASADO-FUTURO Aterrizar en Tokio o en otra gran ciudad japonesa ya es en sí un acto que nos traslada al futuro de manera inmediata. La imagen de tantas películas de cienciaficción y el anime japonés probablemente tienen mucho que ver con ello. Uno se siente pequeño, minúsculo, mientras voces que no comprende lo acompañan y caligrafías que no puede descifrar lo miran, aunque actualmente la introducción de la señalización en inglés y el uso global del GPS hace que esa impresión de sentirse perdido y vagabundear por la ciudad en búsqueda de la dirección deseada se mitigue; al menos en los centros de las ciudades, que cada vez piensan más en el turismo.

Aun así, en las grandes estaciones, donde abundan las salidas a diferentes calles alejadas unas de otras, más vale acordarse o grabar con el móvil por donde se entra si no se quiere perder la referencia y acabar viviendo una sensación kafkiana.

Artesanos en el distrito de Taito, cuya labor aún perdura, nos permiten disfrutar del primor con el que los artículos realizados a mano se elaboran y respetan todavía en el Japón de hoy. Barrios como Yanaka nos revelan el Japón más popular.

Y frente a esas ciudades llenas de cables al aire que nos sumergen en un escenario asiático de gran valor poético y atemporal, nos encontramos cómo el mundo de la imaginación japonesa —en este caso del manga— ayuda a hacer realidad sueños futuristas que, como el autobús acuático Himiko, diseñado por el maestro del manga Leiji Matsumoto, lleva más de una década haciendo la ruta entre el barrio de Asakusa y la isla de Odaiba.

Otro aspecto que nos remite a esa relación permanente entre pasado y futuro es el desarrollo de la robótica, que nos recuerda que Japón lleva tiempo destacando como país emergente en este campo.

Desde hace unos años conocemos robots dedicados a diferentes labores y que cada vez tienen más presencia en la vida diaria de los japoneses. Últimamente se valora de manera positiva su inclusión en las residencias de ancianos para el cuidado físico y emocional, como ayuda para la plantilla de humanos que ejercen sus funciones como cuidadores. También conocemos la otra cara, cadenas hoteleras que confiaron muchas de sus tareas a una plantilla de robots y que hoy en día vuelven a contratar humanos, en espera de un desarrollo de la robótica que permita una mayor eficacia, como trabajadores, de estos androides. Lo cierto es que se abre una gran incógnita ante la humanidad y su futuro; Japón está entre los países más avanzados, tanto en la creación como en el uso de robots.

Actualmente la cercanía de los Juegos Olímpicos ofrecerá una nueva imagen de este magnífico país al mundo. Seguramente barrios enteros habrán cambiado de estética tras los juegos. Por lo tanto, sería interesante visitar Japón tanto antes como después, para descubrir que este archipiélago nunca es el mismo, ni siquiera el enigma que resolver es el mismo. Hay un Japón para cada viajero, e incluso el mismo viajero encontrará un país y una ciudad diferente cada vez que vuelva.

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Cualquier ruta escogida nos traslada a un tiempo y espacio en el que disfrutamos del presente mientras nos movemos entre el pasado y el futuro. Un simple paseo por Asakusa, en Tokio, nos remite al espíritu tradicional japonés. El templo budista Senso-ji y el santuario sintoísta de Asakusa nos recuerdan que en Japón conviven varias religiones desde el pasado. Difícil de olvidar la famosa puerta Kaminarimon («puerta del Trueno») con su enorme lámpara roja caligrafiada.

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Como dice el poema de Basho:

Estando en Kioto, añoro, y mucho, a Kioto, cuando oigo al cuco. 10

Y es que el viaje a Japón supone un antes y un después. Por mucho que uno imagine, lea, investigue, busque por internet o disfrute de espectaculares fotografías, nada de ello será comparable a la experiencia de aterrizar en un país que de norte a sur ofrece una naturaleza salvaje, que se extiende desde los grandes bosques de Hokkaido hasta los arrecifes coralinos de las islas de Ryukyu.

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Dña. Noni Lazaga

10

10 Matsuo Basho, Por sendas de montaña, selección, traducción, introducción de Fernando Rodríguez-Izquierdo y Gavala, Maestros del Haiku 1, Gijón, Satori, 2013, p. 103.

El cuco ha venido cantando por siglos en la antigua capital de Japón, pero el tiempo ha ido cambiando la ciudad. Basho añora el sabor de tiempos pasados, y el detonante de ese recuerdo es el canto del cuco. En nuestras letras españolas se encuentra un soneto de Quevedo que empieza así: «Buscas en Roma a Roma, oh, peregrino; y a Roma misma en Roma no la hallas». (N. del T.)

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Preludio

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Preludio

El país del futuro Uno llega a Japón con cierta noción de que es el país del futuro. Me lo dijeron varias veces cuando conté que venía: «es la sociedad del futuro», «un laboratorio de cómo van a ser nuestras sociedades desarrolladas», «van por delante en todo».

Quizá fue así realmente durante algunas décadas, ese país del futuro que todavía creen muchos.

Desde la Olimpiada de Tokio en el 64, posiblemente, que consiguieron organizar con eficacia y éxito enormes apenas 19 años después de perder la guerra. Todo salió bien, el país consiguió exhibir un admirable y nunca visto tren bala de Tokio a Kioto, se levantaron autopistas elevadas por toda la capital y los estadios metabolistas de Kenzo Tange y Kunio Maekawa marcaban un hito en la historia de la arquitectura. La película Tokyo Olympiad de Kon Ichikawa (1965) es un documental excelente sobre ese momento y el gran logro que fue llevar a cabo los Juegos. Seis años después el país renovaría el éxito con la Exposición Internacional Osaka 1970.

Japón se había recuperado rápidamente de la guerra y convertido en pocos años en segunda potencia económica del mundo sobre la base de una combinación de elementos tan peculiares y propios del país que resulta de difícil comprensión. La burbuja surgió del superávit comercial que el país empezó a tener en cuanto se recuperó de la devastación de la guerra: volcado en la producción industrial y con índices siempre reducidos de consumo local, la economía exportaba y acumulaba divisas y ahorro. Esos enormes excedentes se utilizaban en la construcción. Pocas cosas marcan tanto el Japón de posguerra como el auge desmedido de construcción —inmobiliaria y de infraestructuras— financiada de manera autosuficiente por los keiretsu. El valor del suelo en Japón se multiplicó por 75 en apenas tres décadas.

A Hajime, el protagonista de Al sur de la frontera, al oeste del Sol de Haruki Murakami, lo llama un día su suegro para pedirle un favor en relación con ciertos negocios turbios. «Mira Tokio desde aquí -le dice-. ¿Ves todos los solares vacíos, como una boca llena de huecos? Si miras desde arriba, ahí está, cualquiera lo puede ver, pero camina por la ciudad a ras de suelo y no te darás cuenta. Solía haber casas y edificios viejos en esos solares, pero han sido derribados. El precio de la tierra se ha disparado tanto que los viejos edificios ya no son rentables. No se puede cobrar una renta alta y es difícil encontrar inquilinos. Por eso necesitan edificios más nuevos, mayores. Y qué decir de las casas particulares en la ciudad, la gente ya no puede pagar los impuestos de bienes raíces o de sucesiones.

Así que venden y se mudan a la periferia. Y los promotores inmobiliarios compran esas casas antiguas, las derriban y construyen edificios nuevos y más funcionales. En poco tiempo, habrá edificios nuevos en todos esos terrenos vacíos. En un par de años, no vas a reconocer Tokio».

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En el último tercio del siglo xx, durante los 80 especialmente, Japón daba la impresión de moverse a otra velocidad y estar a punto de comerse el mundo. Sus productos invadían los mercados y la clase trabajadora norteamericana parecía que se iba a arruinar por la entrada masiva de coches japoneses, los jóvenes comenzaban a fascinarse con el fenómeno nuevo de un manga que cambiaba la manera de entender el cómic en Occidente, las ciudades se llenaban de restaurantes de sushi y palabras hasta entonces desconocidas comenzaban a contaminar nuestros idiomas. La tecnología que usábamos parecía de repente toda japonesa —Sony, Toshiba, Panasonic, Nintendo, Sega— y walkman, consolas y Game Boy se impusieron como objetos imprescindibles. Hasta esos extraños tamagotchi llegaban a nuestras casas, como antes o después Godzilla, Doraemon, Pokémon o los Pac-Man, nuestros comecocos. Empresas y particulares japoneses desbordaban los mercados del arte pagando precios nunca vistos por unos Monet o un Van Gogh y hasta el Rockefeller Center, nada menos, se volvió propiedad de Mitsubishi. Sony compró CBS y los discos de Bob Dylan o Bruce Springsteen pasaron a ser de pronto editados por ¡una compañía japonesa!

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En pocas décadas se fue desmontando el tejido urbano centenario de las grandes ciudades y fue remplazándose por edificios nuevos, construidos deprisa y corriendo sin el menor criterio estético.

De esos polvos quedan todavía los lodos de lo feas que son las ciudades japonesas. Taro Azuma (Una novela real, Minae Minamura) regresa a Japón tras hacer fortuna en EEUU y se asombra: «Dicen que los japoneses se volvieron materialmente ricos y espiritualmente pobres. Creo que no es ninguna broma. Ahora que sobra el dinero, lo único que se logró es que Japón se llene de toda esa fealdad».1

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Pero la cosa tenía fin, como todo en la vida, y la burbuja en que vivía Japón estalló, lenta pero inexorablemente, a principios de los 90.

Japón se ha creído gran potencia mundial dos veces y la sociedad se ha acompasado, las dos, por completo a esa creencia. Primero de manera política y militar a lo largo de la parte inicial del siglo XX, en esa locura colectiva que los llevó a querer dominar el Pacífico y culminó en los bombardeos de Tokio, Hiroshima y Nagasaki y la gran derrota del 45. Y por segunda vez de manera económica, a medida que se iba inflando esa burbuja y los japoneses creían que iban camino de dominar el mundo. En ambos casos se ha tratado de procesos basados sobre todo en asunciones erróneas: que su poderío político y militar era insuperable, que se puede crear valor de manera infinita.

30 años desde el fin de la burbuja y 75 del fin de la Segunda Guerra Mundial, Japón parece estabilizado y tranquilo de nuevo, sin creerse ya líder mundial en nada. Sigue siendo un país muy rico y con estándares altísimos de vida. Eran segunda potencia económica del mundo y ahora son tercera, que no está mal tampoco. Tokio aparece en las mejores listas como una de las ciudades más atractivas para vivir y el número de visitantes crece de año en año atraídos por la cultura, las tradiciones y la gastronomía de este país tan diferente a los demás. Un país seguro, organizado, de gente respetuosa y donde las cosas funcionan como un reloj. No en vano su población es la más longeva del planeta.

Esa larga esperanza de vida de los japoneses ha hecho real la idea mítica del zen chino de unas Islas de los inmortales, tres o cinco islas en el océano cubiertas de naturaleza maravillosa donde vivían seres que no conocían el envejecimiento ni la muerte. Hay una interpretación de los conjuntos de rocas en el jardín de piedra del templo de Ryoan-ji como representación de estas islas de fantasía, devenidas hoy casi reales.

También es un mito lo de «el país del futuro», creado tal vez por quienes ven desde lejos un Japón de manga e imágenes de Lost in Traslation. Una forma futurista de orientalismo. El coche de Berton que avanza a toda velocidad por las autopistas exprés a la altura de Kasumigaseki y Akasaka en Solaris, de Andrei Tarkovsky, me sirve más como reflejo de esa imagen del futuro que representaba Japón y permanece hoy tal vez como la de una desfasada utopía futurista.

El Japón verdadero es otra cosa. Más humano quizá, más del presente o del pasado incluso en muchas cosas. Les gusta compararse con las Galápagos, islas como ellos ancladas en el tiempo.

Japón es el país rico donde más dinero en efectivo se utiliza todavía, el fax se sigue usando para muchas cosas, entradas para conciertos y espectáculos se compran como antiguamente —es famoso lo complicado, y entrañable al tiempo, del sistema de venta de entradas del Museo Ghibli—, los discos siguen siendo el principal soporte para oír música, es raro que los compañías cuelguen sus productos en plataformas online e intentar hacer en internet la reserva de un hotel japonés es una frustrante experiencia difícil de explicar. Sus páginas de internet suelen a menudo parecer anticuadas. Garapago, «katakanizan» en japonés ese sentimiento de vivir en el pasado.

Japón es un país que no crece en términos económicos; que decrece, incluso. No hay inflación, los precios no suben hace años y el consumo de los japoneses es muy bajo. Los hombres pasan en su trabajo todas las horas del día y no tienen tiempo de gastar, apenas cabe una televisión en sus

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Preludio

casas, no está permitido comprar coche a quien no demuestre que tiene donde aparcarlo, como la nevera es pequeña compran comida en porciones mínimas, casi irrisorias para el extranjero, que se enfrenta a la escasez de los supermercados japoneses como primer choque cultural. Al poco espacio que tienen en casa se une la desincentivación del consumo que acarreó el estallido de la burbuja.

Casi no viajan tampoco, sus vacaciones son de apenas una semana al año, si acaso; a los españoles nos hace gracia verlos bajarse de un autobús frente a la Sagrada Familia o la Alhambra, tomar unas fotos y seguir camino, y no sabemos quizá que en seis o siete días recorren así otras tantas ciudades europeas. Tienen más días de vacaciones, pero no los cogen: no se espera, no está bien visto, no se les ocurre.

En su sistema laboral, esa célebre «cultura de trabajo» japonesa tan extraña a ojos de quien no sea nipón, sigue primando un número de horas excesivo sobre cualquier forma racional de productividad: mucha gente para hacer lo que en nuestro países hacen pocos; sistema colegiado y enrevesado de toma de decisiones que disuade la iniciativa personal, la castiga incluso; y una gerontocracia que premia la edad y los años de servicio e impide ascender al ejecutivo joven y agresivo con ideas capaces de dar la vuelta al negocio. Esa cultura laboral ha asegurado durante décadas pleno empleo y un trabajo para toda la vida, pero esto último es cada vez menos cierto.

El Japón del presente es una sociedad a la que parece estar costando adaptarse a un mundo post-industrial en que fabricación y construcción son cada vez menos relevantes. Sus estrictas convenciones y sus complicados formalismos lo hacen poco adaptable a la evolución económica y empresarial en tiempos 2.0.

Yo percibo una cierta sensación general de perplejidad y falta de rumbo. Una sociedad que se siente en peligro por el estancamiento económico —la crisis del coronavirus ha golpeado a una economía al borde ya de la deflación—, el declive demográfico y la amenaza de una China enorme y apabullante a la que ven ahora como el gran enemigo. Un país y una sociedad ensimismados, que necesitan encontrar acicates que les permitan reinventarse pero se aferran demasiado a su cultura y su forma de vida —esa manera estanca de estar en el mundo— como para adaptarse a un mundo que, les guste o no, evoluciona rápidamente.

Uno podría preguntarse, sin embargo, por qué deben ser ellos quienes cambien: mucho de lo que a los demás nos parece extraño de su forma de vida responde a la manera en que han logrado construir una sociedad resiliente y capaz de hacer frente de manera comunitaria a las muchas adversidades con que se ven confrontados: terremotos frecuentes, temporales, tsunamis, la guerra que perdieron… “Tenéis que entender que los japoneses son la gente más resiliente del mundo”, afirmó Georges Foreman cuando vino en 1973 a defender su título de campeón mundial. Japón nos parece ahora un país rico y atractivo, pero lo que ha sido siempre en realidad es un territorio con condiciones muy duras de vida. Esa forma suya de estar en el mundo a que me refiero es lo que los ha permitido sobrevivir frente a todo. Contra mundum a veces, es cierto, en todos los sentidos.

Una sociedad capaz de hacer frente a las adversidades y sobreponerse rápidamente, acostumbrada a apoyarse unos a otros, a trabajar de manera conjunta y, al tiempo, respetuosa con el prójimo. Todo esto ayuda sin duda a entender algo esa suerte de “milagro japonés” de que tanto se ha hablado a lo largo de la crisis del coronavirus durante la que escribo estas líneas. ¿Por qué Japón, con medidas relativamente comedidas ha conseguido superarla con cifras tan bajas de contagios y muertes? Y

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EXPERIENCIAS DE AUTOR, CRÓNICAS Y VIAJES

La crisis del coronavirus les ha hecho darse cuenta de las dificultades de imponer el teletrabajo en una sociedad acostumbrada no solo a esas muchas horas de trabajo presencial, resguardo para el salaryman que no sabe pasar el día más que en la empresa, sino por la escasa implantación de los avances telemáticos y la poca costumbre de conference calls e instrumentos parecidos: el trabajo debe ser presencial, cara a cara, los negocios y los acuerdos se cierran en directo, visitar al cliente o al posible socio es parte siempre del proceso.

Japón, el archipiélago de la cultura

mucho también se ha resaltado cuánto pueden enseñarnos a los demás en cuanto a respeto, limpieza, higiene, costumbres sociales consideradas hacia los otros…

He ahí pues, el dilema de Japón: cambiar para adaptarse a un mundo que evoluciona más rápidamente que su sociedad o permanecer fieles a una forma de entender la vida que llevan aplicando a lo largo de siglos y seguir haciendo frente juntos, ellos solos si hace falta, a lo que venga.

DESCUBRE JAPÓN, UN MUNDO ENIGMÁTICO Y DIFERENTE

D. José Antonio de Ory

Notas al final 1

Una novela real, Minae Mizumura (Ed. Adriana Hidalgo). Trad. de Mónica Kogiso, pg. 512

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Preludio

EXPERIENCIAS DE AUTOR, CRÓNICAS Y VIAJES

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Japón, el archipiélago de la cultura

Cronograma: Historia de Japón

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Preludio

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Japón, el archipiélago de la cultura

40,000 a.C.

40,000 a.C. El Homo sapiens migra, desde el este y sureste asiático, al archipiélago que se conoce hoy como Japón, con patrones bien establecidos de la fabricación de herramientas y técnicas de caza.

8000 A.C. – 300 A.C. PERIODO JOMON

Periodo Jomon Se van consolidando patrones en el modo de vida de los habitantes de las islas. Se desarrolla la habilidad de la pesca. Se realizan vasijas y figuras de barro. Comienza a desarrollarse la agricultura. A finales del periodo comienza el cultivo de arrozales y una estructura de gobierno.

Jarra con asas (3500-2500 a.C.)

PERIODO YAYOI

300 a.C. *– 300 d.C.

300 a.C.

Periodo Yayoi Aparecen las primeras herramientas de bronce. Se establecen permanentemente aldeas agrícolas. Se introduce la costura.

Periodo Kofun Sociedad aristocrática formada por líderes militares. Son comunes las armaduras y portar armas. Una etapa crítica en el desarrollo de Japón da lugar a un estado unificado. Es considerado el inicio de la construcción de tumbas megalíticas (kofun) para las personas de alta jerarquía.

250 – 592* PERIODO KOFUN

250 d.C.

300 d.C.

250 – 710 PERIODO YAMATO

CRONOGRAMA: HISTORIA DE JAPÓN

8,000 a.C.

Periodo Yamato El Gobierno Imperial de Yamato gobierna el país desde el territorio que hoy ocupa la actual prefectura de Nara.

Este periodo es dividido en dos subperiodos debido a la llegada del budismo.

164

*

Año no consensuado por los historiadores.

250 – 710 PERIODO YAMATO 592* - 710 PERIODO ASUKA 710 - 794 PERIODO NARA

552 d.C.

590 d.C. 600 d.C.

640 d.C. 650 d.C.

600 – 759 Se recopila la colección de poesías Manyoshu.

646 – 650 Reforma política Taika.

604 Primer estatuto de Japón (Junanakai kenpo) promulgado por el príncipe Shotoku 607 Primera embajada oficial japonesa enviada a la dinastía Sui (China). La emperatriz Suiko construye el templo Horyu-ji en Nara.

710 d.C.

710 Se establece la capital de Nara. La Corte Imperial comienza a esforzarse para documentar la historia y la literatura. Se extiende el lenguaje escrito.

750 d.C.

752 Construcción del Gran Buda del templo de Todai-ji, Nara.

830 d.C. 850 d.C.

900 d.C.

950 d.C.

1000 d.C.

1060 d.C.

784 Traslado de la capital a Nagaoka (afueras de Kioto).

794 La capital se traslada a Heiankyo (Kioto). Apogeo de la corte imperial y con ello la producción artística y literaria.

Este periodo se considera un punto álgido en la cultura japonesa para las siguientes generaciones. A mediados de este periodo se establece una nueva clase social: la de los guerreros, posteriormente denominados bushi o samurái.

995 – 1068 Supremacía del clan Fujiwara, oficial de la corte imperial.

995 – 1068 La escritora Sei Shonagon completa Makura no Soshi («El libro de la almohada»), un diario sobre la vida imperial de la Corte.

1100 d.C.

165

781 – 808 Reinado del emperador Kanmu.

788 Fundación de la escuela budista Tendai y construcción del templo Enryaku-ji por el monje Saicho en el monte Hiei, Kioto.

838 Decimonovena y última embajada de Tang, China.

Genjimonogatari emaki (c. 1120 - 1140)

1001 La escritora Murasaki Shikibu completa Genji monogatari («La Historia de Genji») considerada la primera novela de la historia.

CRONOGRAMA: HISTORIA DE JAPÓN

790 d.C.

794 - 1185 PERIODO HEIAN

Introducción del Budismo desde China. Cambios significantes en lo artístico, social y político.

794 – 1185 PERIODO HEIAN

Japón, el archipiélago de la cultura

1180 d.C.

1200 d.C.

1180 – 1185 Guerras Genpei entre los clanes de Minamoto y Taira, con victoria final del clan Minamoto.

1185 – 1333 PERIODO KAMAKURA

1270 d.C.

1274 – 1281 Periodo de invasiones mongoles en Japón.

1300 d.C.

Retrato de Minamoto no Yoritomo (1179)

1192 Gobierno del sogún Minamoto no Yoritomo estableciendo su sogunato en la ciudad de Kamakura. Es considerado el comienzo de la denominada Edad Media japonesa. Muchos elementos culturales desarrollados en este periodo están ligados con la clase samurái, como la introducción del budismo zen e historias de guerra como Heike monogatari.

1333 – 1336 El emperador Go Daigo, tras la caída de los Hojo, intenta reformar la estructura de gobierno para recuperar el poder, pero es traicionado por el poderoso clan Ashikaga Takauji y fracasa. Este periodo de tres años es conocido como la Restauración Kenmu.

1330 d.C.

1333 – 1568*PERIODO MUROMACHI (PERIODO NANBOKU-CHO / PERIODO SENGOKU)

CRONOGRAMA: HISTORIA DE JAPÓN

1219 Minamoto no Sanetomo (el tercer sogún) es asesinado, siendo el último en la línea del sogunato de los Minamoto, a los que sustituye el clan Hojo.

1191 El monje Eisai vuelve desde China e introduce el budismo Zen, levanta la escuela Rinzai y construye el primer templo zen, Shofuku-ji, en Fukuoka.

1370 d.C.

1400 d.C.

1334 – 1392 En el periodo Nanboku-cho son los años oscuros, y entran en conflicto dos cortes imperiales: la del norte, establecida por Ashikaga Takauji en Kioto, y la del sur, establecida por el emperador Go-Daigo en Yoshino.

1374 Florece la cultura de las artes escénicas como el teatro kyogen o noh. El teatro noh es introducido por Kan’ami (1333-1384) y su hijo Zeami (1363-1443) bajo el apoyo del sogún Ashikaga Yoshimitsu (1358-1408).

*

Año no consensuado por los historiadores.

166

1338 Se proclama un sogún dentro del clan Ashikaga Takauji. Este periodo es marcado por el Gobierno de Muromachi (llamado así por el barrio de Kioto donde está establecido el Gobierno), también denominado sogunato Ashikaga. Los primeros años es conocido como periodo Nanboku-cho; los últimos, como periodo Sengoku.

1392 Reunión de las cortes del norte y del sur.

1397 El sogún Ashikaga Yoshimitsu construye en Kioto el templo Kinkaku-ji (Pabellón dorado).

Preludio

1401 – 1411 Inicio de las relaciones diplomáticas con la dinastía Ming (China).

1428 Rebelión general de los campesinos en contra del Gobierno.

1450 d.C. 1460 d.C. 1467 – 1615 El periodo Sengoku, marcado por una larga serie de guerras que comienzan en 1467 con las guerras de Onin. Provoca un periodo de desasosiego e inestabilidad social.

1500 d.C.

1540 d.C. 1550 d.C.

1543 Los primeros occidentales (portugueses) llegan a Tanegashima, una isla al sur de Kyushu, y con ellos, las armas de fuego.

1560 d.C. 1555 Mori Motonari derrota a Sue Harukata en la batalla de Itsukushima (Hiroshima) y conquista casi la mayor parte de la región de Chugoku.

1568 – 1600 PERIODO AZUCHI-MOMOYAMA

1600 d.C.

1568 Oda Nobunaga ocupa Kioto.

1610 d.C.

1549 Francisco Javier (1506-1552) llega a Kyushu. Introducción del cristianismo.

1553 – 1564 Batallas entre dos clanes poderosos: Takeda Shingen y Uesugi Kenshin en Kawanakajima (Nagano).

1560 Oda Nobunaga (1534-1582) vence a Imagawa Yoshimoto en la batalla de Okehazama (Aichi) y consigue dar un primer paso para unificar Japón.

1569 Oda Nobunaga autoriza al padre Luís Fróis para la evangelización en Japón.

167

CRONOGRAMA: HISTORIA DE JAPÓN

1333 – 1568*PERIODO MUROMACHI (PERIODO NANBOKU-CHO / PERIODO SENGOKU)

1400 d.C.

Japón, el archipiélago de la cultura 1560 d.C.

1570 d.C.

1576 Nobunaga construye el castillo de Azuchi

1568 – 1600 PERIODO AZUCHI-MOMOYAMA

CRONOGRAMA: HISTORIA DE JAPÓN

1582 Nobunaga es asesinado por Akechi Mitsuhide; Toyotomi Hideyoshi (1536-1598) es su sucesor.

1580 d.C.

Cuatro adolescentes japoneses cristianos viajan por Portugal, España e Italia por el orden de los clanes Otomo Sorin, Omura Sumitada y Arima Harunobu (Embajada Tensho).

1587 Sen no Rikyu (1522-1591) oficia la gran ceremonia de té celebrada en Kitano (Kioto), bajo el mandato de Hideyoshi.

1590 d.C.

El cristianismo queda prohibido. El sogún Toyotomi Hideyoshi decreta la expulsión de los misioneros extranjeros.

La ciudad de Nagasaki deja de pertenecer a la Compañía de Jesús. Los jesuitas se trasladan a Hirado para continuar con la evangelización.

1592 – 1598 Invasiones japonesas en Corea.

1573 Oda Nobunaga consolida su poder y la lucha llega a su fin. El nombre del periodo viene de los nombres de los castillos de Azuchi (Shiga) y de Momoyama (Kioto). El de Azuchi pertenece a Oda Nobunaga y el de Momoyama, a Toyotomi Hideyoshi.

Se conoce también como el periodo de Oda y el de Toyotomi. El desarrollo cultural se caracteriza en este periodo, destacando las cerámicas de Imari y Hagi, la ceremonia de té y el teatro kabuki.

1584 Batallas entre Toyotomi Hideyoshi, Tokugawa Ieyasu y Oda Nobukatsu en Komaki y Nagakute (Aichi).

1585 Hideyoshi adquiere la condición de Regente Imperial.

1586 Hideyoshi construye el castillo de Osaka. Bula del Papa Sixto V: los Franciscanos quedan autorizados también a evangelizar en Japón.

1590 Hideyoshi unifica Japón tras conquistar Shikoku, Kyushu, Kanto y Tohoku.

1592 Los frailes españoles llegan a Japón como legados del gobernador de Filipinas con cartas a Toyotomi Hideyoshi.

1597 Hideyoshi ordena ejecutar a veintiséis cristianos (veinte japoneses, cuatro españoles, un mexicano y un portugués) en Nagasaki, siendo posteriormente elevados a la condición de mártires.

1600 d.C.

1598 Muere Toyotomi Hideyoshi.

168

1600 Tokugawa Ieyasu (1542-1616) gana la batalla de Sekigahara (Gifu).

Preludio

Periodo Edo Este periodo también se conoce como el sogunato Tokugawa.

1600 d.C.

1600 – 1868 PERIODO EDO

1603 Tokugawa Ieyasu adopta el título de sogún y su administración se traslada a Edo (la actual Tokio), que se convierte en el centro gubernamental de Japón, pero manteniéndose la corte imperial en Kioto.

1604 Dan inicio las obras de construcción de las cinco rutas principales que, con Nihonbashi (Tokio) como punto cero, conducirán a: Tokaido, Nakasendo, Koshu Kaido, Oshu Kaido y Nikko Kaido.

1609 El reino de las islas Ryukyu, actuales islas de Okinawa, queda bajo control del feudo de Satsuma (actual Kagoshima).

El sogunato Tokugawa otorga al feudo de Matsumae el intercambio comercial con los ainus (considerados como unos de los primeros pobladores de Japón), la tribu autóctona de Ezochi, actual Hokkaido.

1612 - 1613 Edictos del sogunato de Tokugawa contra los cristianos.

1614 Expulsión de misioneros extranjeros.

1615 El sogunato Tokugawa promulga un código de conducta que regula las casas militares (buke shohatto), las reglas aplicadas en la corte imperial y los nobles (kinchu narabini kuge shohatto) con el objetivo de mantener su poder político.

1620 d.C. 1622 Gran martirio de Nagasaki (cincuenta y cinco mártires cristianos).

169

1613 El clan Date Masamune envía la embajada Keicho a Europa para recopilar conocimiento de Occidente.

El sogunato Tokugawa prohíbe el cristianismo.

1616 Nuevos edictos contra los cristianos.

Muerte de Tokugawa Ieyasu.

1619 El clan Tokugawa crea Gosanke («Tres casas») para dividirse en tres grandes familias, Mito Tokugawa, Owari Tokugawa y Kishu Tokugawa, y así mantener el linaje y proteger su poder.

1622 - 1623 Se inicia la persecución de los altos cargos cristianos por mandato del sogún Tokugawa Iemitsu.

CRONOGRAMA: HISTORIA DE JAPÓN

1610 d.C.

1602 – 1603 Se construye el castillo de Nijo en Kioto.

Japón, el archipiélago de la cultura

1630 d.C. 1633 El sogunato Tokugawa publica el primer edicto de aislamiento de Japón. Comienzo de la expulsión de los ciudadanos extranjeros y prohibición de los japoneses de salir del país.

1640 Se decreta sistema de empadronamiento nacional familiar obligatorio en templos budistas como medida de renuncia a la fe de los cristianos.

1650 d.C. 1600 – 1868 PERIODO EDO

CRONOGRAMA: HISTORIA DE JAPÓN

1640 d.C.

1637 Rebelión de los cristianos en Shimabara (actual Nagasaki), liderada por Amakusa Shiro. Revuelta de campesinos y cristianos en la península Shimabara y las islas Amakusa.

1641 El sogunato Tokugawa: aislamiento completo de Japón y construcción de la isla artificial de Dejima en Nagasaki, único «territorio» de Japón donde los extranjeros (holandeses) son autorizados a permanecer, con el objetivo principal de mantener el comercio de las armas de fuego.

1660 d.C.

1670 d.C.

Llegada de los europeos (siglo XVII)

1680 d.C. 1688 Comienza la era de Genroku (1688-1704), cuando florece la cultura.

Por ello, es conocido como la edad de oro de la poesía haiku, o el teatro bunraku y kabuki.

1690 d.C.

1700 d.C.

1707 Erupción del monte Fuji.

170

Preludio 1710 d.C. 1720 d.C.

1716 Introducción de la tecnología y la medicina occidental a través de Holanda.

1800 d.C.

1802 El sogunato Tokugawa construye su primer centro administrativo en Hokkaido.

1820 d.C.

1821 Ino Tadataka completa el primer mapa de Japón.

1830 d.C.

1831 Katsushika Hokusai publica una serie de ukiyo-e: sus famosísimas «Treinta y seis vistas del monte Fuji».

1840 d.C.

1846 Las Misiones extranjeras de París fundan el Vicariato apostólico de Japón y se dedican también a levantar colegios e instalaciones de asistencia social.

1850 d.C.

1854 Se firma el Tratado de Kanagawa con Estados Unidos. Fin del aislamiento.

1600 – 1868 PERIODO EDO

1732 La gran hambruna de Kyoho. Posteriormente llegan dos grandes hambrunas, las de Tenmei (1782-1787) y de Tenpo (1833-1839).

1858 Se firma el Tratado de Amistad y Comercio con Estados Unidos y, luego, con Inglaterra, Holanda, Francia y el Imperio ruso.

El sogunato Tokugawa arresta a los opositores de la apertura diplomática de Japón. El movimiento de protesta Sonno joi, cuyo objetivo es la restauración del poder de la corte imperial y la expulsión de los extranjeros, cobra fuerza entre los señores feudales y la calase samurái. Finalmente se centra exclusivamente en conseguir la derrota del sogunato.

1860 d.C.

1859 Los primeros misioneros protestantes John Liggins y Channing Moore llegan de los Estados Unidos.

1861 El decimocuarto sogún, Tokugawa Iemochi, se casa con Kazunomiya, hermana del emperador Komei.

Llega Nikolai Kasatkin, el primer misionero de la iglesia ortodoxa.

171

Samuráis de Satsuma durante la Guerra de Boshin (1860)

CRONOGRAMA: HISTORIA DE JAPÓN

1730 d.C.

Japón, el archipiélago de la cultura

1860 d.C.

1863 Guerra Anglo–Satsuma (feudo de Satsuma) y Guerra de Shimonoseki: feudo de Choshu contra Inglaterra, Holanda, Francia y Estados Unidos.

1600 – 1868 PERIODO EDO

1865 Encuentro de los «cristianos escondidos» (kakure-kirishitan) con el padre Petitjean en Nagasaki.

1867 Yoshinobu renuncia a su cargo y devuelve el poder al Emperador.

1870 d.C.

Periodo Meiji Japón empieza su modernización y crece hasta convertirse en una potencia política y militar en Asia.

CRONOGRAMA: HISTORIA DE JAPÓN

1869 Tokyo Shokonsha (actual santuario Yasukuni-jinja) es establecido en Tokio para consagrar la memoria de los militares japoneses fallecidos en combate en todas las guerras que ha intervenido Japón, desde la guerra del 1853 hasta nuestros días.

1871 - 1873 La misión Iwakura es enviada a Europa para la potenciar la modernización de Japón.

1868 – 1912 PERIODO MEIJI

1873 El Gobierno de Meiji instituye el reclutamiento obligatorio.

Se termina oficialmente la persecución contra los cristianos.

1877 Rebelión de Satsuma, dando lugar a la batalla de shizoku (antiguos samuráis) entre el feudo de Satsuma, liderado por Saigo Takamori y el Gobierno.

1880 d.C.

1879 Establecimiento de la prefectura de Okinawa.

172

1866 Los feudos de Satsuma y Choshu forman una alianza.

Tokugawa Yoshinobu se convierte en el último sogún.

1868 Estalla la Guerra Boshin entre los partidarios del sogunato Tokugawa y el nuevo Gobierno de Meiji.

El emperador Meiji es coronado en Kioto, el sogunato es abolido y la capital imperial se establece en Tokio junto con el Gobierno.

1871 Abolición del sistema feudal y el establecimiento del sistema prefectoral.

1872 Apertura de la primera red ferroviaria en Japón, entre Shinbashi y Yokohama, y sustitución del calendario lunisolar por el calendario gregoriano.

Construcción de la primera fábrica moderna de hilado de seda en Tomioka (Gunma).

La primera iglesia protestante de Japón, en Yokohama.

Se establece el primer sistema de educación moderna en Japón.

1881 El emperador Meiji promulga el establecimiento de la Dieta de Japón.

El Gobierno sigue los modelos occidentales de la época.

Preludio

1890 d.C.

1889 Se proclama la primera Constitución del Imperio de Japón.

1868 – 1912 PERIODO MEIJI

1894 - 1895 Primera guerra chino-japonesa (Dinastía Qing).

1900 d.C.

1901 Construcción de la fábrica siderúrgica de Yawata en Kita Kyushu, siendo la fábrica principal tras la Guerra chino-japonesa.

1895 Se firma el Tratado de Shimonoseki entre China y Japón. Por medio de él se otorga la independencia de la península de Corea y el traspaso de la soberanía sobre varios territorios chinos, incluyendo Taiwán a Japón.

1902 Se firma la Alianza anglo-japonesa.

1904 - 1905 Guerra ruso-japonesa.

1912 – 1926 PERIODO TAISHO

1910 d.C.

1910 Se firma el Tratado coreanojaponés. Posteriormente Japón ocupa Corea.

1914 Japón declara la guerra al Imperio alemán.

1920 d.C.

1919 Fundación de la primera asociación de mujeres tras el movimiento sufragista liderado por Hiratsuka Raicho.

1926 – 1989 PERIODO SHOWA

1923 El Gran terremoto de Kanto: mueren más de 100 mil personas.

1926 Muere el emperador de Taisho, Yoshihito (1879-1926).

173

1912 Muere el emperador de Meiji.

Periodo Taisho También conocido como el periodo de la «Profunda Rectitud» y «Democracia Taisho». Es una época liberal.

1920 Japón encuentra el apoyo a su iniciativa militar en la Sociedad de las Naciones.

1925 Derecho de voto para todos los hombres de más de 25 años.

Periodo Showa Se inicia con la regencia del emperador Hirohito y se divide en tres subperiodos.

CRONOGRAMA: HISTORIA DE JAPÓN

1904 El empresario Torao Yamawa fabrica el primer automóvil de Japón.

Japón, el archipiélago de la cultura

1920 d.C.

1926 – 1945 Periodo expansionista: con la Gran Depresión, Japón se orienta políticamente hacia el fascismo. Al haber escasez de recursos naturales, el país se lanza en una guerra imperialista contra Corea y China en busca de materias primas.

1926 – 1989 PERIODO SHOWA

CRONOGRAMA: HISTORIA DE JAPÓN

1930 d.C.

1932 Se establece el Imperio de Manchukuo (Manchuria) bajo el control de Japón.

Nube de hongo de la bomba atómica en Nagasaki, 1945.

1937 – 1945 Segunda guerra chino-japonesa.

1940 d.C.

1950 d.C.

1933 Japón abandona la Sociedad de las Naciones.

1941 Japón ataca Pearl Harbor. Este suceso se convertirá en un punto de inflexión en la historia del país ya que supuso la entrada en la II Guerra Mundial de los EE.UU. y el principio del fin del expansionismo japonés.

1945 - 1952 Periodo de ocupación: Japón es invadido por las fuerzas aliadas, mayoritariamente tropas de los EE.UU., conocido en Japón como GHQ (Cuartel General), influyendo decisivamente en la redacción de la nueva Constitución e introduciendo importantes cambios sociales, como la igualdad jurídica de las mujeres, la reforma de la propiedad de la tierra y la ley laboral.

174

1940 Japón se une a Alemania e Italia en las Potencias del Eje.

1945 El 6 de agosto se lanza la primera bomba atómica en Hiroshima y, tres días después, una segunda bomba en la ciudad de Nagasaki. Japón firma la rendición incondicional.

1947 Osamu Tezuka publica su primer manga de larga duración, Shintakarajima, que tiene una gran influencia en el desarrollo de la cultura popular.

1949 El físico Hideki Yukawa recibe el Premio Nobel de Física y se convierte en el primer japonés en ganar un Premio Nobel.

Preludio

1950 d.C.

1951 El Tratado de Paz de San Francisco y uno de los primeros tratados de seguridad son firmados entre Japón y los Estados Unidos.

1952 - 1989 Periodo posterior a la ocupación. Periodo que se inicia tras la firma del Tratado de San Francisco. Se traduce en un enorme crecimiento económico, y una decisiva transformación social.

1960 d.C.

1926 – 1989 PERIODO SHOWA

1968 - 1970 Movimiento estudiantil de protesta.

1970 d.C.

1970 El novelista y poeta Yukio Mishima se suicida.

Se celebra la Expo de Osaka.

1955 Sony lanza la radio de transistores TR-55.

1956 Japón es aceptado como miembro de las Naciones Unidas.

1958 Honda lanza su primera moto de la serie Super Cub. 1965 Se firma el Tratado de Relaciones Básicas entre Japón y la República de Corea.

1968 El escritor Yasunari Kawabata gana el Premio Nobel de Literatura.

1972 Estados Unidos devuelve las islas de Okinawa a Japón.

Atentado en el aeropuerto de Tel Aviv por el Ejército rojo japonés.

1978 Se firma el Tratado de Paz y Amistad entre China y Japón.

1980 d.C.

175

CRONOGRAMA: HISTORIA DE JAPÓN

1964 Se inaugura la línea de alta velocidad (la primera del mundo), shinkansen, entre las ciudades de Tokio y Osaka. Japón celebra los Juegos Olímpicos en Tokio.

1953 La cadena pública NHK da inicio a la emisión televisiva. La firma Sharp lanza el primer televisor del país.

1926 – 1989 PERIODO SHOWA

Japón, el archipiélago de la cultura

1990 d.C.

1989 Muere el emperador de Showa, Hirohito (1901-1989).

1990 Estalla la «burbuja Económica» de finales de 1980. Aun así Japón se consolida como la segunda economía mundial.

1995 d.C.

CRONOGRAMA: HISTORIA DE JAPÓN

1994 El escritor Kenzaburo Oe gana el Premio Nobel de Literatura.

1995 El gran terremoto Hanshin Awaji destruye la mayor parte de Kobe.

La secta religiosa Aum atenta en el metro de Tokio con gas nervioso sarín, produciendo más de seis mil víctimas (trece muertos).

2000 d.C.

Periodo Heisei Es el periodo que se inicia con la coronación del emperador Akihito, hijo del emperador Showa.

1997 Toyota lanza su primer coche híbrido Prius.

2000 El químico Hideki Shirakawa es otorgado el Premio Nobel de Química.

2002 Japón y Corea del Norte renuevan las relaciones diplomáticas con la Declaración de Pyongyang. Masatoshi Koshiba gana el Premio Nobel de Física. Koichi Tanaka gana el Nobel en Química.

1989 - 2019 PERIODO HEISEI

2005 d.C.

2010 d.C.

2004 Finaliza la construcción del edificio TOD'S Omotesando, Tokio, realizado por Toyo Ito. Dos nuevas catástrofes naturales azotan Japón: un terremoto de 6,8 magnitudes en la costa de la prefectura Niigata deja 68 muertos y el tifón Songda golpea el oeste de Japón, dejando 45 muertos y 1352 heridos.

Sony Computer Entertainment saca a la venta su nueva consola portátil PlayStation Portable (PSP).

176

2003 El mayor terremoto de 2003 azota Japón. Unas 800 personas resultan heridas por dos terremotos de magnitud 8,0 y 7,0, registrados con una separación de una hora entre sí en una zona muy poblada de la isla de Hokkaido.

La película «El Viaje de Chihiro» (Sen to Chihiro no Kamikakushi) de Hayao Miyazaki gana un Oscar en la categoría de mejor película de animación.

La primera sonda orbital japonesa destinada al estudio de la atmósfera marciana, llamada Nozomi y lanzada el 4 de julio de 1998, sobrevuela Marte el 14 de diciembre de 2003, pero varios fallos conducen al fracaso de la misión.

Preludio

2005 d.C.

2005 La Unesco edita sus primeras dos medallas de temática japonesas.

Del 25 de marzo al 25 de septiembre de 2005 tiene lugar la Exposición Internacional, en Aichi.

Shinkansen 500 series.

En Osaka, un tren de pasajeros se estrella contra un edificio de apartamentos y provoca 107 muertos.

La población de Japón declina por primera vez desde 1899.

2007 d.C.

2006 Se celebra la ciudad de Saitama el Mundial de baloncesto.

La ciudad de Saroma (Hokkaido) es golpeada por un tornado, dejando nueve personas muertas y múltiples heridos.

Este es el tornado más mortífero que ha llegado hasta Japón desde 1941.

Nintendo lanza a la venta su consola Wii. Japón se convierte en el país con la población de mayor edad. El 21 % de la población tiene más de 65 años (data 2006).

Un melón de 2100 años de antigüedad es descubierto por los arqueólogos en Japón occidental.

Lanzamiento de la sonda lunar japonesa SELENE.

2008 d.C.

2008 Matsushita Electric Ltd. pasa a llamarse Panasonic Corp.

El Rally de Japón de 2008 se celebra en las cercanías de Sapporo (Hokkaido) entre el 31 de octubre y el 2 de noviembre Toshihide Masukawa, Makoto Kobayashi y Yoichiro Nambu reciben el Premio Nobel de Física.

2009 d.C.

177

Japón sufre el terremoto de la costa de Chuetsu, de 6.8 grados Richter de magnitud. Se produce un gran incendio en uno de los transformadores eléctricos de la central nuclear de Kashiwazaki-Kariwa. La empresa admitió, a posteriori y de manera reticente, el vertido accidental al océano de miles de litros de desechos radiactivos líquidos, como agua radiactiva, aceite radiactivo y toneladas de contenedores de «basura radiactiva», dando origen a la primera crisis medioambiental derivada de una central nuclear.

CRONOGRAMA: HISTORIA DE JAPÓN

1989 - 2019 PERIODO HEISEI

2006 d.C.

El sumergible Kaiko, dirigido por un grupo de científicos japoneses, encuentra muestras de vida en la Fosa de las Marianas, la zona más profunda del planeta Tierra.

1926 – 1989 PERIODO SHOWA

Japón, el archipiélago de la cultura

2009 d.C.

2010 d.C.

2009 Un avión de carga, McDonnell Douglas MD-11 de la empresa FedEx, se estrella en el aeropuerto Internacional de Narita (Chiba), dejando dos muertos.

El Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, junto a Japón y Corea del Sur, llega a un borrador de acuerdo sobre la imposición de sanciones a Corea del Norte, en respuesta a su ensayo nuclear (25 de mayo).

1989 - 2019 PERIODO HEISEI

CRONOGRAMA: HISTORIA DE JAPÓN

En las elecciones generales celebradas en Japón el Partido Democrático (PDJ), liderado por Yukio Hatoyama, consigue la mayoría absoluta, poniendo fin a más de cincuenta años de poder del Partido Liberal Democrático (PLD).

2011 d.C.

Se inicia el sistema de jurado popular.

2012 d.C.

2012 Se inaugura la torre Tokyo Sky Tree. Es la torre de comunicaciones más alta del mundo, con 634 metros de altura.

El investigador Shinya Yamanaka, conjuntamente con el británico Jahn B. Gurdon, son galardonados con el Premio Novel de Medicina 2012 por sus investigaciones en el campo de las células madre.

178

2010 Renuncia del primer ministro Yukio Hatoyama debido al desplome de su popularidad en las encuestas y las presiones de su partido.

La sonda espacial japonesa Hayabusa, tras un viaje de siete años, aterriza en Woomera (Australia), habiendo recogido muestras del suelo del asteroide Itokawa en noviembre de 2005.

2011 El gran terremoto de Japón oriental y el posterior tsunami asolan parte de la costa este japonesa, produciendo en Fukushima el incidente nuclear más grave desde Chernóbil.

El gobierno advierte de que el cierre de la central de Fukushima no se podrá completar antes de, como mínimo, treinta años.

2013 d.C.

2013 El icónico monte Fuji es declarado Patrimonio de la Humanidad. Tokio consigue la nominación de Sede de los Juegos Olímpicos de 2020, repitiendo como capital olímpica.

2014 d.C.

2014 Se realiza el cierre del último reactor de la central nuclear de Fukushima Daiichi, quedando así, a esta fecha, 48 reactores en total. El astronauta Koichi Wakata se convierte en el primer comandante japonés en la historia de la Estación Espacial Internacional.

2015 d.C.

2015 El premio Nobel de Física es concedido al japonés Takaaki Kajita y el de Medicina, a Satoshi Omura.

El Parlamento japonés aprueba que su Ejército pueda combatir en el exterior.

2016 d.C.

2016 La prefectura de Kumamoto sufre un terremoto de 7 grados.

Barak Obama visita Hiroshima.

2017 d.C.

2017 Japón anuncia que el emperador Akihito abdicará en abril de 2019.

Japón y la UE concluyen el acuerdo de libre comercio.

2018 d.C.

2018 Lluvias torrenciales en oeste de Japón dejan 221 fallecidos.

Se ejecuta al fundador de la secta Aum. Un terremoto de 6.7 grados de intensidad sacude a la isla de Hokkaido y deja 40 fallecidos.

2019 d.C.

179

CRONOGRAMA: HISTORIA DE JAPÓN

1989 - 2019 PERIODO HEISEI

Preludio

Japón, el archipiélago de la cultura

2019 – Actualidad PERIODO REIWA

2019 d.C.

Se celebra el mundial de Rugby en Japón.

Akira Yoshino es galardonado el Premio Nobel de Química junto a John B. Goodenough y Stanley Whittingham.

Queda destruido el castillo de Shuri (Okinawa) por un incendio.

Ataque incendiario contra el estudio de animación Kyoto Animation. Mueren 36 personas.

2020 d.C.

CRONOGRAMA: HISTORIA DE JAPÓN

2019 El príncipe Naruhito es entronizado como Emperador y comienza la era Reiwa.

2020 Se aplazan los Juegos Olímpicos de Tokio para 2021 debido a la pandemia del Covid-19.

División de la Historia según Carlos Rubio Desde una perspectiva occidental, el mismo periodo de diez mil años de historia japonesa se puede acotar en las siguientes cuatro eras: • era prehistórica y antigua (desde el año 8.000 a. C. hasta finales del siglo vi d. C.); • era cortesana (del s. vii hasta fines del s. xii); • era feudal (de 1185 a 1868); • era moderna (de 1868 a nuestros días).

180

Preludio

CRONOGRAMA: HISTORIA DE JAPÓN

181

AGRADECIMIENTOS

Japón, el archipiélago de la cultura

AGRADECIMIENTOS

182

Preludio

AGRADECIMIENTOS

183

Japón, el archipiélago de la cultura

AGRADECIMIENTOS

A la persona que, sin saberlo, ha sido determinante en la obra: D. Justo Montero y Ponce de León.

Presidente de Ataio Ingenieros y mentor de mi carrera profesional, me dio la oportunidad de poder conocer el mundo empresarial japonés y la cocina kaiseki en 1977, hechos que me marcaron para siempre. Con él nació mi vinculación con Japón.

184

Preludio

Esta obra no habría sido posible sin la entusiasta aportación de todos los extraordinarios autores y colaboradores con los que he tenido el privilegio de compartir esto años de trabajo. Desde mi primer ofrecimiento de participación, siempre el más difícil de exponer, valorar y aceptar, hasta la última colaboración, he obtenido no solo, una respuesta afirmativa sino también una contributiva dedicación y ayuda en los muchos momentos de necesaria reorientación en la dinámica del proyecto.

Ellos son los verdaderos artífices de la obra, los auténticos constructores de los múltiples contenidos y del enorme rigor y fidelidad de sus trabajos editoriales. Esta es la verdadera esencia de la obra, un colectivo del máximo talento al servicio de una vocación.

Asimismo, quiero dar las gracias en mi nombre y el de mi mujer a toda la sociedad japonesa que es, para nosotros, lo mejor del país y lo que realmente imprime una huella diferencial en su cultura. Es imposible recoger los infinitos detalles y situaciones que nos han marcado para siempre en nuestros viajes a Japón, donde siempre hemos encontrado una persona dispuesta a ayudarnos, a ser amiga o a tratar de que nuestra estancia en su país fuera la mejor. Por ello y para no alargar hasta lo indecible este listado, quiero recoger estas pequeñas pinceladas a modo de particular homenaje.

Del amplio tejido social, nuestro reconocimiento a los taxistas, siempre dispuestos a ayudar y tratar de hacer más amables los desplazamientos, sobre todo en las pequeñas ciudades y pueblos, siendo verdaderos guías con recomendaciones e información de la máxima precisión. Al personal de las tiendas, que se sienten orgullosos de que entres, compres o no, y que, en caso de hacerlo, ponen todo su empeño no solo en enriquecer tu compra con un envoltorio de arte en papel, sino también en ofrecer su más sincera amabilidad.

185

AGRADECIMIENTOS

Todos los autores por igual, con independencia de la complejidad o extensión de sus textos, han sido ejemplares en su dedicación, realización y precisión en sus calendarios de entregas, así como por su sensibilidad hacia mis consideraciones sobre sus trabajos. No obstante, quiero reconocer de forma especial el apoyo prestado de algunos autores que, además de su magnífico trabajo, me han ayudado de forma especial en los momentos de redireccionar la obra y sus contenidos, dada la magnitud que iba alcanzando con el paso del tiempo y las constantes ampliaciones.

Aquí la labor de Carlos Rubio, Javier Vives, Fernando Sánchez Dragó, Michiko Tsuboi y Menene Gras Balaguer, han sido para mí un apoyo imprescindible en momentos decisivos del proyecto.

Japón, el archipiélago de la cultura

A los operarios y empresarios del antiguo mercado de Tsukiji, que durante años nos permitieron preguntar, fotografiar, departir con ellos y en algún momento provocar una involuntaria incomodidad operativa, pero sin perder en ningún instante su amabilidad y deseos de enseñarnos, con todo su orgullo, sus productos o artes de trabajo.

A los empleados de los hoteles, restaurantes y otros servicios, que dan lo mejor de sí mismos con tan solo tu sonrisa de agradecimiento como la mejor recompensa y satisfacción ante lo bien hecho.

AGRADECIMIENTOS

A los muchos amigos que hemos hecho en restaurantes de todo tipo, personas siempre dispuestas a ayudarnos con sus consejos sobre los mejores platos. Siempre, curiosos de conocer nuestra procedencia, para rápidamente entablar una conversación que, en muchos casos, deviene en amistad de muchos años. Entre todos ellos, Tomoko Urasaki, por el inolvidable concierto de koto que nos brindó en el ryokan Kagaya de Ishikawa, a pesar de haber finalizado su actuación… Y que fue el inicio de una larga y entrañable amistad.

A los ciudadanos anónimos, japoneses jubilados en su mayoría, que invierten su tiempo al servicio voluntario a su ciudad, parque o jardín, efectuando tareas de limpieza o jardinería, con la única compensación de saberse al servicio a su comunidad, verdadero ejemplo de solidaridad.

A nuestros muchos amigos japoneses en España, aquí representados por los matrimonios de Yoshi y Yuko Yamashita, verdaderos embajadores de la cocina japonesa en Barcelona y Etsuro Sotoo y Hisako Hiseki, dos excepcionales artistas de dimensión internacional.

A la increíble labor de nuestra amiga y guía profesional Shoko Yamamoto, que en los últimos 20 años nos ha acompañado a mi mujer María Rosa Eyre, (—fotógrafa que nos ha permitido documentar la obra—), y a mí en todos los viajes a lo largo de las 47 prefecturas de Japón, compartiendo momentos y lugares inolvidables.

Finalmente, mi reconocimiento especial a todas las instituciones japonesas y españolas implicadas en la consecución de este proyecto y de las que siempre he recibido cálidas muestras de valoración y apoyo para poder materializarlo.

Gracias a todos por contribuir a que hoy sea una realidad.

Julián R. Fernández

186

Preludio

187

AGRADECIMIENTOS

A toda mi familia por compartir su amor por Japรณn, conmigo y siempre.

Japón, el archipiélago de la cultura

CRÉDITOS

CRÉDITOS

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Preludio

IMÁGENES M.ª Rosa Eyre Iglesias Autora de las imágenes que dan color a esta obra y que han sido realizadas a lo largo de numerosos viajes a Japón, componiendo una extensa colección de más de doscientas cincuenta mil fotografías.

Captura el instante, impulsada por la fascinación que siente por Japón y por el magnetismo que ejercen en ella, sus gentes e impresionantes lugares. A partir de esa doble influencia ha proyectado su mirada a través del prisma de su sensibilidad y del color que proyecta. Autora del foto-libro 49+1, que forma parte de la colección permanente, de la Biblioteca del Museo Reina Sofía de Madrid.

CORRECCIÓN DE TEXTOS Ana Orenga Portolés Licenciada en Filología Hispánica y máster de Didáctica del Español Lengua Extranjera. Combina la enseñanza de la lengua, la literatura y cultura españolas con la revisión y redacción de textos editoriales de diferentes géneros.

PRODUCCIÓN Michiko Tsuboi Diplomada en Filología Hispánica por la Seirei Junior College de Nagoya. Su primer contacto con nuestro país fue hace más de treinta años, a través de un vinilo de Pau Casals. Desde entonces no ha dejado de sentirse atraída por nuestra cultura y tradiciones.

Anna Rodríguez Andurell Licenciada en Humanidades y Máster en Comunicación Empresarial por la Universitat Pompeu Fabra. Técnica Superior en Protocolo y Relaciones Institucionales. Coordinadora de Producción en Mediatres Estudio.

Mariona Borrull Zapata Graduada en Comunicación Audiovisual por la Universidad Pompeu Fabra en 2018, especializada en análisis y crítica cinematográfica. Colabora desde entonces en medios como Fotogramas, El Antepenúltimo Mohicano y el programa Va de cine de Radio 4. Actualmente, compagina la cobertura de festivales de clase A con trabajos de redacción, corrección y gestión de prensa en Mediatres Estudio. Miembro 2056158 de ACCEC. Núria Colera Sánchez Técnico Superior en Secretariado con gran fascinación por la cultura asiática. En constante aprendizaje del idioma japonés y de sus costumbres para entender mejor a la sociedad del Sol Naciente.

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CRÉDITOS

Judit Moreno Salat Graduada en Estudios de Asia Oriental por la Universitat Autònoma de Barcelona en 2013, con premio extraordinario de titulación; en 2012 y 2013 participa en el Asian Studies Program de la Kansai Gaikokugo Daigaku en Osaka, Japón, como parte del programa de intercambio de la UAB; Máster en Gestión Cultural en el King’s College de Londres en 2014, que incluye prácticas en el Departamento de Cultura de Casa Asia. Actualmente trabaja en proyectos de gestión cultural, traducción y revisión de textos.s.

Japón, el archipiélago de la cultura

DISEÑO, MAQUETACIÓN E INTERNET Alba Villar Vicente Graduada en Diseño Gráfico por Bau, Centro Universitario de Diseño/Universitat de Vic. Diseñadora gráfica freelance para marcas como Desigual, Stradivarius, Klothink, Sommits, Hotel Granvia, Media3; y para instituciones públicas como el Centro de Cultura Contemporánea de Barcelona, Esplais Catalans, el Consell de Joventut de Barcelona y el Espai Jove la Fontana; entre otras.

Berta Fernández Eyre Graduada en Diseño Gráfico por la Universidad Elisava/Pompeu Fabra. Máster de Motions Graphics por la Chelsea School of Art & Design (Londres). Diseñadora gráfica en las agencias Ruiz+Company, Octubre Design, Albert&Mildred Studio (Londres), con desarrollos para empresas como Camper, Tous, Aristocrazy, Chocolat Factory, Tanqueray y Media3 Estudio, entre otras. Directora de Arte en Desigual, Aïta y Bassal.

CRÉDITOS

Brenda Cambellotti Estudió la Licenciatura en Comunicación Visual en la Universidad Nacional de Lanús, en Buenos Aires, Argentina. Luego, en Barcelona completó el Máster en Diseño Web, UX/UI y prototipado por Seeway Formación. Tanto en Buenos Aires como en Barcelona, trabajó como diseñadora gráfica freelance y luego incorporó el diseño digital, producción de contenido, manejo de redes, entre otros, ofreciendo al cliente un servicio completo.

COLABORADORES: Nuestra consideración especial por su contribución desinteresada a la realización de este proyecto.

Víctor Botía García Licenciado en Filología Inglesa por la Universidad de Murcia. Cursó estudios de posgrado en lengua y cultura japonesas dentro del Máster de Estudios de Asia Oriental en la Universidad de Salamanca, y en el programa KSTEP de Estudios Culturales en la Universidad de Kokugakuin en Shibuya, donde se especializó en sintoísmo.

Beatriz Chiner Sánchez Licenciada en Historia por la Universidad de Murcia, centró su área de investigación en aspectos culturales y sociológicos. Posteriormente se graduó en el Máster de Estudios de Asia Oriental por la Universidad de Salamanca, y prosigue sus estudios en dicho campo, especializándose en folclore y religión sintoísta.

190

Preludio

Hiroshima Peace Memorial Museum (Japón) Nagasaki Atomic Bomb Museum (Japón) The Asano Foundation for Taiko Culture Research (Japón)

EMOZ Escuela Museo de Origami de Zaragoza (España) IWASAKI MOKEI SEIZOU Co. Ltd. (Japón) FIND/47. Project commissioned by the Ministry Of Economy, Trade And Industry. Currently is being managed by a private society.

EDITOR Julián R. Fernández

CRÉDITOS

© 2020 Mediatres Estudio, Reservados todos los derechos. De acuerdo a la legislación vigente, queda prohibida su total o parcial reproducción, distribución, comunicación pública, transformación o plagio, en cualquier tipo de soporte, ya sea en formato físico como digital, de la obra sin autorización previa de los autores. © Mediatres Estudio, 2020 C/ Gran Capità 2-4, Edificio Nexus 08034 Barcelona Tel.: 93 2805 768 Edición no comercial

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ÍNDICE DE IMÁGENES

Japón, el archipiélago de la cultura

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Preludio

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ÍNDICE DE IMÁGENES

ÍNDICE DE IMÁGENES

Japón, el archipiélago de la cultura

Sobre el acompañamiento fotográfico de esta edición

ÍNDICE DE IMÁGENES

Creemos necesario esgrimir un breve apunte sobre el origen, la cantidad y el criterio de uso de las imágenes en esta primera edición de Japón, el archipiélago de la cultura. Este es, ante todo, un proyecto de naturaleza enciclopédica, que tiene como núcleo más esencial la voluntad de compilar un retrato poliédrico de aquello que denominamos «lo japonés», y de qué forma ha evolucionado y se ha ramificado durante los siglos hasta llegar a la actualidad. Como consecuencia de la complejidad de esta tarea, la extensión del material textual del que partíamos ascendió rápidamente a las 3000 páginas, un auténtico reto a la hora de dar forma a todos los contenidos para que resultaran de lectura y manejo cómodos.

Nuestro objetivo: conocimiento abundante y plural. Por ello, la prioridad ha sido siempre la de dejar margen a los autores para que decidieran sobre la extensión de sus capítulos, en función de la profundidad de los temas que trataran. Era lo idóneo, teniendo en cuenta que son los principales expertos en la divulgación de sus respectivos campos, aunque, evidentemente, dicha libertad ha supuesto un enorme peso en la posterior tarea editorial de convertir esta particular argamasa literaria en una obra atractiva y ergódica. Hemos afrontado esta labor desde un pragmatismo optimista y hemos optado por no recortar ningún contenido textual, lo cual, a su vez, sí ha condicionado el número de imágenes que lo acompañan.

Debido al limitado espacio disponible para las ilustraciones, el proceso de selección de estas ha sido eminentemente complejo. Por suerte, de variedad y excelencia en nuestras fuentes de referencia no faltaba. Por un lado, disponíamos de una base fotográfica propia, con 250 000 imágenes tomadas por la artista María Rosa Eyre a lo largo de sus numerosos viajes a Japón: recuperábamos las 47 prefecturas que conforman el país, retratadas a través de una óptica curiosa y humanista. Por otra parte, al ser esta una obra de carácter multiautoral, hemos querido favorecer una cierta diversidad, también gráfica, dando cabida a los excepcionales fotógrafos japoneses y de allende, que han cedido su trabajo para redondear nuestro particular acercamiento visual al país. A todos ellos agradecemos enormemente su pasión y su inestimable apoyo.

Con todo, no podemos sino desearles que las imágenes más vívidas de Japón las capturen sus ojos y se plasmen en su memoria, pues es allí donde residen los mejores paisajes.

194

Preludio

PORTADA. Created by modifying “Torii of the Kamiiso” illuminated by the morning sun (Oarai Isosaki Jinja) Ibaraki ©Koichi Hayakawa, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0)https://creativecommons. org/licenses/by/4.0/

PÁG. 10-11.

Miraikan, Tokio © Luca Mascaro en flickr, Creative Commons tribuciónCompartirIgual 2.0 Genérica (CC BY-SA 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by-sa/2.0/deed.es

195

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 8. y 80.

Created by modifying «Cherry Tunnel Kyoto»©Tomato_249, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 16-17.

NAGAOKA HANABI Niigata ©Koichi Hayakawa, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0)https:// creativecommons.org/licenses/ by/4.0/

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 27.

Futamiguara, Ise. ©María Rosa Eyre

196

Preludio

PÁG. 32.

Toba. ©María Rosa Eyre

PÁG. 44.

Kagoshima. ©María Rosa Eyre ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 50-51.

Tomiwa Chuzo Saitama ©Kawaguchi City, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0)https://creativecommons. org/licenses/by/4.0/

197

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 55.

Castillo Nijo-jo, Kioto. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 56.

Tokio. ©María Rosa Eyre

198

Preludio

PÁG. 60.

Tokio. ©María Rosa Eyre

PÁG. 70-71.

Santuario Nikko Toshogu. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 74. ©Gilles Desjardins en Unsplash.

199

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 75. ©Claudya Novery en Unsplash.

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 76. ©Manki Kim en Unsplash.

PÁG. 77 y 165.

Genjimonogatari emaki ©National Diet Library Digital Collection.

200

Preludio

PÁG. 78 y 170.

“Llegada de los europeos” (siglo XVII), Museo Metropolitano de Arte (Dominio público).

201

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 79 y 166.

Retrato de Minamoto no Yoritomo (1179), Fujiwara no Takanobu, Creative Commons Dominio público 1.0.

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 80. ©Dimitri Popov en Unsplash.

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 81.

Ichinokura Sakazuki Art Museum Gifu ©Tajimi City, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

PÁG. 82 y 154-155.

Yoshida-jinja Shrine Aichi © Toyohashi City, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

202

Preludio

PÁG. 83.

Kioto. ©María Rosa Eyre

PÁG. 85.

Tadami River Daiichi Bridge (Tadami Line) Autumn landscape Fukushima ©Koichi_Hayakawa, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/”

203

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 84.

Ine’s Funaya and one cherry blossoms. Kyoto ©rikky_photography, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 86-87.

Nagasaki. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 88-89.

Shining golden sea of clouds (Hoshi-toge) Niigata ©KOICHI HAYAKAWA, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

PÁG. 94-95.

Santuario de Heian, Kioto. ©María Rosa Eyre

204

Preludio

PÁG. 96.

Nagasaki. ©María Rosa Eyre

PÁG. 99.

Castillo de Nagoya. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

205

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 100.

Nagasaki. ©María Rosa Eyre

PÁG. 105.

Shirakawa, Kioto. ©María Rosa Eyre

206

Preludio

PÁG. 106.

Santuario de Meiji-jingu, Tokio. ©María Rosa Eyre

PÁG. 114-115.

Tokio. ©María Rosa Eyre ÍNDICE DE IMÁGENES

207

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 116-117.

Puente Shinkyo, Nikko. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 129.

Tokio. ©María Rosa Eyre

PÁG. 130.

Templo de Taishakuten, Tokio. ©María Rosa Eyre

208

Preludio

PÁG. 138-139.

View of Mt. Fuji at dawn from Mt.Kitadake Yamanashi ©TAKAO Tsushima, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

PÁG. 156.

Tokio. ©María Rosa Eyre

209

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 144.

Created by modifying «Jozanen Garden Aichi» © Anjo City, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 161.

Umeda Sky Building, Osaka. ©María Rosa Eyre

PÁG. 162-163.

The Motonosumi inari Shrine Yamaguchi ©TsuruSho7; Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

210

Preludio

PÁG. 164.

Jarra con asas (3500-2500 a.C.), Museo Metropolitano de Arte (Dominio público).

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 171.

Samuráis de Satsuma durante la Guerra de Boshin (1860), Wikimedia Commons (Dominio público).

211

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 174.

“Nube de hongo de la bomba atómica en Nagasaki”, 1945, Charles Levy, Library of Congres, Wikimedia Commons (Dominio público).

PÁG. 177.

Shinkansen 500 series©Takeshi Kuboki en flickr, Creative Commons, Atribución 2.0 Genérica (CC BY 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/2.0/deed.es

212

Preludio

PÁG. 181.

Created by modifying «Genbudo park (Seiryudo) Hyogo» ©rikky_photography; , Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

PÁG. 182-183.

Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 188.

Foso de Chidorigafuchi, Tokio. ©María Rosa Eyre

213

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 192-193.

Tokio. ©María Rosa Eyre

214

Tierra de Wa

VOLUMEN I

Historia

215

ÍNDICE DE IMÁGENES

Tierra de Wa

Japón, el archipiélago de la cultura

PORTADA Y PÁG. 72-73.

Early morning Yamakoshi Niigata ©Koichi Hayakawa, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 13.

Jinya, Takayama. ©María Rosa Eyre

PÁG. 16-17.

Oarai Isosaki-Jinja/Torii of Kamiiso Ibaraki ©Koichi Hayakawa, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0)https://creativecommons. org/licenses/by/4.0/

216

Tierra de Wa

PÁG. 23.

Osaka. ©María Rosa Eyre

PÁG. 47.

Ooarai Isosaki Jinja /Torii of Kamiiso lighted by the moonlight. Ibaraki © Koichi Hayakawa, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0)https://creativecommons. org/licenses/by/4.0/

217

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 24-25.

Green world Oita ©TsuruSho7, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 48.

Created by modifying Kumano Oto Festival Wakayama ©panpanzupan, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 53.

Takamagahara, Takachiho. ©Julián Fernández

218

Tierra de Wa

PÁG. 62.

Monte Aso, Kumamoto. ©María Rosa Eyre

PÁG. 71.

Takachiho, Miyazaki. ©María Rosa Eyre ÍNDICE DE IMÁGENES

219

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 83.

Mt.Fuji seen from Sayama Lake Saitama ©Koichi Hayakawa, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons. org/licenses/by/4.0/

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 84-85.

Shiratani Unsuikyo · Mossy Forest Kagoshima ©Kagoshima Prefecture, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0)https:// creativecommons.org/licenses/ by/4.0/

PÁG. 93.

Yoshinogari, Saga. ©María Rosa Eyre

220

Tierra de Wa

PÁG. 106.

Castillo de Tsuruga, Aizu Wakamatsu. ©María Rosa Eyre

PÁG. 113.

Torre del Sol, Osaka. ©Alejandro Fernández Eyre ÍNDICE DE IMÁGENES

221

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 114-115.

Estatua de Kusunoki Masashige, Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 131.

Castillo de Matsumoto, Nagano. ©María Rosa Eyre

222

Tierra de Wa

PÁG. 134-135.

Created by modifying Goryokaku Fort in winter Hokkaido ©GoryokakuTower, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

PÁG. 139.

Nagasaki. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

223

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 155.

Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 156-157.

Imagen ofrecida por Aoba Castle Exhibition Hall, (Sendai).

PÁG. 172-173.

Museo de la bomba atómica de Nagasaki. ©María Rosa Eyre

224

Tierra de Wa

PÁG. 191.

Museo conmemorativo de la paz de Hiroshima. ©María Rosa Eyre

225

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 195.

Yoshiko Kajimoto ©Hiroshima Peace Memorial Museum-Mihoko Sakamoto.

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 199.

Nagasaki. ©María Rosa Eyre

PÁG. 200-201.

Kioto. ©María Rosa Eyre

226

Tierra de Wa

PÁG. 225.

Osaka. ©María Rosa Eyre

PÁG. 226-227.

Palacio Imperial, Tokio. ©María Rosa Eyre ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 250-251.

Tokio. ©María Rosa Eyre

227

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 256.

Foso de Chidorigafuchi, Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 264.

Tokio. ©María Rosa Eyre

228

Tierra de Wa

VOLUMEN II

Religión

229

ÍNDICE DE IMÁGENES

Tierra de Wa

Japón, el archipiélago de la cultura

PORTADA. ©Dear en Unsplash.

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 13.

Jinya, Takayama. ©María Rosa Eyre

PÁG. 16-17.

Tokio. ©María Rosa Eyre

230

Tierra de Wa

PÁG. 25.

Templo Daitoku-ji, Kioto. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

231

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 26.

Kioto. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 39.

Kanazawa. ©María Rosa Eyre

232

Tierra de Wa

PÁG. 46-47.

Kumano Oto Festival Wakayama ©panpanzupan, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

PÁG. 75.

Santuario Hakone-jinja, Kanagawa. ©María Rosa Eyre ÍNDICE DE IMÁGENES

233

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 76-77.

Moss garden in Sanzen-in Temple, Kyoto ©T-KIMURA, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG.105.

Templo Kennin-ji, Kioto. ©María Rosa Eyre

234

Tierra de Wa

PÁG. 116.

Templo Daitoku-ji, Kioto. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

235

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 118.

Templo Kennin-ji, Kioto. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 120.

Kioto. ©María Rosa Eyre

236

Tierra de Wa

PÁG. 131.

Templo Reizan-ji, Tokushima. ©María Rosa Eyre

PÁG. 144-145.

Templo Senso-ji, Tokio. ©María Rosa Eyre

237

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 142-143.

Santuario Yushima Seido ©kanegen, Creative Commons, Reconocimiento 2.0 Genérica (CC BY 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/2.0/deed.es_ES

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG.206.

Templo Daitoku-ji, Kioto. ©María Rosa Eyre

PÁG. 216-217.

Templo Kennin-ji, Kioto. ©María Rosa Eyre

238

Tierra de Wa

PÁG. 218-219.

Takii cloud (Shioritoge) Niigata ©Koichi Hayakawa, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

PÁG. 226.

Barrio de Ainokura, Toyama. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 234-235.

Tokio. ©María Rosa Eyre

239

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG.236-237.

Templo Daitoku-ji, Kioto. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG.249.

Created by modifying KamishikimikumanozaShrine Kumamoto © RyotaFuno, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

PÁG. 272-273.

Tokio. ©María Rosa Eyre

240

Tierra de Wa

PÁG. 278.

Foso de Chidorigafuchi, Tokio. ©María Rosa Eyre

PÁG. 286.

Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

241

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

VOLUMEN III

Tierra de Wa Sociedad

242

Tierra de Wa

PORTADA. Tokio. ©Cory Schadt en Unsplash.

PÁG. 13.

Jinya, Takayama. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 16-17.

Tokio. ©María Rosa Eyre

243

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 29.

Santuario Meiji-jingu, Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 30-31.

Mercado Nishiki, Kioto. ©María Rosa Eyre

PÁG. 42.

Templo Kiyomizu-dera, Kioto. ©María Rosa Eyre

244

Tierra de Wa

PÁG.56.

Santuario Shimogamo-jinja, Kioto. ©María Rosa Eyre

PÁG. 64.

Kioto. ©María Rosa Eyre ÍNDICE DE IMÁGENES

245

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 83.

Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 88-89.

Takayama. ©María Rosa Eyre

PÁG.126-127.

Nagasaki. ©María Rosa Eyre

246

Tierra de Wa

PÁG.128-129.

Museo Nacional de ciencia e innovación, Tokio. ©María Rosa Eyre

PÁG. 150-151.

Edificio de la Dieta. ©Sushipaku, Pakutaso

247

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 149.

Parque conmemorativo de la paz de Hiroshima. ©María Rosa Eyre

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 189.

Kioto. ©María Rosa Eyre

PÁG.190-191.

Parque del Castillo de Osaka. ©María Rosa Eyre

248

Tierra de Wa

PÁG. 208.

Parque de Ueno, Tokio. ©María Rosa Eyre

PÁG. 211.

Ferry en Naoshima. ©María Rosa Eyre ÍNDICE DE IMÁGENES

249

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 213. ©Kotaro Maruyama, Unsplash.

250

Tierra de Wa

PÁG. 222.

Alrededor del Santuario de Meiji-jingu, Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 235.

Harajuku, Tokio. ©María Rosa Eyre

251

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 236-237.

Asimo, ©Franck V., Unsplash.

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 245.

Lovot ©contri en flickr, Creative Commons Atribución-CompartirIgual 2.0 Genérica (CC BY-SA 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by-sa/2.0/deed.es

252

Tierra de Wa

PÁG. 257.

Imagen modificada de Telenoid, Science Museum Robots Exhibition ©Loz Pycock en flickr, Creative Commons AtribuciónCompartirIgual 2.0 Genérica (CC BY-SA 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by-sa/2.0/deed.es.

253

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 265.

Tokio. ©María Rosa Eyre

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 266.

Android ©Max Braun en flickr, Creative Commons , atribución-CompartirIgual 2.0 Genérica (CC BY-SA 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by-sa/2.0/deed.es

254

Tierra de Wa

PÁG. 275. ©Frank V, Unsplash.

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 276-277.

Tokio. ©María Rosa Eyre

255

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 290.

Ryogoku, Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 295.

Racing Miku 2011 version ©Charlie en flickr, Creative Commons Atribución 2.0 Genérica (CC BY 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/2.0/deed.es

256

Tierra de Wa

PÁG. 296-297.

Farmer in Higashi-ushirobata Rice Terrace Yamaguchi © Yuri Ueno, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

PÁG. 307.

Cascadas de Kegon y Ryuzu, Nikko. ©María Rosa Eyre ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 308-309.

Hotel The Busena Terrace, Okinawa. ©María Rosa Eyre

257

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 321.

Isla de Perla de Mikimoto, Toba. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 336-337.

Tokio. ©María Rosa Eyre

PÁG. 342.

Foso de Chidorigafuchi, Tokio. ©María Rosa Eyre

258

Tierra de Wa

PÁG. 350.

Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

259

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

VOLUMEN IV

Cultura Literatura

260

Cultura

PORTADA Y PÁG. 22-23.

“Ejiri, provincia de Suruga” de Las 36 vistas del monte Fuji, Katsushika Hokusai, Museo Metropolitano de Arte (Dominio público).

PÁG. 11.

Osaka. ©María Rosa Eyre ÍNDICE DE IMÁGENES

261

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 14-15.

Created by modifying “Weeping cherry blossoms Gunma”, ©MitsunoriEgawa, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 20-21.

Santuario Sumiyoshi-taisha, Osaka. ©María Rosa Eyre

262

Cultura

PÁG. 45.

“Oku no hosomichi” segunda parte, Yosa Buson ©National Diet Library Digital Collection.

PÁG. 46-47.

“Tamakazura” de La historia de Genji, Tosa Mitsuyoshi, Museo Metropolitano de Arte (Dominio público). ÍNDICE DE IMÁGENES

263

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 70.

"Cerezo de Saigyo", Yashima Gakutei, Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (Dominio público).

PÁG. 91.

“El poeta Hitomaro en la bahía de Akashi”, Utagawa Kunisada, Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (Dominio público).

264

Cultura

PÁG. 92.

"La anciana codiciosa y una canasta llena de monstruos" Tsukioka Yoshitoshi, Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (Dominio público).

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 126-127.

Tokio. ©María Rosa Eyre

265

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 132.

Foso de Chidorigafuchi, Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 140.

Tokio. ©María Rosa Eyre

266

Cultura Tierra de Wa

VOLUMEN V

Arte I

267 267

ÍNDICE DE IMÁGENES

Cultura

Japón, el archipiélago de la cultura

PORTADA Y PÁG. 48-49.

"Mariposas", de la escena de La Historia de Genji, Tosa Mitsuyoshi, Museo Metropolitano de Arte (Dominio público).

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 11.

Osaka. ©María Rosa Eyre

268

Cultura

PÁG.14-15.

Tategu kumiko 1 ©Sushipaku.

PÁG. 22-23.

Santuario Sumiyoshi-taisha, Osaka. ©María Rosa Eyre ÍNDICE DE IMÁGENES

269

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 24-25.

Santuario Meiji-jingu, Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 35.

"Paisaje de Nihonbashi", Tokio, Utagawa Yoshitora, National Diet Library Digital Collection.

270

Cultura

PÁG. 37.

“Dos aves y hortensias”, Ito Jakuchu, Wikimedia commons (Dominio público).

ÍNDICE DE IMÁGENES

271

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 38.

Templo Adashino Nenbutsu-ji, Kioto. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 46-47.

Created by modifying “Gimyo no Sakura, Niigata” ©Koichi Hayakawa, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

272

Cultura

PÁG. 75.

"Cantante de teatro joruri", Arai Kou, Museo Metropolitano de Arte (Dominio público).

ÍNDICE DE IMÁGENES

273

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 76.

Imagen de Jizo Bosatsu del periodo Kamakura, Museo Metropolitano de Arte (Dominio público).

PÁG. 93. © José Ignacio Pompé en Unsplash.

274

Cultura

PÁG. 99. © Sung Shin en Unsplash.

275

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 100-101.

Imagen modificada de Dick Thomas Johnson en flickr, Creative Commons, Atribución 2.0 Genérica (CC BY 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/2.0/deed.es

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 117.

"Sinceridad profunda", Jiun Sonja (Siglo XVIII), Museo Metropolitano de Arte (Dominio público).

276

Cultura

PÁG. 118-119. © Martijn Baudoin en Unsplash.

277

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 143.

Imagen modificada de “Akihabara” © MIKI Yoshihito en flickr, Creative Commons, Atribución 2.0 Genérica (CC BY 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/2.0/deed.es

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 145.

"Tatsumi Hakkei no uchi" (una parte), National Diet Library Digital Collection.

278

Cultura

PÁG. 157.

“La señora de Georges Charpentier y sus hijas”, 1878, Pierre-Auguste Renoir, Museo Metropolitano de Arte (Dominio público).

ÍNDICE DE IMÁGENES

279

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 158.

Taniemon Hitachiyama (yokozuna), siglo XX, Museo Metropolitano de Arte, (Dominio público).

280

Cultura

PÁG. 185.

Imagen de Ikeda Nagaoki (1864), Wikimedia Commons (Dominio público).

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 186-187.

Miyazaki. ©María Rosa Eyre

281

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 206.

Nakagin Capsule Tower, Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 207.

Shizuoka Press and Broadcasting Center, Tokio. ©María Rosa Eyre

282

Cultura

PÁG. 208. © Denis Kovalev en Unsplash.

ÍNDICE DE IMÁGENES

283

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 239. © Bruce Tang en Unsplash.

284

Cultura

PÁG. 240.

Enoura Observatory, Odawara. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 280-281.

Tokio. ©María Rosa Eyre

285

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 286.

Foso de Chidorigafuchi, Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 294.

Tokio. ©María Rosa Eyre

286

Cultura

VOLÚMENES VI

Arte II

287

ÍNDICE DE IMÁGENES

Cultura

Japón, el archipiélago de la cultura

PORTADA Y PAG. 14-15.

Created by modifying “izumo kagura Shimane” © iku, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 11.

Osaka. ©María Rosa Eyre

288

Cultura

PÁG. 21.

Santuario Sumiyoshi-taisha, Osaka. ©María Rosa Eyre

PÁG. 22.

Yokagura de Takachiho, Miyazaki Prefecture Tourism Association. ÍNDICE DE IMÁGENES

289

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 37.

Sada Shin Noh, Matsue (Shimane), Shimane Photo Gallery.

290

Cultura

PÁG. 38-39.

Danza de miko @koziro420 en flickr, Creative Commons ReconocimientoCompartirIgual 2.0 Genérica (CC BY-SA 2.0) https://creativecommons. org/licenses/by-sa/2.0/deed. es_ES

PÁG. 59.

Yokagura de Takachiho, Miyazaki Prefecture Tourism Association. ÍNDICE DE IMÁGENES

291

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 60. © Craig Whitehead en Unsplash.

PÁG. 71.

"Buto - Gyohei Zaitsu" ©Duc, Creative Commons ReconocimientoCompartirIgual 2.0 Genérica (CC BY-SA 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by-sa/2.0/deed.es_ES

292

Cultura

PÁG. 72-73.

Toho Cinemas Shinjuku © Dick Thomas Johnson, https://flic.kr/p/RpnUoa. Licencia CC BY 2.0

PÁG. 101.

Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 102-103.

AKIRA A.D.2019 TOKYO © amika_san, https://flic. kr/p/2f59NX2. Licencia CC BY-ND 2.0.

293

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 119.

Gundam, Tokio. ©María Rosa Eyre

PÁG. 120-121.

20th Century Boys / shibuya © [puamelia], https://flic. kr/p/5dqdyy. Licencia CC BY-SA 2.0.

294

Cultura

PÁG. 139.

Tokio. ©María Rosa Eyre

PÁG. 144-145.

Kioto. ©María Rosa Eyre ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 148.

Templo Daigo-ji, Kioto, ©David Emrich en Unsplash.

295

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 168. ©David emrich en Unsplash.

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 170-171.

Bonsai, imagen de phon-ta en Photo AC.

296

Cultura

PÁG. 198. © Escuela Bonsaikido

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 216-217.

Momento de la ceremonia de té en el que se limpian los utensilios utilizados © Escuela Bonsaikido.

297

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 228-229.

Chasen © Escuela Bonsaikido.

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 232-233.

Imagen modificada de Pikachu Parade ©Yoshikazu TAKADA, en flickr, Creative Commons Reconocimiento 2.0 Genérica (CC BY 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/2.0/deed.es_ES

PÁG. 236-237.

Created by modifying Skytree Tokyo ©asilly, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

298

Cultura

PÁG. 259.

Metro, Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 260-261.

Tokio. ©María Rosa Eyre

299

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 294-295. © Egor Myznik en Unsplash.

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 296-297. © Jezael Melgoza en Unsplash.

300

Cultura

PÁG. 318. © Hello, I’m Nick en Unsplash.

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 326-327.

Nintendo amiibo toys of characters of Bowser (King Koopa), Waluigi, Wario, Yoshi, and Luigi ©Ryan Quintal en Unsplash.

301

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 328-329.

Akihabara ©othree en flickr, Creative Commons, Reconocimiento 2.0 Genérica (CC BY 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/2.0/deed.es_ES

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 352-353.

Tokio. ©María Rosa Eyre

PÁG. 358.

Foso de Chidorigafuchi, Tokio. ©María Rosa Eyre

302

Cultura

PÁG. 366.

Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

303

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

VOLUMEN VII

Cultura Artesanía y Tradiciones

304

Cultura

PORTADA Y PÁG. 157 Haramaki, Museo Metropolitano de Arte, Creative Commons CC0 1.0 Universal, (Dominio público).

ÍNDICE DE IMÁGENES

305

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG 11.

Shimoda. ©María Rosa Eyre

PÁG. 14-15. ©Ice Tea en Unsplash.

306

Cultura

PÁG. 22 -23.

Red Raku Tea Bowl (copy of the Kaga Koetsu Tea Bowl),Honami Koetsu, siglo XVIII, Museo Metropolitano de Arte (Dominio público).

307

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 35.

Teapot in Melon Shape with Peonies (Hizen ware, Kakiemon type), Museo Metropolitano de Arte (Dominio público).

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 41.

Inro, ojime y netsuke, Soshian, siglo XVIII-XIX, Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (Dominio público).

308

Cultura

PÁG. 45.

Inro: Obra de Koma Kansai, siglo XVII.

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 56.

Pair of Lacquer Chests with Four Drawers (s. XIX), Museo de Arte del Condado de Los Ángeles (Dominio público).

309

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 60.

Woman’s Outer Kimono (Uchikake) with Plank Bridges, Irises, and Swallows (periodo Edo), Museo de Arte del Condado de Los Ángeles.

PÁG. 78.

Unlined Summer Kimono (Hito-e) with Carp, Water Lilies, and Morning Glories (1876), Museo Metropolitao de Arte.

310

Cultura

PÁG. 79.

Kimono with Pines and Mist (S.XX), Museo Metropolitano de Arte (Dominio público).

PÁG. 80-81.

Imagen de d****************p en PhotoAC.

311

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 98.

Imagen modificada de Najio Washi (Japanese Paper) ©Hideyuki KAMON en flickr, Creative Commons, Atribución-CompartirIgual 2.0 Genérica (CC BY-SA 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by-sa/2.0/deed.es

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 99.

Imagen modificada de PS1R9958 © Zengame en flickr Creative Commons Atribución 2.0 Genérica (CC BY 2.0), https://creativecommons.org/ licenses/by/2.0/deed.es

PÁG. 100-101.

“Músicos” de Eric Joisel ©Escuela-Museo de Origami de Zaragoza (EMOZ).

312

Cultura

PÁG. 116.

Dioramas ©Escuela-Museo de Origami de Zaragoza (EMOZ).

PÁG. 117. ©Escuela-Museo de Origami de Zaragoza (EMOZ). ÍNDICE DE IMÁGENES

313

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 118.

Telas para kakemono ©Yuya Hoshino.

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 131.

“Montaña de mi pueblo” ©Kumiko Fujimura.

314

Cultura

PÁG. 132-133.

Wakizashi del siglo XVIII, Museo Metropolitano de Arte (Dominio público).

PÁG. 154-155.

Tsuba del siglo XVIII, Museo Metropolitano de Arte (Dominio público).

ÍNDICE DE IMÁGENES

315

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 164.

Armadura (Gusoku) del siglo XVIII, Museo Metropolitano de Arte (Dominio público).

PÁG. 166-167.

Created by modifying Yabusame, Horseback Archery, Saga© Takeo City, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

316

Cultura

PÁG. 188.

Dadaiko (Derecha) © The Asano Foundation for Taiko Culture Research

ÍNDICE DE IMÁGENES

317

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 193.

Odaiko con el shihonbashiradai© The Asano Foundation for Taiko Culture Research

PÁG. 196.

Clavado de las tachuelas. © The Asano Foundation for Taiko Culture Research.

318

Cultura

PÁG. 198-199. ©Tom Vining en Unsplash.

319

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 227.

Imagen modificada de "Shamisen" © Ethan Kan en flickr, Creative Commons, Atribución-CompartirIgual 2.0 Genérica (CC BY-SA 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by-sa/2.0/deed.es

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 227.

Koto ©makieni en Photo AC.

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 228-229.

"Conejo" Museo de Arte del Condado de Los Ángeles, (Dominio público).

320

Cultura

PÁG. 246.

Inro, Ojime, Netsuke, Museo de Arte del Condado de Los Ángeles, (Dominio público).

ÍNDICE DE IMÁGENES

321

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 248-249.

Kokeshis ©yoppy en flickr, Creative Commons, Reconocimiento 2.0 Genérica (CC BY 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/2.0/deed.es_ES

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 270-271.

Created by modifying “Kawagoe-Festival Saitama”, ©MitsunoriEgawa, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/”

PÁG. 274-275.

Created by modifying “Hakusan Heisenji Shrine Fukui” ©kskphoto, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/”

322

Cultura

PÁG. 314.

Hinamatsuri, Imagen en Photo AC.

PÁG. 322.

Hierbas Nanakusa, Photo AC. ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 323.

Koinobori, Photo AC.

323

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 328.

Seijin no hi, Photo AC.

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 330.

Undokai, Photo AC.

PÁG. 338-339.

Omisoka en Chion-in. ©Kyoto-Picture, en flickr, Creative Commons tribuciónSinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-ND 2.0) https:// creativecommons.org/licenses/ by-nd/2.0/deed.es

324

Cultura

PÁG. 340-341.

Imagen en Photo AC.

PÁG. 355.

Imagen de K.Nishiwaki en Photo AC.

ÍNDICE DE IMÁGENES

325

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 356. ©Tianshu Liu en Unsplash.

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 380-381.

Imagen de kazu1145 en Photo AC.

PÁG. 393.

Hoshinoya Karuizawa. ©María Rosa Eyre

326

Cultura

PÁG. 394-395.

Imagen de yagitoki en Photo AC.

PÁG. 412-413.

Shichi Go San, Santuario de Meiji-jingu, Tokio. ©María Rosa Eyre ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 414 -415.

Kawayu onsen, Wakayama. ©María Rosa Eyre

327

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 434.

Imagen modificada de “Okutone Hatto”, © Minakami onsen Minakamikan en flickr, Creative Commons Reconocimiento 2.0 Genérica (CC BY 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/2.0/deed.es_ES

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 435.

Monte Osore, Aomori. ©María Rosa Eyre

PÁG. 436. ©Kou Kigamine en Unsplash.

328

Cultura

PÁG. 454-455. ©Bob Fisher en Unsplash.

PÁG. 522-523.

Santuario Sumiyoshi-taisha, Osaka. ©María Rosa Eyre

329

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 480-481.

Kendo ©Miki Yoshihito en flickr, Creative Commons, Reconocimiento 2.0 Genérica (CC BY 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/2.0/deed.es_ES

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 526-527.

Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 532.

Foso de Chidorigafuchi, Tokio. ©María Rosa Eyre

330

Cultura

PÁG. 540.

Osaka ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

331

Japón, Japón, el el archipiélago archipiélago de de la la cultura cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

VOLUMEN VIII

Cultura Gastronomía

332 332

Cultura

PORTADA. ©Sushipaku

ÍNDICE DE IMÁGENES

333

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 11.

Mercado de Miyagawa, Takayama. ©María Rosa Eyre

PÁG. 14-15.

Imagen modificada de “Autumn Seasonal Kaiseki”, ©Nishimuraya Kinosaki Onsen; en flickr, Creative Commons Atribución 2.0 Genérica (CC BY 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/2.0/deed.es

334

Cultura

PÁG. 22.

Ryotei en Kioto. ©María Rosa Eyre

PÁG. 24-25. ©Jongsun Lee en Unsplash.

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 68-69. ©Nicki Eliza Schinow en Unsplash.

335

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 91.

Sake, Tokio. ©María Rosa Eyre

PÁG. 105.

Arrozal, Gokayama. ©María Rosa Eyre

336

Cultura

PÁG. 108-109. ©chuttersnap en Unsplash.

PÁG. 138.

Alga konbu, Mercado de Nishiki, Kioto. ©María Rosa Eyre

337

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 110.

Created by modifying “Sea of Japan in winter. Hyogo” ©rikky_photography, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 140-141.

Imagen de Photo AC.

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 166-167.

Nishiki koji, Kioto. ©María Rosa Eyre

PÁG. 168.

Carne wagyu ©Inagaki Yonikazu en pro.foto.

338

Cultura

PÁG. 191. ©Sushipaku en Pakutaso.

339

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 192-193.

Imagen modificada de @M Murakami en flickr, Creative Commons AtribuciónCompartirIgual 2.0 Genérica (CC BY-SA 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by-sa/2.0/deed.es

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 211. ©Kae Ng en Unsplash.

PÁG. 215.

Imagen modificada de @TAKA@P.P.R.S en flickr, Creative Commons Atribución-CompartirIgual 2.0 Genérica (CC BY-SA 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by-sa/2.0/deed.es

340

Cultura

PÁG. 216-217.

Réplica 1 @ IWASAKI MOKEI SEIZOU Co.Ltd.

PÁG. 228.

Takizo Iwasaki @ IWASAKI MOKEI SEIZOU Co.Ltd.

ÍNDICE DE IMÁGENES

341

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 230-231.

Imagen modificada de Nerikiri @Hiloyaman[JP], Creative Commons, Atribución-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-ND 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by-nd/2.0/deed.es

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 235.

Tienda de Taiyaki, Osaka. ©María Rosa Eyre

PÁG. 245.

Imagen de Emmie en Photo AC.

342

Cultura

PÁG. 246-247.

Cocina kaiseki, Kioto. ©María Rosa Eyre

PÁG. 265.

Cocina kaiseki, Kioto. ©María Rosa Eyre ÍNDICE DE IMÁGENES

343

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 273.

Nikuman, Hiroshima ©Alejandro Fernández Eyre.

PÁG. 276-277.

Tokio. ©María Rosa Eyre

344

Cultura

PÁG. 282.

Foso de Chidorigafuchi, Tokio. ©María Rosa Eyre

PÁG. 290.

Restaurante Hinokizaka, Tokio. ©María Rosa Eyre ÍNDICE DE IMÁGENES

345

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

VOLUMEN IX

Descubre Japón El arte de viajar

346

Descubre Japón

PORTADA / PÁG. 76-77.

Created by modifying “Kitanisawa- mountain stream Tottori”, ©rikky_ photography, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/”

347

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 14-15.

Created by modifying Ine’s Funaya and one cherry blossoms. Kyoto ©rikky_photography, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 25.

Umeda Sky Building, Osaka. ©María Rosa Eyre

PÁG. 26.

Created by modifying Kumano Oto Festival Wakayama ©panpanzupan, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0)https:// creativecommons.org/licenses/ by/4.0/

348

Descubre Japón

PÁG. 46-47.

Created by modifying Running in the late autumn(Tadami River Daiichi Bridge) Fukushima ©Koichi Hayakawa, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

PÁG. 48-49.

Shirakawa-go, Gifu. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 105.

Created by modifying “Mt. Fuji shining in the morning sun Yamanashi”©Koichi Hayakawa, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

349

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 106.

Tsumago, Nagano. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 130-131.

Created by modifying “Kirishimajingu Kagoshima” ©katsuyoshi-imagama, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

350

Descubre Japón

PÁG.140.

Santaurio Kumano Nachitaisha, Wakayama. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 155.

Osorezan, Aomori. ©María Rosa Eyre

351

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 156.

Santuario Meiji-jingu, Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG.182-183.

Santuario Izumo-taisha, Shimane. ©María Rosa Eyre

352

Descubre Japón

PÁG. 184-185.

Templo Byodo-in, Kioto. ©María Rosa Eyre

PÁG. 217.

Templo Senso-ji, Tokio. ©María Rosa Eyre ÍNDICE DE IMÁGENES

353

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 218-219.

Parque conmemorativo de la paz de Hiroshima. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG.226.

Hiroshima. ©María Rosa Eyre

354

Descubre Japón

PÁG. 232-233.

Castillo de Matsumoto, Nagano. ©María Rosa Eyre

PÁG. 247.

Castillo de Kochi. ©María Rosa Eyre ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 248.

Naoshima, Kagawa. ©María Rosa Eyre

355

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 308-309.

Okayama. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG.340.

Imagen modificada de “Prada Aoyama by Herzog and de Mueron”, ©Jonathan Lin en flickr, AtribuciónCompartirIgual 2.0 Genérica (CC BY-SA 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by-sa/2.0/deed.es

356

Descubre Japón

PÁG. 354-355.

Imagen modificada de “Asaba P1010713”, ©Yasuo Kida en flickr, Atribución 2.0 Genérica (CC BY 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/2.0/deed.es

PÁG. 378.

Ryokan Fujiya, Wakayama. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 380.

Dogo onsen Honkan, Matsuyama. ©María Rosa Eyre

357

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 393.

Jigokumeguri, Beppu. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG.394-395.

Spa ©Suiran Hotel Kyoto.

PÁG.424.

Templo Engyo-ji, Himeji. ©María Rosa Eyre

358

Descubre Japón

PÁG. 448-449. ©Jean Vella en Unsplash.

PÁG. 450-451.

Tren bala, Fukuoka. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 478-479.

Tren bala, Sendai. ©María Rosa Eyre

359

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 480.

PB030175-LRkemuri3000 ©Smoky Shin en flickr, Atribución-SinDerivadas 2.0 Genérica (CC BY-ND 2.0) https://creativecommons.org/ licenses/by-nd/2.0/deed.es

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG.506.

Okinawa. ©María Rosa Eyre

PÁG. 510-511.

Kurobe Gorge Railway, Toyama ©Jownaka, Photo AC.

360

Descubre Japón

PÁG. 518-519.

Tokio. ©María Rosa Eyre

PÁG. 524.

Foso de Chidorigafuchi, Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

361

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 530.

Naoshima, Kagawa. ©María Rosa Eyre

362

Descubre Japón

VOLUMEN X

Experiencias de autor

363

ÍNDICE DE IMÁGENES

Descubre Japón

Japón, el archipiélago de la cultura

PORTADA Okayama. @María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 14-15.

Created by modifying Tadami River Daiichi Bridge (Tadami Line) Autumn landscape Fukushima ©Koichi_Hayakawa, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/”

364

Descubre Japón

PÁG. 29.

Kioto. ©María Rosa Eyre.

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 30-31.

Antigua residencia de Lafcadio Hearn, Matsue. ©María Rosa Eyre

365

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 60.

Kioto. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 68-69.

Created by modifying Rurikouin Kyoto ©Suganu0405, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/”

366

Descubre Japón

PÁG. 77.

Created by modifying Takiguchi temple in green autumn Kyoto ©ShimizuKeigo, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/”.

367

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 78.

Castillo de Shuri, Okinawa. ©María Rosa Eyre

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 97.

Okinawa. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 98-99.

Nagasaki. ©María Rosa Eyre

PÁG. 119.

Nagasaki. ©María Rosa Eyre

368

Descubre Japón

PÁG.120-121.

Santuario Kumano hongutaisha, Wakayama. ©María Rosa Eyre

369

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 131.

Templo Seiganto-ji, Wakayama. ©María Rosa Eyre

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 132.

Templo Reizan-ji, Naruto. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 140.

Peregrinos, Naruto. ©María Rosa Eyre

PÁG.142-143.

Created by modifying Tokyo Station Tokyo ©MitsunoriEgawea, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

370

Descubre Japón

PÁG. 157.

Osaka. ©María Rosa Eyre

371

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 158-159.

Luciérnagas de mar en la isla de Sado. ©Yoshiyuki Ito

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 167.

Tarai bune, Sado. ©Yoshiyuki Ito

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 168-169.

Tokio. ©María Rosa Eyre

PÁG. 172-173.

Templo Senso-ji, Tokio. ©María Rosa Eyre

372

Descubre Japón

PÁG.174.

Kioto. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 178.

Templo Ryoanji, Kioto. ©María Rosa Eyre

373

Japón, el archipiélago de la cultura

PÁG. 183.

Templo Koto-in, Kioto. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 184-185.

Created by modifying Kenninji-temple Chouontei Garden Kyoto ©Yudai_ photography, Creative Commons Attribution 4.0 International License (CC BY 4.0) https://creativecommons.org/ licenses/by/4.0/

PÁG. 193.

Templo Nanzen-ji, Kioto. ©María Rosa Eyre

374

Descubre Japón

PÁG. 196-197.

Tokio. ©María Rosa Eyre

PÁG. 202.

Foso de Chidorigafuchi, Tokio. ©María Rosa Eyre

ÍNDICE DE IMÁGENES

375

Japón, el archipiélago de la cultura

ÍNDICE DE IMÁGENES

PÁG. 208.

Naoshima, Kagawa. ©María Rosa Eyre

376

CRÉDITOS

Preludio

Con la colaboraciรณn de:

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