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ResoluciónResolución de imágenes
Por resolución se entiende el número de píxeles que contiene una imagen. Generalmente se indica en ppi (pixels per inch, o píxeles por pulgada —ppp—), unidad que indica el número de píxeles que contiene una pulgada (1 pulgada = 25,4 mm). Cuanto mayor sea el número de píxeles por pulgada, más información contendrá y, por tanto, más detallada y nítida se verá la imagen. Cuando hay pocos píxeles por pulgada, la imagen se muestra como una cuadrícula en la que los píxeles son visibles.
La misma imagen en versión de 300 ppi con sus correspondientes secciones ampliadas
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No obstante, fuera de contexto, los ppi de una imagen no significan mucho: es necesario relacionar este valor con otros parámetros para tener una comprensión completa y para poder imprimir con un buen grado de seguridad.
La misma imagen en versión de 72 ppi, con sus correspondientes secciones ampliadas.
Parámetros a tener en cuenta Anchura y longitud de la imagen
El número de ppi siempre está relacionado con los parámetros de anchura y longitud de la imagen de referencia, que se expresan en píxeles (término obtenido de la contracción de «picture elements»).
A menos que se someta la imagen a un remuestreo (operación de la que hablaremos más adelante), la proporción entre las dimensiones de la imagen y su resolución será constante. Por ejemplo, una imagen de 2000 x 1000 px a 72 ppi es equivalente en cantidad de información y calidad a su versión de 480 x 240 px a 300 ppi. Hay que tener en cuenta que el píxel es una unidad de medida digital, no física, es decir, no corresponde a una dimensión expresada en mm, o cm, sino que es una unidad mínima que depende del tipo de pantalla que se utilice.
Tamaño del archivo
La resolución y las dimensiones en píxeles de una imagen determinan la dimensión del archivo, expresada en kilobytes (KB), megabytes (MB) o gigabytes (GB), que indica el espacio que la imagen ocupará en el disco. Cuanto mayor sea el número de píxeles de una imagen, más detallada y nítida se verá al imprimirla en una determinada dimensión. Al mismo tiempo, aumentando el número de píxeles, también aumentarán las dimensiones del archivo y, por ende, el espacio que ocupará en el disco y requerirá más tiempo de elaboración e impresión.
Resolución de la pantalla
La propia pantalla en la que vemos las imágenes también tiene una determinada resolución, que se expresa en píxeles. Generalmente, cuanto mayor sea la pantalla, mayor será la resolución. Al igual que sucede con las imágenes, las pantallas tienen un número limitado de píxeles por pulgada (ppi), habitualmente 72, pero que puede ser mucho más alto en pantallas de última generación. Si la resolución de una imagen (pongamos por caso 1024 x 768) es exactamente la misma que la de la pantalla, la imagen se visualizará al 100 %. Si también los ppi fuesen exactamente los mismos, la imagen se verá nítida; pero, al ampliarla con el zoom, empezará a perder detalles.
Para preparar las imágenes pensadas para visualizarlas en pantalla, hay que tener en cuenta las dimensiones finales de la imagen y los ppi de las pantallas en las que se visualizarán. Con frecuencia, para preparar las imágenes para páginas web, resulta muy útil utilizar un formato de comprensión (como jpg) para evitar que la imagen ocupe demasiado espacio (y que, por tanto, tarde mucho en cargarse), pero conservando las dimensiones en píxeles de la imagen y manteniendo un buen control de la calidad.
Resolución de la impresora
Para indicar la resolución de una impresora no se utilizan los ppi (el píxel como unidad solo tiene sentido en pantalla), sino los dpi (dots per inch, o puntos de tinta por pulgada).
En líneas generales, cuanto mayor sea este valor, mayor será el grado de detalle de las impresiones que produzca.
Ppi Frente A Dpi
Por todo esto, los ppi y dpi —la resolución en pantalla y la resolución de la impresora— son dos valores distintos pero en cualquier caso relacionados entre sí. El estándar para una impresión de calidad es 300 ppi. Con una impresora de chorro de tinta se pueden obtener buenos resultados incluso a 220 dpi, pero mejor no bajar nunca de los 150 ppi, ya que por debajo de este valor los píxeles saltarán a la vista y lo que en pantalla parecía una imagen nítida en papel se verá como una imagen borrosa —si no incluso pixelada—.
En función del tipo de material en el que se vaya a imprimir, también variará la resolución necesaria para obtener una imagen nítida. Sobre un papel estucado brillante, las imperfecciones serán mucho más evidentes que sobre un lienzo, por ejemplo. Por tanto, el primer tipo de papel será mucho más intransigente con la resolución que el segundo.