La escuela JLM Curry: Símbolo del colonialismo, americanización y racismo en Cabo Rojo

La escuela JLM Curry: Símbolo del colonialismo, americanización y racismo en Cabo Rojo Por Dr. Luis A. Ramírez Padilla Con la invasión militar norteamericana vino la necesidad de americanizar la población puertorriqueña. Para lograr el objetivo de americanizar a los puertorriqueños se procedió con el establecimiento de un nuevo sistema educativo. La construcción de nuevas escuelas a la usanza norteamericana (se conocieron como escuelas americanas) a través de las cuales transmitir los valores y el conocimiento cultural del nuevo poder colonial usando el idioma inglés y maestros norteamericanos, se constituyó en prioridad para la Junta Militar que regía el país. Para dirigir el experimento colonial educativo contaron con una serie de comisionados de educación. Entre los comisionados se encontraba Samuel McCune Lindsay.

En palabras del comisionado de educación Samuel McCune Lindsay “Colonization carried forward by the armies of war is vastly more costly than that carried forward by the armies of peace, whose outpost and garrisons are the public schools.” (1902). En otras palabras, las escuelas públicas según Lindsay había que convertirlas en trincheras desde donde continuar la colonización de la población puertorriqueña conquistada. Con el ejército invasor llegaron a Puerto Rico cientos de burócratas con la misión de montar el aparato gubernamental colonial como el comisionado Lindsay. Para la gran mayoría de estos burócratas los puertorriqueños eran una raza inferior. El prejuicio de Lindsay se puede resumir en las palabras de este durante la presentación que hizo en la Conferencia Anual de Amigos de los Indios y otros pueblos dependientes. Según Clark quien se refiere a Lindsay como un darwinista social, “Indeed, this was the belief of such turn-of-the-century Social Darwinists as Dr. Samuel McCune Lindsay. In 1904, shortly after he had resigned as commissioner of education on the island, he spoke publicly about the "peculiar difficulties" and the "special character of the Porto Rican people." Their situation, he observed, could be explained by a sound scientific principle: the process of biological selection had produced a race of people who would "always find fault" and never be contented with the kindnesses showed them by the United States. (Samuel McCune Lindsay, "Education in Porto Rico," Report of the 22nd Annual Lake Mohonk Conference on Friends of the Indian and Other Dependent Peoples, Lake Mohonk, N.Y., 1904).

Cabe resaltar que los darwinistas sociales creían firmemente que existía una jerarquía de razas y que los anglosajones estaban destinados a gobernar sobre razas inferiores. Esta teoría no distaba mucho de la abiertamente racista y supremacista de Jabez Lamar Monroe (JLM) Curry. Lindsay definió a los puertorriqueños como una raza de gente inconforme y malagradecida. En sus escritos Lindsay postula su posición sobre la “degeneración moral” de la familia puertorriqueña.

(The Holt County Sentinel, Oregon, Mo; 26 Dec.,1902, p.3) En este artículo Lindsay levanta una serie de puntos prejuiciados y denigrantes que se convertirían en la base de muchas teorías erróneas sobre el carácter y valores de la familia puertorriqueña.

Describía a los niños puertorriqueños como faltos de corpulencia que les permitiera trabajar.

Refiere que la familia los abandonaba de niños y esto los condenaba a alimentarse de guineos, frutas y dulces.

Denigraba a los puertorriqueños como faltos en destrezas de parentesco y les calificaba de crueles en el trato de sus hijos. No dice nada de la ley de castigo corporal que él mismo promovía en las escuelas.

Quería meterle al puertorriqueño los valores y cultura anglosajona por boca, ojo y nariz. De aquí que de manera acelerada quería que tanto los maestros como los estudiantes usaran el idioma inglés como único medio de aprendizaje y socialización. Para lograr esto instituyó códigos de disciplina (castigo corporal) y de exámenes para la certificación de maestros en inglés.

Lindsay creía tanto en la superioridad de la cultura anglosajona que denigraba la literatura en español. Pero no la norteamericana ni la alemana donde estudió.

(www.findagrave.com) (Elihu Root Collection of US Documents, US Printing Office,1904) Fotografías de Samuel McCune Lindsay. A la izquierda sentado en su “trono” en el Departamento de Educación en San Juan rodeado de sus colaboradores en 1904. (digital.janeaddams.ramapo.edu) Firma de Lindsay.

Este era el mismo Lindsay que se jactaba de ir a inaugurar escuelas a través de la isla incluyendo la JLM Curry en Cabo Rojo mientras denigraba y menospreciaba a los maestros y sentía repugnancia hacia nuestros niños y sus padres. Su presencia en Puerto Rico dejó mucho

que decir y sus políticas educativas siguieron al pie de la letra la campaña rígida de someter y americanizar a toda costa a la población. Lindsay se convirtió en la mano derecha del gobernador Hunt como miembro del Consejo Ejecutivo que hacía las veces de senado para fines legislativos. Se le acusó de intervenir en el proceso electoral a favor de los republicanos haciéndose el “ chivo loco” con las turbas. Además, tenía control sobre todos los fondos para la construcción de escuelas y el presupuesto educativo.

(Library of Congress, caricatura por Louis Dalryple titulada “Comienzan las Clases”, 1899) Las connotaciones étnicas de los territorios recién conquistados son evidentemente racistas.

Sentados en un banco de frente al “Tío Sam” claramente se ve al puertorriqueño como negro y asustado al igual que al cubanos, hawaiano y filipino. El niño negro afroamericano no está ni en la escuela sino trabajando, limpiando ventanas. Por otro lado, el niño nativo americano está sentado por su cuenta a la entrada leyendo un libro ABC que esta al revés y el chino está afuera.

Los niños sentados en sus pupitres leyendo representan los estados de California, Texas, Nuevo México, Arizona y Alaska territorios también anexados. El caricaturista recoge magistralmente la percepción racista que el nuevo gobierno colonial en Puerto Rico y otros territorios invadidos militarmente tiene de la población conquistada. Estos enfocaron su prioridad en americanizar a través de una “educación” forzada y la imposición de un régimen de “ley y orden”.

Para lograr sus propósitos colonizadores los militares reclutaron puertorriqueños a las filas del programa de asimilación. El caborrojeño Dr. Salvador Carbonell quien fungía de Secretario del Interior durante el gobierno autonomista fue retenido por el general Brooke en esa posición ya que el sistema público de educación estaba supeditado al Departamento del Interior. De inmediato el Dr. Carbonell se puso a trabajar y utilizó su influencia con los municipios y alcaldes para proceder a la introducción de los nuevos cambios al sistema

educativo. El impacto se sintió de inmediato y el pueblo presentaría oposición a muchas de las nuevas medidas tomadas por el gobierno colonial y respaldadas por Carbonell.

(Wilbur F. Brown, 1899)

Como primer paso en el programa de americanización de los puertorriqueños se acordó que se ordenaran cientos de banderas norteamericanas para ser entregadas a las escuelas y de paso llevar a cabo ceremonias de presentación y saludo a las banderas, así como cantar el nuevo himno y canciones patrióticas norteamericanas. Este proyecto estaba bajo el oficial militar Wilbur F. Brown quien recibe asistencia del Dr. Carbonell. Estas ceremonias de jurarle lealtad al nuevo régimen colonial habrían de convertirse en ejercicios obligados de los alumnos en los salones de clase. El Lafayette Post de Nueva York del Ejército de la República se hizo cargo

de donar las banderas. Como parte de sus responsabilidades el Dr. Carbonell se prestó a facilitar las banderas a los distritos escolares y coordinar las actividades de recibimiento de los símbolos patrios norteamericanos. También dio discursos con los representantes militares norteamericanos donde sugería que se enseñara solamente en inglés con métodos norteamericanos y que se nombraran maestros norteamericanos. Cabe hacer mención de que cuando invaden los norteamericanos a Puerto Rico su hermano Celedonio Carbonell lidera una columna de guerrilleros caborrojeños y de pueblos limítrofes que sirvieron de guías y acompañaron a los invasores desde Guánica hasta Las Marías .

Durante la primera ceremonia de presentación y saludo a la bandera norteamericana en las escuelas de San Juan el Dr. Carbonell tradujo y se dirigió a la audiencia con el mensaje del general Brooke. Al final el Dr. Carbonell pidió unos vivas de la audiencia para el general Brooke, el Presidente Mckinley y el Puesto Laffayette de Nueva York. La actividad finalizó con el Himno de los Estados Unidos. Actividades similares se llevaron a cabo a los ancho y largo de la isla en los meses venideros. Al llegar el gobernador civil Charles Herbert Allen , éste nombro a otro para la tarea de repartir y presentar las banderas y relevó al Dr. Carbonell de su responsabilidad.

Cabe señalar que el Dr. Carbonell representaba un sector de la vieja guardia liberal revolucionaria que erróneamente interpretó (a diferencia de su amigo Dr. Betances y de Hostos) la invasión norteamericana como una oportunidad para avanzar una versión de su gobierno autonómico sino la independencia total de Puerto Rico. Como muchos otros y a raíz de la Ley

Foraker pronto se desilusionaría y se encaminaría por el camino de los partidos no anexionistas como el Unionista de Muñoz Rivera.

Como parte del proyecto de americanización se reorganizó el Departamento de Instrucción y se asignó dinero para la construcción de nuevas escuelas con nombres exclusivamente norteamericanos. Este dinero era “reciclado” del dinero recogido por aduanas en Puerto Rico en derechos de importación a los Estados Unidos. Además, recurrieron a que los ayuntamientos pagaran la mitad de los gastos a través de préstamos con altos intereses y que ante la precariedad económica que los ayuntamientos enfrentaban tendrían que ser pagados a largo plazo.

Los fondos para la construcción de escuelas procedían del dinero acumulado en el Tesoro de los EUA producto de los impuestos recaudados de las importaciones de Puerto Rico a los EUA por Acta del Congreso del 24 de marzo de 1900. En enero 2 de 1901 se trasfirieron $200,000 del dinero recaudado de los impuestos recaudados de las importaciones de Puerto Rico a los EUA al fondo llamado “Extensión de Escuelas en Puerto Rico” para ser exclusivamente usados por el comisionado de educación para la construcción de escuelas en Puerto Rico. A este fondo se le añadieron otras cantidades del fondo de dinero de importaciones, así como de otras fuentes para un total de 439,500 dólares. Este dinero se separó de las asignaciones de la Legislatura. Competía solamente al gobernador, el comisionado de educación, así como otros jefes de departamentos que tuviesen algo que ver con la construcción y el funcionamiento de las escuelas.

(Report of the Commissioner of Education, 1902/03)

(Report of the Commissioner of Education, 1902/03) Originalmente se cubrían todos los gastos de construcción de escuelas. Para el momento en que se construye la JLM Curry se les pide a los municipios que paguen la mitad de los costos de construcción.

Cabe hacer mención de que entre 1900-08 solamente se construyeron en Cabo Rojo dos escuelas en Cabo Rojo bajo estos fondos federales. El 3 de diciembre de 1902 aparece una convocatoria en el periódico con el propósito de pedir proposiciones para construir la escuela que se llamaría JLM Curry.

(Boletín Mercantil de Puerto Rico, dic.4, 1902, p.4) Se publica la licitación para la construcción de la escuela graduada (JLM Curry) en Cabo Rojo.

El subcomisionado Everett William Lord tenía a su cargo la tarea de procesar las licitaciones para la construcción de escuelas a través de la isla entre estas la escuela graduada (nombrada JLM Curry) en Cabo Rojo. En varias ocasiones ocupó el cargo de comisionado interinamente.

(Boletín Mercantil de Puerto Rico, 10 diciembre, 1902, p.3) La oferta de L. R. Dennis fue aceptada tal y como se refleja en el Reporte del Comisionado de Educación del año 1903.

El contratista L. R. Dennis (Denis) había llegado a Puerto Rico como parte de esa ola de burócratas y especuladores que buscaban enriquecerse en la nueva colonia tal y como el austriaco, Jacob Atxmayer, otro contratista y rematista que suena la voz de alarma sobre el revolú que tenía el comisionado Lindsay con los contratos y la construcción de escuelas. En diciembre 4 de 1902 encontramos a L. R. Dennis en San Juan licitando el contrato para la construcción de un terminar de pasajeros en la Playa de Ponce. Propuso la suma de $1875.00 pero no lo logró. Carlos Claussel de Ponce lo construyó por $998.00.

Un mes más tarde presenta exitosamente una propuesta de $8699.00 para la construcción de la escuela graduada de Cabo Rojo, o sea, la que sería nombrada escuela JLM Curry. En 1905 viaja de Colón, zona de canal de Panamá hacia la ciudad de Nueva York.

Aparentemente tenía contratos relacionados al canal. L. R. Dennis se había casado en 1900 con María A. de Denis. Durante un viaje de la República Dominicana a Mayagüez en 1904 reporta que tenía residencia en Mayagüez. En 1911 María y sus seis hijos viajan de la zona del canal de Panamá hacia la ciudad de Nueva York. Aparentemente se iban acabando las oportunidades de hacer dinero rápido a través de los contratos de educación y uno tras otro los contratistas se iban de Puerto Rico según cambiaban los comisionados.

A Cabo Rojo le asignaron $9,000 para la construcción de la escuela JLM Curry, pero el gobierno en vez de usar la totalidad de la cantidad asignada optó por imponerle al municipio un préstamo de $4,500, o sea la mitad de los costos de construcción de la escuela, a ser pagados a plazos por veinte años. El primer pago del municipio de Cabo Rojo fue de $300. Para sufragar los gastos educativos y de construcción de escuelas se habían aumentado los impuestos en el municipio y se asignó 20% del mismo a educación. Algunos hacendados creyéndose que se podían salir con la suya como siempre lo habían hecho se atrevieron a recurrir al contrabando de ron y otros productos para evitar los altos impuestos. Entre estos se encontraban el tristemente célebre Julio P. Castro y su pariente Mateo Fajardo de Mayagüez quienes habrían de sentir el peso de los sabuesos agentes de rentas internas norteamericanos como el norteamericano John Striker Hord, esposo de la caborrojeña María Luisa Barbot D’ Hauteclaire Carbonell. Enrique López Delgado miembro de la Junta Local de Instrucción también fue acusado por este escándalo.

De inmediato se dieron cuenta los caborrojeños que los fondos educativos serían solamente para el “fondo de corrupción” exclusivos para contratistas y oficiales norteamericanos cercanos al Comisionado de Educación quien era el dueño y señor de este fondo por orden del Congreso. El gobernador sin duda alguna disfrutaba del “guiso educativo”.

En fin, los millones de dólares para la educación en general, entre estos el dinero de las escuelas procedente de los impuestos, se convirtió en el “fondo de corrupción” de la burocracia administrativa colonial compuesta en su mayoría por norteamericanos.

Las nuevas escuelas norteamericanas se convirtieron en símbolo de la nueva realidad puertorriqueña. Para muchos, principalmente aquellos del Partido Republicano que buscaban la anexión inmediata de Puerto Rico a los Estados Unidos y que, en Cabo Rojo, así como en otros pueblos de la isla dominaron las elecciones durante esos primeros años de la ocupación militar y civil norteamericana, esta nueva realidad era progreso mientras para aquellos que contemplaban una salida a la condición colonial representaba un retroceso comparado al grado de autonomía que se había logrado bajo España.

Las nuevas y costosas estructuras de edificios escolares daban la sensación de modernidad y progreso comparadas con el mal estado en que se encontraban las siete escuelas del pueblo para esa época. Y ni se diga de las escuelas rurales. A este respecto refiere Juan E. Silva Asencio ”Para aquellos tiempos la escuela Curry…de aulas espaciosas, bien ventilada, con equipo moderno (pupitres) y patios de juego, resultaba suntuosa en contraste con las escuelas alquiladas, de salones incómodos, inapropiadamente amueblados, faltos de luz y ventilación y sin espacio para jugar los niños”.

Muchos se preguntaron por qué se gastaba tanto dinero para la construcción de ese edificio si el dinero pudo haberse distribuido y usado para el beneficio de los niños y las escuelas más necesitadas ya que los fondos con que contaba el municipio para educación eran insuficientes. De hecho, con el costo de la JLM Curry se pudieron haber construido nueve escuelas como La Garfield y reparado las otras escuelas existentes.

(La Democracia, agosto 20, 1903, p.2) Se cuestionan las razones por lo cual se procede a construir escuelas nuevas tan costosas como la JLM Curry a pesar de las condiciones tan

precarias y de pobreza que existían en los salones de clase sino era para generar ganancias para los especuladores norteamericanos y extranjeros.

Hay que dejar claro que “la inversión del nuevo régimen”, con el dinero de los puertorriqueños, tenía el fin de construir edificios escuelas que simbolizaran durabilidad, permanencia, grandeza y poder para así dejar una huella en la memoria colectiva caborrojeña de la “magnificencia y superioridad” de los nuevos gobernantes. Buscaban a través de las suntuosas nuevas escuelas la implementación del programa de asimilación y aceptación popular de la institucionalización y legalización del nuevo régimen realzándolo y glorificándolo mientras se denigraba el patrimonio cultural e histórico puertorriqueño.

En fin, utilizaron la arquitectura como expresión del poder. No es casualidad que el nuevo edificio escuela se construyera frente a la casa consistorial en el centro del pueblo. Esta suntuosidad de edificio a que hace referencia Silva Asencio llevaría además el nombre de un “patriota norteamericano”, JLM Curry. De hecho, Jabez Lamar Monroe (JLM) Curry no era un patriota sino un traidor que había sido perdonado diez y siete años después de haber sido encontrado culpable de crímenes de guerra y haber formado parte como congresista y Teniente Coronel del fallido ejército de los Estados Unidos Confederados. Era un héroe para los racistas del sur. De aquí que muy seguramente para el gobernador de Puerto Rico, William Henry Hunt, oriundo de Luisiana, JLM Curry era un patriota, pero del sur. JLM Curry era un racista y supremacista blanco a quien podría considerarse como el padre del movimiento segregacionista de los Estados Unidos de América.

(La Democracia, noviembre 24, 1902, p.3) La prensa denuncia la corrupción y despilfarro de dinero detrás de la construcción de nuevas escuelas.

Además del mobiliario y materiales escolares en inglés se reclutaron maestros norteamericanos que enseñaran en el nuevo idioma. Paul E. Taylor era maestro principal en Cabo Rojo para agosto de 1901. Para 1906 aparece como principal en la Escuela Industrial de San Juan en Puerta de Tierra. Los principales y supervisores también eran norteamericanos. De hecho, hasta los que estuvieron envueltos en la construcción (excepto los obreros mal pagados) de la suntuosa escuela eran norteamericanos y extranjeros. Los viejos maestros fueron

sistemáticamente echados a un lado y muchos forzados a renunciar o irse de la isla. Unos pocos sobrevivieron la limpieza luego de ser humillados y tras ser degradados ocupar posiciones de “maestros preparatorios”. Entre estos se encontraban cinco de los mejores maestros de Cabo Rojo en ese instante a saber: Deseada Lluch viuda Del Toro, Sofia Crespo de Comas, Luis Muñoz Souffront , Luis Fernández Barea y Jacinto Villa. Estos lograrían ocupar un puesto luego de trabajar y estudiar intensamente, especialmente el inglés. Muchos otros no tuvieron la misma suerte ni los recursos para dejar a su familia por tres meses sin paga para asistir a la Escuela Normal en Río Piedras. Miguel del Toro Colberg asistió a la Normal en 1904. Muchos simplemente se vieron obligados a dejar la carrera o emigrar.

Manuel Del Toro Peralta, quien fundara de la Asociación de Maestros de Puerto Rico, se vio obligado a emigrar a Santo Domingo esperando que el sistema cambiara regresando más tarde e integrándose a las labores magisteriales. Otro que se había ido a Santo Domingo y que moriría allá fue el maestro José “Pepito” Rivera López. Antonio Rosell Carbonell, fundador del Liceo de Mayagüez se iría a Cuba donde murió. Dentro de este clima de discriminación y persecución al magisterio ni siquiera el Instituto Secundario dirigido por Eugenio María de Hostos pudo sobrevivir. Se instaló un sistema represivo educativo contra los maestros, los estudiantes y los padres.

( La Democracia, marzo 20, 1901, p.2) La ley educativa que pasaría Lindsay sería para proteger y al mismo tiempo justificar legalmente la represión magisterial norteamericana contra el estudiantado y así acelerar la americanización y la sumisión a la autoridad norteamericana.

Aparentemente el supervisor de escuelas de San Germán, Rufus Rolla Lutz, emulando al supervisor de escuelas de San Juan, William H. Armstrong ,quien salió absuelto del caso por asalto a un estudiante en su distrito, le dio una pela a un estudiante en Cabo Rojo que lo dejó en cama por un mes. Durante el caso de Armstrong el fiscal general de Puerto Rico (en fallo del 21 de enero de 1902) había dejado claro que solamente el Departamento de Educación tenía jurisdicción sobre casos envolviendo disciplina, incluyendo castigo corporal en las escuelas. Por

lo tanto, el fiscal general aprobó el perdón que el comisionado interino Lindsay le dio a Armstrong por los cargos levantados contra este por el juez de la corte de policía además de ordenarle a la corte devolver la multa que había pagado Armstrong al Departamento de Educación.

Como parte de la reestructuración del sistema educativo se estableció el castigo corporal. Estas regulaciones de castigo físico eran parte de los esfuerzos de parte del nuevo régimen de pacificar e indoctrinar a los nativos y estaba dando buenos resultados en las escuelas de nativo americanos como la Carlisle Indian Industrial School donde el lema era “mata al indio y salva al hombre” así como en las escuelas para negros en el sur de Estados Unidos como Tuskegee donde Booker T. Washington y sus maestros la corrían como un campamento militar.

En su artículo “An Indian in Spite of Myself” José Osuna refiere que entre las tareas que se les ordenaban estaba la de limpieza y de sirvientes del General Richard Henry Pratts, fundador de la escuela Carlisle y creador del lema “ Kill the indian, save the man” título de su presentación en la Nineteenth Annual Conference of Charities and Corrections llevada a cabo en George Mason University (1902). Pratts fue el autor intelectual de muchas de las prácticas que sentaron las bases para el genocidio indígena norteamericano.

Osuna narra que cuando iban al campo a recoger cebollas el encargado utilizaba un látigo para apurar al que se quedara atrás recogiendo. Menciona que fueron muchos los puertorriqueños que se escaparon de la escuela incluyéndolo a él. El caborrojeño Oscar Pagán Rosell también sufrió estas humillaciones en Carlisle Indian Industrial School. Se matriculó para cinco años y no aguantó ni uno. Este mismo sentimiento de humillación y engaño sentían los alumnos puertorriqueños que asistieron a Tuskegee bajo Booker Taliaferro Washington.

El Tuskegee Institute fue establecido como resultado de un acuerdo entre votantes negros representados por Booker T. Washington y candidatos políticos blancos representados por JLM Curry quien además representaba la clase de mercaderes y dueños de plantaciones. El acuerdo le quitó el poder a votar a los negros en beneficio de los blancos quienes mantenían el poder y control político tal y como siempre lo promovió JLM Curry.

Washington se alió a los que promovían la segregación entre razas para proteger su proyecto educativo y creyendo que esto traería progreso para su gente. De aquí la estrecha colaboración entre B. T. Washington y JLM Curry. De hecho, el enfoque en educación industrial para los negros y por consiguiente para los puertorriqueños en Tuskegee y en gran parte de las escuelas industriales y agrícolas en Puerto Rico se debió a la influencia de JLM Curry sobre las políticas educativas dirigidas hacia los negros, así como los fondos educativos (Slater y Peabody) que este controlaba.

Por otro lado, la relación de Washington con Samuel Lindsay estaba basada en el interés que expresó B. T. Washington a raíz de la Guerra Hispanoamericana en el reclutamiento de alumnos de Puerto Rico para su instituto.

En su correspondencia con el Comisionado Lindsay, Washington le refería que en Tuskegee se esmeraban por convertir a los jóvenes “inferiores puertorriqueños y cubanos en buenos americanos y de que adquieran el espíritu norteamericano” pero que muchos de ellos no respetaban la autoridad. Esta preocupación de Washington al criticar a los alumnos puertorriqueños por no dejarse someter a su autoridad era compartida por Lindsay quien en una ocasión y de manera arrogante se atrevió a describir ante la prensa como castigar a los estudiantes puertorriqueños en las escuelas lo cual desató el repudio de la opinión pública.

(La Democracia, mayo 14, 1903, p.2) El Comisionado de Educación Lindsay promovió y justificó el castigo corporal en las escuelas usando las teorías de “ In the Art of School Management” y “School Management and School Methods” publicado por Joseph Baldwin.

Estos textos y sus correspondientes manuales fueron utilizados en los entrenamientos de la Escuela Normal y utilizados por los maestros en el salón de clase. Baldwin era promotor de una disciplina férreamente estricta que reflejaba su filosofía evangélica de “ Youth deserving of eternal punishment but nonetheless worth of saving”. En el capítulo VI “Castigo Corporal” Baldwin justifica el castigo corporal legal y pedagógicamente. Además, se institucionalizó la “retardación” académica. Todo esto era parte de las nuevas leyes educativas que buscaban doblegar la población magisterial puertorriqueña y estudiantil para lograr una rápida asimilación.

(La Correspondencia de Puerto Rico, mayo 20, 1903, p.3) Los caborrojeños se unieron al clamor popular contra el castigo corporal en las escuelas.

( La Democracia, mayo 21, 1903, p.4) Cientos de padres caborrojeños firmaron en protesta contra estas leyes draconianas que además de “acelerar la americanización” buscaba la justificación legal de castigos corporales por parte de los maestros norteamericanos contra niños puertorriqueños sin sufrir consecuencias legales. Habiendo estudiado la situación en las escuelas nativo-americanas y negras en el sur y a sabiendas de que la población respondería el Dr. Lindsay y el gobernador junto a sus secuaces prepararon las condiciones para aplastar la oposición a todas estas medidas.

La situación precaria de la economía (falta de empleos y oportunidades comerciales para el criollo), falta de servicios médicos y sanitarios (en Cabo Rojo renuncia en esos días el Dr. Blanco porque no recibía salario y no consiguió ayuda ni para que le construyeran una letrina decente en el hospital) la implantación de leyes poco populares por el gobierno colonial norteamericano, entre estas la Ley Educativa que imponía castigos corporales en las escuelas, exámenes que discriminaban contra un gran número de maestros así como la imposición del idioma inglés en las escuelas y otras dependencias del gobierno tuvo un gran impacto en amplios sectores de la población.

Un gran número de caborrojeños, entre estos profesionales, optó por emigrar a lugares donde según testimonios había más oportunidades y libertades y donde podrían hablar el español libremente sin condiciones. Tal fue el caso de un sin número de emigrantes caborrojeños a México, Santo Domingo, Cuba y otros lugares. En Cabo Rojo el exalcalde Enrique Ramírez de Arellano Ronda toma la iniciativa para organizar la emigración a México.

(La Correspondencia de Puerto Rico, julio 17, 1903, p.4) Palabras expresadas por Ramírez Ronda durante una entrevista sobre los preparativos de la expedición a México. Critica el nuevo régimen como falto de oportunidades y de una falsa prosperidad y progreso. Se refiere al igual que el Dr. Blanco a la falta de cuidado médico básico en Cabo Rojo.

Todo este trasfondo de caos económico y social se da mientras se construye la magna escuela norteamericana “símbolo de progreso” sobre el suelo donde se limpiaban los escombros y cenizas de los hogares de diecisiete familias cuyas casas, incluyendo la casa donde nació el prócer Ramon E. Betances, fueron arrasadas por la mano criminal de personas poderosas del pueblo. El suceso ocurrió en febrero de 1902. Uno de los sospechosos, el holandés naturalizado Julio P. Castro fungía de alcalde de Cabo Rojo mientras se construye la suntuosa escuela.

(Boletín Mercantil de Puerto Rico, 14 septiembre, 1904, p.2) Reacción de Salvador Brau al visitar la calle Marisol (Betances) después del fuego. No le prestó atención ni mencionó en su artículo la nueva estructura de la escuela JLM Curry, recién inaugurada, sino que se limitó a reflexionar sobre el patrimonio histórico perdido tal y como la casa donde nació el Dr. Emeterio Betances y el edificio que albergaba la escuela del maestro y director de escuela Doctor Álvarez Peralta.

Ambos patriotas eran luchadores por la abolición de la esclavitud.

La escuela JLM Curry fue construida en el año 1903 en varios solares de la calle Betances donde habían existido varias casas familiares antes de ser consumidas por un fuego malicioso el año anterior. La potestad para construir nuevas escuelas había caído bajo el Departamento de Instrucción dirigido por Samuel MacCune Lindsay. El comisionado Lindsay había sustituido en enero del 1902 al Dr. Martin G. Brumbaugh primer comisionado de educación de Puerto Rico bajo el gobierno colonial civil quien asumió el cargo el 6 de agosto de 1900.

Brumbaugh se dedicó principalmente a “limpiar” el sistema de los maestros puertorriqueños y a sustituirlos con norteamericanos además de reescribir el currículo a la manera “norteamericana”. Brumbaugh era muy cercano al tristemente célebre gobernador Charles Herbert Allen quien tras poco más de un año en la gobernación se traslada a Nueva York a trabajar en Wall Street donde utilizaría la red de contactos que había establecido en Puerto Rico para implementar el plan de saquear y monopolizar el suelo puertorriqueño y convertirlo en una gran finca azucarera para las corporaciones norteamericanas. Su mano derecha y

colaborador en el establecimiento del gobierno civil en Puerto Rico, así como de la infraestructura que le facilitó a Allen el saqueo de terrenos agrícolas a favor de las corporaciones azucareras norteamericanas y quien lo sucedería en la gobernación fue el sureño William Henry Hunt.

(Passport Applications) Fotografía del subcomisionado de educación Everett William Lord y su esposa Myrtle. Entre 1902-04 Lord sustituyó en varias ocasiones internamente a Lindsay. E. W. Lord sustituye temporeramente al comisionado Samuel McCune Lindsay como interino el 14 de septiembre de 1904 después que éste cogiera la juyilanga dejando un desorden en torno a los contratos para la construcción de escuelas que más tarde surgiría como escándalo.

Al igual que su jefe Lindsay, Everett William Lord implementaba el programa escolar comenzado por Brumbaugh enfocando en la campaña de americanización del puertorriqueño.

De hecho, a su hijo nacido en San Juan el 2 de marzo de 1903 E. W. Lord le puso el nombre de Samuel Lindsay Lord. Así de cercano era a su jefe. En el Education Report of the Department of the Interior, 1904 , House of Representatives 5th Congress,3rd session, E. W. Lord refiere en su reporte titulado “Porto Rico” “the children in the public schools learn loyalty to the American flag and are proud to consider their land a part of the great Republic. It is an inspiring sight to see a room full of these children of the tropics lustily singing, in their best English “My country, “tis of thee”, and raising their hands in salute to the stars and stripes”.

(Bellows Falls, VT. 27 November, 1902, p.7) Según E.W. Lord la americanización debe comenzar en la escuela influenciando profundamente el pensamiento del puertorriqueño.

Lindsay y su subordinado E.W. Lord siguieron al pie de la letra las iniciativas de reforma del sistema educativo en Puerto Rico preparadas por Brumbaugh y sometidas a la Legislatura de

Puerto Rico. Esta nueva ley aprobada por la Legislatura de Puerto Rico el 31 de enero de 1901 se conoció como “Ley para establecer un sistema de instrucción pública en Puerto Rico”. Bajo la nueva ley se estableció una Junta Escolar de tres miembros elegidos en cada pueblo.

Durante la construcción de la escuela que vendría a conocerse como JLM Curry fungían como miembros de la Junta Escolar Delfín Ramírez, presidente ,Enrique López Delgado secretario y Severiano Ramírez de Arellano. Estos tres activistas republicanos eran aliados del alcalde y líder del Partido Republicano en Cabo Rojo Julio P. Castro, conocido como “Sones”. Los republicanos habían recibido a los invasores con brazos abiertos y llevaron a cabo una estrecha colaboración con la nueva administración colonial.

A raíz de una serie de escándalos políticos criminales y fraudulentos el gobernador Hunt nombra a Ulises Pabón alcalde de Cabo Rojo el día 8 de junio de 1903 en sustitución del alcalde republicano Julio P. Castro luego de seis meses en el poder. Este fue procesado por fraude y por incendio. Es muy probable que esta conducta delictiva y de poca moral, grosera , abusiva e irrespetuosa fuera la responsable para que ningún historiador local haya hecho referencia a este ni para siquiera incluirlo en las listas de alcaldes de Cabo Rojo. El año anterior la junta escolar había estado bajo la presidencia de José Antonio Fleytas Suárez, quien también fue alcalde antes y después de Julio P. Castro.

(Colección Haydee Reichard) Foto de Julio P. Castro, alcalde republicano de Cabo Rojo. Castro firma documento que cede locales para construir escuela JLM Curry.

(Fotos de Historia Cabo Rojo 1905, Passport Applications ) Junta Escolar de Cabo Rojo 19021904.

La junta escolar de Cabo Rojo la componían Delfín Ramírez de Arellano Ramos, presidente , Severiano Ramírez de Arellano y Enrique López Delgado, secretario. Esta junta cedió los locales donde se construyó la escuela JLM Curry. Los miembros del Partido Republicano funcionaban bajo la batuta de Rufus Rolla Lutz quien a su vez representaba al comisionado Lindsay. Probablemente los materiales de construcción de la JLM Curry en especial las tejas y ladrillos salieron de la ladrillera de Severiano mientras que los carpinteros y obreros fueron reclutados por el mulato Ramón Gumercindo Leyro Segarra, carpintero de profesión, dueño de taller y secretario del Juzgado Municipal bajo el alcalde Castro.

De acuerdo con la nueva ley educativa la Junta Escolar de Cabo Rojo no podía reunirse ni funcionar sin la expresa participación del inspector de escuelas Mr. Rufus Rolla Lutz quien servía de asesor y consultor además de representar al comisionado Lindsay. O sea, R. R. Lutz llevaba la batuta en toda decisión que se hiciera desde presupuesto, proyectos de construcción y personal incluyendo la elección de nuevos maestros y principales. Entre otras cosas la junta tenía “poderes” para adquirir y poseer en carácter corporativo terrenos y otras propiedades destinadas a fines educativos.

(Boletín Mercantil de Puerto Rico, 23 octubre, 1902, p.1) El ayuntamiento le cede los terrenos al gobierno de Puerto Rico para la construcción de la que vendría a ser la escuela JLM Curry.

Tanto Delfín como Enrique y Severiano tuvieron a su cargo la tarea de adquirir y poseer en carácter corporativo terrenos para la construcción de la escuela JLM Curry bajo la supervisión y permiso del inspector escolar de Cabo Rojo, Rufus Rolla Lutz. La Junta Municipal entonces bajo el alcalde republicano Julio P. Castro pasaría una ordenanza para ceder la propiedad al gobierno de Puerto Rico. Hasta allí llegaba la participación de los caborrojeños. No participó ningún caborrojeño del proceso ni las transacciones financieras para la construcción de nuevas escuelas.

De hecho, le correspondería al inspector de escuelas de Cabo Rojo Rufus Rolla Lutz, en representación del comisionado Lindsay firmar a nombre del pueblo de Puerto Rico las escrituras sobre los terrenos cedidos por el municipio para la construcción de la escuela.

Tampoco estuvo ningún caborrojeño envuelto en el proceso de licitaciones para la construcción de la escuela. Estos procesos, tanto el de licitaciones, y contratos, así como el de nombrar

escuelas estaba fuera del alcance de los caborrojeños. Tanto el comisionado como los inspectores y los contratistas se veían obligados a participar bajo las reglas del gobernador.

El inspector escolar de Cabo Rojo, Rufus Rolla Lutz, nació en 1870 en Lena, Illinois. Fue superintendente en Arecibo bajo el gobierno militar desde 1899. Estaba en esa posición cuando comienza el gobierno civil en 1900. En 1903 era inspector de escuelas en Cabo Rojo, San Germán y Ponce. Fue a juicio por darle una pela a un estudiante en Cabo Rojo y luego del juicio fue declarado inocente al igual que el supervisor W.H. Armstrong en San Juan. Se casa en Ponce en 1906 con Mercedes Torres Torres con quien tiene una hija. Funge como secretario del Departamento de Educación para 1907. Estuvo a cargo de los récords del Departamento de Educación. Fue además editor de varios periódicos en Ponce, así como oficial con el rango de mayor en la División de Inteligencia en la oficina del “Chief of Staff” (Jefe de Comando) del ejército de Estados Unidos. Era especialista en estadística. Muere en Ponce en 1965.

Como parte del procedimiento a seguir para ceder tierras y para la construcción de escuelas se le pedía al alcalde y el municipio que pasaran una serie de ordenanzas a este respecto. El secretario municipal José Ramón Leyro y el alcalde Julio P. Castro firmaron en enero de 1903 una ordenanza como la que sigue para proceder con la construcción de la escuela JLM Curry. Además, para proceder con la construcción de la escuela se requería que a nombre de la Junta Local de instrucción Pública de Cabo Rojo se firmara una ordenanza. Esta la firmaron el secretario, Enrique López Delgado y el presidente de la Junta, Delfín Ramírez de Arellano Ramos.

(Puerto Rico Department of Education, Report of the Commissioner 1902/03) Documento que el secretario y el alcalde firmaron para ceder los solares y proceder con la construcción de la escuela. El primer documento les exigía el pago de contribuciones para cubrir el préstamo de $4,500, o sea, la mitad del costo de construcción.

(Puerto Rico Department of Education, Report of the Commissioner 1902/03) Un documento como el de arriba fue firmado por los miembros de la Junta Local de Instrucción de Cabo Rojo cediendo los solares donde se habría de construir la escuela y comprometiéndose a pagar impuestos escolares hasta pagar la mitad del costo total de la escuela.

El contratista Dennis firma el contrato el día 15 de enero de 1903 y termina la obra el 9 de mayo de ese año. El ingeniero del Departamento de Educación, Sr. Post “inspeccionó la obra” el 27 de abril de 1903. Poco después revienta el petardo cuando el rematista y contratista Jacob Atxmayer acusa a Dennis y a Post de haber hecho una chapucería con la construcción y la inspección de la escuela.

(Elihu Root Collection of US Documents, US Printing Office, 1904) Foto de la escuela JLM Curry recién construída.

(Report of the Commissioner of Education for Porto Rico to the Secretary of Interior of the USA, 1903; Washington, Government Printing Office, 1903) Después de cuatro meses de construcción se inaugura la escuela JLM Curry.

(La Correspondencia de Puerto Rico, 23 julio, 1903, p.1) Atxmayer levantó once denuncias contra el inspector de la construcción de escuelas en la isla y destacó en el escándalo a la escuela JLM Curry.

A raíz de las acusaciones de Atxmayer sale a relucir que, favorecidos del gobernador como Charles G Post, Chief Supervisor of Buildings y quien cuenta con cinco asistentes no tiene ni las credenciales pues es un delineante y no arquitecto. Se descubrieron muchas discrepancias en los costos y precios de edificios de idénticas condiciones. Por otro lado, se cuestiona el por qué no le dieron esta responsabilidad al Negociado de Obras Públicas lo cual le hubiese ahorrado mucho dinero al pueblo. Salieron a relucir diferencias en el costo de materiales y jornales a los obreros. Se cuestionó el proceso de licitaciones. Al final se tuvo que suspender la construcción de 217 escuelas.

Tal y como referimos anteriormente, ningún puertorriqueño (caborrojeño) estuvo envuelto en decisión alguna en cuanto al planeo ni la dirección de la construcción de la escuela JLM Curry. Los contratistas eran norteamericanos y la participación caborrojeña muy probablemente se limitó a presentar ofertas en las subastas de materiales y recomendar carpinteros y obreros.

Hay que indicar que todo se llevaba a cabo de acuerdo con el partido en el poder. Para esta fecha eran los republicanos los que dictaban las decisiones escolares locales con el visto bueno del inspector de escuelas. Lo más seguro hubo discusión y acuerdo en cuanto a los materiales como tejas, ladrillos, así como obreros a ser usados durante la construcción. Los republicanos se habían convertido en “fuerza de choque” y “porristas “aliados de los norteamericanos para “controlar el orden” e instigar el “miedo” en los liberales y progresistas políticos que no veían con buenos ojos a los norteamericanos.

El planeo y construcción de escuelas competía solamente a la administración colonial.

Los norteamericanos no se confiaban de la capacidad ni de la competencia de los puertorriqueños en la toma de decisiones escolares y mucho menos detrás de la campaña de americanización y asimilación que se llevaría a través del proceso educativo. De aquí que hasta en el salón de clases los inspectores observaran estrechamente a los maestros y se cercioraran de que las clases eran impartidas en inglés. Para esto habían traído cientos de maestros norteamericanos para modelarle a los puertorriqueños.

En Cabo Rojo se encontraba para esa fecha el maestro de inglés de apellido Sanford quien se hospedaba en la casa que alquilaba Josefa Rosell Carbonell quien fungía de Post Máster del correo. Paul E. Taylor fue maestro principal en Cabo Rojo. Muchos maestros salieron de las filas del ejército invasor. La certificación de maestros eran competencia de los inspectores mayoritariamente norteamericanos .

(La Democracia, diciembre 1, 1902, p.4) Las vacantes las llenaban los norteamericanos ya que los maestros puertorriqueños no contaban con las calificaciones necesarias de acuerdo con el Comisionado de Educación.

Las juntas escolares podían sugerir listas de prospectos, pero los exámenes de competencias especialmente el inglés era llevado a cabo por los inspectores y hasta el mismo comisionado. George Wendell Moore, superintendente de escuelas en Humacao refiere en su reporte de 1903 al comisionado de educación “Afortunadamente el sistema de exámenes en inglés adoptado por el departamento el año pasado ha removido diplomáticamente esta clase de maestros ( en propiedad bajo el régimen español) y les prohibirán a otros que no sean progresistas (proamericanos) mantenerse en el trabajo”.

Por otro lado, y como parte de esta campaña de americanización los nombres de las escuelas radicaban en el gobernador y el comisionado de educación y serían estrictamente de patriotas norteamericanos. Se instituye el saludo a la bandera norteamericana y cantar el himno al comenzar el día escolar. El gobernador Hunt declaró el día de navidad feriado (Santa Claus a competir con los reyes), así como el día de acción de gracias(mito sobre la buena relación entre colonizadores y nativo americanos).

En el lapso de seis meses desde que se firmó el contrato para la construcción de la escuela que vendría a llamarse JLM Curry en Cabo Rojo, aparece en la prensa un artículo

cuestionando los chanchullos detrás de la construcción de escuelas. Tres meses después Lindsay renuncia y viaja a los Estados Unidos.

(La Democracia, 17 octubre, 1903, p.6) Se destapó la olla con las denuncias de Axtmayer al saberse que Lindsay planeaba renunciar.

La construcción de la escuela de Cabo Rojo se trajo a la disputa pública como evidencia en torno a arreglos y decisiones alrededor de los contratos escolares para la construcción de escuelas. Algunos contratistas “ponían de su bolsillo” para después reclamar. La posición del gobernador era de que cada lado en la disputa debía ceder un poco en sus reclamaciones y así acallar el asunto. Estos “arreglos” fueron los que atrajeron la atención de los periodistas, así como las dudas de parte del público sobre la transparencia de parte del gobierno colonial norteamericano sobre los gastos millonarios para la construcción de escuelas. Estas eran las lecciones en valores cívicos y democráticos que trajeron los norteamericanos y bajo los cuales se precedió a “instituir un nuevo gobierno” en Puerto Rico.

Axtmayer refiere que inmediatamente se terminó de construir la escuela de Cabo Rojo había denunciado ante el mismo gobernador que el contratista (L.R. Dennis de Mayagüez) y sus

trabajadores habían hecho una chapucería y que el inspector Post aprobó la misma. Axtmayer tenía “la oreja” del gobernador quien trata de mediar en este caso sin resultado alguno. Esta situación que llegó al público dio la sensación de que tal y como ocurría bajo el antiguo régimen español las palas existían y que las “mafias” compuestas de redes de políticos, contratistas y oficiales gubernamentales eran los beneficiarios del proceso de licitaciones y contratos.

Aparentemente tanto el gobernador William Henry Hunt y contratistas como el mismo Jacob Axtsmayer y L.R. Denis estaban envueltos en una bien elaborada red de contratos y favores.

(La correspondencia de Puerto Rico, nov.2, 1904, p.3) Jacob Axtmayer y su hijo Henry tenían gran reputación en la construcción y la decoración de edificios y hogares.

Axtmayer y su hijo Henry estaban en favor con la alta sociedad sanjuanera al igual que con el gobernador. Fue el rematista que “inspecciona” a los que construyeron e inspeccionaron los trabajos de la escuela JLM Curry encontrando que hicieron un mal trabajo. Lo reporta al gobernador y este hace caso omiso. Aparentemente llevaba un tiempo detrás de estas inspecciones y está claro que lo que buscaba no era beneficiar al pueblo sino monopolizar el negocio y recuperar con ganancias sus inversiones.

No cabe duda de que el contratista L. R. Dennis hizo un trabajo pésimo en la escuela JLM Curry. Se “descubrió” que lo que estaba detrás de esta chapucería en la construcción no era otra cosa que discrepancias en presupuesto, costo de materiales y de la mano de obra. De aquí que varios años más tarde tuvieran que reemplazar el techo de ladrillos de la escuela JLM Curry tal y como recuenta Silva Asencio y es cuando éste encuentra accidentalmente el retrato de a quién se le puso el nombre de la escuela. Aparentemente el retrato de JLM Curry que al inaugurarse la escuela en 1903 se encontraba a la entrada ya no exista para 1912. De aquí la sorpresa de Silva Asencio quien no menciona nada sobre el retrato de JLM Curry a la entrada de la escuela.

Tal y como ocurrió en muchas escuelas norteamericanas a lo largo de la isla las inauguraciones de estas escuelas eran un gran acontecimiento. Usualmente se decoraban las calles aledañas, así como la alcaldía con escaparelas, cintas ,lazos y banderines con las estrellas y los colores alusivos a bandera norteamericana. El comisionado y sus asistentes luego de un recorrido en tren llegaban al pueblo y se hospedaban en casa de acaudalados del pueblo. La banda escolar y coros de estudiantes amenizaban cantando canciones patrióticas como “My Country, Tis of Thee” (America) y el himno norteamericano. Luego los oradores procedían a

destacar una reseña biográfica de JLM Curry, así como palabras de elogio al nuevo gobierno colonial y al gobierno de Washington.

En la ceremonia de inauguración de la escuela JLM Curry de Cabo Rojo deben haber hablado el Comisionado Lindsay, el subcomisionado Everett W. Lord, el supervisor R.R. Lutz, así como el alcalde Ulises Pabón Rivera en sustitución del “renunciante” Julio P. Castro, Delfín Ramírez de Arellano Ramos a nombre de la Junta de Instrucción local y Loreto de Jesús Montalvo Tellado, representante por el Partido Republicano a la Cámara de Diputados por Mayagüez y presidente de la Convención Republicana.

Es muy posible que esta “memoria corta” colectiva en Cabo Rojo respecto a eventos ligados a la construcción, inauguración y los primeros años de la escuela JLM Curry se deba a que se dieron en un periodo oscuro dentro de la política y la sociedad caborrojeña. El fuego criminal que arrasó la calle Betances donde estuvieron envueltos autoridades del pueblo, casos de corrupción política y amedrentamiento de opositores políticos por las turbas y olas de emigración en busca de nuevas oportunidades definieron este momento histórico en Cabo Rojo.

Todo esto se da con el trasfondo del choque político, así como cultural y lingüístico de los primeros años de la ocupación norteamericana lo cual cayó como balde de agua fría sobre la mayor parte de los caborrojeños y seria alrededor de eventos específicamente relacionados a la escuela JLM Curry que habrían de sintetizarse estas experiencias amargas de frustración y desilusión con el nuevo régimen.

El nombre de la escuela seguía el protocolo establecido por el primer Comisionado de Educación Brumbaugh quien prescribió que las escuelas llevaran nombres de norteamericanos ilustres siguiendo instrucciones del presidente McKinley quien en una reunión le pide, “… poner la conciencia del pueblo norteamericano en las islas del Caribe”. Al nombrar las escuelas con nombres norteamericanos pretendía también trasmitir los valores de estos individuos como parte de moldear el pensamiento de los estudiantes. Esto lo llamaban americanizar. Tremenda suerte la del pueblo de Cabo Rojo cuando el Departamento de Educación decide nombrar la nueva escuela JLM Curry, quien a lo largo de su vida se dedicó a diseminar la ideología del odio racial y de superioridad del hombre blanco sobre el negro. Entre 1901 y 1903 se construyeron cincuenta escuelas. Cuarenta y ocho fueron nombradas con nombres norteamericanos.

Solamente dos escuelas fueron nombradas Juan Ponce de León quien está íntimamente ligado a la historia de Florida.

En su reporte anual del año 1903 el comisionado Lindsay informa que Cabo Rojo tenía dos buenas estructuras como escuelas. Refiere que la JLM Curry tiene cuatro maestros, un principal y tres grados. Había una maestra joven a cargo del primer grado. Describe que el pasillo a la entrada del edificio esta adornado con el retrato de JLM Curry. Señala que el retrato es de excelente calidad y fue presentado a la escuela por el capitán Manly B. Curry, hijo de JLM Curry junto a un premio en dinero con una medalla para el estudiante que obtuviera las mejores notas en inglés. Irónicamente, el nombre de la otra escuela , que ocupaba un viejo edificio remodelado, era Dr. Ramón E. Betances.

El “benévolo” capitán Manly era yerno del Senador Augustus Octavius Bacon de Georgia.

El senador Bacon era veterano del Ejército Confederado. Era un ferviente segregacionista y en su testamento dejo una provisión para la creación de un parque solo para blancos (Whites Only) en Macon donde residía. No fue sino hasta 1966 que la Corte Suprema falló a favor de integrar el mismo. Cabe mencionar que, de Macon, Georgia era oriundo el nefasto gobernador Blanton Winship autor intelectual de la Masacre de Ponce.

Al renunciar Lindsay el subcomisionado Everett William Lord asume internamente la posición de comisionado. Everett William Lord tuvo el cargo de subcomisionado de educación de 1901-1907. Durante este tiempo sirvió bajo los comisionados Brumbaugh, Lindsay y Falkner supervisando y cumpliendo con la agenda de construir escuelas para facilitar el adoctrinamiento y americanización de los puertorriqueños. Para E. W. Lord la americanización debe comenzar en la escuela influenciando profundamente el pensamiento del puertorriqueño.

Por más de un siglo la escuela Jabez Lamar Monroe (JLM) Curry estuvo sirviendo el pueblo de Cabo Rojo. Fueron varias las generaciones de caborrojeños que internalizaron inconscientemente el nombre de JLM Curry sin tener conocimiento de quien era ni lo que representaban sus valores. Tampoco estamos conscientes de qué significado ha tomado la experiencia “Queri” y su impacto en nuestra memoria colectiva.

Todavía hoy día el nombre sobre la fachada de este edificio público continúa conmemorando a JLM Curry. Basado en lo que al presente conocemos de la vida de JLM Curry, dedicada a promover el odio y la superioridad de una raza sobre otra, podemos concluir que continuar sin abordar la inmoralidad que resulta al mantener el nombre de este individuo sobre la fachada del edificio, constituye, de parte de las autoridades pertinentes, complicidad en perpetuar símbolos de odio, racismo y de supremacía de una raza sobre otra.

Corresponde repensar y comenzar a corregir y reconstruir la verdadera memoria histórica y cultural de nuestro pueblo. ¿Cuál es el legado que queremos dejar para la posteridad? Por muchas generaciones ya fuese por ignorancia o simplemente el no querer saber, hemos continuado conmemorando y perpetuando los valores que JLM Curry representa.

Su nombre ha permanecido intocable. Es tiempo de cambiarle el nombre a la escuela.

Nuestro historiador y sociólogo Salvador Brau al ver los destrozos que hizo el fuego intencional de la calle Betances donde radica la escuela JLM Curry comentó,” …pero no condenaría mis paisanos, porque no hay caborrojeño capaz de dar fuego a la casa en que nació el ilustre Betances…Emulando el ejemplo de Brau podríamos decir que tampoco creemos que ningún caborrojeño a sabiendas haya por tanto tiempo y premeditadamente dejado el nombre de este nefasto individuo en la fachada del edificio. Tampoco creemos que el caborrojeño esté de acuerdo con el odio y racismo de JLM Curry ni lo que esto representa como parte de nuestra memoria histórica y nuestro patrimonio. No hay excusas para no tomar responsabilidad sobre el asunto. Silencio es complicidad.

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