Maya Blake - El Sultán Y La Plebeya

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y una mirada glaciales. Esme intentó reprimir la respuesta airada que le subió a los labios, pero lo consiguió solo parcialmente. –Puede que se deba a que he sido traída aquí contra mi voluntad, Alteza. Él rodeó lentamente el escritorio mientras Esme lo miraba hipnotizada. A pesar de ser corpulento se movía con una poética armonía. Como un depredador a punto de atrapar a su presa.


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