Cuentos y Fabulas de Buda - Lotus Derms

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La imperturbabilidad del Buda

Durante muchos años el Buda se dedicó a recorrer ciudades, pueblos y aldeas impartiendo la Enseñanza, siempre con infinita compasión. Pero en todas partes hay gente aviesa y desaprensiva. Así, a veces surgían personas que se encaraban al maestro y le insultaban acremente. El Buda jamás perdía la sonrisa y mantenía una calma imperturbable. Hasta tal punto conservaba la quietud y la expresión del rostro apacible, que un día los discípulos, extrañados, le preguntaron: — Señor, ¿cómo puedes mantenerte tan sereno ante los insultos? Y el Buda repuso: — Ellos me insultan, ciertamente, pero yo no recojo el insulto. El Maestro dice: Insultos o halagos, que te dejen tan imperturbable como la brisa de aire al árbol. Buda y la prostituta india Incluir comentario » Una prostituta se había enamorado de Buda. Un día, fue al monasterio, atravesó la gran sala donde los monjes estaban meditando y se desnudó delante de él, exponiéndose a su mirada y a la de todos los monjes allí presentes. - ¿Me deseas? – preguntó él. La mujer asintió. Buda la tomó entonces por el talle y se la llevó hacia la orilla de un lago situado en las proximidades del monasterio. Una vez allí, con gesto vivo, la empujó dentro del agua helada. Los ardores amorosos de la prostituta se esfumaron en el acto. Buda le tendió una mano firme y ayudándola a volver a la orilla, le dijo: ¡Y ahora, vayamos a meditar juntos. Buda le hace entender a la prostituta que si quiere relacionarse con él, solo puede ser en el nivel espiritual. No rechaza a la mujer (y su 130 deseo).


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