Giddens anthony el capitalismo y la moderna teoria social

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ANTHONY GIDDENS

La disciplina, en el sentido de control profundo de los impulsos, es un componente esencial de todas las reglas morales. A partir de lo que afirmaba anteriormente se demuestra el error de los que opinan que la disciplina equivale inherentemente a la limitación de la libertad y autorrealización humanas. No hay ningún tipo de organización de vida, indica Durkheim, que no funcione según determinados principios reguladores; y lo mismo hay que decir de la vida social. La sociedad es una organización de relaciones sociales, y por este mismo hecho implica la regulación de la conducta según principios establecidos, que en la sociedad sólo pueden ser reglas morales. El hombre sólo puede disfrutar de los beneficios que la sociedad le ofrece aceptando la reglamentación moral que hace factible la vida social. Por no haber introducido el elemento histórico dentro del análisis que hace Durkheim de este tema, muchos críticos han supuesto que las opiniones de éste representan una razón teórica, tenuemente velada, a favor de una doctrina política autoritaria. 49 Pero, en realidad, la tesis de Durkheim tiene como punto substancial el afirmar que no son idénticas todas las formas de reglamentación moral. En otras palabras, la «reglamentación» (la sociedad, la coerción social) en un sentido universal y abstracto, no puede yuxtaponerse simplemente a la «falta de reglamentación» (la anomia). 50 Las nociones tanto de egoísmo como de anomia deben entenderse dentro del ámbito de la concepción general del desarrollo de la sociedad que se expone en La división del trabajo social. Vistos en este contexto, el egoísmo y la anomia no son simples problemas funcionales con los que se encuentra todo tipo de sociedad en grado equivalente: el egoísmo y la anomia vienen estimulados por el mismo individualismo moral que es el resultado de la evolución social. Los dilemas con que se encuentra la forma moderna de sociedad, sostiene Durkheim, no van a resolverse por medio de una regresión a la disciplina autocrática propia de las sociedades tradicionales, sino por medio de la consolidación moral de la división diferenciada del trabajo, lo cual requiere unas formas de autoridad completamente distintas de las que señalaron a los anteriores tipos de sociedad.

49 Véase, por ejemplo, John Horton: «The de-humanisation of anomie and alienation», British Journal of Sociology, vol. 15, 1964, pp. 283-300. 50 Adviértase la afirmación de Durkheim sobre este punto: «De la creencia en la necesidad de la disciplina no se sigue el que la disciplina deba implicar una sumisión ciega y servil». Moral Education, p. 52.


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