Zona Fantasma Febrero 14 Previo!

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Zona Fantasma es una revista digital gratuita sin fines de lucro. Las imágenes son sólo usadas con fines estéticos. Si no quieres que un trabajo de tu autoría se usado aquí y quieres que lo retiremos, contáctanos a nuestro correo electrónico: revistazonafantasma@gmail.com Zona Fantasma is a nonprofit, free digital magazine. Images used here are just for aesthetics; if you do not a work of your authorship to be used here, and want it removed, contact us by email: revistazonafantasma@gmaill.com


COMUNIDAD

E

sta sección es nueva y no crean que será una sección que verán muy seguido. Bueno, por lo menos podría ser si ustedes mismos nos ayudan. Una sección dedicada a las preguntas, comentarios y todo aquello que nos impulsa a seguir con esta revista. Recuerden que tenemos múltiples redes por las cuales pueden hacernos llegar sus opiniones, preguntas, criticas y hasta consejos.

Una pequeña duda: verán, me llama mucho la atención formar parte de sus escritores en la revista, como escritor de novelas, el detalle es que no sé dibujar, sólo escribir. ¿Esto es impedimento? Respuesta: Para nada es un impedimento. Muchos de nuestros autores no son más que escritores. En todo caso damos apoyo visual a la historia. Quizá más poco o más limitado (que no contamos con muchos artistas) pero no es impedimento para que se publique una buena historia. De hecho el contenido visual original es algo bastante nuevo en nuestra revista.

Una pregunta, tengo una historia y quisiera que alguien de ustedes la leyera y me diga de paso que le pareció ¿Se las podría pasar a alguien de ustedes? Respuesta: Claro, para eso tenemos el servicio de critica. Aunque justo ahora tenemos algunos pendientes. Si no te importa esperar un poco, puedes enviarnos tu historia a revistazonafantasma@gmail.com Eso si, que sea en Doc de Word, y adjuntado, paras facilitar incrustación de comentarios. Hacemos criticas gratuitas con el fin de ayudar, por lo que no compramos obras de Amazon o Bubok. Podemos reseñar a pedido, pero con adjunto. Cualquier otra duda con confianza.

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Eduardo: Muchas gracias por los puntos, con esto ya tengo claro como iniciar una novela ligera. Por cierto una pregunta ¿Me podrían decir qué es la Light Time Cup y cada cuando se hace? Saludos desde México Respuesta: Buenas. Qué bien que te haya gustado el artículo. La Ligth Time Cup es un concurso que organizamos en colaboración con Lanove y Chibi Chibi Fansub que es un concurso de novelas ligeras, aunque más que nada sería de novelas ilustradas, porque a veces llegan historias con un estilo diferente a la novela ligera convencional. Lo realizamos cada año, empieza la convocatoria a principios del año y termina como a mediados del mismo. Sólo que este año estamos hablando para cambiar la dinámica del concurso un poco, para hacer un concurso un tanto más general separado por categorías. Ya estaremos informando a través de nuestro blog la dinámica. Nos estamos leyendo.

Encuesta Sobre ¡Ponme Atención! Anónimo: Me ha gustado mucho como se desenvuelve la trama y los personajes me parecen bastante reales aunque no tanto en la parte que dices de que Kenny es de Japón, bueno, es que me parece de que esta forzada esa parte de la historia. Eso sería todo síguete esforzando y sigue dando lo mejor de ti. Respuesta del Autor: ¡Me alegra mucho de que te guste! Sí bien la historia tiene sus flaquezas estaré trabajando en el recopilatorio y ahí corregiré algunos pequeños detalles. El caso de Kenny es especial, es casi un personaje secundario. El volumen 3 contará un poco más sobre su pasado y eso que te parece algo forzado te será ahora muy claro. ¡Gracias por seguir leyendo!

Criticando-T: Redan Scroll. Abbi: XD mother of comic life yo tuve un webcomic que viéndolo ahora, está horrible, pero comparado con este, ya no me siento tan mal :'D

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—Tan…

cruel —sollozó frente al computador, con las pupilas acuosas y dilatadas, en las comisuras de sus ojos, las lágrimas amenazaban por caer y con un puchero en sus labios, ofrecía una expresión que conmovería cualquiera. Sí, a cualquiera, a cualquiera menos a la persona causante de semejante tristeza. Abraham, o «Bram» ―apodado así por Liz― era un chico de trece años, con el firme deseo de seguir los pasos de la persona que más admiraba: convertirse en un reconocido escritor. Cosa que se le estaba dificultando, pues al parecer, seguir ese camino no parecía tan fácil, sobre todo considerando las constantes críticas negativas que recibía cada vez que enviaba sus historias a alguna revista. ―¡¿Otra vez?! ¡¿Cuántas van con esta?!… ¡¿26 mil?! —exclamó una vocecita furiosa. —¡No seas exagerado! —le reprochó una segunda vocecita—. ¡Apenas es la sexta!.. —En una espléndida imitación del genio saliendo de una lámpara mágica, dos pequeñas figurillas aparecieron. Cada una se colocó en su respectivo hombro. El pre-adolescente ni se inmutó, ya estaba acostumbrado a ello. Las pequeñas criaturas eran idénticas al chico, en una especie de versión miniatura de él. El ser ubicado en el hombro derecho, tenía una expresión tranquila y mirada noble; el ser del hombro izquierdo, al contrario del otro, mantenía una expresión de enojo y en su mirada irradiaba malicia. Como era de esperar, venían dispuestos a levantarle el ánimo y eso significaba


ONE-SHOT una sola cosa: Problemas. —No te preocupes Bram, un colega mío es la conciencia de un terrorista. — Inesperadamente, uno de los pequeños desplegó un plano sobre el teclado, sorprendiendo a Bram y al otro pequeño que estaba en el hombro derecho. El chico y el segundo ente, cuestionaron al mismo tiempo: —¡¿Qué es eso?! —Ignorándolos a ambos, el diminuto personaje prosiguió. —Igualmente conozco a un buen hacker, de seguro él puede localizar al idiota que tuvo la osadía de criticar tu historia — Acarició sus manos con una macabra expresión, luego, señaló un punto rojo en el plano—. Un par de bombas en su casa y, ¡no quedará ni rastro de esa basura! —tras esta declaración, el compacto y malvado ser comenzó a reír al más puro estilo de un villano de televisión. —¡Con violencia no resuelves nada, desalmado! —le gritó el pigmeo del hombro diestro. —Cierto —se mostró de acuerdo —, pero ¿sabes qué? —¿Qué? —Me haría sentir mucho mejor —respondió con cinismo, mostrando una escalofriante sonrisa— y también a Bram, ¿no es cierto?.. —Lo jaló insistentemente de sus ropas, demandando atención, cambiando la expresión de su rostro, normalmente maliciosa, a una, convenientemente, mucho más suave y tierna. ―¿Eh?, pues yo… —vaciló ante esa «inocente» cara. De nueva cuenta, su concupiscible conciencia lo tentaba de formas que lo hacían débil cuando debía ser firme y resistente—, tal vez —musitó, nervioso. —¡Bram! —le reprendió el angelical pequeñín, logrando que este último, muy avergonzado, inclinara la cabeza. Afortunadamente su conciencia noble le hacía ver su error y, como siempre, él aceptaba la culpa. Solo había un lugar donde su inmoral y lujuriosa conciencia sacaba esas ideas tan disparatadas: Su propia mente. Al fin y al cabo de ahí provenían sus dos «Conciencias». —¡Que Chaos tenga piedad de tus deshonestos y pecaminosos actos!

¡Corrompedor de almas! —¡Ese es mi trabajo idiota! —refutó. Sacó la lengua y volteó el rostro en dirección opuesta a su gemelo. —No tienes remedio —negó la cabeza con resignación. —No le hagas caso Bram, debes tomar las críticas de buena manera, la persona que lo escribió, lo hace con el único afán de que ayudarte, ¡alégrate!, ¡se tomó tantas molestias para señalarte en que debes mejorar! —trató de animarle, mientras el chico seguía deprimido. —Pero... es tan cruel —comentó, entristecido. Su mirada se perdió entre los tablones de madera que cubrían la pared. Aquella crítica era incluso más filosa que las de su padre. La impresora comenzó a moverse, rompiendo el silencio que se había formado en el estudio. —¿Qué haces Bram? —preguntaron en coro las conciencias del chico. La impresora terminó de imprimir; a continuación Bram, tomó la hoja y la levantó, se dispuso a leer con cuidado todas y cada una de las observaciones hacia su historia. —Tal vez tengas razón... tal vez solo debo aceptar la crítica —murmuró, un poco decaído. —¡Protesto, su señoría! —replicó la conciencia malvada, totalmente en desacuerdo. —No estamos en un juzgado —le calló la benévola conciencia. El chico hizo un largo suspiro de resignación. —A este paso, nunca seré como esa persona. —sollozó, por segunda ocasión. —¿Como quién…? —interrumpió una dulce voz. Bram, junto con sus conciencias, abrieron los ojos de golpe al identificar a la persona frente a ellos, ella le sonrió amablemente, inconsciente del terrible efecto que tal acción produciría, el trío ―evidentemente sonrojado― comenzó a moverse hacia todos lados, agitando desesperadamente los brazos sin saber qué hacer. La pelicastaña de diecinueve años, parpadeó confundida ante semejante espectáculo que Bram ofrecía.

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ONE-SHOT

L

a mañana había amanecido más fría de lo normal, seguramente porque la nieve cubría algún pueblo cercano. Habían pasado las fiestas navideñas, pero todavía tenían vacaciones en la universidad. En cuanto volviera tendría los exámenes del primer cuatrimestre pero no le preocupaban demasiado, estaba estudiando todos los días, lo que le hacía estar inquieto era otra cosa. ―Miguel, despierta de una vez. Tienes que estudiar ―avisó la madre del chico después de abrir la puerta del cuarto. ―Estoy despierto. ―Entonces deja de holgazanear y levanta de una vez. ―La mujer se marchó dejando a su hijo todavía en la cama. ―Estudia, estudia, lo que menos me apetece ahora es estudiar. ―Suspiró y se levantó. Se abrigó con una chaqueta vieja que usaba para estar por casa. En el comedor su hermana desayunaba, decidió imitarla. Se sentó frente a ella, empezando a untar las tostadas con mantequilla. ―Sigues melancólico, por lo que veo ―comentó la chica. ―¿Por qué debería estar melancólico? ―Lo estaba y sabía que ella podía leer a través de la indiferencia que solía mostrar. ―Porque Dani no está. ―Bebió un poco de café―. Le echas de menos y no intentes negarlo. ―Somos amigos… ―Hizo una breve pausa desviando la vista hacia un vaso de cristal vacío que había sobre la mesa―…es normal. Están siendo unas vacaciones aburridas. ―Miguel, a mí no me engañas ―bajó la voz para que su madre no escuchara―, sé que te gusta Dani.

―Calla, no quiero que mamá se entere ―exclamó en voz baja. Torció el gesto en cuanto se dio cuenta de que acababa de darle la razón a su hermana. La muchacha rió, le dio unas palmaditas de ánimo en el hombro y se levantó. Sabía que su hermana le apoyaba en cualquier cosa y más en temas amorosos. Siempre había sido un chico solitario, hasta que conoció a Daniel el primer año de facultad. Enseguida congeniaron, pero, cuando quiso darse cuenta, ya estaba enamorado de su amigo. Fue algo que le costó ver, nunca antes había sentido nada parecido y pensó que, simplemente, era así como se sentía tener una amistad. Hasta que su hermana le hizo ver la realidad. Volvió a mirar el vaso. Cada vez que veía algo de cristal se acordaba de él. Sus ojos azules, tan claros y transparentes, que dejaban ver cualquier emoción a través de ellos. Se recostó en la mesa, con la cabeza sobre sus brazos cruzados, sin dejar de mirar el vidrio. Tan solo una semana separados y le había resultado eterna. Dani se marchó a casa de sus padres para pasar las fiestas. Recibió varios mensajes en los que el chico le contaba cosas sobre el lugar y algunas fotos enseñándole como la nieve cubría las calles. Solo esperaba que regresara pronto. Llamaron a la puerta y vio a su hermana pasar para abrir, siguiéndola con la mirada. Al cabo de unos segundos Daniel apareció por la puerta del comedor con una sonrisa radiante y las mejillas enrojecidas del frío. ―¿Todavía medio dormido, Miguel? ―comentó desanudando la bufanda que le protegía del ambiente helado del exterior. ―¿Qué haces aquí? ―El chico se incorporó rápidamente―. Creía que estabas con tu familia. ―Se acercó hasta él, sin poder

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evitar sonreír aunque haciendo lo posible porque Dani no notara la emoción que sentía al verle allí. Chocaron las manos como solían hacerlo. ―Te dije que iría a pasar las fiestas pero no aguanté tanto con mi familia, ya sabes que no nos llevamos demasiado bien. ―Pasó un brazo por los hombros de Miguel―. He vuelto para pasar el resto de las fiestas contigo. Tenemos el piso de mis padres para nosotros solos. ―V-vaya, eso es genial… ―Miguel tembló levemente ante la cercanía del muchacho y sus palabras hicieron que su rostro ardiera por los pensamientos que su mente había formado. ―¡Toda la noche jugando en año nuevo! ¡Fiesta gamer! ―exclamó feliz por la idea. ―Suena bien. Mejor que estar aquí, pero que no te oiga mi madre está obsesionada con los exámenes. ―Cambió de tema. Se reprendió por llevar las palabras de Dani a lo que él quería escuchar. Sabía que no tenía posibilidades con su amigo, pero sus sentimientos eran más grandes que la razón y le era imposible no querer abrazarle o besarle. El hábito del chico de pegarse a él como ahora, con camaradería, no ayudaba a que dejara atrás sus sentimientos. ―Tierra llamando a Miguel, responde. ―Bromeó―. Quedamos así, entonces. ¿Quieres salir un poco? Seguro que te viene bien después de tanto estudio. ―Claro, espera que me cambie y nos vamos ―afirmó, feliz. La víspera de año nuevo llegó rápido y, como habían planeado, esa noche estarían en casa de Daniel jugando. El chico había invitado a otros amigos a la fiesta. Mejor así, de esa forma no pasaría la noche tenso por culpa de las hormonas. Se vistió con

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unos vaqueros y una sudadera azul una talla más grande decorada con un cubo de Rubik derritiéndose. Llegó a la hora acortada y Daniel le recibió con una sonrisa invitándole a pasar. No era el primero en llegar, unas compañeras de su amigo estaban allí, mirándole. Se saludaron y ellas comentaron el diseño de su ropa con sarcasmo. El plan había cambiado y no sería una fiesta gamer. De hecho, según le dijeron, ni siquiera se quedarían allí toda la noche, ¿quién hace eso en año nuevo? Se sintió ofendido, pero sonrió avergonzado, disculpándose porque tan solo se quedaría un rato. En cuanto llegaron el resto de personas vio claramente que las chicas no le habían mentido. No le molestó cuando Daniel le comentó que serían más, pero ¿por qué no le había dicho esto? Torció el gesto. Estaba realmente molesto. La tarde pasó demasiado lenta para su gusto y ánimo. Apenas cruzó unas palabras con Daniel o con el resto de chicos. No quería hablar con nadie y ellos parecían tener miedo de acercarse. Finalmente optó por sacar su consola portátil y convertir la tarde en algo un poco más productivo subiendo a sus personajes de nivel. Le importaba bien poco los comentarios que escuchaba sobre él, pero decidió, por el bien de todos, marcharse y no aguar la fiesta a nadie. ―Dani, ¿podemos hablar un momento? ―dijo con tono seco tras acercarse al chico que estaba hablando con una de las chicas. Ella pareció molestarse pero no dijo nada al ver la mirada que Miguel le lanzó. Su hermana le decía muchas veces que sus miradas daban miedo cuando estaba molesto. Ojalá fuera cierto porque no le apetecía aguantar las réplicas de nadie en ese momento.


ONE-SHOT ―Claro. ―Entraron en la cocina―. ¿Qué pasa? Estás muy apagado.

los canales de la televisión para ver las campanadas y seguir con la tradición.

―Muy apagado, dices, más bien estoy molesto pero da igual. Me marcho a casa.

―Este año es especial, vamos a cambiar la tradición ―comentó Daniel sacando una bolsa de ositos de gominola―. Siempre que estemos juntos en año nuevo haremos esto. Doce ositos de un mismo color, te dejo los rojos de fresa porque son tus favoritos. ―Sonrió.

―¡¿Qué?! ¡No! ¡Sí todavía no hemos jugado a nada! ―exclamó desconcertado―. No puedes irte, Miguel. ―Claro que puedo y, además, no quiero quedarme. Podrías haberme avisado de que cambiabas los planes y no me habría puesto esto. ―Señaló su ropa―. Gracias a ti, todos se han estado burlando o haciendo comentarios sarcásticos sobre mí. Sobre todo Clara, dile ya que la quieres en tu cama ―espetó. ―Se apuntaron solos a la fiesta, no pensaba ir con ellos a ningún sitio. Te prometí que pasaríamos la noche jugando. ―Abrió los ojos sorprendido ante la mención de la chica―. No digas tonterías. Clara no me gusta, aunque creo que yo a ella sí. ―Lo siento… ―murmuró desviando la vista avergonzado por no haber confiado en su amigo, molesto consigo mismo. ―No te disculpes. El único culpable aquí soy yo, debería haberte avisado. Lo siento, no pensé que te molestarías tanto ni que te pondrías celoso de Clara ―bromeó. ―No te hagas tantas ilusiones ―continuó con el tono bromista, pero, claramente, se había puesto celoso por culpa de la chica. ―Iré a decirles que pueden marcharse. Así podemos empezar nuestra fiesta particular. ―Sonrió y se marchó, dejándole a solas en la cocina.

La noche pasó liviana entre risas y partidas a diferentes juegos de plataformas variadas. Pronto llegó el momento de tomar las uvas y dar paso al año nuevo. Dejaron en pausa la partida y cambiaron a uno de

Miguel rió ante la ocurrencia de su amigo y reunió los doce dulces mientras Dani sacaba la misma cantidad de gominolas amarillas, las de limón. Guardó la bolsa y se sentó cerca de su compañero. ―Oye, Miguel… ―Dime. ―Le miró. ―Quería decirte algo antes de que terminara el año… ―murmuró. Sus ojos azules chocaron con los pardos de su amigo―. Yo… esto… no sé cómo decirlo. ―¿Qué pasa? ¿No te estarás muriendo, no? ―bromeó, riendo divertido. ―¡No bromees con eso! ―Se acercó y le besó en los labios suavemente. Miguel le miró sorprendido. Clavó los ojos en los de Dani que, cuando se separó, le devolvió la mirada con ojos extasiados. Se lamió los labios y volvió a besar a su amigo. Absortos en los besos que se prodigaban, embelesados el uno con el otro, demostrándose lo que no se habían atrevido a decir con palabras en todo ese tiempo. ―Miguel, te quiero. ¿Y tú a mí? ―Está claro, idiota. ―Le abrazó―. Claro que te quiero, desde hace mucho. ―¿Continuamos? ―Cogió una chuchería roja y la puso en sus labios. ―Encantado. ―Sonrió y volvió a besarle mientras en la televisión anunciaban el principio del año nuevo.

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OCRE CAPÍTULO 2 MI PROBLEMA SE TRIPLICA Son exactamente las 2:47a.m., o por lo menos eso indica el reloj que se encuentra a un costado mío. Me encuentro sobre mi cama observando el techo, no he podido dormir hasta ahora debido a que intento imaginar cómo un ser inexistente puede volverse real. ―Tal vez es un ángel enviado por dios para guiarme hacia el verdadero camino del bien y volverme un orador que advierta a todos sobre el fin del mundo, o quizás un hechicero tomó recuerdos de mi mente y los materializó para sus planes siniestros. ¡¿Y si en realidad es un demonio que fue invocado por algún culto satánico para apoderarse de mi alma?! ¡No, espera, ¿qué objetivo tendría hacer algo como eso?! ¡Tal vez estoy dentro de un sueño y en la vida real me encuentro en coma conectado a varias máquinas debido a un trágico accidente! ¡Otra opción sería que Erika viene de una dimensión alterna en donde en verdad existe y viajó hasta aquí para que la ayude a salvar su hogar de la destrucción total, tendré que enfrentarme a un ejército de diez mil soldados solo con mi valor, determinación y mi espada que habla! ¡¿Te das cuenta que es una completa estupidez todo lo que has dicho?! —discuto con la nada empleando una gran velocidad de palabras mientras elevo mi tono de voz con cada oración que pasa. ―¡Cállate de una vez! ¡¿Tienes idea de qué hora es?! ¡Duérmete ya maldita sea! ―escucho la voz de mi hermana, rompiendo así todos mis pensamientos. ―Leonardo, tranquilízate… —digo mientras suelto un suspiro y bajo mi volumen de voz―. Piensa de forma fría, tal vez solo me lo imaginé; después de todo, ha pasado una semana desde entonces y no la he visto por ningún lado. ¿Pero, eso implica que la patada de esa mañana tampoco ocurrió? ¿Entonces por qué se sintió el dolor tan real? Es posible que el título de amiga imagi-

naria en realidad sea falso, puede que Erika haya sido una persona real desde un principio. Es lo más lógico, sin embargo, recuerdo que ella apareció justo después que terminara de decir ese conjuro… Bueno, son en estas situaciones cuando debo tener un flashback durante mis sueños, tal vez si duermo un poco recuerde lo que en realidad pasó, eso es; además ya es tarde y tengo que levantarme dentro de unas horas. ―Buenos días, Le… ¡¿Leo, que te ocurrió?! —habla Brenda quien se encuentra frente a la entrada de la escuela, sin embargo, su reacción cambia al ver mi rostro. ―No he podido dormir nada, apenas es la segunda semana y estoy a punto de caer al suelo—. Respondo con frustración al mismo tiempo que froto mis ojos con mi mano derecha. «Maldición, al final no obtuve ningún recuerdo y terminé sin descansar». ―Dios, mírate, Leonardo. Me sorprende que pudieras llegar hasta aquí en esas pésimas condiciones —contesta la chica de cabello castaño con esa expresión preocupada y maternal que la caracteriza tanto. ―¿Qué tal si duermo un poco apoyando mi cabeza en tus piernas? —continúo mi eterna lucha para salir de la «Zona de amistad» en la que me encuentro con Brenda. ―¿Eh? ¿Por qué de repente…? ―Por favor, aún es temprano y estoy a punto de morir, además, en los jardines de la escuela hay varias bancas; podríamos estar ahí un rato. No sé si mis comentarios generaron lástima en la chica, pero el resultado fue algo que no me esperaba. ―E-está bien, pero solo porque en verdad tienes una apariencia fatal, y solo será un momento —responde con un ligero rubor en las mejillas y una notable sonrisa de nerviosismo. ¡Esta situación es el mayor avance que he dado desde la secundaria! Realmente es algo increíble. Al cabo de unos segundos nos dirigimos hacia los jardines, poco después me recuesto sobre la banca y lentamente coloco mi cabeza en las piernas de mi compañera, amiga y futura esposa, bue-

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OCRE no, eso es algo exagerado… por ahora. El ambiente es bastante relajado y el escenario es excelente, parece como si todos mis problemas se desvanecieran junto a Brenda, lentamente empiezo a escuchar las conversaciones de algunos estudiantes que se dirigen al edificio principal cada vez más lejanas, me siento tan tranquilo hasta el punto de quedar profundamente dormido. Sin embargo, toda la calma y oscuridad que me envolvía hasta ahora es interrumpida por una voz; suena igual a la de una niña sollozando, de repente todo se convierte en un escenario que no había visto en mucho tiempo. Es un parque, un viejo sitio en donde jugaba y que en este instante se encontraba desierto salvo por una persona y yo; el cielo tiene un color anaranjado que nos cubre con su intensa luz, además el viento es bastante fuerte. Una pequeña niña se encuentra frente a mí, posee un cabello muy largo de color morado con una tonalidad suave que se agita hacia la dirección del viento; se encuentra con lágrimas en los ojos y con sus dos manos apretándose contra su pecho. ―León, por favor no lo hagas… Realmente, quiero estar contigo. Enseguida de estas palabras, mi cabeza por sí sola dirige la vista hacia el suelo; mis puños están a mis costados y mi cuerpo tiene una apariencia infantil, poco después una voz suave sale involuntariamente de mi boca al mismo tiempo que levanto mi vista: ―Yo tampoco quiero hacerlo, eres la única persona que habla conmigo, ¡Eres mi única amiga! «¿Qué demonios está ocurriendo aquí? ¿Acaso regresé en el tiempo?». ―¡Entonces no lo hagas, tú también eres mi único amigo y realmente te quiero! ¡Es gracias a ti que existo! —grita la niña al mismo tiempo que me abraza con fuerza y comienza a sacar toda esa tristeza que contenía entre sollozos. Al instante siento como una pequeña lágrima se desprende de mi ojo derecho y cae hasta mi mentón, rodeo su espalda con mis brazos y los retraigo con mucha fuerza; poco después, comienzo a llorar junto con ella. Al transcurso de unos minutos ambos guardamos silencio, me se-

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paro ligeramente de Erika y con mi mano izquierda sujeto el collar metálico con el broche de oso. ―Te prometo que nunca te olvidaré, aunque ya no nos veamos más, este collar será la prueba de que siempre existirás ¡Esto demuestra que tú vives y…! La niña de pelo morado junta sus labios con los míos antes de terminar la oración, un extraño calor se desprende de ellos, como si de verdad todo estuviera ocurriendo en este momento. Erika se separa de mí y finalmente dice: ―Adiós, León, por favor no me olvides. Todo comienza a desaparecer y convertirse en un escenario blanco. «¡No, espera! ¡Aún tengo que descubrir más cosas, no te vayas Erika!». Grito con desesperación hasta que siento como mi cuerpo se voltea y cae de la banca en donde descansaba, logrando sacarme de mi sueño. Todo a mi alrededor se ve diferente, un intenso sol lastima mi visión por lo cual tengo que cubrirme el rostro con la palma de la mano. Volteo mi cabeza hacia la banca y observo que Brenda ya no se encuentra más ahí, solo está su chamarra doblada de tal forma que llega a parecer una almohada. ―Así que has estado aquí todo el día, Leonardo ―escucho una voz familiar y enérgica que se aproxima. ―¿Qué es lo que quieres Nic? ―¿No me digas que se te olvidó lo de hoy? Vamos a ir a tu departamento a matar el tiempo, después de todo no habrá clases mañana por mantenimiento de la escuela. —Es la respuesta que dice aquél chico con la sonrisa falsa que siempre lleva consigo. ―¿Nicolás irá a casa de ese tipo tan raro? ―¡No puedo permitirlo! ―Cierto, podría hacerle cosas horribles. Se escuchan varios comentarios detrás del chico, todas las voces pertenecen al E.P.F. que significa «Escuadrón de Protección de la Falsedad». Ese es el nombre que utilizo para referirme al grupo de admiradoras locas que están detrás de Nicolás todo el tiempo, obviamente nunca soy bien recibido por ellas.


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CAPÍTULO 3

lugar. Se acomodó en su asiento y volvió a dormirse.

MI REALIDAD (PARTE 2) Sofía llevaba un rato despierta. Había tomado el portátil de Alex sin permiso y comenzó a jugar al primer juego que encontró. Alex no estaba dormido, de hecho la observaba con los ojos falsamente cerrados. La chica no tenía habilidad alguna con los dedos y la cantidad de vidas no le bastaban para avanzar siquiera la mitad del primer nivel. Pero su rostro de decisión le permitía notar a Alex que no se rendiría muy pronto. «Una chica jugando Metal Slugger». El cuerpo de Alex se sintió estremecer. Era demasiado para él. De ser la vida como una animación japonesa ese sería el momento en que la sangre de su nariz se derramaría en silencio.

―Yo no quería esto —dijo Alex mientras contenía las ganas de darse la vuelta. —¡Quédate ahí! —gritó Sofía con pánico —. Esto es horrible, pero no encontraríamos a Sharon a tiempo. —Pudiste hablarle por el móvil. —¿Crees que no lo intenté? ¡No hay señal en este lugar! —Bueno, pensé que sería un parque… pero esto es casi un safari. —¡Lo sé! No debí venir en primer lugar. —¿Ya terminaste? —preguntó Alex desesperado de tener que estar en un solo lugar. —¡No! Una mujer entró y lo vio con extrañeza. —A ella… le da pena —dijo intentando justificar su posición, a lo que la mujer sólo contestó con una mirada de asco y desprecio.

A lo poco la chica terminó el primer nivel y Era comprensible. El trabajo de Alex en ese decidió apagar la consola, dejándola nueva- momento no parecía el más noble; haciendo mente, con una sonrisilla triunfante, en su de puerta frente aquel baño ocupado por una

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¡PONME ATENCIÓN! chica de cabello naranja. Aquellos baños eran sitios sin puerta, lo que Sofía más detestaba. En otras circunstancias seguro hubiese llamado a Sharon, pero no tenía idea de donde estaba desde hace horas. De hecho, los había perdido a todos.

—Lo somos… —Seguro que está buscando a Kenny. —Seguro. —¿Quieres que busquemos a Alex?

Tal como había pasado en el camión, la mención de Alex provocó una reacción dentro de Los guías del parque de diversiones- Sharon, algo que Soto notó divertido. zoológico-safari habían puesto a todos en dos grupos, separando de tal forma a Kenny —¡No! ¡No quiero buscarlo! —Su rostro enrode Sofí. Algo que claro, ella no podía tolerar. jeció. En un paso de locura e ira la chica había tomado a Alex por la fuerza, llevándolo a bus- El rubio sonrió complacido. Por lo menos no car el grupo de Kenny y Sharon. Sobra decir se aburriría si lograba sacarle más a Sharon que la búsqueda había concluido en un fra- sobre el asunto. caso, terminando perdidos en medio del enorme lugar. —¿Eh, no quieres verle? ¿Estás segura? —¡Ya te he dicho que no! —Quizá no fue buena idea apartarnos… —¿Es porque él está enamorado de Sofía? —¿Tú lo crees? —era la primera vez que es- —Si ya lo sabes no tienes que decirlo. Solo cuchaba a Sofía hablar con sarcasmo―. los dejaré estar solos, ese es el plan. ¿Qué vamos a hacer ahora? —Oh, pero eso te molesta. También lo sé. —Pues solo podemos esperar. No pueden —¿Qué estás…? irse y dejarnos. Nos buscarán. Mientras podemos intentar llegar a la entrada y mirar Soto se acercó tanto al rostro de Sharon que por ahí. esta se asustó un poco mientras el suyo se —¡No! —se escuchó ahí mismo el sonido del tornaba aún más rojo que un tomate. retrete y Alex fue empujado fuertemente mientras Sofí salía a los lavabos―. ¡Hay que —Tu rostro me lo revela todo con tanta faciliencontrar a Kenny! dad. La chica dijo eso con decisión, pero su ros- Sharon comenzó a irritarse con la actitud del tro parecía al borde de derramar lágrimas. chico. —Ok, seguiremos buscando. Pero ve a lavarte las manos, por favor. Ambos salieron del baño de damas a lo poco, sin evitar más miradas de desprecio y asco en el camino.

—No sabes nada… Deja de fanfarronear. —Todo lo contrario, querida. Veo claramente lo que pasa. Solo que ustedes quieren volverlo todo un drama. Sofí quiere a Kenny, Alex quiere a Sofí, y tú… —¡Quiero que te calles! ¡No lo digas! —La chica soltó un puñetazo directo al rostro, el Sharon por su parte ya se había separado cual Soto eludió hábilmente doblando su del grupo, al igual que todos los demás. Solo cuerpo. que su compañero había decidido no dejarla sola por ningún motivo. Soto sentía de forma —Bien, bien. Entonces si no es lo que yo evidente que su compañía no le era grata a la pienso te alegrará ver aquello. chica, quien cortaba todo intento de conversación de forma tajante. Manteniendo aquella pícara sonrisa, Soto apuntó con la mirada a espaldas de Sharon. —¿No quieres que busquemos a Sofía? La chica giró su cabeza y miró con asombro —No. a su amiga, de puntillas y recargada en los —Son amigas, ¿no? hombros de Alex mientras los labios de am-

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¡PONME ATENCIÓN! bos se unían en un beso. Algo en su interior estalló como el cristal. Se acercó con la cabeza abajo hacia sus amigos y cuando estuvo lo suficientemente cerca como para que la notaran sus lágrimas comenzaron a caer por su rostro. —¿Sharon? —pronunció Sofía al verla. —Sha… No es lo que… —No, no, yo me alegro por ustedes. Yo solo… El llanto de la chica era silencioso, mientras mantenía una alegre sonrisa que no parecía reconfortar a nadie. Tanto Alex como Sofí sabían que algo andaba mal. El chico fue el primero en intentar tocarla. Sin embargo, Sharon dio un paso atrás y dando la vuelta solo pensó en huir y así lo hizo. Dejando ya su falsa sonrisa, la peor que jamás hubiese actuado, corrió. Sin saber siquiera a donde o cuánto.

un raro sentimiento de nostalgia y normalidad. Comúnmente daría los avances tecnológicos por sentado. La única preocupación que rondaba por su mente al pensar en electrónica era evitar que sus cintas o el televisor tuvieran cerca a algún imán. Esa terrible mancha morada seguro aparecería tan pronto como el magnetismo hiciera su función sobre la pantalla. Nada le parecía más seguro que unas firmes teclas y un grueso armatoste que cumplía su función y nada extra. Tomó una tostada de la mesa y recogió el paquete que contenía su almuerzo, depositándolo en su mochila. Gritó una despedida aún masticando algo de pan y tomando el pomo de la puerta, la abrió presuroso. Normalmente habría salido disparado, pero no pudo. De pie frente a la puerta había un chico que le sonreía gentilmente, mientras su mente entraba en shock. Cayó de espaldas y el golpe le hizo recobrar toda la memoria.

—¡Detente, por favor! —gritó Alex a sus es- —¡Pablo! ¡Yo… Yo! paldas, lo que sólo le provocó querer correr —Me alegra haber llegado a la casa correccon más fuerzas. ta. Apenas te he reconocido sin los anteojos. —¿Sin los anteojos? —instintivamente se Divisó lo que parecía una bodega y cuando tocó el rostro, notando la clara ausencia de creyó haber perdido al chico, buscó escon- sus gafas. derse dentro. Empujó la puerta y entró inten- —Pero… puedo ver bien. ¿Qué significa estando esconderse entre las cajas y la oscuri- to? dad de los pasillos repletos de estantes. —Déjame ayudarte. —Pablo le extendió la mano para que pudiera levantarse. —¡Tienes que escucharme! —La chica fue jalada con ferocidad contra la pared y rodea- Tan pronto tuvo los pies nuevamente en el da velozmente por los brazos de Alex. No suelo sintió la necesidad de sentarse de nuetenía escapatoria —. Yo… vo. Aquello le era demasiado confuso. Vio su —¡No digas nada! casa, distribuida de la misma forma en que la recordaba siempre, pero las cosas dentro de La tierra misma pareció temblar, en ese mo- ella eran diferentes; la sala de madera con mento Alex perdió el equilibrio y cayó al sue- cojines forrados de temas florales. El horrilo sobre su espalda. En lo que pareció una ble papel tapiz de la cocina y aquellas fotorepentina explosión de calor su mente quedó grafías de tonos rosados y sepias en las paen inconsciencia mientras sus oídos trona- redes. Podía reconocer en aquellos retratos ban y su vista quedó en blanco. a su padre, e incluso a sí mismo. Pero no reconocía a la mujer que estaba en otras, ni a Se alistó como todas las mañanas; preparó la niña junto a ella. sus grandes audífonos de diadema, tomó —Dime, ¿qué recuerdas? Empecemos por lo uno de los casetes de música que había gra- que tú sabes… bado de la radio y un par de baterías extra para su reproductor de cintas. Sentía entre

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