Entrevista
por Andrea V. Luna
Maximiliano Aregger, Ilustrador Hace varios años ya decidí, por razones que no vienen al caso, que el mejor ámbito para mis letras era el de la Literatura Independiente, alejada de las modas de turno y, por lo tanto, también de los grandes anaqueles y de las luminarias que muchas veces encandilan. Habiendo entendido que dar a conocer mi obra sería un trabajo bastante arduo y que debía afrontarlo sin bajar los brazos, comencé a frecuentar algunos ambientes impensados: el de las ferias de y para escritores e ilustradores autopublicados, locales y de ambiente festivo… A la vez, también conocí las de ambiente medieval, que también me servían de sustento y fuente de información para seguir escribiendo. En todas ellas, encontré gente maravillosa, y algunos nombres que se iban repitiendo: entre ellos, el de Max, fundador de Chaëros ARTS. ¿Cómo nos hicimos amigos? ¡Ah! No tengo idea. Si sé que quiero saber más sobre su arte, así que pensé algunas preguntas de esas cuyas respuestas van precedidas por un «Te odio… A ver cómo te contesto». Veamos. Andrea: ¿Cómo te iniciaste como ilustrador? Es decir, ¿qué hizo que te decidieras a salir del anonimato? Chaëros ARTS: Hola Andy, ante todo un gran placer ser entrevistado por vos nada menos y para un medio del que pucha si oí nombrar en el ambiente. Bueno... en realidad te diría que fue algo muy loco, si bien siempre quise ser dibujante, cómo llego a esto es muy traído de los pelos porque mi primer trabajo REAL como profesional (entiéndase persona que ya tiene un pago por su encargo y es publicado en cualquier medio) fue para España. Sabé que hay historia extraña en el cómo: La cosa arranca más o menos así: año 2000 yendo por Av. Corrientes (Ciudad de Buenos Aires) a encontrarme con mi pareja de entonces, (dato de color vivía en la calle por entonces y trabajaba de lo que podía cuando podía, situación que se extiende hasta 2004) me gustaba (y me gusta a pesar de haber menos hoy), entrar en las librerías y chusmear 26
los saldos entre los que he encontrado GRANDES tesoros; entre ellos, un libro con una tapita naranja con diseño simple y una letra gótica sencilla El Titán y el Bosque de Bel Atreides... Lo tomé, leí la contratapa: era el primero de una serie de 15… Y me dije: «¡Epa! No sé quien éste, pero promete». Recuerdo que llegué con el libro con tiempo y me dispuse a leer. Ella se retrasó casi una hora y yo no me percaté: me había enamorado de esa narrativa poética, y decidí estar al pendiente... Pero, ¿cómo? Después de mucho dar vueltas le escribo al autor… hacía poco había terminado de pintar rústicamente un cuadro simbólico que me surgió de su