Relato
Rev
Por Micaela M -¿Estás completamente segura? Recordá que una vez que se inicia el proceso, no hay vuelta atrás-. El Dr. Weatherford la observaba con cautela, como si estuviera en presencia de una verdadera desquiciada. -¿Victoria? ¿Acaso oíste algo de lo que te acabo de decir? -La sola mención de su nombre la trajo de regreso a la realidad. -Lo siento Frank. Es que últimamente, cada vez que vuelvo, el periodo de adaptación es más extenso. -Lo sé Victoria, lo sé. -mientras lo decía comenzó a desatarle los complicados nudos que la habían mantenido cautiva por las últimas 10 horas. Cuando el último de los nudos se deshizo al fin, sus manos le agradecieron la libertad. -Es por eso que lo estuve meditando y… espero que me entiendas cuando… -¿Cuándo qué, doctor? -cada minuto que pasaba escuchando sus dudas e inseguridades era un minuto más lejos de su amado. -No te hablo como tu doctor, sino como tu amigo cuando te digo que deberíamos ponerle un punto final a esta locura ¿no lo crees? Sería lo más sensato para todos y… -¿Lo más sensato para quién, doctor? ¿Para mí? -de repente estaba completamente despierta-. ¿O para usted? -ya era demasiado, no podía resistirlo más. La rabia brotaba de su interior y en cualquier instante estallaría. Weatherford estaba cada vez más nervioso. Quería ser razonable, todo lo que deseaba era ayudarla, pero la situación escapaba a su control. Desde el principio debería haberle recomendado un psicólogo. -Por favor, sé razonable. Puedo entender tu dolor, en serio lo hago, pero ya es suficiente. Tu mente se debilita cada vez que ingresas en el sueño. Dentro de poco no vas a ser capaz de distinguir la fantasía de la realidad. -Estoy siendo razonable, nunca fui más razonable en toda mi vida. -tenía que convencerlo como fuera-. Coincido en que los sueños ya no son una posibilidad. Mi cuerpo me pide a gritos que me detenga. -sus miradas se cruzaron por una fracción de segundo y vio en sus ojos la pura verdad, esa verdad que debería permanecer enterrada. -Los dos sabemos que el accidente fue
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mi culpa. Si yo no hubiera… -Detente, no sigas. Es mejor que olvidemos esa fatídica noche. -Pero no puedo olvidarlo. Todo sucedió tan rápido. Y yo soy la única responsable. -sus nudillos se habían puesto blancos mientras hacía su mejor esfuerzo por controlar su respiración. El reloj marcó el final del día y un ruido ensordecedor la estremeció de pies a cabeza. La hora fatídica volvía para atormentarla. -Ya no tenemos mucho tiempo. -Victoria saboreó el ácido que emanaba de aquella palabra. Durante los últimos meses, el tiempo había sido su torturador más cruel, aunque debía reconocer que uno muy astuto. La había conducido con dulces promesas de amor y felicidad hacia una trampa mortal. Luego de esa noche en que lo perdió todo, no veía la luz al final del túnel. Hasta que Frank la ayudó con su pequeño experimento. Por un tiempo la mantuvo cuerda y permitieron que un asomo de esperanza se cerniera sobre ella. Pero otra vez su torturador se consagró ganador en la contienda. Los intensos dolores no le permitían concentrarse. Sus 20 horas de sueño ahora se veían reducidas a 10. No era aceptable. No lo aceptaría. -Revival. Necesito que lo probemos. -Lo había dicho y ya no había vuelta atrás. -¿Otra vez con lo mismo? No sé cuántas veces tengo que decirte los riesgos que conlleva. Estoy en la fase experimental. Los resultados son inciertos. -comenzó a pasear por la habitación, logrando que el estetoscopio impactara contra su pecho una y otra vez. -Estoy dispuesta a asumir las consecuencias. Ya no me queda nada. Necesito que vuelva a mi lado. -¿Estás segura de que no te queda nada? -Frank dejó de pasearse y se acercó a Victoria. Las lágrimas brotaban de ella como un manantial, sin principio ni final. -Por supuesto que no. Revival. Solo eso necesito. Hacerla entrar en razón era un caso perdido y tampoco podía negarse. Nunca había sido bueno en eso. Con Victoria siempre perdía.