Marisa Potes
Huellas en la FIL 2018 Marisa Potes nació en Mar del Plata, Argentina. Es docente y escritora de novelas, reconocida por su participación en festivales literarios, talleres, charlas y seminarios dirigidos a docentes y público general. Autora de los libros “Malacara”, “Quería ser monstruo”, “Mi barrilete vampiro”, “Marimosa y las hormigas”, “Un caso de novela”, “Prisionero de la luna” (primer volumen de la saga La sombra del lobo), “El efecto elefante” y varios cuentos en diversas publicaciones. Colaboradora en el Festival Azabache de Mar del Plata (en todas sus ediciones).
Respondiendo preguntas de los lectores de Huellas de Tinta: 1. Cuando el autor aborda una nueva novela planea una estructura o, al menos, un breve desarrollo de los temas por capítulos. Si en esa etapa no nota alguna traba de ritmo (digamos que plantea descripciones de más de personajes o lugares, o pone un personaje o suceso situado muy lejos geográficamente, físicamente) ¿considerarías que a ese autor le falta talento? No sé si podría hablar de tener o no tener talento. Me parece que se trata de escribir en forma responsable o irresponsable. Uno puede no tener nada de talento –entendiendo a esto por condiciones para la escritura- y no trabarse en nada, porque no se da cuenta de que hay errores de trama, de continuidad, de coherencia, y un largo etcétera, por ignorante o por irresponsable. También puede no tener nada de talento, ser responsable, y dejar sus escrituras para su propio entretenimiento, sin pretender ser el escritor del año. Creo en el trabajo. No se puede escribir una novela de arriba para abajo, sin releer, sin corregir, sin revisar. O se puede, pero no se debería hacer. Sé que sueno mala cuando algunos me preguntan qué le aconsejaría a alguien que está empezando a dedicarse 52
a esto de escribir literatura, porque una cosa que suelo decir es que “no es obligatorio publicar todo lo que escribís, y que el hecho de no saber, de ser nuevo, no disculpa los errores”. Si sabés que tu escritura tiene errores, no la publiques. Que al menos aquello que diste a leer, aunque no sea la mejor novela del mundo, que sea lo mejor que vos pudiste escribir en ese momento. Luego le tocará al editor, si es responsable, jeje, decidir si hay que retocar, corregir, agregar o desechar. 2. ¿Te resultó desafiante escribir “Marimosa y las hormigas” o, por el contrario, fue algo que simplemente surgió y no sentiste presión al hacerlo? Me resultó muy desafiante. Todo lo que he escrito lo escribí solo porque tenía ganas, sin una propuesta previa de tema ni de género. Algunas con propósitos, como por ejemplo, escribir para un concurso, pero no a partir de una propuesta tan clara como esta. Sentí que tenía dos desafíos importantes, que en realidad se resumían en uno: escribir un cuento que fuera fiel a los hechos de horror, para niños pequeños, y que ese cuento fuera respetuoso de Ledda y su familia, y de todos los que están representados en ella. Por eso cuando Ledda me dijo “me gusta; me encanta” luego de