Ya en Argentina Lo que sucedió con la medusa - Ali Benjamin (Océano/Maeva) 320 páginas. Suzy Swanson está segura de que conoce el verdadero motivo de la muerte de su amiga Franny Jackson. Todo el mundo dice que es imposible saber lo que realmente ocurrió, que son cosas que pasan. Pero Suzy sabe que tiene que haber una explicación científica. Apenada por la muerte de su mejor amiga, y por los últimos momentos que pasaron juntas, se recluye en su mundo interior y decide no volver a hablar. Convencida de que la muerte de Franny se debió a una picadura de medusa, inventa un plan para demostrarlo, aunque para ello tenga que dar la vuelta al mundo sola. Mientras se prepara para esta aventura, descubre cosas extraordinarias, entre otras, que la capacidad de amar y de tener esperanza están más cerca de lo que creía.
Dime qué significa para siempre - Sarah Dessen (Océano/Maeva) 400 páginas. El verano antes del último curso de instituto, Macy lo tenía todo cuidadosamente planeado. Pero sus planes no incluían que la dejara su novio. Ni trabajar en el catering Deseo. Ni tampoco, desde luego, incluían a Wes. Pronto Macy descubrirá que las cosas que menos esperas, son las cosas que más necesitas.
Espontánea - Aaron Starmer (Océano Travesía) 362 páginas. El último año de instituto de Mara Carlyle se desarrolla de la forma esperada hasta que un día: ¡bum!, uno de sus compañeros explota en mitad de la clase. Ese será el primer caso, pero no el último, de una alocada serie de combustiones espontáneas que pondrá en jaque la vida de Mara y el orden normal de las cosas. A partir de entonces, Mara hará lo posible por graduarse de una sola pieza. Y es que su último año está siendo verdaderamente explosivo: se ve envuelta en una sorpresiva historia de amor, cuarentenas, setas alucinógenas, blogueros, camiones de helado, agentes secretos y las expresiones más groseras que hayas oído decir nunca a la presidenta de una nación.
Los criminales de noviembre - Sam Munson (Oceano Travesia) 328 páginas. “La mayoría de la gente de mi edad pierde el tiempo así, hablando hasta que toda su energía e intención desaparece. Es difícil no hacerlo, porque todo está sin decidirse, tanto que crees que puedes transformarte en lo que sea, superar lo que sea. Nadie puede ver todo ese potencial sin hundirse en el terror o por lo menos sentirse tentado al letargo gracias a la aparentemente exuberante cantidad de tiempo que tiene frente a uno. ‘Qué hijo de puta tan pretencioso’, estarán pensando. No importa. Sé que tengo razón.” Éste es el alegato de Addison, un adolescente que se rebela a seguir las normas establecidas, y al que la investigación del violento asesinato de uno de sus compañeros de clase le servirá de confesión escrita de su maltrecho mundo interior y de diatriba airada contra una sociedad hipócrita y carente de identidad. Los criminales de noviembre se introduce en el terreno de la clásica novela realista adolescente y, con garra y erudición, consigue abrirse paso hacia un territorio nuevo y único.
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