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Inés Arredondo legó una literatura crítica con temas como erotismo, locura y muerte

la Universidad Iberoamericana, además de participar en la redacción del Diccionario de Literatura Latinoamericana, editado por la Unesco y del Diccionario de historia y biografía mexicanas.

La época que le tocó vivir estuvo marcada por diversas escuelas literarias, desde el surrealismo y el existencialismo hasta la aparición de escritores mexicanos que buscaban expresarse con libertad. Empezó a publicar en la década de los sesenta, como parte de una generación de autores como Juan García Ponce, Juan Vicente Melo, Salvador Elizondo, Sergio Pitol, Rosario Castellanos, Jaime Sabines y Rubén Bonifaz, entre muchos otros que hoy son considerados clásicos.

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En 1953 se casó con el escritor Tomás Segovia y tiempo después, debido a la muerte del segundo hijo de ambos, entró en un periodo crítico. Se separaron en 1962. Para algunos especialistas, Arredondo tiene ciertas similitudes con otras escritoras de su generación, como Guadalupe Dueñas y Amparo Dávila, y podría decirse que, con otras, como Emily Brontë.

Hispánicas; tuvo como maestros a Carlos Pellicer, Francisco Monterde y Julio Torri y convivió con autores como Rubén Bonifaz Nuño, Rosario Castellanos y Jaime Sabines. También estudió arte dramático y biblioteconomía.

A lo largo de su vida trabajó como redactora, investigadora, conferencista, guionista, laboró en la Biblioteca Nacional, impartió cátedra en la Escuela de Teatro de Bellas Artes, en sustitución de Emilio Carballido, dio clases de Historia del teatro en

La escritora fue merecedora de la beca Fairfield Foundation, de Nueva York (1962) y beneficiaria de la beca del Centro Mexicano de Escritores (1961 a 1962). Fue galardonada con la medalla Fray Bernardo de Balbuena, otorgada por el gobierno de Sinaloa en 1986; recibió un homenaje en Culiacán en reconocimiento a sus méritos literarios, en 1987; el doctorado honoris causa por parte de la Universidad Autónoma de Sinaloa, en 1988, y un segundo homenaje a su calidad literaria, durante el II Festival Cultural de Sinaloa, en 1988.

/ octavIo martínEz

Sin reglas definidas y mucho menos interés de parte del World Athletics ni del Comité Olímpico Internacional, la caminata de los 50 kilómetros cambió en 2022 en el Campeonato Mundial de Atletismo de Eugene, en Estados Unidos, donde se compitió por primera vez en la distancia de 35 kilómetros, de manera individual tanto para hombres como para mujeres. “Esto pone en riesgo la preparación de cientos de jóvenes aspirantes a competir en la próxima justa olímpica”, advierte el doble medallista olímpico Raúl González.

A menos de año y medio de los Juegos Olímpicos de París 2024, la prueba de larga distancia de la caminata, que en su momento se competía en la modalidad de los 50 kilómetros, en la que México ganó tres medallas olímpicas, se encuentra a la deriva en cuanto a su organización, a diferencia de la prueba de 20 kilómetros, que ya tiene asegurado su lugar en el calendario olímpico.

Tras reducir la prueba de caminata de 50 kilómetros a 35 kilómetros, ni la World Athletics –que rige el atletismo en el mundo– ni el Comité Olímpico Internacional (COI) han determinado cómo se realizará. Sólo se ha informado que será una competencia de relevos mixtos en ambos géneros, pero no se ha definido de cuántos integrantes, los parámetros de clasificación y tampoco se ha convocado a una prueba piloto con estas características que permita a los marchistas tener un parámetro más claro.

Raúl González, doble medallista olímpico en los Ángeles 1984 y entrenador de caminata en la modalidad de larga distancia, sostiene en entrevista que una vez más las autoridades mundiales del deporte están dejando de lado a la marcha atlética, disciplina que en años anteriores ya había registrado incertidumbre por polémicas descalificaciones.

El también exdirector de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte (CONADE) dio a conocer su intención de organizar un frente integrado por exmedallistas olímpicos para presentar una propuesta de la prueba y solicitar de manera formal el esclarecimiento de las reglas ante el World Athletics y el COI porque está en riesgo la preparación de cientos de jóvenes aspirantes a competir en la próxima justa olímpica.

“Estoy hablando con algunos de los más representativos medallistas olímpicos del mundo, obviamente también con los medallistas olímpicos mexicanos para presentar no sólo una inconformidad, sino una propuesta nacida desde quienes lo practican, lo practicaron y ganaron medallas olímpicas y tengan legitimidad; es una propuesta viable y con razones y bases técnicas, estoy hablando con mucha gente de Italia, Colombia, Ecuador y España para hacer una propuesta concreta será en estos días y la propuesta será dirigida a World Athletics y al Comité Olímpico Internacional”, explicó González.

En los pasados Juegos Olímpicos de Tokio 2020, cuya justa finalmente se tuvo que recorrer y celebrarse un año después por la pandemia del Covid-19, la prueba de la caminata de los 50 kilómetros estuvo presente por última ocasión.

En 2022, en el Campeonato Mundial de Atletismo de Eugene, Oregón, Estados Unidos, se marchó por primera vez en la distancia de 35 kilómetros, de manera individual tanto para hombres como para mujeres. Los ganadores de la prueba implementada en este campeonato fueron en su mayoría andarines que días antes habían triunfado en la justa de 20 kilómetros.

En la última reunión del Consejo Mundial de Atletismo celebrado en noviembre pasado en Roma, Italia, en un encuentro

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