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Templo de Artemisa 12Coloso de Rodas
T em p lo d e a rt em isa
Puede que tengas tu propia opinión sobre cuál fue la más grandiosa de las Maravillas, pero pocos han estado más seguros que Antípatro de Sidón.
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"He puesto los ojos en el muro de la alta Babilonia en la que hay un camino para carros, y la estatua de Zeus junto al Alfeo, y los Jardines Colgantes, y el coloso del Sol, y el enorme trabajo de las altas pirámides y la vasta tumba de Mausolo, pero cuando vi la casa de Artemisa que se elevaba a las nubes, esas otras maravillas perdieron su brillo, y dije: 'Aparte del Olimpo, el Sol nunca vio en algo tan grandioso", expresó en su tributo al Templo de Artemisa.
Dicho esto, el templo tuvo una existencia difícil y violenta, tanto que en realidad hubo varios templos, construidos uno tras otro en Éfeso, la actual Turquía. La Maravilla fue destruida repetidamente por una inundación del siglo VII a.C., un pirómano llamado Herostratus en 356 a.C. -que quería alcanzar la fama por cualquier medio- y una incursión de los godos germánicos orientales en el siglo III. Su destrucción final se produjo en el año 401 d.C. y quedaron muy pocos restos; hay unos pocos fragmentos en el Museo Británico.
En su forma más impresionante, la versión que inspiró el relato de Antípatro, el templo de mármol blanco tenía una extensión de más de 110x55 metros, con toda su longitud adornada con tallas, estatuas y 127 columnas. En el interior había una estatua de la diosa Artemisa, un lugar de homenaje para los numerosos visitantes de Éfeso, que dejaban ofrendas a sus pies.


Co lo so d e ro da s
Erigido en 282 a.C., el Coloso de Rodas fue la última Maravilla construida y una de las primeras destruidas. Permaneció en pie durante menos de 60 años, pero eso no lo descalificó de ser considerado una Maravilla.
La imponente estatua del dios sol Helios fue erigida durante 12 años por el escultor Cares de Lindos para celebrar un triunfo militar en un asedio de un año. La leyenda afirma que la gente de Rodas vendió las herramientas dejadas por su enemigo vencido para ayudar a pagar el Coloso, fundió las armas abandonadas para aprovechar el bronce y hierro en la edificación y usó una torre de asedio como andamio.
Con vistas al puerto, Helios medía 70 codos -unos 32 metros- de altura, y posiblemente sostenía una antorcha o una lanza. Algunas representaciones lo muestran a horcajadas sobre la entrada del puerto, permitiendo que los barcos naveguen entre sus piernas, pero esto hubiera sido imposible con las técnicas de la época. El Coloso no fue lo suficientemente fuerte para resistir un terremoto en el 226 a.C., y la estatua se hizo trizas. Los ciudadanos de Roda no quisieron reconstruirla pues un oráculo les dijo que habían ofendido a Helios. Así que los pedazos gigantes de la que había sido una colosal escultura permanecieron en el suelo donde habían caído durante más de 800 años, atrayendo visitantes.
El historiador Plinio el Viejo escribió: "Aun acostada, despierta nuestro asombro y admiración. Pocos pueden agarrar el pulgar con los brazos y sus dedos son más grandes que la mayoría de las estatuas". Cuando fuerzas enemigas finalmente vendieron los restos del Coloso en el siglo VII, se necesitaron 900 camellos para cargar todas las piezas.