Memento Mori - Luba Malun

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Bartoli, Agustina Memento Mori. - 1a ed. - Barranqueras : el autor, 2015. 80 pp. ; 23x16 cm. ISBN 978-987-33-8199-7 1. Poesía Argentina. I. Título CDD A861

Fecha de catalogación: 16/07/2015


Memento Mori

Malun Apoyando la autogesti贸n

C铆trico Ediciones



“Mientras pienso en destruir toda realidad aparente, se deshace la idea de volver a mismo lugar, respondiendo al llamado de la locura, fiel amiga de lo inevitable y devastadora amante de la soledad. Hermoso sentir nos envuelve, nos cobija y tranquiliza, esperando no ser uno mĂĄs en el pozo.â€? Krishna Ozorio


Prólogo Memento mori casi con insolencia nos escupe en la cara el incómodo recuerdo de la propia muerte. Entre lineas, la libido onírica vaga dejando a su paso postales de momentos cotidianos cristalizados en un ámbar poético, de ternura y demencia, de grotesca belleza, de "visiones rotundas" de un mundo invisible que nos envuelve y atraviesa, donde nuestro microcosmos flota, suspendido en el espeso flujo del azar, al que veces llamamos destino. En este espacio, un hueso roto muta en poesía, el vicio viste de fiera al acecho. Las palabras vibran, crean, nombran y aniquilan realidades aparentes. Las palabras bailan dominadas por la melodía


de pensamientos insomnes. Es este poemario un visceral recorrido a travĂŠs de la espesa naturaleza de una mente que transmuta lo efĂ­mero, dando a los instantes el valor de lo eterno. Sacerdote Judas


























I


La tormenta

Se avecina la tormenta que darรก fin al infierno. Nacerรกn visiones rotundas en medio del campo. Bajo un sol inevitable todos, todos seremos manchados, testigos, pasajeros. Se urden mensajes detrรกs del follaje. Bailan lento, las sombras juegan con mi mente.


Te veo en la ventana

Te veo en la ventana con el vacío en la mirada. Una extraña busqueda te revuelve las entrañas, allá, donde la Bestia acecha, espera. Se esconde entre las ramas de las palmeras, bajo una luna artificial. Nos espía con malicia, y con padeciente complacencia se quita de encima un lagrimón que sabe de moretones, agites y marcas. Ni una sola hoja se mueve, igual apagamos el ventilador. El tejado, los gatos, los frutos derramados son un megáfono que golpea tu atención, y yo que aún no escucho; pero igual sangro. Gotitas dibujando un tibio sendero de violencias, ¡en esta piel tan blanca!


Te vi al fin, de frente a la locura; ÂżCuĂĄnto de todo esto es real?


MEMENTO MORI

Se oían pasos al otro lado, cada vez más cerca. Cuando el sonido parecía que al fin iba a tocarme, sin explicación y sin más desaparecía. Eran delirios de trasnoche las complicidades del día. La secuencia interminable acabó disfrazándose de presagio y me llevó con él. Memento mori. El tiempo va hacia atrás, si prestamos atención. Fue un invento de la muerte. Cada noche se repetía el delirio, comprendía esa lluvia de suave y fresca fatalidad. Te necesitamos con nosotros para ser quienes somos. Beber cada hilo de vino derramado, ritualísticamente. Memento mori. Las plantas, las aves, las fieras lo saben.


Es por eso que no se corrompen en la ambici贸n, ellos simple y naturalmente son verdad. Viva la tierra la lluvia Viva la muerte invadiendo el tiempo.


Sobre Crimen y Castigo

Me salpicó su sangre

antes de que el crimen sea cometido. Sus manos blancas, heladas se congelaron en el aire como pretendiendo evitar lo inevitable. Una parálisis generalizada de frente al vacío, resignación. Una reverencia desesperada. El filo de un hacha apuntando a su sórdida vejez. Quitarle el dinero y todos los años era el propósito que me exigía la liberación de los que me aman. Justo en ese momento en el que vería caer a la vieja Alena, las luces se apagaron.


Fábricas

Se presentó una puerta

ya conocida y me apropié de todas las visiones. Caminando despacio, sabía dónde y por qué estaba en ese lugar. Silencioso fantasma, expulsé todo el olvido luego de permitir que el polvo y la maraña me vuelvan a encontrar. El lente se puso amarillo. Toda esta miseria también es mía. Mi fondo quiso por alguna razón volver. Los pasos, el silencio. Un instante hacia la inexistencia, la vejez, el olvido. Cual mausoleo, allí todo se marchita. Sobrevolaba en la transparencia verdosa de las chapas, trepaba hacia esas vigas grasas, de hierro viejo, saltaba y me hundía entre los hilos, entre los lienzos, siem-


pre hallando una razón para negar. De frente a la fantasía, buscaba la manera de conciliar puertos y construir puentes que den fuga y alivien el peso de todos los años, del declive, de la locura. Una columna de fuego se alzaría sobre las ruinas, pero también sobre nosotros mismos, purgándonos con humo de toda maldición. Sería un gran incendio, tan inmenso como fugaz. Las nubes sufrirán su caricia abrasadora para volverse al polvo y desaparecer. Entre fantasmas y sus gritos, nuestros gritos. El hombre correrá hacia la llamas y se perderá al fin.


La última flor

La última flor de la temporada, pequeña, lila, maltrecha descansa. Letargo de momia, belleza sencilla. La muerte llegó y somos suicidas.


El movimiento del fuego

El movimiento del fuego, su calor salpicĂĄndote la cara. Se refleja en esas botellas brillantes, inĂştiles. Oscilar de ritmos, meterse en el mambo. Viajar, viajar, viajar.


Un océano

Hay un océano,

un mundo cercano al fondo que no es el fondo. Allí nos arrastramos y flotamos sin fuerza gravitacional. Luego de la explosión, no quedó nada del otro lado más que materia desperdigada. Cuando nos encontramos, desposeídos, fue rápido el suspiro y el estirón hacia arriba. Un toque de frescura, como lavarse la cara con aguas claras, como respirar amaneceres. Abrir los ojos y estar en la cumbre, el pico siniestro del fin. Un sincretismo extraño de claridad y vértigo, el zumbido del viento. De lo que tengo nada me sirve, nada es real.


Rasguño criminal

Pasarán las horas atravesando todos los cuerpos. No existe el perdón. ¿Qué es el consuelo? Comida y sus etnias de culturas sangrando, salpicando. PLAF PLAF Rasguño criminal.


Si tuviera que elegir

Si tuviera que elegir, pensó, haría de este dolor un crudo pedazo de carne por arrancar, palpitando entre mis dientes. Te arrancaría el mal dolor en una masacre de amor primordial. Vivir también fue un engaño de la libertad, suave y constante. La carne del dolor nos contrae, echando raíces hasta el fondo, enredándonos. El gran abrazo de la vida, el de ser en el tiempo. Acorazados, todos los movimientos triviales nos llevan al mismo rincón apretado, donde la emoción pesa pero pasa, como entre los dedos el aire que no notamos. Definamos las herramientas.


Liturgias y otros ritos

¡Silencio!

Se presumen liturgias y otros ritos devastadores. Es mejor el sigilo que despertar en ocasos de flores. Oh no, no busques más esa porción siniestra, esa gotita de miel, pimienta roja y alquitrán. Senderos misteriosos hechos de luz y oscuridad, aquellos pasos que hoy me depositan en este lugar, sin nada de lo que me pueda agarrar. Fueron la huella de todos tus fantasmas. La cúspide de una ilusión que retrocede. Colgar sin broches la cuota justa de mi desesperación idiota.


Jauría furiosa

También fui parte de la jauría furiosa, anónima, nocturna. Con ella se hacía la luna, para fundirse en las aguas de todos los charcos y desaparecer en el barro de cualquier amanecer. Voy juntando cosas de a poquito, todavía sin saber para qué. Oculto en su vientre un dolor infinito le da ese toque, esa particularidad a los ojos que andan como perdidos, gimiendo la ceguera del amor.


Romances con la miseria

Llegó ese tiempo de curtir romances con la misera. Un gato negro afuera juega con su propia sombra. El pulso vital duerme y se abre paso hacia una dulce desolación. ¿Dónde estas, amor mío? En medio de este clima que traiciona, es más débil la lluvia que el dolor. Los reflejos plantando una ilusión que desaparece a penas cuando ésta comienza a ser. Los silencios han protegido esta frágil resolución. Los coros del pasado, un remoto encuentro con la nostalgia y te miro desde lejos sin saber cuál es el cuerpo y cuál es la sombra. Te miro de lejos y a penas


comprendo que a quien miro soy yo. Desterrado el eclipse, es preciso reconocer que en el juego se intercambian los roles, constantemente. Atrapados, tambaleando en placeres malos somos la cima de todo ardor. ¿Dónde estas amor mío? ¿Dónde estas?


Los fuegos artificiales

Los fuegos artificiales

de la erupción volcánica salpicaron. Todavía tengo el moretón, verde violáceo, el cielo de tus brazos. Consumí las llamas y me embriagué de humo. Pantano de ceniza, como brasa la vida, me consumo.


Pintar flores de rojo

Robamos una flor,

antes que nada, para tener mejor suerte. Del bar a las veredas, en la vereda la ambulancia. Viaje a la suturas y sangre para no olvidar. Volver del hospital, un rescate exitoso hacia el declive mental. Violencia, veneno. Estábamos todos locos buscando dónde aletargar. Entonces se presentó el morbo de la vida fácil, vida luna, vida sola. Hay algo disfrazado de nada que me tatué en la piel y extraño algunas cosas más de lo que las necesito. Veneno, violencia. Hubo una ocasión en la que esa flor se pintó. Hundir las manos en tarros de pintura, quería salpicarme en lo más


hondo, ser parte del crimen. Pintar flores de rojo me visti贸 de homicida, todos los d铆as cuando el reloj marca las seis. No lobo, no.


Enmudecen

Enmudecen

para tragarse ademanes de intenciones que fracasan. En el silencio anida esta soledad que asalta de a ratos, en todas mis predicciones. A duelo con la resignaci贸n rescato algo que no sea obstinado y lo guardo en el caj贸n.


¿Cómo hacer...?

¿Cómo hacer para extirparme todo el dolor? Corona mía. Los nudos trazan melancólicas figuras imaginarias y me derramo en pasillos que no me pertenecen. No estoy. A manotazos de ahogado llamo a la confianza, fraternal compañía en un mundo hecho de ideas. Me cuelgo y transformo la fantasía en un espectáculo que se sostiene sobre las llamas. No importa hacia dónde mire, áspero sentir hace idónea a la locura desperdigada. Estoy dando mi mejor esfuerzo, estoy sintiendo ese calor suicida. Tan fácil sería. Tan tibio alcanzar. Al otro lado, Caronte cuenta mis monedas. No sé si alcanzan, llevo un par de


marcas bien cotizadas en el subsuelo.


Nuevos espejos

Vamos encontrando

nuevos espejos en los que reflejarnos, derramarnos en un caudal de im谩genes y sensaciones. Lo que nace y muere condensado en la misma porci贸n de existencia. Eso que brilla en la sombra. Luces que se encienden y se apagan. Astros y formas puras. Naufragio del alma, florecen las patas blancas del buey.



II


Latir con el infierno

Latir con el infierno para descubrir el cielo. Sentir la oscuridad anidando en el pelo. Con la hierba serĂŠ absuelta, libre. SerĂŠ con los vientos.


El nervio

Se aplasta, se retiene.

El nervio

se duerme. Por acariciar los límites jugué a la ruleta mil veces. Era una rusa siempre dispuesta a perder. Me embarré los dedos con todo el miedo. Sumando derrotas cociné esta victoria. Había claves en el fondo y resolví la mejor. Llueve y todo es hermoso. Krishna, el cielo es para vos.


Cicatriz

El relieve de mis deseos,

late. Me observo atentamente, cuidando cada detalle. Me recorro en la observaci贸n. Tenazmente, con altivez y fijeza sigo cada uno de mis senderos para perderlos en la profundidad de la carne.


La huida

De cualquier manera,

todo se estira en la continuidad de un aparente sinsentido. Un lapsus en la historia. Te llenás de tierra en la huida, de bailar entre pinos y leña. Humo. Dormís en la brisa de una familia de tacuaras adormiladas. La música más pura zumba por encima de todas las palabras. Ese horizonte de inmóviles gigantes. ¡Aquí estamos! Y allá las horas ni se notan, estamos turbios, tristes. La soledad fue mansa y diestra. Este paraíso aislado guarda bien su demencia, tan cruda, simple y opulenta. Retornamos. La noche más espesa, su densidad es tan profunda que desaparecés en el misterio de cada uno de sus rumores. Había


sido que no todo era nada. Esas miradas desconfiadas apuntĂĄndote la diferencia. Pero no importa. Este es mi paraĂ­so circunstancial.


Un daño

Un daño que duraría

toda la vida. Como la marca del ganado, una cicatriz implacable hecha de huestes y destellos. Un ejército invisible decae en la primer depresión y nos escondemos. Nos disfrazamos de otros en otro lugar que no sea como éste. Hermoso y fugaz, nos atraparon y mataron. La transmigración se hizo a la sombra del último abrazo. Para emprender mejor el viaje, siempre estaríamos juntos en el caos, flotando en su desorden organizado y el contacto es puro, tenue. Audaz. Lenguaje de vibraciones y de abstracto. Me deslizo despacio, cargando la masa invisible de nervaduras y puentes. Me


deslizo despacio, muy despacio buscando el momento justo para estallar.


Intrusos

Tan pequeĂąo, chiquitito, sucio, el desquicio, se me va la cabeza con las ratas inmensas que se comen todo, todo, todo y los hongos. ÂĄPor vicio morirĂĄs! Arrastrada, sola en la oscuridad. Como intrusos tuvimos que salir y dormir a la intemperie, donde la maquinaria ruge antes de que comience a salir el sol. Aun buscando, nunca pude verte amanecer.


Transición

Las visiones que

te atraviesan se meten dentro tuyo y a medida que te volvés parte de ellas, como en un suave embudo que te lleva y te trae al mismo lugar pero bajo extraños efectos que lo transforman todo, nos escurrimos las faltas. Contemplación, donde descansa el monte mil veces bajo el mismo dios. Después del resplandor se hizo un tormento que el entumecimiento de un golpe rompió. Apareció ante nosotros un portal que caminamos rápido. Esta luz es transición. Se eleva invisible su transparencia manchada con el sol.


III


El proceso

Viví el proceso de toda la transformación. Tuve que matarme para aprender y eso era lo que yo quería. Cuando me acosté, sufrí la fragilidad de las pulsaciones. Me detuve ante mi reflejo, completamente incapaz.


Grietas

Las fallas del laberinto bifurcan grietas que gozan en su resplandor. Nos saludan e invitan a errar y llegar a otros mundos, otros seres a nuestro alrededor. Por encima de las pequeĂąas voluntades, al fin seremos todo, indiscutible, inerte. Las redes misteriosas, lo inexplicable es tan seductor. Fuimos hechos para caer y (quizĂĄs) a veces algo mĂĄs.


Acompañándonos va la locura

Acompañándonos va la locura, con su infernal satisfacción. Construyen caminos difíciles, rebuscados. En la tragedia de la incertidumbre las hormigas están inquietas bajo el sol.


Hacia lo inevitable Vamos hacia lo inevitable, salteando el terreno (todos los terrenos), mojándonos las manos (se escurre entre los dedos). La vida es hermosa: un secreto público, universal, que dé sentido a todo esto. (El sentido es la propia búsqueda) ¿Qué importa el relleno de tu alfajor?


Pensé que estaba en un sueño

Pensé que estaba en un sueño. Me asaltó la imagen, la fiebre. Me frotaba el pelo. Un par de muñecas me cantan canciones que salieron de cadáveres. EL FRUTO QUE BUSCO. Mensajes del futuro. Me aturden las voces. TODAS LAS VOCES no pueden hablar al mismo tiempo. TODOS LOS TEMPLOS sagrados caerán. El derrumbe. TODAS LAS PERDIDAS que alumbraron el encuentro. Gozando inmundicias, néctar que descansa en el secreto. Bajo las rocas dormiré.



Sobre Malun,

Nació en abril del '92, en la ciudad de Resistencia. Multifacética, no pudo acostumbrarse a la vida académica postergando sus estudios de filosofía en la Universidad Nacional del Nordeste. Actualmente, buscando la mejor manera de sobrevivir.


Indice Prólogo..................................................6 La tormenta.........................................34 Te veo en la ventana............................35 MEMENTO MORI..............................37 Sobre Crimen y Castigo.......................39 Fábricas...............................................40 La última flor......................................42 El movimiento del fuego.....................43 Un océano...........................................44 Rasguño criminal................................45 Si tuviera que elegir............................46 Liturgias y otros ritos..........................47 Jauría furiosa......................................48 Romances con la miseria....................49 Los fuegos artificiales..........................51 Pintar flores de rojo.............................52 Enmudecen.........................................54


¿Cómo hacer...?...................................55 Nuevos espejos....................................57 Latir con el infierno............................60 El nervio..............................................61 Cicatriz................................................62 La huida..............................................63 Un daño...............................................65 Intrusos...............................................67 Transición...........................................68 El proceso............................................70 Grietas..................................................71 Acompañándonos va la locura............72 Hacia lo inevitable...............................73 Pensé que estaba en un sueño.............74 Sobre Malun,.......................................76


Gracias a todos los que hicieron posible la materializaci贸n del libro, directa o indirectamente.

Infinitamente gracias al universo por situarme en este lugar, en este tiempo.

Apoyando la autogesti贸n

C铆trico Ediciones

Compilado en junio del 2015 Barranqueras, Chaco.



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