entiendo la alegría de este poema. De alguna manera, los amentos de sauce parecen amar al viento, y parecen ser amados por él». Por mi parte, escribí el siguiente poema: «Aquel día, al sur de la ciudad, montados en el carro de caballos con el profesor de Jinzhou, los amentos de los sauces se esparcieron sobre nosotros».
AKIKO YOSANO • 35