LIJ Ibero. Revista de Literatura Infantil y Juvenil Contemporánea.

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Sin embargo, advierte Margit Frenk que: El historiador de poesía medieval . . . se mueve inevitablemente entre sombras. ¡Cuántos eslabones perdidos! ¡Cuántas obras desaparecidas, cuántos textos truncos y testimonios insuficientes, inseguros! Lo que llegó a ponerse por escrito quedó expuesto mil veces a la destrucción; si algo se ha salvado es por milagro. ¿Y qué decir de lo que no se escribió nunca, de la poesía cantada, esencialmente oral, que no necesitaba ponerse en el papel para mantenerse viva en el recuerdo? ¿Qué podemos saber de las canciones que acompañaban los bailes en las fiestas de aldea y de las que entonaban los labradores, los artesanos, las muchachas, en sus quehaceres diarios? Una espesa neblina se cierne sobre esta realidad viva, bullente, cotidiana, ocultándola a nuestra vista. (Entre folklore 13)

Y a pesar de ello, la memoria colectiva actualizada en la individual, mantiene muchas de esas canciones populares, orales y anónimas, que se repiten una y otra vez, de generación en generación, especialmente entre la gente del campo, menos en las ciudades, pero que por abuelas, nanas, cuidadoras u otras personas que prestan servicios domésticos, se conservan, especialmente las canciones infantiles, aunque con muchas variantes (“Naranja dulce, limón partido...” “A la víbora, víbora de la mar...”, “Amo ató matarilerilerón...”) De este modo, las memorias colectiva e individual preservan, en forma muy tímida y cada vez más débil, aquellos poemas líricos, entre los que se cuentan los romances y los corridos tan vívidos en la actualidad de nuestro país, corridos nuevos conformados al modelo de los antiguos. Pero la escritura, por otra parte, aliada de la memoria, contribuirá, aunque también de manera bastante insuficiente, como afirma Margit Frenk, a la conservación de las expresiones orales líricas o épicas, y digo épicas porque se puede considerar al corrido como una variante, aunque no señorial sino con personajes populares, de este género poético. El paso del tiempo, lo endeble que resulta el papel o sus análogos sobre los que se escribe, la borradura de la tinta, los insectos y los roedores, la humedad y otros factores ambientales, contribuyen a que tampoco la escritura pudiera preservar de manera segura los mitos, leyendas, cuentos, poemas orales. Adicionalmente, tenemos que tomar en consideración que es muy distinta la consignación por escrito de la continuidad oral. En ésta las reglas mnemotécnicas son fundamentales; la entonación, el canto, las anáforas y epíforas, las repeticiones, las series paralelas, hacen posible que se mantengan los poemas en la me112


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