Pregúntaselo al gato de Melinda Metz - cap 1

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12 / Melinda Metz

El porche estaba descubierto, al contrario que el de su nueva casa, pero no le preocupó. Mac levantó el labio superior mientras continuaba con sus exploraciones. El perro descerebrado había estado por allí, eso seguro. Procuró aislarse del hedor, recordándose que estaba en una misión importante, cumpliendo con su deber. Sus ojos iban de acá para allá, observándolo todo, buscando y buscando. Y entonces la vio: una pequeña ventana circular semiabierta en el segundo piso. ¿Subirse allí? Sin problemas. El gran árbol que crecía al lado de la casa parecía haberse colocado ahí como escalera de acceso personal para él. Trepó rápidamente, le dio un pequeño empujón con la cabeza a la ventana para abrirla un poco más y se coló dentro de un salto. Fue a caer precisamente encima de lo más perfecto que podía llevarle a Jamie. Era algo saturado de magníficos olores, con el aroma a soledad que haría que Jamie se diera cuenta de que ese humano macho necesitaba compañía, tanto o más que ella. Mac sujetó con la boca el trozo de ropa disfrutando del sabor que acompañaba a los olores. Completamente satisfecho de su éxito, volvió a trepar al alféizar de la ventana y después saltó hacia la noche arrastrando su premio con él. ´´´ A la mañana siguiente, un potente maullido de llamada despertó a Jamie. —¡Ya voy, Mac! —murmuró. Aún medio dormida, anduvo dos pasos y se dio de bruces contra la puerta del armario. Bueno, al menos el golpe contribuyó a sacarla de la semiinconsciencia, aunque solo en parte. Claro. Era lógico. Era su casa nueva, en la que el armario estaba al lado contrario de la cama que en el antiguo apartamento.


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