La institutriz silenciosa de Julie Klassen - cap 1 a 3

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caballero ya entrado en años, cuyos cabellos grises asomaban por debajo del sombrero de terciopelo. Su cara, angulosa y aristocrática, estaba casi tan encendida y roja como su abrigo. —Ha intentado matar a los sabuesos —acusó otro—. Ha dejado medio cojo al perro guía. —¡Pensé que eran perros salvajes! —exclamó Olivia intentando así defenderse. —¡Perros salvajes! —repitió el cazador, que llevaba un cuerno colgando del hombro—. ¡No me lo puedo creer! ¿Es usted idiota? Se pasó la manga por los ojos para limpiarse el barro e intentar aclararse la mente. —No, no lo soy. Yo… yo. —Pues yo la creo, caballeros —dijo el jinete del caballo negro desmontando y casi arrebatándole la estaca de las manos—. Está claro que iba armada para defenderse de los perros salvajes. —Dado el aspecto de esta muchacha, yo diría que viene de participar en una pelea en el barro… y que ha perdido —dijo burlonamente el corpulento jinete del ruano. Todos los hombres se echaron a reír ante el comentario. Intentando no hacer caso de las burlas, Olivia fijó los ojos en el caballero, alto y joven, que estaba de pie ante ella. Aunque no era el organizador de la cacería, y probablemente no era mucho mayor que ella, emanaba autoridad con su imponente figura y el impecable terno de caza que vestía, incluidas las magníficas botas de montar. —Siento mucho lo del perro. Y ahora, si hace el favor, le ruego que me devuelva la estaca, señor —dijo, procurando que su voz sonara a la vez educada y fría. Sus ojos brillaron como si fueran dos cristales azules en una cara que hubiera resultado atractiva de no ser por el enfado y la rabia contenida. —Me parece que no. Es usted demasiado peligrosa. Olivia notó cómo, a su vez, la rabia crecía dentro de ella mientras los hombres seguían con sus risas y sus burlas. Pero fue la sonrisa desdeñosa del joven que estaba frente a ella la que estuvo a punto de hacerle perder el control, alterada como estaba debido a la tensión reciente y a la falta de un sueño verdaderamente reparador. Extendió la mano. 33


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