Juego diabólico cap1

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Yo: tengo que irme. Puse el teléfono en silencio y me lo guardé en el bolsillo. A continuación agarré otra cerveza y fui a buscar a Marie y a las demás chicas, que reían a carcajadas por una historia que mi amiga acababa de contarles sobre su chico, Horse. La música era muy buena y, a medida que el alcohol me calentaba por dentro, me iba sintiendo más animada, a pesar de Liam. ¿Qué sabía él, en realidad? Tenía la firme intención de acabar la noche en la cama de Painter. O en su moto. ¿Tal vez debajo de un árbol? Mierda, no me importaba dónde, con tal de que me desvirgara de una vez y consiguiera mi premio, junto con un amable «gracias por la actuación». Sí, ya sé que es ridículo que aún fuera virgen a estas alturas, pero mi padre no mostraba una actitud precisamente amistosa con los chicos que querían salir conmigo. Entre otras cosas, le encantaba enseñarles sus armas y explicarles los efectos que provocan los diferentes tipos de munición al impactar contra un cuerpo humano. Oh, y aparte estaba aquel famoso accidente de caza. ¡Buf ! Después de aquello, los hombres de Coeur d’Alene habían comenzado a evitarme del todo —desde hacía tiempo, lo más parecido a ligar en mi vida eran las charlas virtuales con Liam, cosa que resultaba bastante patética, teniendo en cuenta que vivía a unos seiscientos kilómetros de mi ciudad. Hoy, me dije. Hoy cambiará todo. *** Media hora más tarde, los hombres aún no habían vuelto, pero por supuesto no me limité a quedarme ahí sentada, esperando a Painter. Divertirme con mis amigas era jodidamente bueno. La mayoría eran damas de alguno de los miembros del club —es decir, tenían una relación con ellos. Sin embargo, alguna de ellas estaba igual que yo: colgada. Maggs, por ejemplo. Su hombre estaba en la cárcel, así que se encontraba sola. Aquella noche no había niños en el arsenal, porque se preveía que la fiesta derivaría pronto hacia el lado salvaje. Al otro lado del recinto vi algunos grupos de mujeres esperando a que la cosa se animara. No eran pareja de ningún motero, sino mujeres de fuera que frecuentaban el

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