Aprendiz Masón

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Dr. Jorge Adoum - El Aprendiz y sus Misterios No basta con sacrificar los instintos animales del cuerpo sino que es necesario cargar en la propia alma todos los sufrimientos morales, mentales y físicos de los demás, para poder aliviarlos. Todo Iniciado debe sufrir el dolor del prójimo para saber cómo calmarlo; debe sentir todas las desgracias del mundo en su alma para encontrarles un remedio eficaz. Debe apurar el cáliz del dolor y de la amargura para que su corazón pueda ofrecer curación y auxilio sin limitaciones. Entonces su corazón se convierte en huerto de agonía, donde llora por las desgracias ajenas. Sin embargo, el dolor más grande en esta etapa es la ingratitud y abandono de los seres más queridos de su corazón. Aquí lo abandonan sus mejores anhelos y deseos concebidos para aliviar el mundo, al ver que ellos no bastan sino que es preciso el sacrificio de uno mismo, sacrificio vivo. Cada uno de nosotros puede pasar por esa Iniciación y sentir los mismos dolores. Es la única Iniciación verdadera y, fuera de ella, no hay razón alguna para dar un paso por la senda interna. Para que el lector aspirante la comprenda debe dirigir, por un instante, su pensamiento a Cristo e imitarlo. 103. Supongamos que, al levantarse por la mañana, alguien decida seguir la misma senda de Cristo. ¿Qué pasará entonces?. Ante todo, debe sacrificar el animal en su propio instinto, abandonando todo cuanto pueda satisfacer al cuerpo: lujuria, alimentos refinados, camas blandas, bebidas, etc., y debe someterse a ayunos y mortificaciones, orar, meditar y sufrir toda suerte de privaciones; y todo eso ¿para qué?. Para llegar a tener, con el tiempo, el poder de curar a un enfermo desconocido, aliviar su pena, salvarlo de una desgracia, sin que él sepa quién fue su médico ni quién lo salvó del infortunio. Esa es la primera etapa. 104. Luego, el aspirante a la vida superior debe privarse, por su servicio incógnito e impersonal, de la recompensa, de la fama, de la gloria, proseguir en la pobreza, matar el deseo de cobrar por su trabajo, etc. Por último, es calumniado y vituperado como ignorante inepto, considerado por los pudientes del mundo como un ser inútil en la vida, despreciado y abandonado hasta por sus esperanzas y anhelos. 105. Finalmente, el aspirante tiene que pasar por el tercer sacrificio que es la Crucifixión, la cual dura toda la vida y todas las vidas posteriores, en su obra de salvación, sin la menor esperanza de recompensa. Si alguien piensa en lo que antecede y medita en ello verá: 1°. Que la Iniciación está en el mundo interno del hombre y no es necesario ir a sitio alguno a recibirla; y 2°. Que todo Iniciado debe sufrir los mismos dolores que Cristo. El tercer sacrificio, representado por la Crucifixión, pertenece al espíritu. Consiste en vivir para morir por los demás sin aspirar a ninguna retribución material ni espiritual, en sacrificarse para mejorar el mundo y seguir sacrificándose hasta la consumación de los siglos. 106. Después de saturarse de dolor, el futuro Cristo se vuelve una fuente de Amor impersonal para aliviar todos los males del mundo; mas para llegar a esta etapa es preciso convertirse en Salvador y, para serlo, es menester que en su corazón se una a su mente y se crucifique en el Cráneo o Gólgota. 31


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