Los héroes del Pacífico o aventuras de la ex generala Buendía

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- '4°hasta llegar a Tana, en donde se me reunirá el jeneral lluendia con su ejército. -1 ¿qué número formarán los ejércitos reunidos? preguntó don J enaro. -U nos once a doce mil hombres, cantidad suficiente para destruir el ejército chileno. Tal es, al ménos, la idea que yo he querido i hecho prevalecer en el consejo de jenerales que hemos tenido hoi. -1 ¿no está Su Excelencia enteramente conforme con esa idea? le preguntó don J enaro. Daza bebió una nueva copa, vaciló un instante, i al fin contestó: - Tengo, dijo, algunos temores, o mas bien dicho, la esperiencia me va haciendo dudar algo de las aseveraciones peruanas. - \ para ello, le dijo Buzeta, tiene Su Excelencia demasiada razon, pues hasta hoi poco o nada ha salido conforme con lo que se le ha prometido. -¡Claro! esclamó el jeneral. ¡Vea usted si tengo jus. ticia!' .. Cuando se inició la guerra me hablaban de tal modo del Huáscar, de la Independencia, del Atalmalpa, del iJ1ánco Capac i demas buques de su escuadra, que me hacian consentir que teníamos una gran preponderancia en el mar. ¡Pamplinas!. .. ¡puras pamplinas! En el primer combate montan a la tal Independencia sobre una roca i el Huáscar no es capaz de apresar a la Esmeralda, un barquichuelo de madera! -¡Pero la echó a pique! observó don Jenaro como tratando de defender a los peruanos. -¡Qué gracia! esclamó Daza con sarcasmo despues de apurar otra copa; ¡qué gracia!. .. ¡Un buquecillo de madera con un blindado! ¿I por qué no lo abordaron?


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