Letras del Loco No lo sé.
Original de Alejandro Montaño Barbosa
Tiempo ha, que les conozco, y aún así, siguen, tan determinantes y efectivos, como el primer día que en mí nacieron, atando mis manos, menguando mis fuerzas, definiéndome, y con ello, encerrándome. Son fuertes y pertinaces, tanto como yo se los permito, ¡Y es que algunos son tan entrañables para mi!
II Hoy reflexiono acerca de mi viejo paradigma, aquél que dice llamarse “mis dones inútiles” destrezas que aprendí o que nacieron conmigo, y no aprovecho para salir de esta miseria material, que se transforma en miseria del alma, y todo porque alguien, algún día, me dijo que de eso no se vive. ¿A quién, más que a mí, le importan mis trazos, mis Letras de Loco, mis poemas, esa extraña conexión entre mente y mano, que me impulsa a plasmar garabatos, a veces parecidos a la imagen que me devuelve el espejo, o al sueño de mi hijo, o al rostro y cuerpo de mi ex esposa? Alguna
vez,
de
joven,
me
definí
a
mí
mismo
como
“artista”
y
de
inmediato, voces autorizadas, autoritarias, me recriminaron la falsa modestia de quien se autonombra creador de arte. Mi frágil argumento, de que “artista no sólo es el clarividente, sino también el ciego del pueblo, aquel que no puede ver lo que los demás observan, y por ello tiene que recrear su propio mundo”, no me convenció ni a mí mismo, y en cambio, el comentario lapidario de que verme a mí mismo como artista era una petulancia insoportable de mi parte, me encerró en este nuevo paradigma, de que lo que yo hago no es arte, o cuando más, es un arte 85