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Alfred Binet: Nacimiento de las pruebas de inteligencia
La primera vez que utilizó el término de “test mental” fue en un artículo publicado en 1890. Con él hace referencia a una decena de pruebas que aplicaba anualmente a estudiantes universitarios para determinar su nivel intelectual y poder prever su respuesta a nivel académico.
La primera de las pruebas era la fuerza de la presión ejercida con la mano, medida con un dinamómetro. La segunda, la tasa de movimiento de la mano en el trayecto de una distancia de 50 centímetros. La tercera, el umbral de tacto de dos puntos; esto es, la diferencia mínima perceptible donde dos puntos todavía se perciben como separados. En cuarto lugar, medía la sensibilidad al dolor través del grado de presión necesaria para sentir dolor con una punta de goma contra la frente. La quinta, es la división en dos partes de una línea de 50 centímetros. La sexta, la estimación de un tiempo de 10 segundos y, por último, la memoria o número de letras repetidas después de escucharlas una sola vez. A través de estos parámetros establecía una evaluación psicológica de los alumnos.
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De esta forma, James Cattell introducía el término test mental y lo orientaba a la aplicación de la psicología a los campos de la educación. Así, este psicólogo indicaba que la capacidad mental puede estudiarse de manera práctica. A través de estos experimentos y la realización de estas pruebas, pretendía conocer los tiempos de reacción, discriminación sensorial y presión dinamométrica. Estos test ya habían sido creados con anterioridad por otro psicólogo llamado Alfred Binet, pero fue Cattell quien les puso nombre con el que se conocen a día de hoy. El objetivo de dichos test mentales era, en definitiva, comprobar la dimensión de los atributos psicólogos de una forma objetiva. Así podrían explicarse mejor el desarrollo de estos atributos y obtener información sobre el comportamiento de las personas ante las distintas tareas. Los trabajos de James Cattell, Alfred Binet y Wundt dieron lugar a que se desarrollaran una gran cantidad de pruebas similares para comprender mejor cuáles son las habilidades propias de cada individuo, sobre todo en el ámbito de la educación.
Alfred Binet: Nacimiento de las pruebas de inteligencia.
De padre médico y madre pintora, Alfred Binet nació en Niza durante el ocho de julio de 1857. Sus padres se separarían pronto, trasladándose junto a su madre a París. Allí continuó su educación en el Liceo Louis-le-Grand, donde terminaría secundaria. Una vez acabados dichos estudios, y tal haría Piaget tiempo después, Alfred
Binet decidiría estudiar la carrera de derecho, en la Sorbona. Sin embargo, terminaría desarrollando cierto interés por la psicología, en la que se iniciaría de forma autodidacta.
Binet se casó con 1884 con la hija del embriólogo Edouard-Gérard Balbiani, el cual le incitó al estudio de las ciencias naturales, y posteriormente sería animado por Ribot a continuar sus estudios de psicología.
Alfred Binet
Inicio e investigación en el área psicológica
Atraído por el trabajo psicológico sobre hipnosis y sugestión, temas de gran interés en la época, acabaría trabajando junto con Charcot en la Salpêtrière en aspectos como la hipnosis, la transferencia y la polarización perceptiva. Permaneció en ese hospital hasta el año 1891, en que fue obligado a reconocer públicamente como propios una serie de errores metodológicos cometidos por Charcot como director de la investigación durante la investigación con sujetos supuestamente hipnotizados. Tras ello dejaría la Salpetriere y a su hasta entonces mentor, así como la investigación sobre la hipnosis y la sugestión. El nacimiento (en 1885 y 1888) y crecimiento de sus hijas le ayudaría a centrarse en otros aspectos de la psicología, contribuyendo en gran medida a que centrara sus investigaciones en el desarrollo evolutivo. Realizaría gran cantidad de observaciones respecto a su crecimiento, que le llevarían a desarrollar un concepto de inteligencia e incluso a empezar a desarrollar unas bases de cara al surgimiento de la psicología diferencial. Con el paso del tiempo contribuyó a fundar el primer laboratorio de investigación psicológica de su país en 1889. Llegaría a ser director de dicho laboratorio, ostentando el cargo hasta su muerte. Durante el año 1892 contactaría con él el psiquiatra Théodore Simon, que con el tiempo colaboraría con el en la creación de las primera escala de inteligencia. Binet tutorizaría su tesis doctoral respecto a niños con discapacidad intelectual. Además de ello, en el año 1895 Binet creó la primera revista francesa de psicología, l'Année Psychologique.
Midiendo la inteligencia
En aquella época el gobierno francés declaró la escolarización obligatoria de todos aquellos infantes de entre seis y catorce años de edad. Sin embargo, el repentino surgimiento de dicha ley provocó que se observara una gran diferencia en el nivel basal de conocimientos y habilidades de los alumnos, con lo que la administración decidió que era necesario poder clasificar a los alumnos que presentaran grandes dificultades para seguir una educación formal. Para ello, el gobierno galo organizó una comisión que estudiara de forma científica cómo identificar a aquellos individuos con dificultades para seguir una educación ordinaria, así como la manera en que podrían ser educados y las medidas que habría que tomar con ellos. Binet formaría parte de dicha comisión, la cual terminó dictando que era necesario establecer un método para identificar a los alumnos con retrasos educativos e/o intelectuales. Se determinaría también la necesidad de separar a dichos alumnos de las clases ordinarias, surgiendo la educación especial. Si bien de cara a clasificar las capacidades de los alumnos era necesario emplear algún tipo de mecanismo o instrumento, en aquella época las únicas mediciones psíquicas existentes se basaban en el método biométrico de Galton, el cual obtenía datos a partir de la medición de atributos físicos y fisiológicos. Sin embargo, la inteligencia es un constructo que no podía ser medido del mismo modo, de modo que se solicitaría a Binet que desarrollara algún tipo de instrumento con dicho fin.

La escala Binet-Simon
Con la ayuda de Simon, Binet desarrollaría en 1905 la primera escala de medición de la inteligencia, la escala Binet-Simon. Dicha escala emplearia un criterio de tipo ejecutivo en el que los niños debían emplear sus capacidades para resolver determinadas tareas. Dichas pruebas iban desde lo más sensorial a pruebas más abstractas que forzaban el uso de la capacidad intelectual. Se procura medir lo que tanto Binet como Simon entendían como factor fundamental de la inteligencia, el juicio práctico o sentido común (basado en la capacidad de comprender, juzgar y razonar correctamente).
Se elaboraron un total de treinta tareas, especialmente vinculadas al aspecto verbal y a la resolución de problemas. El objetivo principal era ser capaz de distinguir a aquellos niños de entre tres y trece años que tuviesen dificultades para seguir una educación normativa con el fin de poder ofrecerles un refuerzo. Se tenia en cuenta la edad del sujeto, subiendo con la edad la dificultad y el nivel de abstracción de las pruebas. No se pretendía una medición precisa del nivel intelectual, de modo que en su versión original esta escala no incluye un método de puntuación preciso. Esto cambiaría en 1908, momento en que Binet realizaría una revisión de dicha escala en la que incluiría el concepto de edad mental, entendida como la edad a la que la mayor parte de las personas consideradas normativas son capaces de resolver un mismo número de problemas. Ello permitió establecer si había retrasos más o menos significativos, así como una mejor clasificación de los individuos.
Alfred Binet era contrario a la idea de que las capacidades intelectuales fuesen inmodificables, planteando la necesidad de que aquellos niños con capacidades por debajo de la media realizaran cursos de formación especial con el fin de aumentarlas. Consideraba que el entorno tenía una importancia fundamental en el desarrollo de las capacidades, no creyendo que las diferencias de inteligencia se debieran únicamente a causas biológicas. Esta escala fue popularizada rápidamente debido a la necesidad de ella y a su facilidad de aplicación. Binet continuaría realizando mejoras en ella, más poco después de publicarse su tercera revisión murió debido a un derrame cerebral, en 1911.