REPERTORIUM (leyendas toledanas)

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Repertorium _____________________________(leyendas _____________________toledanas) ______________________________________________________________5· ___

REPERTORIUM (leyendas toledanas)

Jesús Muñoz Romero José Laso de la Vera


Repertorium _____________________________(leyendas _____________________toledanas) ______________________________________________________________9· ___

La leyenda de la casa quemada

Conocida es la pasión de los toledanos por las leyendas que tienen como marco su ciudad, hasta el punto que no hay niño que no conozca las principales de ellas cuando ni siquiera ha conocido todavía las primeras letras. Y es que hay tanto gusto en aprenderlas como en contarlas, pues así, al amor de la lumbre en el invierno o a la vista de un rincón dónde un día, siglos ha, sucedió algo, los toledanos se regocijan si tienen a alguien para contárselas. Yo no soy ajeno a esta herida, y en mi modestia he pasado noches a deshoras leyendo viejos libros y días en la plaza hablando con hombres viejos, con el único fin de recopilar versiones de las leyendas tradicionales de mi tierra o vestigios de otras ignoradas, para contarlas después con placer a cualquiera. De éstas últimas es la que recreo ahora. Me espetó retazos, más que la narró, en varias sesiones, Senén el cantero, un desconcertante amigo de mi padre, luego de haberle oído hablar en cierta ocasión de la casa quemada. No la he hallado inserta en ninguna parte, así que no sé discernir bien si se trata de una invención suya o de un sucedido con atisbo de realidad pasada, que se ha transmitido oralmente de generación en generación.


·10 _________________________Jesús _____________Muñoz _______________Romero _________________y____José ___________Laso __________de _______la _____Vera ________ En su versión, la acción carece de tiempo concreto y se desarrolla en lugares reconocibles de Toledo, en particular el escenario que le da título (el que le dio Senén), que no es otro que el cerro de la Virgen de Gracia. De la historicidad de los personajes no he podido averiguar nada*. Y los datos que aparecen en el texto son irrelevantes para extraer conclusiones. De mis escrutinios por aquel balcón natural de Toledo tampoco. Únicamente don Julio Porres me comentó un día, cuando le hice relación de la leyenda, que algo había oído hablar cuando era niño sobre un paraje denominado la casa quemada, pero que no recordaba nada más ni nunca después había encontrado nada relativo a este asunto. De manera que no tengo argumentos para asegurar que los sucesos que se narran fueron verdaderos, pero yo así lo creo. En muchas ocasiones, el embrión que les da origen lo es, aunque el tiempo o las circunstancias lo revistan luego con ropajes irreconocibles o caigan en el olvido, a menudo porque las gentes tienden a olvidar lo que ha sido desagradable o vergonzoso. Quizá por esta razón hoy no se conoce con certeza dónde estuvo esa malhadada casa, víctima de un trágico suceso.

Rodrigo y Santiago eran dos jóvenes de la misma edad, grata presencia, esmerada educación y posición humilde pero desahogada. El cielo los había situado en el mismo Sólo se conservan los nombres de los personajes: Rodrigo, Santiago, Faíma y Zobeida, sin apellidos, por lo que se hace imposible seguir una pista genealógica. *


Repertorium _____________________________(leyendas _____________________toledanas) ____________________________________________________________11· _____ lugar al mismo tiempo y había determinado que crecieran juntos como hermanos. En su niñez, desde luego, compartieron los juegos infantiles con otros de su misma edad, pero pronto, las aficiones parejas y la identidad de objetivos en la vida, que miraban más allá del pomerio de Toledo, los unieron y reunieron en la empresa común de luchar por conseguirlos o morir en el intento. De este modo, ninguno emprendía juego, camino o intento sin el consejo o la ayuda del otro. Hasta tal fortaleza había llegado el cariz de su amistad desde las primeras lecciones, que si el uno se entretenía compitiendo con cualquier pillastre en cualquier nonada, como en el juego del herrón o de la gurria, el otro no intervenía por no disputar con su amigo y viceversa. Así fue, en esta insoslayable camaradería, que crecieron juntos y llegaron a la adolescencia. No tardaron, pues, en abrir sus ojos al mundo y descubrir sus placeres y dolores. Quizás los pliegos de cordel contarían que eran a las gentes sencillas lo que los célebres Anales toledanos a los doctos y sabios, que los dos fueron monaguillos en San Juan de los Reyes y que los dos acechaban dominios de Montesión con conejos en las alforjas y ciervos en las grupas de sus caballos tordos. En éstas y otras aventuras transcurrieron sus años mozos, hasta que un día fueron reclamados al servicio del Rey. Enrolóse Santiago y enrolóse Rodrigo y ambos a dos destinados fueron al mismo regimiento. Aunque no hay noticia cierta, se conoce bien que durante los cuatro años de servicio obligatorio corrieron el mundo con sus campos y ciudades, y entraron en batalla para mayor gloria del rey, de España y de Dios. La fortuna, con sus adversidades y alegrías, no mermó lo que tan trabado


·12 _________________________Jesús _____________Muñoz _______________Romero _________________y____José ___________Laso __________de _______la _____Vera ________ estaba entre ellos y cuando retornaron a Toledo, bizarros y con mediana renta, los toledanos se hacían cruces de que no se determinasen en elegir esposa, y hacían cábalas sobre dónde habrían puesto sus altas miras. Pero, hete aquí que el capricho del ciego Cupido les hirió a la vez, como no podía ser menos, siendo anverso y reverso de una misma moneda, y, cada uno, de los arcos de los párpados de Faíma y de Zobeida, dos doncellas de ilustres familias toledanas, recibieron las flechas y quedaron prendados. Por la extraña comunión que existía entre ellos, las muchachas también poseían ciertas similitudes entre sí, pues ambas eran cetrinas, de profundos ojos garzos y cabello color de azabache. Su rostro era suave y la su voz delicada. Leían latín, discutían de teología y, de entre las artes, cultivaban la música. La Faíma de Rodrigo tocaba el laúd con maestría, la Zobeida de Santiago tañía el arpa con denuedo. Así transcurrió el tiempo y creció el amor entre los jóvenes. Y no por ello, Rodrigo y Santiago se apartaron, sino que se alegraban de los bienes ajenos y se felicitaban de su buena condición, haciéndose confidencias y solicitando consejo si lo requerían. Muchas noches de cortejo, ya que no pasaron a la alborada, las contaron al raso sobre una gran peña junto al río, hablando de los dones de Faíma y de Zobeida. Cada uno a su modo describía las cualidades de su enamorada y el otro en silencio otorgaba, ni envidiado ni envidioso. Rodrigo elogiaba la elegancia de Faíma, Santiago describía la belleza de Zobeida. Quien alababa la discreción, quien la sencillez, la gracia para la danza, el arte para la pintura. Pero era, en particular, cuando se


Repertorium _____________________________(leyendas _____________________toledanas) ____________________________________________________________13· _____ referían a la música, que se alargaban en los términos con que las elogiaban: maravillosa, fantástica, divina, sublime, genial… Para Rodrigo, Faíma prendía el laúd como si fuera un niño recién nacido, lo acunaba y sus dedos lo hacían cantar como el murmullo de un riachuelo. Para Santiago, Zobeida abrazaba el arpa como la brisa la primavera, y al resbalar sus dedos por entre las cuerdas la hacía sonar como el trino de los pájaros al venir el día. En fin, la felicidad de los dos amigos era completa. A su cara amistad habían unido el amor por dos muchachas excepcionales, y la felicidad de uno redundaba en el otro. Pero la parca, que todo lo añasca, celosa de tanta paz, volcó la rueda y conturbóla. De este modo, cierto día, se hallaba Rodrigo junto a Faíma, contemplando la huida del carro del sol hacia el ocaso, cuando ella, de improviso, se ofreció a tocar una música singular. Se dispuso entonces, preludió ligeramente las cuerdas de su laúd, ajustó la afinación de la más aguda y empezó a tocar una melodía de suave ensoñación. Cuando concluyó, Rodrigo quedó enajenado ante tanta belleza y preguntó dónde la había aprendido. Faíma se limitó a sonreír tímidamente. La repitió de nuevo, y, esta vez, ante la insistencia sobre el origen de aquella melodía celestial, ella respondió que lo que acababa de escuchar era la propia melodía del amor, una melodía misteriosa que sólo podía ser tocada por quien verdaderamente amaba, y oída por quien sentía el amor en toda su intensidad. Esa música sonaría únicamente para ellos y, bajo ningún concepto, nadie la debía conocer.


·14 _________________________Jesús _____________Muñoz _______________Romero _________________y____José ___________Laso __________de _______la _____Vera ________ No fue ésta la única vez que Rodrigo escuchó la melodía de manos de su amada. Hubo muchas otras y cada vez se convencía más de que la música debía ser, en efecto, mágica, pues nunca era capaz de recordarla cuando, en soledad, se lo proponía, o luchaba contra la desazón de comunicarla con su amigo del alma. Pero, no se sabe bien si por no hacer mudanza en su costumbre, respetar el deseo de su amada o temer la ruptura del extraño encantamiento que la música le producía, lo cierto es que no la comunicó con Santiago. Si lo hubiera hecho, Santiago habría correspondido a su confidencia confesando que a él le había ocurrido algo similar, pues una tarde Zobeida había tomado su arpa y entre sus dedos se desencadenó una bellísima melodía. Indagó sobre su origen y nada supo, y habría preguntado por ella a su amigo, si hubiera podido recordarla, pero no pudo, pues no podía si no se hallaba en compañía de la amada. Tras los presentes desvaríos murió el verano y se sucedieron las estaciones según su curso natural y, en un momento dado, se hicieron los preparativos de las bodas, pues todos a una se concertaron para celebrarlas en la misma ceremonia en la iglesia de Santa Leocadia. Las melodías de los amantes no fenecieron ni las confidencias de los amigos en la ribera del Tajo, todas excepto una: la existencia de una música mágica. Miafé que ése era el único secreto existente entre los amigos, y esto les hacía culpables a los ojos del otro. Sucedió entonces cierta tarde, cercana a la fecha señalada de las bodas, que Rodrigo y Santiago se dirigieron a la tienda del judío Abraham en el cerro de Gracia con la intención de comprar dos jades para obsequiar a Faíma


Repertorium _____________________________(leyendas _____________________toledanas) ____________________________________________________________15· _____ y a Zobeida. Así lo hicieron. El viejo ladino hizo sacar a su sirviente toda suerte de piedras preciosas engastadas en sortijas de oro finísimo: jades, como pretendían, esmeraldas, ágatas; brazaletes y pulseras con la labor del damasquino, prendedores, recogedores de pelo... A cada nueva joya que desvelaba el judío de un paño de terciopelo negro, aumentaba su admiración, a la par que la duda en elegir prenda. Así permanecieron largo rato, hasta que el hábil comerciante puso sobre la mesa dos hilos de perlas blancas. Rodrigo y Santiago disiparon sus dudas; supieron en el acto que los collares de perlas serían sus regalos. Abraham, no obstante, les hizo ver que a las perlas les faltaba el broche para convertirse en collares y les sugirió que utilizaran sus respectivos escudos de armas como modelo. De este modo, cada mujer tendría su propio y genuino collar. Como no podía ser menos, los dos amigos aceptaron la sugerencia, cerraron el trato y pasaron a una pequeña salita, donde el judío les obsequió con un detalle de cortesía por haberle hecho el honor de comprar en su casa. Se trataba de una pequeña estancia interior, en la que sólo había una especie de divanes colocados alrededor de una magnífica mesa de taracea. La tenue iluminación de cuatro velas proyectaba sombras sobre las paredes desnudas y provocaba una grata sensación de intimidad. Cuando los ojos de Rodrigo y de Santiago se acostumbraron a la escueta luz, advirtieron una celosía en la esquina más apartada y oscura de la sala en que se encontraban. Si repararon en ella fue porque escucharon de esa parte que sonaban unos pasos. Como Abraham no les diera valor y continuara con la ceremonia de preparar unas infusiones de hierbas orientales que, seguro,


·16 _________________________Jesús _____________Muñoz _______________Romero _________________y____José ___________Laso __________de _______la _____Vera ________ desconocían, cruzaron una breve mirada y se centraron en el aroma que desprendía la tisana. Al cabo se lo ofreció, lo degustaron con placer y, salió un instante con la excusa de dar unos mandados a sus criados. Entonces comenzó a sonar una hermosa tonada del otro lado de la celosía. La escucharon con fruición y se miraron de soslayo. Cuando hubo terminado, Rodrigo dio un sorbo, midió sus palabras y, por fin, dijo: —Quien sea toca bien, pero no alcanza la delicadeza y elegancia de Faíma. —Razón tenéis, Rodrigo, sin duda esas son buenas manos, pero no como las de Faíma —comentó Santiago por halagar a su amigo. Al poco, repitiéronse los pasos amatados al otro lado de la celosía. Esta vez se alejaban, pero, enseguida, otros los sustituyeron y empezó a sonar una nueva tonada de arpa. Quien la interpretara causaba ensoñación, pero, desde luego, no tenía la habilidad ni la destreza de Zobeida, expuso uno y aseveró el otro. Desde luego que no. Cuando la puerta de la estancia se abrió de nuevo cesó la música. Abraham venía seguido de un criado, que portaba una bandeja de plata con unos recipientes de cristal labrado con distintos dulces. —Me he permitido ordenar un servicio para mí, y así poder acompañaros, si no tenéis inconveniente —dijo Abraham—. He traído también pequeño repertorio de nuestros dulces: rugelach, haroset, sufganiots. Los dos amigos probaron de los manjares que se les ofrecían y se dejaron llevar por el arte de los instintos. El viejo Abraham les rellenó los vasos con más tisana y les sugirió que la endulzaran con miel de palma.


Repertorium _____________________________(leyendas _____________________toledanas) ____________________________________________________________17· _____ —Es una antiquísima mezcla de hierbas —explicó el comerciante—. Posee efectos de vigor. En algunos lejanos pueblos de Oriente se ofrece a los visitantes como símbolo de amistad y bienvenida. Durante un buen rato, los tres circunstanciales contertulios charlaron en amable camaradería. Entretanto daban buena cuenta de las bandejas y el indecoroso elixir hacía su efecto, Abraham contaba curiosas costumbres de lejanas tierras. Componía el conjunto ameno también la suave música de laúd y de arpa, siempre alternas. Pero en un momento dado, que no fue pronto, tras la celosía comenzó a sonar una canción embriagadora, esta vez interpretada de consuno por los dos instrumentos. La estancia quedó en suspenso por un instante y ambos permanecieron inmóviles. ¡Es la música de Faíma!, pensó Rodrigo. ¡Zobeida!, evocó Santiago. Retornaron a la vida cuando Abraham golpeó la mesa para llamar a su criado, que entró raudo para retirar la bandeja. Con apariencia del desinterés que no sentían preguntaron a la par por la identidad de los músicos. A las primeras evasivas del judío siguieron más preguntas, y a éstas excusas y justificaciones, de manera que, por afán de parecer morigerados, apuraron sus vasos y se dispusieron a salir, ahítos de curiosidad. Así lo hicieron, con la promesa de volver al día siguiente con el dinero acordado, pero vencióles una fuerza superior, y, como uno, desde el quicio en que se encontraban se lanzaron sobre la celosía en derredor y la apartaron de un tornavirón. En la garganta de las mujeres que se hallaban tras ella quedó ahogado para siempre el verso que no llegó a pronunciarse y en sus manos petrificada la siguiente no-


·18 _________________________Jesús _____________Muñoz _______________Romero _________________y____José ___________Laso __________de _______la _____Vera ________ ta. ¡Eran Faíma y Zobeida! Cuando el estupor se hartó de vivir dio paso a una barahúnda de recriminaciones de traición, mentira, falacia, infidelidad… El viejo Abraham trataba de aplacar a los que perdían su casa, pero sus escasas fuerzas se lo impedían. A la vez, las doncellas se arrojaban a los pies de Rodrigo y de Santiago implorando perdón, y el perdón no les era concedido. Perdida la razón y heridos en lo más íntimo de su corazón salieron a la calle y se alejaron, dejando a las doncellas sin alma, desalmadas, y al judío Abraham mesándose los escasos cabellos por la pérdida segura de su buen negocio. En tal estado, uno perdido entre lamentos materiales y las otras dos entre quejidos de amor, el caso es que nadie advirtió que una de las candelas había prendido la mesa y las telas de los divanes. El fuego se propagó con rapidez. Sonaron gritos en la oscuridad de la noche, pero Rodrigo y Santiago, cegado su entendimiento por el orgullo y la soberbia, siguieron adelante sin volverse siquiera. Para cuando los vecinos salieron, cada cual con lo que pudo, ya era tarde. Se salvaron las casas adyacentes, pues lo apartado de la estancia en un patio evitó que el fuego saltara de hito en hito, pero, pese a los esfuerzos de cuantos toledanos acudieron a sofocar el incendio, la casa de León Judá Abraham Abravanel se perdió entera. Y cuando todos contemplaban exhaustos los restos humeantes, el criado se introdujo entre los restos y llegó hasta la sala prementida. Le seguían muchos. Desolado, apartó las ruinas con sus manos y gritó los nombres de su señor y de las doncellas. Nada hubo. Con desesperación levantó una viga y halló los cuerpos. —¡ Faíma, Zobeida! —gritó, antes de derrumbarse.


Repertorium _____________________________(leyendas _____________________toledanas) ____________________________________________________________19· _____ El eco del dolor se expandió por las callejuelas solitarias de Toledo y removió los corazones. Quienes lo oyeron rezaron en silencio. También lo percibieron los dos amigos, que, como ausentes, se hallaban uno frente al otro junto a la puerta del Perdón de la Catedral. Entonces corrieron como autómatas por la calle del Hombre de Palo y se introdujeron en la casa quemada. Algunos hombres se afanaban en expirar los rescoldos, sólo las mujeres plañían junto al pozo. Al fondo, el sirviente señalaba lo que había sido la antigua cámara. Se acercaron con sigilo. Una lívida bruma de humo se elevaba todavía. Cuando la sobrepasaron, ante ellos se mostró una escena terrible y bella a la vez: levemente recostadas sobre sus regazos, con las palmas de las manos unidas en actitud orante, yacían Faíma y Zobeida. Por ensalmo, el fuego las había respetado. Sus ropas aparecían ennegrecidas por el denso humo formado, pero en sus mejillas y en sus manos aún se percibía la blancura de la vida. Cabe ellas, también prodigiosamente intactos, el laúd y el arpa. Los dos amigos comprendieron que a la hora de su muerte, Faíma y Zobeida habían intentado proteger la música símbolo de su amor. Desamparados de Dios permanecieron extraviados ante el cuadro. Sólo el lamento que surgió de cualquier parte les hizo retornar a la consciencia. El trajín de cuantos se afanaban en el solar se detuvo para percibirlo. Eran ayes débiles. Por fin el sirviente alarmó a todos. —Es la voz de mi amo, está atrapado bajo los escombros. Así era. Rodrigo y Santiago, quienes se habían hallado presentes en las célebres jornadas contra los piratas


·20 _________________________Jesús _____________Muñoz _______________Romero _________________y____José ___________Laso __________de _______la _____Vera ________ berberiscos del norte África y luchado en las landas de Alemania, permanecieron inmóviles y, enseguida, se vieron rebasados por la resolución de los toledanos, que se afanaron en apartar las tejas, vigas y plementería para liberar al anciano. Cuando lo hubo sido, lavaron su rostro con agua y su mirada buscó ansiosa la mirada de sus perdedores. La encontró, y haciendo un último esfuerzo sobrehumano se incorporó un tanto y condenó a los dos amigos, que lo miraban horrorizados desde lejos. —Yo os maldigo. Sus últimas palabras fueron entrecortadas y en hebreo. Luego murió. Por un instante, los ojos de los toledanos se clavaron en los dos amigos, pero, enseguida, continuaron con su labor. Las comadres se llevaron los cadáveres para adecentarlos y los hombres amontonaron los objetos de valor en una alacena. Desolados, salieron a la calle, donde el sirviente explicaba a voz en grito lo sucedido. A causa de su estupidez, su arrogancia y su soberbia había sobrevenido la tragedia. Trataron de defenderse ofreciendo, a cambio, el nombre del honor, pero el sirviente, exacerbado, sentenció el juicio. —Estúpidos engreídos, la melodía que os ofreció mi amo es tan antigua como el rey David y es tradición que la ofrezcan en la tierra de Canaán las futuras esposas a sus enamorados. Todo el mundo la conoce, pero la tratan como si fuera el secreto más íntimo, un secreto que nadie puede ni quiere revelar. De ese modo mantienen la ilusión del amor, algo que todos los hombres y todas las mujeres sienten, aunque cada uno crea que el suyo es el más puro. Vosotros, que habéis causado esta desgracia no erais merecedores de estos lirios.


Repertorium _____________________________(leyendas _____________________toledanas) ____________________________________________________________21· _____ Así era, conocedor de esta leyenda y de esta tonada, Abraham la enseñó, como otras muchas, a las dos pupilas, con el único afán de perpetuarla, y aquella noche que habían acudido, como otras muchas, a ensayar a su casa, les pidió que obsequiaran a sus clientes. Quién podía pensar que reaccionarían como lo hicieron. Hay quien dice que los dos amigos abandonaron Toledo por separado. También otros dicen que se echaron al río desde el puente de San Martín. Nadie lo sabe de cierto y a nadie le importa ya. Lo que sí parece seguro es que la casa quemada del Alcaná permaneció deshabitada largo tiempo, hasta que se perdió en la memoria el suceso o ganó en la imaginación la historia por verse quemada sin explicación alguna.


Repertorium _____________________________(leyendas _____________________toledanas) _________________________________________________________111· ________

La leyenda de la casa quemada · El sueño del rey · El secreto de la campana gorda · Misa de Réquiem en San Juan de los Reyes · Recuerdos de Ruanillo el Seise

9 23 43 61 89


·112 _________________________Jesús _____________Muñoz _______________Romero _________________y____José ___________Laso __________de _______la _____Vera ________ Dulcedo quedam mentis advenit


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