El promotor de la industria del singani camargueño
En la zona de Camargo, se mantienen varias haciendas que guardan sus bodegas en edificios anexos a la casa de residencia, el tamaño de la bodega depende de la potencia económica de la casa. Un buen ejemplo de excelente bodega es la de la Compañía Baja en Camargo, con un gran lagar para almacenar y pisar la uva, de escasa profundidad, no más de 90 cm pero de una gran superficie, y además hay dos profundos lagares de cemento de una capacidad de 500 arrobas, que suponen 6.000 kg, cada uno. Para la conservación se mantienen grandes cubas de madera, y como final del proceso, la falca que producía el singani. El producto destilado se guarda en envases de estaño y en damajuanas de vidrio, para la guarda y el transporte del vino; en esas damajuanas inicialmente se trasladaban productos químicos a las minas cercanas. La bodega tiene una pintura mural de carácter religioso, que denota su origen monacal. La tradición cuenta que las dos propiedades actuales la Hacienda Alta y la Baja formaban parte de un conjunto, que poseía gran cantidad de tierra.
es la hacienda El Patronato de factura extraordinaria, hoy en decadencia. Muestra al público sus instalaciones permitiendo conocer la importancia económica y social que tenía esta propiedad hasta que los viñedos fueron arrancados por “la mazamorra”, o riada, hace unos 25 años.
La Compañía Alta guarda también toda la instalación para elaboración de vino, pero no lo elaboran en ese lugar, al contrario de su vecina, en la que han recuperado la tradición y elaboran un excelente Cabernet Sauvignon, con las viñas de su propiedad.
También es interesante la hacienda de Isuma, con su arcada hacia el río, que guarda su antigua bodega, continuando la tradición vitivinícola en la moderna instalación de San Remo, participando del proceso dos familias poseedoras de antiguas haciendas.
Otro ejemplo de impresionante construcción, es a la vez, la más antigua de las conocidas en el valle: Hacienda de San Pedro Mártir, se cuenta que ahí empezó la destilación. Hoy el edificio, con una bella arcada sobre el valle, se ha convertido en una instalación de turismo donde se ofrecen habitaciones. En sus alrededores se hallan las arruinadas instalaciones de la empresa destiladora más importante que tuvo Bolivia en el pasado.
Existen otras muchas haciendas visitadas, La Palca y La Quemada, o en Villa Abecia, La Cueva, que tenía una gran extensión de viñedos sobre el río, con la protección superior de la Cruz que todos los bodegueros adoraban el 3 de mayo y custodiaban en una vigilia después de bajarla del cerro, cada año.
La arquitectura de las haciendas de los Cintis es un reflejo de la vida de la colonia y uno de sus mayores exponentes 69