La Trastienda Infinita Nº 7

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¿Qué se cuece?

¿Estoy gordo o soy de hueso ancho? Noemí López Ejeda

H

oy en día el Índice de Masa Corporal (IMC), es la principal herramienta clínica empleada para diagnosticar el estado nutricional de las personas, ya que resulta muy sencilla y rápida. Para que os podáis auto-chequear, sabed que sólo tenéis que dividir vuestro peso en kilos entre vuestra estatura en metros elevada al cuadrado. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), si esta relación os da un valor inferior a 18,5 estaríais en la categoría de delgadez, entre 18,6 y 24,9 tendríais un peso adecuado a vuestra estatura, entre 25 y 29,9 se consideraría sobrepeso, por encima de 30 padeceríais obesidad y más allá de 40 existiría un estado patológico de obesidad mórbida. Sin embargo, tal como la define la propia OMS, la obesidad es una acumulación anormal o excesiva de grasa que puede ser perjudicial para 40

Estamos de aniversario, ¡qué rápido pasa el tiempo! Vamos cumpliendo años y, en muchos casos, también cumplimos kilos. Y entonces llega la pregunta: “¿realmente tengo sobrepeso?” Vamos a intentar darle respuesta, aunque no es tan sencillo la salud por su asociación con enfermedades cardiovasculares, diabetes e incluso algunos tipos de cáncer. La OMS no habla de exceso de kilos, sino de exceso grasa y, sin embargo, si volvemos a releer la fórmula del IMC, comprobamos que es solo una expresión del peso total respecto de la estatura. Esto resulta incongruente y, de hecho, personas muy musculosas pueden llegar a caer en la categoría de obesidad teniendo un porcentaje de grasa mínimo. Aun así, antes de que sigáis leyendo quiero ser sincera con vosotros. Puede que el titular os haya llevado a engaño, pero ya os aviso que eso de “es que a mí me pesan mucho los huesos” es un gran eufemismo. Un adulto normal tiene 206 huesos en su cuerpo, pero esto sólo supone un 15 por ciento de su peso total. Obviamente hay variación en cuanto a la densidad ósea entre personas y, por poner casos

extremos, no pesa igual el esqueleto de alguien con osteoporosis que el de un deportista de élite. Sin embargo, de los tres grandes componentes que forman nuestra masa corporal, el óseo es el que experimenta menos variación a lo largo de la vida. Así que, salvo que os peguéis buenas palizas levantando pesas en el gimnasio, debemos dejarnos de excusas y centrarnos en el componente que realmente condiciona nuestra salud, el adiposo. Para conocer a ciencia cierta si tenemos exceso de grasa nos deberíamos someter a un examen de densitometría dual de rayos X (Dexa), de tomografía axial computarizada (TAC) o de resonancia magnética nuclear (RMN). Todas ellas son pruebas que permiten cuantificar la grasa corporal a través de imágenes, pero que resultan muy caras. Su versión low cost es la antropometría, que permite medir la anchura de los pliegues adiposos


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