SONETO HORTODOXO Escribo con sangre verde y bajo plástico, un poema ancho, vivo, creciente y vertical que me va a tener un tiempo entretenido; lo escribo con almocafre y conguitos de oveja en un rugoso papel de estraza con terrones (subrayado en negro, en lugar de renglones almorrones y en vez de títulos, tutores); es un soneto medido y cuadrado de cien metros con catorce líneos de siete o de catorce golpes pero, como veis, de rima peculiar y caprichosa… He rimado los tomates con los pepinos por seguir la norma de la porra antequerana; y las berenjenas con los calabacines… según los mandatos del pisto manchego, los pimientos, que siempre tienen mucho cuento, no sabía con qué rimarlos para que no se repitan... Rimarían según la regla de las papas a lo pobre, pero saldría un tubérculo de poema y como las papas tienen mucho trabajo de cintura y desentierre y mis coyunturas poéticas están un tanto engarrotadas los rimé con las cebolletas para tener libertad de cumplir el libre canon de la pipirrana… Como los pepinos cuelgan plorosos y pesones y las cebollas crecen hirsutas, ágiles y rabiosas, se me equilibran los acentos yámbicos con los trocaicos. Me faltan por rimar las zanahorias con el cabello de ángel, siguiendo el precepto pascual de las empanadillas... Me da mucha pereza rimar collejas y habichuelas porque tienen mucho entretenimiento dactílico; y borraré pronto los renglones de lechugas que he plantado... porque son dos versos flojos de escasa satisfacción. Ya os digo... disculpad si no publico mucho este verano, voy a estar muy entretenido con este hortopoema, y como mi familia no aprecia mucho mi arte versolano... pasaros a libarlo y a catar conmigo las saquéforas maduras. JOSÉ PUERTO CUENCA -Lucena-
PEQUEÑAS PROMESAS Al abrir los ojos y mirar los rayos del sol, un arco iris se abre a mis pies. Pedruscos, flores y mil colores veo a mi paso. El mar me abraza, me sostiene tu corazón en la lejanía. Sigo mi camino orando al creador, pensando en ti. Detengo mis pasos para llamarte y llenarme de amor, uno que me hace libre, llena de gozo. Al final del camino ¡me esperan! Pequeñas promesas, sonrisas sencillas, manitas llenas de talento. A ellos debo mis triunfos. La felicidad es ver caritas, llenarse de alegría, ser poesía que alumbra al corazón... ROCÍO PRIETO VALDIVIA -México136