OPINIÓN
-Mamá, ¡quiero repetir sexto! Esas fueron las últimas palabras que dije, entre lágrimas, cuando fui consciente que ya nunca volveríamos a verte entrando a las 9 de la mañana por la puerta de la clase.
Isa Rocha Pimienta
Carta a Don Manolo Márquez Aquella mañana de septiembre de 1994 fue el primer día que iba al colegio, al primer curso de primaria y sentado en un pupitre recibí como mis compañeros a un hombre alto, delgado, muy alegre y con bigote que se presentó como Don Manolo. Más tarde nos preguntó cual era nuestro nombre y desde ese día comenzó una nueva andadura tanto para él, como para mí y mis compañeros. A medida que pasaba el curso me fuiste enseñando las dotes de la lectura, las matemáticas y otros conocimientos. Llegando el final de curso nos dijiste que seguirías con nosotros al siguiente año y qué contento me puse. Pero durante un tiempo estuviste de baja y vino Doña Toni y ¡madre mía! ¡Qué sargento! ¡jaja!. Continuaste con nosotros en 3º y cuando llegó el final de 4º de primaria nos dijiste que nos dejabas y que otro profesor o profesora nos cogería en 5º, se nos vino el mundo encima, porque después de cuatro años contigo no veíamos otro maestro que no fueras tú. Al final volviste y continuaste con nosotros hasta 6º. Bueno, pues durante esos seis años cuántas vivencias y momentos hemos pasado juntos ¿verdad?, mientras nos enseñabas las lecciones nos transmitías tu sabiduría, tu carácter alegre, tu solidaridad y sobre todo tu bondad. Cómo recuerdo las tardes de plástica pintando para engalanar y embellecer los festivales de navidad y nuestra clase, cuando nos mandabas a regar las macetas que teníamos puestas en el biberón gigante; aquellas veces que corregías las libretas y no las tirabas por los aires; cuando ponías música mientras nos mandabas los ejercicios; las “copia” con en el dibujo al lado, las batallas con el “nicky” en los ordenadores de las cuales siempre te pasabas las fases; las tardes entre clase y clase en el patio jugando a la comba o al fútbol; cuando salíamos fuera del colegio para pintar distintos lugares del pueblo; o cada 28 de febrero por tu cumpleaños nos traías chuches de la “Calderona” para repartirlas entre todos; las rifas de juguetes y libros que traías de tu casa, aquella vez que jugamos a Gran Hermano y expulsamos a Ángel ; las tardes ensayando para las comparsas de Carnaval (“La Tribu más tonta” “Los Monaguillos” y “Los Dálmatas”) y con las que conseguimos siempre premios por letras que decían la verdad del momento con mucho humor y que tú creaste, con ese dinero nos fuimos de excursión a Isla Mágica en el 2000 y ¡qué bien nos lo pasamos!. Y la veces que nos reñías porque hablábamos y nos reíamos, y nos ponías motes con cariño, tales como Feliciano, Ronalda, Vaca, Jirafa, Burro, ñejo, etc… y todos aprendimos a reírnos de nosotros mismos. Por todo ello y por mucho más te doy las gracias por todo lo que me has enseñado desde el cariño, el amor y la alegría , gracias por haberme educado tan bien, por ofrecerme tu amistad, gracias por crear un grupo de chicos y chicas que se respetan, se apoyan y se ayudan porque eso lo vimos reflejado en tus actos y hasta el día de hoy nos saludamos y hablamos, gracias por despertar en mí el amor por la pintura, gracias por darme consejos La Talega. Ayuntamiento de Burguillos del Cerro. Diciembre 2009.
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