Sofía Sarkany - Edición 230

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l nivel de resiliencia de Silvina Luna (35) debe ser de uno de los más altos del espectáculo nacional. Y no porque se le haya caído alguna obra de teatro o levantado algún programa, sino porque su reinvención es constante. El destino, tal vez algunas malas decisiones y la propia energía del mundo, la llevaron por los inframundos del ánimo, pero siempre pudo levantarse, quitarse el polvo y seguir. Como cuando llegó a Buenos Aires proveniente de su Rosario natal, como cuando pasó del anonimato absoluto a ser una de las finalistas del Gran Hermano, cuando fallecieron sus padres en el año 2008, cuando salió a la luz su video prohibido o cuando puso en jaque su salud por una cirugía. Entre medio, la fama, su belleza inalterable, su simpatía y su empatía con el público que la quiere de manera incondicional. De novia hace cuatro años con el DJ Manuel Desrets (24), se prepara renovada para protagonizar en Carlos Paz la comedia “Algunas mujeres a las que le cagué la vida”, junto a Pablo Rago, Miriam Lanzoni, Magui Bravi y Laura Bruni. “No volvería a un reality show y por el momento tampoco a `ShowMatch´. Porque quiero dedicarme de lleno a la actuación y a la música, mis dos pasiones actuales. Quiero que toda mi energía esté enfocada ahí. Este año me pasaron muchas cosas y quiero profundizar en mi vida, en mis vínculos y en lo que me hace feliz realmente. Creo que estoy transformando mi vida para bien, a pesar de los golpes que recibí”. Hacés meditación… ¿Te cambió la concepción del mundo a partir de ello? La verdad que sí. Fue un gran punto de partida. Claro que después tenés que ser coherente con esa conducta y profundizar ese autoconocimiento. Pero me sirvió para encontrar momentos de tranquilidad donde lo bueno salía de mi misma. Aprendí a disfrutar de mí y a dejar de necesitar cosas del afuera. Tener el control de la propia vida es ideal. La vida de Silvina Luna progresa entre una gran dualidad. Por un lado, su familia que se reduce a su hermano, una prima en Rosario y su novio; y su gran carrera, que inició en el mismo momento en que salió por la puerta de Gran Hermano allá por el año 2001 y que la llevó por “Poné a Francella” (2002), “La peluquería de Don Mateo” (entre 2003 y 2004), “Gladiadores de Pompeya” (2006), “Ciega a citas” (2009 y 2010) y “Maltratadas” (2011), entre otros programas en los que condujo y participó especialmente. “Me encantaría que mis padres estuviesen vivos, para que vean todo lo que logré, y aunque disfrutaron de gran parte, los extraño mucho. Los dos tenían cincuenta años cuando fallecieron. Se habían conocido a los dieciséis, se casaron a los veintidós y vivieron casi toda una vida juntos, hasta que se separaron. Pero seguían muy vinculados. Y cuando mi papá fallece por un infarto, mi mamá se empieza a deprimir y a tener síntomas que los médicos no podían saber por qué los tenía. Y estando internada, le bajó la presión y bueno... Entendimos que se quería ir con él”.

¿Del amor sacás esa fuerza y simpatía que te caracterizan? Encuentro eso en mi novio, en la música, en los ensayos de mis obras y en la televisión. En todo lo que hago. Siento que uso lo que me ocurrió de forma positiva, para alejarme de lo superficial y volverme más auténtica. Contame de tu faceta musical… Es como una herencia que explotó de grande. Porque mis tíos tenían una banda de música y mi mamá cantaba muy bien y tocaba la guitarra. Siempre me gustó pero no era algo que hacía público. Pero como ahora mi novio es Dj, músico y productor, lo saqué a la luz. Empecé a mezclar y a entender la parte técnica. Y como todo, comencé a ser DJ en fiestas de amigos, una vez lo posteé en Instagram y fue una locura. Me llamaron de todos lados (risas). Ahora podría decir que soy profesional. Viajo mucho y presento mis vivos en muchos sitios. La verdad me enorgullece. Ahora en Córdoba estaré haciendo algunas cositas mientras presentamos la obra. Va a estar bueno. ¿Cómo estás de salud? Por suerte pasó todo y mi salud está estable. Sólo tomo una pastilla por día y corticoides para mantener el nivel de calcio. Y con respecto a si podía o no quedar embarazada, fue un mal entendido.Yo dije que había posibilidad de tomar una medicación que me provocara no poder quedar embarazada, pero como no la voy a tomar porque ya estoy estable, ese temor ya pasó (sonríe).

“...Siento que uso lo que me ocurrió de forma positiva, para alejarme de lo superficial y volverme más auténtica...” ¿Cirugías estéticas nunca más, no? Seguro que no. Nada vale más que la salud y ahora entiendo que hay mil maneras saludables de sentirse linda. ¿Hubo muchos hombres que te cagaron la vida? No (ríe). Aunque te diría que sí para que vengan a ver la obra. Me encanta la propuesta y el elenco que se formó. A muchas de las chicas no las conocía, a Mirian Lanzoni sí, por medio de Alejandro Fantino su marido. Y trabajar con Pablo Rago es un placer. Además es una obra que viene girando por todo el país con otros elencos y está en cartel desde hace muchos años. Una linda propuesta laboral y creo que quienes vengan a verla se van a llevar mucho más que un grato momento teatral.

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