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Buen camino

Los viajes siempre han sido una clara seña de identidad del Joaquín Rodrigo, desde donde, cada año, se impulsan nuevas oportunidades de que el alumnado viva experiencias que traspasen las puertas del centro educativo, y participe en proyectos que supongan aprendizajes verdaderamente significativos para él. Esta es una de esas oportunidades.

Este curso, a la oferta de proyectos del centro se sumó la realización, por parte del alumnado de 1º de Bachillerato, del Camino de Santiago, una propuesta impulsada por el Departamento de Educación Física, que encuadra este viaje dentrodeladenominadaSemana Verde, la cual forma ya el trío perfecto con las veteranas SemanaBlancaySemanaAzul.

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Entre 2012 y 2018, cuando estuve como alumna en el Joaquín Rodrigo, tuve la oportunidad de participar en muchos viajes y, esteaño,en elquecompaginomi Máster en Formación de Profesorado de Educación Secundaria Obligatoria y Bachilleratoconmisprácticasen el departamento de Educación Física del instituto, he tenido la suerte de poder ir a este del Camino de Santiago, viviendo la experiencia,yanocomoalumna, sinocomo profe .

Nuestro viaje comenzó el pasado lunes 13 de marzo cuando, en la puerta del instituto, un grupo entusiasmado de chicos y chicas de 1º de Bachillerato, quienes no tenían ni idea de lo que iban a experimentar en los próximos cinco días, se despedían de sus familiares (algunos con mayores expectativas que otros sobre cómo aguantarían sus hijos e hijastalaventura).

Tras un largo trayecto en autobús, éste nos dejó a 12 kilómetrosdePortomarín,dando comienzo a nuestra primera etapa,lacualestuvomarcadapor la emoción de nuestros caminantes ante las primeras veces : al sellar la credencial del peregrino, ver un monolito que nos indicaba a qué distancia estábamos de Santiago… detalles que, con el paso de los días, se convirtieronennuestrarutina.

A la mañana siguiente pusimos rumbo a Palas de Rei, nuestro segundo destino, para llegar al cual tuvimos que recorrer 25 kilómetros. Este aumento de distanciasetradujoeneliniciode un dolor de pies que se consiguió paliar gracias al improvisado tallerdeautomasajes quediola profesora Mónica en una de las habitaciones del albergue. Y es que, la estancia en los albergues fue toda una experiencia para nuestroschicosychicas,quienes tan pronto asistían a una clase colectiva de estiramientos postruta, como compartían confidencias con el simpático grupo de cordobesas de la habitación de al lado, o escuchaban a Juanchu tratando deponerordenenelcuartodelos chicos.

El tercer día anduvimos 29 kilómetros hasta Arzúa, pasando por el famoso pueblo de Melide. Una etapa en la que, a pesar de responder muchas veces a la pregunta de ¿cuánto queda?, disfrutamos de paisajes naturales increíbles, que asombraron alos alumnosporla manera en la que rompían con todo aquello a lo que Madrid nos tieneacostumbrados.

En el cuarto día, los peregrinos afrontamos la etapa con mayor motivación, sabiendo que, casi al finaldelamisma,íbamosapoder degustarlaconocidacomomejor tortilla del Camino. Y es que, a pesar de que la pasta boloñesa y los sándwiches fueron los platos por excelencia de los albergues, también tuvimos el placer de disfrutar de delicias como el pulpo,elraxooelquesodeArzúa, que nos hicieron entender por quéhablamosdeGaliciaCalidade.

Y por fin, llegó nuestra última etapa,lacualestuvomarcadapor una persistente lluvia que cesó a los 3 kilómetros de llegar a la Plaza del Obradoiro, como si de un regalo del Apóstol se tratase, que nos permitió tener una llegada de lo más emocionante a laCatedraldeSantiago.

Y es que, para ser la primera vez queseponíaenmarchaesteviaje, salió todo fenomenal, por lo que notenemosningunadudade que ésta será la precursora de otras muchas.Aunque,notodoibaaser positivo… Durante nuestra experiencia, también vivimos anécdotas como un intercambio desintencionado de unas zapatillas en el primer albergue, laaparicióndedoloryalgunaque otra ampolla en los pies (a cuyo rescate fueron las profes Ax y Mónica con sus talleres de vendaje y enfermería)…

Cuestiones que no impidieron que todos, como decía Mónica, mantuviésemos una continua sonrisaduranteelviaje.

Como os podéis imaginar, para mí fue muy especial poder formar parte de este viaje que, aun habiéndolo vivido en este caso adoptando el rol de profesora en prácticas y no de alumna, me trajo muchos recuerdos de mi etapa de estudiante en el IES. Es curioso cómo algunos de los momentos derisasquevivimosmeevocaron situaciones y anécdotas de viajes que yo vivencié siendo alumna, así como, me fue inevitable, buscar referencias en los alumnos y alumnas de 1º de Bachillerato, con algunos de los que fueron los compañeros con los que yo compartí viajes similares hace años. He de reconocer que, por un lado, esta sensación de revivir las cosas desde otras perspectiva, me resultaba muy ilusionante pero, por otro, sentía cierta añoranza, que no tristeza ni arrepentimiento porque, era conscientedeque,enmicaso,me había apuntado a vivir todas las oportunidades que durante ese capítulo de mi vida se presentaron, y había sabido aprovecharlas. Quiero entender este viaje como un pequeño tráiler de lo que espero que mi futurocomodocentemedepare.

Este viaje del Caminode Santiago siempre será recordado por aquellos que formamos parte de él, por su poder para hacernos DESconectar de nuestras vidas y, a su vez, REconectar entre nosotrasynosotros.

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