
1 minute read
Megáfono en mano
El pasado 8 de marzo, como (casi) todos sabréis, fue el Día Internacional de la Mujer, y en mi caso lo reivindiqué por todo lo alto: megáfono en mano en la manifestación de Atocha, para dar voz de verdad a esta lucha tan necesaria aún y cada vez másvisible.
El 8m no se felicita, se lucha , una frase muy manida pero no porellomenoscierta,yesqueel8 de marzo no es un día para celebrar ni felicitar sino para luchar, reivindicar y seguir dando voz a la igualdad entre hombres y mujeres, a la que por mucho que nos hayamos acercado no hemos llegado todavía.
Advertisement
Fui con varios amigos a la manifestación por la tarde, después de haber comprado purpurina morada en el recreo, cuando también hubo eventos por parte del instituto. Cuando íbamos en el cercanías, ya vimos mucha gente vestida de morado, con la cara pintada y con pancartas del mismo color; pero lo que nos sorprendió fue la cantidad de personas que había en la calle, dirigiéndose ya hacia la glorieta de Atocha, donde se iniciaba la manifestación que acababadeempezaryenlaqueya había gente caminando y gritando diferentes lemas feministas como aquí estamos las feministas , luego diréis que somos cinco o seis y muchos otrosqueserepitieronduranteel restodelatarde.
Todotipodegenteestabaallípara darvozalasmujeressilenciadas; se podían ver desde niños pequeños, incluso en carros de bebé,hastamujeresmayoresque nos contaron que se habían manifestado para conseguir igualdad por primera vez en 1968 cuando tenían 18 años, lo que, he de decir, nos emocionó. Otra de las cosas más importantes sobre la gente que acudió a manifestarse es que había muchos hombres, y eso me hizo pensar que quizá sí que estamos haciendo algo bien cuando eran muchos los que nos acompañaban y luchaban por nuestros derechos junto a nosotras.
Otro elemento que no faltaba, claro, eran los megáfonos.
Porque, por muchas que fuéramos, había que seguir elevando la voz para que nos oyera todo el mundo, y vaya si nosescucharon.Nohabíaquedar muchos pasos para encontrar a alguien megáfono en mano, liderando de alguna forma algún grupo, pero nunca era una sola personaquienlollevaba,sinoque se iba pasando de mano en mano normalmente entre personas del mismo grupo. Yo por ejemplo tuve el privilegio de sostener un megáfono por un rato al prestármelo unas chicas de San Blasygraciasalasquegritétodos los derechos que no tenía, todas las voces que otras no habían podido tener y todas las veces que, por el simple hecho de ser mujer, había sido discriminada, humilladaoinfravalorada.
Porqueel8Mvadeeso,deluchar, de gritar bien alto y de caminar juntos hasta que consigamos la igualdad.