Editorial
2 Miércoles 9 de Abril 2014
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E
Fronteras de miedo
n buena hora, la Asesoría de Paz anunció una vasta campaña para ponerles fin a las fronteras imaginarias que tienen apachurrada a la ciudad de Cali. Ya era tiempo de ponerle fin –o de buscar alternativas propicias- a este tremendo mal, para que la Sultana del Valle vuelva por sus fueros. Durante mucho tiempo no hemos pasado de contar las historias. Terribles, por cierto. En la cancha de El Diamante, Distrito de Aguablanca, Richard, de 17 años, murió en un tiroteo con otro adolescente. Un chico de nueve años que jugaba fútbol resultó herido. Cristian David Medina, de nueve años, cayó en El Vergel. Con la mesada del recreo había alquilado la Internet. Al salir fue alcanzado por una bala. El vecindario ayudó para hacer una colecta y para el entierro, que se hizo con pancartas de protesta. El inventario es desolador. Familias enteras quedaron devastadas porque una criatura murió a causa de una bala perdida, disparada desde cualquier recoveco. Muchos chicos perecieron sin saber que habían pasado una de esas terribles fronteras. Que fueron señaladas por oscuros pandilleros, matones de esquina que decidieron marcar su territorio para cometer fechorías y dedicarse al tráfico de drogas al menudeo. De hecho, la historia casi siempre es la misma. Solamente cambia el nombre del muerto. Naturalmente que ante una situación tan delicada el Estado tenía la obligación de manifestarse de inmediato. Y ponerle fin al desorden con el ejercicio soberano de la autoridad. Pero no se hizo mayor cosa. Ahora se ha decidido lograr una cercanía con los jóvenes para ofrecerles mejores alternativas. La respuesta ha sido favorable: ellos dicen que si se les ofrece oportunidades prefieren el estudio, la cultura, la recreación y el deporte. También están cansados de una guerra que no les ha dado los mejores resultados. Es verdad que el compromiso es de todos. La Iglesia, los líderes comunales, la Alcaldía, los políticos. Todos. Hay que buscarle mejores alternativas a la vida pero con programas inmediatos. Con proyectos sociales para los muchachos y para los pequeños, hoy en alto riesgo. La iniciativa debe ser permanente, especialmente en sectores conflictivos perfectamente detectados. La Asesoría de Paz merece apoyo. Es la mejor manera de arreglarle el caminado a Cali, que lastimosamente ofrece peligro en cualquier recoveco, en una calle retorcida. Y hasta en un sector residencial. Nadie está exento del peligro. No podemos ser indiferentes ante los bajos instintos desatados
Brujula El Corredor Verde
Un proyecto, denominado Corredor Verde, pretende darle otra cara a un área paralela a la línea del ferrocarril. Los estudios respectivos se conocerán a finales de este mes. Se trata de emprender la transformación del espacio público de acuerdo con modernas normas urbanísticas. La vieja línea ferroviaria dejó atrás el recuerdo romántico de la locomotora acezante que con su pito áspero –de ballena encallada- anunciaba su partida. Al llegar a la vieja estación todo era un alboroto. El poeta chileno Nicanor Parra lo resumió de un plumazo feliz: “descendimos del tren entre banderas/ y una solemne fiesta de campanas.” Ahora veremos un espacio florido, con sitios para el reposo vespertino. Al lado habrá una ruta para el transporte masivo, de modo que el viejo fundo de don Sebastián tendrá que abandonar su vocación aldeana para resignarse a una mayoría de edad totalmente adaptada a los tiempos modernos.
Errar y ser herrado
El escritor Gustavo Álvarez Gardeazábal denunció nuevas amenazas contra su vida. Dijo que en los últimos meses “han pasado cuatro situaciones malucas de inseguridad.” La semana pasada –explicódesconocidos lanzaron una granada a la patrulla que iba hacia su finca, en el centro del Valle del Cauca. Los forajidos tuvieron la paciencia de esperar dos horas en el sendero por el que pasan solamente él y quienes le cuidan la espalda. Gardeazábal –como le dicen en confianza sus amigos- hace parte del equipo de La Luciérnaga, de Caracol, programa en el que, con una amarga y risible mezcla de ironía y sarcasmo, se le dice la verdad a la gente. O se le mama gallo de tefren. Es una tremenda equivocación tratar de quitarle la vida a una mansa paloma. Entre otras cosas porque él, como nosotros, no hace milagros por física pereza. Gardeazábal es un pensador y sus verdugos unos brutos que jamás han incurrido en el desliz de coger un libro. Eso da una idea del drama devastador de la ignorancia, que atormenta nuestros desvelos. Pero, a fin de cuentas, errar es humano. Y ser herrado, de los burros.
Un saludo solidario
El personal de LA RAZÓN –versiones impresa y virtual- envía un afectuoso saludo de solidaridad al colega de Caracol Cali Darío Gómez, por el fallecimiento de su señora madre. Queda el recuerdo grato de la vieja que tanto se sacrificó por uno. Y a quien uno le retribuyó su generosidad con una devoción y un cariño que nos deja en estado de gracia. Por la satisfacción del deber cumplido.