La Quinta Emprende - La Revista - #13

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REPORTAJE • 51

El año pasado su Malbec fue seleccionado como el mejor del año de esa cepa en el país. ¿Cómo lo lograron? ¿Cómo lo hacen? Ángela responde que “cuando haces bien las cosas, funcionan”. Y en eso destaca el sistema del país y el orden que ven en comparación a Brasil. “En Chile las cosas funcionan y no siempre se dan cuenta”. ¿Cómo se han financiado? ¿Cuál fue la estrategia para comenzar a emprender? Al comienzo fue un salto al vacío, pero uno exitoso para ellos. La ingeniera en alimentos destaca que las instituciones de apoyo en Chile han sido de enorme ayuda para ellos, especial en las etapas posteriores al posicionamiento inicial. “Hay instituciones como CORFO, que no existen en Brasil, o SERCOTEC. No está el apoyo a los emprendedores en Brasil como en Chile. Aquí uno sabe que puede contar con algún financiamiento si tiene una buena idea y si está dispuesto a poner las manos en la masa, entonces es mucho más difícil el ambiente para emprender que en Chile”. También destaca que han decidido hacer las cosas “piano piano”, de a poco, tomando decisiones como enfocar el 70% de su producción a la exportación, asociarse con otros productores pequeños en asociaciones gremiales como MOVI, y explotar junto a ellos el área del turismo para conectarse con la comunidad y aportar a Casablanca. “La industria vitivinícola está muy concentrada y eso es una tremenda oportunidad cuando eres pequeño y haces las cosas diferentes. No hay ninguna otra zona de vinos que esté tan bien posicionada como esta. En Casablanca no existe una cultura de vinos y eso es un problema, pero una oportunidad. Vimos que podíamos ofrecer una oferta turística muy diferente a lo que estaba, ofreciendo una experiencia mucho más íntima y diferente”, explica.

Su apuesta ante el turismo es hacerlo pensando más en la calidad que en la cantidad: “El mismo dueño recibe al turista y le explica que es lo que está pasando y le cuenta como se hace el vino aquí. Así la gente entienda el proceso”, trabajando con grupos pequeños. “Me gusta que la gente salga de aquí sabiendo algo más sobre el proceso del vino, porque pienso que las buenas experiencias son aquellas en las que uno aprende y no simplemente que te tuvieron como espectador”, agrega. ¿Cómo se han vinculado con las instituciones de apoyo al emprendimiento? Justamente es aquí donde han logrado potenciarse en conjunto enfocando al área turística. “Actualmente estamos en un programa que se llama IPROD, que nos va a permitir habilitar un área que nos permita recibir a los turistas. La idea es poder recibirlos en un ambiente grato”, que además han enfocado en la sustentabilidad, ya que todo se habilitará con energías renovables y limpias, favoreciendo con ello la comunidad donde están insertos. “Todos dicen que el emprendedor tiene que pensar en grande, pero a nosotros nos gusta decir que nos atrevemos a pensar pequeño, porque nosotros no queremos ser una empresa grande y para eso tomamos ciertas decisiones que nos permiten posicionarnos en ciertos nichos, pero es bueno porque funciona”, afirma Ángela, cuyo negocio con su esposo sigue tomando importantes pasos de consolidación. “Estamos haciendo algo bien. Creo que cuando uno hace las cosas con verdad la gente lo percibe. Siempre hemos sabido que el turismo puede ser un componente importante en la facturación de la empresa, pero queremos ofrecer una experiencia real que no sea como la típica industria. Me gusta pensar en artesanal, del punto de vista de arte y que uno ponga las manos”, finaliza.


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