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Más “recurrente” de lo que pensamos

Luego del destape del caso Convenios, que se tomó la pauta de las informaciones en el mundo político a lo largo de todo el país con el inicio de diferentes investigaciones y sumarios, se conoció la semana pasada el robo de 23 computadores desde las oficinas del Ministerio de Desarrollo Social, equipos que fueron recuperados al día siguiente por personal del OS-9 de Carabineros; no así la caja fuerte, que también fue sustraída desde la cartera que encabeza el ministro Giorgio Jackson.

Luego de esta primera información de robo en una repartición del Estado, se han ido conociendo otras ocurridas y algunas que no alcanzaron a concretarse.

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Los últimos hechos de similares características se conocieron durante la jornada de ayer. El primero ocurrió en una de las oficinas de la Corporación de Asistencia Judicial de la comuna de San Ramón, en la Región Metropolitana, llamada Centro de Atención a Víctimas de Delitos Violentos.

Otro robo de similares características, ocurrió en el Centro de Atención Jurídico Social de La Cisterna.

También se confirmó el robo de dos computadores desde la Subsecreta- ría de Patrimonio Cultural, dependiente del Ministerio de Las Culturas. Y, además, el Servicio Mejor Niñez sufrió el robo de 11 computadores a mediados de este mes. demonio, un fantasma o un animal peligroso, despliega valentía, fortaleza e ingenio sobresaliente y acaba por ser vencedor de la prueba a que es sometido. El prodigio corre pareja con el peligro; la tentación, con la agudeza que la vence. La leyenda nos pone delante a un personaje sobresaliente —a veces héroe, a veces pícaro— que hace gala de valentía y resolución, no menos que de ingenio y paciencia, y de quien nos importa menos su cotidianidad que el resalte de cualidades llevadas hasta el límite de los máximos riesgos. Todas las regiones y países están enriquecidos por un repertorio legendario. La geografía y condiciones topográficas predisponen a la invención de estas lonjas imaginativas, resistentes en el tiempo y tan dóciles a ser transmitidas por las generaciones.

Es evidente que aquí existe un problema, porque no es posible este grado de vulnerabilidad en las diferentes reparticiones del Estado, donde algunas personas, al parecer, entran “como Pedro por su casa” y roban elementos tan delicados y con información tan importante como son los computadores. Pero además en momentos tan complejos como los que se viven actualmente, con las investigaciones que se desarrollan en torno al caso Convenios.

El ministro de Justicia, Luis Cordero, dijo este miércoles que “el acceso a oficinas públicas y privadas en el centro de la ciudad de Santiago y en otros lugares, es más recurrente de lo que probablemente muchos creen y por eso el Ministerio Público ha tomado la decisión de nombrar una fiscal en el caso de la centro norte para focos investigativos”.

Es imperativo que los servicios públicos cuenten con seguridad acorde al trabajo que realizan, pero no se puede permitir que este tipo de hechos se sigan repitiendo.

Un cerro, un bosque, una laguna son extensiones propicias para el nacimiento de embrujos, tesoros ocultos, apariciones o hechos memorables. Semejante impulso deviene de cruces de caminos, árboles o el sortilegio de los astros.

JUAN ANTONIO MASSONE

Buen ejemplo de lo dicho aquí es Choapa: leyendas de mi tierra, libro al cuidado de Claudio Araya Villalonga, Sus páginas albergan una rica variedad de “personajes” fabulosos. El bestiario queda representado por animales de cuya fuerza imperativa y peligrosa no cabe dudar; igual cosa cabe decir de espíritus malignos, que ponen en jaque al viajero o amenazan una comunidad.

De las metamorfosis experimentadas por figuras fantasmáticas o el traslado de tesoros enterrados no quedan desprovistas estas leyendas. Comparten con las nacidas en otras regiones, algunas sombras hechizadoras: ermitaños, niñas encantadas, mujeres tan cautivadoras como amenazantes, la llorona y el infaltable gañán burlador del diablo.

Necesarias y siempre frescas, las leyendas vienen en expresar las honduras de una psique, en las cuales toda comunidad confirma que lo existente guarda dimensiones que desafían el carácter funcional y desabridamente escueto de nuestras jornadas.

El próximo martes se cumplirán 56 años que dejara este mundo, un tío muy querido y que, además, era mi padrino: el tío Raúl. Era mi tío favorito. Y siempre me dejó algunas enseñanzas con su conversación o con su ejemplo.

Y hoy, después de 56 años, aún lo recuerdo con su cara de hombre bueno, sonriente, en su motoneta, a veces solo, otras veces con la tía Luchita y los cinco primos, en un prodigioso equilibrio mental y físico.

Lo recuerdo tan bien, cuando muy de amanecida, lo acompañábamos a unas hermosas jornadas de pesca, en el Estero de las Mulas, al interior de Los Queñes, donde todo era nuevo, lleno de misterios y aventuras.

Y donde, a la vuelta, cansados pero satisfechos, con 60 ó 70 pescados cada uno, tratábamos de igualar el paso del tío, sin importar que, para ello, nos tuviéramos que cansar más.

O aquella otra vez, que en una caravana de motonetas fuimos a ver, en la noche, un partido de fútbol entre Rangers y Colo Colo, a Talca, aunque él era hincha de la Universidad Católica.

O cuando había un temblor fuerte, nos indicaba cómo había que actuar, con calma, para evitar problemas mayores. De él aprendí a no tenerle miedo a los temblores.

O su cordial atención tras el mesón de la ferretería de la ya desaparecida Casa Francesa. Tal vez por eso fue mi tío favorito. Me criticaba y aconsejaba en mis primeras jornadas de radio. Y felicitaba, también, cuando encontraba que lo había hecho bien. Compartí con él, momentos muy felices y muy tristes: las vacaciones en Los Queñes o en Duao, las excursiones, la muerte de mi padre, los paseos y viajes en motoneta, lo vi llorar por su enfermedad y me confidenció la gravedad de la misma, pocos días antes de dejarnos.

Hoy quise recordarlo. A mi tío. A mi padrino.

A mi amigo. Al hombre bueno, a quien quise y admiré mucho y al que sigo admirando.

Breves

El Ciclista: Nuevo libro de Raúl Miño

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