Papel Salmon marzo 13

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DOMINGO 13 DE MARZO DE 2016

DOMINGO 13 DE MARZO DE 2016

Aleph, 50 AÑOS DE UNA REVISTA HUMANISTA Y LITERARIA

una obsesión de medio siglo PORTADAS/CORTESÍA CARLOS-ENRIQUE RUIZ/PAPEL SALMÓN

En la portada del No. 1 de la revista Aleph aparece un retrato en blanco y negro de Albert Einstein.

Gloria Luz Ángel Echeverri* Papel Salmón

E

n la literatura Aleph es el nombre de un cuento de Jorge Luis Borges publicado en el libro del mismo nombre en 1949 y que ha dejado una huella en la literatura mundial, siendo una de la obras más estudiadas y analizadas a la que se le han buscado múltiples interpretaciones. También es el título de una novela de Paulo Coelho que se deriva de una interpretación mística del cuento de Borges. Además, entre otras definiciones, el Aleph es uno de los puntos del espacio que contienen todos los puntos y la primera consonante del alfabeto hebreo. En Manizales, hace cincuenta años nació la Revista Aleph en la Universidad Nacional y el doctor Carlos-Enrique Ruiz ha estado desde el comienzo. Papel Salmón quiso conmemorar con él este medio siglo de un trabajo humanista y literario que ha sobrevivido por encima de todo. ¿Por qué la revista se llama Aleph? Es de recordar que en julio de 1964 llega al decanato de la facultad de Ingeniería, en la Universidad Nacional (UN) de Manizales, Alfonso Carvajal-Escobar, en el rectorado de José-Félix Patiño, con Marta Traba en la dirección nacional de Extensión Cultural, y comenzó un período de valioso desarrollo académico y físico, con la Cultura en la matriz diaria del quehacer universitario. Los estudiantes

En la portada del número 176 de la revista Aleph aparece un retrato del ex rector de la Universidad Nacional de Colombia Moisés Wasserman realizado por Pilar González-Gómez.

tuvimos actividad protagónica, constructiva, con pleno apoyo de las directivas. Creamos el que se llamó por aquel entonces el “Departamento de Extensión Cultural”, con participación de una comisión de profesores y estudiantes, que promovimos actividades múltiples y continuas, en música, cine, teatro... En 1966 el clima era favorable para la creación de una revista, en momentos en los que leía El retorno de los brujos de Jacques Bergier y Louis Pauwels, donde encontré “El Aleph”, ese relato asombroso de Jorge-Luis Borges, el que me atrapó. Además, en nuestra formación matemática, en la Escuela de Ingeniería, tuvimos acercamiento a la teoría de los transfinitos del matemático alemán Georg Cantor, el creador de la “teoría de conjuntos”, la “Mengenlehre”, igualmente aludida en el cuento de Borges, y el primero de aquellos lleva el nombre de “Aleph”, la primera letra del alfabeto hebreo. Es decir, esta denominación reunía nuestras propias aspiraciones formativas en los campos de la ciencia y el humanismo. Con ese ambiente de estímulo y aquel asidero, conseguimos producir el No. 1 de la Revista Aleph, en octubre de 1966, con Bernardo Trejos-Arcila y Hugo Marulanda en la redacción, y yo de director. Lleva una nota liminar de quien fue nuestro sabio profesor de matemáticas, Armando Chaves-Agudelo, acerca de Cantor y sus “transfinitos”. Y hasta hoy en pie, con 176 ediciones al primer trimestre de 2016.

El número uno de la revista apareció en octubre de 1966. Hoy llega al número 176 en su aparición trimestral. La obsesión, la creencia profunda de su director en la educación y la cultura como el mejor camino, la han sostenido. Compromiso.

¿Si Aleph nació siendo institucional, por qué dejó de serlo? Aquel primer número lo trabajamos en la Editorial Renacimiento, de LA PATRIA, con Pepita Parra de linotipista. Produjimos mil ejemplares, por el precio de mil pesos toda la edición, con bella carátula en blanco y negro: retrato de Albert Einstein, en actitud reflexiva y grandiosa. Salió al amparo del Departamento de Extensión Cultural de la UN en Manizales. La financiamos con avisos, en especial de exalumnos ingenieros civiles, con oficinas de contratistas, sin cubrir el costo total, y lo faltante fue asumido por la Universidad, en cabeza de nuestro decano, Alfonso Carvajal-Escobar. Me gradúo de ingeniero civil en diciembre de 1967, y después de labores profesionales y de estudios de postgrado me incorporo de docente, en dedicación exclusiva, en la UN-Manizales, por enero de 1971. Vuelve la Revista conmigo, y llegamos hasta la número 5 (junio 1973) con los auspicios de la Universidad. Estaba de rector nacional una personalidad tristemente recordada, y la Revista fue llamada a cuentas, manifestándoseme la suspensión por estimarla no conveniente en la vida institucional, pero hubo el diálogo cordial aceptando mi propuesta de seguir yo con ella de manera independiente. Así salió la edición No. 6 (enero/ abril, 1974), con un símbolo de reacción en carátula, que permaneció en muchas entregas, en especie de logotipo. Pero seguí como profesor, en condición plena. Y

pública, de la cesión de la propiedad intelectual de la Revista, para evitar dificultades legales, y garantizarle continuidad. ¿Cómo han tocado a la Revista y a usted como director los cambios de la Universidad en este tiempo? Soy en cierta medida protagónico en el acontecer de la Universidad Nacional, en especial de su sede regional en Manizales, por más de cincuenta años, desde mis tiempos de alumno. He sido académico de tiempo completo, dedicado a las cuestiones sustantivas de la vida universitaria, en la docencia, en las diversas labores de esta bella actividad, en la dirección, en los niveles regional y nacional. En simultaneidad he llevado adelante la revista Aleph. Muchos encuentros académicos los aproveché para registrar testimonios recogidos en los “Reportajes de Aleph”. Asimismo, inventé otra revista, científico-técnica, con el modesto nombre Boletín de Vías, dedicada a temas de vías, transportes y en general geotecnia, que existió entre 1972 y 2006, con ciento una ediciones, publicación oficial de la UN, que la dejaron morir por el ingreso institucional a la “indexación” y la “puntofagia”, espacios utilitaristas, algo así como un “mantra”, de los que he sido ajeno, y quizá con escampadero en el “autoexilio” intelectual, mi mejor lugar para lecturas y escrituras. Sin embargo, presto colaboraciones gratuitas como en la realización de la “Cátedra Aleph” en el “Aula UN del estudiante de la mesa redonda”, con 28 versiones al momento, y otros servicios puntuales en tanto se me convoca, con asuntos a mi alcance.

Revista volvió a quedar sin amparo económico. Asimismo existió por un tiempo la Fundación Aleph, encargada de recaudos y pagos, pero también feneció. A la hora de la verdad, Livia y yo sorteamos las situaciones, hasta el Sol de hoy. ¿Qué queda hoy en la Revista de lo que estuviera en los comienzos de ella? En la Revista queda la impronta de la edición fundacional, con el espíritu en el que nos formamos en los años sesenta, en especial en ese período de notable estímulo que fue el rectorado de JoséFélix Patiño (1964-1966), con Marta Traba en vertiginosa actividad cultural, y el maestro Alfonso Carvajal-Escobar, en el decanato UN regional, amigo y compañero de los estudiantes, con estímulos de todas las horas. Pertenezco a la que pudiéramos llamar “Generación José-Félix Patiño”, por aquellos momentos primerizos, de nuestro asomo decidido al anchuroso mundo de la Cultura, al cual sigo apegado, de manera indeclinable, con la comprensión más universal. Y la Revista sigue en esas.

PERSONAJES QUE HAN PASADO POR ELLA

¿Qué referentes han pasado por las páginas de la revista? En mi vida académica e intelectual he tejido relaciones con personalidades de todas partes, lo que me ha permitido conseguir colaboraciones escritas de calidad. Y desde temprano en la historia de la Revista contamos con el eminente matemático-humanista Luciano Mora-Osejo, como animador en nuestras lecturas y realizaciones académicas, quien encabeza

el Consejo editorial. Hay secciones que han perdurado en ensayo, poesía, reportaje, con carátulas e ilustraciones muy especiales, y facsímiles de manuscritos autógrafos. Entre colaboradores hay que mencionar a Rubén Sierra-Mejía, Danilo Cruz-Vélez, Germán Arciniegas, Jesús Mejía-Ossa, José Prat, Fernando Savater, Carlos Martín, Eduardo Aldana, Manuel Andújar, Ben-Ami Scharfstein, Emma Reyes, Hernando Salazar-Patiño, Montserrat Ordóñez, Juan-Gustavo Cobo, Nancy Morejón, Enrique Moya, Valentina Marulanda, Orlando Mejía-Rivera, Jorge-Eduardo Hurtado, Carlos-Alberto Ospina, MartaCecilia Betancur, Heriberto Santacruz, Norma Velásquez, etc., etc. En los Reportajes de Aleph hemos tenido a Hans Herkrath, Juan Rulfo, Jorge Artel, Nirma Zárate, Gordon Brotherston, Juan Friede, Günther Haensch, Pedro-Nel Gómez, Ernesto Guhl, Rafael Gutiérrez-Girardot, Dámaso Alonso, Manuel Andújar, Federico Sopeña, Karel Rýdel, Reinhard Brandt, Dietrich Briesemeister, Carlo Federici, Francisco Miro-Quesada, Marcela del Río, Fernando Salmerón, Georges Lomé, Leopoldo Zea, Jorge Arias de Greiff, José-Félix Patiño, etc., etc. La Universidad de Caldas publicó, en 2007, un primer volumen con selección de ellos, y este año de los ¡50! publica un segundo tomo, que será presentado en la Feria internacional del Libro de Bogotá. De los manuscritos autógrafos menciono a los siguientes escritores notables involucrados: Fernando Mejía-Mejía, Ángeles Amber, Germán Arciniegas, Dámaso Alonso, Javier Arias-Ramírez,

UNA OBSESIÓN CON APOYO

FOTO/ARCHIVO LA PATRIA/PAPEL SALMÓN

Carlos Enrique Ruiz Restrepo

la revista ha seguido conmigo en pie, sin interrupción alguna, con cincuenta años en nuestros ijares. En otros momentos la UN la apoyó, pero de manera muy pasajera. A mediados de los años setenta acordé con la Universidad la formalización, por escritura

¿Cómo ha hecho para mantener la línea editorial durante estos 50 años? Una razón fundamental: la obsesión, la creencia profunda en la educación y la cultura como el mejor camino, con total y pleno compromiso, en todas las horas. En los tiempos de Gloria López en la dirección cultural del Banco de la República-Manizales, hice una conferencia sobre esta publicación bajo el título: “Aleph: crónica de una obsesión”. La Revista ha sido una publicación cultural, de literatura, arte y pensamiento, con ciertos períodos en los que predominaron aspectos como las temáticas indígenas, el folclor, la filosofía latinoamericana. Pero en su momento encontró el ámbito en el que permanece, ajena a capillas ideológicas o de escuelas, abierta a la expresión creadora y de librepensamiento. También por épocas tuvimos apoyos financieros de empresas, a la manera de registro de créditos de auspicio, con un largo período de patrocinio de la Fundación Mazda, con José-Fernando Isaza a la cabeza, pero a su retiro la

Maestros como Obregón, Guillermo Botero Gutiérrez, Cosme Jaramillo, Grau, Guayasamín, y Rogelio Salmona han ilustrado las carátulas de la revista Aleph.

| EN T R E V ISTA | 5 Matilde Espinosa, Dionisio Aymará, Isaiah Berlin, Jorge Boccanera, Martha Canfield, Eduardo Carranza, Fernando Charry-Lara, Juan Cervera, Meira Delmar, Daniel Echeverri, Samuel Feijóo, Roberto Fernández-Retamar, Carmelina Soto, Víctor Gaviria, Efraín Huerta, Félix Henao-Toro, Saúl Ibargoyen Isalas, Pedro Lastra, Carlos Martín, Eugenio Montejo, William Ospina, Germán Pardo-García, Dominga Palacios, Beatriz Zuluaga, etc., etc. Ilustradores de carátulas y de páginas interiores hemos tenido a: Alejandro Obregón, Jorge-Elías Triana, Guillermo Botero, Juan Calzadilla, Colombo Gazzoni, Luz-María Ángel, Carlos-Augusto Buriticá, Pilar González-Gómez (nuestra ilustradora más permanente, por décadas), Alipio Jaramillo, David Manzur, Emma Reyes, Mario Rivero, Guillermo Páramo, Oswaldo Guayasamín, Luz-María Jaramillo, Margoth Márquez, Rogelio Salmona, Cosme Jaramillo, María-Victoria Vélez, Olga-Lucía Hurtado, etc., etc. Tuvimos también una separata de partituras (una cuarenta), con autores regionales, nacionales y de otros países, de compositores de la talla de: MarcoTulio Arango, Guillermo Rendón, Ruth Peñaloza de Ceballos, Blas Galindo, Pacho González, Manuelito Osorio, David Puerta, Luis-Felipe Ramón y Rivera, Polo Tabares, Héctor-Fabio Torres, entre otros.

TODA UNA VIDA

¿Cómo ha participado su esposa Livia en la Revista y cuánto ha influido en la línea editorial? Livia y yo somos pensionados o jubilados (¿despensionados y jubilosos?), como docentes de toda la vida. Ha sido mi aliada y soporte más férreo, desde nuestros tiempos de alumnos, ella en música y yo en ingeniería. Y desde la edición No. 1 de la Revista viene conmigo. Cincuenta años de ajetreos compartidos, con logros y también momentos de dificultades. Se la ha jugado toda conmigo, paso a paso, en el amor, la solidaridad, la palabra… Dispone en cercanía de la colección completa, y acompaña cada edición con observaciones de crítica constructiva, y tareas de corrección. Es lectora voraz y portadora de juicios reflexivos. La vida es siempre un riesgo, una aventura. Y transitarla en alianza indisoluble, empática, nos depara comprensión, consuelo y alegría. Tenemos tres hijos y cinco nietos, que amamos y son soporte para seguir viviendo en actividad, con los libros y la música en la intimidad, y los diálogos propiciadores del compromiso y el sosiego. ¡He dicho! *Periodista. Editora de Papel Salmón.


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