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MARTÍN CATALÁN LERMA n
LUNES 19 DE DICIEMBRE DE 2022 9
MARTÍN CATALÁN LERMA
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La Secretaría de Educación Pública (SEP) notificó a la Benemérita Universidad Autónoma de Zacatecas (BUAZ) que está dispuesto a aportar recursos extraordinarios para el pago de compromisos contractuales de fin de año solamente si Gobierno del Estado coadyuva de manera paritaria; aunado a ello, se incumplió con el pago del aguinaldo a subsistemas de educación media superior en el estado.
José Juan Martínez Pardo, secretario general del Spauaz, dio a conocer a la Coordinadora de Delegados que la postura del Gobierno Federal a la solicitud de recursos de la Universidad es que el apoyo debe ser de manera paritaria entre la Federación y el Gobierno del Estado.
Es decir, la Federación tiene la voluntad de aportar la mitad del recurso solicitado por el Rector que fue de 520 millones de pesos, pero solamente si el gobierno de David Monreal Ávila aporta la otra mitad.
Sin embargo, el tema está trabado en Gobierno del Estado, porque el titular del Ejecutivo notificó al Rector que no tenía ese monto para otorgar a la Universidad y que se valoraría la cantidad que pudiera aportar.
Ante esa situación, Martínez Pardo indicó que el Gobierno Federal únicamente está a la espera de que el Gobierno estatal libere el recurso para dispersar la cantidad que le corresponde, considerando que el apoyo sería similar.
En días pasados, Ibarra Reyes dio a conocer la dispersión de la nómina correspondiente a la primera quincena de diciembre, el aguinaldo y los Treintayunavos días, los cuales se pagaron con el subsidio ordinario de este mes y un préstamo otorgado por la Fundación del Spauaz.
Sin embargo, está pendiente el pago de la prima de antigüedad y el salario de la segunda quincena de diciembre, para los cuales se requiere de un monto total de 76 millones de pesos.
Por otra parte, los sindicatos del Colegio de Bachilleres del Estado de Zacatecas (Cobaez) y del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Zacatecas (Cecytez) denunciaron que Gobierno del Estado no dispersó el recurso para pagar aguinaldo y prestaciones de fin de año a sus agremiados.
A través de un comunicado, el Supdacobaez señala que “la omisión y la falta de interés” de Gobierno del Estado para cumplir con sus obligaciones contractuales está dejando en la zozobra a mil 600 trabajadores y sus familias, motivo por el que hizo un llamado a Monreal Ávila a sensibilizarse sobre los derechos laborales.
Indicó que hace días el gobernador declaró que el pago de prestaciones de fin de año para el magisterio se llevaría a cabo sin inconvenientes, pero, contrario a ello, para los subsistemas de educación media superior no ha habido cumplimiento.
E c ud cónia
■ El Rector solicitó 520 mdp para el pago de compromisos contractuales de fin de año Federación apoyará a la BUAZ hasta que Godezac aporte recursos de manera paritaria
■ El tema está trabado en la administración estatal; el Ejecutivo notificó que no tenía el monto solicitado y se valoraría la cantidad que pudiera aportar ■ También se incumplió con el pago de aguinaldo a subsistemas de educación media superior en el estado
Interior del Campus UAZ Siglo XXI ■ FOTO: LA JORNADA ZACATECAS
Dispersó Cozcyt más de 3.2 mdp en apoyos durante el 2022
■ En el año que está por concluir, fueron respondidas positivamente 212 solicitudes en las diferentes modalidades del programa
LA JORNADA ZACATECAS
El Gobierno de Zacatecas, a través del Consejo Zacatecano de Ciencia, Tecnología e Innovación (Cozcyt), dispersó más de 3.2 millones de pesos en el Programa Apoyos Cozcyt para la producción científica de las y los estudiantes, investigadores, tecnólogos, instituciones u organizaciones zacatecanas, se informó en un comunicado.
Así lo informó el director general, Hamurabi Gamboa Rosales, en el último acto de entrega de Apoyos Cozcyt 2022, al destacar que se respondió positivamente a un total de 212 solicitudes de propuestas individuales e institucionales, cumpliendo así el objetivo de la nueva gobernanza de apoyar a las personas en la ciencia e incentivar la generación de investigaciones y la innovación local.
La responsable del Programa de Apoyos Cozcyt es la directora de Desarrollo del Talento en Ciencia, Tecnología e Innovación, Sahara María del Río Venegas, quien refirió que el monto total aplicado esta anualidad fue de 3 millones 264 mil 437 pesos, los cuales provinieron de tres ministraciones del Instituto Electoral del Estado de Zacatecas (IEEZ), derivado de las multas electorales a partidos.
En los 12 meses se recibieron 300 solicitudes de Apoyos Cozcyt, de las cuales fueron aceptadas y respaldadas por el Consejo Zacatecano de Ciencia, Tecnología e Innovación 212. De estas, 194 correspondieron a la modalidad de Personales, por una cantidad superior a 2.6 millones de pesos; en tanto, en la modalidad de Institucionales se concedieron 18, por 900 mil pesos.
Especificó que los Apoyos Cozcyt en la modalidad Personal están dirigidos a investigadores, divulgadores científicos, docentes, académicos y estudiantes; y la modalidad Institucional a instituciones, principalmente de educación superior. En ambos casos con el objetivo de impulsar la investigación, publicación de artículos y participación en encuentros nacionales e internacionales de difusión científica.
Del Río Venegas indicó que en diciembre se llevó a cabo la última entrega de Apoyos Cozcyt, para responder a las peticiones de recursos planteadas en octubre y noviembre, a los que se les otorgó 818 mil 416 pesos, dispersión con la que concluyeron las actividades del 2022 del programa estatal.

En la última entrega, se benefició a 24 personas y cuatro instituciones solicitantes, con un monto mayor a 818 mil pesos ■ FOTO: LA JORNADA ZACATECAS
Atentados
Rolando CoRdeRa Campos
l atentado crimi-
nal y artero contra el distinguido comunicador Ciro Gómez Leyva nos habla de la vigencia intensa e indeseable de la pareja letal que, por ya mucho tiempo, ha merodeado nuestros dramas políticos. Desde 1994, con el asesinato de Luis Donaldo Colosio, pero también el alzamiento del EZLN, en Chiapas, y su abrumadora secuela política. Antes habíamos tenido que asistir a la macabra danza de engaños con que se quiso envolver otro atentado magno contra la libertad y el derecho en la persona del gran periodista Manuel Buendía.
Hubimos de rendirnos a la evidencia: política y delito no sólo se suponen la una al otro, sino que han formado una letal pareja, presente en nuestras cotidianidades y sus nubladas perspectivas. Una de las grandes tareas de la democracia que emergía tendría que haber sido la disolución de ese nefasto vínculo, pero no lo fue, y en su lugar se paró, ante nosotros, el poder creciente, abiertamente ilegal y corrosivo del crimen organizado.
Letal para el ejercicio periodístico, y sus obligadas libertades y derechos, como ha sido penosamente declarado nuestro país, atentados como del que ha sido víctima Ciro Gómez Leyva tienen que llevarnos a escalar ese diabólico matrimonio y ponerlo en el centro del interés y el compromiso político, reclamar de la autoridad una investigación pronta y puntual que, sin pausas artificiales, lleve a responsables directos e intelectuales y que, además, del modo más explícito posible, nos hable, con seriedad y responsabilidad, del peso que el entorno que hoy rodea a la política, tiene para abordar a fondo, como tiene que hacerlo el Estado, esa nefanda unión viciosa y corrosiva entre el crimen y el ejercicio y la lucha por el poder.
El entorno no es sólo físico o arquitectónico, climático, sino, sobre todo, mental, y de ética pública. Al darle carta de naturaleza a la banalización del intercambio y de la crítica, a la invectiva y la sospecha por sistema, se abre la puerta para que irrumpa la violencia y desde la política se llegue incluso a normalizarla. El para qué se meten o quién sabe en qué andaban se vuelven argumentos de autoridad y de primera mano para comenzar a deslindar una responsabilidad de la que el poder constituido no puede ser ajeno. Menos volverse eco sumiso de esas leyendas ensombrecidas que nos han traído hasta aquí.
Los desparpajados comentarios, críticas y embates verbales en los que ha caído el Presidente, y convertido en retórica cotidiana, no están al lado o afuera de este siniestro escenario que inevitablemente se nos presenta como un círculo terrible e hipnótico de violencia. Lo quiera o no el mandatario, están en su epicentro y su desborde se siente una y otra vez en los desvaríos del morenismo en las Cámaras o los cabildos. Y hasta en sus asambleas donde ha prevalecido el enfrentamiento verbal y a veces físico.
La violencia, que no pocas veces desemboca en ilícitos, ha acompañado el despliegue de la Gran Transformación en actos de gobierno o ejercicios deliberativos como tiene que haberlos en toda política abierta y plural. El grado en que esta violencia marca como presente y futuro ominoso, a la política democrática, no podrá reducirse y someterse al gobierno de las leyes, hoy se nos presenta como ineluctable, y de poco sirven las muestras de solidaridad de los mandatarios con el periodista agredido tan arteramente. El Estado tiene que asumir lo acaecido como cuestión obligada que no puede, ni podrá superarse, sin una necesaria y urgente relegitimación del poder constituido, hoy sometido al bochornoso espectáculo de un simulacro reformador de la política que no tiene porvenir si sigue basado en la descalificación a priori del adversario o el disidente, ambos caracteres obligados, irrenunciables, de toda política plural y democrática como la que todos decimos querer.
Una vez más, como si se tratara de una fatalidad que salta a la menor provocación, estamos ante un crimen que, para su propio bien, el Estado no puede dejar pasar. Tampoco permitir que vaya a alojarse al vergonzoso archivo de la impunidad que nos ahoga.
Zapata vive
luCía medina suáRez del Real
ace unos diez años oí al productor Epigmenio Ibarra decir a una centena de jóvenes, entre los que me encontraba, que debíamos luchar por cambiar a México porque, jóvenes como éramos, en el estado que se encontraba el país, solo teníamos tres destinos: matar, morir o migrar.
De los que estábamos ahí, uno ya se convirtió en gobernador; otro, en subsecretario de Estado; unos más en funcionario estatal de primer nivel, otros alcanzaron diputaciones. Otros tantos optaron por otro lado de la historia y hubo quien hasta ya fundó otro partido político.
A muchos más de aquellos jóvenes, quizá los mejores, la política los expulsó pronto, aunque tal vez lo hizo solo temporalmente. A varios les apremió la necesidad de ganarse la vida y la lucha por los ideales tiene que malabarear con la vida cotidiana. Para otros más no hubo suerte porque en ese juego los más ligeros, los que más avanzan, son los que menos escrúpulos cargan.
Muchos de aquellos envejecieron/envejecimos ya; en la edad y la energía con certeza, pero otros también en la esperanza y la perseverancia.
Francisco Zapata Alvarado, “Zapatita”, se fue de este mundo antes de que eso le ocurriera. Se fue a tiempo para irse como héroe y no convertirse, lenta y paulatinamente, en villano, como suele ocurrir.
Se va, o mejor dicho, lo fueron de esta vida, cuando aún tenía sueños, energía, y esperanza en aquello que construía día con día.
No es que no tuviera humanas y legítimas aspiraciones, ambiciones incluso; no es tampoco que se haya ido antes de cometer errores, como nos gusta pensar de los que ya no están. Todo eso tuvo, como cualquiera, pero tenía aún esa energía y empuje de la gente joven de alma, que con su ejemplo arrastra a los demás y hace levantarse a los cansados.
Ese es el tamaño del hueco que deja en muchos, porque además de sus familiares y más cercanos amigos, la tristeza de su ausencia alcanza también a quienes, a distancia, atestiguaban los esfuerzos de un muchacho por dar la lucha social que, como dice Alma Ríos, tanto les reclaman a los jóvenes, quienes les dejaron el mundo como está.
Asesinatos como estos son tristemente tragedia cotidiana desde hace 16 años, cuando un hombre de enanismo moral decidió jugar a la guerra y disparar un cañón a un avispero, esperando que, en medio de los zumbidos, se olvidara su ilegitimidad.
Desde entonces, a la fecha, los muertos se cuentan por decenas de miles, y en un juego de probabilidad, es casi imposible que la tragedia no llegara, en algún momento, cerca de nosotros.
A tres lustros de eso, el daño pervive, y quién sabe cuánto más tardemos en llegar a ese México de paz, y a ese Zacatecas tranquilo que nos enorgullecía.
Es posible que los jóvenes, las mayores víctimas de esto, sean quienes menos lo extrañen porque son también quienes menos lo recuerdan.
Los de hoy son jóvenes que aprendieron a serlo en un mundo que ya era así de violento. Son una generación que distingue los balazos de los cuetes; que conoce los tanques militares, y que no se sorprende tanto, como los más viejos, cuando les toca enterrar a uno de ellos.
Hace unos días lo hizo con Zapatita, que fue asesinado con su amigo Raúl, mientras cambiaban una chapa.
Hoy tocan la tristeza y la rabia a los que lo quisimos, y a quienes queremos a los suyos, en mi caso personal, a su hermano mayor, mi muy estimado amigo Javier.
Para su suerte, su talante bonachón, su rostro infantil, y sobre todo, su trayectoria de lucha social y política, lo dejan a salvo de que su nombre se ensucie de la ominosa sospecha de andar en “malos pasos”, en esos que a veces son los únicos que pueden dar los miembros de su generación hundidos en la pobreza o sobrevivientes a la ley de plata o plomo.
La tarde de este lunes habrá una marcha para exigir justicia para Zapata y Raúl, una marcha como las que acompañaron ellos tantas veces y como las que, si fuéramos justos, tendríamos que hacer casi a diario.
A veces ni siquiera la muerte puede escapar de la vileza, y no faltó ni faltará quien haga lucro político de sus asesinatos, incluso a costa de las causas que defendieron y construyeron en vida.
El pronóstico terrible de Epigmenio se cumplió en Zapata: murió, pero se fue de esta vida construyendo un mundo mejor, que todavía creía posible. Ojalá tenga razón y lo sea.
l conocer la noticia sobre tu despedida, mi amigo y camarada, mi compañero de lucha, colega y hermano, supe que no estás del todo muerto. La gente que se compromete con un propósito para cambiar la realidad de injusticias, miserias y desamparo de la mayoría de la población, surge de los espacios más diversos y continúa presente en las luchas subsecuentes de las generaciones posteriores. Por eso tú, Arturo, no has muerto.
Arturo Whaley fue un sindicalista ejemplar y un ser humano natural e inteligente. Desde muy joven se integró a la lucha por los derechos de sus compañeros de la investigación y de la industria eléctrica y nuclear. Ya desde los círculos estudiantiles donde nace la conciencia, la voluntad y el deseo de convertir en realidad la necesidad de un mundo mejor, Whaley comenzó su camino como luchador social.
Arturo, tú y yo somos como hermanos de ideales, del mismo espacio donde se han levantado una cantidad innumerable de estudiantes conscientes del momento que les ha tocado vivir. Y tu reflejo está en la nueva generación de sindicalistas.
Después, el trabajo político generó resultados, a pesar de la gran represión del gobierno priísta. Aumentó la posibilidad de defender nuestros proyectos sindicales desde las curules. Llegamos allí por el gran apoyo de nuestro sindicato.
Movernos en una esfera más amplia era la posibilidad con nuestra participación como diputados federales.
Fuimos afortunados como profesiona-
Aquí no se rinde nadie
Antonio Gershenson

Arturo Whaley (segunda de derecha a izquierda), durante los trabajos del congreso del sindicato de trabajadores de la UNAM, en 2016 ■ FOTO: LA JORNADA
les, en el área eléctrica y, por supuesto, en la nuclear, donde tu liderazgo todavía es un referente muy importante. No podíamos declararnos exclusivamente de una u otra área, ya que nuestra verdadera profesión fue ser militantes del movimiento sindical en México.
Tu venías del Politécnico, yo de la UNAM, ambas casas de estudio eran nuestra fortaleza. Nuestros compañeros primero y nuestros alumnos después, también jugaron un papel fundamental que nos motivó a seguir avanzando. El camino que escogimos nos mostró lo difícil que fue caminar por esas rutas inciertas de la lucha sindical. Fue difícil porque estábamos vigilados por la policía y perseguidos abiertamente por el gobierno y la derecha empresarial recalcitrante. Pero seguimos adelante, acumulando experiencia y hasta valor para defendernos.
Es raro para mí esta conversación en tu sentida ausencia. Podría llenar más de un libro contando las anécdotas y los planes que compartimos por mucho tiempo.
En mi caso, un hecho que después de tantos años, todavía me causa cierta satisfacción, fue cuando nos detuvo la policía entrando al entonces DF. Ya era muy tarde, más o menos las 11 de la noche. Regresábamos de un acto sindical y no pudimos llegar con nuestras familias.
Nos despojaron de nuestros automóviles y nos llevaron a un lugar que no pudimos identificar al momento, pero después de unos minutos supimos que estábamos en los separos. Por la forma acelerada que nos llevaron a la sala de interrogatorios, nos dimos cuenta que no nos iban a tratar con ningún tipo de respeto. La forma de interrogarnos, más que afectarnos, nos causó diversión. Los interrogadores estaban más nerviosos que nosotros dos. Corrimos con suerte, creo que los torturadores no tenían experiencia y se les pudo pasar la mano. Pero de esa aventura también salimos a salvo. Después de varios actos juntos no volvimos a vernos. Pero la hermandad profunda seguía y sigue a flor de piel.
La lucha sigue ¡Viva el sindicalismo revolucionario!¡Viva la amistad y la solidaridad! ¡Viva el Sutin y la solidaridad gremial! ¡Hasta siempre, mi hermano!
Twitter: @AntonioGershens
a historia reciente de Perú se resume en tres elecciones nacionales donde pierde la señora Keiko Fujimori, contra Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski y, finalmente, Pedro Castillo. Tres gobiernos que fueron de mal en peor. Humala, que llegó al poder con el apoyo de las izquierdas, pero al final fue cooptado por la derecha; Kuczynski, el candidato mejor preparado que ha tenido Perú, Vargas Llosa dixit, que era un buen financiero, pero pésimo político y tuvo que renunciar, acosado por la mafia fujimorista, finalmente, Pedro Castillo, sobrevivió un año y medio, envuelto en conjuras, ineptitudes, chantajes, corrupciones y el acoso permanente del Congreso y la derecha que trató de vacarlo.
No obstante, Perú creció en esos años a un ritmo de 5 por ciento, e incluso hace unas semanas lo hacía a 3 por ciento, a pesar de la crisis pandémica. Los peruanos van a su aire, trabajando y sobreviviendo, mientras la clase política en la capital se desgañita, torpedea y traiciona a gusto.
Son muchas las fracturas que tiene Perú: social, racial, cultural, lingüística, económica, geográfica, política y tantas otras. En este espacio nos referiremos a las fracturas políticas de las décadas recientes.
A diferencia de otras latitudes, en Perú no hay un centro político y menosaún candidatos o líderes que lo representen
Perú fragmentado
JorGe DurAnD
y tengan cierta base social. Existe una derecha fraccionada, representada por oligarcas, nuevos ricos, oportunistas e iluminados religiosos. Y una izquierda que va del extremo terrorista, al estilo Sendero Luminoso, a la izquierda popular urbana, campesina y sindicalista; los poderes regionales de signo izquierdista; la izquierda llamada democrática y los llamados caviares, de corte intelectual, profesional y ligados a universidades y a las ONG.
Este fraccionamiento, se concretiza a nivel electoral en una veintena de partidos políticos que deciden la composición del Congreso y un Ejecutivo que llega al poder, en segunda vuelta, sumamente debilitado. Se da el caso que un presidente de derecha, como Kuczynski, es masacrado por la derecha fujimorista y un presidente de izquierda, como Castillo, es torpedeado por el mismo partido que lo llevó al poder e impide una alianza con la izquierda caviar que le podría haber proporcionado técnicos y profesionales en ministerios importantes.
No obstante, éste es un escenario donde se respeta el voto y al ganador, aunque sea por una diferencia mínima, lo que es típico de la segunda vuelta, pero puede pasar cualquier cosa, como que llegue a la presidencia un personaje como Castillo que nunca pensó, ni se imaginó, ni estaba preparado para ser presidente.
Perú se mueve al filo de la navaja, pero prevalece el orden constitucional. Incluso, en momentos muy álgidos, los militares se han quedado expectantes, pero sin intervenir, a pesar de las múltiples llamadas de la derecha para que den un golpe de Estado.
En medio del encono y el caos político operan varios salvavidas señalados por la constitución. Uno de ellos tiene que ver con la estructura presidencial que cuenta con dos vicepresidencias. Tres fusibles que se pueden quemar y al final puede entrar un cuarto o quinto a funcionar con el presidente del Congreso en turno.
La primera vicepresidencia suele ser una mujer, éste sería del caso de Dina Boluarte. En este momento, no hay segunda vicepresidencia, porque se había candidateado a Vladimir Cerrón, un dirigente regional, de orientación chavista y líder del partido que postuló a Castillo, pero que tenía problemas con la justicia por asuntos de corrupción.
El gobierno de Pedro Castillo, cuya única virtud fue haberle ganado las elecciones a la derecha y a Keiko Fujimori, dependía de Perú Libre, partido que lo llevó al poder, controlado por Cerrón y su bancada. Un partido con presencia importante en el Congreso y que anuló las dos primeras votaciones para vacar a Castillo y que podría haberlo salvado de una tercera intentona de vacancia.
Hasta el momento hay muchas hipótesis y teorías sobre las razones que motivaron a Pedro Castillo para dar un autogolpe y disolver el Congreso. No obstante, todos coinciden que esa no fue idea suya y que de alguna manera fue engañado o convencido, lo cual terminó en un suicidio político al violar la Constitución.
En una nación de pobres y donde el voto es obligatorio, por primera vez la gente tuvo un candidato del pueblo en sentido estricto, no figurado, un maestro de primaria de origen campesino y que decía representar sus intereses. Por eso hay un gran malestar en amplios sectores de la población que votaron por él y ahora se manifiestan de manera pacífica y violenta. A estos segundos, la derecha, los tachan de terroristas. Y, en ese juego ha caído Dina Boluarte al sacar al ejército a las calles.
Lo que pone en evidencia otra fractura, la del centralismo capitalino que votó por Keiko y, las provincias con alto componente campesino e indígena y que votaron por Castillo.