La Gualdra 617

Page 1

Cleofas Almanza. Glorieta principal de la Alameda, 1882. Óleo / tela. INBAL-MUNAL. Acervo constitutivo, 1982. De la exposición Poética de la contemplación. “La exposición interpela la versión naturalista de la tierra al contemplar aquellas obras que ejemplifican la minuciosidad con la que José María Velasco y sus condiscípulos de la cátedra de paisaje en la Academia de San Carlos, iniciada por el turinés Eugenio Landesio, retrataron un panorama en ciernes de desarrollo material e industrial. Artistas como Luis Coto, Carlos Rivera y Cleofas Almanza, dieron seguimiento a las amplias perspectivas y paisajes idealizados que abrazaron la visión positivista del México porfiriano”. Ana Leticia Carpizo González

[Más de la exposición Poética de la contemplación. Maestros paisajistas del Museo Nacional de Arte, en esta edición]

SUPLEMENTO CULTURAL NO. 617 /// 15 DE ABRIL DE 2024 /// AÑO 13 DIR. JÁNEA ESTRADA LAZARÍN

617

Editorial

En la portada de este número gualdreño aparece una obra de Cleofas Almanza, de la exposición Poética de la contemplación. Maestros paisajistas del Museo Nacional de Arte que actualmente se exhibe en el antiguo templo de San Agustín en Zacatecas y que fue inaugurada en el marco del Festival Cultural Zacatecas 2024; se trata de Glorieta principal de la Alameda , realizada en 1882.

Cleofas Almanza nació en 1850 en San Luis Potosí, pero vivió en Zacatecas en diferentes momentos; se dice que fue alumno de Fidencio Díaz de la Vega en esta ciudad capital, antes de continuar con sus estudios en la Academia de San Carlos. Díaz de la Vega, de origen veracruzano, llegó a Zacatecas a finales de la década de los 60 del siglo XIX “recomendado por la Academia de San Carlos para impartir la cátedra de dibujo” 1 en el Instituto Literario -que llegaría a dirigir en dos ocasiones y en donde tuvo como alumno a Cleofas-. Fue en la Academia de San Carlos en donde Almanza conoce al artista Manuel Pastrana González y ambos coincidieron ahí con Gonzalo Carrasco -tío abuelo de Emilio Carrasco- y Carlos Rivera; una pieza de este último también participa en la exposición Poética de la contemplación . En la Academia, “fueron alumnos de Rafael Flores, quien impartía la materia de dibujos copiados de la estampa en el día; de Petronilo Monroy en la clase de ornato; de José María Velasco, en la materia de paisaje dibujado; José Salomé Pina les daba la clase de estudios de claroscuro y composición; y de Santiago Rebull”. 2 Cleofas Almanza, sería más tarde profesor en la Normal para Señoritas en Zacatecas junto con Manuel Pastrana (quien llegó a Zacatecas en 1886) y se decantó por el camino del paisaje. En 1890 Pastrana llegó a sustituir a Cleofas en sus clases de dibujo en la normal, pues había decidido regresar en ese momento a San Luis Potosí, su ciudad de origen.

Para 1899, los titulares de la materia de dibujo en la Normal para Señoritas eran Manuel Pastrana, Eusebio Carrillo y Cleofas Almanza (ya reincorporado a la planta docente de la normal), este artista “permanecería 14 años en este Estado, de 1888 a 1902”, de acuerdo a la investigación de José Miguel Falcón Borrego. 3

Los vínculos de Almanza con Zacate -

La Gualdra No. Directorio

cas son muy interesantes porque no sólo trabajó aquí y formó en las aulas a varias generaciones de profesoras, sino que de alguna manera su familia echó raíces en la ciudad capital; Roberto F. Almanza -el querido Lic. Almanza, como fue mejor conocido en el ámbito universitario- fue su sobrino nieto, sólo para dar un ejemplo de lo afirmado.

Durante su estancia en la ciudad, Cleofas Almanza realizó una serie de paisajes inspirados en el entorno urbano en el que vivía. El museo Kaluz de la CDMX, por ejemplo, tiene en su acervo una obra de su autoría realizada en 1890 que nos muestra un paisaje de Zacatecas muy peculiar; se trata de un avistamiento de la ciudad desde la azotea del edificio de lo que hoy conocemos como la Preparatoria I de la Universidad Autónoma de Zacatecas pues se puede ver parte de la arquería del patio central, parte del edificio de la Ciudadela del Arte y, a lo lejos, el antiguo templo de San Agustín, en donde hoy, precisamente, se exhiben dos de sus paisajes.

En páginas centrales de esta edición compartimos una selección de las obras integrantes de esta muestra junto con el texto de sala autoría de la curadora de la exposición, Ana Leticia Carpizo González, con la intención de invitarlo, estimado lector, a visitar durante esta temporada Poética de la contemplación. Maestros paisajistas del Museo Nacional de Arte, en donde además, podrá usted ver dos obras de Francisco Goitia, entre otras piezas de artistas de esa misma época. Que disfrute su lectura.

Jánea Estrada Lazarín lagualdra@hotmail.com

1Juan Manuel Rivera Jiménez, “Instituto Literario del Departamento”, La Jornada Zacatecas , 6 de diciembre de 2023, https:// ljz.mx/06/12/2023/instituto-literario-deldepartamento/ 2Violeta Tavizón Mondragón: “Manuel Pastrana, un pincel privilegiado de la Academia de San Carlos. Acercamiento biográfico y museológico a uno de los exponentes del academicismo romántico mexicano”, pp. 64-66.

3J. M. Falcón Borrego: Manuel Pastrana. Pincel de la Bizarra Capital. Su obra y su época. 1859–1938 , p. 199.

Contenido

El uniforme de las flores* [Fragmentos]

Por Ileana Garma

Poética de la contemplación

Maestros paisajistas del Museo Nacional de Arte [En el antiguo templo de San Agustín] Por Ana Leticia Carpizo González

Un pequeño diccionario de poesía. Lectura a Bonzo, de Luis Alberto Arellano Por Daniel Sibaja

El filósofo y el eclipse Por David Valerio Miranda

“Reflexiones en transcurso: la ciencia ficción y la frontera” Por Elsa Leticia García Argüelles

Perfect Days (Días Perfectos), de Wim Wenders Por Adolfo Núñez J.

Carmen Lira Saade Dir. General

Raymundo Cárdenas Vargas Dir. La Jornada de Zacatecas direccion.zac@infodem.com.mx

Jánea Estrada Lazarín Dir. La Gualdra lagualdra@hotmail.com

Roberto Castruita Diseño Editorial

La Gualdra es una coproducción de Ediciones Culturales y La Jornada Zacatecas. Publicación semanal, distribuída e impresa por Información para la Democracia S.A. de C.V. Prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta publicación, por cualquier medio sin permiso de los editores.

Juan Carlos Villegas Ilustraciones jvampiro71@hotmail.com

2 LA GUALDRA NO. 617 /// 15 DE ABRIL DE 2024 /// AÑO 13
3 6 4 7 5 8

Poesía El uniforme de las flores*

II La episteme de nuestro tiempo tiene que ver con las flores. con los fractales que se abren en primavera. mi madre nunca ha caminado en medio de un campo de hierba alta. en el verano mariposas de colores brillantes se arremolinan detrás de las pantallas. mi madre observa 33 televisores encendidos. patrones y caos de color amarillo y dorado. bosques que se desvanecen si te acercas. pixeles azules. verdes. el color amarillo es el color del miedo. mi madre observa 33 remolinos de mariposas en el departamento de electrónicos. Un campo de pantallas donde la hierba crece alta y salvaje. amarillas. la episteme de nuestro tiempo tiene que ver con una mancha. Pintas delicadas en las alas de las mariposas. los fractales como flores muertas en el rostro de mi madre. yo vi a una mujer mirar 33 televisores encendidos. observaba en ellos el transcurso de su vida.

III

Sueño que mi madre siembra botones negros antes de soltarme de la mano para siempre sueño que danzo cada tarde sobre esa plantación oscura las chicas y yo recogemos todas las palabras de amor que nuestras madres no tuvieron tiempo de regar

IV La danza de mi madre es una lluvia en gama de grises. un ciclón azul marino. ella ha bailado uniformada en todas las fiestas familiares. La danza de mi madre es un tren que pierde rumbo. un tren que atraviesa edificios antiguos. edificios insostenibles. no hay felicidad en sus movimientos. no existen las familias en sus fiestas. asiste uniformada a los bailes del fin del mundo. sus músculos se tensan. su espalda y su cuello se encienden como sirenas. llueve una gama de grises. una gama de odio. su uniforme es un código. un mensaje secreto que activa con los ojos cerrados. con los brazos arropándose a sí misma. como si abrigara los escombros de un niño en medio de un campo de batalla.

V Una chica se duerme con el uniforme puesto cuando despierta ha envejecido

lo único que reconoce frente al espejo es su uniforme impecable

[Fragmentos]

VII Por las noches mi madre desabotona diecisiete botones transparentes se libera del chaleco color marrón el saco color vino un corbatín gastado una falda ajustada mocasines diminutos por las noches mi madre se libera del uniforme y con su pálida desnudez nos enseña el destino blanco de los fantasmas

XIII Pliegues que cuelgan manchas color marrón arrugas como el transcurso de un río caudaloso bultos que duelen si los tocas el uniforme

se pone a mi madre y no le queda

XVII

Mi madre es maravillosa en muchos sentidos en otros me asusta la televisión encendida toda la noche el uniforme de empleada departamental que no se quita desde que yo era una niña y la observaba abriendo a medias la puerta a medianoche

me asusta el cigarrillo que comenzó a fumar desde ese tiempo y que hasta ahora es imposible detener

me asusta que cante comerciales completos mientras se peina frente al refrigerador mi madre es maravillosa en muchos sentidos cuando se corta las uñas es un globo índigo que atraviesa la ciudad de plomo

otras veces

tengo miedo porque no cierra los ojos porque el presidente está dando un discurso y ella no puede cerrar los ojos porque en la secundaria un chico le robó un beso y no existían las tiendas departamentales el plomo la tristeza

*Uniformis, Ileana Garma, Libros del marqués, Ciudad de México, 2023.

15 DE ABRIL DE 2024 3

Poética de la contemplación Maestros paisajistas del Museo Nacional de Arte

[En el antiguo templo de San Agustín]

6

Por Ana Leticia Carpizo González*

La muestra, gestionada por el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura, a través del Museo Nacional de Arte, da cuenta de un recorrido plástico relativo al género de paisaje. La exposición interpela la versión naturalista de la tierra al contemplar aquellas obras que ejemplifican la minuciosidad con la que José María Velasco y sus condiscípulos de la cátedra de paisaje en la Academia de San Carlos, iniciada por el turinés Eugenio Landesio, retrataron un panorama en

ciernes de desarrollo material e industrial. Artistas como Luis Coto, Carlos Rivera y Cleofas Almanza, dieron seguimiento a las amplias perspectivas y paisajes idealizados que abrazaron la visión positivista del México porfiriano. Cabe señalar que el cientificismo heredado de la primera mitad del siglo XIX, siguió su curso en el paisaje académico, al generar ejes transversales con la antropología, botánica, geología y paleontología, que sentaron las bases taxonómicas y documentales de la época. México no resultó ajeno a la respuesta vanguardista del Impresionismo, que orientó sus esfuerzos a

plasmar la luz y las formas en movimiento. El gran espectáculo naturalista dio paso a un cúmulo de pinceladas yuxtapuestas que privilegiaron a la materia y la fortaleza del trazo de ruptura, ganando la partida al trabajo de estudio que enarbolaba la Academia.

La fotografía retoma, fundamentalmente en Francia, la nueva capacidad de capturar un momento basado en el arrastre del obturador en la cámara, que plantea una estela de movimiento y da la sensación de continuidad.

La influencia de Edgar Degas, Claude Monet y George Seurat, dejaron huella en artistas como Joaquín Clausell,

Mateo Herrera, Armando García Núñez, Diego Rivera y Francisco Goitia, dignos representantes de esta revolución en México.

Esta exposición, que reúne 24 piezas fundamentales del acervo del MUNAL, visita Zacatecas en una coordenada inmejorable, de la mano del ya selecto Festival Cultural de la ciudad, para revestir de color y paisajes al antiguo Templo de San Agustín, uno de los más señeros bastiones novohispanos en el Camino Real de Tierra Adentro.

[* Curadora. Texto de sala de la exposición]

LA GUALDRA NO. 617 4 Exposiciones /// Diego Rivera. Después de la tormenta. 1910. Óleo sobre tela. INBAL-MUNAL. Adquisición INBAL, 1935.
Óleo sobre tela. INBAL-MUNAL. Acervo constitutivo, 1982. /// Gerardo Murillo, Dr. Atl. Cascada de lava. ca. 1943. Atl-color sobre tela. INBAL-MUNAL. Acervo constitutivo, 1982.
/// Francisco Goitia. San Juan Ixtayopan. ca. 1946.

Exposiciones

15 DE ABRIL DE 2024 5
/// Joaquín Clausell. El pedregal. 1906. Óleo sobre tela. INBAL-MUNAL. Adquisición INBAL ,1932. /// Luis Coto y Maldonado. Ahuehuetes (Bosque del Colegio Militar de Chapultepec). 1858. Óleo sobre tela. INBAL-MUNAL. Acervo constitutivo, 1982. Adquisición SEP, 1935. /// Salvador Murillo. Paisaje. ca. 1871. Óleo sobre tela. INBAL-MUNAL. Acervo constitutivo, 1982. /// Juan O´Gorman. Recuerdo de los Remedios. Temple sobre masonite. INBAL-MUNAL. Acervo constitutivo, 1982. /// Carlos Rivera. Pórfidos traquíticos del lado occidental del cerro del Tepeyac. 1878. Óleo sobre tela. INBAL-MUNAL. Acervo constitutivo, 1982.

Un pequeño diccionario de poesía. Lectura a Bonzo, de Luis Alberto Arellano Libros

6

Por Daniel Sibaja

[0]

Encontré al Bonzo Arellano † (1976-2016) salpicado entre mis libros, un día de marzo, en medio del desorden. Mi habitación se había desbordado entre mis hojas, las piedras que simulaban ser mis personajes y las cajas vacías del tabaco. Lo recogí desvelado, cuando mis pastillas impidieron multiplicar mis emociones antes de la medianoche. Creí (egoísta) ser un sacerdote de la palabra, pero fui más bien: el responsable de mis acciones retorcidas.

Construí mis anotaciones a través de la simetría, 1) en alguna oscuridad dividida por matices; y 2) en una delgada línea de luz que aún no reconozco. Encontré un reflejo a través del Bonzo (2021) en mi librero, era una lista de instrucciones al interior de un cerdo.

Aparecería: una suerte de convertirme en místico, el adorno, o la glosa, en el epígrafe resuelto a lo largo de la voz de Linh Dinh.

[1]

Comencemos en la Caja negra, donde el desapego del sujeto no se reconoce, sino que se nombra y ese alguien es llamado Nadie: “No escriba su nombre completo a sus espaldas/ es lectura de Nadie”, nos dice Luis Alberto Arellano, en el Efecto nocturno de la hoja. Pero ¿qué es la poesía de las cosas?

Para él: una simple apostilla del sufrimiento, sí, en el hígado multiforme de un libro, o en todo reflejo e índice, “como un pequeño manual de instrucciones”. Ahí estuvo, el texto Celebración en la producción masiva de glosolalias, esa linda forma de nombrar en el paladar unas cuantas notas sobre cómo leer un nuevo y pequeño diccionario de poesía. Me parece muy certero desde aquí revolver mi lenguaje con el suyo, tratando de encontrar al Maitreya, también muy buscado por otros escritores, tal vez, un Severo Sarduy empolvado entre mis valijas, esperando a ser redescubierto, pero (¡por Dios!) ¿quién no ha tratado de ser budista hoy en día?

En ocasiones pienso en la poesía como una religión. A veces la solicitud a estas lecturas llegan en un punto del deseo, hacia la ficción; así lo propone el poema Tipos duros y su puntualidad: “Cada evento tiene su lenguaje”, y en ese mismo dilema, uno pierde. Leer Arenas movedizas y la palabra ángel, es quizá configurar aquella imagen del feto, como si la vida fuese en realidad un juego de azar, o de presagios. Arellano nos habla desde su doblez y el cuerpo enfermo de nuestros padres en la blancura; nos refleja, en el rezo de nuestra madre en voz baja, y nos muestra lo prohibido en todo lo que comemos un viernes, o desde aquella repetición de Cristo sobre nuestras heridas.

Podemos cuestionar acaso: ¿el verso tiene hoy menos importancia? Proliferamos el deporte de movernos como un regalo de endorfinas, incluso necesitamos de esos finos impulsos de dopamina por la mañana, sólo para moralizarnos en el sano juicio de los desayunos. El pequeño Bonzo Arellano nos habla en Combustión espontánea sobre esa pluralidad y el tiempo, un lenguaje que abusa del new age en un estiramiento de Hatta Yoga. En la digresión y en la carencia, aprendo: el desorden es un orden comedido entre los objetos personales. “Me prohiben usar mi propio nombre”, me recuerda, que yo (precisamente) también lo he deseado.

En otro concepto, el poema Nubes violeta a ras de piso, nos vuelve a dar instrucciones de uso: “qué lengua habla el delator”, en el armado de los cuerpos, o en el primer relato heroico de Odiseo, desde aquel momento, leemos poesía ¿por placer o por redención?

Repetiríamos, tal vez, la palabra miedo para

averiguarlo. Por último y antes de salir de esta sombra, en La máquina de matar el tiempo hay un poema tímido sobre la reencarnación y la ascendencia, o quizá, sobre cómo encontrarse nuevamente en algún rincón de la ciudad.

[2]

Temblé por la tarde, a mediodía, un día de abril. Me sentí igual a nada. Por ello. Ahora: encontremos esa luz en un Tiro de gracia, entre este rencor, este odio por la bruma: “el cielo devastado que se anuncia azul” es un color tan triste, quizá nos vamos mostrando durante la lectura ese mismo equilibrio encontrado por Buda, “porque de nada sirve pensarlo en voz alta”, y ese animal tan primitivo que llevamos dentro sólo recae en el absurdo sentido del ser.

¿Hace cuánto usted no siente esa luz? En Happy Birthday NN, nos encontramos este pa-

radigma entre lo sólido y el aire a nuestro alrededor, porque la cuenta de los números, entre los meses, los eclipses y la onomástica: “A todos nos pasa una vez al año”. Pero volviendo a las instrucciones, en Malas palabras nos ponemos frente a ese Yo disperso, el mismo Bonzo Arellano se nombra, y es un zombie. Y en ese mismo juego, entre la (des) personificación o la llama se asoma: “...todo el daño colateral en vasos de plástico rosa”. Una vez más nos involucramos en el orden de las cosas en el poema de Caja de texto, pero en esta ocasión lo que acomodamos no es sólo un sitio, sino el cuerpo. Pero ¿qué es el espíritu en un cuerpo? Su respuesta es: “...el ausente sonido de la respiración”. Esto nos lleva al interior de uno, en ese espejo con arañazos, así como en Blackwater, donde leemos los matices de los sueños y la glosolalia, lo que resulta en algo más que un cúmulo de anotaciones, pues “soñamos [¿siempre?] en idiomas extranjeros”, y al final de la lectura, ¿a quién esperamos?, sí, dentro de la búsqueda de un vocabulario, ¿qué puede ser visto más allá de una religión personal en un sencillo diccionario de poesía? Terminé de oírlo acabada la noche, con un maravilloso poema en prosa llamado Dactilograma, donde la respiración está ausente de cualquier signo en comas o puntos, y nos ponen junto a un gran árbol: “Hay videos que enseñan a meditar en seis idiomas”, y el cuerpo se vuelve un estorbo, pues pareciera que el ejercicio de cerrar los ojos es cada vez más lejano a la rueda de las reencarnaciones. Resistir. Olvidarnos de la deficiencia de la vista. Sí. Intentarlo. Quizá sólo eso baste. Respirar.

[*]

Leí el libro de Bonzo (2021) como un pequeño diorama en el bello arte de la edición independiente de Palíndroma en su colección

AIBOFOBIA, coordinado por Tadeus Argüello, seis años después de su reimpresión, puesto que la primera ocasión que se miró publicado fue en Ecuador (en 2018). Luis Alberto Arellano es quizá una de esas pocas voces de la poesía mexicana que se quedarán en el juego ambiguo de autores de culto, por su prolífica partida y una voz enigmática. Lo es. Lo conocí hace unos años, cuando miré Los Inadaptados #17 en Youtube y creí que la poesía mística había cambiado de rumbo. Invito a sentir ese mismo deseo por acercarnos a su obra, ya que, en el dilema de las lecturas inmediatas, recordar unas simples instrucciones para meditar, ya sea en un video de 15 segundos o en un poema, quizá el Bonzo Arellano pueda darnos ese equilibro en un tiro de gracia. Que así siempre sea. Será

* Mérida, Yucatán, 1997.

LA GUALDRA NO. 617 6

El filósofo y el eclipse

El eclipse solar que se suscitó el pasado 8 de abril fue un evento natural que alcanzó escalas mediáticas nacionales e internacionales. El hecho de que en nuestro país no se hubiera visto un fenómeno similar desde hace poco más de treinta años incentivó la curiosidad, la cobertura y hasta el júbilo por la admiración de esta manifestación natural. La cobertura por medio de las redes sociales también fue inédita y a la vez permitió constatar cómo se vivió en los diferentes lugares que se pudo apreciar; flujo de información que enriqueció más el ambiente para los amantes de la astronomía, como para los curiosos y las personas comunes que decidieron darse el tiempo para disfrutar del espectacular hecho histórico, en algunos casos hubo quienes hasta se tomaron el día del trabajo y de las escuelas.

La experiencia se percibió de diferentes maneras aun con la cercanía geográfica de algunos lugares, por ejemplo, no fue lo mismo como lo apreciamos aquí en Zacatecas que como se vivió en Durango,

donde la gente concentrada en el centro histórico gritó en conjunto jubilosa por la admiración y emoción de presenciar el clímax del fenómeno; o en Mazatlán, Sinaloa, donde la belleza de la penumbra inundó la playa oscureciendo en su totalidad el día, ofreciendo así un maravilloso e inigualable espectáculo.

Todo esto me hizo recordar un vínculo, que pareciera inexistente, entre la filo-

sofía y los eclipses en general. Heródoto de Halicarnaso (484 a. C.- 425 a. C) considerado el primer historiador o el padre de la historia en su obra Los nueve libros de Historia, en el libro primero, párrafo LXXIV, habla sobre la guerra entre dos pueblos griegos, los lidios y los medos, y de las diferentes batallas que se dieron refiriendo una en particular cuando “en el año sexto de la guerra en que ambas naciones pro-

“Reflexiones en transcurso: la ciencia ficción y la frontera”

La narrativa corta de ciencia ficción, abre lecturas del espacio fronterizo, como un sitio liminal que desestructura realidades pensadas o imaginadas, y a su vez, expande mundos posibles para cruzar los límites, más allá de la vigilancia. En la introducción del libro, “La ciencia ficción y la frontera. El futuro por narrar”, Trujillo entrelaza a otros autores de este subgénero en territorio fronterizo:

En julio de 1988, en el transcurso del Encuentro de Literatura de las Fronteras, en el Centro Cultural Tijuana, Sergio Gómez Montero señala que la frontera es un “lugar de encuentros y desencuentros; de manifestación de tendencias vanguardistas… un verdadero laboratorio (donde) la literatura se recicla de manera incesante”. Allí mismo, Jesús Guerra presenta su ponencia “La narrativa del futuro y las fronteras”, donde expone la situación de la ciencia ficción en nuestro país. Tanto a nivel nacional y regional. […] Guerra invita a ver la ciencia ficción como una ventana de posibilidades creativas antes que como simple entretenimiento, y le atribuye contar con la capacidad de llevar a cabo: “Una crítica incisiva, hecha con la mayor objetividad, sobre los temas más diversos:

la religión, la política, las costumbres, los prejuicios. La ciencia ficción no consiste sólo de viajes en el tiempo y/o espacio. Utiliza la ciencia, sus descubrimientos y avances, y los aplica al factor humano, a la situación humana. (Trujillo, 2014: 11-12)

La mirada del futuro en la ciencia ficción conduce a otras épocas en tiempo y espacios distantes; la imaginación crea conexiones entre la ciencia y las humanidades, entre la utopía y la distopía. El tiempo es el asunto crucial, pero sin duda, el espacio condiciona toda experiencia. El discurso literario de la ciencia ficción es una especie de eco en el tiempo/espacio, es decir, tiene una producción imaginativa en el presente que puede expresarse con ironía, horror, deslumbramiento, e incertidumbre; usa herramientas conceptuales y creativas relacionadas con la tecnología, mismo que irradia un problema ético vivo en el presente. Los temas recorridos son los viajes al universo y otros mundos, seres de otros planetas, el final de la especie humana, todo lo anterior echando mano de los usos de la tecnología y creando híbridos con la especie humana como los cyborgs, además de la relación con el planeta y otros seres vivos, repensando asuntos relacionados con la ecología y la biopolítica. La ciencia ficción fronteriza es un subgénero que toma fuerza en todas las proyecciones de lo humano.

El caos se expande por el universo entre lo vivo y lo humano para reconsiderar la ontología del ser y las formas de imaginar. El futuro, como si fuera un personaje, es postergación arraigada a un presente que se abre hacia realidades cuánticas. El autor/a aluden al poder y al logos del conocimiento para posicionarse de un modo visionario: hiperbolizan relaciones, conceptos, espacios, y sentidos que provocan un eco del presente hacia el futuro; creando un bucle de tiempo/espacio en un lapso de un año, una hora, un segundo, un instante más allá:

seguían con igual suceso, en medio de la batalla misma se les convirtió el día repentinamente en noche; mutación que Tales de Mileto había predicho a los jonios, fijando el término de ella [la guerra], en aquel mismo año que sucedió”.

Heródoto refiere una de las predicciones más antiguas sobre un eclipse en la historia occidental, cálculo que fue hecho por el que también se considera el primer filósofo o el padre de la filosofía: Tales de Mileto (624 a.- 546 a. C). En los antiguos filósofos la capacidad de admiración era fundamental para la búsqueda de la sabiduría, su curiosidad era tan vívida que desarrollaron diferentes campos del saber como la astronomía, las matemáticas, la biología, por mencionar algunos. En el contexto capitalista moderno actual la capacidad de asombro parece mermar y cubrirse mediante el velo de la ignorancia o la indiferencia, no obstante, la congregación ante el eclipse de este año y esta anécdota nos invitan a reivindicar dicha capacidad de asombro tan propia del ser humano como la que tuvo el filósofo Tales de Mileto y su predicción del eclipse.

Twitter: @ValerioMirand

Una dimensión profética y visionaria es necesaria a fin de garantizar una aproximación positiva al presente, como trampolín de lanzamiento para convertir en sostenibles las transformaciones cualitativas de la negatividad y de la injusticia del presente. El futuro es apertura virtual de la positividad del presente, esto merece nuestros esfuerzos y nuestras obligaciones hacia las generaciones por venir. (Braidotti, 2015: 228)

La existencia de mundos posibles, en términos literarios, adquiere una connotación creativa y vivencial; se inventa una realidad donde debemos “elegir”, entre un lado y otro, dónde y cómo sobrevivir, de qué lado vivir. Elegir esos futuros para trazar líneas de fuga en los universos literarios, plenos de tiempos, espacios atravesados. Los sueños o las pesadillas pueden ser de distinta índole, pero el autor de ciencia ficción fronteriza aventura fuertes críticas a la vigilancia, y emprende, desde las subjetividades nómadas, rutas que cuestionan la situación migrante más allá de mallas, alambradas, y bardas: “Debemos recurrir a la afectividad, la memoria y a la imaginación para realizar la tarea crucial de inventar nuevas figuraciones y nuevas representaciones de lo sujetos complejos en que nos hemos convertido” (Braidotti, 2015: 229).

BRAIDOTTI, Rosi. Lo Posthumano. México, Gedisa, 2015.

TRUJILLO, Muñoz, Gabriel (Compilador). Cuentos de ciencia ficción de la frontera Méxicoestados Unidos. México, New Borders/Nuevas fronteras, Universidad of Colorado Spring, Universidad Autónoma de Baja California, Editorial Artificios, 2014.

15 DE ABRIL DE 2024 7
Filosofía Literatura
/// Imagen NASA y E. Wallis (busto de Tales de Mileto).

Perfect Days (Días Perfectos), de Wim Wenders

6 Por Adolfo Núñez J.

Hirayama (Koji Yakusho) es un hombre de mediana edad quien trabaja en una empresa que se dedica a la limpieza de los baños públicos en Tokio; él vive en un pequeño departamento, un lugar sereno y apacible. Cada mañana, Hirayama sigue una serie de pasos, parte de una rutina cotidiana y precisa. Empieza rociando con agua las plantas que tiene a un lado de su habitación, para después ocuparse de su higiene personal y posteriormente ponerse su uniforme de trabajo.

Luego de tomar una cámara de fotografía análoga, sus llaves, y de sacar una lata de bebidas de una máquina que se encuentra al exterior de su casa, se sube a la camioneta del trabajo y pone un cassette de rock clásico. Entre su música predilecta se incluyen temas de Van Morrison, The Animals, Otis Redding, The Kinks, Nina Simone, Velvet Underground, Patti Smith y Lou Reed.

En su trabajo, Hirayama es igual de riguroso y metódico. Dentro de sus breves descansos, se detiene en un parque donde toma fotos a las sombras que proyectan las hojas de los árboles. Una vez terminada su jornada de trabajo, va a un sitio de baños públicos a ducharse y después a su local de comida favorito. Antes de dormir, lee un libro hasta que el cansancio lo invade. A la mañana siguiente, la misma rutina se repite.

Después de haber dirigido algunas de las películas más memorables y emblemáticas del cine, como Paris, Texas (1984), Wings of desire (1897) The american friend (1977) y Alice in the cities (1974), parecía justo suponer que el cineasta Wim Wenders no tenía mucho más que demostrar. Perfect days (2023) es, de manera silenciosa y modesta, otro gran trabajo del realizador alemán.

Se trata de una película que, sin una estructura narrativa en el sentido tradicional, logra resonar en la audiencia, gracias a su atención al detalle al momento de retratar el movimiento de lo cotidiano. Aquí no existe como tal un conflicto, no hay un gran dilema por resolver, es más una suerte de poema audiovisual centrado en pequeñas rutinas donde se puede apreciar la belleza dentro de lo mundano.

En esa tonalidad, la película de Wenders encuentra claros paralelismos con dos referentes en el cine: por un lado, la obra fílmica del legendario Yasujiro Ozu y, por el otro, el estilo minimalista de Jim Jarmusch, más en concreto con lo propuesto en la maravillosa Paterson (2016), sobre un chófer de autobús amante de la poesía, interpretado por Adam Driver. Casi como si se tratara de un poema zen, el filme avanza de manera meditativa y reposada, sin caer en ningún momento en los excesos y lentitudes del cine contemplativo.

Dentro de sus pequeños e irrepetibles momentos, lo que se mantiene como un misterio a lo largo de toda la película es el propio protagonista, como si fuera una reinterpretación de Travis, el personaje principal en Paris, Texas. Hay

diferentes pistas sobre el pasado de Hirayama, pero no hay claridad respecto a la persona que alguna vez fue.

En ese sentido, el filme es un retrato de un hombre que decide alejarse, por convicción

propia, de los excesos del mundo moderno, confrontándolos con serenidad, calma y reconociéndose de manera individual en el proceso. Si hay cosas en la vida que no se pueden cambiar ni controlar, Perfect days es una historia sobre

encontrar la paz para poder aceptarlas y vivir de manera digna. Así como Hirayama, quien, lejos de vivir insatisfecho o resignado, siempre se mueve hacia adelante con una profunda expectativa de ver qué le depara el futuro.

LA GUALDRA NO. 617 /// 15 DE ABRIL DE 2024 8
Cine
/// Actor y director de Perfect days.
Issuu converts static files into: digital portfolios, online yearbooks, online catalogs, digital photo albums and more. Sign up and create your flipbook.